RENE GUENON 
CARTAS A VASILE LOVINESCU (3)
 
facsimilEl Cairo, 29 de septiembre de 1935. 
Estimado señor, 

Acabo de recibir su carta del 20 de septiembre, y le agradezco las precisiones que me da. Comprendo muy bien por otra parte que, en una estancia tan corta, no le fuera posible verlo todo y darse cuenta exactamente de todo. Sea como fuere, si hay allí un verdadero grupo iniciático, debe ser muy restringido, y parece que el hecho de entrar en un monasterio no ofrece más que muy pocas oportunidades de tener alguna vez acceso a él, sobre todo si el número de sus miembros está rigurosamente determinado… Por otra parte, el estado de espíritu de los monjes en general, con esa importancia que se atribuye a los fenómenos, no parece que constituya un medio muy favorable; eso puede justificar ciertamente unas precauciones tales como la recomendación de la humildad; pero aún así es sorprendente que no se reaccione de otra manera contra esa mentalidad, haciéndoles comprender que los fenómenos no tienen ningún valor en ellos mismos, cortando de raíz todos los asertos del tipo de los que cita al respecto, pues es esa, si así puede decirse, una simple cuestión de educación. Desde luego, podría responderse que eso mismo sirve para disimular otra cosa; pero, si así fuera, ello confirmaría de nuevo que se considera a los monjes ordinarios como destinados a seguir siendo siempre unos profanos, incapaces de sobrepasar este nivel inferior en el que los resultados que se obtienen son únicamente de orden psíquico; y es muy evidente que no es eso lo que puede interesarle… – En cuanto a la "oración del corazón", su doble utilización tampoco es ciertamente algo imposible; las observaciones que me hace parecen confirmar su carácter original de mantra; toda la cuestión sería la de saber si algunos, por poco numerosos que fueran, la utilizan todavía conscientemente como tal. Hay otros ejemplos de prácticas cuyo origen es indiscutiblemente iniciático, pero que han caído ahora enteramente en el dominio religioso y exotérico; el caso del rosario es uno de los más claros. – A propósito de lo anterior, es admisible que, en el Cristianismo, algunas fórmulas en griego hayan tenido el valor de verdaderos mantras; en latín, no me lo parece, porque el latín nunca ha tenido ninguno de los caracteres de una lengua sagrada; en cuanto al griego, por el contrario, el hecho mismo de que las letras tengan valores numéricos, como en hebreo y árabe, podría ser la indicación de alguna cosa en ese sentido. Pero lo que es completamente singular es que, en resumidas cuentas, los Libros sagrados del Cristianismo no existen en su lengua original; hay ahí algo que parece anormal y que no se encuentra en ninguna otra forma tradicional, y esto es ciertamente un obstáculo para el empleo de ciertos métodos iniciáticos… – Volviendo a la "oración del corazón", veo que el papel del Maestro es con todo más importante que lo que me había parecido según su carta anterior; esto deja abierta en todo caso la posibilidad de una verdadera transmisión espiritual. Por otra parte, el punto concerniente a la purificación por los elementos, que usted me recuerda, 

[…] 

…encontrará reproducida en el nº especial de Voile d'Isis dedicado al Compañerazgo; ahora bien, he visto en otra ocasión un ícono semejante (salvo que naturalmente las inscripciones estaban en griego) que se me ha dicho provenía del Monte Athos, y del que se me ha asegurado que los monjes se servían especialmente como de un soporte de meditación; ¿ha visto algo de este género? – Dicho todo esto, mi conclusión anterior no ha cambiado, y es que en resumidas cuentas conviene esperar a que las cosas se precisen por las mismas circunstancias, a menos que de aquí a entonces se presente a usted alguna otra solución preferible. Pareciera que una iniciación basada en las formas cristianas, incluso en épocas en que muy ciertamente existía, haya sido siempre algo mucho más disimulado y difícil de alcanzar que las iniciaciones orientales; y todo lo que de hecho puede conocerse del esoterismo occidental es siempre singularmente oscuro, sin duda porque el medio era tal que se imponían mayores precauciones… 

No pienso que se pueda encontrar en el Cristianismo la idea de manifestaciones avatâricas menores; quizá algunos hayan querido atribuirle un carácter de esa clase a S. Francisco de Asís, pero se han salido de la ortodoxia. – No hablo de las diferentes formas del gnosticismo, donde quizá ello se encontrara (con respecto a Simón el Mago, Dositeo, etc.); lo que de esto se conoce está tan incompleto y deformado que es muy difícil decir algo sobre ello con certeza. 

