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La Naturaleza servida por las tres Gracias. Pedro Pablo Rubens. Glasgow, Corporation Art Gallery |
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La matriz musical Escribe Robert Fludd en De Musica Mundana:
La "música mundana" de la que habla Fludd es la "música de las esferas" pitagórica, el orden de todo lo manifestado que las armonías de la "música común" simbolizan. El monocordio, instrumento musical de una sola cuerda, es una imagen tangible del seno receptivo donde se suscitan los indefinidos arquetipos –análogos a las notas musicales– por obra de la "luz primera", Spiritus mundi o Principio de la manifestación y desde donde éstos se proyectan sobre los planos formal y material de la existencia. Del monocordio emanan las distintas notas de la escala musical al pulsar su cuerda única cuando ésta es 'pisada' a unas distancias de sus extremos que guardan determinadas proporciones con la longitud total del hilo vibrante. Dichas proporciones son análogas a las relaciones existentes entre los módulos numéricos que emplea el demiurgo del Timeo para crear el mundo:
Las proporciones entre los módulos anteriores –1, 2, 3, 4, 8, 9, 27– generan la escala musical en el monocordio. En efecto, consideremos las proporciones más simples que pueden establecerse entre los cuatro primeros números de la anterior secuencia numérica:40 1/2, 2/3, 3/4. Si el monocordio41 está afinado en la tonalidad de do, 'pisando' su cuerda sucesivamente a distancias de su extremo inferior o puente iguales a 3/4, 2/3 y 1/2 veces su longitud total obtendremos respectivamente, al pulsarla, un fa, un sol y un do en la octava superior.42 Estas cuatro notas, las tres generadas 'pisando' la cuerda según las proporciones mencionadas y el do grave inicial correspondiente a la vibración libre del monocordio que corresponde al módulo unidad, son precisamente las del tetracordio de Filolao43 y conforman un acorde que expresa la Cosmogonía al igual que la Tetraktys. La relación existente entre las proporciones asociadas a las notas del tetracordio de Filolao
do - fa - sol - do
se puede escribir matemáticamente de este modo:
1 : 3/4 = 2/3 : 1/2
La ecuación anterior expresa que dada una longitud (1) y su mitad (1/2), el cociente de dicha longitud entre la media aritmética de ambos extremos (3/4, que es la media aritmética de 1 y 1/2) es igual al cociente de la denominada media armónica (en este caso, 2/3) entre la mitad de la longitud inicial (1/2).44 Si ahora aplicamos esta ecuación para una longitud de partida igual a 2/3, correspondiente a la nota sol, calculando su mitad (1/3) y la media aritmética entre ambas longitudes (1/2) tenemos:
2/3 : 1/2 = x : 1/3
de lo que resulta x = 4/9, longitud de cuerda que produce un re agudo.45 Si aplicamos de nuevo este procedimiento tomando como longitud de partida la correspondiente al re grave (8/9):
8/9 : 2/3 = x : 4/9
obtenemos x = 16/27, longitud que corresponde a un la. Análogamente, a partir de la longitud de cuerda correspondiente a dicha nota:
16/27 : 4/9 = x : 8/27
se infiere x = 32/81, correspondiente al mi agudo. Del mismo modo, partiendo de la longitud asociada al mi grave (64/81):
64/81 : 16/27 = x : 32/81
resulta x = 128/243, que corresponde al si y con lo cual se completa la escala musical pitagórica.46 Dicha escala es un símbolo de la manifestación universal desarrollada conforme al orden arquetípico contenido en la unidad del Ser y revelado por los números y las figuras geométricas. A este respecto dice Federico González:
El principal relato cosmogónico de la tradición persa cuenta que Ahura Mazda creó el tiempo y dio comienzo al mundo trayendo los días soleados y poniendo las estrellas para que brillaran en el cielo. Por otra parte, los aborígenes aranda del centro de Australia explican que la tierra era al principio una llanura desierta donde todo era oscuridad, no existía la vida ni la muerte y el sol, la luna, las estrellas y los antepasados eternos yacían bajo tierra, hasta que un día éstos despertaron y salieron a la superficie. En Serbia cuenta una leyenda popular que al principio Dios dormía y soñaba, pero al cabo de muchos siglos despertó, miró a su alrededor y aquello que miraba se convertía en una estrella.49 Asimismo, Hesíodo narra en su Teogonía:
La creación de la bóveda estrellada, descrita en los anteriores relatos tradicionales y en tantos otros, es la escritura de un libro de imágenes simbólicas por medio del cual el hombre puede acceder al conocimiento de su verdadero Sí. La naturaleza es "un recipiente donde se reflejan los diversos niveles de la existencia universal. Y es por los símbolos reveladores que se expresan en ella (como si de un oráculo se tratara) que el hombre puede remontarse hacia su origen, ascendiendo por los peldaños de la Escala Filosófica pues conserva en su interior la semilla del alma inmortal. Pero ese ascenso se hace efectivo mediante la ciencia teúrgica, que pone al hombre en comunicación con los dioses y las entidades angélicas, las cuales, mediante el rito y la invocación, transmiten su inteligencia y sabiduría al corazón del adepto".51 Brindar la posibilidad del Conocimiento por intermedio del símbolo es la verdadera razón de ser de las artes herméticas, y en particular de la Astronomía o Astrología, ciencia cosmogónica considerada como "uno de los caminos más importantes para el conocimiento espacial y temporal de la realidad en la que estamos inscriptos" ya que "en sus recorridos los astros diseñan formas directamente ligadas a la suerte de la Tierra, y de sus habitantes, los hombres, miembros activos del sistema. Estas condiciones nos signan y nos sirven para conocer nuestros límites, marcados primeramente por el lugar y el tiempo de nuestro nacimiento, y a partir de dichos límites podremos optar por lo ilimitado como fundamento de todo orden verdadero".52 Los astrónomos de todos los tiempos y lugares (con la única excepción de los del Occidente moderno) han escrutado el movimiento de las estrellas y los planetas a fin de conocer las claves sutiles de la naturaleza interior de las cosas y de sí mismos; ese, y no otro, ha sido su afán. Así, aunque sea incomprensible para una sociedad como la nuestra cuyo paradigma científico es el materialismo radical –que reduce el ser a lo que existe y lo que existe a lo que los sentidos corporales captan– y la especialización, personajes como Kepler o Newton no fueron expertos en la formulación de leyes de la mecánica celeste que además se ocuparon, como hobby al margen de sus investigaciones, del estudio de los cuerpos platónicos y del Templo de Salomón, sino adeptos de la Tradición Hermética que trabajaron con todos los soportes a su alcance –los símbolos de todas las ciencias sagradas, y entre ellos, los astros y su movimiento relativo– para alcanzar el conocimiento integral de sí mismos. El análisis del espectro de la luz emitida por todas las galaxias visibles al telescopio muestra un desplazamiento al rojo o aumento de la longitud de onda que evidencia su alejamiento progresivo respecto a nuestro Sistema Solar.53 Dicho desplazamiento es más intenso en las galaxias más lejanas, lo que sugiere que éstas se alejan más rápidamente que las cercanas. La explicación más plausible de estas observaciones es suponer que el universo está 'inflándose' de una manera acelerada tras una explosión inicial o big bang de un núcleo indefinidamente denso donde estaba contenida toda la materia. Esta idea ha sido formulada y desarrollada por científicos modernos cuya programación materialista les impide ver más allá de la literalidad de su conjetura; pero si por obra de la Gracia pudiesen desembarazarse de sus ligaduras mentales, gozarían redescubriendo ese punto inicial inmensamente luminoso que conciben como una imagen del Ser como Matriz y Principio de la manifestación cósmica afirmado en el No-Ser.54 Y se darían cuenta de que su hipótesis es, ante todo, un poema análogo a muchos relatos tradicionales de la cosmogonía, como por ejemplo esta narración de los muiscas colombianos:
o esta leyenda china:
La simbólica hermético-alquímica está trufada de imágenes de la matriz de los seres cuya contemplación con una visión interior –la que proporciona la intuición intelectual– conduce a la conciencia de identidad con el Ser Universal, y aun más allá del Ser, al estado de conciencia del No-Ser infinito del que nada puede ser dicho, es decir a la completa liberación de las condiciones limitativas de la existencia individual, según han atestiguado los alquimistas y sabios herméticos de todos los tiempos:
Los símbolos alquímicos revelan, en el ámbito de lo sensible, el Principio Absoluto en sus facetas metafísica, ontológica y cosmogónica: como Suprema Identidad, Nada Infinita y Posibilidad Ilimitada anterior al Ser y a cualquier determinación (Brahma), como Ser Universal o determinación primera y no dual del Principio Supremo (Îshwara), y como Principio Productor (Brahmâ), Padre Generador (Vishnu) y Madre Transformadora (Shiva) de toda la manifestación. En este sentido, la tríada Azufre - Mercurio - Sal evoca la polaridad de la que se reviste el Principio en su accionar cosmogónico, la cópula del Padre expansivo (Azufre) con la Madre receptiva (Mercurio) que produce todo lo manifestado (Sal). El Athanor, como espacio en que se desarrolla la obra alquímica que refleja y actualiza el matrimonio entre el Cielo y la Tierra, es una imagen simbólica del Ser Universal en cuyo seno se produce la manifestación. Por su parte, la quintaesencia, cuya naturaleza comparten los cuatro elementos alquímicos (fuego, aire, agua y tierra), es una idea que expresa en el plano cosmológico la indeterminación principial. El Timeo se refiere a esa quintaesencia de este modo:
Y también:
La quintaesencia es la síntesis esencial de los cuatro elementos de la Alquimia, los que a su vez representan principios universales originados por la tríada de Principios Cósmicos que el Azufre, el Mercurio y la Sal simbolizan. El Athanor es el recipiente alquímico donde los tres principios y los cuatro elementos circulan, se interpenetran y se transforman unos en otros para operar la transmutación de la materia prima en Piedra Filosofal, "la realidad única que trasciende toda manifestación",61 lo cual es análogo a lo que sucede en el interior del adepto y en el macrocosmos:
Como en la Alquimia, los símbolos de la Masonería expresan sensiblemente el Principio Supremo en su doble aspecto de No-Ser y de Ser o Principio de lo manifestado. De entre ellos, la Logia traduce esta significación de un modo especialmente palmario. Dice Francisco Ariza:
Cuando el Maestro de Ceremonias convoca a los hermanos masones al trabajo, la Logia está a oscuras; es una imagen de la total indeterminación propia del seno metafísico en el que todo es posible y está por concretar, del Caos principial que precede al Fiat Lux cosmogónico. Ese espacio, que es análogo a lo que desde el punto de vista de la manifestación es absolutamente vacuo y desde el punto de vista metafísico es el Principio de los Principios, se transforma en el rito de apertura, por obra de la Luz que alumbra en Oriente, en "un lugar muy iluminado y muy regular", un espacio que en nada difiere de la Logia oscura salvo en su aspecto luminoso, lo que evoca la no-dualidad entre el No-Ser y el Ser Universal o No-Ser afirmado ontológicamente. La iluminación de la Logia da pie a la aparición de los símbolos que la adornan conformando una estructura ordenada a imagen del Cosmos producido en el seno del Ser Universal. En el centro de la Logia, las Tres Grandes Luces –el Volumen de la Ley Sagrada, el Compás y la Escuadra– que el masón advierte sobre el ara, el punto en torno al cual se organiza todo el espacio cosmogonizado en el rito de apertura, revelan el Principio de lo manifestado como principio productor, principio efusivo y principio receptivo al igual que lo hacen los pilares de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, cuyas estrellas son encendidas en un rito ternario. En el Oriente, este aspecto triple del Principio está expresado por el Delta Luminoso, cuyo ojo central se relaciona con el pensamiento del Gran Arquitecto del Universo que concibe todos los arquetipos, y los dos luminares, el Sol y la Luna, que son imágenes de los aspectos generativo y transformador del principio cosmogónico. La Logia es, pues, el símbolo de la Matriz del macrocosmos, y también del microcosmos. Las dos columnas de la entrada del Templo masónico "son las piernas de la Madre Logia, por las que es parido el Neófito, es decir por la sabiduría de Hermes, el gran iniciador, y por Pitágoras el instructor gnóstico".64 Muerto el profano en el Gabinete de Reflexión, atraviesa, con la asistencia del Experto y del Maestro de Ceremonias como comadronas, el canal del parto abierto entre las columnas J.·. y B.·. para renacer al espacio y al tiempo sagrados instaurados por el rito cosmogónico. El masón es engendrado de nuevo para inteligir el significado de la generación del Cosmos y así poder fundirse con su Principio y el Principio de dicho Principio.
