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EN EL VIENTRE DE LA BALLENA, TEXTOS ALQUIMICOS
Bellísimo e inspirado texto, este libro de Federico González, en el que la musicalidad del lenguaje y el símbolo se engarzan creando una unión indivisible entre ambos. Para el lector no pasará desapercibida la singular expresividad de estos "cantos sagrados", que van desde lo cotidiano hasta lo sublime, con una curiosa cadencia que diríase ritma con nuestro interior más sutil y lo equilibra, lo que nos sitúa como en otro espacio-tiempo, generando una suerte de sosiego anímico con el que es más fácil comprender y aunar toda la Belleza de la Manifestación Universal que aquí se revela armoniosamente. Pequeñas porciones de texto forman un conjunto o circuito cerrado sin principio ni fin, que reproduce el sentido de la vida de una persona que viaja de la realidad ordinaria a lo esencial de la existencia gracias al vehículo mediador de la Sabiduría, que le ubica en una posición central y privilegiada desde la que contempla y considera las diferentes situaciones y su relación entre ellas, como una totalidad que se subordina a otros niveles superiores:
En pleno siglo XXI celebramos con sorpresa el hallazgo de este "trovador" que canta y recita mitos poéticos de los que se pueden extraer verdades eternas si se logra comprender el mensaje escondido que este poemario, como todo texto Sagrado e Inspirado, guarda en su vientre. Tampoco faltan comentarios y situaciones de cierta comicidad en donde el lector se verá inevitablemente reflejado, extrayendo la conclusión de que es preferible reírse de uno mismo, a ir de afectado por el mundo, renunciando así a la importancia personal que nos arrastra hacia la densidad de lo egótico, tal cual expresa este "Loco de Amor a la Vida y al Conocimiento" que practicando el desapego hacia las pasiones ha llegado a "Conocer" la existencia de algo superior, para constatar que existe la posibilidad de mediar entre la tierra y el cielo. Ya se habrá intuido que esta locura a la que nos referimos no es aquella obsesiva y patológica, sino la del guerrero que se enfrenta a sus enemigos sin expectativas y sin miedo, pero con respeto, no subestimando a sus adversarios, ciertamente poderosos:
Esta consagración al Conocimiento más elevado es tarea de héroes, de los que andamos más bien escasos. El mundo actual ha creado personajes de ficción con poderes extraordinarios, superhombres, con la pretensión de que reemplacen a aquellos seres míticos, ya perdidos en esta sociedad racional, que rinde pleitesía a lo innovador por lo innovador, y que desempeñaban un papel ejemplificador para las gentes de las diferentes culturas y civilizaciones. Nada que ver con la imagen que tenemos hoy en día del "superhéroe" que funciona desde un punto de vista individual y personalista así como desde una perspectiva moral más bien chata. Hemos borrado prácticamente los mitos de nuestra cultura, (si es que acaso la sociedad moderna de Occidente como tal los ha tenido alguna vez), que son un regalo Sapiencial-Espiritual y los hemos cambiado por historias de corte moral y materialista, sin reconocer la pérdida que ello supone. Una carencia esencial que pagamos con el desequilibrio completo dando como resultado un mundo que se desmorona por momentos pero que se atreve a juzgar y condenar a aquel que no siga sus pautas:
No obstante, todavía subsisten Tradiciones, incluso en Occidente, en las que se guarda el legado Espiritual, transmitido desde tiempos inmemoriales, y en donde se conservan los mitos, así como símbolos y ritos, aunque gran parte de algunas de estas tradiciones se han desvirtuado, debido a la realización de una lectura plana y literal del mensaje sagrado por parte de estudiosos, dogmáticos y teólogos de diverso pelaje. Tal y como ha sucedido con el cristianismo o el islamismo por poner un par de ejemplos, en donde existen intereses personales de ciertos "individuos", que pretenden inculcar que la verdad sea sólo de unos pocos así como tergiversar dicho mensaje, (valga como ejemplo el afán de la iglesia católica por manipular una enseñanza divina, ya que contradice ciertas "normas" establecidas por la ortodoxia más recalcitrante, así como la deformación por parte del