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Y RENE GUENON |
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2. LA TRADICION HERMETICA EN LA OBRA DE RENE GUENON 2.3. La Iniciación Hermética.
Son innumerables las ocasiones en las que Guénon se refiere y profundiza en las diversas vías iniciáticas existentes en el seno de cada tradición, ya sea que éstas sigan vivas y actuales o que hayan desaparecido por haber agotado su tiempo de manifestación; ellas responden a una necesidad de adaptar el conocimiento de la Verdad una y única a las siempre cambiantes circunstancias de tiempo, lugar y naturaleza de los seres individuales a los que se dirigen, posibilitándoles así el acceso al recorrido sacro y cruciforme que restituye el estado de 'Hombre trascendente' u 'Hombre Universal', y que en última instancia procura lo que viene a denominarse 'Identidad Suprema'. Ésta y no otra es la verdadera razón de la existencia de las diversas vías en el seno de una misma tradición, así como de las vías pertenecientes a distintas tradiciones, aún siendo uno y sólo uno el fin de todas ellas. Por lo que respecta al ámbito de Occidente, ya hemos expresado de diversas maneras a lo largo de este trabajo que la tradición que es propia y más afín a la mentalidad de los seres individuales de esta civilización es la Hermética, la cual, en un sentido amplio, alto y profundo, representa un 'corpus' iniciático revelado por una deidad intermediaria, que los numerosos pueblos a los que se ha dirigido han designado con nombres aparentemente distintos (Thot, Hermes, Mercurio, Lug, Wotan, etc.) pero que en realidad se refieren a la misma entidad mensajera, hermeneuta, instructora, educadora, sanadora y mediadora, es decir, al 'Arquetipo de la deidad en el plano intermediario', integrador y sintetizador de las funciones vehiculares del mundo del alma en su doble aplicación micro y macrocósmica, las cuales siempre tienden un puente entre la ribera de lo conocido y la orilla ignota y misteriosa, entre el cuerpo y el espíritu, entre la materia sólida y la esencia ígnea, constituyendo en sí la verdadera enseñanza esotérica de Occidente. Hermes, el dios que para este momento del tiempo cíclico unifica a esas dualidades en su seno, revela lo revelable del Misterio con la Sabiduría y por la Inteligencia divinas, fundamentos de todo lo que es, a través de las Ciencias Cosmológicas y de las Artes Liberales, conformando unos códigos simbólicos multicolores, ricos y variados en su expresión, aunque únicos en lo axial y central. En la gran matriz de la Tradición Hermética, libre, plástica, móvil, moldeable y adaptable por su propia naturaleza, se han gestado diversas vías iniciáticas como si de hijos se tratara, que al alumbrarse han permitido (y siguen haciéndolo las que todavía perduran) a los adeptos que se han incorporado a una u otra, fusionarse y ser uno con lo que vehiculan, esto es, con el Conocimiento. En el seno de la Tradición Hermética han nacido, crecido, madurado (y también envejecido y muerto en algunos casos) distintas vías iniciáticas, algunas de ellas simultáneamente en el tiempo histórico, que deben calificarse de Herméticas pues emanan de la revelación de la deidad intermediaria, como son, por ejemplo, las iniciaciones sacerdotales del antiguo Egipto, las iniciaciones mistéricas greco-romanas, las iniciaciones gnósticas de la Alejandría de los primeros siglos del cristianismo, las Ordenes de caballería del Medioevo, las organizaciones hermético-cristianas del Renacimiento, las iniciaciones de oficio y artesanales como el Compañerazgo o la Masonería, el iluminismo Rosacruz y muchas otras, sin olvidar la posibilidad siempre viva y tan poco conocida y explicada dentro de la Tradición Hermética de la iniciación solitaria, a la que tendremos oportunidad de referirnos un poco más adelante. Como hemos constatado a lo largo de este estudio, René Guénon no dedica un estudio específico a las diferentes vías iniciáticas herméticas, aunque sí que reconoce la validez y efectividad de la iniciación que éstas procuran:
Lo que es indudable es que
Espigando aquí y allá en la obra del metafísico francés, recogemos numerosas referencias a las vías que hemos mencionado más arriba, las que, por otro lado, a excepción de la Masonería, el Compañerazgo y la iniciación solitaria, han desaparecido o agotado su tiempo de vida, no sin antes depositar todo su legado espiritual expresado por sus ricas simbólicas, ritos y relatos míticos en el seno de esas dos organizaciones iniciáticas de oficio. En este sentido, en los libros El esoterismo de Dante, Esoterismo Cristiano, El Rey del Mundo y Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, entre otros, Guénon se refiere a la Orden de los Templarios, monjes guerreros y constructores, a los alquimistas, a organizaciones hermético-cristianas como los Fieles de Amor, a los Rosacruces, etc, es decir, a vías iniciáticas de corte fundamentalmente regio que florecieron durante la Edad Antigua, los primeros tiempos del Cristianismo, la Edad Media y el Renacimiento, así como en el tiempo de la Reforma y de la Contrarreforma y que, por razones de índole cíclica, tras llevar a cabo su misión, legaron a la Masonería y el Compañerazgo su herencia espiritual ante la inminencia de su expiración. Guénon afirma inequívocamente el carácter hermético de todas estas vías de Conocimiento como podemos ver a título de ejemplo en estas citas:
Y en otro lugar:
En los libros de Guénon hay muchas más referencias a estas vías extintas que han perpetuado su influencia al transferir sus códigos simbólicos a la naciente Masonería histórica, cuyos orígenes son míticos y atemporales según atestiguan las propias leyendas de la Orden. Reuniendo lo disperso e investigando en las 'ventanas' que abre la fértil obra de Guénon se puede ir confeccionando poco a poco una visión amplia de la Tradición Hermética con lo cual es posible conocerla en profundidad, identificándose con lo que vehicula y haciéndola más resplandeciente y viva en estos tiempos tan oscuros y atribulados de fin de ciclo. Esto es lo que han realizado algunos verdaderos intelectuales de nuestros días, quienes con su didáctica han aportado luz acerca del papel vertebrador de la Tradición Hermética y las vías de conocimiento que cobija para la civilización Occidental. Respecto a la Masonería y el Compañerazgo ya hemos destacado su papel trascendental como vías iniciáticas de oficio o artesanales que han cumplido la misión de atesorar, guardar y transmitir un depósito simbólico y doctrinal que es patrimonio de todas las formas iniciáticas de la Tradición Hermética y que, de forma casi milagrosa, han llegado a nuestros días, representando una posibilidad real de iniciación en el Occidente contemporáneo. En este sentido, el valor de ambas organizaciones iniciáticas es inestimable, y no en vano los trabajos de René Guénon acerca de las mismas ocupan dos libros enteros (Estudios sobre la Franc-masonería y el Compañerazgo. Tomos I y II) así como muchas páginas de otros volúmenes (por ejemplo en Apreciaciones sobre la Iniciación, Iniciación y realización espiritual, La Gran Tríada, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, etc). Aunque reconoce la vinculación a ambas organizaciones como una vía apta para entroncar con una cadena iniciática regular que transmite plenamente una influencia espiritual, puesto que las dos ofrecen los soportes rituales y simbólicos para la recepción de dicha influencia y la realización interior, Guénon se refiere más extensamente a la Masonería, forma iniciática cuyo código simbólico se fundamenta en el oficio y arte de construir. Repetimos con Federico González lo siguiente:
Habiendo dejado sentada la posibilidad efectiva de una iniciación hermética grupal en nuestros días, creemos importante referirnos también a la viabilidad de una iniciación solitaria en el seno de la Tradición Hermética, al margen de los medios normales u ordinarios. Tal posibilidad es reconocida por René Guénon, si bien la considera excepcional y nunca la circunscribe exclusivamente al ámbito del hermetismo, sino que le da un alcance muy amplio, extensible y manifestable en el seno de toda verdadera tradición. Pese a su excepcionalidad, se trata de una posibilidad que debemos destacar actualmente, dadas las circunstancias de fin de ciclo en las que nos hallamos inmersos, donde las organizaciones iniciáticas no han podido escapar del proceso de degradación y disminución que afecta a todo el mundo moderno. La iniciación solitaria representa una oportunidad (si bien compleja y difícil de seguir sin perderse en los senderos del mundo de la psiqué) para todos aquellos seres que se reconocen tocados por la varita de Hermes, y que despertando como de un sueño hecho de olvido e ignorancia, se entregan a la búsqueda del tesoro escondido (ya se llame Jerusalén Celeste, Santo Graal, Elixir de Inmortalidad o Conciencia de Eternidad) y a la verdadera realización espiritual. Para tales individualidades, hombres y mujeres de las oprimentes y amorfas sociedades urbanas del mundo moderno, esta forma de iniciación, procurada directamente por la influencia de la deidad en la copa del corazón del 'llamado', es una oportunidad viva para la conquista de la plena Libertad. René Guénon es cauto al respecto, pero nunca niega esta vía:
Y en otro estudio, Guénon dice:
Así, la iniciación al margen de los medios ordinarios no tiene nada de irregular:
Por otra parte, René Guénon no deja de advertir sobre los peligros y desviaciones a los que pueden verse abocados los hombres o mujeres que reciben estas iniciaciones al igual que en su posterior labor de realización espiritual:
Guénon también señala la dificultad para la toma de conciencia plena de lo que tales individuos han recibido:
