Estas condenas se hacen en base a la ciencia moderna, el desarrollo, y la "evolución" a que ha llegado el hombre contemporáneo, que pretende imponer a todos los pueblos su visión chata de la realidad, su ignorancia y soberbia. De más está decir que para una auténtica cultura todos sus gestos son rituales y que ellos abarcan la totalidad del ámbito existencial. Por lo que ciertas ceremonias y comportamientos pueden parecer muy extraños a los habitantes de las grandes ciudades, sino completamente incomprensibles. De hecho no negamos que hay muchos casos particulares de diferente tipo y que, fuera del contexto cultural, serían inadmisibles a los ojos del hombre occidental actual, e incluso sucede inversamente que cosas que éste hoy considera normales en su cultura, son miradas con horror por otros pueblos, las que a su vez son observadas con espanto por unos terceros. Por eso a la hora de legislar sobre este tema y de sentar precedentes al respecto hay que ser muy prudente y especialmente abstenerse de generalizar. Y lo primero que hay que hacer al respecto es informarse, pues de lo contrario el tabaco y el alcohol, que son sagrados para los indoamericanos, podrían ser prohibidos a esos pueblos por la Organización Internacional de la Salud o por el doctor Freud, por ejemplo, sin hablar de la fiesta de los toros y las sociedades protectoras de animales. ¿Por qué no se reclaman los derechos humanos de aquellos que tienen que pasar siete horas del día frente a la pantalla de un ordenador, cuando uno de los derechos fundamentales es la salud? Incluso sabemos que en muchos casos la apropiación de ritos y costumbres tradicionales ha sido utilizada de manera política por gobernantes que incluso en distintas épocas de la historia han desarrollado el terrorismo de Estado; pero aun así se debe actuar con inmensa prudencia, no sea que la uniformidad de criterios y de supuestos falsos propios de los habitantes de las grandes ciudades -tan cuadrados y exactos como la arquitectura que las adorna- los lleve a prohibir y condenar las costumbres de las distintas tradiciones, verdadera afrenta a los Derechos Humanos en el decenio que fue dedicado a las etnias aborígenes. ¿Qué tal la inversión? La Dirección. |