RENE GUENON
CARTAS A VASILE LOVINESCU
(7)
Publicamos
el resto de esta correspondencia completamente inédita en cualquier
lengua, cuya mayor parte apareció
en nuestro Nº anterior. Como antes, los corchetes señalan alguna
parte del texto difícil de reconocer. Las reproducciones de los
originales se irán añadiendo progresivamente.
El
Cairo, 30 de diciembre de 1936.
Estimado
señor,
Recibí su carta hace ya algunos días, y
me excuso por no haber podido responderla enseguida. – Hoy, recibo unas
letras del Sr. Vâls. anunciándome su llegada a París;
sin duda volverá a escribirme muy pronto sobre los acontecimientos
de Magl., de lo que me dice ya había hablado también con
usted antes de su partida de Bucarest.
Sé que Sidi Aissa no escribe de muy buena gana,
probablemente a causa de sus ocupaciones, porque a menudo yo también
estoy largo tiempo sin tener ninguna noticia de él. Sin embargo
le confieso que mucho preferiría que fuera él quien respondiera
a las preguntas que usted se plantea con respecto a la "realización",
por muchas razones, y ante todo porque es él quien le ha recibido
en la tarîqah. Verdaderamente es lamentable que se encuentre
usted aislado así en cierto modo, pues hay muchas cosas que apenas
es posible tratar de esta manera, por lo menos si se desea hacerlo con
alguna precisión. En resumen, lo que dice usted respecto a la manera
en que procede me parece bien, y no veo demasiado qué observaciones
podrían hacerse al respecto, con la única reserva de que
ello se mantenga en los límites de las instrucciones que se le han
dado (y ya ve usted que aquí es Sidi Aissa el único que puede
saber a qué atenerse al respecto). En todo caso, llamo su atención,
aunque tal vez esto sea inútil ya que usted no alude a ello, sobre
el hecho de que nunca hay que hacer el dhikr de pie cuando se está
solo; la regla es incluso que para ello hay que ser siete como mínimo.
Por otra parte, con respecto a esa especie de "viaje" del que habla, me
parece que puede ser peligroso el insistir demasiado, o de una manera demasiado
expresamente voluntaria, sobre la primera parte, la que corresponde al
"descenso a los Infiernos"; dudo de que haya verdadera ventaja en insistir
sobre esta suerte de agotamiento de las posibilidades inferiores, y, en
todo caso, es necesario que no haya en ello nada "forzado". – Siempre siento
un poco de reparo por el empleo que hace usted, en todo esto, de la terminología
alquímica, porque nunca estoy seguro del todo de comprenderla exactamente
en el sentido en que usted mismo ha querido entenderla; usted sabe en efecto
a cuántas interpretaciones diversas puede dar lugar. – En cuanto
a la cuestión de las condiciones para que, de virtual, la realización
llegue a ser efectiva, no creo que sea posible formularlas netamente; es
ésta una cosa que puede producirse de modo bastante súbito
en un momento dado, y que, en ese aspecto, compararía de buena gana
a la cristalización de una solución sobresaturada; y es muy
evidente que hay algo ahí que escapa a toda iniciativa por parte
del individuo. – Tiene usted mucha razón manteniéndose siempre
en estado de perfecta lucidez; como decía un Sheikh de aquí,
"no hay que olvidar nunca que es el hombre quien debe dominar el hâl
(el estado), y no el hâl quien ha de dominar al hombre".
Una aspiración "hacia lo alto" sólo puede
corresponder a sattwa, luego a algo que todavía pertenece
a lo manifestado. En cuanto a lo No-Manifestado, no veo otro simbolismo
espacial, si aún se le puede llamar así, que el del "vacío";
por lo demás, todo símbolo no puede ser aquí más
que de apariencia "negativa".
Lo que quise decir respecto al Tantrismo, es que se halla
en cierto modo difuso en toda la doctrina hindú, al menos en su
forma presente (quiero decir desde el comienzo del Kali-Yuga), y que realmente
es imposible asignarle unos límites netamente definidos. En cuanto
a Shankarâchârya, existen himnos suyos que son claramente tántricos,
incluso en el sentido más ordinario y restricto, ya que se dirigen
a la Shakti. En tiempos modernos, RâmaKrishna fue antes que
nada shâkta, luego tántrico; sin embargo no parece
que se haya ocupado especialmente del Kundalinî-Yoga.
