SYMBOLOS

Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis

LA MAGIA DEL NÚMERO EN LA CÁBALA

MARÍA CORREA


Frontispicio de Aritmología. Athanasius Kircher
Itinerario del Éxtasis o las imágenes de un saber
Universal. Ed. Siruela, Madrid, 2019
La Cábala hace al hombre atento al misterio que lleva en él y que le rodea.
Ha-sod bủ ha-yesod: “el misterio es el fundamento”, afirma el Zohar. El fundamento de todo.
Todo el pensamiento místico judío se basa en este principio. Toda la Cábala es llamada hokmah ha-nistar, “sabiduría de lo oculto”, hokmah ha-'emet, “sabiduría de la verdad”. Estas apelaciones no significan que la Cábala haya descubierto todo lo que está oculto ni que posea toda la verdad. Los “hombres del secreto”, 'anse ha-sod, nos hacen partícipes en sus obras de sus incesantes esfuerzos en “mirar por las ventanas y observar por las celosías”, según la expresión que toman del Cantar de los Cantares, para descubrir un poco del “esplendor”, de la “claridad”, de la “verdad”, ocultas en todo lo existente.1
La magia pertenece al Misterio, es su modo de revelarse aún permaneciendo misterioso. El Misterio es la fuente de todo lo que viene a ser y todo viene al ser en un hacer “mágico”; igualmente, por un gesto mágico todo retorna a este misterioso Origen. Así que toda la manifestación –incluido tú mismo, ahora mismo–, es en esencia misteriosamente mágica, “o sea, que la realidad en la que vivimos es mágica. En ese mismo sentido nuestra actuación en ella también lo es, de modo natural, y la participación del hombre en este proceso es parte integrante del proceso mismo. La vida y nuestra existencia se están haciendo permanentemente y nosotros podemos participar o influir en ella de acuerdo a determinadas pautas, relacionadas con ciertos ritos especiales”.2

Se pueden distinguir en la magia cuatro niveles. Por lo más alto es la Teúrgia:

La magia intelectual-espiritual más alta e inerte y sin embargo actuante.
(…) Es siempre actual, jamás a nadie que participó en alguno de sus ritos se le ocurrió verificar el ‘resultado’ de sus ceremonias. Cuando el chamán enciende el fuego genera vida, en el momento en que derrama agua sobre la tierra ya está lloviendo, el universo se encuentra estrechamente ligado a los hombres, los cuales lo conforman; somos señales en un mundo de señales y el mago es un generador, operando sus ritos ancestrales, renovando el mundo a perpetuidad. (…)
El objetivo último de la Teúrgia es ligar con la cadena interna de unión, con la Iglesia Secreta, que opera y se manifiesta en nosotros y en nuestro entorno, dándonos así el poder de expresar la Ciencia Sagrada.3

El teúrgo, pues, coopera con el Creador, interviene y genera, actualizando las verdades eternas, conectando el tiempo con la eternidad:

…los incantamientos, ejercicios rituales, concentraciones, estudios y meditaciones, y especialmente la oración, deben efectuarse teniendo el ánimo y la inteligencia puestos en las verdades más elevadas, en el Dios supremo e incognoscible, más allá de su propia creación. Esto hará que estas prácticas teúrgicas, que presuponen un conocimiento cosmogónico y metafísico, sean eficaces y adecuadas proporcionalmente a las necesidades cuya satisfacción se invoca.4

El siguiente nivel son “las disciplinas transformadoras que el Renacimiento llamó Magia Natural y que se brindan y renuevan constantemente ante nuestros ojos. La vida misma, que incluye al hombre y sus posibilidades regenerativas, es el arquetipo de esta afirmación. De lo visible a lo invisible, por mediación del ritmo de la Belleza (Tifereth). Se trata de las Artes y Ciencias del mundo intermediario necesarias para la realización intelectual-espiritual”.5 La teúrgia es universal mientras que la magia es individual. La magia es la parte práctica de la ciencia natural.

Lo que el mago hace por medio del arte, eso mismo hizo naturalmente la naturaleza haciendo al hombre.
Hacer magia no es otra cosa que fecundar el mundo.
Quien copule a media noche con Tifereth, obtendrá que toda su generación sea próspera.6

Un tercer nivel de la magia sería el que procura obtener efectos más concretos o temporales con las mismas fórmulas mágicas, encantamientos, conjuros o hechizos de los que los mitos dan buena cuenta; este tipo de actividad mágica busca una involucración de ciertas deidades que pueden jugárnosla, o por el contrario, librarnos de ciertas enfermedades o peligros.

A un nivel raso colocaríamos el urdir supersticioso y ese hacer que trata de burlar la mente con los trucos “de magia”. Este tipo es quizás el único que, paradójicamente, está socialmente legalizado y aceptado hoy en día.

Si nos remontamos a los orígenes ahistóricos, encontramos la magia ligada a la Tradición Perenne revelándose como la actividad primordial que el hombre –como intermediario entre el Cielo y la Tierra– está llamado a realizar, esto es, a actualizar, o conocer el misterio de la perenne unión del espíritu y la materia. Lo que en el plano horizontal, o histórico, ha traspasado los tiempos revistiéndose de diferentes formas de realización, con vehículos que han ido adaptándose a los humanos de las diversas culturas de los tiempos y lugares.

Un trazo histórico de cómo se transmitió el saber mágico tras el diluvio en la rama occidental de la Tradición Primordial nos lo da este texto que, envuelto por un lenguaje simbólico, también evoca y “explica el profundo matrimonio de Hermes con el pueblo judío”:7

Cuando hubo terminado el Diluvio, Noé vivió el tiempo suficiente para ser testigo de la repoblación del mundo por sus hijos Sem, Cam y Jafet. Cada uno fue en una dirección distinta convirtiéndose en progenitores de los diferentes grupos raciales y lingüísticos. Fue Cam quien recogió la tradición de las ciencias antidiluvianas convirtiéndose en el primer “Zoroastro”, el revitalizador de la magia y de la idolatría. Uno de sus descendientes fue el sabio Hermes Trismegisto, segundo de este nombre y contemporáneo de Abraham.8

Grabado con “La montaña de los magos invisibles”
Thomas Vaughan. Lumen de Lumini, 1693

La práctica de la magia requiere de unos conocimientos universales, ya que se trata de un rito que juega con las analogías que se dan entre todas las energías del cosmos, y precisa también de la pureza de las intenciones del mago para que se derramen los efluvios celestes sobre él,

que de este modo puede acceder a las realidades más sutiles y recónditas y a las esferas más altas del intelecto divino, a un punto tal que su propio ser se encuentre identificado en todo tiempo y lugar con las más transparentes emanaciones del cosmos y advierta su unidad y majestad en todas las cosas de una manera natural, pues estas verdades son ya consubstanciales con su ser mismo. En este tipo de identificación con el universo y lo que está más allá de él, juega un papel extraordinariamente eficiente la meditación sobre el Árbol de la Vida Sefirótico, como modelo del universo e instrumento vehicular y revelador (como el Tarot) de las energías intermediarias entre la Deidad más alta y los seres y las cosas manifestadas de forma elemental, o material.9

Y desde la Magia llamamos ahora al número, expresión maravillosa y mágica de la autogeneración de la Unidad:

… el número no es sino una repetición de la unidad; (…) pues la unidad penetra muy simplemente todos los números y, al ser la medida común de todos los números, su fuente, y su origen, los contiene todos en sí, estando juntos únicamente, siendo incapaz de multitud, siempre la misma y sin cambio.10

Ahondando en la relación entre la unidad y los números, escribe Kircher en su obra dedicada a la aritmología:11

Quitada la unidad, no queda ya resto de los números, pero si se suprimen los números, la unidad permanecerá intacta, pues, como origen que es de todos los números, contiene virtualmente en sí a todos ellos, por eso el número, tanto par como impar, tanto máximo como mínimo, está concentrado en esa unidad eminente y fecunda. Así, en la unidad super-inmensa, que es el arquetipo y el concepto fecundísimo de aquel artesano supramundano en el que lo par y lo impar, lo máximo y lo mínimo, según testimonio de Boecio y Cusano, de tal manera coinciden que, sin ninguna división o mutación de sí mismo subsiste como uno en sí de modo inefable…

Así, los números nacen de la fecundidad de la Unidad, funcionando como espejos que, llenos de su virtud oculta, expanden la luz de su misterio generando todo este Cosmos vivo y fértil, creador y destructor de continuo de seres, formas, colores, tiempos, ciclos, etc., y en el que esta Unidad se reconoce a Sí misma por mediación del ser humano:

Severino Boecio dice que todo lo creado por la naturaleza parece formado en los números, pues ese ha sido el principal modelo en el espíritu del Creador, de allí Él derivó la cantidad de elementos, de allí las revoluciones de los tiempos, de allí subsiste el movimiento de los astros, el cambio del cielo, y el estado de los números a través de su relación. Los números tienen, pues, virtudes grandísimas y elevadísimas, y no hay que asombrarse porque posean tan grandes virtudes ocultas y en tan gran número en las cosas naturales, existentes en los números más grandes, ocultos, maravillosos y eficaces, porque son más formales, más perfectos, y se hallan en los cuerpos celestes. Están mezclados con sustancias separadas, y concretan la mezcla más grande y simple con las ideas del espíritu divino, de donde extraen sus propias y más eficaces virtudes. Por ello son muy potentes para obtener los dones de Dios y de los espíritus, al igual que las cualidades elementales son muy potentes para cambiar una cosa elemental en las cosas naturales.12

Maestros que alcanzaron a penetrar los mas profundos misterios que desembocan en lo Inefable bebiendo de la concepción Pitagórica, dejaron constancia de la validez de esta vía tradicional expresada también en la Cábala y así mismo en el Hermetismo, donde se ha recogido el esoterismo de las vías tradicionales manifestadas en el Occidente de los últimos milenios, mientras sus exoterismos zozobraban hacia la literalidad limitando la posibilidad de trascender ese plano. La diferencia entre lo esotérico y lo exotérico se encuentra también expresada en el número en sus aspectos cualitativo y cuantitativo respectivamente; y dado que hace ya lustros que la inmensa mayoría de seres humanos desconoce esta distinción, son muchos los sabios autores que han considerado preciso constatarla:

Themistio, Boecio y Averroas de Babilonia, con Platón, alaban tanto a los números, que creen que sin ellos no se puede ser filósofo. Hablan del número racional y formal, no del material y sensible o vocal, como el de los comerciantes, del que los Pitagóricos, los académicos y Agustín no hacen mención, sólo procuran hablar de la proporción resultante, que denominan el número natural, formal y racional, de donde derivan los grandes misterios, tanto de las cosas naturales como de las divinas y celestes. Por él se llega a descubrir y comprender todas las cosas cognoscibles. Por él se llega más cerca a la profecía natural; y el abate Joaquín no llegó a sus profecías por voz alguna sino a través de los números formales.13

También Pico de la Mirándola, introductor de la Cábala en la filosofía oculta del Renacimiento,14 alaba la virtud de los números en su Discurso sobre la dignidad del hombre en el que tras comentar que el Pitagorismo ya había llegado a su tiempo en desuso –lo cual hace de todos estos sabios del Renacimiento unos revivificadores o reactualizadores de esta posibilidad– dice:

Escribe Platón en el Epinómide que entre todas las artes liberales y ciencias contemplativas la más importante y más cercana a la divinidad es la ciencia de los números. Igualmente al preguntarle ¿por qué el hombre es un animal muy sabio?, responde: “porque sabe contar“. Opinión que recoge también Aristóteles en sus “Problemas”. Escribe Abumasar, que era opinión de Avenzoar de Babilonia, que quien sabía contar lo sabía todo. Pero estas afirmaciones de ningún modo pueden ser verdaderas si por el arte de los números entendieron esta arte en la que ahora los mercaderes son especialmente muy duchos, cosa que también atestigua Platón, advirtiéndonos con palabra clara, que no interpretemos que esta divina aritmética es la aritmética mercantil.15

Agrippa –autor del que en la Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha16 se dice que fue quien más nítidamente expuso la relación entre la Cábala cristiana, la Alquimia y la Magia Natural, con una gran influencia pitagórica y platónica en su concepción del número–, escribe que éstos, al ser más formales y actuales que lo sensible –pues no están restringidos a los límites materiales–, son más aptos para inteligir el misterio de las esencias de las cosas y los seres y sus interrelaciones. Una cualidad a la que “no sólo los filósofos paganos, sino los teólogos hebreos y cristianos han atribuido la virtud y la eficacia, tanto para el bien como para el mal”.17 De este mismo modo, Agrippa atribuye también a las propiedades del número las operaciones mágicas que pueden operarse con la voz y la música; de hecho los números son imprescindibles para toda operación de la magia “pues todo lo que existe y se realiza en las cosas de aquí abajo, a través de virtudes naturales, es hecho y conducido o gobernado con número, peso, medida, armonía, movimiento y luz, y todo lo que vemos en las cosas de aquí abajo, toma su raíz y fundamento de allá”.18

Los números en su aspecto cualitativo, o sagrado, son los mismos órdenes naturales que conforman el Cosmos y por analogía también el microcosmos, o sea el ser humano, la criatura dotada con la posibilidad de reconocerlos en la creación y vivificar en su interior el misterio de toda esa gran Unidad que se revela en todos ellos. Se trata, pues, de “vivenciar por la intuición intelectual la paradójica no dualidad entre las posibilidades de ser y de no ser, es decir, experimentar la Suprema Identidad”.19 Federico González en su obra El Tarot de los Cabalistas se expresa así sobre estos símbolos:

Los números son símbolos universales y sagrados, que nos permiten descubrir el orden en la naturaleza y en nosotros mismos, y establecer múltiples relaciones entre los distintos grados de la existencia, e identidades entre los seres y las cosas, y entre las diversas tradiciones de la Antigüedad, que unánimemente los utilizaron como vehículos para comprender el cosmos.
(…) Ellos no sólo se refieren a cantidades, sino también a cualidades del Ser Universal, que es armónico y numérico en todos sus niveles, tanto en el macrocosmos, como en la naturaleza y en el hombre, pues, según el Evangelio cristiano, “hasta el último de tus cabellos está contado”.
Los números, como medidas o ritmos, no han sido inventados por el hombre, como a veces se cree, sino que ellos se hallan presentes y hasta visibles en toda manifestación, gracias a lo cual son revelados al ser humano.20

