|
|
|
El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar Presentación Téngase en cuenta que el objetivo no es, en ningún caso, cuestionar o lesionar conceptos religiosos de ningún tipo, ni pronunciar la última palabra sobre un tema que ya ha sido objeto de estudio de filósofos y teólogos de entre los más eruditos de la historia, y de estudiosos de los más diversos campos del conocimiento. De todos modos, y esto es lo que motivó su elaboración, hasta donde podemos ver, es una cuestión que permanece inagotada e inconclusa. Por ello esperamos que esta visión venga a añadir algo, por poco que sea, a este debate secular. Tales y Pitágoras El estudio en profundidad de los números en la cultura griega comienza con Tales, pensador y filósofo que vivió aproximadamente entre los años 624 y 543 antes de Cristo y, según Diógenes Laercio2, fue el primero de los siete sabios de la antigua Grecia. En un viaje a Egipto – que debe haber tenido lugar entre los reinados de Psamtek I y Psamtek II – habría sido iniciado sacerdote en una religión mistérica (posiblemente de Ptah, el dios de la construcción en piedra y los artesanos en general3). Interesado en desentrañar los enigmas ligados a la creación de los edificios, comenzó a estudiar la forma en que la sombra de las pirámides se proyectaban en las arenas de alrededor y las relaciones que existían entre dichas sombras y las pirámides reales. Estableció de esta manera los fundamentos matemáticos de los triángulos semejantes y según cuenta la historia, a partir de ellos se habría calculado la altura de la pirámide de Keops a pedido del faraón. Con eso dio comienzo al área de conocimiento que hoy llamamos geometría plana. Elaboró el teorema que lleva su nombre, definiendo relaciones lógicas entre proporciones geométricas. También se le asigna la utilización, por vez primera, del razonamiento deductivo aplicado a la geometría, en lo que podría ser considerado como el primer indicio del Arte Real. Tales vivió unos 81 años y tendría aproximadamente 54 años de edad cuando nació Pitágoras. Pitágoras (571-497 a. C.) vivió en una época en que la cultura griega empezaba su apogeo y fue uno de sus precursores. Se dice que, como Tales, también fue iniciado en los misterios egipcios4 y habría viajado a instruirse con los mesopotámicos y, tal vez, con los indios. El hecho es que concluidos sus viajes de estudios y de regreso en su país, posiblemente inspirado en los misterios a los que tuvo acceso, fundó en Crotona una escuela esotérica, dedicándose a la enseñanza de la geometría, al parecer basado en el método de razonamiento deductivo de Tales. Concibió una sofisticada teología que incluía astronomía, música, técnicas de auto-conocimiento, normas alimentarias y de higiene, conceptos espiritualistas, tales como la creencia en la reencarnación de las almas, y sobre todo –que es lo que más importa a los efectos de este artículo– la composición matemática del universo. Sus teorías e idealizaciones fueron tan importantes que acabaron por influenciar todo lo que a partir de entonces se hizo en el mundo occidental en términos de ciencia y religión. Al igual que otros sabios de su época, durante mucho tiempo fue venerado como una deidad. Pitágoras dividía a sus discípulos en dos grupos: matemáticos y acusmáticos. Los matemáticos –la palabra matemática proviene del griego μαθηματικά (máthēmatika), "lo que se aprende" que, a su vez, proviene de la antigua μάθημα griega (máthema), que significa "campo de estudio o instrucción"– eran los discípulos iniciados en los misterios, los cuales se obligaban a una vida monástica y tenían acceso al conocimiento esotérico de su maestro. Y los acusmáticos –del griego ακουσμα (akousma), "sonido imaginario o del que se desconoce la causa"– eran los practicantes comunes de los preceptos pitagóricos, y como tales, sólo tenían acceso a la porción exotérica de la doctrina. La enseñanza a los matemáticos pitagóricos consistía instruirlos en el uso de la razón y el desarrollo de la ciencia de los números, para que, dominados estos fundamentos, los aplicasen a los demás campos de conocimiento. El estudio de los números tenía como base la geometría5, y todo apunta a que