SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 

CELEBRANDO LA MEMORIA DE NUESTRO DIRECTOR Y FUNDADOR: FEDERICO GONZALEZ (1933-2014)
 
COLOQUIO CON FEDERICO GONZALEZ*
JUAN IGNACIO CARMONA SANCHEZ

Federico González es un autor polifacético: ensayista, filósofo y poeta. Es asimismo autor de obras de teatro. Su obra versa fundamentalmente sobre el símbolo como arte y ciencia. Crea y dirige SYMBOLOS: Revista internacional de Arte - Cultura - Gnosis dentro del marco de la Filosofía perenne.

Federico, así, a capón, es la más alta figura intelectual en el seno de la tradición hermética contemporánea. Hace tiempo le envié un artículo para la prestigiosa revista de gnosis Symbolos, le gustó tanto que me abrió las puertas a futuras colaboraciones, y ese fue el principio de una relación intermitente que creo poder definir como “afectuosa”. Esta entrevista es una excepción, él mismo me confirmó su alejamiento progresivo del mundanal ruido. Federico decidió recluirse allende donde solo trinan los pájaros solitarios. Me dejó de propina este diálogo en donde hace gala de su sabiduría: “lo sencillo solo parece sencillo a ojos de los simples”.

José Ignacio Carmona Sánchez:
–Los relatos de dioses y héroes aportados por la tradición, ofrecen una versión plástica del mundo provista de símbolos, visiones y representaciones fabulosas. La conformación básica de la edificación cuadrada del templo de Salomón parte de la descripción de Ezequiel y presupone la prefiguración de la Jerusalén celestial contenida en la visión del Apocalipsis de San Juan. Este particular, que nos reporta a la consideración del hombre como patrón de medida, se ajusta a principios vitrubianos como el de la “simetría”.

Es con la llegada del Renacimiento cuando la forma clásica como reducto de un saber arcano se rescata de una única significación autorizada: la cristiana. En Florencia surgen personajes decisivos como Filippo Pieruzzi que se encargan de recopilar multitud de códices antiguos y medievales rescatando la obra de Euclides, Arquímedes, Ptolomeo y tantos otros.

Antes bien y originariamente, el arqué símbolo del “Dios Arquitecto” viene a disponer que la arquitectura ha de subordinarse a la consideración sagrada de la escritura, entendiendo a esta como transposición de una idea espiritual en forma material preconcebida.

Federico: ¿Puedes hablarnos del significado o significación de la Jerusalén Celeste?

Federico: – Lo más interesante de la Jerusalén Celeste es que su forma espacial es cuadrada y en este sentido obedece a las mismas leyes invisibles que al concretizarse pasan del punto a la línea y el triángulo para luego manifestarse en un cuadrado y por lo tanto en su relación con el cuatro, el cuadriculado y una nueva manifestación del fenómeno humano, es decir, el resultado de una nueva proyección invisible que se hace inteligible revelándose a sí misma de este modo.

J.I.C.S.:
–Hay mucho de paralelismo entre la experiencia masónica y algunos cuentos jasídicos que nos reportan a parábolas sobre caminantes buscadores de “tesoros” (virtualmente, eternamente esquivos). Ya sabes, aquello de que “los callos que han endurecido los pies han suavizado el corazón”…

Creo que esa apuesta sin condiciones que unos pocos hombres hacen por el amor fraternal universal ayuda a deshacer el nudo que ata nuestra alma al misterio de la condición humana. Al mismo tiempo la actitud de ciertos hombres “emancipados” es un canto a la libertad frente a la pasividad de la vida alienada, pues hace que el hombre tome la responsabilidad sobre el conocimiento de sí mismo.

Esta idea me traslada a cierto periodo evolutivo. El simbolismo ligado a la espina dorsal entronca con la “mutación” observada en el hombre ancestral, quien siendo en origen un animal de cuatro patas al erguirse sobre la columna entró en un orden superior. La bipedación en el homínido fue un salto evolutivo que supuso el aumento del volumen del cerebro y el desarrollo de nuevas habilidades.

La columna vertebral se convierte de esta forma en un “Omphalos”, un punto de ruptura del espacio-tiempo armonizador de los contrarios, de los mundos inferior y superior, de los principios activos y pasivos. En muchos templos fenicios y egipcios siguiendo este modelo antropocósmico se construyen alegóricamente columnas centrales llamadas “Pilar Dyed”. En la India llaman “brahmadanda” o el bastón de Brahmá a la espina dorsal y se relaciona con el caduceo de Mercurio abrazado por dos serpientes entrelazadas símbolo del Kundalini.

Federico: Al igual que la columna del templo de Salomón lleva en el fuste de su piedra la letra hebrea “Iod” (alter ego del Dios bíblico) ¿lleva el hombre escritas en la filacteria de su ser-interior las respuestas a la heurística de la búsqueda de sí mismo?

Federico: – No hay preguntas, hay respuestas.

