RENE GUENON
CARTAS A VASILE LOVINESCU (4)
El
Cairo, 25 de noviembre de 1935.
Estimado señor,
Gracias por su envío
que he recibido anteayer, y que ha debido de cruzarse con una respuesta
a su carta anterior. – Este nuevo estudio, que acabo de leer atentamente,
es verdaderamente muy interesante y da ciertamente, acerca de los puntos
importantes, mucha más precisión y peso a lo que había
enviado usted anteriormente. Espero pues que sea posible publicarlo íntegramente
todo, sólo que, como fácilmente comprenderá, ya no
será posible hacerlo en 2 veces, sino solamente en 3 por lo menos,
tal vez incluso en 4; pero al fin y al cabo esto tiene poca importancia,
lo esencial es que pueda aparecer el estudio entero. He escrito enseguida
a Clav. acerca de este tema a fin de que pueda entenderse con Chac., pues
naturalmente es más fácil hacerlo hablando que por carta;
he de decirle que estamos obligados a tomar siempre ciertas precauciones
para llevar a Chac. a que haga las cosas como las queremos, aunque en cualquier
caso esto es ahora algo más fácil que lo era hace algunos
años, al comienzo de la nueva orientación del Voile.
En fin, se necesita ahí toda una "diplomacia", y felizmente a Clav.
le parece bien encargarse de servir de intermediario para todo ello; él
es también quien se encargará de intercalar los pasajes de
la 1ª parte tal como usted pide, lo que por otra parte no me parece
difícil, y también de corregir las pruebas como hace con
mis artículos. Aquello en lo que temo alguna resistencia por parte
de Chac. es en la publicación de las fotografías, por los
gastos suplementarios que acarrearán; no obstante, pienso como usted
que serían necesarias; he hablado pues igualmente de ello a Clav.
para que prepare las cosas desde ahora, y espero que esto podrá
arreglarse… En cuanto a la tirada aparte, si usted paga el papel, no creo
que haya dificultad; le tendré al corriente, o bien Clav. le escribirá
él mismo. – Si entiendo bien, el título "La Dacia hiperbórea"
deberá ser ahora el de la totalidad de su estudio; ¿es exacto?
– Aparte de los clichés para la reproducción de las fotografías,
naturalmente harán falta también para el mapa que aparece
en su texto, así como para los signos de la inscripción dacia.
Lo que resultará un poco más complicado de arreglar, son
los otros signos que, algo antes que estos (categoría B de las monedas),
se hallan dispersos en el texto mismo; tal vez esto obligue a reunirlos
en un cuadro con unas indicaciones, pues es dudoso que el impresor consienta
en hacer unos tipos especiales para ellos. – A propósito de estos
signos dacios, hay (aparte de la presencia del triple recinto que es muy
notable) algo verdaderamente curioso con respecto a esa forma especial
de swástica sobre la que usted llama la atención: hace algunos
días encontré en una obra que me habían enviado, una
figura exactamente semejante (salvo que el sentido de rotación es
el contrario) que procede… ¡de los indios de América del Norte!
Como tengo también otras figuras de formación similar pero
de distinta procedencia, quizá haga una nota, una vez aparecido
su estudio, para señalar estas "coincidencias" realmente sorprendentes…
Otra cosa: hay algunas
palabras griegas y latinas que no llego a leer con exactitud; pienso que
podrán hacerlo en París con la ayuda de un diccionario (yo
no tengo ninguno aquí), pero, si quedaran algunos casos dudosos,
les pediré que se los señalen a fin de evitar cuanto sea
posible molestas faltas de impresión. Mientras tanto, he aquí
las principales cosas que he anotado al respecto: en la expresión
griega que designa al Polo, … Ouranou,
¿cuál es la 1ª palabra? – Pienso que el nombre griego
de la Luna se escribe Selhnh y no Selenh (cosa que por lo
demás no cambia la pronunciación); ¿querría
verificarlo? – Una de las antiguas designaciones del Cielo entre los romanos
¿era ciertamente "Duonus Cerus"? – No leo bien el nombre del héroe
que roba el caballo del Voivoda: ¿es "Corbea"? – Está también
el nombre del "país del verano" citado por Henri Martin, que no
llego a descifrar… – Otra observación aún: cita usted en
una nota un pasaje de A la sombra de los monasterios tibetanos de
M.-Riv.; habiéndose vuelto éste contra nosotros de la manera
más miserable y ya que se ha convertido en uno de nuestros enemigos
más encarnizados, quizá no sea muy oportuno mencionarlo,
tanto más cuanto que él mismo ha renegado absolutamente de
todo lo que escribió sobre Oriente; además, el libro en cuestión
no está hecho más que de "plagios" tomados de todas partes
y arreglados de una forma más bien fantasiosa, de modo que no es
ciertamente una "fuente" sobre la que alguien pudiera apoyarse; teniendo
esto en cuenta, ¿ve algún inconveniente en suprimir esa nota?