fue inspirado en las figuras geométricas que Pitágoras enunció su teología. En una cultura como la griega, inmersa en leyendas, mitos y fábulas de todo tipo, imagínense el impacto en las mentes de sus discípulos, ante la constatación de que las relaciones geométricas estaban regidas por una "inteligencia intrínseca" –la lógica. Cuanto más buceaban en este nuevo saber, más evidente se hacía que podía ser extendido a todo. Si por lo tanto esta inteligencia existía, su poseedor sería, posiblemente, y hasta donde la comprensión pudiera alcanzar, el dios creador de todas las cosas6. Con esto como telón de fondo, los alumnos de Pitágoras se entregaban al estudio de la geometría como si estuviesen descifrando el modo de pensar de este dios. A pesar de que decenas de pitagóricos han escrito acerca de su maestro, el propio Pitágoras no dejó nada de su puño, o en todo caso, nada de lo que él pueda haber escrito ha llegado hasta nuestros días. Lo que efectivamente sabemos de él nos ha sido transmitido a través de la obra de terceros, ninguno de los cuales llegó a conocerlo. Aunque Platón le mencione, la primera fuente sobre Pitágoras a la que pueda ser atribuido un carácter histórico es Aristóteles, pero incluso este nació más de un siglo después de su muerte. Siendo así, es probable que muchas de sus enseñanzas originales se hayan perdido. No obstante, es posible, inspirándonos en los escritos de sus seguidores, y munidos de una escuadra, un compás y una dosis de creatividad, tratar de emprender el viaje intelectual trillado por sus discípulos, buscando, a través del ejercicio geométrico, entender lo que maestro griego encontró y enseñó. Estudiando el simbolismo geométrico Un punto es un elemento apenas conceptual, una abstracción. No tiene anchura, altura, área, longitud, o cualquier otro atributo mensurable. Es adimensional. Puede ser definido como una esfera perfecta de tamaño cero. Puede estar localizado en cualquier lugar del espacio y geométricamente sólo se hace evidente cuando lo determinamos. Para mayor comodidad, representamos el punto como un pequeño círculo. Así: El punto contiene, en potencia, todas las figuras geométricas. Cualquiera que se interese por la física se dará cuenta de la gran semejanza entre el punto geométrico y el punto inicial del bigbang, donde no existe tiempo, materia o espacio. Donde todo y nada coexisten. Uno puede decir, sin miedo a equivocarse, que son el mismo punto. Por estas características, los pitagóricos veían al punto como el arquetipo por excelencia. Como el mundo está compuesto de formas y todas las formas potencialmente emanan del punto, entonces tal vez se trate de una representación adecuada –un símbolo– el dios creador. Ya estaba, pues, conceptualizada la mónada7. Consecuentemente, se asoció al punto un número capaz de representar el arquetipo y que como tal contiene en sí todos los demás números: el Uno, el Alfa griega. Las nociones generatrices asociadas con el punto y por tanto con la mónada y el Uno, aunque pueden hallarse expresadas en términos diferentes, están presentes en todas las religiones monoteístas y por lo general se denominan omnipotencia8. El círculo es una manifestación espontánea del punto. Es del punto que el círculo extrae su forma, a través del cordel o del compás. Toda creación geométrica es posible dentro del círculo y, por lo tanto, se puede decir que un círculo define el "campo de influencia o manifestación" del punto, su universo. La metáfora del punto o centro de la circunferencia como unidad primordial, de la cual provienen todas las cosas, es tal vez la más bella imagen simbólico-religiosa que la mente humana haya producido9. De ella derivan inagotables posibilidades arquetípicas, exploradas con diferentes matices por gran parte de las tradiciones esotéricas del mundo, siempre trayendo luz a nuestra tenue visión de la Deidad. En una siguiente etapa, el punto original, en el límite de su "energía", produce otro punto, réplica idéntica y por lo tanto, indistinta, de sí mismo; otro centro que, como el primero, muestra una circunferencia y también contiene dentro de sí mismo todas las posibilidades geométricas. En el campo de las simbologías podemos