SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 

 RENE GUENON
CARTAS A ANANDA K. COOMARASWAMY
II

El Cairo, 1 de mayo de 1936

Estimado Señor,

He recibido esta mañana su carta del 13 de abril con sus dos artículos. ¡No sabría agradecerle este nuevo envío, ya que sus artículos son siempre bienvenidos! Quizá haya algún retraso en su publicación, a causa del número de agosto-septiembre que debe ser un número especial sobre el Druidismo; en todo caso, su artículo sobre Râmakrishna se publicará seguramente antes de esto.

Debo señalarle que, en el artículo sobre el Nirukta, el sitio exacto donde debe colocarse la nota 8 no está indicado en el texto, y que, en el artículo Beauty, Light and Sound, al final de la nota 6 (sobre Oldenberg), se han superpuesto dos líneas, de manera que no puedo leer la última frase: ¿"The discussion of..."? ¿Quiere tener la amabilidad de darme estas dos indicaciones? Ya ve que he leído atentamente estos dos artículos que encuentro del mayor interés como siempre.

Querría también preguntarle qué es eso de esas "Letters from Paulos", por Omikron, que cita, y de las cuales no había oído hablar nunca hasta ahora.

Teniendo justamente que escribir a Chacornac, le pido desde ahora que le envíe varios ejemplares de los números concernientes a los artículos de usted; esto es por otra parte natural, y creía que lo había hecho ya, pero desgraciadamente le sucede a menudo olvidar muchas cosas...

Gracias por sus nuevas indicaciones de libros; debo reconocer que, de todo ello, no conozco más que a Nicholson. Desconfío por otra parte de ciertas interpretaciones de él, ya que son a veces tendenciosas, y, según lo que he oído decir aquí, donde ha pasado una temporada, no actúa siempre de entera buena fe; es por otra parte uno de los responsables de la confusión del Sufismo con el "misticismo".

Chacornac me dice que ha pedido el libro de Evans-Wentz; espero pues que podré tenerlo dentro de poco.

Gracias otra vez, estimado Señor, y crea, le ruego, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 7 de mayo de 1936

Estimado Señor,

He recibido esta mañana sus dos cartas del 20 y 24 de abril, que han debido cruzarse con varias cartas mías, y también su Vedic Exemplarism, que le agradezco profundamente.

Voy a hacer a su artículo Beauty Light and Sound las adiciones que me indica. Sea tan amable de no olvidar darme también las otras indicaciones que le he pedido.

Gracias también por la información concerniente a la publicación de Angel and Titan; la transmitiré en la primera ocasión que tenga.

¡Me entero desgraciadamente que la "Oxford University Press" se niega a enviar el libro de Evans-Wentz, diciendo que el número de ejemplares reservados para las revistas está ya agotado!

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 16 de mayo de 1936

Estimado Señor,

He recibido ahora mismo su carta del 26 de abril; gracias por ese pasaje de las Memorias de Casanova que tiene a bien señalarme. Recuerdo ahora que lo he visto citado en otro tiempo en alguna obra masónica, pero no sé ya exactamente en cuál; me parece que debe ser en una obra de Ragon; pero al no haberla visto desde hace muchos años, no pensaba ya en ella... Da en efecto una idea muy justa respecto del secreto iniciático; sin duda podré citarla, bien sea en algún artículo, bien sea, en todo caso, cuando ordene mis artículos sobre la iniciación para hacer con ellos un volumen.

Ultimamente, me preguntan de diferentes lados qué hay que pensar de Shri Aurobindo Ghose, y reconozco que me hallo muy confundido para responder al respecto, no habiendo tenido ocasión de leer sus escritos. Lo que sé, es que tiene a su alrededor un grupo de franceses sobre los que tengo los peores informes y cuyo papel parece muy sospechoso; se dice que esta gente no dejan que se le acerque más que a quien les place, e incluso que son ellos quienes redactan en realidad lo que está publicado bajo su nombre. ¿Cómo puede ser que pueda soportar un entorno semejante? Hay algo aquí que no llego a explicarme; si tiene información sobre el particular, me haría verdaderamente un favor si me lo hiciera saber.