Lo que me dice de la continuación de sus investigaciones
sobre la tradición dácica siempre es interesante; me alegro
de que mi artículo sobre el jabalí y la osa haya podido atraer
también su atención sobre otros puntos como los que me señala
y que en efecto son muy notables. Se me ocurre una pregunta que quizá
usted pueda resolver: ¿cuál puede ser el origen o la etimología
del nombre de los "Smei"? Eso ayudaría sin duda a fijar cuál
ha sido realmente su carácter primero. Otro punto que no me parece
totalmente claro, es el sentido del cambio de hombre a mujer, e inversamente,
como consecuencia de una maldición, a menos que no se quiera ver
en ello algo que contraría el desarrollo de las posibilidades de
un ser conforme a su propia naturaleza. – Respecto a los nombres de lugares
de los que habla, ¿no parece que Tuzla se repita de alguna manera
en Tulcea? En cuanto al meridiano de las Pirámides, es muy posible
que tenga cierta importancia especial, pero, quizá debido a todas
las fantasías que se cuentan al respecto, nunca me he dedicado a
examinar esta cuestión. – Sus observaciones sobre el simbolismo
de IO son también verdaderamente curiosas; ¿ha encontrado
figuraciones que señalen de cierta manera ambos aspectos IO
y OI? En cuanto a la importancia del negro, lo que usted supone
no tendría en sí nada de inverosímil, pues muchos
pueblos diferentes, comprendidos los chinos, se han calificado de "cabezas
negras", "caras negras", etc.; sin embargo, ¿concordaría
eso bien con el caso de una tradición de origen hiperbóreo?
Quizá sepa usted que, hace 2 o 3 meses, ya se había
anunciado la muerte de Z., después había sido desmentida
(y no era la primera vez); pero ahora se asegura que es cierto. Sin embargo
tengo ciertas dudas, conociendo la manera casi clandestina en la que se
ha efectuado el entierro. Lo que me dice al respecto asimismo es muy extraño,
pero conviene esperar naturalmente a que lo sepa usted de modo más
seguro. Está igualmente el hecho de que se haya producido justo
en el momento que él había señalado como el del comienzo
de una nueva acción. Por otra parte, cualquiera sea el carácter
de esa "desaparición", ¿ha observado su coincidencia con
la abdicación del rey de Inglaterra, que también parece tener
un "fondo" bastante enigmático? – En cuanto a la primera pregunta,
me es bien difícil decirle lo que debe hacer; puede que haya cierto
interés en estar informado de lo que pasa, pero, por otro lado,
es seguro que puede haber en ello algún peligro, aunque tan sólo
fuera el de despertar sospechas en uno u otro momento. Por otra parte,
¿tendría usted alguna razón plausible que invocar
para rechazar la proposición que pudiera hacérsele? Por mucha
que sea la estupidez de la gente, es siempre más prudente no contar
demasiado con ella.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El
Cairo, 16 de marzo de 1937.
Estimado señor,
He aquí que ya hace más de una semana que
recibí su carta del 26 de febrero, y no he podido todavía
llegar a responderla; me he encontrado algo fatigado todo este tiempo,
lo que ha hecho que me retrase mucho en todo.
Es lamentable ciertamente que se sienta usted tan aislado;
la misma "protección" de la que habla no puede ejercerse evidentemente
de manera tan plenamente eficaz como lo sería si usted se hallara
en un medio tradicional, pero en fin, a pesar de ello, no creo que sea
nunca despreciable.
Hace mucho tiempo que no tengo noticias del Sr. Avr.;
por el contrario, el Sr. Vâls. me ha escrito varias veces desde que
está en París, y me ha enviado un voluminoso trabajo sobre
Magl., que todavía no he tenido tiempo de examinar por completo
en detalle, de manera que no tengo aún una idea muy neta de lo que
puede haber realmente en el fondo de todo eso.
Puede que efectivamente haya en ocasiones cierta vaguedad
en el empleo de las palabras hâl y maqâm, pero
su sentido propio es realmente el de un estado transitorio la primera y
el de uno estable y definitivo la segunda; tiene pues razón al hacerlas
corresponder a una realización virtual y a una efectiva. – Pienso,
al respecto, en lo que se dice de Plotino, que no habría alcanzado
ciertos estados más que 2 o 3 veces en su vida; si eso es exacto,
habría que concluir de ello en una realización que quedó
en él muy imperfecta, ya que no habría sido cumplida de una
vez por todas y se habría limitado así a estados simplemente
pasajeros.
Los Tantras se presentan bajo la forma de diálogos
entre Shiva y Shakti; esto sin duda es porque se tiene la costumbre de
considerar que el tantrismo implica esencialmente la consideración
de estos dos principios complementarios; pero en realidad puede haber en
él, fuera de esto, muchas otras cosas que estén inspiradas
más o menos directamente por la doctrina de los Tantras;
y se puede hablar de un tantrismo en cierto modo difuso, no solamente en
el Shivaismo, sino incluso en el Vishnuismo, por lo menos en las formas
que revisten actualmente uno y otro; desde luego, todo esto es casi imposible
de delimitar exactamente.
Mario Meunier me ha enviado efectivamente su libro sobre
Apolonio de Tiana, y lo he leído también; pero me parece
muy difícil saber exactamente lo que ha podido ser en realidad el
personaje, y qué importancia conviene atribuirle; no todo es perfectamente
coherente en el contenido del mismo, y a menudo, admitiendo los hechos
tal como son referidos, se pregunta uno qué grado de conocimiento
pudiera haber alcanzado. Por otro lado, es evidente que no se le puede
hacer responsable de las evocaciones de Eliphas Lévi o de otras
historias más o menos dudosas del mismo género; esto es siempre
algo molesto, pero hay bien pocos personajes con alguna reputación
que los medios ocultistas no hayan pretendido acaparar de ese modo en su
provecho.