Ahora que creo que
no he olvidado ninguna de estas observaciones, y ya que me pide le diga
lo que pienso de todo ello, la naturaleza hiperbórea de la tradición
rumana o dacia no me parece dudosa, y explica ciertamente muchas cosas
enigmáticas en lo que concierne a Orfeo, Zalmoxis, etc.; incluso
no veo cómo podrían comprenderse de otra manera todos los
pasajes de los autores antiguos que usted cita. – Otra cosa que también
parece muy importante es lo concerniente al Cáucaso y sus diferentes
"localizaciones"; ello permitiría justificar una asimilación
relacionada con las tradiciones árabes (Qâf = Qâfqasiyah)
que, hasta ahora, me había parecido un poco dudosa, pero que, después
de esto, podría muy bien descansar pese a todo en algo real. – Hay
en todo ello muchos indicios de una de las etapas del "Centro", en una
época que sin duda sería muy difícil determinar exactamente;
en relación con esto, ¿podría decirme cuál
es la latitud de la región de que se trata, y también cuáles
son las duraciones respectivas del día y la noche en los solsticios
de verano e invierno? Por otra parte, ¿a qué regiones llevaría
la dirección del "surco de Novac" si se la prolongara por el lado
de Oriente hasta Asia Central? No tengo aquí un mapa que me permita
darme cuenta de esto; y puede tener importancia para determinar la sucesión
de las diferentes etapas. – Parece que la llegada de los celtas a la Galia
haya sido a fin de cuentas bastante reciente, tal vez incluso solamente
hacia el siglo VI antes de la era cristiana; podría muy bien ocurrir
que hubieran llegado allí no desde el Norte, sino desde el Este
de Europa, de la región danubiana (quizá con algunas estaciones
intermedias); y, en Galia, ha debido operarse una unión con otros
pueblos que estaban establecidos allí anteriormente y cuya tradición
no era hiperbórea sino atlante; si esto es así, la tradición
dacia representaría en todo caso una continuación de la tradición
hiperbórea bajo una forma mucho más pura que entre los celtas.
Naturalmente la unión en ciertos puntos con la tradición
atlante tenía también su razón de ser, pero esta es
una cuestión completamente independiente de la otra… – Una idea
que se me ocurre en este momento: ¿es posible que haya una relación
entre el nombre mismo de Orfeo y el de los montes Rifeos? Me pregunto también,
a este respecto, cuál es la procedencia del nombre de ese "Rifeo"
que Dante sitúa en el cielo de Júpiter y del cual dice que
es troyano (Paradiso, XX, 68); ese nombre, ¿se encuentra
en alguna parte en Homero o Virgilio? – He de señalarle aún
otro punto, que concierne a los pelasgos: algunos, como Fabre d'Olivet,
creo, y en cualquier caso St. Yves d'Alveydre, los consideran pueblos de
raza negra que habrían ocupado Europa antes de la llegada de los
escitas hiperbóreos, y que éstos habrían hecho retroceder
al descender del Norte; pero esto probablemente no se apoya más
que en unas etimologías más o menos fantasiosas. Otros, relacionando
su nombre con pelagos, hacen de ellos pueblos marinos y navegantes,
en los cuales quieren ver descendientes de Atlantis. Según lo que
usted expone, parecería por el contrario que los pelasgos hubieran
sido, como los escitas, uno de los nombres de los propios pueblos hiperbóreos;
¿ha examinado de cerca esta cuestión que no parece enteramente
clara? – En fin, en cuanto a la supervivencia de la tradición dacia
hasta la edad media, en la época de la fundación de los principados
rumanos, seguramente es algo que no tiene nada de inverosímil; por
lo que se refiere a las épocas más modernas, puede que no
se trate sino de una transmisión menos consciente; evidentemente,
debe de ser bien difícil encontrar algo que permita ser absolutamente
afirmativo al respecto, igual que cuando se trata de saber hasta qué
momento la tradición druídica, por su parte, permaneció
realmente viva… – A propósito de las cosas que se conservaron hasta
el final de la edad media, ¿ha encontrado en alguna parte una expresión
que tenga exactamente el sentido de "Rey del Cielo"? Esta tiene un papel
importante en la historia de Juana de Arco, y algunos la consideran como
el título del jefe de un cierto centro espiritual que, en esa época,
habría existido todavía en algún lugar de Europa,
sin que parezca por otra parte que puedan localizarlo de un modo preciso.
