SYMBOLOS

Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis

DIÁLOGOS CON FEDERICO GONZÁLEZ FRÍAS,
“UN VIAJE HACIA EL CONOCIMIENTO
DE LAS VERDADES ETERNAS” *

ÁNGELA SARDÁ

Federico González nació en Buenos Aires un 11 de noviembre de 1933 y falleció en Barcelona el 9 de noviembre de 2014. Autor polifacético, filósofo, poeta, escritor de varios libros y obras de teatro relacionados con el conocimiento de las verdades eternas, fue también guía, psicopompo y gran conocedor de la Tradición Unánime. Gracias a la transmisión mediante sus libros, conferencias y meditaciones, se ha podido trazar un mapa de ruta para la realización espiritual de todos aquellos que quieran recorrer el camino iniciático con el soporte de la Vía Simbólica.

Fue fundador y director de la Revista SYMBOLOS y todo su anillo telemático de páginas web que abordan el tema de la simbólica desde diversas perspectivas, así como también de los Centros de Estudios de Simbología en Barcelona y Zaragoza, y constructor de una gran obra intelectual expresada en todos sus libros de carácter simbólico y metafísico.

Y ahora, todo este conocimiento que transmitió, sigue todavía vivo en el corazón de los que lo han recibido y aceptado, protegiéndolo en el interior de sí mismos y poniéndolo a salvo de posibles profanaciones. Es justamente en el corazón, depositario del germen de la luz intelectual, de donde vuelve a surgir este conocimiento de las verdades eternas que siempre están a salvo de los avatares cíclicos, ya que se ubican en un ámbito del pensamiento más allá del tiempo ordinario.

*
*    *
– Buenas tardes Federico, ¿te puedo tutear?

Por supuesto.

– En esta pequeña introducción hemos destacado tu trabajo como guía, psicopompo y transmisor del conocimiento de las ideas y principios universales. ¿Qué significado tiene esta función? ¿Es equiparable a la del chamán u hombre de conocimiento de muchos pueblos tradicionales?

“Efectivamente, él es en las sociedades arcaicas el introductor o psicopompo en los misterios, tal como el sabio de siglos posteriores, el cual ofrece una iniciación intelectual-espiritual, aunque asimismo –o tal vez por ello– es el encargado de administrar los venenos necesarios de manera eficiente, incluso mágica-teúrgica. Por ello y por otras razones es el guía de una sociedad o un grupo, para el que es el hombre –o mujer– de conocimiento y también el que detenta, a menudo, la autoridad temporal. Es decir, el que ha experimentado el acceso a otros planos cada vez más sutiles, y abstractos (para decirlo de algún modo), pues se refiere en verdad a grados en la senda del Conocimiento y son más reales que la versión que ofrecen los sentidos, aunque desde luego, basándose en ellos para poder trascenderlos. O sea, darles sentido, encuadrándolos tomando y utilizando los elementos doctrinales o arquetípicos de ese grupo, o de una futura identificación con lo sagrado al ser fecundados por la palabra divina, o la revelación directa que se puede observar en todo lo creado y lo que está por detrás de ello”.1

– ¿Qué es este conocimiento de los principios universales, de las verdades eternas?

“Se refiere a la Sabiduría más alta, y la puerta de entrada a unas valoraciones distintas sobre todas las cosas (grado a grado), en contraposición con el conocimiento corriente al que se denomina profano.

El Areopagita lo enseña bellamente en la Teología simbólica diciendo: ‘Amigo Timoteo, sobre las especulaciones místicas, una vez consolidado el camino, abandona los sentidos, las operaciones intelectuales, las causas sensibles e inteligibles, a todo no ser y a todo ser, y en la medida de lo posible, vuelve como ignorante a la unidad de Aquel que está por encima de toda esencia y conocimiento; pues por ti mismo y por todos, por el abandono inconmensurable y absoluto de la mente, ascenderás al rayo supraesencial de las Tinieblas divinas, abandonando todas las cosas y libre de todas ellas’”.2

– ¿Cómo se transmiten estas verdades eternas?

“A través de indefinidas culturas, y de distintos aspectos de una sola realidad, que este personal de la cadena áurea ha vivido y puesto a nuestra disposición como un legado permanente de lo que se expresa mediante el Secreto y el Misterio, esta posibilidad se asemeja a un hilo que se ha mantenido a lo largo de la historia y nos señala un camino para trascender la chatura de nuestras concepciones anteriores, nacidas de la ignorancia del medio en que a nosotros –y a los protagonistas de esta cadena– nos ha tocado existir. Pues los hombres mediante los cuales hemos accedido a este conocimiento son seres que también han vivido la brutalidad del medio, del cual han sido incluso rechazados, por los profanos que en su estupidez y tontera caminan a ciegas a no se sabe dónde y por qué”.3

– ¿Cómo le llega a un profano este conocimiento y el despertar a esta nueva visión?

“No se necesita ser divino para esta identificación que se produce en lo más recóndito del corazón y da lugar a todas las auténticas transformaciones individuales. En efecto, no se precisa haber nacido un dios, o un ángel, para alcanzar estos grados de sacralidad. De hecho, un hombre cualquiera (¿cualquiera?) puede obtenerla, incluso un pecador puede realizarlo, sin duda que por la gracia divina, ya que el espíritu, como está dicho, sopla donde quiere (¿en cualquier lugar?). Y cuando quiere.

