Revista internacional de Arte - Cultura - Gnosis |
CUZCO, REFLEJO VIVO DE LA UTOPÍA
CRISTINA FLÓREZ-ESTRADA |
Simbolizó la unión de dos mundos, pues su madre era una ñusta –princesa– inca y su padre un capitán español vinculado con la nobleza castellana y extremeña que participó junto con Francisco Pizarro en la conquista del Perú.
Vivió en el Perú toda su infancia junto con su madre, y a los 21 años parte a España con la intención de pedir compensaciones por los servicios que prestó su padre a la corona española. Se instala en Montilla, Córdoba, bajo el amparo de su tío, el capitán Alonso de Vargas, quien le ayudó a afincarse en España. Al serle negada esta petición, decidió regresar al Perú, pero por motivos que se desconocen, se quedó finalmente en España para no volver más a su tierra natal. En 1587 recibe herencia de su tío posibilitándole el descanso económico que necesitaría para dedicarse a la escritura. Se llamaba Gómez Suárez de Figueroa, pero a partir de 1563 cambiará su nombre por el de Inca Garcilaso de la Vega. |
Inca Garcilaso de la Vega, ilustración extraída de Carlos Penoso y Abelardo de Carlos (ed.), Almanaque de la Ilustración para 1879, Año VI. Sucesores de Rivadeneyra, Madrid, 1879. |
Vivió en una España renacentista, donde recibe una fuerte influencia del pensamiento platónico. Traduce los Diálogos de Amor de León Hebreo, labor por la cual fue elogiado por ser absolutamente fidedigno al texto original. Entre sus obras literarias se encuentra La Florida, que narra la expedición del conquistador español Hernando de Soto a la península de la Florida, y Comentarios Reales, la primera historia completa de la civilización incaica. Centraremos nuestra atención en este su último libro, Comentarios Reales, no solo por la claridad de sus palabras, sino porque constituye un recuerdo vivo de esta utopía que fue el imperio inca. Pero antes de adentrarnos en su contenido, queremos hacer un pequeño inciso para aclarar la presencia del mito, el símbolo y el rito en el libro, puesto que han habido historiadores que han desprestigiado la obra del Inca Garcilaso acusándole de inventar acontecimientos fabulosos. Y es que desde el punto de vista tradicional y simbólico, supone un error creer que la utopía o el mito corresponden a la ficción, lo cual equivale a decir que no son reales, conceptos acuñados por los estudiosos escépticos y racionalistas de la ciencia moderna. Utopía, U-topos que quiere decir no-lugar en griego, “imagen de la ciudad celeste es, pues, una organización casi imposible de alcanzar por las limitaciones humanas, aunque real en otros espacios o mundos relacionados con las ideas”.1 Se trata de la vivencia del eterno presente, de la unión de lo de arriba con lo de abajo. Asimismo, los mitos “son ideas salvíficas, que se esbozan tras la literatura y tienden a transmitir cada vez capas más profundas y distantes del propio sujeto que se entrega a escuchar estos cantos”.2 Y continúa explicando Federico González sobre el mito:
Y nos dice sobre la naturaleza del símbolo:
Desconocemos si el Inca Garcilaso llegó a vivenciar o acreditar sobre la presencia de lo sagrado en la cultura inca puesto que su forma de relatar las crónicas por momentos se percibe como externa; pero en última instancia, lo que realmente interesa es la gesta que llevó a cabo al transmitir el legado de su cultura, plasmando a través de la escritura los recuerdos que le contaron sus antepasados de manera oral, haciendo memoria de ellos, rescatando este testimonio del olvido haciéndose caña hueca. Además de ser el intérprete ideal, ya que gracias a su posición dentro del imperio y a que su lengua materna era el quechua, pudo transmitir mejor que nadie la cosmovisión y los ritos y mitos que lo conformaban. Sumerjámonos pues en estos relatos, invocando a Viracocha, el dios tutelar civilizador, iniciador e instructor del panteón inca. ¡Que sea su influencia la que guíe este discurso que aquí se deshilvana! |
Memoria y origen del imperio Durante el periodo en el que el Inca Garcilaso vivió en el Perú venían a visitar a casa de su madre familiares suyos. A menudo se reunían para hablar del tiempo del imperio antes del reinado de Atahualpa, haciendo memoria de sus antepasados, de sus orígenes, de sus ceremonias, y de la vida en general en el imperio. En una de estas reuniones, el Inca Garcilaso de 17 años, le dice a su tío:
El Inca Garcilaso es el que insta a su tío a hacer memoria de los orígenes de su cultura. Al hilo de la Memoria, nos dice Federico González acerca de los Ancestros:
Así pues, su tío empieza el relato mítico de cómo a Manco Cápac, primer Inca, y su esposa y hermana, Mama Ocllo, les es encomendada la fundación de la ciudad de su padre, el dios Sol:
Y sobre el nombre del Cuzco se dice:
Así pues vemos como esta pareja mítica peregrina desde el lago Titicaca, guiada por la providencia y por mandato divino, y clava la vara de oro en el suelo –símbolo del eje– estableciendo la unión del cielo con la tierra, y es ahí donde se produce esa comunicación, el lugar donde edificarán la ciudad de su padre el Sol a imagen de la ciudad celeste. Llamaron Cuzco a tal ciudad, que simbolizó, como dice el texto, el centro, desde el cual emanará –como los rayos del sol– su orden y tradición hacia el resto del imperio. Ambos tuvieron un papel civilizador, pues enseñan las artes y oficios por intermedio del dios Viracocha a las gentes que por ahí vivían dispersas. Llegaron a formar un gran imperio, conformado por una civilización perfectamente jerarquizada y ordenada. Prueba de ello son los quipús, que utilizaban como sistema aritmético. El Inca Garcilaso también deja escrito testimonio sobre la organización del imperio, la importancia de la división binaria en su cosmogonía –sol/luna, oro/plata, etc.– que se traduce igualmente en la organización del Cuzco. Así como la descripción de sus panteones y la arquitectura de sus templos, su sistema numérico, y los oficios que les correspondían a los hombres y mujeres.9 |
a) Manco Cápac. Detalle de cuadro “Genealogía de los Incas”, siglo XVIII. Escuela del Cuzco, Museo Pedro de Osma. b) Mama Ocllo, óleo sobre lienzo anónimo. Perú circa 1840, Museo de Arte de San Antonio. |
Los quipús como sistema mnemotécnico Quipú quiere decir anudar y nudo. Con ellos contabilizaban mediante un sistema ordenado todo lo relacionado al imperio, los nacimientos y las muertes, todo tipo de bienes como comida, animales y metales preciosos, los hombres que iban a la guerra, los tributos al Inca, así como también el dictado de leyes y ordenanzas. Los encargados de custodiar los quipús eran seleccionados por ser hombres virtuosos, aquellos que hubiesen “dado más larga experiencia de su bondad”, y se les llamaba quipucamayu. Y puesto que los quipús guardaban todo aquello relacionado al número más no a la palabra, estos funcionarios también eran los encargados de transmitir y guardar la tradición oral de crónicas y acontecimientos importantes, haciendo memoria de ellas, y para que no se perdiesen, legábanlas a sus sucesores, es decir a los que luego ocuparían su lugar y función. La transmisión de mitos, cuentos y hazañas estaba a cargo de los amautas, los sabios, y los harauicus, los poetas; quienes se apoyan en códigos numéricos contenidos en los quipus que daban las claves para recordar los relatos. Nos da cuenta de ello el autor:
|
Quipú, 1400-1570. Museo de Arte de Dallas, Colección Nora y John Wise. |
Nos dice sobre su narrativa Mercedes Serna:
Quizás a ojos de muchos pueda parecer “primitivo” o poco desarrollado que una civilización no cuente con un sistema letrado de escritura, sino que se apoye exclusivamente en el número como sistema mnemotécnico. Sin embargo, no debemos olvidar que Pitágoras expresaba en su Discurso Sagrado que Orfeo dijo que la esencia de los números es el principio más providencial de todo el cielo, de la tierra, y de la naturaleza intermedia.12 Asimismo, “en magia el anudar una cuerda es un símbolo de coagulación o ligazón”13 lo cual tiene que ver con reunir lo disperso. |
Las fiestas solsticiales Como vemos, era una civilización muy ordenada, sin ser rígida. Lo lúdico también formaba parte importante de su cultura, no solo en los cuentos como nos dice Mercedes Serna, sino también en sus ceremonias más importantes como lo fueron los solsticios, llamadas Raimi. Eran fiestas en reconocimiento del Sol como “sumo, solo y universal Dios”, para las cuales se hacían toda una serie de preparativos de índole teatral, pues cada integrante del pueblo vestía con diferentes disfraces según su posición en el orden jerárquico del imperio. Se trataba de una fiesta escenificada, una representación actuante de su cosmogonía, donde todo estaba incluido, desde lo más bajo hasta lo más alto:
|
Bernard Picart, Le premier jour de la grande Fête du Soleil, 1723-1743. |
Y anterior a las Raimi, además de los preparativos festivos también había una preparación interior de la que todos los integrantes del imperio estaban llamados a participar, el ayuno. Un gesto de contracción que promovía la purificación para así poder recibir renovados al dios Sol:
Como toda cultura tradicional, constatamos una actitud ritual ante la vida, en donde todo es sagrado, pero sin exceso de solemnidad ni pompa pues como vemos, la alegría y el júbilo también estaban incluidos. Y al hilo de las mujeres del Sol, nos dice Federico González Frías sobre el Acllauasi:
|
Más allá del Sol Como ya se ha dicho, el Sol o Inti en quechua, era el padre del Inca y la colla –su mujer legítima–, así como la deidad principal del imperio Inca. Y por respeto a dicha deidad, estaba prohibido alzar la mirada y verle directamente. Sin embargo, un día el Inca Huayna Capac levanta la mirada al cielo y tiene una revelación. Y en palabras del autor:
A través de este relato de Huayna Capac, onceavo Inca, uno puede entrever su aspiración metafísica, de lo inmóvil o fijo que permite la proyección de lo móvil y sucesivo. |
Profecía sobre la llegada de los españoles y el fin del imperio Asimismo a través de Huayna Capac, llegó noticia de la profecía que anunciaba la llegada de los españoles. En palabras del Inca Garcilaso:
Es curioso como el tema de la profecía del fin de la civilización con la llegada de los españoles –o en algunos casos incluso los mismos dioses–19 ha sido recurrente en diferentes culturas americanas. Y curioso es también que este acontecimiento –la llegada de los españoles y con ello el fin del imperio– coincida con el momento en el que tiene lugar la usurpación de poder en el núcleo interno del imperio inca. Pues como se cita más arriba, el Inca Huayna Capac lega parte de la soberanía del imperio –por el gran afecto que le tenía– a Atahualpa, hijo ilegítimo que había tenido con una princesa de Quito; algo que no se había practicado jamás, pues la tradición dictaba que el hijo primogénito legítimo, es decir aquél nacido de la unión con colla –mujer legítima– y por tanto el Inca sucesor, sería el único soberano del imperio. Pero los afectos corroen el buen gobierno de Huayna Cápac, y una vez que Atahualpa coge el mando de su parte del imperio, sus ansias de poder hacen que mate a su hermano Húascar –el Inca legítimo– y así toma posesión del imperio entero. Pero además, persigue y mata a todos los miembros de la familia real para así asegurarse que nadie pueda quitarle el poder. Este declive que desembocará en el final del imperio tiene que ver con el fin de un ciclo, lo cual está caracterizado por acontecimientos de esta índole, pues la oscuridad vence gradualmente a la luz y predomina la ignorancia. Pero no hay que encarar esto con tristeza, puesto que el fin forma parte del plan divino, y los aspectos más bajos del Ser también han de manifestarse hasta agotarse ya que es la manera en que la deidad se regenera permanente e indefinidamente. Esto en cuanto a lo lineal y sucesivo se refiere, pues existe otro tiempo, un tiempo mítico, aquel que escapa al devenir cíclico, y que sucede aquí y ahora, en lo simultáneo, un eterno presente que se hace efectivo en lo más secreto del corazón. La utopía, pues, está aquí contenida y vivenciarla es posible siempre que se haga Memoria de ella, pues como dice el poeta: “hay otros mundos, pero están en este”. |
NOTAS | |
1 | Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: Utopía. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. |
2 | Ibíd. Entrada: Himnos Órficos. |
3 | Federico González, El simbolismo Precolombino. Cosmovisión de las Culturas Arcaicas. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016. |
4 | Ibíd. |
5 | Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales. Ed. Castalia, Madrid, 2016. |
6 | Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: Ancestro, ibíd. |
7 | Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, op. cit. |
8 | Ibíd. |
9 | Ver capítulo “El realismo utópico americano” en el libro de Federico González Las Utopías Renacentistas. Esoterismo y Símbolo. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016. |
10 | Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, ibíd. |
11 | Ibíd. Pie de nota de Mercedes Serna. |
12 | Jámblico, Vida pitagórica. Ed. Etnos, Madrid, 1991. |
13 | Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: Nudos, ibíd. |
14 | Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, ibíd. |
15 | Ibíd. |
16 | Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: Acllauasi, ibíd. |
17 | Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, ibíd. |
18 | Ibíd. |
19 | Ver nota de Mireia Valls en este mismo número de la revista: El rey-sacerdote Quetzalcóatl y la rebelión de los guerreros. |
|