En mi última carta, he debido olvidar agradecerle lo que me dice respecto de los Sres. "Ganesh and Co". Hoy acabo de recibir justamente una carta del Sr. MacLure, quien traduce la Introduction Générale, y me dice que no ha recibido aún ninguna respuesta de ellos, aunque les ha mandado una segunda carta el 9 de marzo y la ha expedido esta vez por correo aéreo; este silencio parece verdaderamente bastante singular...

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 21 de mayo de 1936

Estimado Señor,

Gracias por su artículo sobre la pintura jaina que he recibido esta mañana al mismo tiempo que su mapa del 6 de mayo y su carta del 8, y que, aunque no he podido aún más que examinarlo rápidamente, me parece que completa notablemente las consideraciones expuestas en su Buddhist Iconography.

Los vasos representados con ojos me recuerdan de forma singular a los vasos micénicos llamados "de cabezas de lechuza"; ¿piensa que sea realmente posible establecer entre ellos alguna comparación?

Lo que cita del libro de Madunath Sinha concuerda en efecto completamente con lo que he dicho sobre el mismo tema; solamente, ¿por qué querer entonces evitar las consideraciones metafísicas, lo cual no me parece solamente difícil, sino incluso imposible, al menos si no se quiere deformar nada? Voy a pedir a Chacornac que trate de obtener este libro, así como el de Carl Huntzi ahora que tengo la indicación del editor.

Gracias de antemano por lo que pueda hacer por la obra del Sr. Charbonneau-Lassay; el editor se retrasa mucho desgraciadamente y no acaba de preparar los prospectos. No sé exactamente qué título se le va a dar definitivamente a esta obra, pero no creo que la palabra "simbolismo" figure en él, lo que en efecto es quizá más prudente para no dificultar su difusión; en cierto momento era cuestión de tomar como título L'Iconographie emblématique du Christ.

A propósito de la palabra mâyâ, es cierto que "ilusión" está muy lejos del sentido original; pero por otra parte, el empleo de la palabra "magia", al menos en francés, es verdaderamente imposible, a causa del otro uso más habitual de esta misma palabra, con el cual habría confusiones inevitables y muy inoportunas; reconozco que no veo muy bien en este momento qué término más o menos satisfactorio se podría proponer... La terminología de Boehme es por otra parte tan especial que no se puede tomar prestada sin verse obligado a acompañarla de una explicación.

Gracias por sus indicaciones complementarias sobre la cuestión del vajra, a la cual me propongo volver en algún artículo.

Por lo que se refiere al vestigium pedis, sería muy interesante que pudiera reunir las referencias de las que habla; ¿osaría pedirle si no sería posible hacer un artículo sobre esto para Etudes Traditionnelles? Por lo que se refiere al origen prehistórico de este simbolismo, estamos de acuerdo; se puede pensar en efecto que hay aquí más especialmente una relación con las tradiciones de los pueblos pastores; en cuanto a los pueblos cazadores, pienso que no ha existido nunca esto entre ellos sino después de una degeneración, y no primitivamente. Como quiera que sea, he visto en Francia, en peñas, un gran número de estas huellas prehistóricas de pies humanos (las cuales, bajo la influencia del Cristianismo, son atribuidas por los campesinos a la Virgen o a diferentes santos), así como de dos pezuñas de caballo; he visto igualmente en el monte Sinaí dos de camello (que los beduinos de la región atribuyen al camello de Moisés). Por otra parte, me parece recordar que, en la iconografía cristiana, hay figuras de la Ascensión donde, debajo de Cristo elevándose por los aires, se ve la huella de sus pies en la montaña; existe seguramente alguna relación entre todo esto... Voy a comunicar al Sr. Luc Benoist lo que me dice respecto del Sr. Mus y darle las señas de éste; desgraciadamente eso está muy alejado de París, pero puede que haya alguna ocasión de ir. Le voy a indicar al mismo tiempo la obra de Dom L. Baillol, pues eso me parece que entra también más particularmente en su dominio.

