SYMBOLOS
Revista internacional de
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EROS Y LA POESÍA




Erato con Cupido. Angelica Kauffmann

Eros nos llama de muchas maneras y una de ellas es a través de la poesía; tocándonos con sus flechas “transforma los ojos y el corazón del amante y le hace volar hasta la contemplación gozosa de la belleza del bien amado”1. Hay varios tipos de poesía que describe el amor, pero ¿qué es el amor? Amor es Eros, el que todo lo une.

Es con el fuego del amor, y la sutil pasión que él genera, como se lleva a cabo la obra de la transmutación alquímica, porque ese fuego es el propio amor al Conocimiento y a la Sabiduría, y como decía Leonardo da Vinci: “El amor es hijo del conocimiento. El Amor es tanto más elevado cuanto el Conocimiento es más cierto”. A este amor, expresión de lo divino, es al que cantaban los trovadores medioevales, y el que Dante ve personificado en la figura de Beatriz (que simboliza a la Sabiduría), y ciertamente es el que invoca Salomón en El Cantar de los Cantares, en donde se trata precisamente de las “bodas”, “casamiento”, o unión del alma con el espíritu.2

¿Y qué es poesía? Poesía es crear. “Crear es repetir y reproducir la situación de la Creación original”3, por medio de la palabra y la belleza.

Así como hay cuatro mundos o niveles de lectura del Cosmos y de todas las cosas, así también los hay en la poesía.

Muchos poetas, tanto antiguos como contemporáneos, han escrito sobre el amor puramente humano, carnal y pasional; el amor vulgar, terrenal, que no traspasa el umbral de lo profano, que la Cábala conoce como el mundo de Asiyah. Se queda, pues, en una visión exterior y dual.

Como ejemplo de este tipo, aquí transcribimos una estrofa de una canción contemporánea:

Quiero sentir sus besos,
Sus manos que me acarician,
Quiero comprobar que vivo,
No quiero morir de amor.4

Luego están los poetas que conocen muy bien el plano de la psiqué inferior (Yetsirah según la terminología de la Cábala) que cantan con ardor y emotividad todo lo referente a los sentimientos. Muchos de ellos tampoco traspasan la visión dual y se quedan dando vueltas en el laberinto del alma individualizada. Ven el amor como una relación entre dos, ya sean dos personas, el ser humano y Dios, Dios y la creación, etc. Por lo tanto siempre está “yo” y “el otro” y esta dualidad es la que reflejan en sus poesías.

Ejemplo de un fragmento de una poesía mística:

¿Quién es el que teme,
La muerte del cuerpo,
Si con ella logra
Un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin!
Ansiosa de verte
Deseo morir.5

Pero el auténtico poeta es aquél que conociendo todos estos estados inferiores del alma puede ir más allá, ayudado por la doctrina tradicional que ha aceptado en su corazón, como es el caso de Marsilio Ficcino, Platón, Dante, y muchos otros hombres de conocimiento que dan luz en sus escritos a las ideas universales, las que conforman el mundo o plano de la Creación o Beriyah.

Esta cita hace referencia a la función de Eros como guía en todos los estados del alma, tanto los inferiores como los superiores:

El es quien nos vacía de extrañamiento y nos llena de intimidad, el que hace que se celebren en mutua compañía todas las reuniones como la presente, y en las fiestas, en los coros y en los sacrificios resulta nuestro guía.6

El amor es visto como una escala que el alma va ascendiendo de peldaño en peldaño hasta la plena realización de la Unidad. Y el poeta o iniciado:

…más bien procura descubrir en él lo más esencial, lo que se encuentra en su núcleo interior, lo que no es sensible pero si inteligible y cognoscible, la estructura invisible del cosmos y del pensamiento, su trama eterna, es decir lo esotérico, que constituye también el ser más profundo del hombre mismo, su naturaleza inmortal.7

Eros es el que marca el camino al encuentro de la identidad, de la Unidad o el Amor en su expresión más alta, Kether o la Corona. Quien experimenta este estado de la conciencia dice: “Yo soy tú”.

Para terminar, una cita sobre la vivencia más alta del Amor, equiparada a la Unidad:

La altura del amor es tan alto como Dios; y hace que tú seas tan alto como el mismo Dios uniéndote a El. Su grandeza es tan grande como Dios: hay una latitud de corazón en el amor que no puede expresarse; amplía el alma con tanta anchura como toda la creación de Dios. Esto lo experimentarás, más allá del ritmo de todas las palabras, cuando el trono del amor se instale en tu corazón.8




Cupido en un árbol.
Jean-Jacque-François le Barbier, 1738 -1826.
Museo de Bellas Artes. Houston.

Ángela Sardá



NOTAS.
1 Platón, Diálogos, III FEDRO. Editorial Gredos, Madrid,1992.
2 Federico González y col., Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Revista SYMBOLOS nº 25-26, Barcelona, 2003.
3 Programa Agartha. Op. cit.
4 Cantante: Rocío Durcal. Estrofa de la canción: Me nace del corazón.
5 Santa Teresa de Jesús., Ayes del destierro.
https://albalearning.com/audiolibros/steresa/ayes.html
6 Platón, El Banquete, 197 c-e, citado en: Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada: Eros. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.
7 Programa Agartha, Ibíd.
8 Jacob Böhme, citado en: Federico González y Mireia Valls, Presencia viva de la Cábala II. La Cábala cristiana, capítulo V: La Cábala en Alemania. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.

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