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Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 

FRAGMENTOS ILUMINADOS DEL LIBRO DE LOS MUERTOS

MONTSE GALLEGO

El Libro de la Respiración de Thot es un medio de protección para ti.
Deberás respirar a través de él todos los días y tus ojos verán los rayos del sol.
La verdad hablará por ti ante Osiris y los escritos de verdad
estarán siempre sobre tu lengua. Horus, el vengador de su padre,
protegerá tu cuerpo y hará tu alma divina,
como todas las almas de las leyes naturales de la luz,
que harán que tu alma viva.
Las sagradas almas del aire unirán tus fosas nasales.

Extracto del Papiro de Gerusher, columna 1.1


Estatua del Ka del faraón Auibra Hor, Dinastía XIII.
Museo egipcio del Cairo.

Aparte del cuerpo físico, los egipcios identificaban un segundo componente, el Ka, donde residía el poder o misterio de la vida, el que le daba la fuerza vital al cuerpo al que se unía en el momento de nacer. Lo simbolizaban con dos brazos extendidos. A veces el ka de los reyes es representado como una estatua independiente de su cuerpo.


Dos imágenes de Ba sobre falsas puertas esculpidas
en el Templo de Dendera, Egipto.

El Ba abandonaba el cuerpo en el momento de la muerte del difunto y ascendía al reino de los cielos, pero cada noche debía acudir al sepulcro para alojarse en el cuerpo del difunto; iba y venía del mundo de los dioses a la tumba.

*
*    *

El Libro de los Muertos evoca un mundo otro que se encuentra en otro tiempo y lugar, un contexto donde los límites de la individualidad se diluyen por completo. A pesar de que a este libro mágico no se le atribuye ningún autor concreto y los conjuros tampoco llevaban firma y nombre propio, algunos conjuros sí se dirigían a un dios o rey augusto.

Así, por ejemplo, se afirma que el conjuro 30 fue descubierto en Hermópolis, famosa ciudad que centralizaba el culto a Thot, dios de la palabra, el conocimiento y la escritura, bajo el reinado de Micerino, faraón que ordenó construir la menor de las tres grandes pirámides de Guiza.

El contenido de estos textos, en muchos casos, expresa situaciones a las que se enfrentarán las almas de los difuntos y abre las puertas al navegante para transitar un proceloso viaje de retorno al origen, a través de sus diferentes reinos. Un recorrido en el que no se concibe una idea sin su opuesto, y no se disocia el bien del mal, la vida de la muerte, el orden del caos.

Existe un conocimiento secreto e iniciático en todo el arte antiguo de Egipto. En la representación iconográfica y la decoración de las tumbas se evoca una comunión invisible entre los mundos que aúna serenidad y belleza. Las imágenes estaban “habitadas” por los dioses y otras manifestaciones celestes y se convertían en receptáculos sagrados capaces de trascender la materia que las definía, poniendo al ser humano en contacto con todas las entidades invisibles.

Los conjuros tenían la capacidad de expresar a través del poder teúrgico del Verbo una realidad sagrada y trascendente. Al pronunciar un nombre se comprendía la magia que impregnaba a la palabra escrita y se recreaba la posibilidad de volver a nacer a una existencia divina mediante la recitación de las palabras de poder. Dichas palabras podían ser proferidas de forma propiciatoria o bien negativa, pues contenían tanto la facultad de dar la vida como toda la fuerza destructora y maligna.

Este poder del Verbo reconocido desde tiempos ancestrales por todas las tradiciones, y por supuesto por la egipcia, resuena también ahora mismo en lo más recóndito del corazón, si se despierta a su verdadera comprensión.

Según la mentalidad de los antiguos egipcios, la muerte implicaba la desintegración de los modos de existencia del individuo y por tanto su ritual funerario se desarrolló con la intención de reintegrar el alma del difunto a su fuente original, facilitándole el tránsito por los estados superiores del ser, hasta su total identidad con el Espíritu. Por eso expresaron en imágenes simbólicas los mitos de ese viaje espiritual hacia su verdadera morada, al “Otro Mundo, al Más Allá”.

