Revista internacional de Arte - Cultura - Gnosis |
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LA INTELIGENCIA EN LA CÁBALA MIREIA VALLS |
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Ilan, 1772, del autor Shanduch, Sasson ben Mordecai (1747-1830) Gross Family Collection, Tel Aviv |
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Introducción. Inteligencia artificial versus Inteligencia Universal
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Ha venido para instalarse en todos los ámbitos de la vida del ser humano. Cada día surge una novedad y no se sabe muy bien a ciencia cierta quién, cómo y con qué fines se está aplicando. Va por delante de la comprobación de las consecuencias de su implementación y de cualquier legislación que intente regularla. Lo que cuenta por encima de todo es el deslumbre y la fascinación provocados por cada uno de los inventos. El ansia de negocio y poder con su aliada la publicidad se están encargando de manipular las conciencias, que la aceptarán sin rechistar y la desearán más y más hasta tornarse imprescindible.
¿Qué es este monstruo que se presenta como el no va más del ingenio humano capaz de “mejorar” la especie e incluso de hacerla “evolucionar” hacia una más avanzada, más inteligente, mitad máquina, mitad ser humano que se perpetuará en el tiempo con la pretensión de conquistar la inmortalidad y cuyos integrantes previamente seleccionados apodados “transhumanos” serán los encargados de manejar las riendas de este mundo? La llaman IA, o sea Inteligencia Artificial. Pero, ¿es esto posible, o de entrada ya hay un error de base en el mismo nombre con el que se la ha bautizado? Porque, ¿nos hemos detenido a pensar qué es la Inteligencia y si ésta tiene alguna relación con la IA? Si algo sabemos con certeza es que la Inteligencia es de naturaleza suprahumana, aunque se refleje en el ser humano y anide en su corazón, pudiendo despertar en él esta cualidad divina tan elevada de la que Federico González escribe en su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos: La Inteligencia consiste fundamentalmente en la selección de los valores. Actualmente los tests que miden la inteligencia nada tienen que ver con la verdadera Inteligencia, don divino relacionado con la Sabiduría y el Conocimiento, que no pueden lograrse sólo por una acumulación cuantitativa de ningún tipo. La sefirah número tres, Binah, es llamada Inteligencia y se la considera, en el camino ascendente, un paso a la número dos, más cerca de la Unidad, la que se denomina en el Árbol Sefirótico, Hokhmah, emparentada con ese número y relacionada con la segunda letra del abecedario hebreo (Beth). La auténtica Inteligencia está ligada directamente con la Inteligencia Universal de la que es una imagen, y allí existe un don especial que algunos han llamado Intuición Intelectual, que se produce directamente y tiene como fuerza inspiradora el centro del Ser, su corazón, y no su cerebro como pretende la ciencia profana actual (incluso se ha pensado de modo gracioso que el tamaño del cerebro estaba en relación con una inteligencia mayor). La verdadera Inteligencia es aquella cualidad capaz de seleccionar lo verdadero de lo falso, lo real de lo aparente.2 O sea que va de la mano de la Verdad, de todo lo que es en sí al nivel que fuere sin posibilidad de confusión, duda o mentira. Otra cosa es la utilización de su nombre para referirse a algo que pretende emularla, cuando en realidad más bien se le opone, incurriendo ya de entrada en una usurpación del significado del término, pues, ¿cómo una cosa artificial basada en la cantidad de datos acumulados podría llegar a equipararse o suplantar lo que pertenece a un ámbito del ser que es eminentemente de orden espiritual? Por lo que volteemos la mirada hacia nuestro interior para seguir el rastro de esta diosa esquiva y a la vez luminosa, que los griegos llamaron Atenea y para los cabalistas es la sefirah Binah, y ya luego nos detendremos en la que se avecina con la invasión de la IA a nivel global. Los sabios cabalistas se refieren a los grandes misterios y secretos encerrados en la Inteligencia, no porque no quieran revelarlos, sino por la inmensidad inabarcable de lo que es el Entendimiento en sí mismo (otro de los nombres de la Inteligencia), o sea el receptáculo del Pensamiento o Sabiduría divinos que a su vez son uno con el Conocimiento o Principio Supremo del que han emanado, realidad majestuosa que supera cualquier cosa que el ser humano pueda imaginar. Nos estamos refiriendo al mundo más elevado de la Manifestación Universal, el de los principios ontológicos del Ser identificados con Atsiluth y conformado por las tres primeras sefiroth del Árbol de la Vida. La primera sefirah, Kether (palabra que significa “Corona”) es la realidad única, el misterio absoluto, la esencia pura de la que emanan las restantes sefiroth. La número dos, Hokhmah, la emanación primera, es la Sabiduría divina por la cual la Deidad se conoce a Sí Misma, y permite a todo ser reconocer la Unidad en su interior. La tercera esfera, Binah, la Inteligencia, es la Gran Madre o Matriz Universal, generadora de todos los mundos y seres, a los que discrimina y forma sólo para devolverlos nuevamente al Uno. Estas primeras tres sefiroth son en realidad una sola: Kether es el Conocimiento, Hokhmah el sujeto que conoce (activo) y Binah el objeto conocido (pasivo).3 Es entonces la Inteligencia, como nos recordaba más arriba Federico González y lo harán ahora los cabalistas a los que nos iremos acercando, un don divino equiparado a la faceta femenina del Ser Universal, con lo que ello implica de receptividad, pasividad y oscuridad, tal cual la de la matriz capaz de acoger todos los gérmenes, seleccionarlos y, a la vez que da muerte a lo que ya cumplió su ciclo, se entrega a gestar y a hacer crecer las posibilidades que participarán de ese gran misterio que es la Vida. En todo caso jamás sería como se pretende hoy en día una facultad de orden simplemente humano, ni mucho menos tecnológica, sino que la Inteligencia precede y subyace en todo lo creado y permanece inalterable más allá de las coordenadas que signan cualquier manifestación; no nos cansaremos de repetir que es, junto con la Sabiduría, el atributo más alto y misterioso de la deidad replegada en su ser mismo. Leemos en un texto pseudo-epigráfico de la literatura cabalística: Otra enseñanza: en mí (bi). En mí se encuentra el entendimiento (biná) para toda criatura. En mí hay entendimiento para todo ser. En mí está el entendimiento para toda alma, para todo espíritu, para toda vida, porque si no fuera por el entendimiento el mundo no sobreviviría una sola hora, pues está escrito: “dadme hombres inteligentes y expertos de cada tribu para que sean vuestros jefes” (Dt 1:13) (…) Esto nos enseña que para el Santo –bendito sea– es más importante el entendimiento que el estudio de la Torá. Si una persona estudia la Torá, los profetas, los Hagiógrafos, la Mishná, el midrash, las leyes y las historias tradicionales, las tosafot, comentarios, elucidaciones y demás escritos rabínicos pero no tiene entendimiento, su conocimiento de la Torá es totalmente vano, ya que está escrito: “se desvanecerá el entendimiento de los entendidos” (Is 29:14).4 Aprender de carretilla datos y acumular informaciones, meterlos dentro de máquinas y almacenarlos, o lo que es aún más inquietante y está a un paso de que se produzca, instalar ingenios tecnológicos dentro de nuestros organismos para supuestamente ampliar ciertas capacidades y la memoria de los cerebros, no nos hará nunca más inteligentes ni estaremos potenciando la verdadera Memoria. Como acabamos de leer, la Inteligencia no reside en el cerebro, sino en el plano más oculto y profundo de la deidad, y se refleja en la conciencia del ser humano otorgándole la facultad de penetrar el interior de los seres y las cosas, en la medida que se cultive la escucha y la receptividad