El
Cairo, 24 de junio de 1935
Estimado Señor,
Gracias por
su carta y su envío, que me han llegado al mismo tiempo.
Hay en The
Darker Side of the Dawn indicaciones muy interesantes, y que pueden
sugerir muchas comparaciones con lo que se encuentra también
en otras tradiciones; sería muy de desear que tenga la ocasión
de desarrollar más esas consideraciones en adelante. En cuanto
a su estudio sobre la estética medieval, las ideas que expresa
coinciden completamente con lo que yo mismo pienso.
Estoy contento
al ver que estamos también enteramente de acuerdo sobre el
sentido a dar a las palabras "ario" y "no-ario", que no he podido
nunca considerar como que designan razas.
En cuanto a
las tradiciones "pre-hindúes" en la India, sin duda no me he
explicado suficientemente. Se entiende que todos los pueblos están
o han estado en posesión de tradiciones que derivan de una
fuente única, pero de manera más o menos distinta. Las
tradiciones sumerias, dravídicas, etc., parecen proceder de
formas que se ligan más especialmente a ciertos centros secundarios,
mientras que la tradición "hindú", venida del Norte,
es la que proviene más directamente de la Tradición
primordial (para nuestro Manvantara), señalada en todas partes
como "polar" en el origen. Esto tiene naturalmente un vínculo
directo con la cuestión del "Paraíso Terrestre" a la
que usted hace alusión, y de la cual he hablado ya en mi libro
Le Roi du Monde, lo que no impide que quizá vuelva aún
sobre esto algún día, como usted me sugiere. En cuanto
a lo que concierne a la analogía de los acontecimientos históricos
con los principios, de donde su valor simbólico (que no excluye
de ninguna manera su realidad de hecho), he insistido a menudo en
ello; esto es algo que a los occidentales les cuesta mucho trabajo
comprender en general.
Me disculpo
de responderle de manera tan breve por hoy, pero espero que desde
ahora nuestra correspondencia no se limitará a esto.
Le agradezco
lo que tiene a bien decirme de mis obras y de lo que hace para darlas
a conocer en su entorno.
Tenga a bien
creer, estimado Señor, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 5 de septiembre de 1935
Estimado Señor,
He recibido
su amable carta, y le agradezco muy vivamente el envío del
artículo que adjuntaba, y que, pienso, convendrá muy
bien en efecto para Voile d'Isis; habrá que traducirlo
naturalmente, pero esto no es un trabajo largo ni muy difícil.
No me extraña
que no haya podido encontrar ningún ejemplar de L'ésoterisme
de Dante y del Roi du Monde, ya que estos dos volúmenes
están agotados desde hace ya mucho tiempo, parece que no se
encuentran más que raramente. Sucede felizmente que, estos
últimos días, he encontrado en algunos paquetes de libros
un ejemplar de cada uno, mientras creía no tener más
que los míos; así pues con mucho gusto se los voy a
enviar mañana.
Le agradezco
sus observaciones muy interesantes, y tomo buena nota de sus sugerencias.
En lo que respecta a la cuestión de la "moralidad", estamos,
bien entendido, enteramente de acuerdo en principio, pero creo que
habría que poder encontrar otra palabra, con el fin de evitar
las confusiones que la acepción más común de
ésta puede dar origen. Lo que me hace un poco difícil
tratar este punto de vista, es que, para reaccionar contra el "moralismo"
occidental, he insistido a menudo mucho, en mis libros, sobre el carácter
relativo de todo lo que se llama moral; evidentemente, hay una cuestión
de vocabulario que determinar para resolver esta dificultad, y, con
cierta reflexión, esto puede no ser imposible...
En lo que respecta
a bhakti, tiene completamente razón en lo que concierne
a su sentido original; pero, en las épocas más recientes,
el sentido de "devoción" ¿no parece haber prevalecido a pesar
de esto, con el predominio del elemento sentimental que ello implica
como usted dice muy justamente? Haría falta, en cuanto tenga
ocasión por mi parte, que llame sobre este punto la atención
de nuestro colaborador el Sr. R. Allar, que se ha ocupado más
particularmente de esta cuestión.
Su observación
respecto de Indrâgni es muy importante y viene a añadirse
aún, como confirmación, a muchas otras cosas del mismo
género. ¿No se podría también, desde un cierto
punto de vista, contemplar aquí una comparación con
la pareja Nara-Nârâyana, identificada ella
misma con Arjuna-Krishna, etc.? Esto pediría
desarrollos, pero usted no tiene seguramente necesidad de ello para
comprender lo que quiero decir... Por otra parte, todo indica que
los dos poderes no han estado separados en el origen, sino solamente
a partir de un cierto período. Sin embargo parece que debe
contemplarse una rebelión "pre-histórica" de los Kshatriyas;
de otra manera, ¿cómo comprender el papel de Parashu-Râma?
Tenga a bien
creer, estimado Señor, en mis mejores y más distinguidos
saludos.