La Inteligencia Universal encuentra un eco y una receptividad en la inteligencia particular donde se refleja, y así ilumina las vidas de aquellos que se han prestado a recibirla, vaciando la copa abarrotada de su alma. Encarnar, entonces, es Ser; fecundar de modo virginal la Sabiduría Primigenia, en el seno de uno mismo, que pasa a ser el Sí Mismo por un proceso de identificación con lo numénico. Esta es la única forma de conocer, dada la relación entre el Conocer y el Ser, ya que este último no es nada más que lo que conoce. Aunque esta identificación de la que hablamos no podría ser jamás tomada de manera profana, o sea al pie de la letra, como se suele hacer hoy día, de acuerdo a la ignorancia que adorna a los contemporáneos. Conocer, entonces, es un verdadero proceso de identificación que se efectúa entre el creador y su criatura por medio de los intermediarios divinos.

Esta última acepción del término encarnar nos parece mucho más correcta respecto a algo que nos es ajeno, y hasta disparatado como es la posibilidad de una deidad creadora afincada en el tiempo histórico. Conocer es encarnar, es decir Ser”.4

– Este proceso de identificación con la deidad, ¿cómo se logra?

“Es un Trabajo interno. ‘La lucha por quitarnos los condicionamientos que nos marcan y a los que inconscientemente obedecemos (haciéndonos sus esclavos, cuando no sus cómplices, por temor a destruir lo que pretendidamente somos y a cambiar nuestra manera de ser y existir) debe realizarse con la asepsia del guerrero e invocando la gracia de las deidades para que los espíritus nos guíen en el intrincado laberinto del destino. El fruto de nuestro anhelo es la virginidad capaz de levantar todo nuestro pequeño cosmos nuevamente, después de muerto a las concepciones caducas, pero ahora edificando sobre un orden que hemos elegido. Sería posible pensar que la construcción a partir de un modelo análogo al propio universo fuese precisamente nuestro condicionamiento. En ese caso estaríamos gobernados por los númenes que señalan nuestro camino y la obediencia a las voces interiores sería acceder a su amor y misericordia. Algo que sin duda tiene que ver con lo sagrado en detrimento de lo profano, signado por la lectura egótica y literal, o la interpretación psicológica o social, o cualquiera otra programación cultural, la que nos hace ser lo que el poder y el medio determinan en su ignorancia. No ha habido tiranía igual, ni que se asemejara siquiera en lo totalitario a lo que se produce en la sociedad moderna aunque ésta suponga deslumbrarnos con su técnica, sus pretendidas democracias y sus modalidades represivas tan refinadas que actúan en forma subliminal. Un mundo envejecido y sin futuro, sin duda’.5

En la simbólica se trata siempre de un despertar espiritual. En efecto, el hombre en estado profano está dormido y necesita reaccionar y despertar a otra vida y a otro mundo, nuevo, auténtico y verdadero que se le ofrece como un camino a recorrer. En el último canto de la Odisea se describe a Hermes como convocando a las almas de los difuntos –tal cual igualmente los ha llamado a algunos en vida– con el mismo instrumento con que los espabila, su vara áurea, su varita mágica, que le ha sido conferida para ese fin.

El despertar hermético es el inicio del camino de Conocimiento, –complejo itinerario de múltiples etapas cuyo trazado no es rectilíneo sino espiral y lleno de recovecos, de tesoros ocultos, pistas falsas y traidores y ladrones literales a granel– una de cuyas estaciones terminales es el reconocimiento de nuestra más absoluta ignorancia en cualquier materia que fuese, junto con el descubrimiento de la falta de realidad de los numerosos supuestos en que nos refugiamos hasta el fin.

En Europa el gallo de Hermes está igualmente asociado con el despertar, el ver y lo nuevo (nuevo día)”.6

– El despertar espiritual, ¿sería transmutar la ignorancia en sabiduría?

“La ignorancia es el término contrapuesto a Sabiduría. Ausencia de todo Conocimiento y de la posibilidad de conseguirlo por distintos motivos. La ‘docta ignorancia’ es un término acuñado por el cardenal Nicolás de Cusa para referirse al estado de vacío que se produce al final de conocer todos los términos y conceptos de lo que se supone es saber, tal cual lo hemos aprendido, o mejor, hemos sido condicionados con la preparación que nos procuran los sentidos y el discurso habitual de lo profano. En verdad, nada sabemos aunque pretendamos demostrar lo contrario. ¿Qué es saber? ¿A qué conocimientos se refiere el que pronuncia esta palabra o tiene esta pretensión?7

Cuando hacemos un trabajo con nosotros mismos, se produce un cambio de estado interno. No se trata de un simple cambio superficial, sino del encuentro con una imagen del Sí mismo.

Se da como ejemplo de metamorfosis el paso del simple gusano rastrero a la sutil mariposa grácil y voladora. Pero ese cambio de forma no es lo que se busca sino la transmutación, que sería un término más correcto y que significa lo que está más allá del cambio y aun del movimiento. Esta palabra sería la indicada para señalar estos fenómenos capaces de llevarnos a otro estado de conciencia pues se trata de temas que llegan hasta el final del proceso de lo móvil para internarse en lo inmóvil, o eterno”.8

– Para que ocurra esta transmutación tiene que haber una muerte del hombre viejo, posibilitando así el renacimiento del hombre nuevo, ¿en qué consiste esta muerte?