No había oído hablar nunca de la revista Ijuk; hay por otra parte seguramente muchas cosas de este tipo, las cuales mi ignorancia del alemán me impide conocer.

Sin duda que me volverá a hablar más adelante de las cuestiones concernientes a los ciclos; en todo caso, veo que piensa exactamente como yo sobre los puntos a los que hace alusión.

Por lo que se refiere a Yaksha, su explicación me muestra mejor de qué se trata en el fondo; es lamentable que sus dos libros sobre este tema estén agotados, pero ¿no tendría la intención de reeditarlos, añadiéndoles esta síntesis final de la que habla? Aquí, dudo que pudieran encontrarse en otra parte más que en la Universidad americana, con la que no me es posible entablar relación, aunque no fuera más que a causa de su carácter "misionero"...

Sé muy bien en efecto cuan lejos se está de poder hacer todo el trabajo que uno se propone; ¡admiro incluso que usted pueda llegar a escribir tanto, mientras que, por mi parte, desespero de hacer siempre la centésima parte de lo que tengo intención! Seguramente habría que retomar y rectificar de punta a cabo todas las interpretaciones de los orientalistas; tal trabajo no sería posible más que si un gran número de personas colaboraran en ello...

Creo como usted que no hay nada que hacer para modificar los puntos de vista de la Sra. Rhys Davids, ¡de tal manera me da la impresión de estar llena de prejuicios y "self-concept", hasta el punto de declarar incompetentes, por adelantado, a todos aquellos que no piensan como ella! Puede ser que haya menos ideas preconcebidas en América que en Europa, o que estén menos fuertemente enraizadas.

Estoy persuadido también de que debe subsistir todavía alguna iniciación entre los Indios de América; fuera de eso, no hay seguramente, como en Europa, otros vestigios auténticos de este orden que los que se encuentran en la Masonería, cuyas posibilidades de restauración son desgraciadamente muy dudosas. A falta de iniciación de forma occidental, haría falta que algo viniera por otra parte para asegurar la continuidad indispensable de una transmisión, y es muy difícil decir actualmente hasta qué punto esto sería realizable...

Volviendo a los Yakshas, hace mucho tiempo que dudo en escribir algo sobre la cuestión de los Cabiros, que atañe de cerca a ésta (y también, bien entendido, a la de los "Hijos de Dios", o más bien de los Dioses, "Beni-Elohim", y las "hijas de los hombres"), tan compleja me parece. Aquí, tenemos también, referidos a los Jinns, muchas cosas concernientes a la cuestión del "fuego subterráneo" y los "tesoros escondidos"; pero todo esto es verdaderamente muy difícil de exponer de manera que lo haga inteligible para las mentes occidentales...

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 30 de mayo de 1936

Estimado Señor,

Recibo hoy su carta del 9 de mayo, al mismo tiempo que su charla sobre "The Love of Art"; ¡cuán justas son las ideas que expresa en ésta!

Tomo nota de sus señas para este verano; pero envío aún esta carta a Boston, ya que puede que llegue antes del 15 de junio.

Gracias por las señas de las revistas.

No, no me ha enviado su artículo sobre "Khwaja Khadir and the Fountains of Life"; si le es posible enviármelo, me interesaría mucho; gracias de antemano por esto también.

Muy sinceramente, encuentro todos sus artículos completamente excelentes para E. T., y sé que todo el mundo los aprecia de igual modo. En cuanto al trabajo de la traducción, he debido, por falta de tiempo, rogar al Sr. Préau que se encargue de ello, de manera que yo no tenga solamente más que revisarla. Por lo que respecta al artículo sobre Shrî Râmakrisna, me dice que le ha enviado su traducción al mismo tiempo que a mí, a fin de que pueda indicarle también sus observaciones. Espero que no tardará en llegarle, ya que sería de desear que pudiera publicarse en el número de julio.