y se esté abierto a la incidencia de buddhi en el centro de nuestro ser simbolizado por el corazón. Según la tradición hindú buddhi: Es el rayo intermediario que une al espíritu con el alma y que ésta refleja. Y puede ser visto de forma individual como la resolución de la potencia en acto, produciendo la consciencia universal en la naturaleza humana. También se lo considera como la Inteligencia en el sentido más alto del término, relacionado con la Intuición Intelectual (Jnâna).5 En la Cábala ese rayo surge de Binah y se vierte hacia las siete sefiroth inferiores, siendo Yesod, el Fundamento, quien recoge los efluvios y los envía finalmente hacia Malkhuth. Has de entender que este nombre (se refiere a Binah) une a todas las sefiroth en el nudo de Atsiluth y de la atracción, ya que es el tercero de los tres nombres más altos que están íntimamente unidos por la Middah Kether. Desde este nombre, la luz, la emanación y la bendición fluyen a través de todos los canales hacia las siete Sefiroth inferiores desde las tres Sefiroth superiores.6 Por lo que es la Inteligencia la que al “abrirse” derrama hacia abajo, generándola, la Creación Universal, manteniéndola firmemente unida por los lazos de simpatía tejidos en sus profundidades inconcebibles. Y he aquí que esta sefirah denominada Binah es el secreto de la revelación de lo oculto en la creación del mundo.7 Y aun y su gran generosidad, ella permanece en el rincón más escondido de la deidad, en el mundo más elevado, llamado Atsiluth o de las “Emanaciones” y también de la “Proximidad”, dada su cercanía a la esencia totalmente inabarcable de la divinidad. Has de saber que la sefirah Binah, escrita YHVH y pronunciada Elohim es el secreto de la revelación de las tres sefiroth superiores, a través de las cuales se revela la luz de Kether y su voluntad, hasta que Atsiluth y la Shefa han alcanzado la sefirah Yesod, el secreto de las siete sefiroth inferiores. Entonces la Middha Yesod vierte todo tipo de Shefa y de bendiciones en la Middha Malkhuth, denominada Adonai. Se llama entonces Beth Sheva (Esposa o hija de los siete), para mostrar que esta sefirah se apoya en las siete que están por encima de ella, es decir, Binah, Guedulah, Geburah, Tifereth, Netsah, Hod y Yesod. Esto es Beth Sheva y Beer Sheva (Siete pozos), que es el pozo que se llena con las siete sefiroth. Por eso el secreto de Beer Sheva se llama la sefirah Binah, pues es la fuente de la Shefa que fluye hacia las siete sefiroth que están debajo de ella.8 Shefa se traduce como abundancia, prosperidad y también efluvio. Efectivamente, cuando el manantial que es Binah sale de sí mismo, derrama todo lo que la Sabiduría ha pensado y ella ha seleccionado y gestado, generando con ese gesto los mundos de Beriyah, Yetsirah y Asiyah. Pues está iniciada en la ciencia de Dios y es la que elige sus obras. Es precisamente en Malkhuth, la única sefirah que conforma el Mundo de Asiyah o de la Concreción material, donde culmina el proceso descendente de la cosmogénesis. Así se aprende que las dos sefiroth, Binah y Malkhuth son los agentes de la revelación de Kether Elion, la fuente de apoyo y bendición para todas las criaturas. La Sefirah Binah atrae la Shefa suprema hacia las siete sefiroth de abajo, hasta que la Middha Malkhuth se llena de la Shefa y de bendiciones.10 Merced a la apertura de las cincuenta puertas de la Inteligencia, esos misterios cosmogenésicos se van desarrollando perpetuamente, concretándose en miríadas y miríadas de seres, entes y cosas, en medio de los cuales figura el ser humano, criatura hecha a imagen y semejanza del Santo, bendito sea, la que de entre todas ellas podrá tornarse consciente de su unidad indisoluble con el Principio y el Todo, gracias a su adhesión al brillo de la Inteligencia que la imanta. Cuando consideras que el Altísimo creó al ser humano y le infundió [al cuerpo y al espíritu] las veintidós letras sagradas del alfabeto hebreo que provienen de Biná, y si piensas que estas letras contienen el anteproyecto del universo, no puedes más que amarlo y tener el deseo de cumplir Su voluntad. Y tu amor se ha de intensificar aún más cuando consideres que de Biná proviene la infinita bondad que el Creador extiende sobre sus hijos.11 Otro misterio que jamás comprenderemos desde la simple aplicación de la lógica racional es el de la creación por la Palabra, por el Verbo que emanado de Binah y asistido por esos artilugios divinos que son las letras, va nombrando lo que es, dándole existencia, lo cual no cabe en la mentalidad del racionalista y cientifista contemporáneo que se empeña en creer que todo es fruto de la evolución de algo inferior que se va tornando superior culminando su progreso con la inminente simbiosis del hombre y la máquina. Pero aun y estos despropósitos soberbios y aberrantes, el lenguaje sigue encerrando las claves de ese gran prodigio, el de la instauración de un orden en medio del Caos precósmico, y su permanente regeneración por obra de la combinatoria de esas chispas ideadas en la mente divina, pues las letras son el Método dado por Dios al hombre para hacerse conocer y reconocerse en el brillo de su inteligencia.12 Y como nos siguen diciendo los cabalistas: Con veintidós signos o claves conocidas con el nombre de letras se completa un código que abarca la totalidad de las cosas que pueden ser nombradas, sin exclusiones ni omisiones posibles. Diez son los dígitos con los que se pueden obtener las indefinidas combinaciones de las posibilidades numéricas. Las letras son complementarias a los números como la geometría lo es a la aritmética. Conjuntamente definen a su manera las posibilidades de la forma en el espacio y el tiempo. Nada hay fuera del lenguaje salvo lo Innombrable. Un lenguaje es una estructura que revela la totalidad significativa y su significado significante. Es la expresión del Verbo hecho carne, encarnado. Todo lo manifestado configura un código o lenguaje, perfectamente legible y audible para quien quiera descifrarlo.13 Hasta el punto que: La lengua conforma la inteligencia [se refiere aquí a la humana, que es el espejo en el que se mira la Universal]; conjuga, articula, nombra. Selecciona, compone, da sentido a todo lo cognoscible. También es la memoria de lo inteligible y sin memoria nada somos, es decir, nos vemos reducidos a la nada, a la pérdida del sentido, a la imposibilidad de la sabiduría. Dicho el secreto se acabó la magia.14 Aceptar este hecho sin objeciones ni prejuicios nos brinda la posibilidad de vivir inmersos en este maravilloso universo pensado por una Inteligencia que nos excede como criaturas, pero que nos otorga el don de identificarnos con ella por intermediación del desciframiento del lenguaje que ha ideado; no porque sí la etimología de “inteligencia” –procedente del latín intelligere– es “comprender y entender”, que a su vez se compone de inte “dentro” y legere “coger, escoger”, lo que implica ir hacia adentro de nuestro ser y aprender a leer verdaderamente en el Libro de la Vida, escrito por la pluma del Santo, bendito sea, con sus 22 letras que son, en verdad, poderes. Por eso Abulafia recuerda: Y ciertamente nuestra intención es ésta: conocer que el objetivo definitivo de la existencia del hombre en el mundo se encuentra en la comprensión intelectual de la inteligencia primera, el intelecto primario supremo, que intelectualmente concibe todo lo que se encuentra por debajo de él, concibiéndolo de su propia sustancia e incluyendo a todas las cosas en su sustancia.15 Igualmente, el Eterno escogió al hombre de entre toda su creación de los planos superiores e inferiores. Esto se debe a su intelecto. Es conocido que el intelecto activo en nosotros es el señor de todos los mundos y ninguno de los intelectos independientes se encuentra fuera de él. Si este intelecto interior dentro de nosotros fuera en realidad diez, seguiría siendo un “todo único” en la causa inicial de todos los