RENE GUENON 
CARTAS A VASILE LOVINESCU (2)
 
 
facsimilEl Cairo, 19 de mayo de 1935.
Señor, 

He recibido su carta del 30 de abril, y le agradezco en primer lugar lo que tiene a bien decirme aún con respecto a mis escritos. – Me alegra saber que dispone ahora de la colección de Voile d'Isis, donde efectivamente podrá encontrar aclaraciones sobre muchas cuestiones. 

Justo al mismo tiempo que su carta, he recibido también una del Sr. Avramesco, con el 2º nº de Memra aparecido por fin; me habla de las numerosas dificultades que ha tenido y que han causado este retraso, y parece en efecto que todo se haya mezclado; esperemos no obstante que las cosas vayan mejor en el futuro. 

Lo que usted dice con respecto a la teoría de los Avatâras a buen seguro es cierto, pero sin embargo he de confesar que, por lo menos hasta ahora, no veo el medio de exponerla de manera que no se corra el riesgo de que aún presente más inconvenientes que ventajas, dada la incomprensión general del Occidente actual. 

No puede decirse que una tradición sea "primordial" por el hecho de que esté fundada por un Avatâra, ya que no puede haber, por definición misma, más que una tradición primordial para un Manvántara. Además, esa tradición (ya se trate del cristianismo como de cualquier otra) se constituye necesariamente en un medio determinado, cuyas condiciones influyen sobre la forma que ella reviste, medio que está siempre en relación con las formas tradicionales preexistentes; el "descenso" directo del Espíritu (ese es el sentido propio de la palabra Avatâra) no cambia en nada la cosa. Hay ahí algo que en resumidas cuentas podría compararse con el nacimiento de un ser individual, que ciertamente está determinado por la influencia del "Sí", pero también por las condiciones del medio en que se produce (lo que puede ser representado geométricamente por la intersección de una vertical y una horizontal). – Por otra parte, no pienso que pueda calificarse al Judaísmo como tradición de segunda o tercera mano, pues eso es olvidar que en su origen está Moisés, profeta y legislador inspirado; quizá incluso se podría recurrir aquí a la concepción de los Avatâras secundarios… En todo caso, lo que es seguro, es que la constitución de toda forma tradicional requiere una intervención "supra-humana"; puede haber solamente diferencias en sus modalidades, en su grado de importancia o en la extensión del dominio sobre el cual su influencia debe ejercerse; pero, si aquélla estuviera ausente, no se trataría ya de una forma tradicional verdadera, sino de una simple deformación debida a unas iniciativas humanas (lo que representa, por ejemplo, un caso como el del protestantismo). – Por otra parte no se puede decir nunca que la constitución de una nueva forma tradicional forzosamente deba tener por efecto el hacer desaparecer a otra (incluyendo aquella de la que procede más directamente), porque siempre podrá haber seres para quienes esta sea más apropiada, igual que el predominio de una cierta raza en un período no impide que subsistan representantes de las razas que la han precedido… – En fin, en cuanto a la no aceptación del Cristianismo por los judíos, no podría hablarse de "satanismo" más que si hubiera un rechazo voluntario de una verdad reconocida como tal, lo que no es evidentemente el caso, y, lo que además, de una manera general, ni siquiera es fácilmente concebible. La supervivencia de los judíos conservando su tradición a través de todas las vicisitudes históricas indica manifiestamente que tenían aún un papel que jugar en el mundo (cualquiera que sea por otra parte su carácter) después del advenimiento del Cristianismo; si su misma dispersión no ha podido jamás destruirlos en tanto que pueblo ni desligarlos de su tradición propia, eso no es evidentemente sin una razón profunda. 

Por lo que se refiere a la iniciación basada sobre el esoterismo cristiano, todo lo que puede conocerse de ella es efectivamente más bien de orden cosmológico y "hermético" que puramente metafísico; esto tiene que ver sin duda con la mentalidad occidental, más que con el Cristianismo mismo. Sería no obstante poco probable que nunca hubiera habido otra cosa, pero ha debido de estar siempre reservada a un número muy pequeño y no ha dejado trazas aparentes; de otro modo, sería suponer que se trata de una tradición incompleta en su misma esencia; pero lo anterior ha podido no expresarse nunca de otra manera que por una "transposición" de los mismos símbolos a un nivel superior. 