El
Cairo, 22 de octubre de 1935
Estimado Señor,
Estoy contento
de saber que mi envío le ha llegado bien, y le agradezco lo
que tiene a bien decirme al respecto. Cuando las circunstancias permitan
reeditar estos dos libros, es probable que les haga cierto número
de adiciones importantes.
Lo que me señala
con respecto al ûrna es muy interesante, y por otra parte
me parece que las dos interpretaciones no se excluyen; yo mismo he
hablado del simbolismo "solar" de la araña y de su tela (creo
que es en Le Symbolisme de la Croix, aunque no lo encuentro
en este momento). Gracias de antemano por el trabajo sobre Angel
and Titan que me anuncia.
Su artículo
está traducido; no sé aún cuando saldrá,
ya que había esta temporada cierto número de cosas retrasadas,
pero es probable que no tarde mucho.
En cuanto a
bhakti, es de temer que, en francés, la palabra "participación"
no se entienda sin largas explicaciones, tanto más cuanto que
hay que tener en cuenta el hecho de que ciertos "sociólogos"
han hecho de ella un empleo inoportuno, en relación con esta
absurda invención que ellos llaman la "mentalidad pre-lógica";
como quiera que sea, tendré que reflexionar aún en ello...
En cuanto a
la cuestión de la "moral", estamos de acuerdo en el fondo,
como creo habérselo ya dicho; solamente que todas esas transposiciones
de un punto de vista a otro requieren siempre serias precauciones
si no se quiere correr el peligro de que acarreen confusiones o falsas
asimilaciones. En cuanto a la "ciencia", creo sobre todo que hace
falta mantener siempre la distinción entre "ciencia tradicional"
y "ciencia profana" al no ser por otra parte esta última sino
el producto de una desviación. Por lo que se refiere a Indrâgni,
etc., sus observaciones concuerdan enteramente con lo que he indicado
en Autorité Spirituelle et Pouvoir Temporel, al respecto
del poder único del cual deriva a la vez el espiritual y el
temporal, y que, por consiguiente, es anterior a su separación;
bien entendido por otra parte que hay en todo esto aspectos que se
sitúan, si se puede decir, en grados diferentes de realidad.
Lo que usted
dice de aquellos que han aceptado los puntos de vista y los métodos
de los occidentales no es desgraciadamente sino muy cierto; y esto
no solamente en la India, sino en todo Oriente... En cuanto a la posibilidad
de que los orientalistas admitan ciertas cosas, debo reconocer que
estoy un poco extrañado, ya que, por mi parte, ¡no he encontrado
nunca en ese mundo la menor señal de comprensión! Le
agradezco lo que me indica a propósito de esto; he pedido ya
que busquen ese trabajo del Sr. Mus (cuyo nombre me era completamente
desconocido), y he indicado el libro de Andrae a uno de nuestros colaboradores
que sabe el alemán ya que yo lo ignoro desgraciadamente. Por
lo que se refiere a Lacombe, sé muy bien de qué se trata,
puesto que es algo que está dirigido más especialmente
contra mí; ese grupo de Maritain ha emprendido desde hace algún
tiempo, con respecto a las doctrinas orientales, un trabajo de deformación
de un nuevo género, disfrazándolas de "misticismo";
si le interesa este asunto, podría volver a hablarle de él
más ampliamente una próxima vez.
Crea, le ruego,
en mis mejores y más distinguidos deseos.
El
Cairo, 6 de noviembre de 1935
Estimado Señor,
Acabo de recibir
su carta, y le agradezco lo que tiene a bien indicarme. En cuanto
a lo que dice concerniente a Kha y Shûnya, estoy
completamente de acuerdo con usted; me pregunto solamente si es posible
considerar el espacio en sí mismo como una "substancia", ya
que él no representa en suma más que un "continente"
(lo que muestra por otra parte la homogeneidad misma o la "indiscernibilidad"
de todas sus partes); pienso que en el fondo, como el tiempo, es más
bien una condición de existencia. Naturalmente, todas estas
cuestiones deberán ser retomadas de manera más completa
si llego a hacer el trabajo, que proyecto ya desde hace mucho tiempo,
sobre las condiciones de la existencia corporal.
¿Le he agradecido
su último envío de los dos artículos? Ya que
no sé si los he recibido antes de escribirle o después.
Si, pues, no lo he hecho aún, le ruego me disculpe por ello.
El Sr. Luc Benoist
me ha escrito que ha tenido usted la amabilidad de hacerle interesantes
observaciones respecto de vuestro artículo sobre el arte hindú;
se propone tenerlas en cuenta cuando se haga una tirada a parte de
su serie de artículos (que no está terminada todavía).
Crea, le ruego,
estimado Señor, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 2 de diciembre de 1935
Estimado Señor,
Acabo de recibir
su carta del 7 de noviembre; he recibido también, hace unos
quince días, los Brooklyn Museum Quarterly, y se lo
agradezco. Hay en efecto en este artículo de H. J. Spinden
ideas interesantes; y esto parece indicar, como usted dice, que hay,
después de todo, algo que ha cambiado en la manera de ver de
algunos; deseemos que esta comprensión vaya desarrollándose...