Las iniciaciones por vías en cierto modo anormales, aun siendo siempre … 

[…] 

… no hace más bien sino reforzar un lazo que puede seguidamente constituir un obstáculo en el orden psíquico para ligarse a otra cosa. Es cierto, en efecto, que la mezcla de elementos pertenecientes a formas tradicionales diferentes puede provocar, sobre todo al comienzo, reacciones psíquicas desagradables y a veces incluso peligrosas. 

Con vistas a una iniciación hindú o islámica, es evidente que un cierto conocimiento del sánscrito o del árabe es necesario; no se trata de un conocimiento especialmente "lingüístico" y gramatical, pues no es eso lo que importa en el fondo, sino de un conocimiento que dé la posibilidad de aprehender, primero porque la lengua propia de una tradición es realmente una base de la cual la forma misma de esa tradición es inseparable, y después porque, en todos los países orientales, aquéllos que poseen verdaderos conocimientos tradicionales ignoran generalmente las lenguas occidentales. – Debo decir que una iniciación islámica es, de modo general, más fácil de obtener que una iniciación hindú; incluso no es imposible que ello se haga sin abandonar Europa… 

Ya que habla de Aurobindo Ghose, es necesario que le diga que hay, en su entorno, personas que no me inspiran entera confianza; incluso es de temer que no hagan con su enseñanza lo que otros han hecho con la de Râma-Krishna… 

En cuanto a aquello de lo que le he hablado con respecto a B. Y. R., se trata efectivamente de una organización iniciática degenerada o desviada, sobre todo por el predominio de un cierto lado "mágico", pero, en semejante caso, es muy raro que elementos pertenecientes a la "contra-iniciación" no aprovechen de ello para introducirse y ejercer su influencia (como por otra parte también hacen a veces hasta en el caso de simples organizaciones "pseudo-iniciáticas", que entonces son utilizadas para fines que sus mismos dirigentes están bien lejos de sospechar). 

Espero recibir muy pronto, como me anuncia, la continuación de su artículo; veo que en efecto sigue encontrando cosas verdaderamente interesantes al respecto, y espero que le sea posible coordinarlo todo. Ciertamente este tema es completamente desconocido para los lectores de Voile d'Isis; así pues, la publicación de su trabajo (que, me dicen, podrá quizá comenzar en el nº de diciembre) no tendrá sino más interés. 

No he recibido otras noticias del Sr. Avramesco; me pregunto si el nuevo nº de Memra habrá podido aparecer antes de fin de mes como él esperaba… 

Me pregunto si después de vuestro trabajo sobre las tradiciones rumanas, no le sería a usted posible hacer algo sobre el simbolismo de los íconos, naturalmente haciendo resaltar en particular su significado hermético; ¿querría reflexionar sobre ello? 

Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 14 de octubre de 1935. 
Estimado señor, 

Sus dos cartas me han llegado al mismo tiempo, anteayer; gracias por la 2ª parte de su artículo, que he revisado y enviado hoy a París, y también por su promesa de un trabajo sobre la iconografía bizantina, que con seguridad tampoco carecerá de interés. – Naturalmente he transmitido las indicaciones referidas a los pasajes que se repiten; por otra parte, no creo que haya de temer alguna supresión, pues no se retoca nunca lo que yo he hecho. En cuanto a hacerlo aparecer todo en 2 nos sucesivos, esa es otra cuestión; lo he pedido desde luego, pero no sé si será posible, pues hay que tener en cuenta la limitación del número de páginas impuesta por las condiciones económicas actuales, y que a menudo causa bastantes dificultades en la composición de los nos. Espero que comprenderá muy bien esta situación; desgraciadamente, algunos colaboradores no parecen darse cuenta de ello y se contrarían cuando sus artículos aparecen con algún retraso; le aseguro que, aún aportando en ello toda la buena voluntad posible, ¡no siempre es fácil dar satisfacción a cada uno! Sea como fuere, según las últimas noticias que he recibido, no hay que contar con que el comienzo de su estudio pueda aparecer en el nº de noviembre, que ya está completo; y hasta creo que 2 o 3 artículos que esperaban desde hace ya algún tiempo habrán de posponerse nuevamente, de manera que no sé exactamente cómo se presentarán las cosas para el nº de diciembre. Le explico todo esto para que vea que, si uno está obligado a pedirle que tenga un poco de paciencia no es porque alguien ponga en ello mala voluntad, tanto más cuanto que sé que se ha encontrado muy interesante la 1ª parte de su estudio. – Hay, 2 páginas antes del final, una nota que reenvía a un artículo mío sobre Pitágoras; cosa singular, no he podido llegar a encontrar de qué se trata; ¿querría usted precisármela, de modo que se pueda completar esa referencia? – En cuanto a sus conclusiones, me parece que están presentadas con toda la prudencia requerida, ya que ha puesto usted buen cuidado en señalar lo que tienen de hipotético; voy a ver si, por mi parte, puedo escribir, como sugiere, algo que clarificara un poco más la cuestión… 