Gracias por todas sus explicaciones sobre las manifestaciones tradicionales en Rumania; hay ahí cosas que son verdaderamente interesantes y que de ningún modo conocía. – Siempre he pensado que la historia de Zalmoxis, por muy deformada que haya podido serlo por los historiadores griegos, debía tener una importancia particular en relación con el Orfismo y el Pitagorismo. Se la mezcla a menudo con la de Ábaris; éste parece haber sido un dios escita (o su representante); pero ¿qué parentesco de raza había exactamente entre los escitas y los tracios? En todo caso, es cierto que todo esto se liga directamente a la cuestión del Apolo hiperbóreo. En cuanto al nombre de Zalmoxis como designando una función (igual que el de Zoroastro y muchos otros), pienso que tiene usted toda la razón. – La cuestión de las montañas sagradas es también un punto importante. El nombre "Om" es curioso, incluso aunque su similitud con el monosílabo sagrado de la India no se deba a ninguna relación etimológica; pero ¿qué quiere decir el otro nombre "Kaliman"? – En cuanto a Jean Huniadi, si lo he designado como húngaro he debido simplemente reproducir con ello lo encontrado en los escritos teosofistas, sin pensar en hacer investigaciones para verificar si la cosa era exacta. – En todo caso, en cuanto a la fundación de los 3 principados, el simbolismo hermético es en efecto evidente, como usted dice; y lo mismo en cuanto a todo lo que concierne a los cuentos y el llamado "folklore"; hasta es raro, creo, que este simbolismo se haya conservado tan claramente en casos semejantes… – ¿No pensaría en hacer algún trabajo sobre todas estas cuestiones? Seguramente valdría la pena, especialmente cuando que el tema, sobre todo desde este punto de vista, no ha debido ser muy estudiado hasta ahora. 

Crea, le ruego, señor, en mis mejores y más distinguidos sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 24 de junio de 1935.
Estimado señor, 

Sí me ha llegado su carta del 1º de junio. – Veo que ha comprendido bien lo que quería decir con respecto a la teoría de los Avatâras. Esta y la de los Profetas representan dos puntos de vista que son de alguna manera complementarios uno del otro, y que, como tales, pueden conciliarse muy bien. – Está claro que el retorno del Cristo, al final del ciclo, corresponde al 10º Avatâra. Lo que usted dice sobre los judíos es exacto; solamente que la actitud de negación de la que usted habla procede de un desconocimiento que no puede llamarse voluntario; se encuentran además otros ejemplos de una actitud así por parte de los representantes de una forma tradicional con respecto a otra más reciente. En el fondo, la manera en que los cristianos se comportan ante el Islamismo es muy comparable a la de los judíos ante el Cristianismo; e incluso, en cuanto al esoterismo, el análogo de lo que usted recuerda con respecto al Zohar podemos encontrarlo por ejemplo en Dante (podría uno preguntarse por otra parte si no se trata sobre todo de una precaución que se toma para no topar con la mentalidad exotérica, pues es evidente que tales "exclusivismos" no pueden ser inherentes al propio esoterismo). 

Los libros que me enumera son todos ciertamente interesantes y útiles. – En cuanto a los Essais on Gîtâ de Aurobindo Ghose, no he tenido ocasión de leerlos, pero pienso que hay en todo caso algo que sacar de ellos, pues he oído hablar favorablemente de los mismos. Lo que es un poco fastidioso, es que nunca escribe él mismo, de suerte que las cosas siempre pueden estar más o menos deformadas por sus discípulos, como ha ocurrido en otro tiempo con RâmaKrishna. 

El "Adepto" es propiamente aquél que ha llegado a la perfección de alguna cosa: en relación con los "pequeños misterios" (adeptus minor), es el hombre reintegrado en el estado primordial; en relación con los "grandes misterios" (adeptus major), es el jîvan-mukta. 

