SCHUON VERSUS GUENON
COLECTIVO REDACCION
En la edición de Etudes Traditionnelles de 1951 dedicada a honrar la memoria de Guénon a raíz de su muerte, Schuon escribe:  
    "La definición de la obra de René Guénon consiste en cuatro palabras: intelectualidad, universalidad, tradición, teoría" "… y esta obra es 'teórica', puesto que no tiene directamente en vista la realización espiritual". (p. 256). "[Su contenido] … converge esencialmente sobre la doctrina metafísica, –no sobre lo que puede llamarse la 'vida espiritual',– …" (p. 257).  

    "Ahora, si la obra guenoniana tiene, en el plano doctrinal, un carácter de unicidad, quizá no sea inútil especificar que ello no se debe a una naturaleza más o menos 'profética', … sino a una coyuntura cíclica excepcional (n. al pie: "Podría señalarse que este es precisamente el caso de los Profetas, pero hay ahí una diferencia 'eminente' de grado") cuyo aspecto temporal es este 'fin de un mundo' que vivimos, y cuyo aspecto espacial es –en función por lo demás del primero– el acercamiento forzoso de las civilizaciones" (p. 260).  

    "En todo caso, el papel de Guénon consiste esencialmente en una función de transmisión y de comentario y no de readaptación" (n. al pie: "Este último rasgo habría sido contrario a la razón suficiente de la obra, sin hablar de que una readaptación, y por lo tanto una síntesis original, exige un terreno tradicional determinado: sin embargo, toda obra de transmisión comporta evidentemente un aspecto secundario de readaptación, e inversamente.") (p. 261). 
    "El teórico en tanto que tal desaparece, por definición, detrás de la doctrina; nada sería más injusto que el reprochársela, y el esperar de él otro argumento que la verdad doctrinal. En consecuencia, nos parece sin objeto hablar de la persona de Guénon, y nos limitaremos a hacer notar la impresión de recogimiento y sencillez que nos dio en todos nuestros encuentros. El hombre parecía ignorar su genio, como éste, inversamente, parecía ignorar al hombre." (p. 261).5 
  
Pero es en un estudio aparecido en 1984 donde el autor suizo afirma6: 
    "… este mérito insigne [de la obra de R. Guénon] no debe impedirnos constatar los fallos a menudo extraños que comporta la obra guenoniana; señalarlos no es desconocer los méritos del autor, es muy al contrario proteger el contenido esencial del mensaje; es en cierto modo proteger a Guénon contra él mismo." (p. 56). 

    "Guénon da demasiado gustosamente la apariencia de un saber inmenso –que apenas posee– … " (p. 57). 

Y en plan de adulterar manifiesta lo siguiente:  

    "En su artículo sobre las conversiones, Guénon nos dice que los convertidos 'son poco interesantes', y estima que 'el convertidor y el convertido dan prueba de una misma incomprensión del sentido profundo de sus tradiciones … ' 'Id y predicad a todas las naciones', ha dicho el Cristo; no se le ocurrió prohibir el 'proselitismo' ni despreciar a la gente que se convierte. Este artículo es una prueba patente de la carencia, en el autor, del sentido de lo humano concreto, y también del sentido de Dios bajo el aspecto de la manifestación personal. Es perfectamente ilógico admitir la existencia del exoterismo, que es querido por Dios, y no admitir la de los exoteristas, o sea la de hombres limitados al exoterismo y susceptibles, en consecuencia, de convertirse de una religión a otra." (p. 57). 

Veamos lo que dice de Guénon con respecto a temas como el de Dante y el De Monarchia:  

    "En más de una ocasión, se tiene la impresión de que Guénon lee en los documentos aquello que desea encontrar en ellos". (p. 58). 