“En el contexto de la simbólica, la muerte sólo puede tener un significado de transformación, de pasaje. Efectivamente, en la iniciación, la muerte es seguida de una resurrección, e igualmente en el viaje definitivo, en la post mortem. Para esta última situación la civilización egipcia escribió el Libro de los muertos y la tibetana el Bardo Todol, pues se suponía que el alma después de la vida iniciaba inmediatamente otra vida en el más allá, motivo por el cual innumerables Tradiciones han enterrado a sus difuntos junto a adminículos domésticos, alimentos, y aun a sus esposas y esclavos que se suicidaban para acompañar al deceso.

En cuanto a la iniciación durante la vida de una persona, ella se produce en determinados momentos de su existencia, de modo ritual, cuando participa de instituciones esotéricas o religiones mistéricas.

Aunque este rito se va sucediendo cotidianamente, en el interior del iniciado. O sea, no es sólo en un día en que se renace, pues ésta sería una forma infantil de ver la transmutación que necesita, a veces, de años para irse consolidando y para que el sujeto advierta su cambio de estado.

De modo natural se suceden también las muertes y resurrecciones constantemente cada vez que dormimos y despertamos, o incluso cuando aspiramos o expiramos, y son notorias las transformaciones que se van produciendo a lo largo de la vida y que aun en sentido profano podrían tomarse igualmente como muertes y resurrecciones”.9

– ¿La resurrección del hombre nuevo nos va llevando a nuevos estados de conciencia?

“Como en el caso de la encarnación, este término es muy propio de la religión católica y se refiere a la resurrección de entre los muertos de nuestro Señor Jesucristo. Igualmente la gnosis actual toma este término como la vida después de la muerte del mundo profano, que se realiza a través de los espíritus intermediarios, como son los expresados por los símbolos. Este nacer de nuevo a otra realidad es visto como una resurrección a un distinto nivel de conciencia, o a otro plano vital. El neófito renace de sus propias cenizas como lo hace el pájaro Fénix, siendo éste el acceso a una vida diferente.

En alquimia esta palabra es equivalente a aquella de transmutación, renacer que se produce en tres planos diferentes, y que por lo tanto no sólo incluye el renacimiento, sino incluso una segunda muerte que da lugar a un tercer espacio nuevo. Este proceso, rebatido en el tiempo, es un viaje por etapas en busca del cielo de las ideas, o sea del Arquetipo, tal como Platón lo concebía. También para este autor, debe salirse de la caverna donde las figuras proyectadas sobre sus paredes parecen darnos la idea de la realidad, aunque sólo son sombras ilusorias.

Salir de la caverna, o renacer, es enfrentar al hombre nuevo a través del proceso alquímico de transmutación, que como su nombre lo indica, requiere del cambio total del ser anterior para regenerarse en una auténticamente nueva criatura, o acceder a otro plano de la conciencia. Resucitar de entre los muertos es pues el nacimiento a un tiempo nuevo, sin ningún parangón con lo conocido anteriormente. De hecho, este es el proceso de cualquier iniciación cuyos objetivos no difieren de los postulados alquímicos”.10

– ¿Podríamos decir que este proceso alquímico que acabas de mencionar comienza con la putrefacción? ¿En qué consiste esta putrefacción u Obra al Negro según el lenguaje alquímico?

“Es el proceso alquímico que se produce en el viaje iniciático y puede ser equiparado a una forma de disolución por el agua y a una muerte regeneradora. De lo putrefacto, o de las heces, nace un hombre nuevo, libre de las valoraciones estúpidas y profanas con que han condicionado al medio y éste a nosotros, y de las que por este procedimiento de la putrefacción o descomposición, se evacuan diversos elementos que posteriormente regenerados coadyuvan a la gestación del hombre nuevo, es decir de otro ser que nacerá de la putrefacción de la tierra, al igual o de modo semejante a lo que el agua produce en la semilla para la gestación vegetal.11

Se dice, en la iniciación, de aquél que se ha despojado de su antiguo yo y se enfrenta con la inmutabilidad del Sí Mismo.

Para este ser la vida recomienza diariamente y el cambio ha dado lugar a la transmutación.

Hasta el fin de sus días, el hombre nuevo vive esa realidad otra, puesto que es análogo al universo, que está inacabado, y que él reproduce en pequeño”.12

– ¿Entonces la iniciación está asociada a la muerte de un plano de conciencia y la resurrección a un nuevo estado, purificando de esta manera el alma, la cual nos va llevando a otros estados superiores cuya meta es fundirse con el espíritu, que es lo verdaderamente inmortal, e ir incluso más allá?

“La iniciación es algo real y efectivo que se produce en el ser humano, en su interioridad, y de ella son capaces de dar cuenta los que la han vivido por medio de cientos de muertes y resurrecciones que conforman una escala en el camino del conocimiento y que podrían sintetizarse en dos grandes divisiones: la restitución del verdadero Ser, el hombre verdadero, es decir la ontológica (segundo nacimiento) y el siguiente gran tramo que se refiere al No-Ser e infinito, a la metafísica y al tercer nacimiento, esta vez polar y no simplemente solar.