J.I.C.S.:
– El maestro Jacob Bohme basa la autoconciencia divina del hombre en resolver previamente (dialécticamente) los problemas derivados de las contingencias de un alma atrapada en la materia. Para muchas personas este lenguaje es críptico, escapa a los “limes” de su nivel de comprensión.

¿No crees que la grandeza del Dios cristiano tuvo su acierto en la sencillez con que se adaptaba a los distintos niveles de comprensión?

Federico:Con todo lenguaje sucede lo mismo; se van cristalizando las cosas, y al mismo tiempo se va perdiendo la idea generadora del Verbo divino, mientras el mundo se estrecha, se achata en su patética perdición.

J.I.C.S.:
En un mundo acelerado donde no damos tiempo a que los pensamientos se sedimenten convenientemente a veces aparecen verdaderos hombres sabios que nos instruyen con su ejemplo como Pannikar.

Mi oración es la alegría
que no espera nada más,
porque descubre lo ausente
en el momento presente.

Está claro que sin mezcla no hay fecundidad. Raimon Pannikkar decía: el amor es Dios y donde hay auténtico amor, allí está la divinidad.

Es un canto
que no se canta
-para acabar en sí mismo.

Para el místico no hay camino sólo meta, una vez allí las palabras retornan a la misma mente que las engendra. En este Tú, el Yo se descubre a sí mismo y la identidad divina surge de dos chispas peregrinas que entrecruzan su deseo de encontrarse.

Federico: ¿Dios “no es “sino “amor en estado puro”?

Federico: – Sí.

J.I.C.S.:
Se ha hablado mucho de los anti universos de la antimateria. Los espejos aluden al dualismo, a la fusión tácita de los contrarios.

En ese caso el espacio engendraría una naturaleza del tiempo ilusoria cuya agrimensura la fijaría el no-ser….

¿No podría ser que lo que nosotros entendemos como realidad nos sustraiga de otra realidad simétrica y enantiomórfica, y en el centro de ambas se estuviese tensando la articulación entre el ahora y el entonces?

(–¿También has aprendido tú el secreto del río, que no existe el tiempo?

–Sí, Siddharta. ¿Quieres decir esto: que el río está en todas partes a la vez? ¿En su fuente y en la desembocadura, en la cascada, en la balsa, en la catarata, en el mar, en la montaña, en todas partes a la vez? ¿Y que para él sólo existe el presente y desconoce la sombra del futuro?

–Eso es –repuso Siddharta–. Y cuando lo conocí, descubrí mi vida, que también era un niño, y el niño Siddartha, el hombre Siddartha, el viejo Siddartha, sólo estaban separados por sombras, por nada real.)

HERMAN HESSE-Siddartha

Federico: – Este tiempo es ilusorio respecto a la eternidad donde tiempo y eternidad son una sola cosa. Es importante recordar que se ha elaborado el espacio de un mundo intelectual-espiritual.

J.I.C.S.:
El término Egipto es griego y se traduce por “buitre”; sin embargo los propios egipcios llamaban a su país “Kemi” (tierra oscura-humus) de lo que derivaría a través de los árabes la palabra “Alquimia”. Creo que eres un gran interesado en este “Arte”. Según la mitología menfita el herrero divino Ptah concretó la creación del mundo por medio del deseo de su corazón y el verbo. En una larga disertación sobre la anterioridad del Ser Supremo se apela constantemente al término “kheper” (transformación):

“Cuando yo me transformé, los cambios se transformaron, todas las metamorfosis llegaron después de que yo me hubiera transformado”…

¿Identificas en este correlato algún hilo nutricio con la Obra Alquímica?

Federico: – La idea de un pasado transformado por el presente, siempre actual, nos lleva a un futuro proyectado por el mismo rayo intelectual; estamos muy condicionados por nuestro destino.

J.I.C.S.:
– Los hebreos tenían por costumbre tomar por título la primera palabra de una obra, de tal modo que la palabra griega “génesis” se traduce en hebreo por “Bereshit”; es decir: “en un principio”.

La mentalidad hebrea rehúye el pensamiento abstracto por lo que echa mano de un relato narrativo esencialmente evocativo donde cada palabra refleja fielmente una idea.

El proceso de la creación contenido en los capítulos I y II del Génesis (formación del mundo del espíritu y de la psique) es explicado asimismo con conceptos neoplatónicos que hablan de las cuatro etapas graduales de la existencia: el punto, la línea, la superficie y el sólido.

“Séfer Torah” significa libro de la Instrucción y no libro de la ley. Es por ello que entre una urdimbre de mitos cósmicos ajenos al pueblo hebreo, el génesis hebreo incardina los mundos de la Creación, la Formación y la acción, suponiendo el relato del “Éxodo” el camino de retorno al origen.