Me pregunto si no hay una relación que establecer con nombres tales
como Caliman, Karaiman, etc., cuyo sentido es en todo caso bastante próximo
a aquél.
Acabo de darme cuenta
de que ha olvidado usted cerrar las comillas al final de la cita de memoria
de Köhler; pienso que debe acabar en la referencia a Pausanias que
tiene que ver con los templos de Apolo construidos en piedra blanca, pero
no estoy seguro del todo; ¿querrá pues decirme cómo
es exactamente? – He observado que cita al príncipe Cantemir; conocí
en otro tiempo a un príncipe Campignano–Cantemir, que pertenecía
sin duda a la misma familia, y que afirmaba descender directamente de Tamerlán;
¿sabría usted algo al respecto? Desde luego, esta última
pregunta no tiene sino un interés muy secundario… – A propósito
de las monedas, hay algo muy notable en la generalidad del tipo que presenta
una cabeza humana por una cara y un caballo por la otra, con el añadido
de atributos variables según los casos; he debido de señalar
esto en alguna parte, pero ya no sé muy bien dónde; hay un
gran parecido entre las monedas dacias de este tipo y las monedas galas.
– Excuse el desorden de todas estas observaciones, que le escribo a medida
que me vienen al pensamiento.
Su historia con respecto
al conde de S.-G. resulta aún más curiosa de lo que yo pensaba
en base a lo que me dijo la otra vez, pues confirma cosas que sospechaba
desde hace mucho tiempo. No parece dudoso que sir B. Z. sea un representante
importante de una de las ramas de la "contra-iniciación"; algunos
incluso piensan que sería uno de sus jefes; pero quizá es
esto demasiado decir, pues no es probable que los jefes verdaderos jueguen
jamás un papel que los ponga de tal modo en evidencia… He llegado
a preguntarme si en realidad no era de él de quien se trataba en
la historia a la que hice alusión en el Teosofismo, y que,
de hecho, tenía relación con la constitución de Albania
como Estado independiente. ¿Sería también él
quien habría sido recibido por la reina Isabel de Rumania, aparentemente
hacia la misma época, o bien se trata aquí de otro personaje
más? En todo caso, si está usted seguro de lo que pasó
en 1927, sus relaciones con A. B. ya no pueden plantear ninguna duda. En
cuanto a ese pastor inglés, ¿sabe si pertenece a la Liberal
Catholic Church? usted sabe que los teosofistas pretenden que detrás
de ella se encuentra el conde de S.-G., así como detrás de
la Co-Masonry (en cuyas Logias se reserva para él un asiento
que nadie tiene derecho a ocupar). Acabo de mirar un retrato de Bacon (otra
"encarnación" del "Maestro") que los teosofistas publicaron intencionadamente,
en relación precisamente con la L. C. C.; ¡se parece
bastante curiosamente al de sir B. Z.! – Hay seguramente bajo todo ello
unas maniobras bien tenebrosas, y no se equivoca usted al considerar que
esa atención puesta sobre Rumania tiene algo de inquietante… – En
cuanto al verdadero conde de S.-G., si este nombre designara solamente
una función (cosa que es lo más probable) siempre podría
ser retomado por enviados de un mismo centro, suponiendo que todavía
hubiera lugar de indicar de ese modo la continuidad de su misión;
pero, actualmente, no parece que se vean ejemplos auténticos de
ello, y, dado el estado al que ha llegado el mundo occidental, no habría
nada de sorprendente en que esas manifestaciones hubieran terminado realmente.