Sin embargo se las suele tomar como una serie de ceremonias más o menos encubiertas o secretas, en general referidas a las Tradiciones primitivas que aún las mantienen, como el paso de la pubertad a la hombría o feminidad. También se suelen considerar como ritos iniciáticos por algunos el bautismo cristiano tal cual hoy se practica y otros muchos ritos religiosos de alcance lunar, o sublunar. Y aún las ceremonias laicas, universitarias y cívicas en general. De hecho, los más tradicionales de esos ritos, como los masónicos, están hoy en un período de sueño, e incluso los integrantes que pertenecen a las distintas Obediencias y Talleres (Logias) no tienen sino una visión profana de la Masonería a la que desconocen y por lo tanto como sus congéneres ni siquiera acreditan en tales, o en el mejor de los casos, lo suelen hacer de modo alegórico.

La iniciación se relaciona con una muerte (hombre viejo) y una resurrección (hombre nuevo), tanto en el segundo como en el tercer nacimiento, tema que acabamos de tratar. Y siempre va unida a la idea de viaje que es el que realiza el alma en el Camino del Conocimiento donde va descubriendo y vivenciando aspectos de sí misma, imágenes del auténtico Sí Mismo del que el ser humano está hecho a semejanza.

Los ritos iniciáticos dan testimonio de una realidad invisible que se pretende, y no constituyen sino formas que toman esas presencias desconocidas que de ese modo se manifiestan al simbolizarse o hacerse rituales. Estas presencias por sí mismas no constituyen ninguna iniciación ni deben ser tomadas de forma literal.

El proceso iniciático verdadero, que puede tardar varios años o alcanzar sólo un cierto nivel, o no producirse nunca, es el tema central y más misterioso de todo esoterismo. Y ello por la simple razón de que sólo lo conocen quienes lo han experimentado verdaderamente”.13

– ¿Cómo sería recorrer los estados superiores del ser?

“Traspasar el umbral de una puerta es pasar de un espacio a otro, de la intemperie salvaje a la protección ordenada. Esto es claro en el caso del templo donde ese traslado va de lo profano o exterior, a lo sagrado o interno. Este es un símbolo fundamental de lo que significa el paso de un mundo a otro mundo, de un estado a otro, y por lo mismo vinculado directamente con la iniciación.14

Lo curioso es que no es por esmerarnos que podemos transitar el mismo camino que Dante y Virgilio o Platón y su Academia, que hasta el día de hoy funcionan en el jardín de la mente, siguiendo las directrices del Colegio Invisible, tal cual los integrantes de aquella Academia que desde el siglo IV a. C. hasta el V d. C. siguieron el pensamiento siempre vivo de Sócrates, culminando con el neoplatonismo y Proclo (que también se decía hijo de Hermes). Es pues la gracia y no los trabajos afanosos del hombre, o sea, los nuestros, la que nos llevará al Conocimiento, pues la puerta está siempre abierta para ser transitada por todos aquellos que hayan sido llamados para ello”.15

– ¿Pero para ello se necesita una enseñanza, una ruta?

“Sabiduría, Conocimiento, verdadera Inteligencia.

Se podría equiparar al Noûs, al rayo Buddhi de la Tradición Hindú teniendo en cuenta que este también se asimila a la Inteligencia Universal, de la cual el hombre es un producto.

Queremos hacer mención de que este rayo es el camino que tenemos los hombres hacia el Centro.16

La enseñanza de los símbolos, la simbólica, también debe aprenderse puesto que el símbolo tradicional debe ser enseñado para que lleguen a efectivizarse algunas de las potencialidades que lleva en sí mismo y fecunde la vida de los aprendices gracias a lo recibido.

Enseñar es también aprender. Y cuando se dice enseñar no se habla de una enciclopedia de datos y referencias, sino de aquello que se expresa en el lenguaje musical, la poesía y las artes y ciencias tradicionales, o sea: la Doctrina.

Es necesario aclarar que esta doctrina no es la suma de enseñanzas de cualquier tipo, aún las más osadas y modernas, sino bien por el contrario la coincidencia de todos los lugares y tiempos, desde donde podemos escoger la vía esotérica adecuada para nuestra realización intelectual-espiritual; obtenida esta última, mediante la experiencia proporcionada por nuestro trabajo hermético, o sea esotérico.17

Por eso los que toman estos vehículos, con la fuerza, la inteligencia, la prudencia –pese a que ella en muchísimos casos, no deba tenerse en cuenta– y el valor necesarios, podrán arribar al fin de su destino, agradeciendo a toda hora tal regalo, que además, les brinda su auxilio.

Una frase de la sabiduría china nos dice: ‘El camino de mil millas comienza a tus pies’”.18

– Me gustaría que nos aclarases la diferencia entre Enseñanza y erudición, porque parece que actualmente se confunden, cuando realmente no tienen nada que ver.

“La erudición para la Ciencia Sagrada suele ser una forma del saber distorsionada. La acumulación de datos, especificaciones, formas, fechas, y definiciones son artificios de esa ciencia de los que pretenden manipularla para ocultar la verdad. El erudito es un impostor, se hace pasar por aquél que conoce sin serlo. Gustan de la pompa, del orgullo, y de la imbecilidad en grado superlativo; poseen el aparato que circunda el punto central y lo toman por él gracias a una buena memoria lógica y repetitiva y a su falta de honestidad con respecto a los otros, de los que se creen separados y a quienes desprecian. Desde luego se trata del falso erudito, moneda corriente hoy en día, que circula en universidades, academias e instituciones como moneda sin precio. La verdadera Sabiduría a veces se alcanza por la erudición pero son casos mínimos, aislados, de lo que no dan cuenta ejemplar ni los filósofos presocráticos, ni Sócrates, ni el testimonio de Platón. Tampoco los sabios-chamanes de todos los pueblos arcaicos. De hecho, la erudición tal cual la conocemos existe después de la invención de la imprenta por Gutemberg y la fijación masiva de conocimientos en planchas tan pétreas como las lapidarias. El erudito cree que engañando a la muchedumbre va a ser admirado pero no sabe que se hace acreedor al más profundo desprecio por los hombres de Conocimiento. Marioneta más o menos moderna, recibe títulos y distinciones en entidades profanas, donde el rebuzno generalizado reina y donde todos creen que es más importante la universidad (profana) que el saber.