La carta de
la que me comunica la copia es bastante notable también desde
este punto de vista, y reconozco que esto me ha sorprendido incluso
un poco de parte de un Occidental. No conozco por otra parte en absoluto
a este Sr. Hocart, ni siquiera de nombre; he hablado de él
hoy a alguien que quizá pueda informarme más a su respecto,
pero es muy difícil aquí tener relaciones cualesquiera
con el mundo europeo, que está completamente separado del nuestro...
En fin, ya veré más adelante según lo que sepa;
le agradezco haberle indicado mis libros y el Voile d'Isis;
quizá también él le escriba a usted algo al respecto.
Los discos de
gramófono que existen aquí son todos, a juzgar por lo
que sé, de música moderna y con influencias occidentales.
Se habían hecho discos con recitaciones del Corán pero
la cosa ha sido prohibida, y parece que no se los puede conseguir
más que en Alemania.
Gracias por
sus explicaciones respecto del ûrna, que son extremadamente
interesantes; todas las comparaciones que anota me parecen enteramente
justas. Había oído hablar ya de este anansi oeste-africano,
pero no creo que pueda tener una relación con el nombre latino
(o más bien de origen griego) de la araña, pues, si
no me equivoco (no tengo diccionario para verificar), éste
es arachnia y no aranea. Por otra parte, no creo que
la etimología de çûfi venga de çuf,
lana; como todas las otras que me han dado, es más bien una
aproximación hecha después; esta palabra es más
bien una "cifra" que, como tal, no tiene derivación lingüística.
A la "mandorla" se le llama también vesica piscis, pero
pienso que es únicamente a causa de su forma y que sería
difícil sacar de esta denominación consideraciones de
un orden muy profundo, mientras que el simbolismo de la almendra (luz)
es al contrario muy importante; esto, bien entendido, sin prejuicio
de otras relaciones simbólicas de la figura en cuestión,
sea con la yoni, sea con una construcción geométrica
que está ligada a la del triángulo equilátero,
y quizás otras aún...
Estoy contento
de saber que prepara un artículo estableciendo la inexistencia
de la idea de "re-encarnación" en los textos antiguos, ortodoxos
e incluso budistas; esto es muy importante y muy útil, ya que
esta interpretación grosera ha acabado por imponerse de una
manera casi general; hay que observar que no se la encuentra en las
primeras traducciones, y seguramente la influencia teosófica
ha tenido mucho que ver en su difusión; ¡es verdaderamente
algo increíble que la mayoría de los occidentales parezcan
incapaces de comprender la diferencia esencial que existe entre "trans-migración"
y "re-encarnación"!
Maritain tiene,
a pesar de lo que pretende, muchos aspectos muy "modernistas", no
solamente en el punto de vista estético, como usted lo ha observado,
sino también bajo otros aspectos; he sabido incluso últimamente
cosas que me han sorprendido sobre sus simpatías comunistas...
Como quiera que sea, si él y aquellos que le siguen han tenido
la idea de interesarse en las doctrinas orientales, sé que
es únicamente para combatirme; parece incluso que Lacombe prepara
un libro que quiere ser especialmente una respuesta a L'Home et
son devenir. Hay seguramente entre ellos, a este respecto, un
trabajo de deformación que no por ser en otro sentido que el
de los orientalistas "oficiales" es menos peligroso, y del cual tengo
muchas razones para creer que no es inconsciente...
Usted no me
había hablado del trabajo de Albert Gleizes pero yo había
oído hablar ya de él por otra parte. Conozco por lo
demás al autor, y sé que tiene muchas ideas verdaderamente
curiosas, aunque no consiga siempre precisarlas y ponerlas completamente
a punto. Tendré que preguntar al Sr. Luc Benoist si conoce
esto, ya que, naturalmente, puesto que se trata de arte, es algo que
entra más en el dominio de su competencia particular.
Tomo nota también
de la obra de Hippner, que ignoraba completamente; quizá pueda
encontrar un medio de obtenerla... En principio, desconfío
mucho de lo que escriben los misioneros; es raro, en efecto, que sus
exposiciones no estén deformadas por sus prejuicios; pero hay
que reconocer que hay de todos modos excepciones, y me parece, según
lo que usted dice que éste sea el caso. Sucede así también
con las traducciones de los textos chinos del P. Wieger; no hay más
que no tener en cuenta las reflexiones más o menos extraordinarias
de las cuales les acompaña; pero me he preguntado siempre,
a propósito de esto, cómo se podía exponer o
traducir correctamente algo sin haberlo comprendido verdaderamente
en el fondo...
Crea, le ruego,
estimado Señor, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 14 de diciembre de 1935
Estimado Señor,
Gracias por
su carta y su mapa, que me han llegado hoy al mismo tiempo.
Su explicación
complementaria respecto al sentido de bhakti me permite comprender
mejor cómo se vinculan, y cómo ha podido introducirse
el sentido de "devoción".
