De manera semejante al embrión físico, el iniciado (alquimista) necesita de lo luminoso, es decir, de la claridad que se irá imponiendo gradualmente mediante el estudio atento y concentrado de la doctrina esotérica (Ciencia Sagrada) cuya asimilación se fortalecerá por la reiteración ritual sucesiva, base fundamental en el proceso. Teniendo presente lo expuesto, el autor del libro cuyas experiencias e intuiciones en el camino del Conocimiento están vertidas en estos poemas, sigue las vías trazadas por el mensajero secreto del demiurgo del mundo (patrón de los alquimistas), celebrando los ritos (sacrificios, de sacrum facere, hacer sagrado), que mantienen operativo el proceso de gestación del hombre nuevo. |