Y con respecto al hinduismo:  

    "Hay en Guénon una curiosa confusión entre continentes y contenidos: por ejemplo, afirma que la palabra 'ideal' no significa nada porque todo el mundo puede usarla para no importa qué; lo mismo sería decir que la palabra "animal" no significa nada porque se la puede entender referida a cualquier especie, y así sucesivamente. O tomemos la afirmación de que el Hinduismo no es una 'religión' porque no está compuesto de los tres elementos 'dogma, moral, culto': aparte de que estos elementos se encuentran forzosamente en él de una cierta manera, el Hinduismo es con toda evidencia una religión puesto que concierne a realidades a la vez metafísicas y escatológicas. Lo que es típico de Guénon, es que prefiere decir que el Hinduismo no es una religión a decir que es una religión de un género diferente." (p. 59).7 
Y sigue.:  
    "Hay un Guénon que se sumerge osadamente en el No-Ser, y hay otro que parece no saber contar hasta tres, y pienso que esta paradoja no carece de significado, incluso es una clave para muchas cosas." (p. 59). 

    "No sé de dónde ha sacado Guénon esa enumeración de las cinco condiciones de la existencia física, que él llama 'corporal': el espacio, el tiempo, la forma, el número, la vida; estoy de acuerdo con las cuatro primeras, pero no con la vida, …" (p. 60).8 

    "De una manera general, se impone la conclusión siguiente: Guénon es magistral en su defensa del Oriente tradicional y su condena del Occidente antitradicional, pero sobreestima al hombre oriental como tal y subestima al hombre occidental como tal. Podría decirse también que demuele con la izquierda lo que edifica con la derecha; y apenas exageraríamos. Se dirige a Occidente, pero de hecho, no deja nada para Occidente, si no es la Franc-Masonería, que es una cosa muy problemática, y una 'tradición cristiana' que concretamente tiene todo el derecho al simbolismo y que abstractamente y en tanto que esoterismo no es más que una petición de principio; se le deja igualmente el derecho a este Cristianismo conjetural de ser ¡el 'complemento exotérico' de dicha Masonería! ¿La intelectualidad occidental? Se reduce al aristotelismo escolástico; Guénon tiene extrañamente poca estima por el neoplatonismo, y me confesó no haber leído nunca nada del Maestro Eckhart. ¿La santidad occidental? Se reduce de hecho al 'misticismo', espiritualidad 'pasiva' y exotérica, profana, y muy interesada en los 'fenómenos', parece; opinión que prueba que Guénon ignora la teología mística. No es ya sino un exoterismo; no hay lugar pues de buscar en ella una ligazón 'iniciática'. ¿El esoterismo occidental? Emigró tras la destrucción de los Templarios; pero ¡quedan de él, muy felizmente, la Masonería y el Compagnonnage! Es necesario pues intentar desmodernizarlos, sobre todo a la primera; el Cristianismo sería entonces lo bastante bueno como para añadírsele a título de 'exoterismo técnicamente indispensable'. Una pregunta: ¿dónde encuentra el cristiano traza de todo esto en las palabras del Cristo, en las cuales confía porque su autoridad es divina, y cuya exigencia es por consecuencia absoluta? Es verdad que se nos dice que debe de haber también una iniciación católica pero esto en 'medios tan restringidos que, de hecho, se los puede considerar como prácticamente inaccesibles.' La iniciación hesicasta, a la que se refiere al pasar, es una pura petición de principio; a fin de cuentas, si el Hesicasmo poseyera una iniciación suprasacramental, lo que precisamente se excluye, ella no sería accesible a los católicos. ¿Los sacramentos? El Cielo les ha retirado, parece, su eficacia iniciática; y eso es todo." (p. 62). 

    "Cierto, existe tradicionalmente el secreto, pero es menos arrogante y a menudo más contingente que en Guénon; muy paradójicamente, Guénon parece por lo demás perder gustosamente de vista que la doctrina es siempre algo relativamente exterior; él es el primero en admitirlo, pero de hecho, parece a menudo olvidarlo, y esta no es la única de sus inconsecuencias." 

    "Es un rasgo característico en Guénon que los significados metafísicos le hacen perder de vista los significados físicos …" (p. 63). 

    "Guénon parece tener una especie de alergia contra todo lo que es propiamente humano, de ahí su opción por lo 'ritual' en contra de lo 'moral' por ejemplo." (p. 66). 

    "Guénon, con su aversión matemática por todo lo que es concreto y humano, pierde curiosamente –y trágicamente– de vista la cualidad intrínseca de la subjetividad; de ahí su diligencia en disolver la persona humana, que le es 'metafísicamente' odiosa, en un sistema innumerable de abstracciones." (p. 72). 

