SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 
LAS DIOSAS SE REVELAN
Mireia Valls
con la colaboración de Lucrecia Herrera
Libros del Innombrable. Colección Aleteo de Mercurio
1ª edición, julio de 2017. 129 ilustraciones. 171 págs
ISBN: 978-84-92759-96-5


https://www.librosdelinnombrable.com/




Reseña novedad editorial

Estamos ante un libro iniciático verdaderamente inspirado por el “aleteo de Mercurio”, nombre que lleva la colección de cuadernos editados desde marzo del 2017 por Libros del Innombrable. Penetrar en su lectura es abismarse en el Conocimiento del Ser de la mano del mito, el símbolo y el rito. Por lo que quien se entregue a esta labor, de corazón, experimentará desde el comienzo un rapto, un profundo movimiento del alma que le conducirá al límite de un umbral, despertando en él un recuerdo, una añoranza por aquello que ha olvidado, la Memoria de su verdadero Origen, de nuestra Verdadera Identidad. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿A dónde vamos?

“¡Abrid con premura la celosía del corazón y restituid el recuerdo del Paraíso que mora virgen en el centro de todo ser”, canta la autora desde la primera página de este extra-ordinario texto mágico-teúrgico, arrebatándonos a otro estado con el furor de un verbo inflamado elevando una potente invocación a las sagradas Musas. Ellas son las nueve hijas de Zeus y Mnemósine, diosa de la Memoria, que inspiran a los poetas e iniciados susurrándoles al oído lo que ha sido, es y será, revelando a los puros de corazón el linaje de los dioses y cómo todo ha venido a ser, mostrándoles a su vez el camino de retorno a su Origen, al Principio y devolviéndoles la memoria de quiénes son y de dónde vienen.

Explica la autora que “la diosa” es la energía femenina, pasiva y receptiva, también restrictiva, que con su contraparte masculina, activa y fecundadora, conforman la Unidad del Ser, el Principio de donde emana el cosmos. Aspectos del Uno que al polarizarse en dos, en el despliegue de su manifestación, van tomando diversos nombres y atributos a través de los distintos planos o mundos jerárquicos y sutiles que crean hasta concretarse en la materia. Y es por la “cópula sagrada” o conjunción de estos dos principios opuestos pero complementarios que se va conformando todo cuanto existe. Pero todo lo manifestado, nos dice la autora, está sujeto a una ley cíclica; lo que nace, crece, madura y finalmente muere, regenerándose así el ciclo de la vida. A esta energía femenina le corresponde ser el receptáculo de toda semilla generada en el cosmos dándolo luego a luz, mas, una vez completado su ciclo de vida, también da la muerte. La diosa es por lo tanto “virgen, esposa y madre; hija y nodriza; comadrona y portadora de la guadaña”.

Son muchas las diosas y ellas ejercen diferentes funciones en el cosmos pero “se sintetizan en un único arquetipo”, como nos señala Mireia Valls. Afrodita o Venus, diosa primordial, nace sin madre del esperma –de lo más puro– del Cielo, del falo de Urano, la más alta deidad, luego de ser emasculado por su hijo Cronos quien lanza sus genitales al profundo mar. Diosa del Amor y la Belleza es la encargada de unirlo todo a través de las múltiples cópulas con dioses y hombres, reuniendo así lo disperso en el cosmos y devolviéndolo a la Unidad.

“Core, Perséfone o Proserpina simbolizan la virginidad. Artemisa-Diana e Ilitía, siendo también doncellas, presiden paradójicamente los partos y los nacimientos. Gea, Cibeles, Tlazoltéotl, Caguana, Hathor, etc. son representantes de la fertilidad y la fructificación, así como también Deméter-Ceres e Isis, que además simbolizan al arquetipo de la madre.” Atenea, “de carácter andrógino”, nace armada de la cabeza de su padre Zeus. Ella es la diosa que preside la Inteligencia y la Sabiduría, al igual que la guerra. Entre otras funciones, Atenea es guardiana del orden y la armonía del universo, rige el arte del tejido y las ciencias y artes sagradas en conjunción con Hermes, en su aspecto más elevado como paredro de la Sabiduría.

Nos encontramos a continuación con tres diosas muy primordiales vinculadas con el destino: las tres Parcas o Moiras. “Cloto, la (‘hilandera’) que hila y preside los nacimientos; Láquesis, (‘la suerte’), la que devana y es patrona de los matrimonios; y Atropos, (‘la inflexible’), que corta el hilo de la madeja” cuando llega la hora de la muerte.

Un nuevo apartado dedicado a las diosas oraculares y a toda la genealogía divina de profetisas y sibilas nos lleva a conocer la importante función que estas sabias mujeres poseedoras del don de la profecía, tan veneradas en la antigüedad, han desempeñado en todas las civilizaciones y culturas tradicionales, especialmente la griega. Van desfilando las diosas más primordiales: la Tierra y las titánides Temis y Febe, abuela ésta de Apolo, dios de la adivinación por excelencia, y sus intermediarias las pitonisas que habitaron los santuarios y templos de Delfos, Cumas, Dodona, el más antiguo, y otros esparcidos a través de la Grecia Antigua. Una cita de la tragedia de Las Euménides de Esquilo, irrumpe con una invocación lanzada por la pitonisa con voz atronada, despertando al lector. Le sigue el extraordinario relato mítico, tan vívidamente descrito por Virgilio, del descenso del héroe troyano de La Eneida, Eneas, a las entrañas de tierra de la mano de la sibila de Cumas.