Y sigue esta fuente hablando de la identidad del número con las estructuras geométricas y de sus cualidades como símbolos, los que, como la vida misma “no son sólo lógicos, sino que fundamentalmente son mágicos, y de ese modo actúan, al conectarnos con energías invisibles que en su interior se ocultan, permitiéndonos múltiples lecturas de la realidad, y la comprensión de niveles jerarquizados de la conciencia”.21

Más concretamente, de este potencial mágico dice Federico González en otra de sus obras:

Sabemos que los números y sus combinaciones tienen un potencial mágico y que sus nada arbitrarias relaciones activan energías de acuerdo a las propias leyes de la cosmogonía universal. Las culturas arcaicas siempre han reconocido la armonía de los módulos numéricos, basadas en los ciclos y los ritmos y su expresión mágica constante.22

Así, con el conocimiento de estas leyes y las virtudes y el alcance de los misterios que encierran los números y los juegos de sus indefinidas combinaciones, es posible influir en las fuerzas cósmicas de un modo que se dice “mágico”, pues son actuantes en unos niveles que trascienden ampliamente la lógica de lo concreto y material. A la estructura cósmica, pues, “hay que prestar suma atención al igual que a los números puesto que estos últimos ejemplifican las pautas creacionales mediante las cuales se manifiesta el Ser, en la forma sintética de la Unidad para proyectarse así en el mundo, al que de este modo crea”.23

Estos embajadores del misterio de la Unidad se asocian a los dioses por la identidad en las virtudes o atributos que a ambos esencialmente se les atribuye, y también por el valor de las letras de que se compone cada nombre divino. Ambos sistemas están íntimamente relacionados y fueron desarrollados en amplitud por los pitagóricos y especialmente tratado por los cabalistas.

Los pitagóricos junto con Aristóteles y Ptolomeo, afirman que incluso los elementos de las letras encierran ciertos números divinos con los cuales, si los extraemos de los nombres propios de las cosas, y si hacemos una suma, podemos juzgar las cosas secretas y futuras; por lo que llaman a esta forma de adivinar Aritmancia.24

Las operaciones mágicas que se revelan en las asociaciones entre los números y las letras o los nombres a que ellas dan lugar, eran conocidas y se venían utilizando por las culturas arcaicas, algunas de las cuales, a pesar de estar extintas hace milenios, nos dejaron en el legado de sus escritos variadísimas fórmulas mágicas que invocan al número y a los nombres divinos, como es el caso de este texto asirio:

– Número misterioso que nadie posee, que se alza contra el demonio.
– Palabra misteriosa que no sale de la boca y que se manifiesta contra el demonio.
– Que el número de Ea lo detenga.
– ¡Que la palabra misteriosa del dios Nirba lo detenga!
–“Conocemos el número”–, dice frecuentemente el brujo asirio: es el número que Ea enseñó cuando reveló a su hijo Marduk los secretos de la magia.25

Los romanos, árabes, griegos y otras culturas usaron las letras para figurar los números aunque según afirma Agrippa en su escrito Numerología, las letras hebreas se identifican con los números con mayor excelencia que ninguna otra lengua porque, dice, hay enormes misterios ocultos en las letras-números hebraicos:

Cuando sepamos unir los nombres orales y naturales con los números divinos, y templarlos en una misma consonancia, podremos hacer operaciones maravillosas y conocer cosas admirables (…) y esta forma de contar goza de gran reputación entre los Hebreos y los cabalistas.26

Los cabalistas profundizaron en los misterios de estas asociaciones desarrollando toda una ciencia de analogías y correspondencias que se conoce como Gematría. El hecho de que este arte fuera tan utilizado por los hebreos hizo pensar a algunos autores, como Kircher, que los orígenes de esta ciencia estuvieran en la tradición judía y que posteriormente fuera asimilada por muchos otros pueblos. Pues como señala este autor hay paradigmas de ello en el libro del Génesis y en el de los Salmos, entre otros:

(…) A los hebreos siguieron los egipcios de la familia chamita, los primeros que después del diluvio se dedicaron al culto de las ciencias y de las artes, (…) considerados célebres en el mundo entero. A los hebreos y egipcios siguieron los caldeos; después, los sirios, de éstos pasamos a los griegos, para llegar de los griegos a los romanos, quienes asumieron la forma de expresar los números a través de las letras del alfabeto. (…) Sobre los orígenes del arte de la escritura y acerca de las letras del alfabeto hebreo tomadas en lugar de los números encontramos algunos paradigmas en el Génesis y en los Salmos y, sobre todo, se observa la numeración literal en las Lamentaciones (…).27

No todos los pueblos coinciden en la base numérica con la que trabajan. El sistema hebraico, así como el de otros pueblos, es novenario.

En primer lugar, hemos de decir que fue costumbre entre los hebreos y demás pueblos orientales disponer todas las series de números en forma novenaria, como si fueran categorías, de las cuales la primera fue la distribución novenaria de unidades, que incluye a las nueve primeras letras. No solamente usaron este sistema los hebreos, sino que también se sirvieron de él los caldeos, sirios, árabes, coptos, griegos, etíopes y armenios, entre los diversos pueblos.28

Son diversos los vehículos mágicos numéricos revelados al hombre para comunicarse con los mundos superiores. Dentro de la tradición judía, nos fijaremos en los Cuadrados Mágicos, que toman a las letras asociadas con los números y sus combinaciones como base, y luego nos referiremos muy por encima al juego del Tarot, que si bien no se puede fijar con exactitud su origen hebreo, sí se reconoce en él la influencia de la numerología y del Árbol de la Vida sefirótico en su misma composición, además de ser un libro mudo aparecido en el sur de Francia justo cuando la Cábala está eclosionando en ese mismo lugar y momento histórico.

Los Cuadrados Mágicos son unas combinaciones numéricas que aparecen desde hace siglos grafiadas dentro de cuadrados con distinto número de casilleros en las que se inscriben las letras-números hebreas que sirven “tanto (como) instrumentos de conocimiento, como potentes talismanes capaces de ordenar y también de desatar las indefinidas energías y fuerzas que constantemente están articulando el cosmos”.29 Se conocieron también en Egipto, y en casi todas las culturas de la Antigüedad, dispuestos con varios tipos de letras de los abecedarios antiguos, pero su expresión con las letras hebreas ha sido la más utilizada en los últimos milenios, tanto por judíos como por no judíos.

El talismán, como viene definido en el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González Frías, es:

…un pequeño todo (o pantáculo) donde se inscriben unos símbolos burilados con propósitos ocultos y teúrgicos.
Su fabricación se efectúa de acuerdo a determinadas fechas astronómicas-astrológicas, de tiempo y lugar, efectuando los ritos correspondientes.
2. Emisor de energías tan fuertes como actuantes. Protector contra determinados males, peste y enfermedades, antídoto de la soltería o más seriamente para entregarse a la concepción mágico-teúrgica de las cosas.
Es también un gesto coagulado, como todos los pantáculos y amuletos.30

Ahora nos vamos a extender en el estudio de estos potentes talismanes, tomando como base principalmente los escritos de Kircher y Agrippa sobre el tema, dos sabios del Renacimiento que conocieron la tradición esotérica judía.