Incluso podría preguntarse uno si el abuso que se hace del mismo
no se ha vuelto posible precisamente por el hecho de que los verdaderos
centros iniciáticos hubieran renunciado ya a utilizarlo…
Una cosa que me inquieta
un poco, es que estoy sin noticias del Sr. Avramesco; ¿sabe usted
cómo le va con su revista? Me había pedido un artículo
para el nº que pensaba poder sacar el mes anterior; lo hice pues lo
más rápido que pude para que tuviera tiempo, pero desde que
se lo envié no he sabido nada de él; sin embargo pienso que
lo debe haber recibido, pues naturalmente había certificado el envío
(recuerdo incluso haberlo enviado al mismo tiempo que la respuesta también
certificada a vuestra carta sobre el tema del Monte Athos).
Muy cordialmente,
El
Cairo, 14 de diciembre de 1935.
Estimado señor,
Recibo hoy una nueva
carta de Clav., escrita esta vez después de haber examinado su trabajo
por entero; lo mejor es que le transcriba exactamente todo lo que me dice
al respecto:
"Me parece muy difícil
sin embargo para cualquier otro que no sea el autor el hacer los ajustes
necesarios de una manera conveniente; la cosa tiene especial importancia
al estar estos artículos destinados a formar un libro, y las repeticiones,
si se encontraran, serían mucho más lamentables que en una
simple serie de artículos. Por otra parte, dada la importancia que
toma este trabajo, es totalmente imposible presentarlo bajo la forma de
un trabajo único en cada nº con la mención "continuará",
cosa que obligaría a publicarlo todo sin ninguna interrupción:
tendríamos así durante 5 o 6 meses nºs compuestos exclusivamente
por este trabajo y vuestros artículos, lo que no es concebible.
Propongo pues esto: que el Sr. Lovinescu repase él mismo su trabajo
y lo divida en 5 o 6 artículos de alrededor de una quincena de páginas,
cada uno con un título diferente, los cuales nosotros escalonaríamos
a lo largo del año 1936, según posibilidades. Me comprometo
a publicarlos lo más rápido posible pues encuentro este trabajo
del mayor interés. Que por favor también traduzca
al francés las numerosas citas latinas contenidas en el último
envío, que harían ininteligible todo su comienzo para los
lectores que no saben latín. Le agradecería asimismo que
pusiera en itálicas las palabras sacadas de lenguas que no
sean el francés, y entre comillas las palabras y expresiones
francesas a las que da un significado técnico. Yo volvería
a repasar con mucho gusto el nuevo trabajo desde el punto de vista de la
forma, y, en este caso, me haría un favor dejando un margen en las
hojas de su manuscrito. Naturalmente, el título de cada uno de los
artículos podrá desaparecer en la tirada aparte de la cual
se convertirán en capítulos. – El Sr. Lovinescu no estaría
obligado a reenviarme todo su artículo de una vez; podría
mandar los artículos sucesivamente, en el orden en que deberán
aparecer, cuando le haya dado a cada uno su forma definitiva. Se darán
instrucciones al impresor para que conserve su composición con vistas
a su tirada aparte."
Lamento que haya tantas
complicaciones, pero, como ve usted, se deben al fin y al cabo a que se
quiere publicar su trabajo de la mejor forma posible y a que se le atribuye
un gran interés. – Como le decía la última vez, sea
tan amable de responderle directamente a Clav., y decirle si ha de devolverle
su manuscrito para hacer ese arreglo definitivo, pues yo no sé si
tiene usted copia.