En capítulo aparte, de los diez que ordenadamente conforman este cuaderno, la autora nos conduce por la genealogía de las grandes magas, “Circe, Pasífae y Medea, modelos de las artes mágicas y teúrgicas”. Circe, la hechicera de gran belleza, y hermana de Pasífae, habita en la isla de Ea a donde llega Ulises en su viaje de retorno a su tierra natal, a quien retiene por un año. De entrada, la hechicera trasforma a la tripulación en espantosos cerdos con una poción mágica que les da a beber. Ulises, advertido previamente por el dios Hermes, el mensajero de los dioses, no prueba la poción, salvándose de tan terrible metamorfosis. La autora nos previene aquí de quedarnos en un significado meramente externo y literal de las cosas ya que lo que interesa de estas “historias” sagradas y arquetípicas son sus facetas más altas y ocultas. Por otra parte, Pasífae, prendada del toro blanco que Poseidón le regaló a su esposo, el rey Minos de Creta, concibe al Minotauro en una unión contra-natura. Explica la autora que estas uniones engendran seres fabulosos y “están presentes por doquier en la mitología y en las expresiones culturales de Oriente y Occidente”. Pero Pasífae tiene también otra hija, Ariadna, “la de gran pureza”, que simboliza el alma que en su viaje de Conocimiento se va purificando. Ella es la que “devana el hilo dorado de la Tradición” –única guía verdadera en este viaje–, que entrega a Teseo para que una vez vencido el Minotauro pueda salir del laberinto.

Pero los mitos, al igual que todo texto sagrado, tienen varias lecturas de la realidad, mas éstas no se contradicen entre sí, ya que se refieren a distintos aspectos de la manifestación en la simultaneidad. Conociendo las leyes de la cosmogonía y los distintos planos que la conforman podemos comprender que “estas realidades coexisten en ella intrínsecamente”. Son estas lecturas a las que debemos estar atentos, abriendo nuestro corazón e inteligencia para comprender su significado más profundo. Por esto es que los mitos deben ser interpretados, enseñados y aprendidos, como nos dice la autora, ya que de otra manera sería imposible entenderlos cabalmente. Éste es el inmenso valor, entre otros tantos, que tiene este maravillo cuaderno escrito por Mireia Valls –con la colaboración de Lucrecia Herrera en el apartado dedicado a las Musas–, puesto que la autora desentraña los mitos con verdadero “arte”, los interpreta y transmite con toda generosidad.

En un último capítulo la autora nos plantea una pregunta: ¿Quién es Venus?, diosa a quien dedica este apartado. Sin hacer ningún comentario, aquí lo dejamos, para que el lector se abisme en este maravilloso discurso acerca de los misterios de la Diosa del Amor.

No podemos extendernos mucho más en el comentario de este cuaderno que pretendíamos fuese breve. Por lo que dejamos la puerta abierta a la posibilidad que tiene el inquieto lector de abismarse en este bello y profundo texto que lo llevará a vivir y conocer otra historia, desconocida, que mora oculta en su interior, pues sujetos como estamos a las leyes cíclicas, el hombre tan alejado de su Origen sagrado, todo lo ha olvidado. Y no es de extrañar, por esto, que las diosas también se rebelen y nos dejen por allí, abandonados, sin recibir su salvífica voz, hasta que un rayo misericordioso o brusco golpe nos toque el corazón y muertos al estado anterior, podamos renacer purificados a un nuevo amanecer, rescatados del pozo del olvido; vaciada la copa y fecundados por la luz de la Inteligencia, podremos recobrar la Memoria de quienes somos de verdad.

Mas no queremos poner fin a este comentario sin destacar las citas de los grandes sabios, filósofos, poetas, magos y teúrgos en los que se apoya la autora en su recorrido por la simbólica del mito. Igualmente resaltar la bellísima colección –extraordinaria de verdad–, de ilustraciones; pinturas de grandes artistas que así plasmaron el conocimiento de estas realidades ocultas tras el mito y el símbolo. Un cuaderno paralelo, podríamos decir, que nos invita a penetrar en este viaje de Conocimiento por la vía del Arte que promueve y afina la visón del ojo interno.

Y como dice la autora:

“Os invito, pues, a despertar y sumergirnos en otra cualidad del tiempo, más allá del cronológico y del cíclico, y a vivir el eterno presente, el ahora, a través de la contemplación de la Belleza y la Armonía que destila el mito...”

Lucrecia Herrera.





Ver en canal SYMBOLOS YouTube, presentaciones de los cuadernos La Máscara Real y su simbólica, Las diosas se revelan y Entre el No Ser y el Ser:


La Colección Aleteo de Mercurio.
    Nº 1. La Máscara Real y su simbólica.
    Nº 2. Las diosas se revelan.


Novedades Aleteo de Mercurio.
    Nº 1. La Máscara Real y su simbólica.
    Nº 2. Las diosas se revelan.
    Nº 3. Entre el No ser y el Ser.


Tres cuadernos Aleteo de Mercurio.
    Nº 1. La Máscara Real y su simbólica.
    Nº 2. Las diosas se revelan.
    Nº 3. Entre el No ser y el Ser.