Se utiliza el término “conjuro” o “fórmula” que se traduce como “boca” o “emisión de palabras”. También se ha empleado el concepto de “capítulo” o “enunciado”.

Es frecuente encontrar que la voz del Libro de los Muertos habla en primera persona, puesto que el sortilegio tenía el poder de hacerse efectivo con sólo pronunciar las palabras. En ocasiones, el texto requería que se insertara el nombre del propietario del Libro.

Se conoce que los textos originales se escribían en jeroglífico, como un texto continuo sin pausas ni signos de puntuación y se utilizaba la tinta negra, salvo los títulos de los conjuros que solían aparecer en tinta roja. El orden y la selección de los conjuros solía ser impredecible, en un inicio, y la numeración actual corresponde a las versiones ya tardías. La peculiaridad del texto es que no existe una única versión del Libro de los muertos.

Muchas de las copias de este libro se escribieron sobre papiros, algunas sobre lino o cuero y también en ataúdes, en la decoración mural de tumbas y en amuletos y figurillas.

He aquí una pequeña muestra de imágenes y pasajes de placas y conjuros que han servido de apoyo en nuestras meditaciones y que nos describen obstáculos, espacios y ubicaciones misteriosas a los que el difunto debía enfrentarse en solitario.

El poder teúrgico de estas fórmulas sagradas radicaba en nombrar cada cosa como parte de un conocimiento revelado para comprender el funcionamiento del Universo, en el siempre ahora. Nombrar propiciaba la posibilidad de unirse a la divinidad, haciendo presente esa energía en aras de una identificación con lo eterno.

Como queda escrito en el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González Frías, “para los egipcios, su país era la imagen del cielo, el corazón del mundo”.

CAPÍTULO CXLVIII

Libro que da la perfección al difunto en el seno de Ra, dándole la preeminencia ante Tum, haciéndole grande ante Osiris, fuerte ante el residente del Amentit, haciéndole temible ante los dioses... Es el misterio de Tiau... la supresión de las manchas, la entrada en el Valle misterioso cuya entrada se desconoce; esto da el verdor al corazón del difunto, prolonga su marcha, le hace avanzar y le hace forzar la entrada del Valle para penetrar en él con el dios... Los dioses se le acercarán y le tocarán, pues será como uno de ellos. Este libro le hará conocer lo que ocurrió al principio. Este libro misterioso y verdadero, nadie más lo ha conocido, en ningún lugar, nunca. Ningún hombre lo ha declamado, ningún ojo lo ha interpretado, ninguna oreja lo ha oído. Que sólo sea visto por ti y por aquel que te lo ha enseñado. No hagas de él numerosos comentarios producto de tu imaginación y de tu memoria... Es un verdadero misterio que ningún hombre del vulgo conoce, en ningún lugar... Hace que esté vivo para siempre jamás y que nada prevalezca en contra suyo.

PLACA I

Capitulo XV. Un himno de alabanza a Ra cuando sale por la parte occidental del cielo.

