II SYMPOSIO SOBRE RENE GUENON. Gerona (España), Mayo 1995. 
Patrocinado por SYMBOLOS y el Centro de Estudios de Simbología de Barcelona, durante los días 5, 6 y 7 de Mayo se celebró en Gerona (la que fue cuna de uno de los más importantes movimientos cabalísticos del Medioevo) el "II Symposio sobre René Guénon", con casi todos los ponentes que ya participaron en el I Symposio celebrado en Barcelona durante el mes de Noviembre anterior. En los preparativos de tal evento se contó también con la colaboración de la librería "Els Arcs" de la misma ciudad. Aunque la asistencia no fué en esta ocasión tan numerosa como en Barcelona, sí hubo una atención concentrada y mucho interés por parte de todos, abriéndose después de las intervenciones animados coloquios que sirvieron para desarrollar y aclarar determinados puntos relacionados con los temas tratados. En cualquier caso quedó patente la importancia del legado guenoniano como eje ordenador para quienes buscan conectar con la Tradición y desean emprender el camino del Conocimiento. 

El primer día el Symposio se abrió con una presentación a cargo de José M. Río, seguida de la ponencia "René Guénon, Simbolismo e Iniciación" de Fernando Trejos, que fué leída por F. Ariza. Al día siguiente intervinieron Antonio Casanovas con "René Guénon como Símbolo y Ser Humano", Francisco Ariza con "René Guénon y la Masonería", y Antonio Guri con "René Guénon, Enseñanza y Conocimiento". El último día lo hicieron Marc García con "René Guénon y la ciencia moderna", José María Gracia con "René Guénon y el Taoísmo", y finalmente José María Dolcet con René Guénon y el Pensamiento Platónico". Incluimos el texto que anunciaba ambos Symposios: 

"Seguramente para muchos de los que lean estas líneas la obra de René Guénon no necesita presentación. Para otros que no la conozcan puede ser la oportunidad de entrar en contacto con una obra extraordinaria. 

El hecho asombroso de una voz que ha restituido a su sentido profundo el alcance metafísico de las tradiciones aún vivas de la humanidad y las nociones fundamentales -y los símbolos- de otras ya desaparecidas, pero que constituyen parte de nuestra herencia cultural, se manifiesta como algo providencial en un siglo XX que, sobre todo en el marco del estado actual de nuestra cultura occidental, aparece como lo más alejado de toda espiritualidad, o de toda intelectualidad, palabras que para Guénon son sinónimas y que hoy son despreciadas por el mal uso que se ha hecho de ellas, al no responder ya a su propio sentido original. 

Nociones como tradición, que es lo contrario de "costumbre"; iniciación, que es el real y efectivo proceso del Conocimiento, del acceso a la verdadera Identidad, es decir la posibilidad de llegar a ser uno con la Realidad, cualquiera que ésta sea según ella misma; símbolo, el código sagrado cuyo origen, como el de la tradición, "se remonta más lejos y más alto" que la humanidad, y que por extensión se aplica a la Creación entera; meta-física, cosmogonía, rito, mito, esoterismo y exoterismo, constituyen para los que las van haciendo suyas, conceptos fundamentales que iluminan su camino, generándolo, al hacerlos partícipes de una corriente ininterrumpida de pensamiento -de Conocimiento en realidad- que se remonta al propio origen humano y a través y más allá de él al Origen de todas las cosas. 

El despojamiento, el punto de vista desinteresado, es decir sin intereses particulares, que como él nos dice es el propio de la metafísica, caracteriza a una obra en la que nada personal empaña la expresión de lo trascendente, lo que posibilita que cada cual encuentre en ella lo que necesita, permitiéndole entrever la idea de una Tradición Unánime, lo que la India conoce como Sanâtana Dharma y en Occidente se ha conocido como Filosofía Perenne, aunque estos últimos términos no traduzcan sino imperfectamente la idea de un conocimiento inmediato y atemporal que constituye su verdadera esencia. 

Tal vez pueda servir asimismo, para aquellos que ya la conocen, o que conocen lo publicado en castellano, para observar o recoger determinadas consideraciones que quizá aclaren algún punto oscuro o difícil de lo vertido en ella, a veces también por la dificultad de un lenguaje o unos conceptos desacostumbrados; en todo caso este Symposio sobre René Guénon quiere ser un homenaje al hombre y a la obra, aunque el primero desaparezca tras la segunda y afirme de sí mismo que su único mérito ha sido en cualquier caso el de exponer unas verdades de orden tradicional en la mejor forma que le ha sido posible; lo cortés no quita lo valiente y no nos importa confesar nuestro amor y nuestro respeto por la figura o la persona de quien como nadie ha expuesto la doctrina sagrada (no el dogma) en este siglo, por lo cual le debemos también nuestro agradecimiento, al habernos permitido conocerla." 

 
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