Le agradezco que haya comunicado al Sr. Avramesco lo que podía interesarle de mis cartas; no creo que él tenga interés en abandonar el Judaísmo, pues por muy restringidas que estén actualmente en él las posibilidades de iniciación, aún existen a pesar de todo, mientras que, en el Cristianismo, me parece más que dudoso… 

No conocía lo que me dice con respecto al papel de los tres "jerarcas" en la tradición ortodoxa; parece que esto indica que representan una "función" única, y, sin duda, ello puede tener alguna relación, tal como usted dice, con la idea de los Avatâras menores, sobre todo a causa de esa afirmación de que, sin ellos, el Cristo habría debido volver a la tierra, lo que parece darles un carácter realmente "supra-humano". 

Es ciertamente en el grupo del Sr. Schuon en el que pensaba al hablarle de la posibilidad de obtener una iniciación islámica en la misma Europa; lo esencial, para comenzar, es la ligazón por la cual se transmite la influencia espiritual; el resto no viene sino a continuación… Por lo demás, en lo que a usted atañe, hablaré del asunto al Sr. Schuon en cuanto tenga ocasión; no puedo hacerlo en estos momentos, pues debe cambiar de dirección y no sé aún adónde habré de escribirle ahora; pero puede estar seguro de que no lo olvidaré. – Me parece que esta posibilidad es en este momento la única por ese lado, en un caso como el suyo, pues, de cualquier otra manera, habría de comenzar usted por aprender el árabe lo bastante como para poder comunicarse con gente que no conoce otra lengua. Es más, en Africa del Norte (Marruecos, Argelia, y Túnez), la cosa sería casi imposible actualmente, al ser las autoridades francesas desconfiadas y quisquillosas en extremo. Aquí, no es lo mismo, pero habría dificultades de otro tipo: dada la situación económica, sólo se deja entrar a las personas que pueden mostrar una cierta suma (no sé por otra parte cuánto), e, incluso en este caso, solamente se concede el permiso de estancia por un mes; en estas condiciones, y sobre todo para alguien que no sabe ya la lengua, es evidente que este viaje no representa más que un gasto inútil y no habría ningún resultado serio que esperar. Ha hecho usted bien en plantear claramente esta cuestión, ya que es de aquellas a las que se puede dar una respuesta totalmente precisa. 

Todo lo que se dice del décimo Avatâra o, lo que es igual, de la segunda venida del Cristo (tanto en el Islam como en el cristianismo), lo presenta como una manifestación sobrehumana; es verdad que puede uno preguntarse hasta qué punto esto es simbólico; en cualquier caso, la idea de un Avatâra occidental es lo que me parece más inverosímil. En cuanto al Anticristo, se dice que ha de ser un hombre (el Mahdi también); aquí, algunos afirman que ya ha nacido; no sé qué es lo que hay que pensar de su origen judío, que algunos incluso precisan diciendo que debe ser de una familia judía de Teherán; su nombre talmúdico, Armilûs, parece ser una deformación de Agrominiûs [o Agraminiûs], es decir Ahrimán, lo que nos remite también a Persia… No sé qué pensar de la fecha de 1940, y creo que no hay que intentar precisar demasiado; todos los cálculos que pueden hacerse sobre datos tradicionales o proféticos conducen más bien hacia el fin del siglo XIX. Por mi parte, no hago ninguna predicción, pero me sorprendería mucho que los próximos años fuesen tranquilos; el conflicto siempre posible entre Francia y Alemania no me parece por otra parte que represente en ello más que un simple punto particular, al que no hay razón de atribuir más importancia que al resto; vistos desde aquí, todos los pueblos europeos se parecen mucho, y sus diferencias son muy secundarias… 

La visión de ese campesino es verdaderamente algo muy curioso; antes de leer el final ya pensaba en los 7 ascetas; pero ¿por qué las alas? Como ya ha debido usted ir allí según planeó, espero a que me dé otros detalles para volver a hablarle de ello. 