Considerando en todo momento el pensamiento (vehículo de las ideas) del metafísico francés como una guía anclada en el eje vertical del mundo, infalible en esencia pero adaptable en la forma a las circunstancias contingentes e históricas, lo cierto es que pasados unos años desde que éste legara su testimonio escrito, entendemos que las condiciones oscuras y desordenadas del mundo moderno se han visto acrecentadas (por otra parte, tal como él previó que sucedería), por lo que la posibilidad de recibir la iniciación solitaria cobra más vigor y presencia en los momentos presentes, sin que afirmando esto neguemos en lo más mínimo la posibilidad real de una iniciación efectiva en el seno de la Masonería y el Compañerazgo. Por otra parte, la vía del solitario, aunque libre y espontánea, no le exime de una labor constante, paciente y perseverante, diríamos que 'alquímica', pues:
Dichos trabajos se deben simultanear con la preparación teórica y el constante discernimiento de lo que constituye la plena realización espiritual, lo cual excede en mucho a las labores pertenecientes únicamente al plano o mundo del alma, limitada y prisionera de sí misma y que debe ser encarada como un medio para ser trascendido o como un puente a cruzar hacia el reino ignoto de la metafísica. Numerosos intelectuales han reconocido tal posibilidad –juego de sutiles equilibrios entre la Misericordia y el Rigor, emanados directamente de la Sabiduría e Inteligencia divina– y la proclaman a viva voz a aquél que aún está receptivo y atento a la visión sacra de la existencia y dispuesto, llevado por el furor divino, a la lucha heroica por el conocimiento del Sí Mismo.
Esta es la vía de los herederos de los teúrgos, los guerreros, los poetas, los juglares, los artistas y artesanos, los viajeros errantes del cosmos perecedero al que aspiran traspasar con el influjo de la Sabiduría y la espada de la Inteligencia, para conquistar el paradero de la Inmortalidad y sintetizarlo todo en la Unidad Primordial.
Este gabinete es un recinto sagrado, el cosmos entero a nivel macrocósmico, el laboratorio interno en el microcosmos, ambos receptáculos de las Ideas surgidas del No-Ser. ¿Quién sino el libre puede reconocer esta llamada?
No queremos terminar este apartado sin resaltar la enorme importancia de los libros dentro de la Tradición Hermética, como soportes para la transmisión del influjo espiritual que hace posible la iniciación de los solitarios así como su posterior realización espiritual. Esto nos devuelve al simbolismo del corazón (ya insinuado al desarrollar el tema de la Alquimia) y a su vinculación con el 'Centro del Ser y del Mundo', residencia asimismo del estado de conciencia de Eternidad, o del Principio Supremo. Esta 'localización', que ya hemos dicho que se refiere simbólicamente a un 'estado de la conciencia', se dice que se extravió o escondió:
Un poco más adelante continúa:
Está claro que este recluimiento de la Verdad en la más recóndita y secreta cavidad del corazón del ser humano, o de la caverna de la montaña si utilizamos el simbolismo cósmico, está en total correspondencia con los momentos de fin de ciclo que atravesamos, y precisamente el hombre o mujer que aún es tocado por el caduceo de Hermes, puede despertar y comenzar el recorrido iniciático, encontrando en la simbólica de la búsqueda del Grial muchos elementos análogos a su viaje interior de retorno al punto del que sólo salió ilusoriamente. La leyenda del Santo Grial (expuesta por Guénon en varios capítulos de Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada, El Rey del Mundo y Esoterismo cristiano y cuya lectura recomendamos fehacientemente) representa para la Tradición Hermética otro de los relatos míticos que la entronca con su Origen primordial. La búsqueda del Grial permite en el hombre o mujer que se adscribe a ella la restauración del estado primordial y la fusión con el Principio divino. Pero ahora nos interesa detenernos en la etimología de la palabra Graal o Grial, ya que nos aporta unas claves importantísimas sobre la función vehicular de los libros en el seno de la Tradición Hermética; nos referimos a los libros sagrados de esta tradición, es decir, los que componen el Corpus Hermeticum y otras obras de carácter iniciático de autores herméticos de todos los tiempos. Guénon dice:
Y Guénon añade:
Apuntemos que cuando Guénon habla del 'Libro de Vida' se está refiriendo ni más ni menos que a una idea arquetípica, al Plan del Gran Arquitecto del Universo, a la simultaneidad de todas las posibilidades del Ser, tanto las manifestadas como las absolutamente inmanifestadas, todo ello como expresión del Misterio insondable e incognoscible. El iniciado está llamado en un principio a deletrear este 'libro' que todo lo contiene en fusión pero sin confusión jerárquica, después a leerlo y finalmente a escribir en sus páginas en blanco, cooperando de este modo conscientemente en la realización del Plan del Gran Arquitecto. El Grial es para Occidente el símbolo del 'Libro de Vida', y por tanto de la Revelación, de donde brota simultáneamente la 'fuente de juventud' cuyas aguas se pueden equiparar al 'licor de inmortalidad' y la 'fuente de la enseñanza' que se relaciona con la conservación de la tradición primordial. Análogamente, los libros gestados y alumbrados en la matriz de la Tradición Hermética participan del simbolismo del Grial, y al ser depositarios de ese mismo Misterio y de su Revelación se convierten en un vehículo idóneo para la iniciación de aquéllos que acogen su mensaje en la copa del corazón, y por la gracia de la influencia espiritual, lo vivifican y se fusionan con las ideas que ellos vehiculan. No es nada fácil que esto suceda actualmente, pues el hombre occidental contemporáneo tiene grandes impedimentos para la apertura de su conciencia a las realidades de orden espiritual (incluso quien sigue su recorrido amparado por una organización iniciática; y ni qué decir tiene de los que recorren esta senda en solitario, cuyas dificultades y peligros de desviación se pueden ver acrecentados), además de una tendencia exacerbada a confundirlas con las del plano de la psiqué y una propensión a simplificar siempre y bajar de nivel lo que no comprende; mas el que es 'llamado' y recibe la influencia del Espíritu debe mantenerse permanentemente dispuesto a nutrirse de los vehículos que lo pueden guiar en esta aventura.
Creemos que lo expuesto hasta ahora no entra para nada en contradicción con lo que dijera Guénon sobre el carácter y función de los libros respecto a la iniciación y la posterior realización espiritual. En el artículo 'A propósito de la vinculación iniciática' que aparece en la compilación póstuma Initiation et réalisation spirituelle, Guénon, después de referirse a la necesidad de la vinculación a una organización iniciática, no como un policía que exige un pasaporte para autorizar el pase de un control fronterizo, sino como quien exhorta a adscribirse a una cadena inmemorial depositaria de saberes y conocimientos que pueden conducir a la reintegración del Sí-mismo, se pregunta:
Compartimos plenamente la idea de que con la simple 'lectura' y 'estudio' de los libros (actividades que se circunscriben al ámbito de lo racional) no puede recibirse una influencia espiritual, sino que se requiere de la participación de otras facultades, diríamos que suprahumanas, pero que por otro lado son inherentes a la naturaleza del ser que busca, llama, y si es el designio celeste, encuentra la puerta hacia la realización interior, esto es espiritual. Los guenoliteralistas pueden utilizar las palabras de Guénon citadas anteriormente como una excusa perfecta para negar el carácter iniciático del libro (igual que otros textos guenonianos sacados de contexto han servido a distintos 'heridos por la letra' para negar la posibilidad de una iniciación femenina de oficio o afirmar la superioridad de lo exotérico por encima de lo esotérico). Pero creemos necesario destacar dos cuestiones bien importantes: por un lado, pensamos que Guénon escribió este artículo en un momento en que en su entorno más próximo se estaban produciendo serias desviaciones tradicionales. Schuon empezó a introducir elementos extraños y sincréticos, así como invenciones individuales en el interior de la tariqqah que dirigía, y esto sería una de las razones por las que el tono de muchos de los escritos de Guénon de este periodo tienen un carácter marcadamente 'rigorista', fundamentalmente con el fin de preservar intacto el depósito ritual y simbólico de las organizaciones iniciáticas que han llegado hasta nuestros días y evitar al máximo las libres interpretaciones de quienes no ven más allá de su psiqué enmarañada. Por otro lado, Guénon dice en ese mismo artículo:
párrafo que acaso invita a releer correctamente lo que Guénon escribió y quiso decir en este artículo. Cuando niega la 'iniciación por los libros' lo hace aludiendo a la iniciación por su simple lectura o estudio, actividades que ya hemos dicho que no trascienden el ámbito racional y puramente individual o humano; en ningún momento niega –aunque no la explicite– la posibilidad de que los libros puedan despertar las facultades suprahumanas que intervienen en la iniciación y que hacen posible la recepción de la influencia espiritual. Sin pretender hacer decir a Guénon lo que no dijo, lo cual sería la más burda de las manipulaciones, sí queremos subrayar algo que él también escribió en otro momento:
Por nuestra parte diremos que los libros de los que hablamos están cargados de influencias espirituales, pero éstas permanecen inertes mientras que el que beba en sus páginas no lo haga consciente, las actualice y vivifique. Los libros tienen, pues, una función de soporte, de auxiliar, de contenedor, pero es sólo la gracia celeste la que puede despertar y guiar al hombre que busca vivificando la 'letra muerta', que deviene entonces inscripción reveladora.
