II
DISCURSO DE HERMES A ASCLEPIO
1 ¿No es verdad, Asclepio, que todo lo que se mueve se mueve en algo y es movido por algo? – Ciertamente. – Y ¿no es necesario que aquello en lo que se mueve el móvil sea más grande [que él]? – Es necesario. – El motor, a lo que parece, ¿no es más poderoso que el móvil? – Más fuerte, en efecto. – Y aquello en lo que el móvil se mueve, ¿no es necesariamente de naturaleza opuesta a la del móvil? – Sí, sin duda.  

2 Veamos ahora: ¿no es tan grande el cosmos que ningún cuerpo lo supera en magnitud? – Estoy de acuerdo. – ¿Y es compacto? Porque está lleno de muchos otros grandes cuerpos, o, más exactamente, de todos los cuerpos que existen. – Así es. – Pero, ¿el cosmos es efectivamente un cuerpo? – Es un cuerpo. – ¿Y un cuerpo que es movido? 3 – Seguro. – ¿Cómo es de grande pues el lugar en donde el cosmos es movido, y de qué naturaleza? ¿No debe ser mucho más grande para ser capaz de contener el movimiento continuo del cosmos y este no sea comprimido por la estrechez del lugar y no detenga así su movimiento? – Debe ser algo inmenso, oh Trismegisto. 4 – Pero ¿de qué naturaleza será ese lugar? De naturaleza opuesta, ¿no es así, Asclepio? Pues bien, la naturaleza opuesta al cuerpo es lo incorpóreo. – Convengo en ello. – El lugar será pues incorpóreo. – Convengo en ello. – Pero lo incorpóreo es algo divino o bien es Dios. (Por "algo divino" entiendo en este momento, no lo que es engendrado, sino lo no engendrado.) 5 Si por lo tanto lo incorpóreo es algo divino, es de la naturaleza de la esencia; y si es Dios, deviene incluso sin esencia. Además es inteligible, de la siguiente manera: Dios es para nosotros el primer objeto del pensamiento, aunque no sea objeto de pensamiento para él mismo (pues el objeto del pensamiento cae bajo el sentido de aquél que lo piensa. A causa de ello, Dios no es objeto de pensamiento para él mismo: porque no es una cosa diferente del objeto pensado, de modo que se piensa a sí mismo. 6 Para nosotros por el contrario, Dios es algo diferente y es por ello que es para nosotros objeto de pensamiento). Ahora bien, si el lugar es objeto de pensamiento, no lo es en tanto que Dios, sino en tanto que lugar. E incluso si se le toma como Dios, no es en tanto que lugar, sino en tanto que energía capaz de contener todas las cosas. Todo móvil es movido no en algo que se mueve, sino en algo que está en reposo: y el motor está también en reposo, pues le es imposible ser movido conjuntamente con lo que él mueve.  

– ¿Cómo entonces, oh Trismegisto, las cosas de aquí abajo son movidas con las cosas que las mueven? Te he oído decir en efecto que las esferas de los planetas son movidas por la esfera de las [estrellas] fijas. – No se trata ahí, Asclepio, de un movimiento solidario, sino de un movimiento opuesto: pues esas esferas no son movidas con un movimiento uniforme, sino por movimientos contrarios uno al otro, y esta oposición implica un punto de equilibrio para el movimiento: 7 pues la resistencia es detención del movimiento. Así pues siendo movidas las esferas de los planetas, en sentido contrario a la esfera de las [estrellas] fijas,28 + .... +.Y ello no puede ser de otra manera. Así, por ejemplo estas dos Osas que, como ves, ni se levantan ni se ponen, y que siempre giran alrededor del mismo centro,29 ¿piensas que están en movimiento o en reposo? – Son movidas, oh Trismegisto. – ¿Con qué movimiento, Asclepio? – Con el movimiento que consiste en girar siempre alrededor de los mismos centros. – Sí, y el movimiento circular no es otro que un desplazamiento alrededor del mismo punto firmemente contenido por la inmovilidad. En efecto, el movimiento "alrededor del mismo punto" excluye la desviación. De ahí viene que el movimiento en sentido contrario se detenga en un punto fijo, porque el movimiento opuesto lo hace estacionario. 8 Te daré un ejemplo perceptible en la tierra a simple vista. Mira a los vivientes perecederos cuando nadan, por ejemplo al hombre. El agua es arrastrada por su corriente: pero la resistencia de los pies y de las manos deviene para el hombre estabilidad, de manera que no es arrastrado con el agua. – Este ejemplo es totalmente claro, oh Trismegisto.  