Por otra parte, le
confirmo lo que le escribí con respecto a la cuestión de
los clichés y la tirada aparte. Cuanto más pienso en ello,
más me parece que sería muy preferible, si esto le es posible,
que hiciera un adelanto por los costes de los clichés suplementarios,
que recuperará seguidamente por la venta de esa tirada; la ilustración
dará más valor a esta, que al fin y al cabo constituirá
un verdadero volumen. – También me parece que la parte que se refiere
a las monedas sería difícilmente comprensible si no se diera
la reproducción de todos los tipos diferentes de los que se trata
en el texto.
Apresuradamente, con
mis mejores sentimientos.
El
Cairo, 5 de enero de 1936.
Estimado señor,
Hace ya una quincena
que recibí su carta del 4 de noviembre, y me excuso por no haberla
respondido más pronto, tanto que no me atrevo ya a escribirle a
su dirección de vacaciones y creo más seguro hacerlo ahora
a su dirección de Bucarest, y especialmente también porque,
en estos tiempos, hay mucha irregularidad y retraso en los correos, no
sé muy bien por qué… – Ha debido recibir en el intervalo
otras dos cartas mías; pensaba por ello que quizá iba usted
a escribirme, pero tal vez lo ha hecho ya directamente a Clav. como le
pedía. Pienso que no encontrará usted ningún inconveniente
en hacer ese arreglo a su artículo, y que al mismo tiempo podrá
aprovechar para añadir aún algunas de las nuevas e importantes
cosas que en esta ocasión me señala. Sé por otra parte
que, en previsión de ello, la composición de los nºs
de enero y febrero se ha establecido ya con otros artículos; así
pues si la publicación de su trabajo no ha de comenzar sino en el
nº de marzo, tendrá todavía de ese modo ante usted todo
el tiempo necesario. Creo entender, por lo que me dice en esta ocasión,
que no ha debido guardar la copia de su manuscrito; pienso pues que habrá
pedido a Clav. que se lo devuelva, ya que, como le dije, esperaba sus indicaciones
para hacerlo.
Las diferentes formas
y variantes de la swástica que me indica son también interesantes;
hay varias que ya he visto en otras partes (especialmente la de brazos
curvos en las monedas galas); habré de procurar algún día
reunir las notas que tengo sobre ello, pero esto representa un trabajo
bastante complicado. – En cuanto a la otra figura, es bastante difícil
saber de qué se trata en realidad; es posible que se trate realmente
de rayos, es decir de un equivalente del vajra tibetano. No sé
si, en relación con ello, ha visto usted un artículo que
escribí sobre las "piedras del rayo", pues se remonta a hace ya
varios años…
Yo tampoco sé
dónde pudo encontrar M.-Riv. la indicación de la que se trata;
en todo caso, ciertamente no sería prudente citarla sin haberla
hallado en otro lugar, procedente de una fuente más segura y digna
de fe.
En cuanto a los pelasgos,
haría usted bien, creo, en mencionar la cita del Escoliasta
de Píndaro, a causa de los lectores que conocen la opinión
de Saint-Yves, la cual probablemente sólo reposa en unas etimologías
fantasiosas. Con respecto a Dodona, hay también ya no sé
muy bien qué historia de "palomas negras" que no me parece que concuerde
mucho con el carácter más bien hiperbóreo del roble.
El simbolismo crucial
de la migración hiperbórea, el resultado de la prolongación
de la dirección del surco de Novac, la gruta que atraviesa el Monte
Om, todo ello podría usted añadirlo también, y muy
especialmente, desde luego, lo que ha constatado con respecto a la latitud
de 45º y que es bien notable. En cuanto a las horas de salida y puesta
del sol, quería ver si esto coincidía con la región
señalada por el hecho de que en ella el día más largo
es el doble del más corto, pero veo que no hay nada de eso. – He
de indicarle una inexactitud sobre un punto: la raíz Kre
o Kri (de creación, etc.) no es la misma que la raíz
Krn de Kronos: la primera significa hacer, actuar, mientras
que la segunda tiene un sentido de elevación y potencia. – Por lo
que concierne al nombre de Kaliman y la asimilación con el "Rey
del Cielo", así como a los Rothmans y los Hontsan, hay seguramente
ahí cosas muy interesantes, pero que quizá aún habría
que examinar más de cerca… La localización del Centro que
"comisionó" a Juana de Arco es sin duda una cuestión difícil
de esclarecer; no es inverosímil, a fin de cuentas, que haya podido
estar en Dacia, e incluso esto me parecería más probable
que la idea de algunos que han querido situarlo en la región montañosa
del centro de Francia; si esto pudiera confirmarse, ¡la relación
con los demás "enviados" sería totalmente sorprendente! Pero
sin duda hay que ser prudente sobre este punto, por lo menos hasta nueva
orden; ¿quién sabe si no encontrará todavía
alguna otra cosa que permita ser más afirmativo? Si puede llegar
a ver a los Hontsan, a pesar de la dificultad del viaje, es posible que
ello aporte todavía algunas precisiones.
