SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 

SOBRE LA PROPORCIÓN


La aritmética estudia la relación que se establece entre las distintas partes que conforman el conjunto de seres, formas y estados de lo que llamamos Cosmos. Sin embargo, el estudiante de aritmética no se pierde en las indefinidas vinculaciones que se pueden establecer entre la multitud de seres que aquí habitan, sino que se apoya en ellas para poder arribar así de forma directa a la Unidad, pues Ella es la meta de todo trabajo, su Conocimiento es lo único que mueve al alma del iniciado a emprender cualquier labor. Para ello, éste se vale de las herramientas que son inherentes al conocimiento de la cosmogonía, en las que igualmente debe profundizar, superando para ello cualquier contingencia humana. ¿Qué otra cosa iba a ser la aritmética si no uno de estos vehículos? El viaje de retorno se hace con lo que tenemos en este mundo para que, conociéndolo, pueda transmutar nuestra alma y se pueda conocer así qué se esconde detrás de la ilusión de las formas.

Sin embargo, detrás de toda esta maravilla consustancial creacional está el conjunto de relaciones que se establecen entre los diferentes seres y mundos, desde el plano de las ideas hasta la concreción material. Entre todos ellos hay una ligazón invisible que los une y que está regida por una proporción que los ordena y por un ritmo a través del cual se hacen manifiestas. Así es como el Uno se da a conocer a través de sus partes y así es como hoy, tal y como siempre ha sido, podemos conocerlo. Proporción y ritmo son las dos contantes del discurso universal que impregnan de orden y sentido toda relación; creando vínculos, velando y desvelando mundos, formando palabras y, en definitiva, derramando Luz al cuerpo del Ser que es desde siempre y que tan sólo es un momento de la eternidad de la que emana.

Así, se puede hablar de proporción como la relación que establece el Uno y los distintos aspectos de sí mismo cuando se manifiestan por mediación de la Inteligencia, deidad cuya función es precisamente establecer estas pautas invariables que harán posible el despliegue ordenado, que es justamente lo que denominamos Cosmos.

La idea de orden y proporción es de crucial importancia actualmente, cuando podemos ver las más monstruosas atrocidades debidas a un desorden general y a un conjunto de hechos absolutamente fuera de sí. Sabemos que hoy en día cualquier acción puede desembocar en un terremoto de movimientos sin medida que finalmente aniquilan todo cuanto se interpone en su camino. Sirva recordar aquí la paciencia y la prudencia como las herramientas básicas con las que el neófito actual cuenta para arribar al Uno, así como la perseverancia y la fe son los luceros que colman de certeza su camino.

Quien ha crecido en el siglo XXI en Occidente conoce la notación matemática1 de la proporción aritmética [a – b = c – d], la geométrica [a / b = c / d] y la armónica [ 1 / a – 1 / b = 1 / c – 1 / d]. Aunque en la Antigüedad, Nicómaco de Gerasa, inspirado por Eratóstenes (conservador de la Biblioteca de Alejandría y a su vez seguidor de Platón), llega a establecer hasta diez tipos distintos de proporciones. Sin embargo, estas no son excluyentes, pues forman parte de una misma realidad que tanto Nicómaco como el iniciado de hoy en día comparte: el camino de retorno al Uno.

Asimismo, cualquier proporción puede generar, a su vez, secuencias de números que compartirán una medida común, esto es, una razón, un módulo. Esta secuencia de números es llamada progresión. A continuación, se selecciona un tipo de progresión, la aritmética, para poder ejemplificar el tema de la proporción, el número y, por qué no hablar sin tapujos: la magia.

¿Qué sucede con las progresiones aritméticas2 de razón uno, dos y tres? ¿Es posible que mediante una sencilla operación aritmética podamos ver –vivir– el despliegue cosmogónico al completo?