Contempla a Osiris Ani, el escriba que registró sagradas ofrendas a todos los dioses, que dijo: “Homenaje a ti, oh tú que has venido como Khepera, Khepera, el creador de los dioses. Tú te alzaste, tú brillaste, haciendo brillante a tu madre (Nut), rey coronado de los dioses. (Tu) madre Nut te homenajeó con sus dos manos, la tierra de Manu te recibió con alegría, y la diosa Maat te abrazó en las dos estaciones. Que él dé resplandor, y poder y triunfo, y un aparecer (resurrección) como alma viviente para ver a Horus de los dos horizontes al Ka de Osiris, el escriba Ani, triunfante ante Osiris, que dijo: Salve a todos vosotros, dioses del Templo del Alma, que pesáis el cielo y la tierra en la balanza y que proveéis alimento y abundancia de carne. Salve Tatunen, Uno, creador de la humanidad y de la sustancia de los dioses del sur y del norte, del oeste y del este. Dirigid alabanzas a Ra, el señor del cielo, el Príncipe, Vida, Salud y Fuerza, el Creador de los dioses, y adoradle en su hermosa Presencia cuando sale en la barca atet. Los que habitan en las alturas y los que habitan en las profundidades te adoran. Thoth y Maat, ambos son tus registradores. Tu enemigo es entregado al fuego, el malvado ha caído; sus brazos están atados, y Ra ha tomado sus piernas. Los hijos de la impotente revuelta nunca volverán a alzarse.2


Detalle del ataúd de Nesykhonsu, c. 976 - 889 a. C.
Museo de arte de Cleveland.

PLACA XXVI

Yo soy, en verdad, yo soy un ser resplandeciente, y un morador en la luz que ha sido creado y ha venido a la existencia de los miembros del dios. Yo soy uno de esos seres resplandecientes que habitan en la luz, (a los cuales) ha creado el mismo Tmu, y quienes han venido a la existencia desde las pestañas de su ojo; él los hizo venir a la existencia, los hizo gloriosos, hizo que fueran distinguidas sus caras (cuando) ellos existen con él. Contémplale, ¡el Único en Nu! Ellos le ofrecen homenajes (cuando) surge del horizonte, y ponen el temor a él en los dioses y los seres resplandecientes que han venido a la existencia con él. Yo soy el Uno entre los gusanos que creó el ojo del señor, el Único. Mira, sin (haber venido a la existencia) Isis, (sin) haber nacido Horus, yo me he fortalecido y he florecido, me he hecho viejo, yo era más grande que ésos que estaban entre los seres resplandecientes que vinieron a la existencia con él, y yo, incluso yo me alcé en la forma de un halcón divino, y me hizo digno de honores Horus, como su alma para tomar posesión de las cosas de Osiris en el Tuat.

Él me ha hablado, el Doble dios-León, el jefe de eso que perteneció a la casa de la corona nemmes que está en su lugar escondido: Vuelve a las alturas del cielo, en la medida que tú, mira, te has hecho merecedor en tus formas a través de Horus.3


Alabanza a Ra, c. 1069 - 664 a. C.
Museo del Louvre, París.

CONJURO IX

Fórmula para salir al día tras abrir la tumba.

¡Oh tú, alma magnífica y poderosa, heme aquí! He venido para verte. Abro el Otro Mundo para ver a mi padre Osiris y dispersar las tinieblas, porque soy tu bienamado. He venido para ver a mi padre Osiris y arrancar el corazón de Set, que hizo daño a mi padre Osiris. He abierto todos los caminos que están en el cielo y en la tierra, porque soy el bienamado de mi padre Osiris. Soy noble, soy un espíritu, estoy bien pertrechado. ¡Oh, vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un camino para mí!4


Fragmento del Papiro de Ani, c. 1250 a. C.
Museo Británico, Londres.

CONJURO XIV

Fórmula para expulsar la cólera del corazón de un dios.

¡Salve, oh tú, que desciendes armado de poder, señor de todas las cuestiones secretas!

“Escucha, ¡he dicho mis palabras!”, así dice el dios, que está enfadado conmigo. La iniquidad es arrastrada y derribada de inmediato. ¡Oh Señores de la Justicia, poned fin al daño que hay en mí! Oh vosotros, asistentes del dios de la Justicia, ¡que el dios me sea favorable, que mi mal sea borrado ante vosotros! ¡Oh Señor de las Ofrendas, como soberano poderoso, observa que te he ordenado traer una ofrenda propiciatoria, para que con ella te sustentes y yo pueda sustentarme con ella! Sé misericordioso conmigo, aparta toda la cólera que tu corazón alberga en contra de mí.5


Estatua de un portador de ofrendas, c. 1981-1975 a. C.
Museo Metropolitano de arte, Nueva York.

