CONTRAPORTADA
Tal vez resulte extraño que una revista del tipo de SYMBOLOS (literaria, esotérica, revista-libro) declare finalmente clausurada su función; simplemente desaparece. Nuestro caso es distinto, porque si bien ya no se editará más la revista impresa sobre papel, sí quedará incólume su publicación telemática renovada dos veces al año. Esto se debe a que los nuevos medios electrónicos, en este particular, le han ganado la batalla al libro, puesto que para ser modestos unos días de audiencia de nuestro anillo telemático corresponde a la venta de un año de las publicaciones en papel. La proporción es casi de uno a cien para decir lo menos. Por lo que SYMBOLOS seguirá vigente y recreando hasta donde sea posible nuestra labor filosófica encarada -y así lo saben nuestros lectores- como una poiesis (latín poesis) procedente del furor. Por tales motivos está claro que SYMBOLOS no se retira de ninguna contienda sino que se adapta a nuevas formas con el fin de difundir su voz entre oyentes inéditos y tal vez interesar a otra generación -cosa que ya ha sucedido- en este tipo de temas siguiendo las pautas tan generosas y amplias de la Tradición Hermética.
De hecho el dios Hermes, mensajero dúctil y maleable, siempre ha estado relacionado con el servicio de correos -como puede verse en la inclusión de su efigie en numerosos edificios de servicios postales- y no cuesta entender su transformación de patronazgo en nuevos medios de comunicación como es internet, pese a la indefinida basura que puebla sus páginas en este fin de ciclo en el que vivimos; lo mismo es válido para su intervención en la televisión, el reflejo de la “realidad” en la que estamos inmersos y tal vez su función en estos casos sea paradójica: rechazar en conjunto el mundo (por aburrimiento, cansancio, asco) y sus posibilidades invertidas.
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