– Luego todo movimiento es movido en una inmovilidad y por una inmovilidad.30 Así pues el movimiento del cosmos31 y de todo viviente material no procede de causas exteriores al cuerpo, sino de causas interiores, que actúan de adentro hacia afuera, es decir de inteligibles, sean éstos el alma, el soplo vital o algún otro incorpóreo. Pues un cuerpo no puede mover a un cuerpo animado ni, de manera general, a ninguna clase de cuerpo, incluso si el cuerpo movido es inanimado. 9 – ¿Cómo dices esto, oh Trismegisto? Entonces, los trozos de madera, las piedras y todas las otras cosas inanimadas, ¿no son cuerpos quienes las mueven? – De ninguna manera, Asclepio. Pues es lo que se halla dentro del cuerpo motor de la cosa inanimada, y no ese cuerpo mismo, quien mueve a la vez ambos cuerpos: el del que lleva y el de lo que es llevado. Por ello es por lo que un inanimado no puede mover a un inanimado. Ya ves pues la carga extrema del alma ya que, ella sola, tiene que llevar dos cuerpos. Que también los objetos móviles son movidos, en alguna cosa y por alguna cosa, es evidente. 10 – ¿Y es en el vacío que los objetos móviles deben ser movidos, oh Trismegisto? – Refrena tu lengua, Asclepio. Absolutamente ninguno de los seres que son está vacío, en razón misma de su realidad: pues el ser que es no podría ser un ser que es si no estuviera lleno de realidad: ahora bien, lo que es real no puede nunca devenir vacío. – Pero ¿no hay pues algunos objetos vacíos, Trismegisto, como una jarra, un frasco, un barril y todos los demás objetos parecidos? – ¡Qué inmenso error, Asclepio, considerar vacío a lo que está más bien absolutamente completo y lleno!.  

