Paradójicamente, ya que la anotación
del texto es su objetivo, esta traducción ha tratado de tener el
menor número de notas posible; ello se debe a que los traductores
piensan que el texto es lo suficientemente claro de por sí para
no sobrecargarlo con una serie de relaciones con otras cosmogonías
o comentarios meramente eruditos. Se ha traducido del texto establecido
por A. D. Nock y traducido del griego por el P. A.-J. Festugière
(Hermès Trismégiste, Les Belles Lettres, París
1991) que a su vez debe mucho a la traducción de Walter Scott. Se
ha tenido en cuenta también la de éste al inglés (Hermetica,
Shambhala, Boston 1993) y se ha consultado el texto griego cuando había
dudas o era necesario; igualmente se ha considerado la traducción
inglesa debida a Brian P. Copenhaver (Hermetica, University Press,
Cambridge 1995), que tiene mucho interés; también la única
completa que conocemos en castellano, firmada por M. A. Muñoz Moya
(Hermes Trismegisto, Obras completas, 3 vols., Muñoz Moya
y Montraveta, Barcelona 1985, agotado) y que incluye el texto griego, bastante
descuidada pero con hallazgos en la traducción. Existe también
una traducción de la versión sin numerar de Louis Ménard
debida a Guiomar Eguillor (Los Libros de Hermes Trismegisto, Edicomunicación,
Barcelona 1987). Asimismo acaba de ser editada la traducción de
los XI primeros Extractos de Estobeo debida a J. García Font
(Enseñanzas secretas de Hermes a Tat, Mra, Barcelona 1996).
Posteriormente han aparecido otras traducciones, entre las que cabe destacar
la edición castellana de Brian P. Copenhaver, Hermes: Corpus
Hermeticum y Asclepio (Siruela, Madrid 1999).
En la traducción de estos 11 primeros libros
del Poimandrés, lógicamente hemos tropezado con las
mismas dificultades con que se han encontrado todos los traductores de
textos griegos; se trata de adaptar el lenguaje antiguo a nuestros conceptos
actuales, aclarándolo, aunque respetándolo profundamente.
Hay términos que son prácticamente intraducibles en las lenguas
modernas y que incluso tenían varios sentidos en griego, como por
ejemplo "logos" (palabra, escrito, ley, razón, y también
Verbo, Orden, Proporción, Verdad); "noésis" (pensamiento,
concepto, intelección, y acto de la Inteligencia, Conocimiento,
contemplación por el Intelecto); "noûs" (intelecto, inteligencia
individual, y el Intelecto como Principio, la Inteligencia divina y de
lo divino o universal), entre otras. Por otra parte hay ciertas palabras
que se empleaban en un contexto donde su sentido se daba por supuesto y
que es necesario señalar para que el lector esté más
cerca de los escritos. Se han incluido las notas para, 1: aclarar algún
punto de la doctrina, 2: señalar textos donde se consignan relaciones
con este pensamiento, 3: abrir posibilidades de investigación sobre
los textos proponiendo una lectura múltiple basada en el propio
Corpus. Para ampliar la información ver en este mismo Nº
de SYMBOLOS, pág. 95, el artículo
de Federico González que bien puede ser una introducción
a ellos. Hemos suprimido la voz exclamatoria "oh" pues no es hoy en día
usual; sólo ha sido respetada en los pasajes donde verdaderamente
se trata de algo solemne, o de himnos, etc. Sin embargo estas modernizaciones
que pensamos que el lector actual agradecerá, no son incompatibles
con un cierto sabor arcaizante que hemos querido mantener. Las palabras
que en la traducción van entre corchetes [ ] son aclaraciones de
los traductores.
De hecho esta edición no tiene ninguna pretensión
–ya que es una traducción indirecta aunque hemos seguido de cerca
el original griego–, si no la de brindar a nuestros lectores una versión
correcta en castellano de unos textos fundamentales, con el objeto de ilustrar
el artículo antes mencionado y contribuir a este Nº doble dedicado
a la Tradición Hermética. Traducción
y notas: Federico González y José M. Río |