Algunos autores piensan que los hebreos tomaron estos Cuadrados de los egipcios o de los caldeos y otros dicen que todos los pueblos de la Antigüedad eran conocedores de dichas fórmulas mágicas, lo que es muy probable ya que también se sabe de su uso en tradiciones tan distantes como el Taoísmo.31 Cada uno de ellos está asociado al poder de un dios y en la Cábala se han relacionado con cada una de las sefiroth de construcción, de modo que coincide el número raíz que signa a cada Cuadrado con la esfera del Árbol Sefirótico que lleva ese mismo número; así el cuadrado de raíz 3, llamado también sello o tabla de Saturno, se asocia a la tercera sefirah, Binah, la Inteligencia; el de raíz 4, de Júpiter, a Hesed, la Misericordia; el de 5, o tabla de Marte, a Gueburah, sefirah del Rigor o Din, Juicio; el cuadrado del Sol o Apolo, se vincula a Tifereth, la Belleza y su raíz es 6; el sello de Venus, de raíz 7 a Netsah, la Victoria; el de 8 o de Mercurio a la sefirah Hod; y finalmente el de raíz 9 o sello de la Luna a la novena sefirah, Yesod, el Fundamento divino.

Kircher, refiriéndose a los Cuadrados Mágicos, dice que los antiguos filósofos de Oriente, esto es los árabes, caldeos y los hebreos, advirtieron que hay cierta disposición de los números que despiertan los genios que hay en ellos.

Se llamaban sellos de los dioses, o lo que es lo mismo, alcázar de las siete estrellas errantes, por el hecho de que bajo ellas, según una determinada presunción de dominio, estaba la administración de todas las cosas. Consideraban que esto no se podía llevar a cabo sin que hicieran valer una fuerza misteriosa para atraer a dichos genios.32

En este sentido, en su exposición sobre los Cuadrados Mágicos, Agrippa nos da una relación de las inteligencias que gobiernan en cada tabla, como seguidamente veremos. Sobre sus virtudes mágicas unificadoras y la procedencia de sus misterios, este autor se expresa así:

Los magos nos proporcionan en sus obras ciertas tablas de los números, distribuidas en los siete planetas, denominadas Tablas sagradas de los Planetas, dotadas de muchas y grandes virtudes de las cosas celestes, en la medida en que representan esa razón o forma divina de los números celestes, por las ideas del pensamiento divino, por la razón del alma del mundo, y por la dulcísima armonía y acorde de los rayos celestes, según la proporción de las efigies que significan el concierto de las inteligencias superiores, y que no pueden ser representadas de ningún otro modo que por las figuras de los números y los caracteres. Los números materiales y las figuras nada pueden en los misterios de las cosas ocultas si no se representan con números y figuras formales, en tanto sean gobernados y animados por las inteligencias y numeraciones divinas que unen los extremos de la materia y el espíritu a la voluntad de un alma elevada por una gran intención, actuando mediante una virtud celeste, recibiendo el poder de Dios por el alma del mundo y las observaciones de las constelaciones celestes sobre la materia aplicada a la forma conveniente, disponiendo los medios mediante la industria y la ciencia de la magia.33

Y de nuevo Kircher, rememorando el uso que de ellos hacían los egipcios constata que:

Es cierto que los egipcios, al menos ciertos filósofos, tenían unos números arcanos dedicados a los siete dioses principales. (…) De ellos habla así Abenuaschia, al tratar del culto de los egipcios:
Recordaron los filósofos egipcios por qué estos números tenían entre ellos tanta veneración, porque (se) consagraban a sus siete dioses; a saber, Saturno, Júpiter, Raphan o Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna. A Saturno le dedicaban estos números: 3, 9, 15, 45. A Júpiter: 4, 16, 34, 136. A Marte: 5, 25, 65, 325. Al Sol: 6, 36, 111, 666. A Venus: 7, 49, 175, 1225. A Mercurio: 8, 64, 260, 2080. Finalmente a la Luna le dedicaban: 9, 81, 369, 3321. Tenemos los números que llevan en sí el misterio. (…) Pitágoras llegó a decir que todo lo relativo a estos números se podía demostrar teniendo en cuenta simplemente las leyes de la naturaleza.34

Más adelante veremos la procedencia de estos números asignados a cada Cuadrado Mágico El texto de Kircher continúa diciendo que esos ascetas o filósofos, discípulos de Pitágoras, observaron que los Cuadrados Mágicos explicaban la razón de todas las cosas en un mundo séptuplo. Y al describir las revelaciones derivadas de estos siete cuadrados –o esenciales– hace referencia primero a lo que se revela en los dos que los anteceden, el del 1 y el del 2. De la unidad y de su cuadrado expresa cómo ésta permanece en sí misma y se restituye a su unidad tanto en la división como en su cuadrado y su cubo, aunque dice que no por ello es infecunda, sino que es la madre y principio de todos los números, “constituyendo también la unidad, la esencia y naturaleza inmortal de Dios, exenta de toda diversidad y alteración, se reconoce en todas sus partes, solamente existe en la diversidad para conseguir la unidad del número. Puesto que todo comenzó de una suprema y arquitectónica Mónada (unidad) del mundo”.35 También es significativo que en el cuadrado producido por la fuerza del 2 no se da la posibilidad combinatoria que se cumple en los siete esenciales, pues hay una desigualdad en la suma de sus diagonales; el 2 es el primer número nacido de la unidad, y se identifica con la Sabiduría divina, espejo supremo del Uno. En su escrito sigue explicando Kircher que el Par, el 2, “se asimila a la materia imperfecta (lo que quizá sería mejor traducir por caótica), sumergida en el abismo de la Mónada poderosa”.36 Todas las tradiciones coinciden en que la expansión Universal se inicia con el número 3, asociado a la diosa Inteligencia y es, así mismo, con la potencia de este número que comienza la serie de los siete Cuadrados Mágicos:

Con el primer trazo geométrico, el del punto que al contemplarse a sí mismo genera una recta, se simboliza la emanación de la primera idea, llamada diosa Sabiduría, de la que se dice que estaba con Dios antes de la creación del mundo, y que por su intermedio el universo fue creado. Ella, denominada también Pensamiento, es la que lo “inventa” y “diseña”. Mas la Sabiduría no se reconocería a sí misma si no fuera por la diosa Inteligencia.37

Una característica de los Cuadrados Mágicos es que el orden en que se disponen los números en los casilleros que conforman cada uno de ellos es tal que las sumas de las series de los números en cualquier dirección que se tome, horizontal, vertical o diagonal, siempre dan el mismo resultado. Algo asombroso y muy bello hay en estas expresiones mágicas, que además, al estar figuradas por letras se abren a los misterios de éstas y de los nombres, misterios que se dan no sólo en el número raíz y en su cuadrado o en las combinaciones de las sumas parciales, sino que “la suma de todos ellos representaba también un misterio. Se llamaban sellos o misterios de los dioses, como decían, inmortales, por el hecho de que bajo ellos se encontraba de forma maravillosa su dominio y potestad sobre todas las cosas”.38 Por otro lado estas 7 tablas están conformadas desde el 1 hasta el número del cuadrado de la raíz de cada una.