Su pregunta con respecto al estado de los Adeptos no me
parece del todo clara; desde el momento en que un ser ha pasado más
allá del nombre y de la forma, todas las conexiones que haya podido
tener anteriormente se encuentran rotas por eso mismo, y la cuestión
de una "identidad" individual ni siquiera parece ya tener sentido en un
caso semejante; ¿es eso lo que ha querido usted decir?
La Liga parece haber sido la última expresión
exterior de lo que, anteriormente, se había manifestado también
en la "misión" de Juana de Arco; no creo que se pueda hablar propiamente
de R + C en este caso; pero ciertamente no por ello sería menos
interesante estudiar el papel de los Guisa, aunque esto tampoco parezca
fácil de aclarar por entero. – En cuanto a la frase de mi artículo
que usted recuerda, debo decir que tuve más bien en vista una "posibilidad"
que unos casos determinados; quizá pudiera llegar a encontrarse
algo así en la edad media, pero, en la historia moderna, es mucho
más dudoso.
Si Smei ha significado dragón, quizá
habría que relacionarlo con una designación de los jefes
entre los celtas. Por otra parte, esa palabra se parece mucho a una raíz
árabe y hebrea que expresa una idea de "elevación", pero
parece improbable que haya ahí un parentesco real.
Su observación sobre Tuzla es curiosa, pero quizá
sea ir un poco lejos, al menos en relación con Atl, en la
que el grupo tl representa en realidad una letra única y,
como consecuencia, no puede disociarse. – Yo tampoco creo que la reunión
de IO y OM en las letras latinas I.O.M. pueda responder a algo intencionado;
también podría observarse que estas mismas letras forman
exactamente la palabra que significa "día" en hebreo y en árabe,
¡pero yo no osaría sacar ninguna consecuencia de ello!
Me sorprendería mucho que Osiris pueda tener una
relación con la tradición hiperbórea; todo lo que
usted cita al respecto parece reposar por completo en una confusión
con Dionysos, que los griegos efectivamente han cometido; no sé
bien qué razones podrían justificar tal asimilación.
No he visto nunca en ninguna parte la forma […]; ¿dónde se
encuentra esto? – En cuanto al "Cáucaso", parece evidente que es
una denominación que ha tenido muchas aplicaciones geográficas
diferentes; solamente habría que poder encontrar si tienen entre
sí alguna relación más precisa.
Lo que me señala sobre la raíz bar
y rab realmente me parece muy importante; yo también pienso
que una inversión así de ninguna manera es imposible, y las
interpretaciones que permite efectivamente son bien notables. – En cuanto
al "negro", sé muy bien que se encuentran designaciones como las
de "pueblo negro", "cabezas negras", etc., allí donde no pueden
aplicarse realmente a una raza negra, como en China y Egipto por ejemplo;
tampoco hay pues ahí, en el fondo, ninguna contradicción
con la tradición hiperbórea; sólo que, hasta ahora,
nunca había visto ejemplos mencionados por ese lado. Si pudiera
hablarse en este caso de una "Etiopía", sin duda podría hablarse
también de un "Preste Juan"; pero ¿se puede encontrar, para
justificar de modo más completo este último punto, alguna
clara indicación de una unión de las funciones sacerdotal
y real en los antiguos príncipes rumanos?
Paso ahora a un tema muy distinto: respecto a Z., sin
duda sabe usted que unos desconocidos han intentado abrir su sepultura,
probablemente para asegurarse de la identidad del cuerpo; por lo demás,
¡rápidamente se ha hecho el silencio sobre este asunto! De
otro lado, lo que me parece algo sorprendente, no es que realmente no haya
muerto, sino más bien que todavía esté en la Costa
Azul, donde debe de ser demasiado conocido por mucha gente como para poder
pasar fácilmente desapercibido. – En cuanto al ex-rey, lo que se
dice en el entorno de D. desde luego confirma una vez más lo que
yo pensaba; pero sin duda ha de considerársele más bien como
un instrumento. Lo igualmente curioso, es esto: el astrólogo Maurice
Privat, quien tiene unas relaciones bastante sospechosas (él mismo
se ha jactado de recibir a emisarios del "cde. de S.-G."), ha publicado
un libro de predicciones sobre 1937; estaba escrito antes de la abdicación,
y no la prevé en absoluto, pues incluso da detalles sobre la coronación;
pero, además, anuncia que el rey será "el futuro árbitro
del mundo"; ¿quién sabe si se haya re-nunciado a hacerle
desempeñar este papel …más tarde?