En cuanto a
la cuestión de la "segunda muerte" y del "tercer nacimiento",
estas expresiones, que tienen por otra parte un carácter tradicional
y que por consiguiente no pueden ser modificadas, son exactamente
las que he querido emplear en el artículo del que se trata.
Bien entendido, que una muerte (a un estado) coincide necesariamente
con un nacimiento (a otro estado) de tal manera que muerte y nacimiento
no son sino una misma cosa vista de dos lados diferentes. El texto
de Jaiminiya Upanishad Brâhmana responde exactamente
a aquello de lo que he hablado en este artículo.
Gracias de antemano
por el envío que me anuncia de un nuevo artículo que
continúa su Darker Side of the Dawn; el tema es del
mayor interés, y estoy contento de saber que lo va a tratar
de manera más completa.
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
El
Cairo, 25 de enero de 1936
Estimado Señor,
Acabo de recibir
hoy mismo su artículo "Angel and Titan", y le agradezco
profundamente este envío. Lo esperaba para responderle a su
carta del 30 de diciembre, en la que me lo anunciaba, y que me llegó
la semana pasada. Veo que este artículo es muy extenso; voy
a leerlo con mucho interés, y, naturalmente, hacer una reseña
del mismo. Es interesante en efecto que haya podido publicarse en
una revista «orientalista» a pesar de su punto de vista tradicional;
¡creo que en Francia una cosa parecida sería totalmente imposible!
Le agradezco
de antemano su otro artículo concerniente a la "re-encarnación"
que espero también poder leer pronto. Ya he observado también
muy a menudo esas extraordinarias confusiones de las que habla en
cuanto a la traducción de âtman y de otros términos.
Por lo demás, parece que los occidentales no tengan actualmente
idea alguna sobre algún tipo de diferencia entre el alma, el
espíritu, etc.; ¡tan groseramente simplificada es su concepción
de la constitución del ser humano!
Si la Sra. Coomaraswamy
se detiene aquí a su vuelta de la India, me sentiré
muy dichoso de verla, ya que bien entendido su caso es de aquellos
que representan una excepción; y lo que usted me dice sobre
las condiciones de su estancia en la India lo muestra bien. Solamente,
es lástima que nuestro alojamiento no sea suficientemente amplio,
ya que si no mi mujer se hubiera sentido complacida de recibirla lo
mejor posible, a pesar de la dificultad que pueda causar la diferencia
de idioma, pues ella no conoce otra lengua más que el árabe.
Está también el tema del estudio del francés,
para el cual no hay muchos recursos aquí. Pensándolo
bien, veo una solución que sería posible, gracias a
una señora que conocemos (es francesa, pero es, ella también,
una verdadera excepción); pero todo depende de saber si su
salud y sus ocupaciones se lo permitirán... Debe mudarse ahora,
y creo que justamente su nueva casa será bastante grande; en
fin, le hablaré de ello lo antes posible y le tendré
al corriente, o bien informaré directamente a la Sra. Coomaraswamy
en las señas que me indica. En lo que me concierne, debo decir
que ignoro completamente la enseñanza de lenguas; por otra
parte, si no pierdo la costumbre de escribir el francés, porque
lo hago continuamente, he perdido del todo, hace varios años,
la de hablarlo... En fin, sin poder afirmar nada, espero que la cosa
podría arreglarse de la manera que acabo de decirle; así
estaría seguramente muy bien.
Crea, le ruego,
estimado Señor, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 11 de febrero de 1936
Estimado Señor,
Acabo de recibir
su carta del 21 de enero, al mismo tiempo que su traducción
de mi capítulo de la Crise du Monde moderne. ¡Se la
agradezco muy profundamente, la encuentro verdaderamente perfecta,
y también su muy amable nota de "presentación" con que
la ha precedido! Como no me es posible hablar yo mismo de esto en
Le Voile d'Isis, porque estoy muy directamente en juego,
¿puedo pedirle que tenga la amabilidad de enviar un ejemplar al Sr.
A. Préau, 42, calle Etienne Marcel, París (2º)? Gracias
por adelantado.
La frase de
A. B. Keith es muy interesante, ya que el punto de vista es de una
rara claridad; y, seguramente, no dejaré de utilizarla si se
presenta el caso... ¡Y qué apropiada a la circunstancia es
vuestra cita de San Agustín!
Estoy leyendo
ahora un libro de la Sra. Rhys Davids: The Birth of Indian Psychology
and its developments in Buddhism, y veo aquí especialmente
aquello de lo que usted me hablaba últimamente: ¡Esa confusión
del "alma", "espíritu", "sí-mismo", etc., es verdaderamente
espantosa! Y ¿qué decir de su punto de vista que pretende ser
"histórico"? Su "Sakya" me hace el efecto de ser, en
buena parte, una imaginación debida simplemente a su prejuicio
"anti-monástico"...