  
Posteriormente a la aparición del Dossier H, y como justificación a sus críticas, Schuon agrega otra ofensa que debe sumarse a las ya proferidas contra el gran metafísico:  
    "Y es esencial el comprender esto: cuando Guénon manifestaba su misión, estaba solo; se hallaba confrontado enteramente solo con un mundo que le era contrario, que no quería ni podía aceptarle, dado que le era congénitamente hostil. Esta terrible soledad, reforzada por ciertos rasgos de su carácter, le traumatizó gravemente, al punto de que veía enemigos hasta donde no había, e intenciones hostiles en actitudes incluso benévolas; mencionamos estas cosas, no para expresar una ofensa inútil, sino para dar cuenta de una situación que no ha carecido de consecuencias y de la que, lo repetimos, Guénon no fué enteramente responsable."9 

Finalmente en el Cahier de L'Herne de 1985 manifiesta10:  

    "…Guénon fue intrínsecamente un 'pneumático' del tipo 'gnóstico' o jnânî …" "El pneumático es en cierto modo la 'encarnación' de un arquetipo espiritual, lo que significa que nace con un estado de conocimiento que, para otros, sería precisamente la meta y no el punto de partida; el pneumático no 'avanza' hacia ningún 'otro que él', permanece en su lugar a fin de llegar a ser plenamente él mismo –a saber su arquetipo– eliminando progresivamente velos o cortezas, trabas contraídas por el ambiente, eventualmente también por herencia. Las elimina por medio de soportes rituales –de 'sacramentos' si se quiere–, sin olvidar la meditación y la oración; pero su situación es no obstante muy otra que la de los hombres ordinarios, aunque estos estuviesen prodigiosamente dotados. Por otro lado, hay que saber que el gnóstico de nacimiento es, por naturaleza, más o menos independiente, no solamente con respecto a la 'letra', sino también con respecto a la 'ley'; lo que por lo demás no simplifica sus relaciones con el ambiente, ni psicológica ni socialmente…" (p. 366-67). 

    "Otra objeción –o pregunta– es la siguiente: ¿cómo explicarse las imperfecciones y lagunas –en resumidas cuentas sorprendentes– en la obra de Guénon, dada la cualidad substancial del autor? Pero estas lagunas, precisamente, no eran para nada del orden que se opone a esa cualidad; eran por así decir 'accidentales' y 'superpuestas' y no tenían ciertamente nada de pasional ni de mundano. Eran más bien hipertrofias o asimetrías, en parte traumatismos, reforzados por la ausencia de factores compensatorios en el alma y en el ambiente". (p. 367). 

    " 'Conócete a ti mismo', decía la inscripción sobre el pórtico del templo de Delfos; es decir: conoce tu esencia inmortal, pero también, y por eso mismo: conoce tu arquetipo. Sin duda, esta exhortación se aplica en principio a todo hombre, pero ella se aplica al pneumático de una manera mucho más directa, en el sentido de que, por definición, él tiene conciencia de su modelo celeste, y eso a pesar de las fallas que su corteza terrestre ha podido sufrir en contacto con un ambiente demasiado disgenial. La paradoja forma parte de la economía de este bajo mundo …". (p. 367). 

    "… y [Guénon] especifica en El Rey del mundo que 'el esoterismo verdadero es muy otra cosa que la religión exterior, y, si tiene algunas relaciones con ésta, no puede ser más que en tanto encuentra en las formas religiosas un modo de expresión simbólico; poco importa, además, que esas formas sean las de tal o cual religión…' ". (p. 368). 

Seguidamente transcribimos un fragmento de un texto llamado 
"Dossier Confidentiel Inédit: Quelques souvenirs sur René Guénon et les 'Etudes Traditionnelles' " que corre desde hace años en Europa, y que se atribuye por sobradas razones al polémico Jean Reyor (Marcel Clavelle), que fue jefe de redacción de Voile d'Isis desde diciembre de 1931, director de E. T., corresponsal de Guénon desde la partida de éste para el Cairo en 1930, editor de algunos de sus libros póstumos, y que insistiera tanto en la necesidad del exoterismo católico para los ya iniciados masones que él mismo terminó creando grupos religiosos cristianos con relaciones secundarias con la Masonería. Estos textos fueron utilizados ampliamente en tres obras dedicadas a Guénon: Jean-Pierre Laurant, Le sens caché dans l'oeuvre de René Guénon; Jean Robin, René Guénon, témoin de la Tradition, y Marie-France James, Esotérisme et Christianisme autour de René Guénon
 