Kircher nos muestra más de una manera de realizar la construcción formal de los Cuadrados Mágicos para que se cumpla la combinatoria de las igualdades señaladas aquí arriba. Una de ellas parte de un orden correlativo de los números en un rombo, (una forma cruciforme que participa del movimiento generador del cuaternario) y aplicando un desplazamiento de los mismos números en movimientos simétricos, lógicos y arbitrarios quedan reorganizados en unos cuadrados –figura de la estabilidad– cuya combinatoria cumple con las reglas de igualdad de las series antedichas. Ese nuevo orden resultante dentro del cuadrado es una misteriosa disposición de los números que revela un equilibrio que atrae, reactiva y fija las potencias de cada una de las deidades planetarias. Cabe señalar que estos desplazamientos de los números para quedar fijados en los Cuadrados, en los de raíces pares, se ajustan todos a unas mismas reglas y los de raíz impar a otras. Ésta es una importante diferenciación cualitativa de los números señalada por muchos autores que llaman a los primeros femeninos y a los segundos masculinos, advirtiendo que la unidad queda fuera de esta división pues es el origen de todos ellos y en sí misma no es ni par ni impar. De la figura cuadrada en la que se inscriben los Cuadrados Mágicos señalar que:

En las civilizaciones tradicionales esta figura era sagrada –como su complementaria el círculo– por ser un símbolo transmisor y receptor de las energías-fuerza de lo desconocido, a las que manifiesta, siendo el depositario de una carga mágica poderosa, susceptible de ser transformada y utilizada para diversos fines rituales y cosmológicos.39

Para la confección de los Cuadrados Mágicos sobre una materia determinada es preciso, según lo mencionado por Agrippa, tener en cuenta además de las energías del material en que se van a construir, la hora, día y mes más apropiados para atraer hacia la materia la influencia y relaciones del planeta que gobierna en cada una de estas tablas, pues todo ello puede propiciar más intensamente el aumento o disminución de las energías que se invocan. Es decir, que en la ejecución de estos Cuadrados es conveniente observar y complementar las ciencias de la tierra con las de los cielos, la Alquimia y la Astrología. Agrippa dice también que se deben tener siempre en cuenta los movimientos de Mercurio “en toda práctica mágica, puesto que es el mensajero de los dioses de arriba y de abajo. Cuando concurre con los buenos, aumenta la bondad, y cuando lo hace con los malos influye sobre su maldad”.40

Hay en cada uno de los Cuadrados Mágicos una Inteligencia y un Daimón extraídos de los nombres divinos que se forman con los números de cada uno de ellos; según Agrippa una es para el bien y el otro para el mal, y dice igualmente que de los mismos números se extrae una firma o rúbrica del dios y sus espíritus. Este autor nos ha dejado relación de todo ello en el volumen que dedica a la Magia Celeste.

CUADRADO DE SATURNO

      

“El primer cuadrado, de 9, corresponde a Saturno, a quien consideraban la mente de todo el universo y así le querían representar”.41 En relación a esto recordaremos que en el Crátilo de Platón, Sócrates menciona que Cronos, Saturno para los romanos, es lo más puro y sin mezcla de la mente.

Este sello cuya raíz es 3 está compuesto por los primeros 9 números, los que son una síntesis de todo lo numerable (ya que todo número, al sumar sus componentes, es reducible a uno de esos primeros nueve), y por tanto de los arquetipos o las ideas de todo lo manifestado. Está dedicado a Saturno, asociado a la sefirah Binah, la Inteligencia divina.

Las sumas de las series horizontales y verticales aquí dan 15, así como las diagonales, y el total de la suma de todos los números de las nueve casillas que contiene es 45. Estos dos números más el 3 y 9 ya comentados son los consagrados a Saturno y contienen su misterio. Los nombres divinos que les responden nos los muestra Agrippa en la siguiente tabla:42

Iah, (יה), de valor 15=10+5, puesto que la iod vale 10 y la he vale 5, es uno de los nombres sagrados que responde a Saturno, tal como figura en la tabla y, así mismo, es uno de los nombres de Dios inscrito en el Tetragrammaton (יהוה), Nombre Divino impronunciable. Por ello en muchos escritos cabalísticos el 15 de Iah se diferencia del 15 referido a un orden numérico, en cuyo caso se escribe con las letras teth y vav, טו, de valor 9 y 6 respectivamente, con lo cual se destaca el carácter muy sagrado de las letras-números del Tetragramatón.

Siguiendo con el sagrado nombre Iah (יה), decir que según el Zohar, en el modelo del Árbol de la Vida, el vértice de la Iod (י) del Tetragramatón (יהוה) representa el punto afirmado del Infinito insondable que es Kether y de ahí extrae su realidad y se prolonga para conformar a Hokhmah, la Sabiduría divina, el Padre, que fecunda a la primera ה del Nombre inefable (יהוה), la ה suprema, Madre o principio femenino del Ser cuyo nombre es Binah. Esto nos lleva de nuevo a la asociación de Iah (יה) con la sefirah Binah y por tanto con el dios Saturno o Cronos, al que está consagrada esta tabla.

Kircher, al referirse a este Cuadrado en concreto, denuncia el uso inapropiado del nombre Iah (יה); de hecho, este tipo de censura al uso indigno de los amuletos o símbolos sagrados, es abundante en su obra:

Portando este sello, si querían obtener algo de Dios, prestaban juramento a través del gran nombre de Dios Iah, e inefablemente serían oídos sobre sus peticiones. Hay que lamentar que una disposición tan ingeniosa, basada en los misterios aritméticos, esté ensombrecida por tantas bagatelas, tantas absurdas supersticiones y vanas observancias.43

Por eso hay que tener siempre un gran respeto cuando uno medita y busca identificarse con las ideas-fuerza contenidas en este Cuadrado Mágico.

Si las energías negativas de Saturno son ciertamente pesadas y hasta aniquiladoras, su aspecto benéfico es el más alto (…) La experiencia y la inteligencia son algunos de sus atributos, a los que debemos relacionar con la ancianidad, e inclusive con la Antigüedad. Su paso es lento y pausado, madura y estable su energía, para todos aquellos que pueden aprovechar sin temer sus emanaciones.44

El metal con el que la Alquimia asocia a este dios es el plomo. Así, cuando se graba este Cuadrado sobre dicho metal se potencian sus virtudes o infortunios:
Se dice que esa tabla grabada sobre una lámina de plomo, que representaba a Saturno afortunado, ayuda en el parto, torna al hombre más seguro y potente, y hace que logre sus demandas en las cortes de príncipes y poderosos; pero si esa tabla está dedicada a Saturno infortunado, es contraria a los edificios, a las plantaciones y cosas semejantes; hace decaer al hombre en honores y dignidades, crea querellas y discordia.45

Esta cualidad de Saturno afortunado como asistente al parto fue pasando de madres a hijas por siglos “y formaba parte del saber hacer ordinario de las matronas”,46 lo que propició la confección de su sello.