El Sr. John
Lennard me dice que le ha escrito, como yo le había requerido,
para pedirle que le indique respecto a un posible editor para la traducción
del Théosophisme en América (parece que, en Inglaterra,
no se puede encontrar ninguno), y que usted le ha indicado "The Open
Court Pub. Co." a la cual debe ya haberse dirigido; ¡esperemos
que tenga un resultado favorable!
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
El
Cairo, 18 de febrero de 1936
Estimado Señor,
Acabo de ver
a la persona de la que me había hablado en una carta anterior,
y desgraciadamente, no hay por esta parte ningún medio de arreglar
las cosas como yo esperaba para la Sra. Coomaraswamy. Y no veo, por
otro lado, ninguna otra solución que le permitiera perfeccionarse
aquí en el estudio del francés; desde este punto de
vista, París ofrecería evidentemente muchos más
recursos... En cuanto a la posibilidad de tomar contacto con los medios
islámicos, lo he estado pensando, y debo decir que, al ser
estos medios muy cerrados, no creo que sea posible hacer algo al respecto
durante una estancia tan corta; la dificultad es incluso, como usted
sabe sin duda, mucho mayor para una mujer que para un hombre, y necesitaría
mucho más tiempo para ser recibida, al menos de otro modo que
como una extranjera, lo cual ciertamente no tendría interés...
Crea que lamento
profundamente todas estas dificultades; pero me parece preferible
decirle las cosas tal cual son, para evitar una desilusión
o una pérdida de tiempo. Bien entendido que si mientras tanto
se presentara alguna otra posibilidad le daría parte inmediatamente.
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
El
Cairo, 7 de marzo de 1936
Estimado Señor,
He recibido
su carta del 4 de febrero, y, hoy mismo, su carta del 20. Desgraciadamente,
como ve por lo que le he escrito después, mis esfuerzos no
han tenido el resultado que esperaba, y hasta la fecha, muy a mi pesar,
no he podido encontrar alguna otra solución que pueda ser satisfactoria
para la Sra. Coomaraswamy...
Gracias por
las referencias de los libros de Hocart, S. H. Cooke, y C. W. Hagner.
Sus Elements
of Buddhist Iconography no me han sido enviados nunca; sin duda
han sido cogidos in situ por algún otro, pero me pregunto
incluso si se ha hecho alguna reseña de ellos alguna vez, pues
no tengo ningún recuerdo de ello. Si tiene a bien, como me
dice, enviarme directamente otro ejemplar, me alegraré mucho,
y se lo agradezco de antemano; y si realmente no se ha hecho reseña,
lo que comprobaré, puede estar seguro que no dejaré
de hacer una.
El Sr. Lennard
me escribe que no ha recibido hasta ahora respuesta de "The Open Court";
es cierto que quizá no ha pasado aún mucho tiempo...
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
El
Cairo, 14 de marzo de 1936
Estimado Señor,
Le agradezco
profundamente el envío de su artículo, que acabo de
recibir y leer; ¡ha tenido usted una excelente idea! Será en
efecto muy oportuno dar en Voile d'Isis algo de este carácter
con ocasión del centenario de Shrî Râmakrishna,
quien ha sido presentado a menudo de manera tan deformada por las
interpretaciones "occidentalizadas" de ciertos discípulos...
Y, fuera de esta consideración, su artículo es en sí
mismo del mayor interés; no se podría poner a punto
mejor esta cuestión de la susodicha "tolerancia religiosa",
contra todas las concepciones vulgares "sincretistas" o "eclécticas".
Bien entendido, por otra parte, que si este artículo se publica
igualmente en inglés en la India, esto no tendría ningún
inconveniente, al no ser el mismo público en los dos casos.
He visto estos
días que el Sr. Paul Mus, del que me había señalado
su trabajo sobre el Borobudur, ha dado últimamente una conferencia
en la Academia de inscripciones y bellas letras sobre el significado
simbólico del templo de Angkor-Tom. Si se osa ahora hablar
de simbolismo en tal lugar, es para creer, después de todo,
que hay algo que comienza a cambiar realmente...
Gracias de nuevo;
estimado Señor, y crea, le ruego, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 2 de abril de 1936
Estimado Señor,
Acabo de recibir
su carta del 11 de marzo; he recibido también anteriormente
su mapa, y le agradezco haber tenido a bien señalarme el nuevo
libro de W. J. Evans-Wentz (tengo su Tibetan Book of the Dead),
he rogado también a Chacornac, como hago siempre en caso parecido,
que lo pida para hacer la reseña, esperemos que esta petición
sea tomada en consideración.
Me alegro al
ver que está satisfecho con la traducción de su artículo,
y también con el cambio de título de la revista, que
todo el mundo aprueba unánimemente; hace mucho que lo deseábamos;
pero ha sido bastante difícil decidir a Chacornac; ¡ya sabe
cuál es la fuerza de la costumbre en algunos!
Me preguntan
dónde se puede conseguir su estudio Angel and Titan,
pues la encuadernación lleva sólo la mención
del Journal of the American Oriental Society, sin ninguna indicación
de señas; ¿será pues tan amable de darme esta información
para que pueda responder?