Me entero de que Chacornac no ha podido enviarle más que tres ejemplares del número de enero, al estar éste casi agotado; la razón es que se han enviado muchos como espécimen, porque era el 1er. número que se publicaba con el nuevo título; pero, naturalmente, no sucederá lo mismo otra vez.

Lo que dice respecto al verdadero sentido de Junar-mritym y Junar-janina me parece totalmente exacto y corresponde también a lo que pienso. Lo mismo que para su observación sobre la "infalibilidad".

En cuanto a lo que me cita de Huntzi, es bastante sorprendente en efecto; ¡hay que creer de todos modos que hay algo que ha cambiado! He mandado pedir su último volumen; ya veré si es posible procurarme también los otros...

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 3 de junio de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta del 16 de mayo, y le agradezco las indicaciones que conciernen a sus dos artículos; las he trasladado inmediatamente al texto.

¡Muchísimas gracias por todo lo que tiene a bien hacer para suscitar el interés por mis libros, en Harvard y en otras partes! Esperemos que Chacornac sea más afortunado con el Bruce Codex que lo ha sido con el libro de Evans-Wentz...

Pienso como usted que, en el caso de Nicholson, existe realmente limitaciones a su comprensión, de las cuales no se le puede hacer responsable; si añado que además no actúa siempre de entera buena fe, es por lo que me han referido personas que han tenido la ocasión de discutir con él (al ayudarle por otra parte en ciertas traducciones) mientras vivió aquí. No es menos cierto que sus traducciones valen aún seguramente más que muchas otras; ¡pero es verdad también, desgraciadamente, que los textos indios siempre han sido más particularmente maltratados por los traductores!

Envío esta vez estas líneas a Karatunk (Maine); lamento saber que esa estancia está motivada por razones de salud, pero quiero esperar que, con el aire libre, le permitirá restablecerse completamente. Espero también que el viaje de la Sra. Coomaraswamy termine felizmente.

¿Quién sabe si podré algún día ir a América, o incluso simplemente volver a Europa (por poco tiempo en todo caso)? Creo más prudente no hacer proyectos a largo plazo, y muchas razones de todo tipo, en las circunstancias actuales, no me permiten considerar viaje alguno... ¿Pero quién sabe también si usted mismo no tendrá alguna ocasión de venir a este lado?

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 17 de junio de 1936

Estimado Señor,

Gracias por su carta del 2 de junio, que acabo de recibir hoy. Aunque veo que no tiene tampoco informes directos y precisos sobre ciertos puntos, me alegro de saber lo que piensa de Aurobindo Ghose. Tuve en otros tiempos amigos que le habían conocido, pero esto se remonta a una época muy lejana, y en la cual aún estaba metido en la actividad política; seguramente ha cambiado mucho desde entonces... Lo que dice de él, en comparación con ciertos otros "grandes hombres" actuales me parece completamente justo. Acabo de enterarme que dos de sus libros (pero no sé cuales) acaban de traducirse al francés, por alguien que conozco por otra parte un poco, y que debe ir a la India el otoño próximo para someter a su consideración esa traducción.

En cuanto a Gandhi, he tenido siempre la impresión de que una gran parte de sus ideas eran de inspiración muy occidental; pero ¿se habrá acentuado esto todavía en estos últimos tiempos?

Estoy contento de saber que la Sra. Coomaraswamy ha regresado bien de su viaje y se encuentra ahora cerca de usted. Lo que le ha dicho del estado actual de la mentalidad en la India coincide desgraciadamente con la impresión que me dio alguien que estuvo viviendo allí varios meses hace dos años aproximadamente. Hace falta en efecto, como usted dice, que la oscuridad se extienda por todas partes antes de que el Kali-Yuga finalice; pero, desde hace algunos años, ¡esto va increíblemente rápido!