Crea, le ruego, en mis mejores sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 9 de noviembre de 1935. 
Estimado señor, 

Acabo de recibir sus dos cartas, que me han llegado al mismo tiempo. Gracias por las adiciones a su artículo; será muy fácil de arreglar como usted indica. Según las noticias que he recibido esta semana, es casi seguro que su publicación comenzará en enero, y se procurará hacerla en 2 nºs consecutivos, o quizá en 3 si es demasiado largo para aparecer en dos veces, pues, como le he explicado, está siempre la cuestión del nº de páginas que no se puede sobrepasar. 

No tengo aún la nueva dirección del Sr. Schuon, pero, desde luego, no olvido lo que le prometí. Es cierto que lo esencial es la transmisión de la influencia espiritual, pues es ello lo que abre ciertas posibilidades; por otra parte, si esto puede llevarse a cabo, se le darán naturalmente indicaciones sobre lo que habrá de hacer a continuación. 

Estoy muy contento por lo que me dice de sus investigaciones sobre Dacia, y espero con mucho interés el estudio que me anuncia; sin conocer aún lo que ha encontrado en ese sentido, debo decir que la idea de que haya habido allí una de las etapas del centro de la tradición hiperbórea, en cierta época, no me parece nada improbable; quizá la dificultad sea la de precisar el periodo al que eso puede corresponder… 

He visto el símbolo de la abeja sobre todo en las tradiciones egipcia y caldea, lo que no parecería indicar un origen hiperbóreo; hay en él sobre todo un sentido que se relaciona con la realeza (el término caldeo sâr significa a la vez príncipe y abeja). Lo curioso, es que el mismo símbolo parece haber sido tomado por los primeros reyes de Francia, pues se han encontrado abejas de oro en sus tumbas, y algunos incluso quieren ver en la figura de la abeja uno de los posibles orígenes de la "flor de lis" (que probablemente reúne en ella varios símbolos diferentes, pero que pueden disponerse sobre un mismo esquema, relacionado con el número 6). Cosa singular, este símbolo de la abeja fue retomado de nuevo mucho más tarde por Napoleón; pero no sé cuáles pueden ser, históricamente, las razones que le condujeron a ello; hay por otra parte, en lo que a él se refiere, muchos puntos bastante enigmáticos… Ahora, puede que, en cuanto a la abeja, todavía haya otra cosa distinta a todo esto: hace algún tiempo me señalaron con respecto a este tema la historia de Aristeo y las abejas en las Geórgicas de Virgilio; seguramente hay ahí alguna cosa que merecería examinarse más de cerca, pero debo confesar que, hasta ahora, no he tenido ni tiempo ni ocasión para ello; tal vez le fuera a usted posible mirar un poco por ese lado, pues me pregunto si eso no tendrá una relación más directa con lo que tiene en vista… 

En cuanto a manes, en el caso que cita, no veo que pueda referirse especialmente a Manú; parece más bien que hay algo ahí que únicamente puede relacionarse con los significados generales de la raíz man. 

En cuanto a las relaciones entre el Cristo y Melquisedec, la manera en que las considera es totalmente exacta; pero, de hecho, no pienso que las cosas puedan quedar tan claramente separadas como dice. Observe, en primer lugar, que la Kábala establece entre el Mesías y la Shekinah una relación tan estrecha que a veces llega hasta la identificación; y lo que es también importante al respecto, es que, en la misma tradición cristiana, muchos símbolos se atribuyen a la vez al Cristo y a la Virgen (el Sr. Charbonneau-Lassay me ha mostrado, en los documentos que ha reunido para los trabajos que tiene en preparación, cosas totalmente características sobre este punto). Por otra parte, usted sabe cuáles son también las relaciones de la Shekinah con Metatrón, en el cual hay además una pluralidad de aspectos; más aún, la tradición islámica asimila a Metatrón con Er-Rûh, es decir "el Espíritu" en el sentido "total" del término, y también, de un modo más particular, de donde proceden todas las manifestaciones proféticas; me propongo escribir un día algo sobre este tema, aunque sea bastante difícil explicarlo con total claridad, debido precisamente a esa multiplicidad de aspectos. 