niveles.16 Así es como él fue escogido para iluminar el mundo y no cualquier otro animal, puesto que el hombre encarna el intelecto…17 A sabiendas que: El verdadero intelecto es una energía capaz de transformarlo todo debido a la fuerza de esa misma idea, generativa de un lenguaje, que a su vez pueda ser repetido mediante la potencia desprendida de la piedra imán. (…) Por lo que sugerimos se retiren aquellos que no están dispuestos a comprender con el corazón lo enunciado.18 Si todo lo que acabamos de apuntar cae en campo limpio y bien arado, o sea en un alma virgen, quizás empiece a despertar el recuerdo marginado o negado de las grandes posibilidades que anidan en nuestro interior, y esa pobre inteligencia que hemos tenido tan abandonada –entrenada solamente en la mera adición y cómputo de datos, anécdotas y vaguedades– se abrirá por fin a la recepción de las efusiones procedentes de Binah. Por eso Gikatilla recoge en su libro Puertas de Luz esta frase del profeta Daniel “haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado”. Los seres humanos actuales padecemos una enorme mengua de las facultades que nos conforman, y a más irá la cosa con la implementación aplastante de la IA; ciertamente, el templo que somos está asolado y desolado. Pero a poco que nos interroguemos, nos pongamos a pensar y acudamos a las enseñanzas de los sabios que nos han precedido, nacerá en nosotros la imperiosa necesidad de ir a la conquista de nuestro verdadero ser, inserto en un mundo significativo, lleno de enigmas, misterioso, que se irá descifrando al ir conociendo el lenguaje simbólico. Paso a paso retornaremos a la morada de la que un día fuimos expulsados, subiendo sin descanso por la escala del Entendimiento. La elección está en nuestras manos, o en nuestro libre albedrío, si es que no estamos ya totalmente abducidos por las mentiras y falsas concepciones que nos inculcan a diario; pero si todavía somos capaces de escuchar este llamado: Volved, hijos rebeldes, quiero curar vuestras rebeldías19 sin interpretar dichas palabras como unas antiguallas, sino como un deseo sincero de recuperar nuestro lugar en el mundo, la dignidad del hombre a la que se refería Pico de la Mirandola, haciendo Que su corazón entienda, que vuelva y se cure20 entonces, nuestro rostro resplandecerá al ser directamente iluminado por la Luz de la Inteligencia. Y aún más, pues Los maestros de la Cábala sugieren que la sefirah Binah es como la lengua en la boca. Y éste es el secreto: “Adonai, abre mis labios y mi boca te alabará”.21 Las bendiciones que se irrigan desde Binah sobre todo el mundo conformándolo, se tornan primero oraciones en el alma de quien desea retornar al manantial original, para luego no ser sino una gran alabanza pronunciada en el rincón más recóndito del corazón, donde quien alaba y es alabado se han hecho Uno. En la alabanza no hay, pues, petición sino identificación y eso es conocer. La Tefilah está apegada a la sefirah Malkhuth, y la Tehilah está apegada a la sefirah Binah, que es el secreto de la redención y la libertad.22 Porque debido a la grandeza de Binah, sólo es adecuado alabar correctamente y en el momento adecuado, como afirma el profeta, diciendo que no todos son aptos para la alabanza. “Yo soy el Eterno. Éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas” (Is 42,8).23 Lo que significa que se habrá operado una vuelta de tuerca en nuestras concepciones equivocadas y seremos alumbrados a una nueva forma de ver, de ser, en la que todo aparecerá bañado por esas aguas fecundas que brotan de Binah. Conoceremos por el nombre la esencia de cada cosa y adquiriremos el gobierno interno de nosotros mismos y del mundo, con la sola fuerza de la Inteligencia que se ha mirado en el centro de nuestro corazón como en un espejo y nosotros en su matriz fecunda preñada de los códigos cifrados del universo. Por eso también nos dicen los cabalistas: Si no hubiera Binah, nadie tendría acceso al conocimiento primordial del mundo.24 Entendiendo esta sefirah, el hombre puede comprender el secreto de los secretos y el fundamento de los fundamentos.25 La shefa ha colmado la copa vacía del corazón del cabalista y se ha revelado en todo su esplendor, rompiendo los estrechos límites mentales simplemente humanos. Se han trascendido los términos de la relación, que siempre implica la existencia del uno y el otro, pues de dos se ha hecho uno, un solo Ser con un solo Pensamiento y una sola Inteligencia que es la antesala de la liberación total. … la shefa se encuentra más allá de toda comprensión, ya que todos aquellos que la reciben se encuentran más allá de toda comprensión.26 El Zohar, al referirse al Cantar de los Cantares, nos ayuda a vislumbrar el reino de Biná: “Es un lugar donde serás feliz, porque carece de justicia estricta y de ira: el mundo venidero [equivalente a Biná] es pura dicha. Hace que todos se alegren y, en consecuencia, extiende una profunda alegría a los niveles sucesivos.27 El secreto de Binah se llama Iobel, porque a través de él todos pueden liberarse. Aquél que se apegue a ella estará sereno y nunca tendrá necesidad, porque así se apega a las sefiroth superiores en las moradas más íntimas. En este lugar no hay agitación y no falta nada. El que se apega a Iobel se libera, pues nada a su alrededor puede degradarlo, ningún Príncipe, ningún ángel, ni nada en el mundo.28 Aquí, donde ya no hay tiempo que medir ni espacio que ocupar, se comprende finalmente que: La auténtica intelectualidad no está ligada al conocimiento de verdades siempre perecederas, sino a las distintas expresiones en que se manifiestan las ideas o la idea del Ser y del No-Ser. Es decir, de lo Uno y de lo Otro, que ha sido la enseñanza tradicional –y dual– de todos los pueblos entre dos polos opuestos que se conjugan siempre en la unidad del centro del que proceden.29 Todo lo dicho tiene que ver con la esencia del Ser, de la Vida, del Mundo, o sea con lo que late, respira y piensa, compone y relaciona; con un Todo orgánico que es el reflejo del Uno absolutamente misterioso, y en ello nada hay de artificial. Lo artificial ni respira, ni late, ni piensa, ni gesta ni compone. Carece de alma y nada conoce del Espíritu. A lo sumo es un burdo intento grosero y material de emular (sin conseguirlo porque se mueve siempre en el terreno de la cantidad) lo que no puede ser imitado, ni materializado, pues, “¿Quién como Dios?”, según dicen los cabalistas. Por cierto que éste es el significado de Miguel, el jefe de las milicias celestes que luchan contra el error y la ignorancia. Mucho se necesita de su presencia hoy en día. |
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Cuando el ser humano realiza en su interior la plenitud de las facultades con las que ha sido investido desde ese mítico sexto día en el que la deidad lo creó a su imagen y semejanza tomando polvo del suelo e insuflándole en sus narices el aliento de vida –apareciendo desde entonces como un ser viviente (macho y hembra) gracias al poder del Verbo espermático–, resulta de ello su divinización, o sea que se hace Uno con el Principio que todo lo ha originado y participa por identificación de la Mente divina y de su labor creativa. Esto es algo grandioso, que de no ser comprendido desde el punto de vista no dual procurado por la enseñanza tradicional, puede dar lugar a grandes incomprensiones y desviaciones, las que han desembocado en el invertido panorama actual donde los humanos juegan a emular a la deidad, previamente a haberla negado, y se erigen como unos demiurgos mecánicos que manipulan a su antojo los códigos internos del universo, pretendiendo además rebajarlos a niveles puramente cuantitativos y materializados. Ya tendremos oportunidad un poco más adelante de referirnos a esta cuestión, cuando nos fijemos en los androides tecnológicos o en esa espeluznante simbiosis del hombre-máquina hacia la que se encaminan varias ramas de investigación de la IA.