Gracias por sus nuevas precisiones sobre la cuestión de las montañas sagradas; todo ello es efectivamente muy interesante. – Pensando de nuevo en este tema de las tradiciones rumanas, después de que le escribí, he tenido la idea de pedirle si no podría hacer usted alguna cosa sobre ello para Voile d'Isis; y veo que ha tenido precisamente la misma idea por su parte. Si quiere pues hacer un primer artículo y enviármelo como me propone, acepto de buena gana; no le inquiete si hay algunos defectos en cuanto a la lengua, yo lo arreglaría fácilmente en cualquier caso. 

Lo que dice a propósito de los monasterios ortodoxos también es una cuestión interesante; he oído hablar, por lo que se refiere a Rusia, de entrenamientos en los que la respiración tiene un gran papel. En cuanto al monte Athos, me han contado también las mismas cosas que a Vd; pero no he podido aclarar mucho más la cuestión, y me pregunto si no son sobre todo recuerdos de un pasado más o menos lejano y si todavía subsiste efectivamente alguna cosa. 

Crea, le ruego, señor, en mis mejores sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 21 de julio de 1935.
Estimado señor, 

Gracias por el comienzo de su artículo, que recibí ayer. Acabo de leerlo, y entiendo que es casi imposible resumir más; en suma, creo que irá bien así, y no veo sino algunos giros que hay que modificar ligeramente. Naturalmente, esperaré a tenerlo completo para enviarlo a Chacornac, sobre todo dado que ahora, de todas maneras, nada puede incluirse ya antes de octubre, puesto que de aquí a entonces no habrá sino el nº de agosto-septiembre, que ha de estar dedicado especialmente a la tradición hindú. 

Me alegra saber que ha vuelto a ver usted al Sr. Avramesco; yo no he tenido otras noticias de él desde que me envió el 2º nº de Memra; ¿dónde está ahora? Por mi parte, todavía no he podido hallar el tiempo para preparar el artículo que le he prometido… La cuestión que usted ha planteado con él es "teórica", porque, en las condiciones actuales, no es concebible que un Adepto juegue el papel de jefe de estado o del ejército; no puede tomar tales funciones más que en casos excepcionales, en relación con esa fundación de estados de la que usted habla en su artículo; en cualquier otro caso siempre ejercerá su influencia de modo invisible. – En cuanto a esos casos de excepción, los medios que han podido emplearse se relacionan con unas condiciones de las que apenas podemos hacernos un idea actualmente. Por otra parte va de suyo que la manera de actuar de un Adepto no puede ser comparada a la de un hombre ordinario, ni siquiera aunque se le parezca exteriormente, puesto que sus motivos son diferentes; así pues si ha empleado unos medios que nos parecen chocantes es porque la verdadera razón de ello se nos escapa, y creo que eso es todo lo que puede decirse… Hay también quienes han simulado la locura; ¿qué hay que concluir de ello?… 

Lo que usted dice con respecto a la iniciación masónica es exacto; naturalmente, la concentración ha de tomar entonces como soporte, preferentemente, los símbolos propios de esta iniciación; aunque este aspecto de "realización" esté hoy completamente perdido de vista en general, sin duda pueden esperarse de este modo ciertos resultados; desgraciadamente, no hay que contar por parte de la organización con otra ayuda que la sola transmisión de la influencia iniciática. 

Un centro espiritual puede conocer la intención de alguien por medios muy diversos, que siempre sería erróneo intentar limitar; pero, aparte de casos bien raros, quien se limitase a esperar la iniciación en cierto modo pasivamente, correría el riesgo, creo, de esperar largo tiempo, al menos en los países donde no existen ya organizaciones iniciáticas verdaderamente efectivas; no hay que olvidar nunca que estamos en una época anormal desde este punto de vista. 

En cuanto al fin del ciclo, todos los cálculos parecen converger hacia los últimos años de este siglo; y un gran sheikh de Marruecos afirmaba últimamente que el Anticristo ya ha nacido, pero que no debe manifestarse enseguida todavía. – En cuanto a las posibilidades de una renovación iniciática en Occidente antes de estos acontecimientos, es algo muy difícil de decir, y no hay hasta ahora ningún indicio que permita pronunciarse netamente sobre ello. 

Le pido me excuse por escribirle en el desorden de una mudanza, necesaria por la llegada de los libros y papeles que había dejado en París, y que por fin he conseguido hacer llegar aquí. 