La sucesión Ouranos-Kronos-Zeus se refiere evidentemente a diferentes aspectos divinos, pero considerados sobre todo, parece ser, en su correspondencia con distintos períodos cósmicos. – A propósito de esto es necesario que le indique que el nombre griego de Saturno es en realidad Kronos, y no Cronos (el tiempo), aunque los propios griegos hayan establecido a veces una especie de asimilación fonética entre ambos; pero las raíces son diferentes, y Kronos se refiere a la raíz KRN que expresa las ideas de potencia y elevación (cf. el simbolismo de los cuernos, de la corona, etc.; y recuerdo al respecto, sin que pueda encontrar por el momento la indicación precisa, la historia de un "altar de cuernos" elevado al Apolo hiperbóreo). 

Lo que dice respecto a Saturno y Jano me parece justo, tanto más cuanto que, en cierto aspecto del simbolismo de Jano, los dos rostros están relacionados con los poderes sacerdotal y real. Sin embargo, quizá hay una mayor dificultad en lo que atañe a la analogía entre Saturno y Cristo; pero puede que la diferencia provenga sobre todo del predominio dado respectivamente a los dos simbolismos "polar" y "solar"; estas sustituciones tienen por otra parte una importancia bastante grande al indicar una relación con diferentes periodos. A este respecto, sin duda hay lugar de insistir sobre la relación de Saturno con la "edad de oro" (que Virgilio llama Saturnia regna); la apelación hindú de Satya-Yuga ha de subrayarse también, al encontrarse la raíz Sat en el nombre de Saturno. – Ciertamente habría todavía otra cosa que aclarar: se trata de las afinidades entre la historia de Saturno y la de Abraham (a quien la tradición islámica pone precisamente en relación con el cielo de Saturno); hay particularmente en esto cosas en verdad singulares relacionadas con el simbolismo de las piedras; esta cuestión es también de aquellas que tengo intención de tratar un día u otro… 

No sé si estas explicaciones le bastarán; si, después de conocerlas, tiene aún necesidad de otras aclaraciones, se las daré con mucho gusto si puedo. Es mejor ciertamente que se tome todo el tiempo necesario para la preparación de este estudio ya que, de todas maneras, no podrá publicarse naturalmente sino hasta después que haya aparecido el otro. 

– Buscando nuevamente en mis notas, he hallado la indicación del nombre de Apolo Karneios, que debe tener una relación con el altar de cuernos del que le hablaba más arriba. – Veo también, a propósito de las abejas, que anoté una similitud del toro de Aristeo con el toro primordial de la tradición persa, de cuyo cuerpo salen todos los seres vivos. Hay, por otra parte, un extraño parecido entre el nombre latino de la abeja, apis, y el nombre del toro sagrado de los antiguos egipcios… 

– Paso ahora a su segunda carta: me parece, según todo lo que me explica, que en verdad hay algo serio en esas apariciones del pastor, pues es evidente que éste no puede tener los conocimientos que harían falta para inventar cosas semejantes. 

Ahora, toda la cuestión es saber cuál puede ser exactamente su significado; desde este punto de vista, sin duda lo más importante es ese anuncio de una "bendición" del país, y la manera en que usted lo interpreta es al menos muy plausible. Esas exhortaciones casi que no pueden representar nada más que una preparación con vistas a alguna otra cosa; será interesante seguirlo a esto y ver si todavía hay alguna otra manifestación que aporte nuevas precisiones… 