No he recibido
aún el artículo de Hocart del que me anunciaba el envío,
pero esto no tiene nada de extraño, los impresos sufren casi
siempre retraso; se lo agradezco de antemano, y bien entendido que
se lo devolveré después de conocerlo.
Lamento mucho
que no se hayan podido arreglar las cosas para que la Sra. Coomaraswamy
venga aquí pero, como usted ha comprendido, esa estancia no
habría sido más que una pérdida de tiempo para
ella; ¿está decidido que se detenga en París?
He tenido ocasión
de hablar de usted estos últimos días con el Sr. Félix
Vàlya que le conoce, y que ha venido a verme para pedirme una
colaboración destinada a su nueva publicación Synthèses,
de la que acaba de sacar el primer volumen, ¿ha oído hablar
de ello? No le conocía hasta ahora más que de nombre,
pero ocurre que tenemos aquí amigos comunes, y ha sido uno
de ellos quien le ha traído a mi casa.
¿Qué
pensar, como editorial, de los Sres. Gansh and Co. de Madrás?
Se les quiere proponer editar una traducción inglesa de mi
Introduction générale, y, como creo que han publicado
algo de usted, es por lo que le hago esta pregunta. Hubo ya, hace
una decena de años, un proyecto para publicar este libro en
la India, y que desgraciadamente no tuvo continuación alguna.
Crea, le ruego,
estimado Señor, en mis muy cordiales saludos.
El
Cairo, 11 de abril de 1936
Estimado Señor,
Acabo de recibir
sus dos cartas del 26 y 27 de marzo, al mismo tiempo que el Sr. Lennard
me decía por su parte que había recibido también
una carta suya y que escribía en seguida a Harcourt Brace.
Le agradezco profundamente tener la amabilidad de intervenir así
en este asunto, ya que pienso que nadie puede encontrar en América
mejor que usted un editor para esta traducción del Théosophisme.
No he recibido
hasta la fecha nada de la Sra. Coomaraswamy; pero, si llega una carta
como usted piensa, no me preocuparé puesto que tengo ya la
explicación.
He recibido
hace unos ocho días el artículo del Sr. Hocart; su actitud
es interesante por el contraste que establece con la de la mayoría
de los orientalistas. Tiene ciertamente razón en insistir sobre
la importancia del elemento ritual, pero, cuando habla de Priesthood
a causa de ello, esto es una interpretación inexacta: cree,
como todos los europeos, que la realización de ritos debe ser
únicamente asunto de "sacerdotes", mientras que en realidad
se trata aquí del carácter "sagrado" que tiene originalmente
toda función e incluso todo oficio. Guardo aún este
artículo para dedicarle una nota en mis reseñas; no
dejaré de devolvérselo después.
Su Buddhist
Iconography no me ha llegado todavía, pero esto no tiene
nada de extraño; se lo agradezco de antemano. Gracias también
por las diferentes cosas que me indica aún esta vez; voy a
pedir en seguida a París si se puede conseguir el artículo
del Journal Asiatique.
No había
oído hablar nunca de Carl Huntzi ni de sus obras; ¿están
publicadas directamente en francés, o se trata de traducciones?
Lo que me cita del apéndice de la primera es verdaderamente
notable en efecto; pero no sé tampoco quién es Herbert
Kühn, hay que decir por otra parte que no sé el alemán...
Voy a tratar de procurarme la otra obra: L'objet rituel, etc.,
que acaba de publicarse; pero ¿querría indicarme quién
es el editor? Esta información es indispensable para que pueda
pedirla por mediación de Chacornac.
En cuanto a
las comparaciones que pone de relieve a propósito de moon,
y que son significativas en efecto, ¿piensa que ha lugar hacer una
distinción entre dos raíces mâ y man
cuyos sentidos parecen en todo caso muy cercanos?
Tengo la intención
de reunir en un volumen mis artículos sobre las cuestiones
concernientes a la iniciación cuando los haya acabado, ya que
me quedan aún algunos puntos que tratar. Es posible también
que vuelva a utilizar otros artículos en las obras que tengo
in mente desde hace mucho tiempo; desgraciadamente, me falta siempre
tiempo para llegar a realizar todos estos proyectos.
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
El
Cairo, 22 de abril de 1936
Estimado Señor,
He recibido
la semana pasada su carta del primero de abril, y anteayer me han
llegado sus Elements of Buddhist Iconography, que esperaba
para contestar, con el fin de poder agradecérselo al mismo
tiempo. He leído ya una parte; el punto de vista en el que
se sitúa es muy interesante y me parece completamente justo;
los símbolos que se refieren al Eje del Mundo son particularmente
significativos. La comparación que señala entre el trishûla
y el Vajra es muy digna de observación; he hablado en
otro tiempo del Vajra en un artículo sobre las "piedras
del rayo", pero quizá tendré aún alguna ocasión
de volver sobre el tema. Por otra parte, ha tocado una cuestión
que se vincula con un misterio "prehistórico": las figuras
de huellas de pies, humanos y animales; hay aquí algo que nunca
he podido llegar a precisar con mucha exactitud, pero que me parece
importante; ¿no piensa poder desarrollar esta cuestión aparte?