Todas las tradiciones de la tierra conocen el poder generativo y creador del lenguaje, cuyo origen es divino, un invento con el que la deidad va nombrando y dando existencia a todo el Universo y que por un acto de amor revela al ser humano, el cual, aprehendiéndolo, se puede conocer a sí mismo, a todo cuanto conforma el Cosmos y al inventor mismo de estos códigos de generación y relación. Al no poder abarcar en el presente escrito el testimonio de dicha realidad en las numerosas culturas del mundo,31 seguiremos centrándonos en la Cábala y el protagonismo que en ella tienen las letras del alefato y los Nombres divinos como instrumentos demiúrgicos de todo lo que viene al Ser. En el Sefer Yetsirah –uno de los libros cabalísticos más antiguos donde se sientan las bases de lo dicho anteriormente–, se menciona hacia el final al patriarca Abraham como el prototipo del iniciado que ha efectivizado en su interior el proceso completo de conocimiento-identificación con la deidad, utilizando como soporte los instrumentos divinos que son las letras y sus precisas combinaciones y permutaciones. Y cuando Abraham nuestro padre miró, vio, ponderó, entendió, grabó, talló, permutó y dibujó, y tuvo éxito. Y el Maestro de todo, Bendito sea, se le reveló y lo puso en su seno (le besó en la cabeza y le llamó “mi amado”). Hizo una alianza con él entre los diez dedos de los pies –ésta es la alianza de la circuncisión– y entre los diez dedos de la manos –ésta es la alianza de la lengua–. Ató las veintidós letras a su lengua y le reveló su fundamento. Él las sumergió en agua, las inflamó con fuego, las agitó con aliento. Las quemó con los siete planetas y las dirigió con las doce constelaciones.32 De este modo misterioso, alquímico-astrológico, el cabalista llega a vivenciar la unicidad de su ser con todo lo creado y aún con el Artífice de toda esta maravilla que llamamos Universo y deviene además un cooperador en la obra creacional. Esto que se dice mal en una sola línea y que implica recorrer en su plenitud el camino iniciático, o sea la realización de todos los estados del ser –tanto el humano en su plenitud, como los infrahumanos y los suprahumanos o universales–, es labor de una vida entera. A ello se han entregado con fe, esperanza y amor todos aquellos seres humanos que abiertos al influjo de la Sabiduría (Hokhmah) y a la shefa emanada de Binah han ido descifrando pacientemente el código lingüístico-numérico oculto en todo lo manifestado. Y descifrándolo han llegado a conocer el modus operandi de la Inteligencia divina, con la que se van identificando, pudiendo entonces reproducir las acciones rituales propias de esta entidad, que son las de generar mundos, seres y cosas, dándoles la vida y también la muerte, o sea devolviéndolos al origen del que sólo se diferenciaron ilusoriamente. De este modo la deidad se redime de sí misma y de toda su Creación a medida que el ser humano se va deificando, pues al ir recreando todos los mundos en su viaje iniciático de retorno al origen, los va reunificando hasta devolverlos a ese Origen uno y único, según se desprende de este otro fragmento del Sefer Yetsirah y del siguiente que citaremos, que es un comentario al Bahir: Entiende con Sabiduría y sé sabio en comprensión. Obsérvalos e investígalos y sabe y piensa y crea y coloca la cosa en su lugar [adecuado] y retorna al Creador a su trono [Mekhono].33 [Ellos] creaban mundos después de unirse con Dios, es decir con el Justo que es el fundamento del universo.34 Esos instrumentos denominados letras son 22 en el alfabeto hebreo. De ellos se dice en el Sefer Yetsirah: 1.- Veintidós letras de fundamento: tres Madres, siete Dobles y doce Elementales. Las tres madres Alef, Mem, Shin, su fundamento es el platillo del mérito, el platillo de la responsabilidad y la lengua del decreto decidiendo entre ellas. 2.- Veintidós letras: grábalas, tállalas, pésalas, permútalas y transfórmalas, y con ellas dibuja el alma de todo lo que fue formado y todo lo que será formado en el futuro. 4.- Veintidós letras (fundamento): están colocadas en un círculo como 231 puertas. El círculo gira adelante y atrás. Y esto es un signo: No hay bien superior al deleite (ONG) y no hay mal peor que la plaga (NGO). 5.- ¿Cómo? Permútalas y transponlas, Alef con cada una y cada una con Alef; Beth con cada una y cada una con Beth. Se repiten en un ciclo. Por tanto, todo lo que es formado y todo lo que es hablado emana de un Nombre. 6.- Forma a la sustancia a partir del caos y haz existir a la no existencia. Talla grandes pilares de aire que no puede ser asido. Este es el signo: Uno prevé, transpone y hace a toda la creación y a todas las palabras con un Nombre. Y un signo de esto: veintidós objetos en un cuerpo único. 35 En el esoterismo judío, una de las simbólicas asociada a la actividad demiúrgica de las letras y su combinatoria es la de la creación el Golem. El cabalista que se va identificando con la Inteligencia Universal es capaz de recrear, como fruto de sus logros intelectuales y empleando los instrumentos divinos, una criatura que nunca será un fin en sí misma, sino el símbolo de los estados internos a los que va accediendo. Moshe Idel ha dedicado un libro completo al estudio de estos seres que denomina “artificiales” –aunque nosotros preferimos referirnos a ellos como generados por vías extraordinarias–, aportando valiosísimos documentos y manuscritos no traducidos hasta ahora sobre este misterioso tema. A raíz de la función del Golem, afirma: El hombre artificial en sí mismo no significa nada, no es un ser al que haya que describir en su idiosincrasia; carece de nombre propio, y su desaparición no tiene importancia ni siquiera para su creador humano. Su rol es el de testimonio mudo del poder inherente a los instrumentos que el hombre y Dios utilizan para sus creaciones, y el de herramienta mediante la cual personas determinadas externalizan su conocimiento de las vías divinas de creación. El Golem no tiene importancia en sí mismo; es el mero resultado de un experimento.36 Se trata, pues, de la generación por parte del iniciado de criaturas con aspecto humano mediante procesos no biológicos; actividad creadora que acontece fundamentalmente en los planos invisibles del alma, aunque a veces llegue a concretarse materialmente en un bulto que adquiere forma y vida como exteriorización de los procesos espirituales que vive el cabalista. En este sentido, en el libro Presencia viva de la Cábala, apuntábamos: El golem es una entidad espiritual, un cuerpo invisible generado por los esoteristas con el fin de perpetuar su sabiduría en el mundo; una creación espiritual concebida en el plano más alto del alma (neshamá) capaz de ligar con el hilo de oro o cadena áurea, como lo afirman los hermetistas, los neoplatónicos, los neopitagóricos, etc. y al mismo tiempo salir del ghetto mental.37 Por tanto es un experimento en toda regla, en el verdadero sentido de la palabra, que es el de intentar, arriesgar, indagar, investigar, tanto fuera como dentro de uno mismo, pero fundamentalmente en nuestra alma, para conocerla y conocer su origen, que es el origen de todo lo creado. La meta no es, pues, el