Crea, le ruego, en mis cordiales deseos.

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El Cairo, 27 de junio de 1936

Estimado Señor,

Gracias por su "Vedic Monotheism", que acabo de recibir y de leer. Veo que ha tocado la cuestión del sentido de bhakti del que me había hablado ya; ¡es lástima que se hayan suprimido algunas cosas, y también tantas faltas de impresión en todo el artículo! Una pequeña observación respecto de la palabra "henoteísmo": la he visto empleada, a propósito de la Biblia, en un sentido diferente a aquél en que lo toma Max Müller. Según ciertos "críticos", el pueblo de Israel no creía en un dios único (lo que sería el "monoteísmo"), sino que adoraba exclusivamente a un Dios entre otros (y esto es lo que llaman "henoteísmo"); bien entendido, esta teoría es también de aquellas que muestran su incomprensión... No sé por otra parte si ellos han inventado la palabra independientemente de Max Müller; en todo caso parece que éste tenga cronológicamente la prioridad de su empleo.

El Sr. Préau me ha escrito que había recibido su respuesta respecto a la traducción de su artículo que le había sometido a su consideración; todo estará pues listo a tiempo para que pueda publicarse en julio, como pensaba.

He recibido la semana pasada una carta del Sr. Charbonneau, diciéndome que había tenido por fin noticias de su editor; había concertado una cita con él y ha tenido que ir a París unos días, y se proponía escribirle a usted a su vuelta. El título escogido para su obra es: L'Iconographie emblématique du Christ. ­ I ­ Le Bestiaire. Como pensaba, la palabra "simbolismo" no figura en él; no me parece, no obstante, que esto sea susceptible de asustar a la gente...

Parece que, en Francia, los acontecimientos políticos dificultan todo en estos momentos; ¡me dicen que, a causa de las huelgas, aún no se sabe cuándo podrán publicarse los Etudes Traditionnelles de junio!

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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Alejandría, 12 de julio de 1936

Estimado Señor,

Nos hemos decidido, mi mujer y yo, a venir a pasar algún tiempo aquí para cambiar un poco de aires, de lo cual realmente teníamos necesidad; estamos aquí desde hace una semana y no sabemos aún cuánto tiempo nos quedaremos. No se extrañe pues si tardo en responder a algunas de sus cartas esta temporada, ya que no tengo ninguna posibilidad de continuar mi correspondencia durante mi ausencia.

Antes de mi marcha he recibido (transmitida por Chacornac) una carta un poco singular del Sr. Carl Huntzi: Dice haber tomado conocimiento de mi artículo sobre la "doble espiral" que usted le habría indicado, y se declara feliz por el acuerdo de mis conclusiones con las suyas, pero... ¡me pide que señale que él las había formulado ya en su obra publicada en 1932 y que yo podría encontrar en el Museo Guimet! Este tipo de reivindicación de "prioridad" me ha parecido una cosa más bien asombrosa, ya que me es muy difícil comprender que una idea verdadera y tradicional pueda ser vista como propiedad de alguien... Como quiera que sea, al responderle, he aprovechado para pedirle que me envíe su último libro (que Chacornac debería haber pedido ya al editor), y también, si es posible, el anterior que está aquí en juego, diciendo que en todo caso hablaría con mucho gusto de ello, pero que de otro modo mi alejamiento de toda biblioteca no me permite tomar conocimiento de ello. Ignoraba completamente el nombre del Sr. Carl Huntzi, lo mismo que sus obras, antes de que usted me hablara de él recientemente; ¡no se puede, con todo, exigir, de alguien que tiene la intención únicamente de situarse en el punto de vista tradicional, y no en el de la erudición, que se mantenga al corriente de todo lo que se publica! En fin, le tendré al corriente de lo que resulte de esta historia...