Un punto que no está del todo claro para mí, es el que
concierne a los Yakshas; he pensado siempre que estaban sobre todo
asociados al "fuego subterráneo", como los Cabiros; pero ¿hay
aún aquí otra cosa? Seguramente, el título Buddhist
Symbolism que está considerando habría mostrado
mejor el carácter de la obra; tanto más cuanto que se
trata sobre todo de símbolos "anicónicos". Es muy curioso
que, también en el cristianismo, sean los símbolos de
este tipo los que hayan sido empleados exclusivamente al comienzo...
A propósito
precisamente de cuestiones de iconografía y de simbolismo,
no he de olvidar hablarle de otra cosa: el Sr. Charbonneau-Lassay,
a cuyos trabajos ha debido ver que hago bastante a menudo alusión,
ha terminado la primera parte de su gran obra sobre los símbolos
de Cristo; él muestra también que la mayor parte de
estos símbolos se vinculan directamente a las tradiciones antiguas.
Ha encontrado un editor, quien, a causa de la importancia de la obra
(ésta debe tener después otras dos partes), no quiere
arriesgarse a publicarla sin estar seguro de un número suficiente
de suscripciones. Como he pensado que quizá usted podría
encontrar a su alrededor personas susceptibles de interesarse en ello,
he dado sus señas, entre otras, al Sr. Charbonneau; le enviará
sin duda dentro de poco el prospecto que contiene una muestra de la
obra. Por otra parte, devolviéndole el artículo del
Sr. Hocart, adjunto además un folleto de él, del cual
tengo aún varios ejemplares, y que, aunque se refiere a un
tema mucho más especial, podrá también darle
idea de estos trabajos. Me permito llamar su atención sobre
esto, ya que sería de desear que esta edición pudiera
hacerse; si tiene algunas señas que puedan ser útiles
(de personas o de instituciones), sería muy amable indicándomelas,
y yo se las transmitiría a él; en todo caso, gracias
de antemano por todo lo que pueda hacer al respecto.
A propósito
de Borobudur, hace mucho tiempo que he oído decir que los bajorrelieves
que están enterrados no lo han sido accidentalmente, sino que
esto estaba previsto así en el plano primitivo del edificio;
¿ha hablado también el Sr. Mus de esta cuestión?
Llego a lo que
me habla en su carta, concerniente a la doctrina de los ciclos; debo
decir que hay aquí cosas que parecen realmente muy difíciles
de expresar, más quizá que de concebir, y es por lo
que, aunque me lo hayan pedido a menudo, no he podido nunca decidirme
a hacer un trabajo de conjunto sobre este tema. Primero debe entenderse
bien que ninguna doctrina tradicional admite la idea de un "progreso"
general, a menos que no se lo entienda en el sentido completamente
restringido de desarrollo material, ya que esto está de acuerdo
incluso con la marcha misma del ciclo. Por consiguiente, no es necesario
suponer en modo alguno un tal desarrollo material entre los primeros
hombres; lo que todas las tradiciones afirman, es que todos poseían,
y de una manera espontánea, un estado espiritual que no puede
ser alcanzado sino muy difícilmente y excepcionalmente por
los hombres actuales. Hay que señalar también que los
restos descubiertos por los paleontólogos no son forzosamente
los de los primeros hombres, sobre todo si éstos vivían
en algún continente que ha desaparecido después. Puede
que haya habido ya, en épocas remotas, casos de degeneración,
sobre todo entre aquellos que habían escapado a algún
cataclismo; no son por otra parte los indicios materiales los que
pueden permitir juzgar realmente sobre ello. En todo caso, tengo la
impresión de que las cavernas prehistóricas han sido
más bien santuarios que moradas... No sé exactamente
a qué período se podría hacer corresponder lo
que está indicado en el capítulo VI del Génesis,
lo cual merecería ciertamente ser examinado más de cerca
desde este punto de vista. Puede por otra parte que esto sea susceptible
de varias aplicaciones a diferentes niveles; pero la más inmediata
debe estar en relación con lo que se dice de los últimos
tiempos de la Atlántida, lo cual no nos llevaría más
que al Dwâpara-Yuga y estaría, pues, aún
muy lejos del comienzo del Manvantara.
Dicho esto,
creo que, para resolver la principal dificultad que usted señala,
hay que distinguir netamente dos cosas completamente diferentes: por
una parte, lo que se refiere a la marcha misma de un ciclo, es decir
en el sentido de desarrollo de un mundo; por otra, lo que concierne
a los seres que son manifestados en ese mundo, pero que no hacen en
suma más que atravesarlo sin estarle ligados esencialmente;
el estado de estos seres debe, de manera general, estar, en cada momento,
en conformidad con las condiciones del mundo considerado, así
pues más espiritual al comienzo y más material al final.