experimento en sí, sino el acercamiento e identificación con la realidad oculta y misteriosa que late tras las indefinidas criaturas, seres, cosas, entes, que conforman el Universo; o sea que la generación del Golem es una de las formas de simbolizar los estados que el iniciado va vivenciando al ir ascendiendo la escala del Entendimiento, de ahí el carácter totalmente sagrado de ese gesto y la rectitud con el que debe ser realizado, porque en definitiva, el ser humano está actuando como un pequeño demiurgo. Moshe Idel aborda el tema de los diferentes modos de creación del Golem a partir de los muchos manuscritos que ha traducido, apuntando que: Existen cinco tipos de técnicas para crear un Golem. Tres de ellas se originaron en Asquenaz y el norte de Francia; la cuarta de R. Abraham Galante, se originó aparentemente en esos mismos círculos, aunque fue puesta por escrito solamente a finales del siglo XVI; y la quinta es de R. Abraham Abulafia, influida según parece por la tradición asquenazí…38 Es bien significativo que en muchas de estas técnicas entran en juego dos de los soportes empleados por la deidad a la hora de crear el primer hombre, Adán, que son por un lado el polvo mezclado con agua al que le insufla el aliento de vida, y por el otro, la combinatoria de las letras. La descripción clásica de la creación del Golem incluye la técnica de combinación de las letras descrita en el Sefer Yetsirah. Este texto determina también que esas combinaciones fueron utilizadas por Dios en la creación de la criatura (yesur) y del habla (dibur). Si nuestra interpretación es correcta y yesur se refiere al hombre, ha de deducirse que también Adán fue creado mediante la combinación de los 231 pórticos. Esa interpretación no se encuentra en los comentarios difundidos del Sefer Yetsirah que mencionan la creación del Golem; pero existe al menos un texto que describe la creación del hombre por Dios como acto que incluyó la combinación de las 22 letras del alefato como se la describe en el Sefer Yetsirah.39 Y tal como sigue aclarando Moshe Idel, Las letras se conciben como fuentes de energía que pueden estructurar directamente la materia prima, aun cuando ellas mismas no asuman una forma significante. La función de los elementos lingüísticos dentro de las técnicas de la creación del Golem no consiste en emitir una orden a la materia que ha de formarse, sino en demostrar el enorme poder de las letras del alefato hebreo y del conocimiento correcto de sus combinaciones, el único que puede activar sus fuerzas creadoras…40 A continuación, ofreceremos algunos textos de distintos cabalistas en los que tras insistir siempre en la necesidad previa de un estudio profundo de la Torah (o sea de la tradición) y de una purificación constante del alma, se refieren a la creación de una criatura conjugando el barro con el poder generativo de las letras, ya sea por la combinatoria de cada una de ellas con todas las demás según un orden preciso y nunca totalmente revelado en sus escritos, o bien grabando o pronunciando los distintos Nombres de poder de la deidad sobre el polvo humedecido. Por ello comienza [la Escritura] con [la letra] bet [=2], bereshit bara. Y debe tomar tierra virgen de un lugar montañoso que el hombre no ha cavado. Y amasará el polvo con agua viva y hará un Golem y permutará las letras de 221 pórticos para cada miembro por separado, cada miembro con la letra que le corresponde según el Sefer Yetsirah.41 Y hacían del siguiente modo: tomaban polvo nuevo nunca trabajado, y lo desparramaban uniformemente en el suelo. Luego grababan en ese polvo el nombre de la cosa que querían crear, y a cada una de las letras le combinaban todos los alefatos, y luego la dalet con todos los alefatos y luego la mem con todos los alefatos, junto con otras condiciones que hacían. Y la cosa era creada. Y si querían borrarla y destruir su estructura, invertían los alefatos junto con las letras de la cosa que habían creado y se destruía por sí misma.42 Y el que quiere hacer algo con él [el Nombre divino] hará así: traerás tierra virgen de suelo nunca arado y la esparcirás en tu [casa de estudio] midrashekha, o en el sitio donde [se harán] las señales, y te lavarás y te sumergirás en agua y vestirás ropas blancas y [Lo] pronunciarás con temerosa reverencia.43 Otros cabalistas escriben la palabra Emet=Verdad en la frente del bulto para que cobre vida: Ben Sira quería estudiar el Sefer Yetsirah. Vino a él una voz y le dijo: “No puedes hacerlo solo”. Fue a su padre Jeremías. Ben Sira en gematria equivale a Ben Jeremías. Lo estudiaron y al cabo de tres años les fue creado un hombre, y en su frente estaba escrito ‘emet [verdad], como en la frente de Adán.44 Es evidente que la creación del Golem nunca se trata de un proceso mecánico en el que se aplica una fórmula de manual manejable por cualquiera, sino que es una actividad mágica en el auténtico sentido de la palabra, donde lo que entran en juego son las leyes de la analogía, de la magia simpática del lenguaje, de la alquimia espiritual (solve et coagula), de los vínculos misteriosos entre planos jerárquicos y simultáneos de la realidad, todo ello ejecutado en el pequeño laboratorio del cabalista que es su alma, la que se va identificando con el Alma del Mundo, de ahí que más que un mago, el cabalista deviene un teúrgo. Hay quienes explican “la rueda va hacia adelante y hacia atrás”, [diciendo que] el Creador dio poder a las letras [cuando] un hombre crea su criatura de suelo virgen, lo amasa y lo entierra en el suelo y traza un círculo y una rueda alrededor de la criatura y recita en cada una de las circunferencias un alefato, y así tres y cuatro [hasta] 462 veces. Y cuando va para delante, la criatura despierta a la vida por la fuerza de la pronunciación de las letras a las que el Santo Bendito Sea otorgó poder. Y si quiere destruir lo que creó vuelve hacia atrás en la recitación de las letras, y la criatura se hundirá por sí misma y morirá. (…) R. Sa’adyah explicó: Danza significa que [alguien] marcha como en una danza cuando desea crear, y [la criatura] vuelve a su estado original cuando se danza hacia atrás.45 La idea central es la del cabalista como sujeto y objeto del experimento, siendo la creación del Golem una proyección de lo que va inteligiendo en sí mismo, de ahí que el proceso se inicie siempre con un retorno al estado de indiferenciación simbolizado por el barro, que tras ser modelado con agua y empezar a adquirir una forma humana, cobra vida por intermediación del poder demiúrgico de las letras y su precisa combinación. Según el nivel que va alcanzando el iniciado en sus especulaciones intelectuales, el Golem manifestará unas cualidades más rudimentarias, Rava creó un varón: cuando se purificó y estudió los Nombres del Santo Bendito Sea en el Sefer Yetsirah, se unió a Dios, Bendito sea, y creó un varón, pero éste carecía de habla, porque no llegaba a tanto su poder como para infundir un alma hablante en un hombre igual que Él…46 pero si sus intelecciones van más allá, si el cabalista se identifica con la fuente y raíz del lenguaje que es la Inteligencia divina y penetra el arte de su combinatoria, el Golem puede