El personaje del que
le hablaba se llamaba exactamente príncipe Juan Campignano-Cantemir;
encontré su nombre después de haberle escrito; quizá
pueda usted saber ahora de quién se trata exactamente. Por lo demás,
no tenía ciertamente nada de interesante por él mismo; es
solamente la cuestión de su familia lo que puede presentar algún
interés.
En cuanto a la cuestión
del misterioso Io, confieso que todavía no me aparece con
entera claridad, aunque me parezca posible, como a usted, que se lo pueda
relacionar también con el Rey del Mundo; sólo que, ¿cuál
puede ser verdaderamente su origen? ¿Hay que ver realmente en él
una forma abreviada del nombre Juan, o hay que relacionarla con el Iav
de los gnósticos, con un término que se usaba en los misterios
dionisíacos, etc.? Es verdad que, en el fondo, quizá todo
esto no se excluya tanto como podría creerse al principio; a menudo
hay similitudes así entre varias cosas aparentemente muy diferentes,
que sin embargo tienen su razón de ser (el mismo caso de Juan y
Jano es un ejemplo); ya me dirá lo que piensa de estas sugerencias,
que me sería un poco difícil precisar por el momento…
Iba a olvidarme de
los montes Rifeos: en este caso, no creo que pueda establecerse una relación
con el nombre de los Arimoi,
pues no hay raíz común; pero parecería que las 2 raíces
hayan sido en cierto modo fusionadas en Arimjeoi.
En cuanto a Rifeo y Orfeo, no hay ahí finalmente más que
2 formas de un mismo nombre, pues las vocales no tienen importancia; algunos
han querido relacionar el nombre de Orfeo con una raíz rafa
que, en hebreo, tiene el sentido de medicina o de curación (por
ejemplo en el nombre del arcángel Rafael), pero esto es también
bastante dudoso. En todo caso, no hay ciertamente ninguna relación
con Ahrimán, que no es más que una forma bastante moderna
derivada del zend Angromainyus (de la que los judíos, por
su lado, han hecho Armînus o Armîlus, que es
en el Talmud la designación del Anticristo).
Llegamos a Harap-Alb:
según todo lo que usted dice del autor, aún parece más
probable que realmente haya jugado ahí un papel de "transmisor",
quizá más o menos inconsciente; pero el punto más
importante sería saber quién ha podido encargarle este papel;
por otra parte, ese mismo hecho ¿no parecería indicar que
la tradición cuyo recuerdo se trataba así de fijar estaba
entonces a punto de extinguirse? Esto no se halla muy lejos de nosotros,
seguramente, pero a pesar de todo, a lo largo de unos sesenta años,
muchas cosas han tenido tiempo de desaparecer (sobre todo con los cambios
tan rápidos de nuestra época); así, en ciertas regiones
de Francia, misteriosas reuniones que tenían lugar por las noches
en los bosques y de las cuales se decía que estaban ligadas a un
resto de druidismo cesaron precisamente por esa fecha… – En cuanto al hecho
de esa aparición, que me parece también importante, ¿sabe
si se ha producido algo nuevo? Efectivamente, no presenta precisamente
el carácter de una aparición cristiana; sin embargo tiene
parecido con la descripción de los ascetas del monte Athos, y he
podido ver también estos días una antigua imagen de un santo
etíope representado con alas…
No conocía el
nombre de John Cords, pero ya me parecía que debía de tratarse
de un representante de la Iglesia católica liberal; por otra parte,
Follow the King es la divisa de la Orden Teosofista de la "Tabla
Redonda". Todo lo que me dice en esta ocasión es también
muy significativo; ¡un donativo de 2 millones debe de ser una cosa
bien fácil para B. Z.! – No conocía (o no lo recordaba si
es que lo he sabido) el parentesco del príncipe de [Wied] con la
reina Isabel; con ello cada vez es menos dudoso que era del mismo personaje
de quien se trataba en toda esta historia… – En cuanto a su pregunta con
respecto a las revoluciones francesa y rusa, no creo que unos representantes
conscientes de la contra-iniciación se muestren nunca en evidencia
en circunstancias semejantes; más bien algunos jefes aparentes pueden
ser simples instrumentos en sus manos.