Disfrutando de una gran popularidad durante siglos, los amuletos (gemi'ot) fueron sin duda el objeto más utilizado para protegerse de todos los males que podrían ocurrir. Había múltiples tipos, su forma y su factura dependían de la función precisa que se les asignaba. (…) Muchos amuletos llevaban inscripciones, por ejemplo, nombres sagrados o versículos bíblicos que se referían al embarazo, al parto o al cuidado de los recién nacidos y a los niños. También presentes en amuletos u otros objetos, algunos cuadrados mágicos tenían el poder de aliviar el dolor del parto o preservar enfermedades. Así, durante toda la Edad Media, el más simple de ellos, que consta de nueve casillas cuya suma de los números inscritos en el interior es igual a 15 en todos los sentidos, pasaba para facilitar el parto.47

Hay varias maneras de disponer el orden de las series dentro del cuadrado de Saturno, e “igualmente los alquimistas asociaban cuatro formas de construir numéricamente este cuadrado, con los cuatro elementos, y lo vinculaban con los tres principios esenciales (ya que tiene tres columnas), que en una continuada danza producen la ilusión de la materia”.48

TABLA DE JÚPITER
      
Se corresponde este sello con Hesed, la sefirah 4 del Árbol de la Vida. Los números 4, 16, 34 y 136 son los que guardan los misterios de Júpiter y según el método ya observado “los números divinos la presiden con una inteligencia para el bien y un demonio para el mal”.49

Respecto al 4 y su asociación a Júpiter:
… el número cuatro es fuente y clave de toda la divinidad. Los pitagóricos lo llaman fuente perpetua de la naturaleza.
Los hebreos recibieron el nombre de Dios escrito en cuatro letras (יהוה). Así lo escriben los egipcios, los árabes, los persas, los magos, los mahometanos, los griegos, los turcos, los latinos, a saber, de esta manera: Theut, Alla, Sire, Orfi, Abgdi, Ezos, Esar, Deus. Por ello los lacedemonios pintaban a su Júpiter supremo con cuatro orejas.50
CUADRADO DE MARTE

Este cuadrado nace de la raíz 5 y a su vez se asocia a la sefirah 5 del Árbol sefirótico, Gueburah, Rigor o Din, Juicio. A Marte se le dedican los números: 5, 25, 65, 325.

La tercera tabla pertenece a Marte; está compuesta por un cuadrado de cinco columnas; contiene cinco números; en los costados de cada línea y en cada diagonal hay un cinco que forman el número sesenta y cinco, y todos los números contados juntos forman trescientos veinticinco. (…) Esa tabla grabada sobre una lámina de hierro, o sobre una espada, que representa a Marte afortunado, torna potente al hombre en la guerra, sabio en sus juicios, afortunado en sus demandas, terrible para sus adversarios, y acuerda victoria sobre sus enemigos; y grabada sobre cornalina, detiene la sangre y las menstruaciones; pero si se la graba sobre una lámina de cobre rojo, que representa a Marte infortunado, impide la edificación, hace decaer dignidades y honores, y perder las riquezas; causa discordia, procesos y odios, y antipatías de hombres y bestias; hace huir a las moscas, las palomas y los peces; impide girar a los molinos, torna desdichadas las cacerías y batallas; vuelve estériles a los hombres y mujeres, y a todos los animales; aterroriza a los adversarios y los obliga a guardar respeto.51
CUADRADO DEL SOL

6, 36, 111 y 666 son los números que llevan el misterio del Sol.52 Este sello de raíz 6 está compuesto por los primeros 36 números, sus series suman siempre 111, “es decir, de tres unidades, como arquetipos, genios y el máximo sideral; y la suma de todos da 666, que constituyen el último complemento de la triple composición de los mundos”.53

Del 666, número enigmático relacionado con el fin del ciclo según el Apocalipsis de San Juan, escribe Kircher:
A los números isósefos del anticristo, que se contiene en la cifra 666, recurrieron, deduciendo el número de varios nombres, los escritores de la Iglesia primitiva y de los siglos siguientes, como Ireneo, Aretas, Capadocio, Primasio, Ticinio y Ruperto Abad. Sin embargo, es muy poco lo que aquí podemos aportar para el pleno esclarecimiento de este asunto, ya que este número no solamente se puede aplicar al impío anticristo, sino que también puede corresponder a los más sagrados y divinos nombres; es más, pueden aportarse nombres sacratísimos que contienen en sí dicho número.54

Sobre una moneda acuñada con esta tabla del Sol en una cara y en la otra su Genio, explica este mismo autor:

Este sello del sol tiene los mismos números que vimos en el cuadrado precedente del senario. (…) El cuadrado inscrito en el círculo tiene en el lado derecho este nombre Nachiel, con el que se designa al ángel del resplandor o Genio Solar, pudiendo también significar la inteligencia de Febo; estaban erróneamente persuadidos de que, mediante el amuleto puesto, podían conseguir el cumplimiento de los votos. En el otro lado están las palabras hebreas (ףוח אלח), esto es, sunt illiae, o sea, las letras numerales que contienen los misterios del Genio Solar. En la parte frontal hay dos cetros en forma de aspa y dentro de una cadena, con lo que se hace referencia al carácter mágico del Genio Solar y al doble dominio supremo sobre la administración celeste y elemental, mientras que las cadenas del sol hacen referencia a las cosas complicadas. La base contiene la significación mágica del signo en cuya exaltación fue acuñada la moneda, para obtener la fuerte influencia del Genio Solar. La elaboración de la moneda con este artificio, o mejor con esta supersticiosa ceremonia, se ajusta a las normas de los magos.55

En la figura del sol y en su sello, que debe ir esculpido en el dorso, está el gran secreto, que se llama Creador, Luz, Perfecto, Potente, Glorioso, Vida, Virtud, Resplandor, Grande y Refulgente por su virtud. Los ángeles del sol son Anael y Rafael; los efectos que produce en las gestantes son graciosos y cargados de vanidad, que conscientemente omito para no producir escándalo en los curiosos. En esta moneda solamente consta el nombre del ángel Nagiel56 aunque en la parte posterior se añada el nombre del ángel lophiel,57 estos dos nombres de ángeles son sinónimos y se suelen utilizar indistintamente. Nagiel significa el esplendor de los genios y lophiel, la hermosura de los genios: otros le llaman Rafael por presidir la virtud medicinal del sol, otros le llaman Schemschiel.58
TABLA DE VENUS


Esta tabla de raíz 7 está en correspondencia con la séptima sefirah, Netsah, la Victoria. Los números dedicados a Venus son el 7, 49, 175 y 1225. Y son los que resultan de lo dicho anteriormente en las tablas ya referidas.

Dice Agrippa que el 7 tiene una grandísima virtud tanto para el bien como para el mal y “mucha eficacia y virtud tanto en las ceremonias y cosas santas como en las naturales y demás”.59

CUADRADO DE MERCURIO

Los números del misterio de Mercurio son: 8, 64, 260, 2080.