incluso llegar a hablar por sí mismo. Por eso Idel apunta: … el Hombre de Dios u Hombre Divino puede infundir en el Golem un alma hablante, si es que antes ha alcanzado el grado de unión con el Intelecto Divino. O sea que un hombre perfecto es capaz de crear un Golem perfecto, con tal de que haya alcanzado la unión mística completa –la unión con la Divina Inteligencia–.47 Lo que el cabalista Isaac de Acre expresa así: Sin embargo, solamente sobre Jeremías y Ben Sira he recibido [una tradición que dice] que hicieron descender un alma hablante del fundamento de ‘bet de ‘Abya, que es la ‘alef de ‘Abya, por su alto grado y perfección de alma pudieron [hacer] esa maravilla. La razón es que su grado llegó al Metatron, el Príncipe del Rostro, y a San[dalfon], sobre quienes decimos en la bendición de los antepasados: “Y traes un liberador a los hijos de sus hijos”. Y el sabio lo entenderá.48 Todo lo cual nos va descubriendo una dimensión universal en este tema de la creación del Golem, con muchos puntos de contacto con las actividades teúrgicas de los gnósticos y hermetistas que laboraban bajo el influjo de las estrellas religando siempre la tierra con el cielo para hacer el milagro de una sola cosa. Así lo revela este texto: Y del polvo que se halla bajo la constelación de las estrellas es creado el hombre, y del polvo bajo la constelación del León es creada la bestia. Y del polvo bajo la constelación del Toro es creado el animal, y del polvo bajo la constelación del Águila son creadas las aves. 49 Al que agrega Idel: Tenemos ante nosotros una singular descripción del proceso de creación del hombre artificial, casi totalmente independiente de la tradición establecida por el Sefer Yetsirah. La técnica privilegiada por éste –la permutación de las letras– desaparece de este texto en favor de un componente astrológico más poderoso. La fórmula creativa se fundamenta en la correspondencia entre lo alto y lo bajo, entre ciertos elementos de este mundo y los entes celestiales, y no en el poder mágico implícito en las letras y sus combinaciones.50 Llegando incluso a producirse una identidad entre la creación del Golem y la del Universo entero. El Golem artificial también abarca en su ser todo el alcance del universo, y por ende su creación es paralela a la Creación del mundo por Dios. Esta visión coincide con la tradición de R. Natán tal como la transmite R. Isaac de Acre, según la cual el macranthropos, idéntico al hombre inteligente, contiene de hecho todo el universo, incluidas sus facetas espirituales –mientras que el hombre material es el micranthropos–. Esta noción se corresponde con el midrash según el cual la creación del primer hombre comenzó antes que la del universo, y éste estaba totalmente incluido en aquél. La idea de que el Golem contiene todo el universo, incluido los cuatro mundos del ‘Abya –emanación, creación, formación, acción–, recuerda la teoría luriánica, en la que el ‘Adam Kadmon, el Hombre Primordial, contiene dentro de sí toda la variedad de los mundos.51 Y siguiendo con esta idea, también el Golem se relaciona con la Shekinah, la Presencia de la deidad en el seno de toda su manifestación: En escritos gnósticos que pueden fecharse antes del siglo II e. c., hay un pasaje que habla de un ángel femenino, aparentemente de enorme tamaño, llamado Aletheia; esos textos parecen influidos por fuentes judaicas. En un antiguo midrash, ‘Emet es uno de los atributos divinos. En otro texto se presenta a la Shekhinah como un gigantesco ángel de Dios, y además se la describe mediante un versículo de Jeremías también vinculado al Golem. Las técnicas de creación del Golem aluden a seres gigantescos relacionados con la Shekhinah. El conjunto de estos datos hace plausible la existencia en la Antigüedad de la noción de un macrántropos llamado ‘Emet. Puede ser que aquí se encuentre la explicación del crecimiento desmedido del Golem en cuya frente está escrito ‘Emet: el Golem aspira a volver a su estado original como macrántropos. La palabra ‘Emet existe, entonces, en tres niveles de realidad: el de Dios, también llamado ‘Emet; el de la gigantesca Shekhinah que rige el universo; y, finalmente, el del Golem en nuestro mundo. Los tres niveles pueden estar indicando una continuidad óntica entre Dios, el mundo intermediario y el hombre. 52 Pero como afirma Abulafia, y en realidad todos los cabalistas, esa inmensa recreación sería imposible de realizar si previamente el ser humano no hubiera recibido el influjo de la Sabiduría a través del rayo del intelecto; o sea, que jamás un hombre que ha cortado los hilos con el fundamento del saber, con el origen suprahumano de todo lo que viene al Ser, puede generar un Golem, cosa que sí cree estar realizando el ser humano actual con toda la producción de androides mecánicos sin alma, engendros que nada tienen que ver con esas entidades espirituales fruto de las intelecciones más altas. Y la cuarta vía está sólidamente construida, por cuanto está diseñada de antemano en los 24 círculos y en su vocalización correcta, para recibir el influjo de la sabiduría y también de la creación [yesirah]. […] El final de su final [es] para crear una criatura y para ser recitado sobre cada una de las cosas. Y lo esencial es conocer la pronunciación y la recitación, ya que cada una de las letras debe recitarse en voz alta con una espiración, como si el espíritu se saliera del hombre que recita. Lo recitará en un lugar modesto y puro, donde no haya persona alguna, y tendrá éxito.53 Por ello, no hay que perder nunca de vista el fin de este gesto ritual, efectuado siempre con un temor reverencial y un elevado grado de desprendimiento, pues como decíamos más arriba, uno de sus fines es perpetuar la Sabiduría en el mundo. Entonces dijo Jeremías: “Por cierto el hombre no debe estudiar estos asuntos sino para conocer la fuerza y el poder del Creador del mundo, y no para intentar realizarlas. Ahora estúdialas para comprenderlas y enseñarlas”.54 Ante la envergadura y profundidad de este tema, se comprenderán entonces los grandes peligros que puede entrañar ser acometido por unos ignorantes que desconocen o niegan el sentido iniciático y teúrgico de tal recreación. Por eso, una y otra vez los cabalistas no cesan de señalar: Quienquiera que procure la sabiduría divina para actuar de acuerdo con ella en pro de la gloria de Dios, santifica el Nombre, pero si procura la sabiduría divina para hacer con ella operaciones corporales que sirven a la riqueza o a la longevidad, [la procreación de] el hijo o el amor o para matar a su enemigo, para su propia gloria o la de los humanos, y lo hace antes de haber obtenido de Dios el influjo o el espíritu mediante el Nombre explícito, aunque diga con su boca o piense en su corazón que está diciendo el Nombre para la gloria de Dios, ello no es así, y aunque logre realizar la operación mediante la pronunciación del Nombre glorioso y terrible, ese hombre es un pecador y un malvado y un impuro, que profana el Nombre glorioso y terrible y utiliza el Gran Nombre en vano.55 Dijo Rava: Si los justos lo desearan, podrían crear un mundo. ¿Qué [lo] impidió? Sus iniquidades, como está escrito: “Pero vuestras iniquidades han hecho una barrera entre vosotros y vuestro Dios”.56 Se impone, pues, una gran cautela. La tradición transmite, pero también protege el tesoro, que se revelará cada vez a más pocos, a la minoría que no se deje arrastrar por la vanidad y la ignorancia e intuya la gran posibilidad del retorno a la fuente y la Liberación total que procura el Tikun. Por lo tanto, Dios ocultó deliberadamente los poderes mágicos de la Torá, para que el código que permite efectuar operaciones sobrenaturales no perturbara el transcurso de la vida normal. Una actitud similar parece reflejarse en el prólogo de Nahmánides a su Comentario de la Torá, texto sumamente difundido en la Edad Media. Nahmánides afirma que en el monte Sinaí se transmitió sólo la lectura de la Torá según los mandamientos, mientras que la lectura según los Nombres Divinos constituye un sistema oculto. Según algunas tradiciones, R. Isaac Luria prohibió a sus discípulos el uso de diversas técnicas lingüísticas capaces de producir resultados sobrenaturales.57 |