 

    "El Schuon de post-guerra se reveló rápidamente bastante diferente en ciertos aspectos del Schuon de los años 1934-1939, autoritario, cierto, con una elevada idea de su función y quizá de su persona, pero respetuoso y dócil frente a Guénon. A partir de 1946-1947, no dejó en ninguna ocasión de afirmar su independencia total, de hacer resaltar que su 'misión' no estaba unida a la de Guénon y que tenía una obra personal que cumplir. De buena gana dejaba entender que Guénon había tenido un papel de 'precursor' que ya estaba terminando y, en el entorno suizo de Schuon a nadie le importaba decir que Guénon debería dejar de escribir. 

    "Signos todavía más inquietantes se manifestaban; un joven musulmán, a su retorno de Lausana, me decía que Schuon estaba a punto de cumplir la realización descendente; otro le escribía 'mi divino Maestro' y no recibía aparentemente ninguna reprimenda."11 

    "…dos emisarios schuonianos intentaron saber algo de las relaciones del religioso… [según se explica en el mismo documento, un joven católico benedictino12 con quien Guénon mantenía correspondencia sobre cuestiones doctrinales y que en 1947 se encontraba en Roma donde seguía estudios en una de las academias pontificias: Guénon le había comunicado a Schuon la dirección de este joven en Roma] …con Tamos [Georges Thomas, jefe de redacción de Le Voile d'Isis hasta el final de 1931, en que cesó por diferencias con Guénon; luego colaborador ocasional de los E. T. durante un tiempo]. Al no haber conseguido nada, se pusieron a cantar las alabanzas del Maestro, la atmósfera de alta espiritualidad que reinaba en la Zawiah de Lausana, adonde sería muy deseable que un religioso como él llegara a saludar al Maestro. '¿No es altamente significativo, añadieron, que el hombre que hoy mejor comprende el Cristianismo lleve justamente el nombre de Jesús?' (efectivamente, el nombre musulmán de Schuon es Aissa –o Isa– es decir Jesús, como otros llevan el nombre de Mohamed, Moisés o Abraham). 

    "Por esta frase y su contexto, nuestro religioso comprendió que se estaba sugiriendo que Schuon podría muy bien ser una remanifestación del Cristo." 

    "… En esto, nuevo mensajero especial de Schuon que viene a anunciarme solemnemente que Schuon era el Maestro espiritual para todo el Occidente, y que yo debía hacer saber a las organizaciones occidentales con las que pudiera hallarme en relación, y especialmente a la [Logia] 'Gran Tríada', que deberían someterse a la autoridad de dicho Maestro. Por lo que concierne a la susodicha 'Gran Tríada', Schuon se reservaba el ver a todos los miembros que deberían presentarse en Lausana, y designar a quien debería ser su jefe (y así pues 'moqaddem' de Schuon)." 

El "Dossier Confidentiel Inédit" fue citado, como ya hemos dicho, por Jean Robin en su libro sobre Guénon13:  

    "F. Schuon, en efecto, a partir de 1946-1947, no dejó pasar ninguna ocasión de afirmar su independencia total, de hacer resaltar que su 'misión' no estaba unida a la de Guénon (…). No osaríamos siquiera afirmar que los nombres islámicos respectivos de Guénon (Yahia = Juan) y de Schuon (Aissa = Jesús) no fueran interpretados 'simbólicamente' por algunos jóvenes discípulos. Sea como haya sido, Guénon, tal como lo testimonia su correspondencia, manifestó una extrema paciencia, esforzándose en toda circunstancia en calmar las dudas y temores de algunos discípulos de Schuon, 'cubriendo' a éste con su autoridad, hasta el día en que esta actitud se hizo imposible por la aparición en Etudes Traditionnelles (julio-agosto 1948) de un artículo de F. Schuon titulado 'Misterios Crísticos', que, en lo esencial, sostenía la tesis según la cual los sacramentos cristianos habían conservado su carácter iniciático original. Todos los bautizados serían pues unos iniciados que ignoraban serlo, y que sólo carecían de una enseñanza, un método, y un maestro. Guénon respondió escribiendo 'Cristianismo e iniciación' (nota al pie: Etudes Traditionnelles, septiembre-octubre-noviembre y diciembre 1949; retomado en Aperçus sur l'ésoterisme chrétien, p. 8)." (p. 332). 