Por lo que se refiere al nuevo caso concerniente a Siria,
parece en efecto bastante grave, pero no representa en realidad algo completamente
nuevo. Ese país es la sede de varias organizaciones heterodoxas
de carácter muy sospechoso, comenzando por los ismailíes;
y el jefe de la rama india de estos últimos no es otro que el Agha-Khan
(recuerde al respecto la famosa lista). De otro lado, Crowl. dice estar
en relación con un cierto "Templo del Desierto" que estaría
ubicado en la misma región, y en el que residiría un "Maestro"
llamado Ara ibn Shams. A propósito de esto, no comprendo bien si
el nombre que usted me cita sería el del "Maestro" o el de su discípulo;
en cualquier caso, es un nombre totalmente "normal", pero no me recuerda
nada. – El hecho de frecuentar la S. T. parecería más bien
convenir a un behaista; pero estos, aunque más o menos en simpatía
con todos los movimientos "neo-espiritualistas" de Occidente, son a fin
de cuentas más bien insignificantes y bastante poco peligrosos por
ellos mismos; su centro también está en Siria, en S. Juan
de Acre, pero la mayor parte de sus adeptos se halla en América.
– En fin, si tiene otras precisiones, por favor no se olvide de compartirlas
conmigo.
En su última carta, el Sr. Vâls. alude a
una reciente disolución de la Mas.·. en Rumania; no he oído
hablar de ello en otro lugar; ¿a raíz de qué acontecimientos
se habría producido?
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El
Cairo, 13 de abril de 1937.
Estimado señor,
Recibí el sábado su carta del 5 de abril;
no quiero tardar en responderla, pero tal vez no voy a tener más
remedio que resumir un poco, pues todavía tengo muchas cosas atrasadas.
– Ciertamente, quisiera poder dedicarme a la preparación de una
nueva obra; pero, durante todo este tiempo, me encuentro muy ocupado en
revisiones de traducciones inglesas e italianas de varios de mis libros;
y va a hacer falta también que me ocupe lo más pronto posible
de completar el Rey del Mundo para su reedición, pues se
me lo reclama con una insistencia creciente.
No sé lo que podré hacer, falto siempre
de tiempo, en relación con lo que me pide respecto a su nombre;
pero, en cualquier caso, puede estar seguro de que no dejaré de
pensar en ello si se presenta la ocasión.
A menudo recibo cartas del Sr. Vâl., siempre sobre
el tema de Magl., pero felizmente ahora considera las cosas de manera mucho
más tranquila y "desapegada". Igualmente, en cuanto a usted, pienso
que es acertado que no haya persistido en esas meditaciones de las que
habla; y lo que me dice de las razones que le han hecho dejarlas es también
un indicio desfavorable que viene a sumarse a muchos otros. No tendría
tiempo para entrar en detalles (tal vez el propio Sr. Vâl. le hablará
de ello más completamente); pero cuanto más examino la cuestión,
más se precisa mi impresión: es seguro ahí hay en
acción una influencia psíquica muy poderosa, pero el carácter
de lo que se encuentra detrás parece ser totalmente inquietante
e incluso más bien "tenebroso". – Lo que por otra parte me dice
usted con respecto a la "Guardia de Hierro" parece también estar
relacionado con cosas del mismo género; es bastante manifiesto que
actualmente las mismas "fuerzas" obran a la vez desde lados aparentemente
opuestos. –
La cuestión de las relaciones entre Egipto y Dacia
también es un punto que parece interesante, pero difícil
de poner en claro; puede que la designación de Egipto (que asimismo
era una "tierra negra", y en donde se halla una palabra, Rômit,
que recuerda bastante a los Rohmans) no deba tomarse forzosamente
en sentido literal. – A propósito, pienso en el nombre de Romaní
que se dan a sí mismos los bohemios, llamados también "egipcios"
en muchos países, y que se interpreta como significando "los hombres"
por excelencia. – En cuanto al nombre de Sesostris, no sé muy bien
qué puede sacarse de él, pues parece que sólo lo hayan
empleado los griegos.
Es poco probable que el AVM católico pueda haber
venido de la tradición hindú; debe tratarse de una derivación
más directa en relación con la Tradición primordial.
El lenguaje del hermetismo está muy complicado
por una multitud de términos más o menos sinónimos
o equivalentes entre sí; pero pienso que el "Disolvente" debe de
entenderse mucho más como un "agente" que como una "materia".
Por lo que se refiere a los "Superiores Ignotos", parece
que se trata más bien de una acción en cierta manera "esporádica",
después de la ruptura de los lazos iniciáticos regulares
en cuanto al mundo occidental. – Todavía hay algunos restos de Mas.·.
operativa; pero los personajes de los que usted habla, del comienzo del
siglo XIX, pertenecían a ritos de altos grados (Alejandro I también,
por lo demás), lo que es una cosa totalmente diferente. El caso
de Eckartshausen está menos claro, y se parece un poco al de Boehme;
desde luego hay en él una parte de hermetismo, pero ¿hasta
dónde llega?. – En cuanto a Napoleón, yo pensaba, en conexión
con Malta, en algo relacionado con las Ordenes de caballería; por
otra parte es bastante curioso que Malta parezca haber sido un "centro"
desde los tiempos prehistóricos.
No tengo ningún recuerdo de haber escrito un artículo
titulado "Iniciación sacerdotal", y en cualquier caso no lo encuentro,
de modo que no comprendo muy bien de qué se trata; ¿me haría
el favor de precisármelo en una próxima vez?