En lo que se refiere
a la conservación de la Tradición primordial (que está
más allá de las formas particularizadas y secundarias), es
desde luego del Agartha de lo que se trata. Por otra parte, un jîvan-mukta
está evidentemente por encima de cualquier cualificación,
pero no tiene forzosamente una cierta función que cumplir, como
aquella de los seres del Agartha. – La cuestión de las cualificaciones
no se refiere a la personalidad, sino solamente a la posibilidad de tomar
a la individualidad humana como base de la realización; me parece
que esta observación ha de modificar un poco la manera en que ha
considerado usted la cosa; ya volverá pues a hablarme de ello una
próxima vez. Puede que por otra parte haya ahí algo justo,
en eso que dice usted respecto al tema de las gunas, pero no me
parece sin embargo que esté totalmente a punto.
Las noticias que me
da del Sr. Avr. son verdaderamente bien penosas; no sabía nada de
todo ello; voy a tener que ver de ponerle unas líneas…
Me he enterado que
Sch. está todavía en Suiza, pero no sé por cuánto
tiempo; en todo caso, ya le hablé de usted la última vez
que le escribí; pienso pues que ahora podría muy bien escribirle
usted mismo directamente, tan pronto me sea posible darle su dirección
con seguridad; por lo demás hace usted ciertamente bien en no hablarle
de esto a nadie.
Crea, le ruego, en
mis mejores sentimientos.
El
Cairo, 18 de enero de 1936.
Estimado señor,
Acabo de recibir una
carta del Sr. Schuon, quien me dice que, cuando esté instalado de
manera estable según lo espera de aquí a algún tiempo
(hay unas circunstancias que han retrasado todavía sus proyectos),
estará muy contento de verle si hace usted el viaje (yo le había
dicho que tenía usted esa intención), pero que mientras tanto
puede escribirle desde ahora a su dirección actual en Suiza. – He
aquí pues esa dirección:
Mr. F. Schuon.
chez Dr. med. Felix
Oesch,
Sulgeneckstrasse,
37,
Berna.
Es lo que yo pensaba,
tal como le decía en mi última carta, y creo que, si puede,
lo mejor sería que le escribiera sin tardar demasiado.
Espero que habrá
recibido todas mis cartas; pensaba que quizá me llegara algo de
usted esta semana, pero puede que el período de vacaciones le haya
impedido escribir. Por otra parte, durante este tiempo, los correos son
bastante irregulares y sufren muchos retrasos; no sé cuál
puede ser la razón. – Clavelle me decía que tampoco había
recibido nada de usted, pero puede que le haya llegado una carta desde
entonces; esperaba saber qué hacer en cuanto a su manuscrito; sería
deseable que todo pudiera arreglarse de manera que la publicación
de su trabajo comenzara en el nº de marzo.
He escrito unas líneas
al Sr. Avramesco, como le dije, pero, hasta ahora, no tengo noticias suyas;
esperemos que su situación mejore…
Crea, le ruego, en
mis mejores sentimientos.
He visto últimamente
un artículo en el que se dice que el príncipe de [Wied] era
sobrino de la reina Isabel; usted me había dicho su hermano; ¿qué
es exacto? En cualquier caso, había con seguridad un parentesco
próximo, y ello nada cambia en lo que se refiere a la historia de
la que hemos hablado…
Cont.
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