CONJURO XVII

… Oh, Jepri, en el centro de tu Barca Sagrada, primigenio cuyo cuerpo es la eternidad, ¡sálvame de quienes son responsables de los que han de ser juzgados, a los que el Señor de Todo ha conferido el poder de vigilar a sus enemigos, que ponen los cuchillos en el sacrificio, que no abandonan su guardia; sus cuchillos no me traspasarán, no moriré sacrificado por ellos, no caeré víctima de ellos sobre los bloques de despiece, no me encontrarán en sus trampas para peces, no me causarán ningún daño aquellos a quienes los dioses detestan.6


Papiro de Ani, dios Heh. c. 1275 a. C., Museo Británico, Londres.

CONJURO XXIII

Fórmula para abrir la boca en el Más Allá.

Que diga: “mi boca está abierta por Ptah y lo que estaba en mi boca ha sido desatado por el dios de mi ciudad. Ha acudido Tot, sin duda, pertrechado al completo de magia, y las vendas de Set que amordazaban mi boca han sido desligadas. Atum las ha ahuyentado y ha expulsado las restricciones de Set.

Mi boca se ha abierto, mi boca ha sido abierta por Shu, con su arpón de hierro, con el que abre las bocas de los dioses. Yo soy Sacmis y me siento junto a Aquella que está en el gran viento del cielo; yo soy Orión el Grande, que habita las Almas de Heliópolis.

Y cuanto a cualquier conjuro mágico o cualquier palabra que pueda pronunciarse en contra de mí, los dioses se alzarán en contra de ellos, incluso la Enéada al completo”.7

    
a) Anubis en el ritual de la apertura de la boca. Libro de los Muertos de Hunefer, c. 1275 a. C., Museo Británico, Londres.
b) Frescos representando el ritual de la apertura de la boca. Tumba de Tutankamón, Valle de los Reyes.

CONJURO CVIII

En cuanto a la montaña de Baju, sobre la que reposa el cielo, se halla al este del cielo. Mide trescientas leguas de longitud y ciento cincuenta leguas de anchura. Sobek, señor de Baju, mora al este de la montaña. Su templo es de carniola. En la cumbre de la montaña hay una serpiente. Posee una longitud de treinta codos; los ocho primeros codos de su parte frontal son de sílex y sus dientes resplandecen. Sé cuál es el nombre de esa serpiente de la montaña, se llama: “La que vive con su fuego”.

Tras cierto tiempo, la serpiente volverá los ojos contra Re y detendrá la navegación de la Barca Sagrada, causando gran confusión entre los tripulantes, puesto que tragará siete codos de profundas aguas. Set lanzará entonces una lanza de hierro contra la serpiente y la hará arrojar todo lo que había engullido. Set se alzará frente a ella y le dirá, con su poder mágico: “Retírate ante el agudo hierro de mis manos! Me alzo frente a ti; veo a lo lejos y navegaré a mi satisfacción”.8


Escena de la cuarta hora del Libro de las Puertas, Tumba de Ramsés IV., Valle de los Reyes. El tiempo se muestra como una serpiente enroscada, de la cual las horas nocturnas nacen como diosas. Tras su viaje son engullidas de nuevo por la serpiente. Los triángulos azules representan el agua en el inframundo.