Su artículo sobre Shrî Râmakrishna debe publicarse en el número de julio de Etudes Traditionnelles; y, según lo que me escriben, pienso que uno de sus otros dos artículos podrá entrar en el número de octubre.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 29 de agosto de 1936

Estimado Señor,

Hace mucho tiempo que no he tenido noticias suyas; quiero creer no obstante que ese silencio no tiene ningún motivo enojoso, y que puede aprovechar su reposo en el campo.

En cuanto a mí, hace aproximadamente tres semanas que he vuelto de Alejandría, después de haber pasado allí un mes; este cambio me ha sentado bien, pero el único fastidio es que he encontrado a la vuelta trabajo retrasado, ¡y sobre todo una enorme correspondencia que tengo dificultad de poner al día!

El Sr. Préau me ha enviado últimamente la traducción de su artículo sobre el Nirukta, diciéndome que le enviaba igualmente a usted una copia de ella al mismo tiempo; quizá la tenga ya ahora. Este artículo no podrá sin duda publicarse más que en el número de noviembre, pues hay varios otros que han debido ser trasladados ya desde hace varios meses y que habrá que llegar de todos modos a sacar en octubre...

Me dicen que le han enviado varios ejemplares del número de julio; había recomendado que no se olvidaran esta vez.

Por lo que se refiere a los libros que me había señalado, hay verdadera mala suerte: los editores se niegan a enviar el Bruce Codex, y también la obra de C. Huntzi. De este último, no he sabido nada desde lo que le escribí a usted en mi última carta.

El Sr. Luc Benoist se propone hacer un artículo sobre el Borobudur, según los trabajos del Sr. Mus; he creído comprender por otra parte que ha debido escribirle a usted hace poco tiempo.

¿Podría decirme quién es Swami Yatiswarananda, a quien uno de mis amigos me dice haber encontrado hace algún tiempo? Pertenece a la "Râmakrishna Mission", pero daría la impresión de ser de tendencias más ortodoxas que las que se tienen generalmente en este medio.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 13 de septiembre de 1936

Estimado Señor,

Acabo de recibir su carta del 22 de agosto, que se ha cruzado con la mía; como verá, me inquietaba un poco no tener noticias suyas, y, de hecho, veo que desgraciadamente no estaba del todo equivocado. Era de esperar, sin embargo, que su estancia en el campo le repusiera de su cansancio; ¿la prolongará algo más de lo que tenía intención? En todo caso, como me había dicho que estaría ahí hasta el 7 de octubre, aún dirijo ahí esta carta, ya que pienso que le llegará antes de esa fecha.

Le agradezco profundamente su nuevo artículo que acabo de leer y que encuentro, como siempre, muy interesante; aporta precisiones muy importantes sobre la cuestión de la distinción entre el arte tradicional y el arte profano. Lo que dice de los vestigium pedis aclara también mucho este punto; y, en cuanto al sentido de mârga, debo decir que había pensado en ello a menudo, pero sin llegar a encontrar una explicación suficientemente clara. Tomo nota de lo que me dice sobre la posibilidad de publicar el artículo en dos partes; esto dependerá naturalmente del sitio del que se pueda disponer; ¡es molesto estar siempre tan limitado por el número de páginas, por razones que son fáciles de comprender! He escrito estos últimos días, para el número de octubre, un artículo sobre las "armas simbólicas", en el que he tenido ocasión de referirme bastante ampliamente a su Buddhist Iconography, a propósito de ciertos aspectos del simbolismo del vajra.

Los tres artículos de los que me anuncia el envío no me han llegado todavía, pero no es muy extraño, ya que los impresos tardan casi siempre más que las cartas; los tendré pues probablemente en el próximo correo. En cuanto a los dos libros que los editores deben enviarme, tampoco los he recibido aún; es cierto que los editores tardan a menudo en hacer sus envíos, de suerte que, últimamente, he creído que libros que me habían anunciado habían debido perderse, y sin embargo me han llegado por fin después. Si no obstante todavía no recibo nada de aquí a cierto tiempo, se lo haré saber con el fin de que pueda reclamarlos en el caso de que se tratara de un olvido, lo cual siempre es posible también...