Crea, le ruego, señor, en mis más distinguidos sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 3 de septiembre de 1935. 
Estimado señor, 

Me excuso por haber tardado más de lo que hubiera querido en responder su carta; durante este tiempo, me he encontrado aún más ocupado que de ordinario, a consecuencia de toda una serie de circunstancias: primero, la llegada de mis libros y papeles, que por fin he conseguido, tras más de 5 años, hacer llegar de París donde habían quedado; después, esto mismo me ha obligado por añadidura a un traslado, de tal manera que todavía me hallo lejos de haber podido poner todo en orden; en fin, se me ha pedido que ahora dé, para Voile d'Isis, 2 artículos por nº, lo que me causa también un trabajo suplementario; ¡y quisiera alcanzar siempre a todo, pero no siempre es fácil! – Envío igualmente esta carta a la dirección que me indica, pero me pregunto si le encontrará en ella todavía; de todas formas, y sobre todo certificándola tal como me pide, espero que le llegará sin dificultad. 

He recibido también el nº de Familia que contiene su artículo, y se lo agradezco; hasta donde puedo comprender, esta presentación me parece en verdad muy bien. 

No sólo es con usted que estoy retrasado: también escribo hoy solamente al Sr. Avramesco, de quien recibí una carta algún tiempo antes de la suya; me pedía, para el próximo nº de Memra, un artículo que quería enviarle al mismo tiempo, pero que no había podido llegar a escribir hasta ahora… Como me planteaba la misma cuestión de la cual había hablado usted con él, le digo que, cuando le vuelva a ver usted a su retorno de Bucarest, podrá comunicarle lo que yo le respondí al respecto. Me habla también de Bô Yin Râ; pienso que no puede haber ningún inconveniente en que le haga partícipe de lo que le he dicho. 

Creo que sí ha recibido usted, según lo que me escribe, las líneas que le envié sobre su trabajo para Voile d'Isis; comprendo ahora por otra parte que su ausencia le ha debido impedir seguir con él, pero espero que le sea posible enviarme su continuación muy pronto. 

Llego ahora a su carta, que me ha interesado vivamente, pero que, debo confesarlo, me pone también en un embarazo bastante grande, porque, cuando se trata de una forma tradicional con la cual no tiene uno mismo ningún lazo, es verdaderamente imposible responder de una manera categórica a ciertas preguntas. Dice usted que no puede contentarse con un "tal vez", y le entiendo muy bien, tratándose de una decisión como la que considera, pero, en lo que me concierne, no puedo juzgar la cosa más que según los indicios contenidos en lo que usted mismo me expone, y de lo que no resulta sino una impresión bastante dudosa, pues están lejos de ser todos igualmente favorables. 

Sea como fuere, con el fin de decirle lo que pienso de todo ello sin olvidar nada si es posible, voy a intentar retomar las cosas siguiendo prácticamente el orden de su carta. – En primer lugar, lo que dice usted de la iconografía sagrada como ciencia todavía viva es muy interesante, y es bien cierto que ya no se podría encontrar nada semejante actualmente en la Iglesia latina, ni siquiera en los monasterios. Sólo que, he aquí el punto esencial: aquéllos que continúan esta tradición iconográfica ¿tienen todavía conocimiento del alcance verdadero del simbolismo que está contenido en ella, desde el punto de vista hermético por ejemplo, o bien no han guardado conscientemente más que su sentido exterior y puramente religioso? Querría saber si ha podido darse cuenta de alguna cosa neta al respecto. – Entre las Vírgenes de las que habla, ¿hay Vírgenes negras? usted sabe sin duda que estas tienen un significado particularmente importante desde el punto de vista hermético, e incluso desde un punto de vista más universal (al simbolizar aquí el negro la "indistinción" de Prakriti). 

Lo que dice de la disposición de los lugares parece indicar con bastante claridad que se trata de un paraje destinado a servir de soporte a influencias espirituales y favorable para la constitución de un cierto centro; pero todo esto ¿se limita al orden religioso (que implica también la intervención de elementos "no–humanos")? e, incluso si en efecto ha habido algo más, ¿subsiste aún ahora? 