El sabio auténtico no necesita de la erudición y aunque pueda haber sido un extraordinario lector, o estudioso, en el camino ha ido eliminando unas referencias que le impedían el saber, o las ha olvidado. En los programas de preguntas y respuestas televisivos suelen triunfar memoristas de nivel escolar que son admirados por el gran público y que saben quién descubrió tal cosa y en qué fecha, ignorando lo que tal cosa es en sí; maestros ciegos que enseñan a otros ciegos, a los que hace referencia el Evangelio. Como dice el Tao Te King 81: ‘El sabio no es erudito, el erudito no es sabio’”.19

– ¿Por qué se dice que la iniciación no es un camino fácil?

“El Adversario con mayúsculas son aquellas fuerzas que impiden el Conocimiento de lo que es la verdad y el mundo en cuanto creación divina con un origen supracósmico. Este es el adversario espiritual al que el iniciado en los Antiguos Misterios debe oponerse en su recorrido ascendente. Sin embargo la creación misma puede ser considerada un adversario formidable, aún el nacimiento y el Ser, por estar en contra de lo que No Es, que no está sujeto a la temporalidad ni a la espacialidad. Tal el caso del pensamiento gnóstico que al concebir al mundo como un engaño ilusorio, despreciaba también a su Creador, el Demiurgo, o Constructor Universal, porque su obra era considerada una cárcel pues había sido el origen de la limitación, el dolor, la enfermedad y la muerte, tal como lo finito lo es respecto al infinito, y lo que va y viene respecto a lo inmóvil y simultáneo.20

Satán existe y es el Adversario, el mayor peligro en el camino iniciático, o de Conocimiento. También constituye siempre el enemigo, animado por la propia dinámica de los individuos que se entregan a él de distintas formas, aunque la limitación contemporánea parece identificarlo casi exclusivamente con los genitales. El mal no tendrá jamás fin y triunfará siempre en el plano profano en que el hombre vive; salir de ese plano de modo inteligente constituye la única forma posible de eludirlo, aunque nunca la de exterminarlo pues él conforma un elemento de la creación, justamente el que tiende a negarla.21

Por el contrario el descenso a los infiernos, que se opone a la subida (al cielo) es una pérdida constante, aún en el aspecto humano, de aquél que ambiciona en su interior el triunfo de la Filosofía (Sabiduría) sobre las descendentes energías que nos impulsan hacia el inframundo (Tártaro) y esta pesadez, contraria a la levedad de su opuesto que cada vez circula por aulas más transparentes y satisfactorias con lo más hondo de su ser.

Son pues energías contradictorias que se deben reconciliar para fomentar al iniciado en el encuentro con la Sabiduría (Filosofía) asociándola a lo más interno, profundo y oscuro de él mismo –en vez de hacerlo descender a lo subhumano, perverso–, o sea de sus posibilidades divinas que deben comenzar un camino hacia la realización espiritual-intelectual.22

Podría decirse que en el viaje iniciático se comienza con la oscuridad de la ignorancia, o el caos que es rasgado por el Fiat Lux, dando lugar a un proceso complejo, difícil, e iluminado, cuyo final sin embargo, es también una negra espesura asimilada a la ignorancia en su aspecto más alto y al No-Ser y lo Inefable. En efecto, la oscuridad inicial llega finalmente a la oscuridad final de las tinieblas, iluminadas por el palpitar de lo desconocido. Allí, en la oscuridad, se encuentran el comienzo y el fin, por lo que este símbolo polivalente, a la par de otros muchos semejantes, posee dos sentidos (o mejor una indefinida cantidad de ellos que se sintetizan en la díada), el de la selva oscura de Dante y el de la Posibilidad Universal en el ámbito de la Nada o la majestad de lo increado, que puede ser descrita como una oscuridad más luminosa que la luz del mediodía”.23

– ¡¡Tener que morir a todo!! Dejar lo que hasta ahora te era conocido, por muy decepcionado que estés con este mundo, provoca un desarraigo difícil de sobrellevar en muchos momentos, ¿qué me puedes decir sobre esto?

“El exiliado es un término que se refiere a aquella persona que, por numerosos motivos, ha tenido que renunciar a su tierra. El exilio está pues relacionado con el viaje o con la extranjería; también con el peregrinaje y siempre con el desarraigo, es decir con el tener que haber destruido las raíces por la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias. Los que han tenido que dejar su país y enfrentar otras realidades sufren las características propias de este problema que prácticamente es imposible de comprender a menos que se sea otro exiliado, en particular de edad adulta, o que ha debido abandonar involuntariamente su país por las circunstancias que fueran, aunque incluso los que lo han hecho voluntariamente deben pasar por un período de dolor, de nostalgia y, en definitiva, de reinserción en el drama de su vida.