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La gran parodia de los androides tecnológicos No hemos encontrado unas palabras que describan con mayor acierto lo que está aconteciendo con el ser humano actual, que desvinculado de una visión sagrada de sí mismo y de todo cuanto le rodea, va engrosando su soberbia pretensión de ser un creador de mundos y seres contando sólo con sus menguadas facultades, y por supuesto, con la ayuda inestimable y ya insustituible de la máquina y la tecnología: En el siglo de la revolución industrial, la imagen material de la deidad, era la de un supercontador esforzado y eficaz. Un burócrata, una máquina que registraba meticulosamente nuestros errores y faltas. Una superestructura mecánica que llevaba un inventario y archivo de culpas. Hoy esa superestructura se ha tecnificado. Y la imagen de la deidad es la de una computadora. Un cerebro gigante, mayor que todos; cuantitativo, automático y casi intangible. Una deidad perversa sumamente prolija y aséptica: ¡cien puntos en materia de disfraz maldito! Lo siniestro de la máquina es que paulatinamente nos ata a sus mecanismos. Establecemos relaciones con ellos y a su vez con otros hombres que establecen relaciones con ellos y nosotros. Mientras la estrechez se va produciendo, el nivel de comprensión baja y comenzamos a funcionar como esclavos de nuestros propios inventos. Esa situación ha desembocado en la cómoda simplificación electrónica que al deshumanizarnos por lo más bajo nos convierte en nada.58 Nuestros lectores habrán podido advertir que toda la investigación actual sobre los androides tecnológicos y otros artilugios que imitan a los humanos nada tiene que ver con la creación del Golem a la que nos hemos estado refiriendo; como mucho sería su gran parodia, para colmo invertida. El hombre contemporáneo –ubicado en un punto de vista profano, materialista, cuantitativo y racionalista–, habiendo negado hace tiempo a la deidad, juega a emularla pero aplicando solamente sus limitadas facultades humanas, que han desembocado en este cientifismo y tecnicismo laico que impone una especie de dictadura en las conciencias, adormeciéndolas y creando la necesidad de confiarlo todo a la gran salvadora y omnipresente macro-computadora infiltrada en todos los ámbitos de nuestra vida. Al olvidar y rechazar de plano las posibilidades de orden superior que anidan en su interior, se han abierto las puertas a las más bajas y groseras, proyectadas y materializadas en esos artefactos de metal y plástico o en imágenes tridimensionales generadas por haces de rayos laser; engendros producidos por unos “lenguajes de programación” que han profanado el sentido sagrado de las letras y los números y que se venden como inteligencia artificial, superior a la humana.59 No negaremos el deslumbre que producen estos inventos: androides parlantes que caminan y realizan múltiples tareas, te recuerdan lo que tienes que hacer y te acompañan en tu soledad; artilugios que simulan la voz humana y responden a todas las preguntas, elaboran textos, discursos y arengas, seleccionan las palabras y las ordenan e influyen en la toma de decisiones porque se supone tienen más “memoria” y acumulan más datos que nuestro pobre cerebro, cada vez más disminuido y atrofiado de tanto delegar sus funciones. Robots de todo tipo que ¿simplifican? y ¿alivian? las labores pesadas que demandan grandes esfuerzos, las simples rutinas burocráticas o las precisas intervenciones que nuestras “torpes” manos no controlan; voces programadas tecnológicamente que atienden miles de llamadas telefónicas y nos ¿resuelven? los innumerables problemas de nuestra existencia. Por no hablar de esas sofisticadas “creaciones” holográficas que “resucitan” a los muertos o nos permiten diseñar nuestra pareja ideal, con la que conviviremos sin conflicto porque será la más atractiva (según el gusto de cada quién) y tendrá las cualidades en las que complacernos y acrecentar nuestros egos, fobias o manías. Y podríamos seguir y seguir, pero basta con estar atentos a las informaciones que a diario se publican en todos los medios para conocer los últimos avances en el campo de la robótica, que se vende como el no va más del progreso de nuestra humanidad; progreso que “culminará” con la introducción de la tecnología en nuestro cuerpo, simbiosis que dará lugar a lo que los transhumanistas llaman una nueva “especie” más evolucionada, gobernada por una super-computadora que abducirá las conciencias y nos alargará en el tiempo (haciéndonos creer que esto es la inmortalidad) mientras el cuerpo aguante gracias a los múltiples implantes artificiales o injertos conseguidos con experimentos genéticos; y cuando ese cuerpo ya no dé más de sí, podremos seguir perpetuándonos gracias a la información genética y psíquica de nuestra individualidad, que sumada a la de todos y cada uno de los humanos, se irá acumulando en esos centros ocultos en desiertos o en la “nube” que podrá ser volcada en un androide o en un simple holograma evanescente. Lo que parece no advertirse es que toda esta computerización se está realizando con la utilización pervertida del lenguaje,60 pues en definitiva consiste en enviar a un gran “receptáculo” una serie de instrucciones a través de letras y números a los que se han agregado determinados signos convencionales, que generan unas instrucciones llamadas técnicamente algoritmos61 con los que se tejen redes de relaciones que pretenden solucionar todos los problemas. O sea que se ha despojado a las letras y los números62 de su valor cualitativo, de las ideas-fuerza de las que son depositarios y de su inmenso poder mágico-teúrgico, destacándose y manejando únicamente su valor cuantitativo. Se los reduce a simples carcasas sin aliento de vida, de ahí que sus producciones sean también cosas muertas, aunque se muevan y parezca que hablen y piensen. La máquina programada con este lenguaje castrado carece de alma, de sentido común y de la más alta intuición, que es la intelectual. Jamás podrá tener conexión con la Sabiduría ni con la Inteligencia, y al no alimentarse de la fuente de la vida, necesita siempre