El punto más importante, para intentar resolver la cuestión, es quizá lo que concierne a esos 7 ascetas misteriosos; dado que uno de los religiosos, quien parece presentar toda garantía de veracidad, afirma que se ha encontrado con uno de ellos, hay ahí pues otra cosa que una simple leyenda o un recuerdo de tiempos antiguos. Pero, por otro lado, parece que, aparte de ese caso de encuentro excepcional y que no parece tener continuidad, los monjes no están en comunicación consciente con ellos. Entonces, ¿no daría esto a suponer que no hay más que un grupo muy pequeño y extremadamente cerrado que posea una iniciación real, y que los monjes ordinarios apenas tienen oportunidad de poder ser admitidos alguna vez en ella? Habría que saber al menos cómo y dónde se reclutan estos ascetas cuando su número ha de ser completado; ¿es entre los monjes o, lo que parece más probable, entre los solitarios que viven en esos lugares casi inaccesibles de los que usted habla? Por otra parte es el papel exacto de esos solitarios lo que aún me parece quizá lo menos claro de todo; ¿son solamente unos monjes cualesquiera que, por una u otra razón, deciden ellos mismos escoger este género de vida y separarse de los demás? Si esto es así, ¿desaparecen definitivamente, o bien hay entre ellos quienes vuelven más tarde a los monasterios? ¿O bien es necesario, para retirarse así, que reciban una "llamada" especial, lo que podría indicar que han sido escogidos para una iniciación? y, en esta última hipótesis, ¿podrían éstos al menos estar en comunicación regular con los 7 ascetas, de los cuales quizá fueran incluso en cierto modo sus discípulos particulares…? Pero, si nadie se les acerca nunca, ¿cómo podría saberse de qué se trata justamente? – Ya ve que hay en ello muchas preguntas planteadas por las cosas mismas que menciona; tal vez le fuera posible precisar al menos algunos de estos puntos; de otro modo, habría que esperar la ocasión de obtener nuevas informaciones, por ejemplo si hiciera en adelante otro viaje, en el que, habiendo examinado ya todo esto, le fuera más fácil naturalmente poner toda su atención sobre las cuestiones esenciales o particularmente difíciles de resolver. 

Paso a lo que concierne a los monjes mismos y sus prácticas: "oración del corazón" u "oración de la inteligencia", esa asimilación es en efecto notable y por completo conforme a la enseñanza de todas las doctrinas tradicionales sobre el corazón en tanto que representa la sede (si así puede decirse) de la inteligencia supra-racional. La descripción que usted da de esta oración, comprendido el ritmo respiratorio, coincide exactamente con lo que se me ha dicho se halla también en uso en ciertos monasterios rusos (si recuerdo bien, se la designa en ellos por una expresión que debe significar algo así como "oración verdadera" u "oración justa"). El "descenso de la cabeza al corazón" es una cosa bastante característica, así como el "calor del corazón"; parece que, en ciertos casos, se produce un calor, incluso físico, que se exterioriza, y que algunos monjes rusos hacían fundirse de esa manera la nieve a una cierta distancia a su alrededor, cosa por completo semejante a los efectos obtenidos por los ermitaños tibetanos… Evidentemente, debe tratarse, por lo menos en su origen, de un procedimiento de despertar de la Shakti; y hay también en ello una analogía con la "endogenia del Inmortal" de las enseñanzas taoístas; pero esto ¿todavía se comprende y utiliza así actualmente? En fin, las celdas de las que habla recuerdan con bastante exactitud a la Khalwah que se usa en ciertas organizaciones islámicas. – Esto es lo del aspecto favorable; pero, de otro lado, si se admite que la fórmula puede pronunciarse indiferentemente en no importa qué lengua y producir a pesar de todo los mismos efectos, ello es totalmente contrario al principio mismo de los mantras y parece reducirla al papel de una simple invocación religiosa. Además, si el resultado obtenido fuera en verdad la posesión de un estado iniciático, es muy evidente que, tal como usted dice, sería adquirido de una vez por todas y no podría perderse jamás. La posibilidad de perder ese resultado recuerda más bien el caso de los estados místicos, que son siempre una cosa transitoria y sujeta a desaparición; no obstante hay esta diferencia: que aquí por lo menos hay un método que excluye la pasividad, lo cual con seguridad es muy preferible, incluso admitiendo que no se trate más que de obtener un resultado del mismo orden que no sobrepasa el dominio religioso. El papel del Maestro, en este último caso, podría reducirse a no ser más que una garantía contra los peligros posibles; si por el contrario se trata de algo realmente iniciático, debe haber ahí la transmisión de una influencia espiritual; este es también un punto dudoso y que habría que esclarecer más completamente; lo que ha podido observar al respecto no parece desgraciadamente muy satisfactorio… – Otra cosa fastidiosa, es esa insistencia con respecto a la humildad; si no se la considera más que como un simple medio "purificatorio", consiento en que pueda tener su valor como tal igual que muchas otras cosas, pero, sin embargo, no uniformemente para todo el mundo, pues han de tenerse en cuenta las diferencias de naturaleza de los individuos; en cualquier caso, aunque así fuera, no podría tener un papel más que en los estados preliminares, y sería inconcebible que pudiese influir sobre los resultados ya adquiridos. – Es también singular que no se considere la cuestión de la cualificación; pero ¿se admite a no importa quién entre los monjes, o bien hay algunas condiciones, incluso físicas, tal como existen para la ordenación? A propósito de esto, me pregunto (aunque la cuestión no tenga más que un interés muy secundario) si los monjes sacerdotes son numerosos o si no representan más que una minoría en el conjunto. – En fin, está esa historia del Diablo, que, si se toma realmente de una manera tan literal, no es tampoco buena señal; desde el punto de vista iniciático, es seguro que eso no puede tener ningún interés; y, si fuera posible entenderla simbólicamente, aún sería exagerado darle tal importancia… Sin duda puede admitirse que una iniciación muy cerrada se disimule bajo una fraseología religiosa, pero con todo debe haber siempre alguna cosa que señale la posibilidad de hacer la transposición de un dominio al otro. 