comparar este proceso a un parto, un alumbramiento, cuyo resultado es la desviación máxima de la mónada resultante dentro del mismo campo de manifestación (el círculo), pero con una posibilidad potencial de reversión, es decir, el punto de origen existe también como el único y eventual punto de retorno. Lo representamos así : A las dos mónadas se les da el nombre de díada10, que se expresa numéricamente por el Dos o por la letra griega Beta. Las dos mónadas nada crean entre sí a no ser una "fuerza lineal" de atracción/repulsión virtualmente inestable, que en la geometría puede ser expresada por un segmento de línea recta. El dios creador dispone ahora de una imagen de sí que, a su vez, es también un dios creador. La mutua percepción les confiere la facultad de la conciencia. Y teniendo en cuenta que cada uno contiene en sí todas las posibilidades, al percibirse recíprocamente adquirirán la omnisciencia11. En busca de la estabilidad, los dos mónadas se enfrentan y como resultado de la fuerza de ambas, aparece una tercera mónada idéntica, equidistante e indistinguible de las dos primeras, que opera el evento fantástico y maravilloso que es a traer a la existencia la primera y más fundamental figura geométrica: el triángulo. A partir de ahí todo pasa a tener dimensión, el potencial que yacía latente se convierte en realidad, se abre un número infinito de posibilidades y todo se torna materialmente pasible de ser creado. El todo ya no es un inmenso vacío. Al conjunto de las tres mónadas se lo denomina tríada que, numéricamente, se expresa por el número Tres o la letra griega Gamma. Geométricamente puede representarse así: Según Jámblico12, "Pitágoras dice que los hombres ofrecen tres libaciones a los dioses y que Apolo profetiza en su trípode porque el número aparece por primera vez con el tres." Y añade que la tríada "...es la primera en hacer realidad las potencialidades de la Mónada." Carl Jung dice: "... Toda tensión entre opuestos culmina en liberación, de la cual surge el 'tercero'. "En el tercero, la tensión es resuelta y se restaura la unidad perdida." El Tao Te Ching, obra inspiradora del taoísmo, también establece que "El Tao dio a luz el Uno, el Uno dio a luz el Dos, el Dos dio a luz el Tres, el Tres dio a luz a las innumerables cosas." El triángulo, primera creación o criatura geométrica, necesita, por tanto, de tres mónadas o dioses creadores de existir. Sólo con el concurso de los tres es que se vuelve posible la suprema manifestación que está en el núcleo de todo lo que ha existido, existe y existirá. Al meditar sobre la tríada, una de las consideraciones posibles es que los tres puntos o mónadas que la originan son "desdoblamientos" del mismo Dios creador, o sea, en esencia, son todas un solo dios. Por lo tanto, no es necesario –aunque no se incurra en error– asignarles un nombre o identificación, a menos que ello tenga algún significado geométrico, incluso porque –insistimos– son indistintas. Tal vez por eso a la tríada también se aplique la máxima hermética: "Lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo; por tales cosas se hacen los milagros de una sola cosa." Conclusión No precisamos atenernos a dogmas para darse cuenta de que hay una lógica subyacente a todas las cosas del universo. El hecho de que se hayan escrito numerosos tratados y libros de texto sobre la Trinidad, no debería, a priori, ser visto como una consecuencia de su complejidad intrínseca –ya que ella es simple– sino como resultado del hecho de que muchos pensadores prefirieron verla como un concepto inexpugnable e inaccesible, y en un intento de justificar lo que no podían ver, arrojaron más oscuridad sobre el tema. No por ello la tríada y los puntos y circunferencias que la componen dejan de tener, en su simplicidad, una contenido esotérico inmenso, dando lugar a que podemos profundizar cada vez más en nuestro templo interior, para allí, y solamente allí, participar de los designios del Gran Arquitecto del Universo. Hecha esta constatación, y volviendo de nuevo al punto geométrico primordial, tal vez podamos entonces afirmar, como conclusión, que él también es la fuente de todo el conocimiento científico de la