estar conectada y consumir ingentes cantidades de energía. Un simple off a escala mundial se llevaría todo este simulacro al traste. Por otra parte, parece que los mismos ingenieros e informáticos que programan todos estos circuitos desconocen cómo pueden llegar a comportarse los artilugios que están produciendo, y si constituyen un grave peligro para la humanidad; pero el caballo ya se ha desbocado y los que lo montan no están dispuestos a apearse por los muchos beneficios que les reporta la bestia, mientras una inmensa retahíla de humanos adormecidos corre tras ella encandilada por sus destellos ilusorios. El tema da para mucho más, pero siempre nos estaremos moviendo en un terreno en el que es cada vez más difícil distinguir lo verdadero de lo falso, la realidad tangible de la ficción de los mundos virtuales. La confusión se irá imponiendo, también la dependencia y las adicciones, el miedo y la ansiedad, la dificultad de pensar y decidir por uno mismo. En definitiva, una disolución y un caos impuestos por este gran adversario que pretende erigirse como un Dios. Se dice en los textos tradicionales que su reinado es transitorio y que tras cerrarse el ciclo de la presente humanidad, todo será regenerado desde la raíz. Y mientras, quien aquí escribe utiliza uno de estos artilugios para comunicar que el lenguaje generador de mundos sigue al alcance de nuestra mano. Basta con cerrar la computadora y rescatarlo del fondo de los pozos del abismo, invocar a las Musas, a Hermes y a todas las sefiroth del Árbol de la Vida, con sus nombres de poder y numeraciones asociadas, para que se abra un espacio de la conciencia otro que nos conecta directamente con la Sabiduría y la Inteligencia, haciéndonos salir del ghetto mental. |
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NOTAS | |
1 | Abraham Abulafia. La luz del intelecto. Ediciones Obelisco, Barcelona, 2018. |
2 | Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Inteligencia”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. Integramente en versión online: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. |
3 | Federico González y cols. Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003. Integramente en versión online: Introducción a la Ciencia Sagrada. |
4 | Alfabeto de Rabí Akiva. Traducción de Neil Manel Frau-Cortès. Ediciones Obelisco, Barcelona, 2023. |
5 | Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Buddhi”, op. cit. |
6 | Gikatilla. Las puertas de la luz. Ediciones Obelisco, Barcelona, 2023. |
7 | Ibid. |
8 | Ibid. |
9 | Sab 8: 4-6. |
10 | Gikatilla. Las puertas de la luz, ibid. |
11 | Rabí Eliyahú de Vidas. Portal del Amor. Ediciones Obelisco, Barcelona, 2014. En otro momento el mismo autor nos habla de la fuerza del amor para retornar a la fuente primordial: “El amor, en cambio, es el sentimiento que tiene el hombre hacia su Creador debido a Su infinito amor impregnado de bondad que, como hemos visto, se revela mediante las Fuerzas de Biná. La esencia del amor es despertar un deseo ferviente del corazón, que explicaremos a continuación”. |
12 | Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Letras”, ibid. |
13 | Federico González. En el Vientre de la Ballena. Textos Alquímicos. Ed. Obelisco, Barcelona, 1990. Integramente en versión online: En el Vientre de la Ballena. |
14 | Federico González Frías. En el Útero del Cosmos, DVD. |
15 | Abraham Abulafia. La luz del intelecto, op. cit. |
16 | Ibid. |
17 | Ibid. |
18 | Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Intelectual”, ibid. |
19 | Jr 3, 22. |
20 | Is 6, 10. |
21 | Gikatilla. Las puertas de la luz, ibid. |
22 | Ibid. Tefilah es oración, y Tehilah alabanza. |
23 | Ibid. |
24 | Ibid. |
25 | Ibid. |
26 | Abraham Abulafia. La luz del intelecto, ibid. |
27 | Rabí Eliyahú de Vidas. Portal del Amor, op. cit. |
28 | Gikatilla. Las puertas de la luz, ibid. Iobel es jubileo. |
29 | Federico González Frías. Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Intelectual”, ibid. |
30 | R. Natán, citado por Moshe Idel en su libro El Golem. Tradiciones mágicas y místicas del judaísmo sobre la creación de un hombre artificial. Ed. Siruela, Madrid, 2008. |
31 | Sólo para poner un ejemplo, remitimos al lector a esta poesía guaraní que habla del origen divino del lenguaje. Ver online en la web americaindigena.com: Poema |
32 | Sefer Yetsirah. El libro de la Creación. Versión comentada por Aryeh Kaplan. Equipo Difusor del Libro, Madrid, 2002. |
33 | Sefer Yetsirah, citado por M. Idel en El Golem. Tradiciones mágicas y místicas del judaísmo sobre la creación de un hombre artificial, op. cit. |
34 | Comentario al Sefer ha-Bahir, citado por M. Idel, ibid. |
35 | Sefer Yetsirah. El libro de la Creación. Versión comentada por Aryeh Kaplan, op. cit. |
36 | Moshe Idel. El Golem. Tradiciones mágicas y místicas del judaísmo sobre la creación de un hombre artificial, op. cit. |
37 | Federico González y Mireia Valls. Presencia Viva de la Cábala. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2006. Versión online: Presencia viva de la Cábala. |
38 | Moshe Idel, ibid. |
39 | Ibid. El texto al que se refiere Idel es un Comentario a la Torá de R. Menahem Sioni. |
40 | Ibid. |
41 | Ibid. La cita realizada por Idel es de R. Eleazar de Worms. |
42 | Ibid. La cita es de R. Abraham Galante, a su vez citado por R. Abraham Azulai en su Sefer ‘Or ha-Homah. |
43 | Ibid. La cita es de R. Menahem Sioni. |
44 | Ibid. La cita es de R. Yehudah he-Hasid, Sefer ha- Guematriot. |
45 | Ibid. El fragmento es de R. Sa’adyah Gaón, Comentario al Sefer Yetsirah. |
46 | Ibid. Cita del Maharal de Praga. |
47 | Ibid. |
48 | Ibid. La cita es de Isaac de Acre. |
49 | Ibid. Cita del libro Sefer ha-Hayim. |
50 | Ibid. |
51 | Ibid. |
52 | Ibid. |
53 | Ibid. La cita es de Abulafia, Sefer Hayei ha-Olam ha-Ba. |
54 | Ibid. La cita es de Anónimo, El secreto del Nombre de 42 letras. |
55 | Ibid. La cita es de Abraham Abulafia, Sefer Hayei ha-‘Olam ha-‘Ba. |
56 | Ibid. La cita es del Sefer ha-Bahir. |
57 | Ibid. |
58 | Federico González. En el vientre de la Ballena. Textos Alquímicos, op. cit. |
59 | Ver el artículo de Marc García “Acerca de la Inteligencia Artificial, 1ª parte. Ver online en la web ciclologia.com: Texto |
60 | El alfabeto utilizado para la programación a nivel mundial es el latino de EEUU. |
61 | Definición de algoritmo en la Wikipedia: “En matemáticas, lógica, ciencias de la computación y disciplinas relacionadas, un algoritmo es un conjunto de instrucciones o reglas definidas y no-ambiguas, ordenadas y finitas que permite, típicamente, solucionar un problema, realizar un cómputo, procesar datos y llevar a cabo otras tareas o actividades. Dado un estado inicial y una entrada, siguiendo los pasos sucesivos se llega a un estado final y se obtiene una solución”. |
62 | Como se sabe en ciertos alfabetos, como el hebreo, las letras tienen un valor numérico, por lo que hay una identidad entre la idea depositada en cada letra y el número que le corresponde; las palabras tienen, pues, valores numéricos, y los números se asocian con las palabras que poseen el mismo valor. |
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