11 ¿Qué dices, oh Trismegisto? – ¿No es un cuerpo el aire? – Sí, desde luego. – Dicho cuerpo ¿no penetra a través de todos los seres y los llena a todos mediante su desarrollo? ¿No está constituido todo cuerpo por la mezcla de los cuatro Elementos? Todas esas cosas que, tú, llamas vacías, están pues colmadas de aire: si están llenas de aire, lo están también de los cuatro cuerpos elementales, y henos aquí claramente conducidos a lo contrario de lo que decías: pues las cosas que, tú, consideras llenas, están todas vacías de aire, porque el sitio de este se encuentra ocupado por otros elementos de manera que ya no tienen lugar alguno para el aire. Así pues, esas cosas que tú dices que están vacías, hay que llamarlas huecas y no vacías: por el hecho mismo de su realidad, están llenas de aire y de soplo vital. 12 – Este razonamiento es irrefutable, oh Trismegisto. El lugar pues en el cual se mueve el universo, ¿qué diremos que es? – Un incorporal, Asclepio. – Pero el incorporal, ¿qué es? – Un Intelecto, que por completo se contiene enteramente a si mismo, libre de todo cuerpo, inerrante, impasible, intangible, inmutable en su propia estabilidad, conteniendo todos los seres y preservándolo todo, y del que son como rayos el bien, la verdad, el arquetipo del espíritu, el arquetipo del alma. – Pero, entonces, ¿qué es Dios? – Aquel que no es absolutamente ninguna de estas cosas, pero que por otra parte, es para estas cosas la causa de su existencia, para todas ellas, y para cada uno de los seres en particular. 13 Pues no ha dejado lugar alguno para no ser,32 y todas las cosas que existen vienen al ser a partir de cosas que existen y no a partir de cosas que no existen: porque las cosas inexistentes no tienen una naturaleza que les permita llegar a ser, sino que su naturaleza es tal que no pueden devenir alguna cosa, y a la inversa la naturaleza de las cosas que son no les permite no ser. 14 – ¿Qué es lo que quieres decir pues con "no ser más un día"?33 – Dios, pues, no es el intelecto, sino causa de que el intelecto exista; no es aliento, sino causa de que exista el aliento, y no es luz, sino causa de que la luz exista. De manera que bajo dos nombres hay que adorar a Dios, pues sólo le pertenecen a él, y a ningún otro. Ya que ninguno de los demás seres llamados dioses, ni los hombres, ni los espíritus, pueden, incluso en cualquier grado que fuere, ser buenos, salvo Dios solo. Y él es eso solamente y ninguna otra cosa. Todos los demás seres son incapaces de contener la naturaleza del Bien: pues son cuerpo y alma, y no tienen lugar que pueda contener el Bien. 15 Porque la amplitud del Bien es tan grande como la realidad de todos los seres, de los corpóreos y de los incorpóreos, de los sensibles y de los inteligibles. He ahí lo que es el Bien, he ahí lo que es Dios. Por lo tanto no vayas a llamar buena a ninguna otra cosa, pues es una impiedad, ni vayas nunca a dar a Dios cualquier otro nombre que no sea sólo el de Bien, pues eso también es una impiedad. 16 Cierto, todos pronuncian la palabra "Bien", pero no todos perciben lo que éste puede ser. Por ello es que tampoco todos perciben lo que es Dios, pero, por ignorancia, se llama buenos a los dioses y a algunos hombres, cuando sin embargo no pueden nunca serlo ni llegar a serlo: pues el Bien es lo que menos se puede sustraer a Dios, es inseparable de Dios, puesto que es Dios mismo. Se honra con el nombre de Dios a todos los demás dioses inmortales: pero Dios, él, es el Bien, no por una denominación honorífica, sino por naturaleza. Porque la naturaleza de Dios no es sino una cosa: el Bien, y ambos juntos no constituyen sino una sola y única especie, de la que salen todas las especies. Pues el ser bueno es aquél que da todo y no recibe nada. Pues bien, Dios da todo y no recibe nada. Dios es pues el Bien, y el Bien es Dios.  

17 La otra denominación de Dios es la de Padre, a causa de su virtud de crear todas las cosas: pues es al padre a quien pertenece el crear. La gente sabia considera la procreación de los hijos como la función más importante y santa de la vida. Por ello el hecho de que un hombre la abandone sin un hijo es tenido por el más grande infortunio y el mayor de los pecados: y un hombre así es castigado por los espíritus después de la muerte. Y he aquí cuál es el castigo: el alma del hombre que muere sin hijos está condenada a entrar en el cuerpo de un ser que no tiene ni la naturaleza de un hombre ni la de una mujer, lo cual es objeto de execración por parte del sol.34 Por ello, Asclepio, guárdate de felicitar al hombre que se encuentra sin hijo: por el contrario, ten piedad de su desgracia, pues conoces qué castigo le espera. Pero ya esto es suficiente, Asclepio, en tanto que conocimiento preliminar de la naturaleza de todas las cosas. 

 
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NOTAS 
28 "Ahora sabes que el Universo se compone de nueve círculos, o más bien Esferas, todas unidas entre sí, una de las cuales es celestial, y la más lejana, que abarca a todas las demás, la Deidad suprema que conserva y gobierna a las otras. En esta esfera se realizan las revoluciones eternas de las Estrellas, y a ella están sometidas las siete esferas que giran hacia atrás con un movimiento contrario al de la Esfera Celeste". El Sueño de Escipión. Edición castellana en Edaf, Madrid 1984. 
29 Ver Estobeo VI, 13 a 15. 
30  Ver  X, 11. 
31 "mundo" en la versión de Festugière.
32  No se refiere al No Ser en el sentido más alto sino a la simple negación de lo que es, o sea del ser, en cuanto se piensa que existe algo asimilado a la nada, tomada ésta como concepto absoluto de negación o inexistencia de alguna cosa. 
33 En este párrafo el texto está corrompido. Ver nota 19 de la traducción de Festugière.
34 Se subraya que en esta Enseñanza al aprendiz se le indica no ha de ser célibe. 
 
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