No sabía que Dacia fue representada con una pica
que lleva una cabeza de asno; eso podría significar la victoria
sobre lo que ésta representa. – Abul-Hawl no es el nombre
de un personaje; es simplemente la Esfinge, que se designa así en
árabe; el sentido literal es "padre del espanto".
Tengo el libro Inquire Within, e incluso un segundo
que él publicó el año pasado, The Trail of the
Serpent, en el cual lo que usted ha observado se encuentra aún
más acentuado, a tal punto que he hablado de ello, por otra parte
sin nombrarlo, en un artículo para E. T. de mayo; ¡es
bastante curioso que me haya hablado usted de esto justo en el momento
en que lo escribía!
Había creído comprender que X. era sirio,
pero ahora veo que solamente fue a Siria; ¿cuál es su origen
en realidad? – En cuanto a A. A. H., o al personaje, quienquiera que sea,
que ha respondido con su nombre, debo confesar que estoy tan sorprendido
como usted. No sólo conoce evidentemente ciertas cosas, lo cual
es menos sorprendente si realmente se trata de un oriental, así
se halle lejos de ser un "Maestro"; sino que no creo posible que estas
respuestas provengan de un c.-in.; a menos (porque hay que considerarlo
todo) que simplemente haya copiado esto de alguna parte para producir esa
ilusión; pero entonces, por muy hábil que pueda ser, será
muy sorprendente que eso no aparezca tarde o temprano. Lo que me inquieta
un poco, a este respecto, es el gran parecido del lenguaje con el que yo
mismo empleo; y que he estado obligado en cierto modo a "fabricar" para
traducir cosas desacostumbradas en las lenguas occidentales; como evidentemente
las mismas cosas pueden expresarse de muchas maneras diferentes, es bastante
sorprendente que se caiga justo en las mismas expresiones; esto ¿no
le ha llamado también la atención? – Los ejercicios respiratorios
no son algo muy "comprometedor"; indicaciones más o menos parecidas
se encuentran un poco por todas partes, de manera que no hay en ello nada
verdaderamente característico. Lo que es un poco singular, por otro
lado, es que en ninguna parte se trate de la ligazón a una forma
tradicional definida; es cierto que podría decirse que no se trata
más que de una cosa completamente "preliminar". Pero, si hay ahí
algo serio y verdaderamente iniciático, ¿cómo es que
se juzga bueno el dirigirse a un medio tan poco apropiado? La explicación
más simple, sería que no se trata ni de esto ni de la c.-in.,
sino una vez más de un nuevo intento de "imitación" como
hay tantos, quizá solamente más hábil que muchos otros;
pero en fin, lo mejor será esperar la continuación para ver
qué cariz tomará esto.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El Cairo, 23 de mayo de 1937.
Estimado señor,
Quizá estas líneas se crucen con una carta
suya, pero prefiero no esperar más para una cosa que quería
pedirle desde hace ya algún tiempo. He aquí de lo que se
trata: al Sr. Clavelle le intrigó lo que usted le había escrito
con respecto a A. A. H., y me había pedido unas explicaciones sobre
ello. Le dije en resumen de qué se trataba, pero ve ahí unas
posibles relaciones con algunas otras cosas, y, por esa razón, le
agradaría disponer de más detalles sobre el tema. ¿Querría
usted pues tener la cortesía de enviarle la copia de las respuestas
que me hizo llegar? Excúseme por pedirle esto, pero estoy siempre
tan ocupado, como usted sabe, que no llegaría a encontrar tiempo
para transcribírselo todo yo mismo; gracias por adelantado.
El Sr. Vâls. me escribe que muy próximamente
va a dejar París para volver a Bucarest; así pues tendrá
usted sin duda la ocasión de verle de aquí a poco, y él
podrá darle entonces explicaciones más completas respecto
al asunto de Magl.; por otra parte todavía ha de enviarme unas notas
complementarias sobre diferentes puntos. Me dice que ha recibido últimamente
una carta suya.
El Sr. Clav. me dijo, hace ya algún tiempo, que
le devolvió a usted, a su pedido, la última parte de su trabajo
para hacer algunos añadidos. Pienso que lo que todavía falta
antes de eso debe aparecer en el nº de este mes. Como la publicación
de este trabajo va a terminar pronto, ¿le sería posible reconsiderar
el proyecto de un estudio sobre los iconos y su simbolismo, del cual me
había hablado tras su visita al Monte Athos?
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El Cairo, 6 de junio de 1937.
Estimado señor,
Me ha alegrado recibir su carta con la del Sr. Vâl.;
le respondí a éste hace alrededor de una semana, y le dije
que trataría de no retrasarme demasiado en escribirle igualmente
a usted. – Cuando vuelva a verle, sea tan amable de decirle que recibí,
en el último envío de Chac., el libro de Vulpescu sobre las
[…] rumanas que él me había anunciado; creo comprender, según
esto, que debió de entregárselo al Sr. Cl. antes de su partida
de París.
