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Capítulo XVI |
La
imaginación combinatoria o creadora se basa en la memoria: las invenciones
más nuevas, las más inesperadas, son siempre combinaciones
de cosas ya conocidas. Si esto fuera de otra manera, no se ve bien cómo
podría uno explicarse a sí mismo y explicar a los demás
lo que encuentra, puesto que ello no tendría ninguna relación
con las cosas ya conocidas. No solamente los elementos del descubrimiento preexisten, sino que también las leyes de la invención son las mismas que las de la memoria y de la asociación de ideas sobre todo, y esto se comprende fácilmente si se observa que toda idea científica y toda concepción estética consisten en el fondo en el descubrimiento de una cierta armonía. Aquélla tiene pues por base una asociación por contigüidad o incluso un recuerdo espontáneo, pero sobre todo, en la mayoría de los casos, una asociación por semejanza: en efecto armonía y semejanza son términos en parte sinónimos, hasta tal punto que, aun cuando la armonía de que se trata no sea sugerida directamente por la asociación por semejanza, no es menos cierto que un juicio sobre la armonía de las ideas o de las imágenes o un juicio de semejanza juega finalmente un papel decisivo en el descubrimiento o en la invención. En el caso de la simple ensoñación son el recuerdo espontáneo y la asociación por contigüidad los que desempeñan la mayoría de las veces el papel principal, es por esto que la ensoñación raramente llega a resultados interesantes. Por otra parte hay armonías y semejanzas de muchas clases, y aunque las invenciones, cualesquiera que sean, se expliquen todas de la misma manera, eso no impide que tengan valores muy desiguales. Esta diferencia entre los diversos resultados de la asociación por semejanza tiene en parte por causa la diferencia misma de los elementos de toda naturaleza que son recordados por la memoria; no hay que olvidar que es el juego de la memoria, tanto o incluso más que las sensaciones actuales, el que explica la aparición en la conciencia, en el momento deseado, de los elementos cuya fusión tendrá un resultado más o menos interesante. Cuando se elabora la teoría de la invención se olvida:
Los elementos de la imaginación son los recuerdos, la facultad de invención depende estrechamente de la memoria; no es para nada una facultad nueva y absolutamente especial y sobre todo no es una facultad que pertenecería exclusivamente a algunos hombres. Todo el mundo efectúa más o menos algunos descubrimientos e incluso aunque estos no tengan gran interés, eso no cambia su carácter; hasta podría decirse que comprender es siempre volver a inventar con la ayuda de un maestro o de un libro. Para hacer un estudio completo de la imaginación, convendría estudiar la imaginación en los animales y también en el sueño. La fecundidad de la imaginación depende en primer lugar de la aptitud para la disociación o para la asociación, ya que este análisis permite descubrir semejanzas delicadas que hubieran escapado hasta entonces; una vez operado el análisis, la síntesis o la fusión de los elementos se realiza a menudo como por ella misma, no obstante no es así en todos los casos, ya que hay espíritus muy analíticos que no son en modo alguno aptos para la síntesis. Es evidentemente la atención la que hace posible estos análisis y síntesis de los que hablamos aquí, y por otra parte hemos considerado el análisis y la síntesis, de una manera general, como los poderes esenciales y constitutivos de la conciencia: la conciencia atenta es aquella que hace mejor y con más éxito lo que ya hacía natural y espontáneamente. Precisemos las diferencias entre la sensación, el recuerdo y la imaginación: la sensación es una imagen fuerte; el recuerdo es una imagen más débil, pero cuyas partes están fuertemente ligadas entre ellas; una imaginación es un grupo de imágenes al menos tan débiles como la anterior y que además no están sino débilmente ligadas entre ellas. Cuando una imagen recuerdo crece en fuerza y en claridad, tiende a ser tomada por una sensación o en otros términos a volverse una alucinación; en cambio, se tiende a tomar por un recuerdo o incluso por una imaginación una sensación muy débil. Si las partes de un recuerdo están ligadas débilmente, el recuerdo difícilmente es reconocido como tal y puede ser tomado por una simple imaginación. En fin, en las personas cuya imaginación es muy viva, hay a veces una tendencia a tomar por un recuerdo lo que no es más que el producto de sus facultades imaginativas. No obstante, estos errores o estas confusiones no son inevitables en todos los casos; en particular, el fenómeno del reconocimiento tiene siempre lugar cuando el recuerdo está fuertemente ligado a un acontecimiento que sabemos con certeza que pertenece a nuestro pasado. Por lo que respecta al papel de la imaginación en la ciencia, conviene distinguir dos momentos en la invención o descubrimiento: 1 aparición de una idea nueva, 2 verificación por la experiencia, o por el razonamiento, o más especialmente por el cálculo, o mediante la reunión de estos medios. En uno y otro de estos dos momentos el papel de la asociación de ideas [...]: se trata siempre de explicar lo desconocido por medio de lo conocido: el pensamiento de algo no explicado aún, recuerda por asociación otra cosa conocida, que es susceptible de explicarlo. Así, la solución de un problema no es posible más que por analogía con otro problema ya resuelto, con teorías conocidas. En cuanto al papel de la imaginación en el arte, la asociación de ideas interviene en ella de la misma manera, pero además hay elementos de orden sentimental, que constituyen lo que se llama el gusto y que juega un papel considerable en la invención artística. Hay que señalar además la memoria muy viva, al menos sobre ciertos puntos, que se observa en la mayoría de los grandes artistas; el mismo fenómeno existe también por otra parte en los que saben admirar, es decir que comprenden una cierta forma de arte. Traducción:
Miguel Angel Aguirre
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