Como usted, no le doy gran importancia a todo aquello que es simplemente de orden "fenoménico", como el hecho de que se supiera que iba usted a llegar; eso puede ser, según los casos, comunicación de pensamiento, hecho místico, etc., y no prueba absolutamente nada por sí mismo; estoy totalmente de acuerdo al respecto. 

No sé quién es el Sr. Eugene Mercier y nunca había oído hablar de su libro. Es extraño, si esta historia de "ágapes subterráneos" responde a alguna realidad, que no haya podido usted percibir alguna alusión a ello. 

No he tenido nunca ocasión de hablar con otros monjes griegos que no fueran los del Monte Sinaí; pero estos son completamente ignorantes de todo esoterismo. Su misma biblioteca, donde algunos se imaginan que hay cosas muy misteriosas, no contiene absolutamente nada de ese orden, sino solamente manuscritos cuyo interés es más bien arqueológico. Es verdad que hubo, en cierta época, un bibliotecario tan ignorante que destruía los libros que encontraba en demasiado mal estado; ¿quién sabe lo que ha podido desaparecer así?… 

En resumen, mi impresión es que si realmente hay aún ahí alguna cosa desde el punto de vista propiamente iniciático (entiendo alguna cosa totalmente consciente), es menos entre los monjes ordinarios que entre los ascetas o solitarios donde hay que buscarla; pero entonces el problema es el de tener acceso a ellos de una forma cualquiera, y no parece que ni siquiera la entrada a los monasterios pueda facilitar mucho su solución (esto bajo la reserva de los diversos puntos obscuros sobre los que he llamado su atención). En estas condiciones, mi opinión es que ciertamente no habría ventaja en tomar una decisión demasiado prematura y que pudiera usted tener que lamentar; la cuestión exige a buen seguro ser examinada más de cerca y tomándose todo el tiempo requerido para ello; pero por otra parte, si ha de encontrar ahí lo que busca, es muy probable que se presenten a continuación unas circunstancias cuya naturaleza haga desaparecer toda duda y toda vacilación. 

Excusándome de nuevo por el retraso y la insuficiencia de mi respuesta, le ruego crea en mis mejores sentimientos. 

¿Ha oído hablar alguna vez de una organización esotérica cristiana que se llamaría "El Cedro de Oro" y que, según lo que me han dicho, tendría su centro en el Líbano? 

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René Guénon
 
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