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Y RENE GUENON |
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2. LA TRADICION HERMETICA EN LA OBRA DE RENE GUENON 2.1. Orígenes y alcance de la Tradición Hermética.
Así, a un nivel de lectura alto, profundo y bien real, el origen de toda tradición es siempre actual, en el instante presente, reflejo vivo de la eternidad. Por razones totalmente misteriosas la Unidad se desdobla, reflejándose a sí misma y simultáneamente refractándose en toda la creación, dando lugar a todas sus producciones, tanto las manifestadas como las que permanecen en la absoluta inmanifestación, trazando direcciones, delimitando un espacio y sucediéndose en el tiempo, sin que su unidad esencial se vea afectada por ninguna de estas contingencias. Surge el cosmos, imagen móvil de lo inmutable, y cuyas leyes invariables, que no rígidas, tienen a lo 'cíclico' como su expresión.
Si nos situamos en esta perspectiva del devenir resulta evidente que, siendo siempre uno y único el mensaje último de la Tradición, ésta toma diferentes ropajes y expresiones según el momento en el que se ubique en la rueda de la vida.
El tiempo, en correspondencia con los estados del Ser, expresa cualidades. Y como símbolo, en su más alta realidad y repitiendo las palabras de Platón, es la imagen móvil de la Eternidad. Simultáneamente, podríamos hablar del tiempo mítico, el de los orígenes, el que lo remonta a uno a la Tradición Primordial. René Guénon afirma en numerosos estudios la existencia de esa 'Tradición Unánime', de la que todas las otras tradiciones son expresiones secundarias más o menos alejadas de la primera en el devenir cíclico y adaptadas a estas condiciones y a la naturaleza de los hombres a los que se dirige. He aquí dos de las citas en las que Guénon se refiere a ello en su obra:
La Tradición Hermética, como toda verdadera tradición, guarda un vínculo esencial con la Tradición Primordial. En palabras de Antonio Casanovas:
La vivencia del tiempo mítico es el soporte para remontarse desde la rueda de la vida hasta la inmutabilidad del centro, origen y destino de toda tradición.
En este sentido, el Poimandrés del Corpus Hermeticum puede considerarse como el 'Génesis Hermético', puesto que transmite el relato cosmogónico tal cual se concibe en esta tradición –relato mítico que, meditado y vivenciado de corazón–, puede remontarle a uno a la conciencia del estado identificado con el Origen. En una categoría jerárquicamente inferior a la del tiempo mítico podemos hablar del tiempo cíclico, el cual, mediante sus fases ascendentes y descendentes, expresa el carácter circular de todo lo manifestado; todo ciclo desemboca en un nuevo ciclo que repetirá la misma ley. René Guénon abordó en profundidad la doctrina de los ciclos cósmicos, tan conocida y presente en todas las civilizaciones y pueblos tradicionales, y prácticamente olvidada por el Occidente moderno. No es nuestro propósito ahondar en el presente estudio sobre esta cuestión clave para
sino solamente dar una serie de indicaciones sucintas que nos servirán de soporte para ubicar la Tradición Hermética en el tiempo cíclico y su concreción histórica. René Guénon, en el artículo Algunas observaciones sobre la doctrina de los ciclos cósmicos, expresa en palabras inteligibles para los occidentales algunos aspectos sobre esa doctrina, indicando que un Kalpa representa el desarrollo completo de un mundo o cosmos, que a su vez cada Kalpa contiene catorce Manvántaras –cada uno de los cuales simboliza un ciclo completo de una humanidad–, y que cada Manvántara se divide en cuatro edades o periodos asimilables a lo que la tradición griega también conoció con el nombre de Edad de Oro, Edad de Plata, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Actualmente se dice que nos hallamos al fin de la Edad de Hierro del séptimo Manvántara de descenso, tiempo de una gran oscuridad por encontrarse en el punto más alejado del Principio, y simultáneamente, etapa muy cercana al advenimiento de la nueva Edad de Oro del próximo Manvántara, primero de los siete de ascenso que completan el Kalpa. Todo ello nos ayuda a situar la presencia de la Tradición Hermética, en primer lugar, en la rueda cíclica del cosmos, pues
Existen también unas coordenadas de la Tradición Hermética en el tiempo histórico-lineal, marco en el que se desarrolla aparentemente todo lo asible por los sentidos. Así, además de su origen mítico y de su realidad interior en el seno de un tiempo cíclico, cabe referirse a unos 'orígenes históricos' de la Tradición Hermética. A este respecto, Federico González, en el capítulo 'La Tradición Hermética' de su libro La Rueda. Una imagen simbólica del Cosmos, dice:
Y un poco más adelante continúa:
Respecto al alcance de la Tradición Hermética, aparte de lo que ya hemos referido sobre su presencia y concreción en la historia y geografía sagrada occidental hasta hoy mismo, existen una serie de trabajos en los que Guénon expresa la relación de aquélla con tradiciones más antiguas y pertenecientes a ciclos cósmicos anteriores. Así por ejemplo, en el artículo 'La Tumba de Hermes', Guénon pone en relación al Hermes griego con el Idris islámico, del que ya dijimos se trataba de la misma entidad con distinto nombre. A propósito de esto, Guénon escribe:
Ahí se percibe el vínculo de la tradición egipcia –que da nacimiento al hermetismo histórico occidental–, y también de la caldea –que igualmente lo impregnará de sus saberes–, con una misma expresión tradicional que se remonta a un ciclo muy anterior y que es la tradición Atlante25, la que, a su vez, corresponde a una tradición derivada y secundaria de la 'Tradición Primordial'. No podemos entrar en detalles sobre estas cuestiones tan interesantes, (remitiremos al interesado al estudio de los capítulos de Formas tradicionales y ciclos cósmicos y los de Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada mencionados en el primer acápite de este estudio, que nos acercan a ellas), aunque sí destacaremos que la civilización que pobló el continente desaparecido del que hemos tenido noticia por medio de Platón legó y depositó los saberes que verdaderamente era necesario conservar a sus herederos espirituales. Una de las corrientes surgida de la Atlántida fue la cultura tolteca, proyectada hacia la actual América central, en la cual la divinidad intermediaria que se denomina Hermes-Mercurio en el mundo greco-latino ocupa un lugar principal. En este sentido, Federico González, dice:
Guénon también se refiere en varias ocasiones a la corriente atlante que llegó a Occidente, a las tierras del antiguo Egipto y Caldea, y en las que los saberes de esa antigua civilización se depositaron. Esto, por otra parte, guarda un estrecho vínculo con las cuestiones de la relación entre la autoridad espiritual detentada por la casta sacerdotal y el poder temporal propio de la casta guerrera. Guénon sitúa la revuelta de los Kshatriyas contra los Brâhmanes en el periodo atlante (ver al respecto el capítulo 'La revuelta de los Kshatriyas' de su libro Autoridad espiritual y poder temporal), lo cual ayuda a comprender que lo que conforma propiamente el cuerpo doctrinal de la Tradición Hermética, son las ciencias cosmológicas inherentes al mundo intermediario, los saberes acordes a la naturaleza y a las funciones de la casta guerrera. No está de más recordar, en este momento, que el estudio de todas estas vinculaciones no tiene fines eruditos, ni se trata de una empresa quimérica en un intento de restituir expresiones tradicionales perdidas, sino que pretende recuperar la memoria de una tradición que se ha mantenido viva hasta nuestros días y nos permite penetrar la trama misteriosa de las leyes que rigen el macrocosmos, análogas a las del microcosmos, imágenes una y otra de la divinidad Una, totalmente invisible e indivisible, que no es afectada por ninguna contingencia.
La Tradición Hermética se ha expresado en la historia como un trenzado sutil de códigos simbólicos en los que se han plasmado enseñanzas esotéricas transmitidas desde tiempos inmemoriales, de generación en generación y de pueblo en pueblo, hasta el Occidente de nuestros días. Se trata de eslabones de una cadena áurea que, según está escrito en sus libros sagrados28 pervivirá hasta el fin del actual ciclo de manifestación.
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NOTAS | |
14 | Ib'n Al Arabi. Tratado de la Unidad. Sirio. Málaga 1987, cap. I. |
15 | Francisco Ariza, "Los ciclos en la historia y la geografía". SYMBOLOS Nº 21-22. Barcelona 2001, pág. 19. |
16 | René Guénon, "Algunas observaciones sobre la doctrina de los ciclos cósmicos". Publicada su traducción al castellano en: SYMBOLOS Nº 15-16. Guatemala 1998, pág. 299-300. |
17 | René Guénon, Formas tradicionales y ciclos cósmicos. Ed. Obelisco. Barcelona pág. 30-31. |
18 | Ibid., pág. 134. |
19 | Antonio Casanovas (†), "Apuntes herméticos". SYMBOLOS Nº 11-12. Guatemala 1996, pág. 200. |
20 | Francisco Ariza, "Los ciclos en la historia y la geografía". op. cit., pág. 20. |
21 | Ibid., pág. 15. |
22 | Mircea Eliade, Imágenes y símbolos. Citado en SYMBOLOS Nº 21-22. Barcelona 2001, pág. 23. |
23 | Federico González, La Rueda. Una imagen simbólica del cosmos. op. cit., pág. 95 y ss. |
24 | René Guénon, Formas tradicionales y ciclos cósmicos. op. cit., pág. 121-122. (aquí: "La Tumba de Hermes", traducido en SYMBOLOS Nº 17-18. Barcelona 1999.) |
25 | Ver el artículo de Francisco Ariza, "Los ciclos en la historia y la geografía". op. cit. |
26 | Federico González, Hermetismo y Masonería. Ed. Kier. Buenos Aires 2001, pág. 8. |
27 | René Guénon, "Las dualidades cósmicas". op. cit., pág. 376. |
28 | Ver 'Asclepios' IX 24-26, de Hermes Trismegisto: Obras completas. Corpus Hermeticum. Ed. Indigo. Barcelona 1998. |
29 | René Guénon, El esoterismo de Dante. op. cit., pág. 109-112. |
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