    "Estas errancias doctrinales tenían por lo demás repercusiones en el dominio del 'método'. F. Schuon, en efecto, dirigía igualmente a cristianos, y practicaba una política de tolerancia extrema con respecto a sus discípulos musulmanes, relativamente al cumplimiento de los ritos y de ciertas observancias, como el ayuno del Ramadán. En fin, introducía elementos heterogéneos, tales como meditaciones sobre el Tao o sobre la Virgen, tanto que se llegó a una especie de sincretismo bautizado como 'universalismo', en el que se disolvía el carácter islámico del grupo, que, paralelamente, profesaba un desdén cada vez más señalado con respecto a Guénon; sus miembros habían dejado de suscribirse a Etudes Traditionnelles, …" (p. 337). 

    "Michel Vâlsan, vivamente inquieto por el giro que tomaban las cosas, mantenía a la rama parisina de la tarîqah en la estricta observancia de los ritos islámicos, rechazando por otra parte el adoptar las innovaciones preconizadas en Suiza. Guénon, por su parte, fue forzado de nuevo a puntualizar las cosas. Desde Lausana, donde F. Schuon guardaba silencio, algunos discípulos le respondían a manera de hacerle entender que sobrepasaba sus atribuciones, que Schuon tenía su 'misión' propia, de alcance universal, y que era verdaderamente una pena que aquél que le había preparado el camino no quisiera comprender que debía ahora borrarse. Todo lo más que podría hacerse por él era en suma ¡designarle moqqadem de Schuon para Egipto! 

    "Fue entonces cuando Guénon decidió romper toda relación, y ordenó a F. Schuon que diera la independencia a Michel Vâlsan. Los miembros del grupo francés tuvieron pues que escoger entre F. Schuon y M. Vâlsan, y, más o menos con dos o tres excepciones, permanecieron con este último. Esta doble decisión inquietó a F. Schuon, quien veía así prohibida Etudes Traditionnelles, y perdía por añadidura todo el grupo francés. Intentó justificarse respecto a ciertos puntos, minimizar otros, presentando los 'endulzamientos' aportados a la ley islámica como indispensables para unos musulmanes que vivían en Occidente, achacó al celo intempestivo de sus discípulos ciertas tomas de posición, y protestó enfin de su respeto por Guénon. Además, se transmitió a este último una petición de audiencia por su parte, pues estaba dispuesto a presentarse en el Cairo. Pero era demasiado tarde, y Guénon respondió simplemente: 'Si Schuon viene aquí, no le recibiré'." 

También Jean-Pierre Laurant, en su obra sobre el metafísico de Blois14 

    "Uno de ellos embarcó para Argelia, se relacionó en Mostaganem con la Tariqah Aliua y recibió algunos meses más tarde la Barakah del Sheikh Ahmed; regresó allí en 1934, a la muerte de este último, y obtuvo de su sucesor, el Sheikh Adda Ben Tunés, el título de Moqaddem que le daba el poder de presidir las reuniones y de transmitir a su vez la Barakah. Estableció muy pronto un grupo, después un segundo y Guénon, entusiasmado, le dirigió todos los iniciables que no habían rechazado categóricamente entrar en el Islam." (pág. 234). 

    "En 1946 sobrevino una crisis más grave; muerto el Sheikh de Mostaganem, su Moqaddem para Europa se proclamó Sheikh a su vez y se distanció de Guénon. Establecido a partir de entonces en Suiza, acentuó la originalidad de su grupo sin renunciar no obstante a la dirección espiritual de los otros. 