Análogamente el Hombre Nuevo, o sea el iniciado que ha dejado su antigua existencia profana y en su camino se siente como un extranjero en el medio que le circunda, es tal por haber desertado de sus identificaciones poco a poco al punto que se siente extraño en su patria, como un exiliado en su propio hábitat, como aquel que ha tenido que renunciar a su tierra.

Y no es que sea desconocido lo que acontece en el paisaje de su alma sino que lo que ha sido lo habitual comienza lentamente a morir, ya que van desapareciendo las valorizaciones (a las que nos aferramos hasta el último momento) pero que terminan por expirar definitivamente, siendo suplantadas por otras perspectivas. Este cambio de piel equivale a un renacimiento en el que todo se estrena y las cosas se presentan como inéditas y flamantes en su realidad íntima, tal cual ellas son en sí y no falsificaciones de la ensoñación.

El pueblo de Israel ha sufrido un largo y doloroso exilio, cuya contrapartida es el Tikun (restauración, reintegración), especialmente en el corazón del alma de los iniciados hebreos.

El exiliado auténtico jamás vuelve del exilio”.24

– “El exiliado auténtico jamás vuelve del exilio”, es muy potente esta frase. Produce miedo y vértigo, sensación de soledad. ¿Qué es la soledad?

“La soledad es un estado de ánimo que se padece de modo social. En efecto nada peor –en distintos sentidos– que la soledad, con una gama de diversos motivos que aun la hacen pésima, y por lo tanto más difícil de sobrellevar. Así es, todos estamos solos y desnudos debajo de la ropa: nacemos y morimos solos y desde siempre hemos estado tan solos como el día de hoy. Pero el rechazo a ello comienza con la individualidad que sufre intensamente no compartiendo nada con los otros seres humanos, ni siquiera su miseria y la esclavitud a que estamos sometidos por el hecho de tener que ser alguien y la condena social que representa el no poseer una familia, un hogar debidamente formado, aunque este sea un infierno. Por lo que es doble el rechazo de nuestros contemporáneos al sospechoso estigma de la sociedad que nos sanciona y el tener que enfrentar la vida sin ninguna protección y además con el terrible miedo de no poder encontrar a otros por nuestras torpezas, cortedades, o condiciones que la sociedad de un modo u otro excluye, sean estos impedimentos reales o imaginarios.

En todo caso es conveniente señalar, de cuajo, que el hecho de tener que soportar la soledad no es como se supone malo en el orden en que está insertado un sujeto cualquiera, sino bueno, en cuanto uno descubre que más bien es un estado de ánimo positivo para nuestros trabajos, y lo que es más, una condición favorable ya que el mundo del silencio es mucho más rico que los simples ruidos y gestos profanos que nos rodean e invaden al punto de no saber lo magnífico de estar solo, condición indispensable para que surja el pensamiento en este teatro de pasiones y sombras que es el mundo de hoy, incapaz de llevarnos a ninguna parte, y aún menos a poder Ser.

La soledad es un lujo que muy pocos pueden darse, aferrados a su ropa, su cartera, a su careta, y a la imposibilidad de arribar así al Conocimiento. Es más bien un orgullo estar solo, debemos decirnos, ante la sorpresa ajena.

Vivimos sobrellevando un fantasma que hemos engendrado para, en última instancia, negar lo que verdaderamente es, o quienes somos, en esta comedia cómica llamada vida.

Pero la soledad pura y dura, o sea la soledad por la soledad misma, no lleva a ninguna parte y es tan infecunda como su contraria: la multiplicidad de lo masificado.

Por lo que no tenemos necesariamente que despedir a la familia y hacerles un gesto de adiós a aquellos que amamos y nos necesitan, pues bien nos pueden bastar nuestros estudios, trabajos y meditaciones y la soledad necesaria para llevarlos a cabo y asimismo la percepción de la auténtica soledad, la que llevamos a cuestas de toda la vida y que no nos atrevemos a nombrar por un miedo atroz a que se produzca en nuestra existencia, o nos la reproche vaya a saber qué entidad tan inútil como ilusoria.

Estando solos repetimos la imagen de la Unidad, que no tiene par y que no necesita de nada, salvo de ella misma. Y así actualizamos un gesto ritual primigenio”.25

– En el viaje de conocimiento, por lo que venimos conversando, se necesita de una entrega constante para atraer las energías cósmicas, ¿qué significa entregarse?

“Es el símbolo del alma raptada por la Inteligencia divina. Por extensión todas las innumerables formas posibles de entrega.

También la llamada entrega del alma a Dios no por vía de aspiración directa sino dentro de un orden y una doctrina, es decir, por medio de los ritos permanentes a los que nos vemos sometidos para aspirar al amparo y la custodia de los dioses.26

Las energías cósmicas descienden para fecundar la tierra en forma de agua por la que se produce la creación de plantas y animales, todo ello generado por el principio creador que gobernando todos los planos del cosmos decide enviar sus energías espirituales, simbolizadas por el rocío (del cielo) que produce la generación en la tierra; y el ascenso, al contrario, es la invocación de los hombres para elevarse a un plano superior. Estas dos energías se manifiestan entre los cuatro elementos de la antigüedad, o pueden emularse con estos, y de ello se produce, gracias a los emisarios descendentes, la vida. Pero se dice que este descenso ha sido por la provocación humana que ha generado la idea de ascender mediante la invocación y los demás elementos sagrados, que aunque festivos, o incomprensibles para quien no está en ello, son los encargados de comunicarse con los dioses (los Balam)”.27

– En el Rig Veda X, 90, 16, leemos: “Al sacrificio sacrificaron los dioses el sacrificio, tales fueron las primeras leyes. La fuerza de tal hecho alcanzó el cielo, donde están los seres antiguos”. A la vista de esto, ¿podríamos decir que también es necesario el autosacrificio para el que se adentra en una vía de conocimiento?