Por lo que respecta al asunto A. A. H., creo que ha hecho
usted bien en poner al corriente al Sr. Vâl., pero también
en no hablar de ello a nadie más, por lo menos hasta nueva orden.
Por mi parte, sólo se lo he comentado al Sr. Cl., y aun esto tan
sólo después que usted mismo hubiese aludido al tema cuando
le escribió, tal como le dije a usted en mi última carta.
Según las nuevas respuestas de las que me habla
en esta ocasión, este asunto cambia algo de aspecto, sin que por
ello se vuelva más claro: esta inesperada recomendación de
la lectura de mis obras parece excluir efectivamente la hipótesis
de una "deformación", a menos sin embargo que se haya pensado que
sería demasiado fácil darse cuenta de ello y que, por eso,
se haya juzgado preferible tomar la delantera. Pero la cuestión
es saber en qué sentido y con qué intenciones se quiere así
"utilizar" mis obras, y es sobre este punto sobre el que existen indicios
poco tranquilizadores, como el reclutamiento en un medio tan poco favorable
como aquél de que se trata, por ejemplo. Con respecto a esto, ¿podría
darme usted algunas explicaciones más acerca del proyecto del "círculo
de estudios" y la publicación de una revista que me señala
el Sr. Vâl.? – En cualquier caso, me parece que, si A. A. H. piensa
de mí lo que dice, debería intentar ponerse en relación
conmigo, y que, si verdaderamente él es lo que pretende, eso no
debería serle muy difícil; ¿por qué no lo hace?
Me pregunto si no sería posible hacerle llegar una pregunta más
o menos en ese sentido, pero no sé exactamente en qué forma;
¿qué piensa usted?
No veo ninguna expresión tradicional que pudiera
traducirse literalmente por el "Unico Maestro"; en rigor, podría
tomarse como un equivalente aproximativo de ciertas designaciones del "Polo";
pero no me explico muy bien lo que hace aquí una alusión
al Cristo; en cualquier caso, esto necesita de mucha mayor precisión.
La práctica del ritual ortodoxo, en tanto que consiste
en una ligazón a una tradición exotérica, es seguramente
mucho mejor que nada de nada; pero ¿hasta dónde puede conducir
en estas circunstancias? Si se asegura por otra parte que ya no hay iniciación
en el Cristianismo, siempre llegará un momento en que se plantee
la cuestión de la ligazón a otra forma tradicional determinada
que pueda proporcionar la base de una realización iniciática;
y entonces, los lazos establecidos o reforzados por dicha práctica
¿no resultará que constituyen un obstáculo? Hay en
ello algo que puede parecer más o menos contradictorio; ¿podría
quizá verse un poco lo que hay en el fondo preguntando si puede
haber una iniciación que no se vincule a una forma tradicional determinada,
o que se concilie con prácticas pertenecientes a otra forma?
Excuse estas pocas reflexiones hechas a toda prisa, a
la espera de algo mejor. – Aún no he tenido tiempo de examinar las
notas que el Sr. Vâl. me ha enviado.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El Cairo, 22 de junio de 1937.
Estimado señor,
Recibí el sábado su carta del 16 de junio;
gracias ante todo por haber llevado a cabo mis encargos para con el Sr.
Vâl.; ayer respondí a su última carta; me alegra saberles
así en relación constante.
Gracias por comunicarme la nueva carta del discípulo
de A. A. H., quien, a decir verdad, tampoco me da muy buena impresión.
Esa manera de negarse a todo control, sobre todo en el tono en que está
formulada, es verdaderamente desagradable, al igual que la pretensión
de no comunicarse con usted más que a través de D.; en todo
caso, esto incrementa mucho, ciertamente, la dificultad de aclarar este
asunto. Usted podría a buen seguro, si con ello no se corriera el
riesgo de romperlo todo demasiado pronto, responder a esa gente, quienquiera
que sea, que no es usted el que ha ido a buscarlos, y que por lo demás,
cuando se pide la admisión en una organización iniciática,
se sabe por lo menos cuál es y de qué forma tradicional depende,
lo cual no es aquí el caso. Sea como fuere, ese rechazo a responder
a unas preguntas de "control" me recuerda enojosamente otra historia que
tenía unos fondos totalmente sospechosos; me parece incluso que
algunos de los comunicados obtenidos en este caso tenían una "firma"
casi igual a la de la carta en cuestión (símbolos que no
tienen nada de anormal en sí mismos, muy bien pueden ser "usurpados",
evidentemente, eso también forma parte de las siempre posibles "deformaciones").