Por lo que concierne a su artículo sobre la reencarnación, lo que propone hacer me parece que estará muy bien, y será ciertamente un trabajo muy útil. En cuanto al fondo mismo de la cuestión, la imposibilidad de una vuelta al mismo mundo resulta de que esto implicaría una limitación de la multiplicidad de mundos (o estados de existencia, ya que es la misma cosa en el fondo), y, consiguientemente, una limitación de la Posibilidad universal misma. Esto, bien entendido, concierne al ser verdadero y viene a decir que éste no puede manifestarse dos veces en el mismo estado; esto no es, en suma, sino un caso particular de la imposibilidad de cualquier repetición en la manifestación universal, en razón misma de su indefinitud. Ahora bien, esto no quiere decir que no haya algo que pueda "reencarnarse", si nos atenemos a emplear esta palabra, pero son simplemente elementos psíquicos que no tienen nada que ver con el ser verdadero (que ha pasado entonces a otro estado), y que vienen a integrarse en la manifestación de otro ser como lo hacen también los elementos corporales; hablando con propiedad, no es pues de "reencarnación" de lo que aquí se trata, sino de "metempsicosis" (en cuanto a la palabra "transmigración", designa propiamente el paso a otro estado, lo cual sí se aplica al ser verdadero). Este traspaso de elementos psíquicos explica los pretendidos "casos de reencarnación", o de "recuerdos de vidas anteriores" que se constatan a veces (además, ¿qué podría "recordarse", puesto que, incluso en la hipótesis reencarnacionista, se trataría siempre de una nueva individualidad revestida por el ser, y que la memoria pertenece evidentemente a la individualidad como tal?). Por lo demás (dejando de lado, bien entendido, la razón sentimental invocada por los modernos y que no tiene ningún interés doctrinal), la creencia en la reencarnación puede ser considerada como debida en parte a la incomprensión del sentido simbólico de ciertas expresiones. Aunque la comparación sea quizá un tanto extraña, pienso aquí en otro hecho que tiene exactamente la misma causa: es la creencia en la existencia de ciertos monstruos y animales fantásticos, que no son sino antiguos símbolos incomprendidos; así, conozco aquí personas que creen firmemente en los "hombres con cabeza de perro"; la Historia natural de Plinio está llena de confusiones del mismo tipo... He tratado hace bastante tiempo en L'Erreur Spirite esta cuestión de la reencarnación, indicando también las distinciones que ha lugar hacer entre los diferentes elementos constitutivos del ser manifestado. Desde el momento en que se trata de una imposibilidad, se entiende que no puede haber aquí excepción; por otra parte, ¿dónde se detendría ésta exactamente? A propósito de esto, le voy a indicar una cosa bastante curiosa: la misma Sra. Blavatsky había comenzado por negar la reencarnación de manera general; en Isis Unveiled, contemplaba solamente un cierto número de excepciones, reproducidas exactamente de las enseñanzas de la H. B. of L. a la que estaba vinculada en esa época. Una posibilidad que constituye solamente una excepción aparente, es el caso de un ser que, no estando ya realmente sometido a la muerte (un jîvan-mukta), continuara por ciertas razones su existencia terrestre (no volvería pues como los pretendidos "reencarnados") utilizando sucesivamente varios cuerpos diferentes; pero es evidente que éste es un caso que está completamente fuera de las condiciones de la humanidad ordinaria, y que por otra parte un ser tal no puede ya realmente ser llamado "encarnado" de ninguna manera.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 21 de septiembre de 1936

Estimado Señor,

Hoy mismo, he recibido un envío suyo que contiene la separata de tres artículos, y que pienso que son los que me había anunciado; ¡gracias!