“De sacrum facere: hacer sagrado. El ejemplo arquetípico del sacrificio es para Occidente el de Abraham inmolando a su hijo Isaac o el de Jesús en la cruz. Es decir, renunciando a lo más querido y al mayor de sus apegos. A mayor sacrificio más abundantes las bendiciones recibidas, en ese sentido dejarlo todo es el máximo sacrificio.

La parábola cristiana sobre que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un hombre rico conquiste el reino de los cielos se refiere a esto, aunque se suele mal interpretar como referido exclusivamente a la riqueza material, especialmente el dinero. Nuestras mayores posesiones son las mentales, incluso nuestros defectos que son advertidos por el propio interesado que los toma como cosas cotidianas e inofensivas. De hecho, el verdadero sacrificio incluye una muerte al hombre viejo y el nacer simultáneo del hombre nuevo.

Cualquier cosa puede ser una posesión aunque todas se pueden reducir a la pequeñez y la tontera, es decir a la ignorancia que es el lastre mayor para cualquier persona, o la negación de lo que es. La idea de pecado debe tomarse como la de equivocación en un sentido estricto, sacrificar el demonio de la estupidez es sacrificar prácticamente todos los lastres que nos impiden la partida ascendente. Perderse es una forma sacrificial porque de ese modo se encuentra el camino.

Los griegos lo veían como símbolo de purificación y aun de imploración que se constituía en una inmolación del sacrificador. En este sentido en todos los casos el sacrificador es también el sacrificado, o sea que desde la perspectiva iniciática no hay mayor sacrificio que el de uno mismo.

Esto es un show. No hay otro lugar donde ir. Esta película ya la vi, y quiero ver otra cosa. ¿Por qué es tan opresivo? ¿Por qué el sol nos abrasa? ¿Qué llama roja sudando cera está consumiéndose?

Se encuentra igualmente en el sacrificio cristiano, en la muerte y en la pasión del maestro Jesús. Y todo esto es ahora, perpetuamente ahora. Quien sigue ese curso lo puede alcanzar, se trata de una llaga llamada éter en el corazón.

El adepto necesita sacrificarse tal cual su Dios se sacrificó en su momento para regenerar el proceso creativo, así es la exigencia de los dioses”.28

– Un destino muy alto de este viaje interior es llegar a conocer la tierra prometida, de la cual nunca se ha salido sino ilusoriamente, es decir, volver al origen ¿qué me puedes contar sobre ello?

“El paraíso para las religiones abrahámicas es el paraíso terrenal, en hebreo Pardés y en persa peridaisos, ya que el jardín primigenio y sus árboles son míticos en varias Tradiciones. En ese paraíso existían dos árboles, uno llamado el Árbol del Conocimiento que es el de la Unidad, y otro el de la ciencia del bien y del mal que representa la dualidad de todo lo creado y de donde el ser humano comió un fruto prohibido. Cuatro ríos lo surcaban de modo ortogonal. Su perímetro era circular y se podría decir que era una isla situada en el cielo. En el Génesis se suele señalar al este del paraíso como una región distinta a las otras y se corresponde con el Oriente por donde sale el sol. Fue el habitáculo de Adán, el hombre primigenio, aparentemente andrógino, de cuyo costado se separó, oponiéndosele así, su componente femenino, llamado Eva. Por motivos cíclicos Eva está predestinada al error de comer de aquel fruto y con eso se produce la expulsión de la pareja de ese Edén, donde se recogían los productos de los árboles y se comían las mieses de la tierra y el maná de modo indiscriminado.

Obligados al exilio y a vivir y trabajar con el sudor de su frente, desde entonces el hombre ha intentado volver a ese paraíso y lo ha conseguido comiendo del Árbol de la Vida en virtud de las iniciaciones que le han procurado los héroes civilizadores y los salvadores y la gracia del espíritu que sopla donde quiere, y sólo donde quiere. La vuelta al Paraíso es pues un arquetipo de la llegada feliz a la utopía, a lo que este término verdaderamente significa. Más profundamente es la restitución al Ser primordial, al mítico andrógino esférico de Platón, o sea al arquetipo universal.

La llegada a esa tierra prometida es una etapa muy importante del recorrido iniciático, ligada estrechamente con el sol, como astro rey, que simboliza un estado del alma signado por el abandono y la paz en el señor de ese jardín, a saber: la restitución al hombre verdadero y a un estado intocado de luz y belleza.

En la imaginería popular que confía en el turismo y siente veneración por él, las islas tropicales son fantasmas imaginales de tales dichas, nunca suficientemente alejadas de tormentas sentimentales, robos y huracanes.

El Paraíso, símbolo de la conciencia de Unidad y asimismo residencia de la Inmortalidad. Jardín del Edén del cual emanan cuatro ríos marcando las direcciones del espacio. Del próximo Paraíso se dice que no será un jardín, sino una ciudad: la Nueva Jerusalén.