CONJURO CIX

Conozco los dos sicómoros de turquesa entre los que surge Re y que crecen entre los Pilares de Shu, en la puerta del Señor de Oriente por la que se muestra Re. Conozco, verdaderamente, la Campiña de las Juncias de Re; sus muros son de hierro, su cebada alcanza los cinco codos de altura, con espigas de tres codos y tallos de cuatro codos. Allí, unos bienaventurados que alcanzan los nueve codos de altura cada uno siegan (las mieses) junto a las Almas del Oriente.9

    
a) Sennedjem y Ti recolectando papiro en los “campos de Aaru”, detalle de la tumba de Sennedjem, Deir el-Medina, Tebas. b) La diosa Isis, en forma de sagrado sicómoro, amamantando al faraón Tutmosis III. Dibujo en la tumba del rey Tutmosis III, Valle de los Reyes.

CONJURO CXXVII

Libro de la adoración de los dioses de las cavernas. Lo que un hombre debe decir allí, cuando se presenta ante ellos para entrar a ver este dios en la Gran Mansión del Otro Mundo.

¡Salve, oh, dioses de las cavernas, que habitáis en Occidente! ¡Salve, guardianes de las puertas, que protegéis este dios y traéis noticias a presencia de Osiris! (…) ¡Guiad al lector! ¡Abridle las puertas, que la tierra le abra sus cavernas, hacedle triunfar sobre sus enemigos!10


Ilustración del capítulo 92 del Libro de los Muertos.
Pintura mural en la cámara funeraria de Irinefer,
Deir el Medina, Luxor.

CONJURO CXLVIII

Fórmula para aprovisionar al bienaventurado en el reino de los muertos.

Oh, padres de los dioses y madres de los dioses, que estáis sobre el cielo y la tierra, que estáis en el reino de los muertos, ¡salvadme de todos los daños y de todas las heridas, de la trampa de cuchillos dolorosos, de todas las cosas perniciosas y malignas que puedan hacerse o decirse en contra de mí, por parte de los hombres, los dioses, los espíritus de los muertos, de día, de noche, en el festejo mensual, en el festejo quincenal, en el año o en lo que le pertenece!11

    
a) Libro de los muertos de Khâ. Museo de Turín. b) Horus y Seth coronando a Ramsés II. Abu Simbel.

CONJURO CLIV

Fórmula para impedir que el cuerpo perezca.

¡Salve, oh tú, Osiris, padre mío! Tu poseerás mi cuerpo; tú no te corromperás, no te agusanarás, no te disgregarás, no apestarás, no te pudrirás ni te agusanarás. Yo soy Jepri (Khepri); poseeré mi cuerpo para siempre, pues no me corromperé, no me descompondré, no me pudriré, no me agusanaré, no me desmayaré ante el Ojo de Shu, porque existo, estoy vivo, soy fuerte, me he despertado en paz, no me he descompuesto, no he sufrido destrucción en mis vísceras, no he sufrido heridas, mi ojo no se ha podrido, mi cráneo no se ha quebrado, mis orejas no se han tornado sordas, mi cabeza no se ha alejado de mi cuerpo, mi lengua no se me ha arrancado, mi pelo no se me ha cortado, no he sufrido daño alguno. Mi cuerpo es eterno, no pereceré, no seré destruido en esta tierra, nunca jamás.12

    
a) Dios Osiris. Libro de los Muertos de Padiamenet, c. 945 - 900 a. C. Museo Británico, Londres. b) Nun, la encarnación de las aguas primordiales, eleva la barca del dios sol Ra al cielo en el momento de la creación. Libro de los Muertos de Anhai, 1100 a. C., Museo Británico, Londres.

NOTAS.
1 Cita extraída de Ramsés Seleem, El libro de los muertos ilustrado. Ed. EDAF, Arca de sabiduría, Madrid, 2004.
2 E. A. Wallis Budge. El libro egipcio de los muertos. El papiro de Ani. Ed. Sirio, Málaga, 2007.
3 Ibíd.
4 Barry J.Kemp. Cómo leer el libro de los muertos. Ed. Crítica, Barcelona, 2007.
5 Ibíd.
6 Ibíd.
7 Ibíd.
8 Ibíd.
9 Ibíd.
10 Ibíd.
11 Ibíd.
12 Ibíd.
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