    "No hubo ruptura inmediata sino interminables puntualizaciones en artículos que eran respuestas a cartas o a otros artículos. Al haber introducido un grupo meditaciones sobre María así como temas cristianos en sus sesiones, Guénon respondió con: 'Contra la mezcla de las formas tradicionales', después vinieron: 'Verdaderos y falsos instructores espirituales' y 'Nuevas confusiones' … [Publicados posteriormente en Initiation et réalisation spirituelle, Ed. Traditionnelles, París 1986]. 

    "Las oposiciones alcanzaron su punto culminante tras un artículo del Sheikh sobre: 'los misterios crísticos' afirmando que los sacramentos cristianos habían conservado su valor iniciático, correspondiendo el Bautismo a los pequeños misterios y la Confirmación a los grandes. Era suficiente con una 'reactualización', al ser todos los cristianos unos iniciados virtuales. En la misma época Marius Lepage en Le Symbolisme calificaba a la Iglesia católica de organización iniciática.

    "Se renegaba de la distinción fundamental de Guénon entre exoterismo y esoterismo precisada con muchas dificultades a lo largo de toda su obra, al igual que de su tesis sobre la iniciación. Este respondió mediante una serie de artículos a partir de septiembre de 1949 sobre 'Cristianismo e Iniciación'; su correspondencia está llena de esta querella y testimonia el deseo de proseguir unas investigaciones sobre el cristianismo primitivo (asistimos de nuevo a un retorno inevitable a la historia cuando se razona a partir de la regularidad de la transmisión). Quiso a la par justificarse tal como puede constatarse en una carta del 27 de septiembre de 195015: 

    'Cuando los incidentes de 1946, y a pesar de aquello desagradable y penoso que ya había observado incluso antes de ellos, pensaba aún que todo podía arreglarse, y me parecía que vuestra sumisión no podría sino contribuir a ello… Desde entonces, como precedentemente, he guardado silencio tanto tiempo como he podido… Pero eso tampoco ha servido de nada, e incluso me he dado cuenta de que algunos interpretaban demasiado gustosamente este silencio como una aprobación… en fin, ha llegado un momento, como usted sabe, en que, a pesar de toda mi buena voluntad de conciliación, ya no me ha sido posible conservar esta actitud y he debido intervenir, en cierto modo a mi pesar, en esa cuestión del cristianismo que ha sido el punto de partida al menos aparente de la crisis actual; digo aparente porque, en realidad, esta parece no ser sino la continuación de la de 1946 que nunca se resolvió verdaderamente. Ahora está muy claro que no hay ninguna esperanza de que la situación llegue alguna vez a mejorar, y es cierto que esto no podía continuar así indefinidamente… Ciertamente no tiene usted que preocuparse por una cuestión de 'regularidad' que en estas condiciones ni siquiera se plantea.' " (pgs. 236-237). 

Y recuerda más adelante:  
    "… sus artículos [de Guénon] subrayaban que no podían mezclarse en un mismo grupo formas tradicionales diferentes así como tampoco elementos exotéricos y esotéricos." (pág. 240). 

Como se ve, J.-P. Laurant, y también J. Robin, señalan que determinados artículos de R. Guénon: 'Contra la mezcla de las formas tradicionales',16 'Verdaderos y falsos instructores espirituales' (marzo 1948), 'Nuevas confusiones' (octubre-noviembre 1948), 'Cristianismo e Iniciación' (septiembre a diciembre 1949) fueron escritos particularmente dirigidos a diferencias que mantenía con Schuon, o sea que tienen destinatario y aclaran muchos puntos (como ya hemos visto, en el nº de julio-agosto de 1948 había aparecido en los E. T. el artículo de Schuon 'Misterios Crísticos', que marcó la ruptura entre ambos, la cual venía en cierto modo anunciándose desde los citados sucesos de 1946: la crisis no resuelta de la que habla Guénon en la carta antes citada). A ellos, nosotros agregamos 'Necesidad del exoterismo tradicional' (diciembre 1947, a pesar de que éste se deba a los pedidos insistentes de Jean Reyor); 'Guru y upaguru' (enero-febrero 1948)'; 'Punto de vista ritual y punto de vista moral' (abril-mayo 1948); 'Sobre el papel del Guru' (marzo 1950); 'Ceremonialismo y esteticismo' (octubre-noviembre 1950).  