El Paraíso es un lugar inaccesible para la gente ordinaria y una de sus características geográficas es su inmunidad frente a los grandes cataclismos cíclicos; en este sentido es análogo a la montaña polar”.29

– Como nos acabas de explicar, este Paraíso es análogo a la Ciudad Celeste de la que se dice que al final de este ciclo cósmico descenderá de los cielos. ¿Qué nos revela la tradición acerca de esta ciudadela?

“La ciudad celeste es un espacio al que todo habitante del mundo puede llegar, aunque se hace muy difícil el acceso, sobre todo en estos tiempos acelerados en que nos ha tocado vivir.

También se dice que tiene tantas entradas como hombres hay en el mundo significando la misma idea.

De más está decir que la ciudad celeste es un lugar real y tangible, aunque la frase se utilice en un tiempo otro y en un espacio de dimensión imposible geométricamente. Es decir, que no es computable ni visible sino al ojo del corazón, y en donde viven los ancestros. Allí la pasamos a nuestras anchas, podemos leer a gusto todos los libros, pasearnos desnudos entre innumerables hembras cuya función consistiría en embellecer a un solo pubis, guardián de lo arquetípico, que se nos abre poderoso. Tal cual comparan al más allá en varios esoterismos y religiones.

Es la constante conjunción de opuestos la que alegra el corazón y dispara la mente hacia lo que No Es y no será por siempre jamás.

Ser un habitante de esta ciudad es un privilegio del que muy pocos gozan, pero a lo largo del tiempo suman miles y aún decenas de miles quienes la conocen.

Todas las Tradiciones han conocido, bajo otros nombres, esta idea del otro mundo a la que apodaban: ‘Ciudad de los Inmortales’, ‘Ciudad de Dios’, ‘Tierra de los Vivos’, ‘Tierra de los Bienaventurados’, Colegio Invisible, o Iglesia Secreta, Olimpo o Elíseos, Jerusalén Celeste, etc., las utopías de todo el mundo como testimonio de que puede arribarse a ese sitio. Allí moran los dioses y los inmortales, o sea, los que han realizado la unión última entre el Ser Universal y lo que No-Es, aceptando el mundo tal como es, y su ignorancia propia de ese mismo mundo a la par que su condición. Lo cierto es que al lugar se lo presenta siempre como lo mejor que hay, un tesoro entre tesoros y esto, curiosamente, lo han hecho todos los pueblos”.30

– Gracias Federico por esta entrevista, ha sido todo un viaje con el pensamiento y un encuentro con las verdades eternas, conocidas por los sabios de todos los tiempos. Una larga aventura a conquistar, una construcción en lo invisible. Lo que nos recuerda que el viaje es más importante que la meta. Pero como toda creación es una obra inacabada, no ha finalizado este maravilloso y fascinante encuentro, sino que debemos seguir profundizando en esta Enseñanza, que seguro que a más de un lector le hará mella en su corazón. Eso espero.

Gracias Federico.

NOTAS
* La autora refiere que este trabajo ha sido construido en forma de entrevista, tal cual si estuviera conversando con Federico González Frías aquí y ahora, siendo todas las respuestas de Federico extractos de algunas de las entradas de su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. También disponible la versión íntegra online: Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos.
1 Entrada: “Chamán”, op. cit.
2 Juan Escoto Eriúgena. Sobre las naturalezas. Citado en la entrada: “Gnosis-Conocimiento”, ibíd.
3 Entrada: “Cadena Aurea”, ibíd.
4 Entrada: “Encarnación”, ibíd.
5 Federico González y col. Introducción a la Ciencia Sagrada: Programa Agartha. “Trabajo interno”. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003. Citado en la Entrada: “Trabajo”, ibíd.
6 Entrada: “Despertar de la conciencia”, ibíd.
7 Entrada: “Ignorancia”, ibíd.
8 Entrada: “Transmutación”, ibíd.
9 Entrada: “Muerte”, ibíd.
10 Entrada: “Resurrección”, ibíd.
11 Entrada: “Putrefacción”, ibíd.
12 Entrada: “Hombre Nuevo”, ibíd.
13 Entrada: “Iniciación”, ibíd.
14 Entrada: “Puerta”, ibíd.
15 Entrada: “Cadena Áurea”, ibíd.
16 Corpus Hermeticum. “Poimandrés” I. Revista SYMBOLOS nº 25-26, “Tradición Hermética”, Barcelona, 1996. Citado en la entrada: “Noûs (gr.)”, ibíd.
17 Entrada: “Enseñanza”, ibíd.
18 Entrada: “Camino”, ibíd.
19 Entrada: “Erudición”, ibíd.
20 Entrada: “Adversario”, ibíd.
21 Entrada: “Diablo”, ibíd.
22 Entrada: “Descenso”, ibíd.
23 Entrada: “Oscuridad”, ibíd.
24 Entrada: “Exilio”, ibíd.
25 Entrada: “Soledad”, ibíd.
26 Entrada: “Entrega”, ibíd.
27 Federico González. El Simbolismo Precolombino, cap. XII: “La Dualidad: Energías Descendentes y Ascendentes”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016. Citado en la entrada “Descendente-Ascendente”, ibíd.
28 Entrada: “Sacrificio”, ibíd.
29 Entrada: “Pardés-Paraíso (hbr.)”, ibíd.
30 Entrada: “Ciudad Celeste”, ibíd.
Home Page