Se podría decir que, al comienzo, un mundo es apto para suministrar
un terreno de manifestación a seres realmente más "avanzados"
que aquellos que vendrán después; no veo que haya aquí
algo contradictorio. Por otra parte, la distinción que acabo
de decir aparecería netamente si, por ejemplo, se considera
esto: cuando se habla de los ciclos anteriores al nuestro (bien entendido
que esto debe comprenderse analógicamente y no en un sentido
literalmente temporal), se les presenta como por debajo o detrás
de nosotros; cuando se habla de seres que nos han precedido en el
trayecto de los ciclos, se les representa al contrario forzosamente
como encima o por delante nuestro; y esto se relaciona aún
naturalmente a la oposición de los Dêvas y los
Asuras... He debido escribir en otro tiempo, sobre este tipo
de antinomias "cosmológicas", algo que no he publicado nunca,
pero que encontraré sin duda entre mis papeles, y que podré
quizá retomar un día.
Los "Infiernos"
parecen designar en realidad varias cosas que hay motivo para distinguir:
ya sea los propios estados inferiores (ciclos que preceden a la manifestación
universal), ya sea las "huellas" de estos estados en el estado humano;
también los "limbos", dominio de las potencialidades no-actualizadas,
que puede responder más particularmente a lo que usted contempla;
o bien las "tinieblas exteriores", donde son arrojados finalmente
los "desechos" de un ciclo, y que corresponden también, en
el simbolismo hindú, a la región oscura situada más
allá del monte Loka-Aloka, etc.
El Krita-Yuga
puede haber sucedido "en la tierra", pero esto no indica necesariamente
que la propia tierra fuera entonces la que es actualmente; podría
uno preguntarse incluso si no son los cambios de condiciones acaecidos
en ciertas épocas en el mundo terrestre los que impiden que
se pueda, mediante cualquier tipo de investigaciones, encontrar vestigios
verdaderamente "primitivos". Diría de buena gana también
que "en 'la' tierra" no significa exactamente "en 'esta' tierra";
la tradición islámica habla muy claramente de "siete
tierras", manifestadas sucesivamente o alternativamente, y que son
por otra parte la misma cosa que los siete dwîpas de
la tradición hindú. Bien entendido, todo esto no impide
que las consideraciones sobre los orígenes puedan también
ser contempladas en un sentido más universal; y deben siempre
poder, mediante una transposición apropiada, aplicarse a todos
los niveles, comprendido en estos el que representa la historia de
la humanidad terrestre.
Tenga a bien
decirme lo que piensa de estas reflexiones, y también si dan
lugar a cuestiones que lleven a puntos más precisos...
Todavía
una cosa que iba a olvidar, a propósito de lo que indica en
su nota 100: Er Rûh se identifica al Metatron
de la Cábala; su "lugar" está en el centro de El-'Arsh
representado por una figura circular. Los ocho ángeles que
soportan El-'Arsh corresponden a los cuatro puntos cardinales
y a los cuatro puntos intermedios; pero corresponden también,
al mismo tiempo, a ciertos grupos de letras del alfabeto árabe,
dispuestas siguiendo su orden numérico y repartidas según
estas mismas regiones.
Crea, le ruego,
estimado Señor, en mis mejores deseos.
El
Cairo, 26 de abril de 1936
Estimado Señor,
Casi inmediatamente
después de haberle escrito, he recibido la nueva copia de su
artículo (tomo nota de conservar la cita de Mallory en su texto
original), así como The Taking of Toll y The
Mystery of Mahâdêva; después me ha llegado
también ayer el Bulletin of the Museum of Fine Arts;
le agradezco profundamente todo.
He olvidado
preguntarle, a propósito del artículo del Sr. Hocart,
dónde aparecen las Acta Orientalia de las que está
sacado. Quería también preguntarle en qué ciudad
se publica The Vishwabharata quarterly; me parece que es en
Calcuta, pero no estoy seguro.
Acabo de leer
su artículo sobre el makara, que concierne a ciertos
puntos de los que he hablado últimamente sobre el simbolismo
del pez (especialmente bajo el aspecto del Delfín). Le agradezco
también haberme citado en él; la cuestión de
las relaciones del Amor y de la Muerte en el simbolismo merecerían
ciertamente ser tratadas de manera desarrollada, pero esto me parece
bastante difícil de exponer claramente...
Verá,
en el nº de marzo de Etudes Traditionnelles, que he indicado,
al respecto del Loto y otras flores simbólicas, algunas consideraciones
que están muy próximas a las de su Buddhist Iconography.
Todavía
una observación a propósito de éste: el título
del Dhammapada me ha hecho pensar siempre, de manera en cierta
forma natural y sin que pueda explicarlo, en las "huellas" dejadas
en la tierra por los pies del toro simbólico del Dharma;
usted hace incidentalmente una observación que me parece tender
hacia el mismo sentido; ¿tendría alguna idea más precisa
al respecto?
Crea, le ruego,
en mis mejores deseos.
Traducción:
Miguel A. Aguirre