Si una mujer sufre
mucho durante el parto,
Gratuitamente, la Posibilidad Absoluta se afirma como Ser Uno y se inviste como Principio, Padre y Madre Cósmicos generando el Universo en su seno. Todo ello sucede simultáneamente fuera del tiempo y del espacio y a la vez se refleja en todas las cosas manifestadas, sujetas como tales a una condición espacio-temporal. El Cosmos se produce in principio en el eterno presente del "Érase que se era", en todos los lugares y en ninguno en particular, y cualquier génesis en el ámbito de lo manifestado, ya sea la de un niño saliendo del vientre de su madre, la de un polígono al ser determinados sus vértices en una circunferencia y ser trazadas sus aristas, la de una supernova al explotar una estrella, la de un bloque de basalto al cristalizar una masa de magma, etc., revela la esencia de lo generado, del acto cosmogónico, del Principio Cósmico, del Ser Universal y del Principio Supremo. Estas imágenes son símbolos universales, "realidades que manifiestan la inteligencia" y medios que ayudan a que el ser humano renazca a lo que verdaderamente es para reconocerse como Cosmos, o Ser o Manifestación, y como No-Ser o Inmanifestaci ón, conjugados en la Suprema Identidad. |
NOTAS | |
38 | R. Fludd, Escritos sobre Música. Editora Nacional, Madrid, 1979, p. 84. |
39 | Platón, op. cit., pp. 179-180. |
40 | Y entre los cuatro elementos de la Tetraktys pitagórica. |
41 | O la cuerda de una guitarra o de cualquier otro instrumento musical de cuerda que tengamos a mano. |
42 | Dicho en otros términos, si una cuerda tensa emite al vibrar un do, cuerdas de las mismas características en cuanto a material, sección y tensión cuyas longitudes sean iguales a 3/4, 2/3 y 1/2 veces la longitud de la cuerda inicial producirán, respectivamente, un fa, un sol y un do, siendo esta última nota una octava más aguda que el primer do. |
43 | Arturo Reghini identifica este instrumento musical pitagórico que "contiene los intervalos más característicos de la voz en la declamación" con la lira de Orfeo. Ver A. Reghini, Les Nombres Sacrés dans la Tradition Pythagoricienne Maçonnique. Ed. Arché, Milán, 1981. |
44 | Ibid. |
45 | Utilizamos el adjetivo 'agudo' para referirnos a una nota que es más alta que el do asociado a la longitud 1/2, y 'grave' para las notas que pertenecen a la octava inicial. La longitud correspondiente a una nota equivalente en la octava inferior es el doble de la longitud asociada a la nota aguda homónima. |
46 | La escala musical denominada "natural" difiere ligeramente de la escala pitagórica al haberse simplificado las longitudes de cuerda correspondientes al mi (4/5 en vez de 64/81), al la (3/5 en vez de 16/27) y al si (8/15 en vez de 128/243). Ver A. Reghini, op. cit. |
47 | F. González, Simbolismo y Arte. Ed. Symbolos, Barcelona, 1998, p. 108. |
48 | Gn 1, 14-19. |
49 | Ver N. Philip, El libro ilustrado de los mitos. Ediciones B, Barcelona, 1996, 192 pp. |
50 | Hesíodo, La Teogonía. Ed. Edicomunicación, Barcelona, 1995, p. 44. |
51 | F. González et al., Introducción a la Ciencia Sagrada. SYMBOLOS N 25-26, Barcelona, 2003, pp. 319-320. |
52 | F. González et al., op. cit., pp. 31-32. |
53 | Dicho aumento de la longitud de onda luminosa es debido al denominado efecto Doppler. Es la misma causa por la que percibimos que el sonido que emite la sirena de una ambulancia que se aleja de nosotros es cada vez más grave. |
54 | Se dice que "la inteligencia goza con aquello que la revela". |
55 | P. Simón, Noticias Historiales. En: W. Krickeberg, Mitos y leyendas de los aztecas, incas, mayas y muiscas. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p. 151. |
56 | N. Philip, op. cit., p. 22. |
57 | F. González et al., op. cit., p. 35. |
58 | Paracelso, La Astronomía Hermética. Índigo, Barcelona, 2001, p. 44. |
59 | Platón, op. cit., p. 203. |
60 | Platón, op. cit., p. 202. |
61 | F. González et al., op. cit., p. 93. |
62 | F. González et al., op. cit., pp. 92-93. |
63 | F. Ariza, op. cit., p. 23. |
64 | F. González, Hermetismo y Masonería. Ed. Kier, Buenos Aires, 2001, p. 103. |
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