humanidad. ¿Exageración? ¿Delirio? ¿Coincidencia? ¿Quién podrá responder? Parafraseando a Agustín de Hipona, podemos decir: "Hablamos de Dios. Por qué te asombras si no comprendes? En realidad, si no lo comprendes es porque lo buscaste fuera de ti".13 Nos queda por lo tanto –a nosotros, los aspirantes a librepensadores– meditar y proseguir en la búsqueda sin fin, sabiendo que, aunque a cada paso estamos menos distantes de alcanzar lo que buscamos, nunca estaremos más cerca de conseguirlo. Traducción: J.M.R. Bibliografía BLUME, M. F. The Pagan Influence Upon the Development of the Doctrine of the Trinity. CLELAND, J. R., The Pythagorean Tradition in Freemasonry. CUNHA, M. P. S., Introdução à Trindade em Santo Agostinho: Imagens e Conceitos, Dissertação de mestrado apresentada ao Departamento de Filosofia do Instituto de Filosofia e Ciência Humanas da UNICAMP. ENCICLOPÉDIA SIMPOZIO, O Divino Platão, Capo 5°, "A Trindade Platônica". 6316 y 150. GONZALEZ, F., Cosmogonía Perenne: El Simbolismo de la Rueda, Revista SYMBOLOS. HAGENSICK, C. L., The Origin of the Trinity: From Paganism to Constantine. JUNG, C., Interpretação Psicológica do Dogma da Trindade, Editora Vozes, Petrópolis, 1979. KRESS, R., Raízes do Cristianismo, Revista Consciência.net, 2006. MÜLLER, G. F., La Doctrina de los Tres Dioses de Numenio, Revista Archai – Revista de Estudos sobre as Origens do Pensamento Ocidental, N° 5, julho/2010. SANTO AGOSTINHO, De Trinitate /Trindade, Paulinas Editora, Covilhã, 2008. SNODGRASS, A., EI Simbolismo del Centro, Antología de Textos Herméticos. |
NOTAS * Sergio K. Jerez es un investigador brasileño que se dedica al estudio de la simbólica masónica. 1 Grupo de discusión formado por maestros masones y dedicado al estudio y análisis de temas relacionados con la Orden. Su dirección virtual es www.circulohermetico.com.br 2 Historiador y biógrafo de los filósofos griegos de la antigüedad. De su vida nada se sabe. Sólo se supone que vivió en el siglo III d. C. 3 El Sumo Sacerdote de Ptah fue llamado Gran Maestro de Artesanos. La sede del culto de Ptah era Memphis y hasta la Sexta Dinastía dos sumos sacerdotes eran responsables de él, a partir de ella lo fue uno solo. 4 Como ya tuve oportunidad de decir en otro artículo, creo que el nombre de Pitágoras sería un homenaje del sabio griego al dios Ptah y no, como quieren la mayoría de los autores, una reverencia a la Pitia, sacerdotisa del templo de Apolo, en Delfos. 5 El célebre Teorema de Pitágoras no fue creación del maestro griego, pues hay indicios de su uso, en Babilonia, por lo menos mil años antes de su nacimiento. El teorema llevaría su nombre porque fue él quien concibió la primera demostración que comprueba la lógica de la relación entre los lados de los triángulos rectángulos. 6 Este es uno de los atributos de Ptah. 7 Gottfried Leibniz la define como un átomo inextenso con actividad espiritual, componente básico de cualquier realidad física o anímica, y que presenta las características de inmaterialidad, indivisibilidad y eternidad. 8 Del latín omni = todo y potentia = poder. Cualidad de quien lo puede todo o que contiene en sí la capacidad de realizarlo todo. 9 Se atribuye, por ejemplo, a Empédocles o a Timeo, quienes vivieron pocas décadas después de Pitágoras, la frase "Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna." 10 La díada tiene algunas propiedades geométricas interesantes, pero que no son el objetivo de este trabajo. Desde el punto de vista constructivo, es significativo que la intersección de las dos circunferencias cree la figura de la vesica piscis, fuente inspiradora de los arcos utilizados en la arquitectura gótica. 11 Del latín omni = todo y scies, entis = que sabe. Conocimiento infinito sobre todas las cosas. 12 Filósofo y teólogo sirio que vivió entre 245 y 325, y que escribió Vida de Pitágoras. 13 El Sermón 117,5 de Agustín dice, en una traducción libre: "Hablamos de Dios. ¿Por qué te asombras si no lo entiendes? En realidad, si lo entiendes no es Dios." Incluso si uno está de acuerdo con él, podría preguntarse: ¿no serán los resultados de la ciencia una vislumbre, aunque pálida y fugaz, de la voluntad Divina? |
Simbolismo Constructivo y Masonería |
|