integrismo islámico del significado de la expresión "guerra santa", entre otras cosas, y cuyo sentido real es el de una lucha interior para con uno mismo con el propósito de someter a los egos y pasiones que nos atenazan, y no el que ya todos conocemos). Vivir el mito es rememorar nuestro origen no humano, donde el tiempo queda abolido por un presente continuo, y todo adquiere un significado mucho más profundo, más vivo, más real, pues todo se ve como por primera vez. No es de extrañar por lo tanto, que el ser humano, ante esta escisión hacia lo más esencial, haya perdido todos los valores y busque algo que, por extraño que parezca se encuentra muy cercano a él, (pues estamos hablando de algo interior), pero que paradójicamente cada vez está más distante. Prácticamente ya ni siquiera se repara en aquellos cuentos y fábulas que nos contaban de niños, que, aunque en un grado menor, también hacen referencia a leyendas iniciáticas y esotéricas, e igualmente despiertan el recuerdo de algo trascendente:
Es notable observar que incluso el título del libro encierra toda una simbólica referida directamente a uno de estos mitos de los que más arriba hablábamos. En concreto, a aquel que narra cómo el profeta Jonás es lanzado al mar en medio de una tempestad y tragado por un enorme pez, en cuyo interior permanece tres días y tres noches hasta que consigue salir (recordemos que en la tradición cristiana, también Jesús pasa este tiempo enterrado hasta su resurrección). Para algunas tradiciones este simbolismo sería análogo al de la caverna iniciática, en donde muere el hombre egótico y pasional, para surgir de la oscuridad un ser renovado y purificado, el niño alquímico que llevaba dentro de sí. Otras culturas tradicionales lo equiparan al útero materno. En cualquier caso, estar en el vientre de la ballena supone adentrarse en las zonas más oscuras de uno mismo, para renacer a un nuevo estado. Es el viaje a los infiernos de Dante o el paso por las "aguas inferiores" de la psique. Por otra parte la ballena es, para la simbólica tradicional, una imagen del cosmos que al ritmo del expir-aspir universales se mueve entre dos mundos, el del No-ser y el del Ser respectivamente, pudiendo ser equiparable el primero al océano en el cual se sumerge, y el segundo al de la conciencia que toma de sí, cuando ha de emerger a la superficie para tomar aire.
Es en el interior del seno materno donde se gesta el embrión que posteriormente habrá de salir para crecer y desarrollar las posibilidades latentes en él. Al igual que una semilla contiene en potencia la capacidad de ser una planta o un árbol, asimismo el hombre siempre ha tenido la posibilidad de hacerse consciente de su Origen Divino a través del Conocimiento de sí mismo, ("conócete a ti mismo", dice una máxima hermética), y éste ha de implicar forzosamente un entendimiento de las cosas a otro nivel más amplio, lo que establece una relación directa del microcosmos, (el ser humano), con el macrocosmos, (el universo entero) y viene a indicar que todo está relacionado con todo, puesto que todo proviene de una única cosa. Esa única cosa reside en el corazón, símbolo de lo receptivo y sede de lo Sagrado, en donde se halla escondido en lo más recóndito un valiosísimo tesoro que hoy en día casi todo el mundo desprecia por ignorancia. Lo más pequeño es lo más poderoso:
Numerosas expresiones tradicionales hacen hincapié en la superioridad y el poder de lo pequeño, sutil e invisible, sobre lo visible, grosero y grande: "Semejante es el Reino de los Cielos a un granito de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo (en sí mismo), el cual es la más pequeña de todas las semillas, mas cuando se ha desarrollado es mayor que todas las hortalizas y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo (símbolo de los estados superiores) y anidan en sus ramas" (Mateo, XIII, 31-32).1 No es de extrañar pues, que la gran mayoría de estas tradiciones tengan los mismos símbolos aunque representados de diferente manera, ya que todas estas culturas sagradas provienen de una sola, que era sostenida por una enseñanza unánime y primordial que en su momento debió expandirse por todo el mundo, creándose distintos pueblos, así como formas de manifestar la misma verdad para cada uno de ellos, sin dejar de conservar su auténtico sentido, sólo desvelado por aquellos que han sabido "leer entre líneas". Un ejemplo claro de todo esto estaría en el símbolo de la rueda, cuya representación se puede ver repartida por los cinco continentes. Ya sea por medio de ciertos motivos pictóricos y escultóricos, o por danzas rituales, el sentido es siempre trascendental:
Con respecto a esta rueda que gira incesante produciendo el devenir de los ciclos, puede decirse que el ser humano en el estado actual en el que se encuentra, vendría a estar ubicado en su perímetro, o mejor dicho, es el que lo constituiría, pues representa a uno de los innumerables puntos que configuran la circunferencia, mientras que el centro, que permanece inmutable, equivaldría a la Unidad Divina, a partir de la cual se desarrolla el círculo o manifestación universal. Tarea nuestra es retornar al verdadero estado de Ser, que, análogamente, (ya lo hemos dicho), se encuentra en el centro del corazón, espacio en donde queda abolido el tiempo, y por lo tanto ya no existe sucesión de continuidad, manifestándose el eterno presente sin pasado ni futuro. Esta nueva condición sólo es posible, no nos cansaremos de repetirlo, para aquél que efectúe el viaje de retorno al Origen que va de la periferia de los sentidos, (donde el hombre es sacudido por el deseo), al centro esencial de uno mismo, subordinando los egos que le aprisionaban. Sucede normalmente, que por inconsciencia no advirtamos el hecho de que vivimos en un entorno absolutamente desarraigado de lo Divino, e intentemos llenar este gran hueco atesorando bienes, cultivando la imagen, y en definitiva deseando siempre lo que nos gustaría ser o tener. Esto es lo mismo que decir que no estamos nunca ni en el lugar ni en el momento que nos corresponde, cuando debería de ser todo lo contrario, el sitio es este y el momento ahora, pero no permitimos que este nuevo estado de consciencia se produzca, ya que andamos muy entretenidos buscando no se sabe muy bien qué, por los laberintos y recovecos de la psique. Se nos da la gran oportunidad de acceder a un Conocimiento Sagrado, y preferimos obviarlo y seguir "enrollados" con nuestras "cosillas" que al parecer nos satisfacen enormemente. Nada más lejos de la realidad:
El vacío existencial que planea por encima de todos, y que nos mantiene en un estado de inquietud y desasosiego continuos, (tan pronto estamos eufóricos como deprimidos), se intenta amagar, como decíamos, de múltiples formas, que van desde la actividad ininterrumpida con mil y una tareas que nos autoprogramamos, hasta la búsqueda de novedades que nos sorprendan. Nada nos va a asombrar si estamos enredados en nuestro pequeño "yo", cuya percepción es dual y fragmentaria, y por lo tanto sólo puede ver una parte del conjunto. Es necesario abrirse a nuevos horizontes, (los de la Sabiduría), que despiertan la posibilidad de experimentar una visión de la realidad Una y Única, donde la belleza y armonía del universo manifestado puede ser apreciada en su máximo esplendor. Todo es sorprendente cuando se ve por primera vez, y eso sólo es posible siendo uno con el Todo, donde hoy es el primer día de la creación, y la novedad uno mismo:
Sólo desde una concepción más global es como pueden ser apreciadas las cosas en su verdadera dimensión. Nada es lo que parece, todo es relativo, en un lugar en donde lo malo de hoy será lo bueno de mañana, y viceversa. Ni siquiera la muerte existe tal y como la entendemos los occidentales, pues no es más que un cambio de estado, al igual que la aprehensión total del Conocimiento Verdadero y Divino es el fin de un estado inferior que supone el principio de otro superior. No queremos terminar este pequeño comentario sobre tan singular y hermoso texto sin lanzar un mensaje preñado de esperanza, al contemplar que todavía quedan Maestros portadores de una enseñanza primigenia que intentan transmitir el legado Espiritual. Nuestro eterno agradecimiento por mostrarnos el auténtico significado de la existencia.
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NOTA | |
1 | Extraído de SYMBOLOS 25-26: "Introducción a la Ciencia Sagrada", módulo II, pág. 175. |
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