– El empleo más o menos justificado de la palabra "Verdad" (Haqq)
parece estar en relación con el nombre del "Maestro"; pero ese mismo
nombre es inexplicable si se trata de un centro ortodoxo. – Sea tan amable
de comunicarle igualmente esta carta al Sr. Cl., quien quizá también
encuentre otras cosas en relación con la conexión en la que
ha pensado usted; si puede enviarle al mismo tiempo una muestra de la escritura
del personaje (tal vez ya se la haya pedido) eso le permitiría efectuar
una comparación que quizá diese algún resultado. –
No sé si la frase referente a mi obra implica por completo el sentido
que ve usted en ella; en cualquier caso, ése no es el punto importante
esta vez. En cuanto a la pretensión de estar informado de todo lo
que a usted concierne, uno se pregunta qué pensar exactamente de
ello y hasta qué punto hay que tomarla en serio. – El Sr. Cl., había
pensado, para facilitar la "identificación", plantear algunas preguntas
sobre la Masonería y sobre el Lamaísmo; desgraciadamente,
no parece que eso pueda lograrse ahora.
Hay que esperar que el grupo que usted ha comenzado a
formar logre constituirse; por otra parte no es necesario que sea muy numeroso,
desde luego, e incluso quizá esto sería más bien una
desventaja; sea tan amable de tenerme al corriente.
El simbolismo de Avalokitêshwara tiene estrecha
relación con la idea de "Providencia"; pero me cuesta ver que pueda
tener alguna con Apolo.
Se cuentan muchas cosas sobre el papel de los Estuardo
en relación con la Masonería escocesa; pero uno puede preguntarse
si ese papel no ha sido sobre todo nominal y más bien "representativo",
si así puede decirse, antes que verdaderamente efectivo.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El Cairo, 11 de julio de 1937.
Estimado señor,
He aquí que hace ya casi dos semanas que recibí
sus cartas del 21 y 22 de junio; me excuso por no haber podido responderlas
más pronto, lo cual se ha debido a distintas circunstancias: un
traslado, cosa bastante complicada por mis libros, y después, quizá
a causa de la fatiga, un ataque de reuma que me ha dejado completamente
inmovilizado durante varios días.
He recibido también, al comienzo de esta semana,
la carta del Sr. Vâl. con las notas que la acompañaban; sea
usted tan amable de decírselo, a la espera de que igualmente le
responda a él. Sólo el atlas cuyo envío me anunció
no ha llegado todavía, pero a fin de cuentas eso no tiene nada de
extraño.
En cuanto a los hechos de que me habla, me han sorprendido
mucho, porque, aunque siempre he tenido en consideración la hipótesis
de una posible mixtificación, nunca hubiera supuesto que viniese
de ese lado. Me pregunto por otra parte si identificar al propio A. A.
H. con el Sr. Avr. no es una solución demasiado simple; el Sr. V.
me dice por lo demás que a pesar de todo no puede creerlo; y lo
que me parece va más particularmente en contra de ello, es que el
nombre de X. también lo ignore el Sr. Avr. Parecería pues
que es más bien X. quien se sirve o quiere servirse de éste;
y quizá todo proceda únicamente de ese X., pues hay también
personas que prefieren hacerse pasar simplemente por "intermediarios",
para hacer creer que hay algo detrás de ellos. Dicho de otra manera,
yo creería de bastante buena gana que A. A. H. es X., antes que
el Sr. Avr.; pero eso no impide que encuentre muy singular la manera en
que éste se ha mezclado en el asunto, sobre todo teniendo en cuenta
que nunca le ha parecido oportuno aludir a él en lo más mínimo
al escribirme. Por otra parte, si esto tiene relación, como parece,
con el proyecto de sus revistas, según las encara ahora, la cosa
no es muy tranquilizadora; y lo que me informa el Sr. V. sobre su lado
político (G. de H., etc.) no lo es mucho más a ese respecto;
todo esto hace que encuentre menos deseable el logro de dichos proyectos
que antes de estar al corriente de estas historias, pues, en semejantes
condiciones, se pregunta uno qué influencias podrán ejercerse
allí dentro.
– El asunto de esta suiza también es bien extraño;
¿tendrá igualmente algo que ver con la fundación de
las revistas? Me pregunto por otra parte si es sólo a eso a lo que
quiere referirse el Sr. V. cuando habla de un aspecto "financiero" del
asunto A. A. H., o si aún hay algo más que hubiese olvidado
precisar, lo cual no sería sorprendente en medio de tantas cosas
así de confusas.
Lo que me dice del parecido entre el estilo de A. A. H.
y el del Sr. Avr. sería quizá el argumento que más
llame la atención en favor de su identificación, porque,
todo el resto (identidad de ciertas opiniones, etc.), puede explicarse
también por las relaciones de X. con el Sr. Avr., sobre todo si
se admite que X. y A. A. H. son uno en realidad (éste puede muy
bien entonces reproducir efectivamente algunas cosas en sus cartas tal
como se las ha dicho el Sr. Avr.). – A propósito de eso, ahora también
observo una cosa en la que no había puesto atención hasta
este momento: y es que en resumen las razones alegadas por A. A. H. para
la adopción de los ritos ortodoxos se parecen mucho a aquéllas
que determinaron, en el Sr. Avr., su propia adhesión a la ortodoxia.
– En cuanto a las consideraciones propiamente doctrinales, puede decirse
que en el fondo cualquiera que haya leído mis libros podría
hacer otro tanto; y hay junto a esto muchas incoherencias, como también
usted señala; pero lo que quizá me parezca la peor señal
(y creo que ya se lo dije), es que no se encuentre en todo esto ningún
indicio de vinculación a una forma tradicional determinada.