Su respuesta a la Sra. Rhys Davids está muy bien, y concuerda en suma completamente con las críticas que he formulado al respecto hace algún tiempo. Puesto que ha abordado usted en esta ocasión la cuestión del "rebirth", y a la espera del otro trabajo del que hemos hablado, debo decir que la manera como lo contempla me parece muy exacta; "transmigración" y no "reencarnación", estos son los mismos términos que yo empleaba en mi última carta.

Su artículo sobre lo Bello me ha recordado una de las consideraciones que desarrollaba en uno de los que deben aparecer en E. T.. En cuanto al artículo sobre los dos pasajes de Dante (en el que le agradezco haberme citado), ¡no tengo necesidad de decirle hasta qué punto estoy de acuerdo con usted!

Hablaré de todos estos artículos en mis reseñas de noviembre.

Por otra parte, acabo de enterarme que se ha recibido, en las señas de E. T., su libro Patron and Artist; sin duda el envío no se me ha hecho pues directamente; pero esto no supondrá en suma más que un poco de retraso, ya que, naturalmente, he pedido enseguida que me lo hagan llegar.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

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El Cairo, 1 de noviembre de 1936

Estimado Señor,

He recibido su carta del 9 de octubre hace ya algunos días, y acabo de recibir ahora al mismo tiempo sus dos libros (había leído la semana pasada una carta del Sr. Wynn anunciándome el envío), así como su artículo sobre el Ashvamedha; le agradezco profundamente todo.

El envío del otro artículo que me anunciaba no me ha llegado aún, pero esto no tiene nada de extraño, considerando la demora habitual del correo.

Comprendo muy bien que no haya podido apenas escribir durante su estancia en el campo, y esto es completamente excusable; lo esencial es que haya sido provechosa para su salud. ¡Apenas puede uno imaginarse que aún pueda haber así auténtica campiña en un país tan industrializado como los Estados Unidos!

Por lo que concierne a la cuestión del "rebirth", veo que estamos completamente de acuerdo sobre la interpretación de los textos a los que hace alusión. En cuanto a ese caso de "memoria" que se ha producido recientemente en la India, ya había leído diversos artículos al respecto; está claro que se trata en este caso de una especie de traspaso de un conjunto de elementos psíquicos que han conservado una cohesión excepcional. Un caso que parece más frecuente es aquel en el que parecidos elementos, aunque mucho más fragmentados en general, se transmiten por herencia. En cuanto a los que se manifiestan en las sesiones espiritistas, se entiende que son también del mismo tipo; les hace falta el apoyo de seres humanos vivos (los médiums o los asistentes, importa poco) para que recobren una apariencia de conciencia individual; pero esta manifestación no es sino temporal, mientras que, en otros casos, se han "incorporado", de alguna manera, a una individualidad, y ésta es en suma toda la diferencia.

Lo que dice de esos vestigios tradicionales de los que ha podido constatar la supervivencia en Maine es verdaderamente muy curioso; no me extraña por otra parte que, actualmente, todo eso deba tender a desaparecer muy rápidamente... Yo mismo he visto cosas completamente semejantes en Francia, entre los campesinos, ya sea para detener la sangre, ya sea para curar otros accidentes: torceduras o esguinces, quemaduras, etc.; y las condiciones de transmisión eran también las mismas; pero, aquí también, creo que esto se está perdiendo ahora. Las fórmulas empleadas son a menudo muy singulares, pues la mayoría contienen una mezcla de palabras latinas, griegas, hebreas incluso, generalmente muy deformadas; a pesar de esto, y de la ignorancia del sentido de las palabras entre aquellos que las emplean, no por ello guardan menos una eficacia que no se puede negar (he visto efectos de ello en muchos casos), pero siempre, bien entendido, con la condición de que hayan sido transmitidas regularmente. Es seguro que el equivalente de estas cosas debe encontrarse más o menos en todas partes; en todo caso, algo análogo existe en el mundo árabe, y también entre los judíos de Oriente.

Crea, le ruego, estimado Señor, en mis mejores deseos.

Traducción: Miguel A. Aguirre

 
 
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