1
1 + 1 = 2
2 + 1 = 3
3 + 1 = 4
4 + 1 = 5
5 + 1 = 6
6 + 1 = 7
7 + 1 = 8
8 + 1 = 9
9 + 1 = 10 = 1 + 0 = 1


La progresión aritmética de razón Uno expresa cómo la unidad va dándose a conocer a través de un proceso ordenado, cómo su potencia va manando, generándose a sí misma, creando de este modo los distintos planos del Ser. Así, se genera desde la primera manifestación binaria3 hasta la década, cuando de nuevo la Unidad se repliega en sí misma y vuelve al Origen del que en realidad nunca salió (pues es ella misma en todas y cada una de las uniones). Por lo que a través del despliegue de los diez primeros números naturales se puede llegar a conocer a la Unidad, ya que detrás de cada una de dichas potencias está ella misma, es decir, ¡nunca ha estado ausente!, ni lo estuvo, ni lo estará, pues todo lo que puede ser nombrado, emanado, creado o formado se halla en su interior. No importa en qué encrucijada te halles, todo lo mal que lo estés pasando o la gran dicha que se pueda estar viviendo, en cualquier momento y lugar la Unidad está presente, sólo es necesario recordar que es en lo más profundo de la caverna del Corazón donde ésta habita y que todo lo demás es accesorio e ilusorio.

¡Qué liviana se torna la vida de golpe! ¡Cómo se repliegan los mundos dentro de mundos hasta dar finalmente con el brillante central!


1 + 2 = 3
3 + 2 = 5
5 + 2 = 7
7 + 2 = 9
9 + 2 = 11
11 + 2 = 13
13 + 2 = 15
15 + 2 = 17
17 + 2 = 19
19 + 2 = 21


Y sigue la magia4 con la progresión aritmética de razón Dos. Si vamos siguiendo la serie que promueve dicha razón nos daremos cuenta de que todos los números resultantes son impares, siendo éstos además los generadores de los números cuadrados. Así, 1 + 3 = 4 = 2 elevado a 2; 1 + 3 + 5 = 9 = 3 elevado a 2; 1 + 3 + 5 + 7 = 16 = 4 elevado a 2; 1 + 3 + 5 + 7 + 9 = 25 = 5 elevado a 2, etc. La aparición de los números cuadrados a partir de los impares comporta, pues, la idea de “salto de dimensión o de nivel”, con todo lo que esto supone, agregando bidimensionalidad a la sucesión lineal.



¿Y qué ocurre cuando la razón es el Tres?


1 + 3 = 4       = 1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 + 0 = 1
4 + 3 = 7       = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1
7 + 3 = 10     = 1 + 0 = 1
10 + 3 = 13   = 1 + 3 = 4 = 1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 + 0 = 1
13 + 3 = 16   = 1 + 6 = 7 = 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1
16 + 3 = 19   = 1 + 9 = 10 = 1 + 0 = 1

Si el dos es capaz de generar los números impares sobre los cuales se producirá el nacimiento de los cuadrados, la progresión aritmética de razón tres de nuevo nos devuelve a la unidad original, uniendo así el conocido, el conocedor y el hecho de conocer en un mismo punto, el Conocimiento, reintegrando de nuevo en la Unidad todos los números de la serie. Además, si vamos penetrando en el número para poder llegar a su esencia Una, veremos que este viaje trino no se hace de forma aleatoria, sino que sigue un proceso ordenado5 a través de tres números: el 4, el 7 y el 106, quienes a su vez se reducirán directamente al Uno. ¿Qué más puede uno decir? Silencio.

Ciertamente, lo generado debe ser corpóreo, visible y tangible, pero nunca podría haber nada visible sin fuego, ni tangible, sin algo sólido, ni sólido, sin tierra. Por lo cual, el dios, cuando comenzó a construir el cuerpo de este mundo lo hizo a partir del fuego y de la tierra. Pero no es posible unir bien dos elementos aislados sin un tercero, ya que es necesario un vínculo en el medio que los una. El vínculo más bello es aquél que puede lograr que él mismo y los elementos por él vinculados alcancen el mayor grado posible de unidad. La proporción es la que por naturaleza realiza esto de manera más perfecta. En efecto, cuando de tres números cualesquiera, sean enteros o cuadrados, el término medio es tal que la relación que tiene el primer extremo con él, la tiene él con el segundo, y, a la inversa, la que tiene el segundo extremo con el término medio, la tiene éste con el primero; entonces, puesto que el medio se ha convertido en principio y fin, y el principio y fin, en medio, sucederá necesariamente que así todos son lo mismo y, al convertirse en idénticos unos a otros, todos serán uno.7