3. EPILOGO.
Hemos seguido la pista de la Tradición Hermética en la obra de René Guénon desde sus orígenes míticos y atemporales hasta este instante, y la hemos descubierto como la columna vertebral de nuestra cultura occidental, por momentos esquiva y subterránea y por otros directa y luminosa, pero en definitiva la escogida para perdurar hasta la consumación de este ciclo, preámbulo de una Era nueva y regenerada, refulgente como el oro. Los llamados por Hermes pueden tocar a la puerta de su Tradición y recuperar la conciencia perdida de la Eternidad. Ante la revelación, ¿alguien podría albergar todavía la más mínima duda de que Hermes es el guardián del umbral que se cierra y que simultáneamente se abre hacia la total 'Liberación'? Los que aún buscan, los que aún piden, los que aún llaman, invocando a esta deidad intermediaria, síntesis de todas las demás en nuestro tiempo, reconocen con plena certeza su carácter vehicular y unificador, y se entregan sin reservas, 'dejando todo', a la conquista del Sí-Mismo.
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NOTAS | |
61 | Ver René Guénon, Símbolos Fundamentales... op. cit., pág. 186. |
62 | René Guénon, Initiation et réalisation spirituelle. Éditions Traditionnelles. París 1994, págs. 53-57. |
63 | René Guénon, Aperçus sur l'Initiation. op. cit., pág. 33. |
64 | Federico González, "La Iniciación Hermética y René Guénon". op. cit., pág. 225. |
65 | René Guénon, El esoterismo de Dante. op. cit., pág. 32. |
66 | Ibid., pág. 55-56. |
67 | Federico González, Hermetismo y Masonería. op. cit., p. 131-132. |
68 | René Guénon, "A propósito de la vinculación iniciática". Publicado en traducción castellana en SYMBOLOS Nº 6. Guatemala 1993, pág. 165-166. |
69 | René Guénon, Aperçus sur l'Initiation. op. cit., pág. 69-70. |
70 | René Guénon, "A propósito de la vinculación iniciática". op. cit., pág. 166-167. |
71 | Ibid., pág. 166. |
72 | Ibid., pág. 167. |
73 | Federico González, "La Iniciación Hermética y René Guénon". op. cit., pág. 225. |
74 | Federico González, "Los libros herméticos". SYMBOLOS Nº 11-12. Guatemala 1996, pág. 177-178. |
75 | Ibid., pág. 176. |
76 | Federico González, Hermetismo y Masonería. op. cit., pág. 39-40. |
77 | René Guénon, El Rey del Mundo. Luis Cárcamo, editor. Madrid, 1987, pág. 47-48. |
78 | op. cit., pág. 51. |
79 | René Guénon, El Rey del Mundo. op. cit., pág. 53. |
80 | René Guénon, Símbolos Fundamentales... op. cit., pág. 77. |
81 | Ibid., pág. 16. |
82 | Federico González, Hermetismo y Masonería. op. cit., pág. 86-88. |
83 | René Guénon, "A propósito de la vinculación iniciática". op. cit., pág. 167. |
84 | Ibid., pág. 171. |
85 | René Guénon, Aperçus sur l'initiation. op. cit., pág. 219. |
86 | Ibid. pág. 258. |
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