SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 

CARTA EDITORIAL Nº 63

DE LA “A” A “ZOROASTRO”: EL DICCIONARIO
DE SÍMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
DE FEDERICO GONZÁLEZ FRÍAS

Hay situaciones que de un día para otro pueden dar un vuelco inesperado. Hace menos de un mes supimos que Alibri, una gran librería de referencia de Barcelona, cerraba sus puertas; y hoy 11 de diciembre de 2022, leemos en la prensa que un joven grupo editorial se va a hacer cargo de este emblemático establecimiento. ¡Un voto por la vida del libro!

Nos alegra porque justamente este número 63 de la revista SYMBOLOS lo hemos querido dedicar a la última obra publicada por Federico González Frías, y se da la coincidencia de que fue presentada por él mismo en dicha librería, donde siempre acogieron con calidez e interés todos sus libros, así como los volúmenes impresos de nuestra revista. Se trata del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, obra de más de 900 páginas que editó valientemente la editorial Libros del Innombrable en 2013. Hoy está agotada en papel, pero por fortuna se encuentra íntegramente online en esta dirección https://www.diccionariodesimbolos.com, ya que Federico quiso que estuviera a disposición de cualquier internauta del mundo. Éste fue, pues, el libro que coronaría su producción intelectual, al que quiso dar forma de diccionario; y cosa curiosa, muchísimos años antes de que él lo escribiera, hacía esta sugerencia a la editorial Herder –la cual daba nombre a la librería que luego pasaría a llamarse Alibri– acerca de un diccionario dedicado a la temática de los símbolos:

Hay otros varios traducidos, del que a nuestro gusto es el mejor el que recomendé hace años para su publicación a la editorial Herder que sacó en un solo tomo los cuatro del Dictionnaire des symboles de la editorial Robert Laffont y también de la Júpiter, París, 1969, dirigido por J. Chevalier y A. Gheerbrant al frente de un excepcional número de colaboradores de orden tradicional en cuyas páginas está presente la obra de René Guénon, el más importante autor sobre símbolos del siglo XX-XXI y del que se han servido casi todos los autores universitarios conocidos como: Mircea Eliade, Henry Corbin, Ananda K. Coomaraswamy, Adrian Snodgrass, J. C. Cooper, J. Godwin, Alan Watts y un larguísimo etc…, pertenecientes a distintas Tradiciones, puntos de vista y enfoques, en los que nos sentimos comprendidos.*

A lo largo de este semestre, los colaboradores de SYMBOLOS nos hemos dado el gusto de zambullirnos en esta obra que culmina toda una vida entregada a la penetración de la Vía Simbólica como forma operativa de Conocimiento y a su transmisión a través de la palabra escrita, que en este diccionario alcanza una policromía casi indefinida. En este sentido, es mucho más que un libro de consulta o de erudición, va más allá de lo que puede ofrecer un manual, un tratado o un compendio y debe ser tomado sobre todo como un regalo, un fabuloso presente que nos entrega el autor para ir descubriendo el alcance cosmogónico y metafísico del símbolo y el mito y su efectividad en la realización espiritual de aquel que recibe la doctrina –o sea las verdades reveladas– y la acepta, dejando que comiencen a operarse en su alma las transmutaciones que lo llevarán al encuentro con su verdadero ser, idéntico al del Ser Universal, pues en verdad no hay dos.

En la introducción, Federico nos aclara sobre lo que caracteriza a su diccionario:

Tampoco [le] corresponde la [designación] de glosario o vocabulario ni pretendemos que este libro sea una obra de consulta para ser estudiada y buscada en los últimos estantes, almacenada como palimpsestos en viejas bibliotecas y tampoco que la tenga el estudiante en su mesita de noche, al lado de la cama, como en los hoteles americanos donde la Biblia cumple esa función. Creemos inclusive que este diccionario puede ser leído de la A a la Z como un libro cualquiera y esperamos que sea lo suficientemente afortunado como para que más de uno emprenda su lectura escogiendo esta o aquella parte de modo sucesivo o eligiéndola al azar. Por lo tanto es un diccionario de autor, como todos los que conocemos, aun se trate de repertorios de la lengua, de la rima, de sinónimos o de etimologías, de los cuales hay varios ejemplos en castellano y que siendo análogos entre sí se diferencian por los propios autores que los llevaron a cabo (Casares, Cuervo, Bello, María Moliner…), o por las editoriales que los produjeron (Diccionario de la Real Academia, Vox, Sopena, Aguilar, etc., etc.).