Del libro de Marie-France James Esotérisme et Christianisme autour de René Guénon17 citaremos las págs. 391 y 392: nota 32, donde dice: 

    "Contrariamente a Schuon para quien el esoterismo es una cuestión de grado y no de principio, para Guénon, entre los dominios religiosos e iniciático no hay solamente una diferencia de grado sino de naturaleza profunda: '(…) el esoterismo es esencialmente otra cosa que la religión, y no la parte 'interior' de una religión como tal, incluso cuando toma su base y punto de apoyo en esta como ocurre en ciertas formas tradicionales, en el islamismo por ejemplo' (nota: 'Es para señalar bien esto y evitar todo equívoco que conviene decir 'esoterismo islámico' o 'esoterismo cristiano', y no, como hacen algunos, 'islamismo esotérico' o 'cristianismo esotérico'; es fácil comprender que hay más que un simple matiz.' (Aperçus sur l'Initiation p. 27). 
    "En 1935, Guénon precisaba ya en su correspondencia: 'Desconfíe de los ritos religiosos, en tanto no haya recibido usted otra cosa. Ellos le mantienen en los límites de la individualidad.' Carta de Guénon a L. Caudron, 22 de abril de 1935. Inédita. 

    "Esta separación radical entre el exoterismo y el esoterismo es propia de Guénon; no se la encuentra en nadie más. Para un estudio de las coincidencias y de las divergencias entre las posiciones de Schuon y de Guénon, cf. Sérant, P., 'Frithjof Schuon et René Guénon', La Parisienne, marzo 1954, p. 334-340."

 

Continuación

Ver la Introducción
 
NOTAS
5 Le perdona la vida ya que el pobre Guénon ha sido la "víctima" de su propio genio, del que era irresponsable, y le concede el mérito de haber explicado más claramente que otras fuentes la metafísica oriental. 
6 "Estas observaciones críticas del Sr. Frithjof Schuon están constituidas por notas personales escritas hace muchos años y que el autor no destinó a la publicación; pero estima a fin de cuentas que no hay ningún beneficio en mantenerlas secretas por más tiempo, …". (Nota del editor de Dossier H: René Guénon, L'Age d'Homme 1984, Lausanne, a F. Schuon: "Quelques critiques". Pág. 56).
7 El hecho de que el hinduismo –como el taoísmo y el budismo– no es una "religión" es algo archisabido, desde antes, durante y después que Guénon lo afirmara, y no algo que éste haya inventado, definido o descubierto. 
8 Por otra parte, Guénon no dice "el número", sino "la materia" (cf. Mélanges, "Les conditions de l'éxistence corporelle", p. 109; Gallimard, París 1976). En ese sentido, sonriamos un poco con lo que, en la misma página 60, Schuon dice de la materia: "Y ¿qué es, de una manera general, la substancia sensible, que se puede tocar, medir, pesar, analizar, eventualmente modelar? Y ¿por qué, por el amor del cielo, no sería eso la materia?"
9 "A propos de quelques critiques". En Etudes Traditionnelles, Nº 486, Oct.-Déc. 1984: Feuillet Complémentaire.
10 Cahier de L'Herne René Guénon. Ed. L'Herne, París 1985: "Note sur René Guénon".
11 Sin embargo en la investigación del gran jurado del Monroe County (USA) dijo que no era un líder religioso, sino "un filósofo". (Herald Times, 16-10-91).
12 "Antes de la guerra, Guénon había sostenido correspondencia con un joven católico que, por otra parte, estaba en relación con Tamos. Este muchacho había decidido entrar en la orden benedictina y, después de la guerra, había retomado contacto con Guénon (…)". (N. ed., Document…).
13 Jean Robin, René Guénon, Témoin de la Tradition. Guy Trédaniel, Ed de la Maisnie, París 1978.
14 Jean-Pierre Laurant, Le sens caché dans l'oeuvre de René Guénon. L'Age d'Homme, Lausanne 1975.
15 J.-P. Laurant indica la fecha pero no el destinario de la carta. Podría pensarse por el contenido y otros detalles que se trata de Michel Vâlsan.
16 Aunque en realidad éste fue publicado en abril de 1937.
17 Nouvelles Editions Latines, París 1981.
   
 
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