El signo que emplea X. me parece, como a usted, más bien
fantasioso y sin gran interés; observo únicamente que
la presencia de las letras hebreas no concuerda con la hipótesis
de una organización islámica sugerida por el nombre A.
A. H. – Ahora, lo que todavía me parece completamente extraordinario,
es que no se pueda llegar a saber nada sobre este X., que sin embargo
ha de tener un domicilio en alguna parte y bajo un nombre cualquiera,
auténtico o supuesto, y que debe también recibir correspondencia;
¿cómo es que D. no ha tratado de informarse de ello de
un modo u otro? Digo D. porque él es quien debería tener
naturalmente mayores facilidades para ello, estando más directamente
en contacto con el personaje...
Desde luego, voy a pensar de nuevo en todo ello, y le
volveré a hablar de esto al Sr. V. cuando le responda, lo cual
haré lo más pronto que me sea posible.
En cuanto a la opinión que me solicita en su segunda
carta, en relación con las investigaciones que le guatría
hacer, me parece que no se equivoca usted al pensar que la cosa podría
presentar cierto peligro desde diferentes puntos de vista, sobre todo
actualmente, y que en cualquier caso sería mejor esperar para
ello a que todas estas historias sospechosas se hayan aclarado un poco
(también el asunto de Magl. adquiere decididamente un sesgo de
los más inquietantes). Debo decir por otra parte que todo esto
parece indicar de modo bastante neto que no quedan ya auténticos
representantes de la tradición dacia, o bien que están
completamente degenerados, porque de otra manera no se ve cómo
cosas así serían posibles. Le rogaría que esperase,
para volver a hablar de esta cuestión, a leer el artículo
sobre los "residuos psíquicos" que va a aparecer en
el nº de julio de los E. T., pues las cosas de las que se trata
están precisamente entre aquellas en las que en particular pensé
al escribirlo.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
El Cairo, 14 de julio de 1937.
Estimado señor,
Recibí anteayer su carta del 7 de julio, justo
cuando la víspera había respondido a las dos anteriores.
– Hoy ha llegado el atlas cuyo envío me había anunciado el
Sr. V.; sea usted nuevamente tan amable de decírselo y de agradecérselo
de mi parte mientras que le escribo, lo que pese a todo espero llegar a
hacer de aquí a poco. – Así pues no falta nada de lo que
se me envió; pero es muy singular que haya cartas que nunca le han
llegado a usted. El Sr. Cl. se inquietaba por no tener respuesta suya;
en su última carta me dice que se alegra de tener noticias finalmente.
Me habla naturalmente del asunto A. A. H. – Avr., y veo que piensa lo mismo
que yo, pues sus reflexiones son casi exactamente lo que le escribí
el otro día. Sea cual fuere el rol del Sr. Avr., es muy cierto que
no basta para explicar todo el asunto, ya que por lo menos hay un tercer
personaje, el intermediario X., que también existe realmente, y
que parece tener parte aún más importante. Lo que dice usted
en esta oportunidad es lo más probable: el Sr. Avr. es aquí
el instrumento de algo, pero es sobre todo este algo lo que habría
que llegar a identificar.
Es mejor que haya podido disuadir a D. de presentar una
demanda; por otra parte, como regla general, desde el momento en que se
encuentran implicadas cuestiones de cierto orden en un asunto de este tipo,
es muy evidente que jamás se debería hacer intervenir en
ello a los tribunales profanos.
Tiene razón al pensar que nunca le he concedido
gran importancia a lo que el Sr. Avr. me ha escrito con respecto a usted;
lo atribuía a una especie de antipatía debida a alguna incompatibilidad
de temperamentos. Pero ahora la cosa toma un cariz mucho más serio;
le agradecería pues que me diera a conocer la historia de sus relaciones
tal como me propone; comprendo que sea poco agradable, pero es mucho mejor
que yo esté completamente informado sobre todo ello. – El Sr. Avr.
le reprocha a usted especialmente, como una imprudencia grave, el que pensara
apoyarse en la G. de H. de cara a una restauración tradicional;
pero parecería, según lo que me dice el Sr. V., que sea él
quien actualmente intenta alguna cosa por ese lado. – El Sr. V. alude a
Mircea Eliade; yo le pediría también, a él o a usted
mismo, que me dijeran algo más preciso sobre éste, del que
no sé casi nada; no he leído su libro, e incluso no he oído
hablar del mismo sino de una manera bastante vaga.
Fãt como derivado del latín foetus
me parece una simple fantasía de los filólogos; la existencia
de la forma femenina (en árabe fatah, una joven) tendería
igualmente a confirmar lo que pienso del origen de esta palabra, que no
sería por otra parte un caso aislado, pues he observado varios otros
cuya procedencia árabe es totalmente evidente.
Crea, le ruego, estimado señor, en mis mejores
sentimientos.
Cont. y final
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