Y ahora cabría preguntarse acerca de las operaciones aritméticas8, ¿cómo dar por hecho saberlas, conocerlas si ni siquiera somos conscientes de cuál es su verdadera naturaleza? ¡Potencias de la deidad! ¡Los números son sagrados! La suma nunca será una acumulación de factores que tienden hacia un crecimiento ilimitado por más que se empeñen nuestros contemporáneos, sino la reunión de dos o más números y no tanto la adhesión de un continuo a perpetuidad. Se trata de volver a unir9 de un fundirse con su verdadero origen y aunar más allá de toda contingencia individual e ir marchando sin pausa hacia la fuente de la que todo emana. El iniciado que porta la llama viva de la Tradición en su corazón no puede concebir dichas operaciones como métodos disociativos de multiplicidad, sino que necesariamente son operaciones que de una forma u otra lo llevarán de nuevo a la conciencia de Unidad.

Alberto Pitarch.



NOTAS.
1 Se dice aquí notación matemática, porque ¿quién conoce hoy en día la idea de proporción? El aprendizaje escolástico aniquiló la idea que alimentaba los corazones de quienes estaban aprendiendo y podían ver que lo que escribían en sus cuadernos no era sino distintos aspectos de sí mismos.
2 En notación matemática la progresión aritmética es en una secuencia de números con proporcionalidad aritmética entre sí de razón dada (1, 2 y 3, respectivamente).
3 En ningún caso se puede entender la dualidad aquí como una distinción excluyente pues se ve que el Uno está intrínseco en todo el despliegue, por lo que esta dualidad existe sólo para aquel que fija su atención en lo aparente. Quien está atento y fija su atención en qué hay detrás de todo este despliegue cósmico puede ver que la Unidad está detrás de todo el proceso cósmico, 1 + 1 = 2.
4 ¿Qué es la magia sino el efecto transmutatorio que provoca en quien está conociendo la revelación de la deidad? El encuentro con lo más elevado a través de la vida cotidiana, la identificación con las partes más altas de uno mismo que se tornan Uno y que no espera nada a cambio, pues está más allá de todo movimiento causa-efecto.
5 ¿Qué es el Cosmos sino orden?
6 Conviene pensar qué sentido tiene todo esto. Y qué otra herramienta nos ha sido dada sino la Ciencia Simbólica, que a través de analogías y correspondencias nos permite ir ahondando en el significado oculto de todo cuanto existe, subir a las esferas más altas y encontrar la puerta estrecha en las situaciones más grotescas propias del desarrollo cíclico actual. Con esto, ¿qué hay detrás del cuatro, el siete y el diez?
7 Platón, Timeo, (Ed. Gredos, Madrid.)
8 Las operaciones aritméticas son cuatro: adición, sustracción, multiplicación y división. Su estudio daría para más de un volumen, pues absolutamente todo el discurso que se está escribiendo en estos momentos puede ser expresado mediante números, cabría recordar que Todo es Uno y que por cualquiera de sus partes se Le puede conocer.
9 Esta reunión es precisamente la principal función del ser humano, la unificación de los pedazos del gran Ser Universal. Dicha unión no puede ser si no es mediante el estudio y la contemplación continua de todas las fuerzas que mueven el cosmos. No queda entonces tan lejos cuando se habla de la reunión de los miembros de Osiris o el Tiqún cabalístico, pues ambos “momentos” están siendo ahora mismo en el corazón del iniciado, quien en silencio continúa ascendiendo a planos cada vez más sutiles del Ser. Y la vida transcurriendo.

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