En definitiva, Federico escribió acerca de lo que conoció, o sea sobre el símbolo y el mito encarnados como realidades palpitantes. Él repetía con frecuencia “yo soy lo que escribo”, y lo que vamos a encontrarnos en su diccionario, ¡oh sorpresa!, no son consideraciones de un ser individual acerca de sus gustos o fobias, pasiones o manías, sino enseñanzas fidedignas sobre la esencia una y única de cualquier ser así como los vehículos para aprehender su verdadera identidad. De aceptar esta propuesta, no queda más que abrir el libro –o si se es un navegante de internet, acudir a su índice– y comenzar a recorrerlo siguiendo esta sugerencia del autor:

Por otra parte, la consulta a cualquier diccionario es siempre insuficiente y por eso hemos querido que este lexicón tuviera una estructura circular, cosa que se evita en otros diccionarios, donde se quiere expresar de una sola vez los conceptos vertidos, como si fuesen definiciones. Nosotros preferimos que una entrada lleve a otra y ésta a una tercera para que entre todas, cercando el tema, pudiera obtenerse la comprensión de lo que se informa. Pues ello es una manera de ligar analogías y correspondencias que producirán un concepto más cabal del asunto el cual de por sí es casi imposible de definir exactamente, ya que si cualquier expresión es simbólica todo en el mundo lo es –cuestión que es valedera para nosotros–, y por lo tanto no es posible aprisionarla en un texto del que se evadiría necesariamente. Lo mismo sucede con los temas misteriosos que son indefinidos y en realidad con alguna entrada de este diccionario, que sólo pretende ser una herramienta para la comprensión de estos misterios, lo cual logrará cada lector –o no– en la medida de sus posibilidades del modo en que las puede brindar una obra de esta naturaleza: pistas o rastros a seguir en un camino inmenso al punto de lo indefinido.

Nosotros lo hemos tomado como un juego, que de eso se trata, de jugar la gran partida cósmica, ahora de la mano del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos como si del hilo de Ariadna se tratara. Hemos echado los dados y comenzado a recorrer los casilleros –o sea las entradas– hacia adelante y hacia atrás, arriba y abajo, cerrando círculos o ascendiendo en espiral, perdiéndonos en laberintos que siempre tienen una salida olvidada, viviendo hallazgos sorprendentes que van poniendo nombre a todos los ámbitos del inframundo, de la tierra, el agua, el aire y el fuego ontológico; permitiendo, además, que afloren espacios ocultos y desconocidos, todo ello con la certeza de que un eje inmóvil vertebra toda la obra.

Pero pensamos al mismo tiempo que siendo esta obra inacabada –como es también inconclusa cualquier obra, comenzando por la Creación Universal–, a ella el lector debe agregar su comprensión, la que se verá fortalecida por sus antiguas lecturas sobre el temario que aquí se trata y en general por la amplitud de su cultura en varias disciplinas diversas, sin ninguna especialización.

Lo que ha surgido al dejar reverberar en nuestro interior esa voz del escriba que va desgranando, ampliando y sintetizando el mensaje de la tradición plasmado en las entradas del diccionario, es un surtido de trabajos, variados en cuanto a la temática y a la manera de expresarlos, pero unidos por el punto de vista simbólico e iniciático subyacente a todos ellos. Cada colaborador ha sido atraído por tal o cual simbólica y ha volcado el fruto de su meditación en forma de videos, artículos, entrevistas, scripts para programas radiofónicos, etc. Esta actualización llega, pues, bien cargada de trabajos; así de rica y generosa es la Vía Simbólica, que sin embargo tiene un “solo deseo direccionado”: el de la experiencia no dual entre el Ser y el No Ser. No detallaremos todas las aportaciones en esta carta editorial; remitimos al lector al sumario de esta actualización, que además presenta novedades en otras webs, blogs y páginas en Facebook, Youtube y Twitter del Anillo Telemático de SYMBOLOS. Mucho es lo que se ofrece, cual las semillas sembradas al voleo, a sabiendas de que

… es necesaria una advertencia tomada de los extractos herméticos de Estobeo (siglo V):
Evita las conversaciones con la multitud, pues más bien les resultarás ridículo, pues sólo lo igual se asocia con lo igual. En verdad estas palabras no tienen sino unos pocos oyentes y tal vez no tengan ni esos pocos.

En todo caso nuestras motivaciones nunca se han guiado por la cantidad, ni por una intención proselitista que busca ganar seguidores, algo propio de la religión y sus derivaciones laicas que se extienden en todos los ámbitos de la vida, donde los credos en esto o aquello son cada vez más fundamentalistas y los que caen en sus redes unos esclavos que aspiran a salvar su pellejo encerrados en búnkers o soñando con ser los elegidos para colonizar las estaciones espaciales, alternativa absurda a un planeta que agoniza. No hay escapatorias materiales a la cárcel de este mundo, que como sabemos está a un paso de ser reabsorbido en el pralaya, esa noche de los tiempos de la que surgirá una nueva creación. Tan nueva, que nada sabemos de ella, por lo que mejor entregarnos al sueño del soñador y realizar en nuestro interior el más alto recuerdo, el de la conciencia de Unidad donde se han resuelto todas las oposiciones y se abre la pequeña puerta del tercer nacimiento.

El de la voz, cree, igualmente, que no ha sido otra cosa en su vida que un contador de sueños por su capacidad de soñar y de narrar lo soñado.
NOTAS
* Todas las citas de la carta editorial pertenecen a la introducción del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos y son del puño de su autor.
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