La dinámica de interrelaciones entre los distintos mundos alegorizados en la Biblia se resume en la 1ª frase del Génesis:

“Berashith bara Elohim”. (Al principio Elohim creó)

Conforme Elohim es plural, la Cábala aclara cómo esta frase lapidaria se está refiriendo a los distintos atributos de la divinidad encarnados en los distintos nombres divinos como germen de la creación. Las palabras llamar, crear, formar y hacer son una constante en las sagradas escrituras y se relacionan con conceptos metafísicos como: “voluntad”, “Intelecto”, “Emoción” y “acción o transformación”.

¿Podríamos decir en la más pura tradición hermético-cabalística que la Toráh (la Biblia) podría tomarse en este contexto como la forma exotérica de un esquema esotérico de la existencia?

Federico: – La Torah, o sea los primeros cinco libros de la Biblia, llamada también el Pentateuco supone el desarrollo de algo que tomó el nombre de Pueblo de Israel el cual bebió, además de lo propio, de la cultura mesopotámica, en su versión babilónica y luego lo que los judíos tomaron de los egipcios donde algunos de ellos participaban como asesores del Faraón, y posteriormente de los griegos al punto de que el sabio Flavio Josefo escribió la primera Historia de Israel en griego (así como está escrito uno de los Evangelios en esa lengua). Y es conocida la relación de la Cábala, es decir de la Tradición judía, con el pensamiento griego de Alejandría y otros puntos donde afloraba la tradición gnóstica-hermética.

J.I.C.S.:
Te voy a reproducir un extracto del libro “La mente en la materia” escrito por Fred Alan Wolf, uno de los pioneros más prestigiosos en el campo de la conciencia a nivel mundial y que también ha colaborado en este libro.

Respecto de lo que él mismo define como Neoalquimia desde la esfera de la física quántica nos trasmite:

“Los alquimistas veían los mundos superior e inferior como analogías de los mundos interior (personal) y exterior (externo), de lo que hoy llamamos lo subjetivo y lo objetivo. En nuestra nueva alquimia, estos mundos están conectados por líneas de relato múltiples, por historias de posibilidad relacionadas con la idea de la física quántica de los ‘caminos de acción’….acuérdate del primer Ser, Adán Kadmon. De sus ojos, boca, nariz y oídos emanó la luz primigenia ilimitada. En un gran misterio abrumador, surgieron entonces de la nada unos recipientes especiales que recogieron esta luz primigenia. Estos recipientes eran materia primigenia o seminal. Eran los primeros actos de limitación”

¿Qué te sugiere esta lectura?

Federico: – Habría que considerar el contexto.

J.I.C.S.:
La Ciencia como sucesión de verdades provisionales no resuelve el conflicto surgido al confrontar las teorías de la relatividad general con las de la mecánica quántica. Es sabido que al llegar a niveles atómicos y subatómicos el lenguaje y las imágenes dejan de ser mecanicistas.

En 1997 se produjo un encuentro entre el Dalai Lama y el físico experimental austriaco Antón Zeilinger. El físico le explicaba al Dalai Lama que cuando a nivel quántico investigas la naturaleza de una partícula elemental (como un electrón) no se encontraba, estaba vacía.

Esto implicaba que el electrón solo existía en relación con el sistema de medición y el observador. En otras palabras: que no era posible observar un sistema sin perturbarlo.

El Dalai Lama sorprendido le preguntó que cómo había llegado a esa conclusión sin haber profundizado en la práctica del “madyamika”. Obviamente ambos habían llegado a lo mismo pero por caminos diferentes.

Abundando en esta dirección no sé si estás al tanto de la existencia del llamado “Círculo Eranos”, una organización interdisciplinar de análisis multicultural científico y filosófico promovida por el suizo C. G. Jung, el alemán Rudolf Otto y la teósofa anglo-holandesa Olga Fröbe-Kapteyn.

De este Círculo han formado parte entre otros, figuras de la talla de Henri Corbin, Gilbert Durand, Mircea Eliade, Joseph Campbell, Hayao Hawai, Karl Kerényi, Lauren Van Der Post, Gershom Scholem, D. T. Suzuki o Heinrich Zimmer.

Estos grandes pensadores y/o científicos que se reúnen periódicamente en Suiza (por cierto, compartiendo con la masonería el sentido ritual-simbólico-fraternal del ágape) tratan de armonizar el pensamiento de oriente y occidente, y disertar sobre los puntos de convergencia entre lo trascendente y lo científico. Creo que estamos en el camino de una nueva línea de pensamiento más allá del lógico, una especie de asunción de los contrarios de naturaleza ambivalente que podríamos definir como “pensamiento translógico”.

¿Cuál es tu opinión al respecto?

Federico: – Conozco desde hace muchos años al Círculo de Eranos y mi opinión es altamente favorable a esos encuentros, aunque yo en particular no concurro a ningún acto público – prácticamente no salgo de mi casa o mejor, de mi biblioteca, que he formado por años con igual cariño. Y como bien dices, el tiempo no existe.


Hermano Federico

NOTA

* El presente coloquio cierra el libro El Retorno de los Sabios (Los Libros del Olivo, Madrid 2013) de Juan Ignacio Carmona, cuya contribución para esta celebración agradecemos aquí.



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