El número ocho es el reflejo del cuatro, y el ocho es IHVH ADNI. Y la suma de los primeros ocho números es 36; 1+2+3+4+5+6+7+8 = 36, el número de los decanatos, o divisiones de diez grados del círculo Zodiacal. Y 5+6+7+8 = 26, el número de IHVH. Por lo tanto, los treinta y seis representan la suma de las cuatro letras del Tetragrammatón, más los diez Sephiroth (1+2+3+4 = 10)...60

Además:

Este número concuerda también con la eternidad y la consumación del mundo, porque sigue al septenario que simboliza al tiempo. Por ello, todavía se le llama número de bienaventuranza, pues Cristo nos enseña, en Mateo, que hay 8 grados de bienaventuranza. También se le llama número de salud y conservación…61

Esta tabla se corresponde con Hod, la Gloria divina, la octava sefirah.

CUADRADO DE LA LUNA


Finalmente el séptimo de los sellos es el de la Luna, al que corresponden los números 9, 81, 369 y 3321. Números todos que, mediante la suma de sus componentes, se reducen nuevamente al 9, raíz de este Cuadrado. Se asocia a la sefirah Yesod, la número 9. Veamos la necesidad de invocar el poder de esta deidad que gobierna la esfera de la Luna:

Pese al proceso de desacralización del mundo moderno la fuerza del mito sigue presente, prueba de ello son los diferentes folklores, leyendas y cuentos que perviven en el alma popular, y que conservan la huella de los mitos y símbolos sagrados e iniciáticos, si bien es cierto que con frecuencia éstos aparecen degradados y con fuertes dosis de superstición. Empero, también es verdad, que si no fuera por esa supervivencia, nos sería prácticamente imposible tener conocimiento alguno de muchos de esos mitos y símbolos, pues se hubieran perdido para siempre. En el simbolismo astrológico esta memoria se vincula a la esfera de la Luna –y a la sefirah Yesod–, que en la estructura sutil del cosmos cumple una función conservadora y receptora donde están “depositados”, en estado latente y potencial, los “gérmenes” sutiles del ser individual. Una vez despertadas las posibilidades superiores contenidas en esos gérmenes seguirán un desarrollo gradual y ordenado cuya plenitud coincidirá con el nacimiento de un hombre nuevo y completamente regenerado, lo que equivale al renacimiento espiritual.62

Según escribe Agrippa, este Cuadrado “si está grabado sobre plata con una Luna afortunada, hace que quien la lleve sea gracioso, amable, dulce, alegre y honrado, (…) si esa tabla se graba sobre una lámina de plomo con una Luna infortunada, en cualquier lugar que se la entierre, lo torna sujeto al infortunio, y a todos los que allí habitan y conversan…”.63

Acabamos esta exposición de los Cuadrados Mágicos advertidos por Kircher sobre un tema “traído por el enemigo del género humano” que es el de la tergiversación de estos símbolos sagrados y su caída en la superstición:

De tal manera está distribuido el ingenio humano, que si capta algún efecto extraño de las cosas, ya sea en las matemáticas o en las ciencias naturales, cuya causa ignora, surge inmediatamente la admiración, desconozco si se trata o no de algo divino; los griegos lo llaman “lo divino”, que está latente dentro de los hombres y que ellos piensan en su eficacia para obrar. Esto sucede en otras cosas, pero sobre todo en las maravillosas propiedades de los números (…) Sucedió que lo que en si era puro y sincero, tenía razones apodícticas y correctamente fundadas para la aritmética y la geometría, fue aplicado a impías supersticiones. Se atribuyó a los números y de igual manera a sus signos una eficiencia natural, cuya experiencia puede comprobarse en la opinión de todos los filósofos, pero el enemigo del género humano, mezclándose en las operaciones de los números, no dudó en esconder estos maravillosos efectos con el velo sutil de la superstición, y de tal manera los colocó que se podían llevar en los amuletos y collares, y una vez unidos los vocablos (…), se podían consagrar impíamente a los siete Genios Planetarios del mundo, con el único fin de enredarlos en su fanático comercio…64

Otro gran vehículo de Sabiduría altamente relacionado con la magia y el número es el juego del Tarot o Libro de Thot,65 un soporte vivo que nos permite acudir a consultar o pedir consejo directamente a los dioses en situaciones de necesidad o confusión. Es, como se ha dicho más arriba un “instrumento vehicular y revelador de las energías intermediarias entre la Deidad más alta y los seres y las cosas manifestadas de forma elemental, o material”66 que ofrece la posibilidad de percibir, o descubrir, las revoluciones y energías que se están expresando en nuestro interior y en el entorno, de manera que “no podríamos haberlas supuesto sino por su intermedio. En este sentido es también un libro mágico, en cuanto posee en potencia el poder transformador que permitirá a nuestros conceptos e imágenes mentales el ir sublimando su contenido, ampliando así el campo de la conciencia”.67

En este oráculo se conjugan las simbólicas de las imágenes y sus colores con la de los números o letras del alfabeto hebreo y el Árbol de la Vida de la Cábala y “no sólo puede ser utilizado como instrumento de predicción, agregándole un interés existencial y vivo al que juegue con él a distintos niveles, sino que además se presenta como una síntesis de la doctrina y enseñanzas de la Tradición Hermética, la Cábala Cristiana, la Alquimia y la Tradición Unánime y Filosofía Perenne en sus aspectos cosmogónicos, teúrgicos e iniciáticos, es decir, la Gnosis Universal”.68

Se dice que tuvo un gran auge durante la alta Edad Media y principios del Renacimiento, que sus orígenes son difícilmente rastreables, aunque algunos creen que se remontan al antiguo Egipto; de hecho se puede comprobar que algunos de los sentidos que aquella cultura daba a ciertos números, coinciden con la simbólica del naipe signado con el mismo número. Otros afirman que el formato que nos ha llegado surge a finales de la Edad Media, en la zona del sur de Francia en la que estaba teniendo nacimiento la llamada Cábala histórica; y aún otras versiones sitúan su origen en el s. XV, con influencias de la iconografía cretense que perduró hasta el s. XVII, y s. XVIII donde se reelaboró en Marsella con las imágenes que actualmente siguen en uso.


1.El Mago
Naipe del Tarot de Marsella

La enorme carga mágica de este juego se visualiza ya en el primer naipe, la carta de “El Mago” que “simboliza al Hombre Verdadero cuya misión es lograr la unión del espíritu y la materia”.69 Naipe signado por la unidad que es la que le otorga su sentido más elevado ya “que indica el motor inmóvil, el Principio de todas las cosas”.70

Los 22 Arcanos Mayores están en correspondencia con las 22 letras del alfabeto sagrado hebreo y a su vez con las 10 sefiroth del Árbol de la Vida de la Cábala, “modelo arquetípico de las energías que conforman de continuo al Cosmos”.71

Por ejemplo, los primeros 10 Arcanos Mayores se colocan haciendo corresponder su número con el de cada sefirah; así el Mago, carta 1, se corresponde con Kether y las demás siguen correlativamente en su viaje descendente. “Las numeradas del 11 a 20 emprenderán su recorrido inverso y ascendente de modo que la número 11, La Fuerza, se coloca también en Malkhuth, esfera número 10”72 y sucesivamente siguen las demás el ascenso de modo correlativo. “Finalmente, la carta 21, El Mundo, y la sin número, El Loco, se colocan por encima de Kether en la región denominada Ain, el Sin Fin.73

Pero también hay correspondencias de los 40 Arcanos Menores y de las 16 Cartas de la Corte con el Árbol Sefirótico, con sus esferas, mundos y planos, de manera que todos estos arcanos son otra forma de revelar la estructura del Cosmos, su orden, a través de los números que se transforman en imágenes, todo lo cual y dada su amplitud dejaremos sólo apuntado, esperando poder desarrollar estos temas en otra oportunidad.