En cuanto a las historias del conde de Saint-Germain, son seguramente de un tipo muy distinto, y confieso que, a pesar de todas las cosas más o menos extraordinarias que ya he visto u oído al respecto, ¡esa identificación con lord Rothermere era para mí completamente inesperada! Por lo que se refiere a la reina Isabel, ya había oído hablar en otra ocasión de sus relaciones con cosas singulares, aunque no he conservado recuerdos muy precisos sobre ello; ya que esta historia data de antes de la guerra, podría muy bien tener relación con aquello a lo que aludí en el Teosofismo… En todo caso parece que hay uno o varios personajes que juegan, en ciertas circunstancias, el papel del conde de Saint-Germain; el asunto sería saber con qué derecho y por cuenta de quién… En cuanto al verdadero conde de Saint-Germain, nunca se ha podido estar seguro de sus orígenes; algunos han dicho que pertenecía a la familia Rakoczy, pero esta no es más que una hipótesis entre muchas otras; Chacornac, que estudia especialmente la cuestión desde hace años e intenta reunir toda la documentación posible acerca de ella, no ha conseguido aclararla. También hay que decir que, según otra hipótesis, que explicaría la coexistencia de datos contradictorios, ese nombre (que a fin de cuentas significa simplemente "Compañero de la Fraternidad Santa") no habría sido jamás otra cosa que una especie de "pseudónimo colectivo". – Se da también en este momento una historia de supuestas manifestaciones del conde de Saint-Germain en América, e incluso se ha publicado un libro al respecto; pero parece que se trata de una simple mixtificación, pues ha habido toda una serie de desmentidos a unas afirmaciones contenidas en ese libro; recibí de quienes lo publicaron, hace algunos meses, una extraña carta a la que me he guardado bien de responder… 

Crea, le ruego, señor, en mis mejores sentimientos. 

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facsimilEl Cairo, 11 de noviembre de 1935. 
Estimado señor, 

Recibo una carta de Clavelle, a quien he transmitido el complemento de su trabajo, tal como le había dicho, y le comunico a continuación lo que él me escribe al respecto: 

"La dificultad seria reside en el número de fotografías; un cliché en cobre y el papel cuché necesario para la tirada representan alrededor de 100 fr., o sea, para 8 clichés 800 fr.; es imposible pedirle esto a Chac., apenas si puedo esperar obtener 2, que, con el mapa y los pequeños clichés de signos que hay que colocar en el texto, representarán alrededor de 275 fr. de gasto suplementario. Sería pues necesario que el Sr. Lovinescu escogiese entre las fotografías las 2 que le parezcan más interesantes, a menos sin embargo que quiera tomar a su cargo todos los gastos de los clichés, cosa que, en mi opinión, sería la mejor solución. En ese caso podría, para recuperarlos, publicar su edición en rústica en 100 o 150 ejemplares los cuales vendería (en lugar de recibir los 30 o 40 destinados únicamente para distribución); estoy persuadido, dado el tema, que Chac. y una o dos librerías más de París encontrarían bastante fácil el darles salida." 

También yo creo que, si le es posible, es eso lo que valdría la pena, pues encuentro, y Clav. también, que su trabajo es muy interesante y que sería una lástima disminuirlo de un modo cualquiera. Me dice también que le pedirá a Chac. que le de los precios para la tirada aparte; sólo que puede que el tiempo necesario para entenderse sobre todo esto obligue a remitir el comienzo de la publicación a febrero en lugar de enero. En todo caso, para evitar complicaciones y retrasos de correspondencia lo mejor sería que a partir de ahora escribiera usted directamente a Clavelle; creo que ya tiene correspondencia con él, pero le vuelvo a dar su dirección para mayor seguridad: 

    149, rue Nationale, 
    París (XIIIe) 
Espero muy vivamente que todo se arregle de la mejor manera, porque, repito, la cosa vale verdaderamente la pena; y esta idea de una tirada aparte más importante me parece excelente. 

Reflexionando en lo que me ha escrito con respecto al "Maestro de los Balcanes", me va pareciendo cada vez más probable que el personaje que querían presentarme en 1913 ya era sir B. Z. No sé ya si le he dicho que en aquella circunstancia se trataba de la constitución de Albania como Estado independiente, y de la posible intervención, al respecto, de algunas organizaciones islámicas que existían en ese país. Ahora, hay otra cosa que también es bien curiosa: la cita, a la que finalmente el personaje no se presentó, era en la casa de uno de los miembros de la organización oriental de la que le he hablado con respecto a B. Y. R.; ¡y además éste (que entonces no era conocido aún bajo ese nombre) se encontraba presente ese día! Hasta creo incluso que esa es la única ocasión en que me he encontrado con él, a menos no obstante que lo haya encontrado una vez más por la misma época, pero no estoy muy seguro, no teniendo entonces ninguna razón para dedicarle una atención particular… ¿Que diría usted de toda esta historia? 

Crea, le ruego, en mis mejores sentimientos. 

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René Guénon
 
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