Solamente quisiéramos agregar que:

… este Libro de Thoth o Tarot posee una estructura análoga a la del Universo, y por lo tanto se supone puede reflejar el Todo por las necesarias correspondencias que unen al símbolo con lo que éste en última instancia simboliza y que cada una de estas láminas manifiesta a su modo.
De allí la importancia otorgada a este juego y el necesario respeto y la actitud ritual con que se debe acercar a él quien principia a conocerlo.74

Y vamos dando ya fin a este trabajo con un conjuro o invocación mágica ancestral donde se conjuga una interesante combinación de nombres, números y letras:

Y la anciana Sarahil declamó:
Y por el gran nombre, el Inefable, nombre que no se enuncia, y su poder, te invoco y te adjuro, oh, Suerte, te imploro y te conjuro, oh, Suerte.
Y por el Sabaoth, que mora en el Thor, y su sublimidad;
Y por aquel cuya voz es el rayo y cuyo vestido es la luz;
Y por el nombre, cuyo poder es tal que el propietario de ese nombre es el esclavo sumiso, sumiso, yo te conjuro, oh, Suerte;
Y por la palabra y sus prodigios; y por el verbo increado, el mago único, el irresistible, el irresistible, yo te conjuro, oh, Suerte;
Y por el número siete; y por los siete nombres con que se le designa; el hermoso, el antiguo, el Uno, el Dador, el Peligroso, el primero y el último;
Y por las siete palabras divinas y las siete palabras humanas, los siete días divinos y los siete miembros humanos, las siete danzas de la…(se ha perdido lo que sigue)
Y por los siete cielos, los siete planetas, las siete Pléyades, las siete constelaciones;
Y por las siete revoluciones, los siete astros giratorios y los siete astros danzantes, yo te conjuro, oh, Suerte;
Y por el nombre supremo inscrito en el corazón de la Luna;
Y por la fórmula siria, la más terrible de las fórmulas;
Y por los secretos y virtud de la letra Kaf...75

¡Por el Verbo increado, el Mago único! Que la concepción del Número y su Magia ayude y guíe al infatigable aprendiz de teúrgo a descifrar los secretos de este gran rompecabezas universal, pudiendo “… concebir al Cosmos como enteramente significativo, vibrante; un organismo que late, respira, y que sobre todo insinúa la tan enigmática presencia del Silencio insondable“,76 el 0 metafísico.

“[El hombre] entonces comprenderá que todo es misterio, que la vida en él y en torno a él es un misterio, y que este misterio se prolonga en el misterio de Dios, la Vida de la vida, de donde procede toda vida y a donde regresa: verdaderamente todo es un misterio que sobrepasa el pensamiento humano.77
NOTAS
1 Alexander Safran. Sabiduría de la Cábala. Ed. Riopiedras, Barcelona, 1998.
2 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, “Magia”. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003. Integramente en versión online: Introducción a la Ciencia Sagrada.
3 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Teúrgia”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. Integramente en versión online: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.
4 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, “Magia”. op, cit.
5 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Magia”, op. cit.
6 Pico de la Mirándola. Conclusiones Mágicas, citado en la Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, “Magia”. ibid.
7 Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala II. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.
8 Kircher citado por Godwin, mencionado en Presencia Viva de la Cábala II, ibid.
9 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, “Magia”. ibid.
10 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”. Ediciones RG, Gijón, 2017.
11 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”. Ed. Breogan, Madrid, 1984. De este manual se dice en Presencia Viva de la Cábala II, ibid.: “En efecto, este pequeño manual ritualiza una vez más la Tradición Hermética, el neoplatonismo y la Cábala gnóstica, judía y cristiana, o judeocristiana si se ha de considerar su nacimiento en las juderías y aljamas del sur de Francia y España en el medioevo y que se prolonga en Safed y los judíos Askenazi…”.
12 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
13 Ibid.
14 Según se dice en Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, ibid.
15 Pico de la Mirándola. Discurso sobre la dignidad del hombre. Ed. PPU, S. A., Barcelona, 2002.
16 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, ibid.
17 Enrique Cornelio Agrippa. Numerología Oculta. Ed. Obelisco, 1996.
18 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
19 Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala I. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2006.
20 Federico González. El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico. Mtm editores, Barcelona, 2008.
21 Ibid.
22 Federico Gonzalez. El Simbolismo Precolombino. Cosmovisión de las culturas arcaicas. Editorial Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016. Ver íntegramente en versión online: El Simbolismo Precolombino
23 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Mar de Bronce”, ibid.
24 Enrique Cornelio Agrippa. Numerología Oculta, op. cit.
25 Texto de origen Asirio, del año DCCXI antes de J. C.; I. Dr. J.-C. Mardrus, La Reina de Saba, mencionado en: Maurice Bouisson. La Magia. Ed. Luis de Caralt, Barcelona, 1962.
26 Enrique Cornelio Agrippa. Numerología Oculta, ibid.
27 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, op. cit.
28 Ibid.
29 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cuadrados Mágicos”, ibid.
30 Entrada “Talismán”, ibid.
31 Como se puede leer en este artículo de Adrian Snodgrass: La Residencia de la Luz y el Diagrama del Número Lo-Shu. Ver online en la web antologiaesotérica.com: Texto
32 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
33 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
34 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
35 Ibid.
36 Ibid.
37 Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala I, op. cit.
38 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
39 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cuadrados Mágicos”, ibid.
40 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
41 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
42 Todas las Tablas y los Nombres que se muestran para cada Sello se han extraído del libro de Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
43 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
44 Federico González. El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico, ibid.
45 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
46 Magie. Anges et démons dans la tradition juive. Musee d´art et d´historie du Judaisme, 2015.
47 Ibid.
48 Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Cuadrados Mágicos”, ibid.
49 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
50 Ibid.
51 Ibid.
52 Ibid.
53 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
54 Ibid.
55 Ibid. También la imagen pertenece a esta fuente.
56 Nachiel o Nagiel es la Inteligencia del Sol según Agrippa en Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
57 lophiel en Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid., es el nombre de la inteligencia de Júpiter.
58 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
59 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
60 Knorr de Rosenroth. Cábala Denudata. Versión en la web academia.edu
61 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
62 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, ibid.
63 Enrique Cornelio Agrippa. Filosofía Oculta II, “La Magia Celeste”, ibid.
64 Kircher. Aritmología, “Historia real y esotérica de los números”, ibid.
65 La información que sigue ha sido prácticamente toda extraída de la obra de Federico González. El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico, ibid.
66 Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha, ibid.
67 Federico González. El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico, ibid.
68 Ibid.
69 Ibid.
70 Ibid.
71 Ibid.
72 Ibid.
73 Ibid.
74 Ibid.
75 I. Dr. J.-C. Mardrus. La Reina de Saba, mencionado en: Maurice Bouisson. La Magia, op. cit.
76 Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala II, op. cit.
77 Alexander Safran. Sabiduría de la Cábala, op. cit.
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