LA PLACE
ROYAL. La Crise de l'Eglise. Nº 34-35. Hiver 94-95. Dirección:
B.P. 88, 81603 Gaillac. Cedex. France. Textos de Luc-Olivier d'Algange,
Hervé Boitel, Bruno Dietsch, Frédéric Luz, Henry Montaigu,
Jean Parvulesco, Eric Vatré y dos inéditos de Henry Montaigu. En Français: .
Queremos señalar
particularmente el número doble 34-35 de esta revista dedicado a
La Crisis de la Iglesia, tema tan serio y delicado como totalmente actual.
Y tiene particular interés esta crítica, pues se formula
desde lo más hondo de una convicción a la par metafísica
y religiosa, puesto que los que la efectúan son confesamente católicos
y pertenecientes a la Gran Tradición Cristiana.
Efectivamente, la Iglesia Católica ve sacudir sus
bases y desmoronarse el edificio que Pedro y Pablo llevaran a Roma, donde
esta Iglesia se institucionalizó, y que durante siglos, hasta la
Baja Edad Media, mantuvo viva la llama de la Sabiduría y el mensaje
esotérico de sus Evangelios. Esto ha llegado a tal punto que queda
claro, para los redactores de este número de la revista -así
como para todos los cristianos sinceros- que esta Iglesia es la del Fin,
y que no puede esperarse nada de ella salvo una interpretación literal
del mensaje cristiano y una pretendida adaptación a los movimientos,
siempre relativos, relacionados con el progreso científico y una
cacareada "justicia social" tan vaga como demagógica. Es obvio que
los objetivos verdaderos de una institución como la Iglesia Católica
han de ser eminentemente, y por sobre todo, espirituales, y no de tipo
material, ligados siempre con intereses particulares o grupales, que hoy
son una cosa y mañana otra. No hay que leer sino el último
Catecismo Cristiano para tener un testimonio directo de lo que decimos,
a lo que habría que agregar la falta de visión y el empecinamiento
de obrero -deportista- literato de su actual conductor, ejemplo vivo de
lo que R. Guénon denominó el "signo de los tiempos".
Como lo dice el director de LA PLACE ROYAL, Frédéric
Luz, apenas si en este número de su revista se han podido tocar
algunos puntos que hacen al conjunto de este tema, pero ellos son suficientes
y están tratados con el suficiente respeto como para advertir lo
que está por debajo de la descomposición de los valores intelectuales
de la jerarquía eclesiástica, y la ausencia casi total de
cualquier atisbo espiritual emanado de esta fuente, que no es sino una
caricatura invertida del mensaje trascendental de Jesús.
Recomendamos la lectura íntegra de este número,
y deseamos que las observaciones y críticas que aquí se sustentan
prosigan su desarrollo, pues provienen de lo más hondo del corazón
de cristianos auténticos, y por lo tanto se realizan desde dentro
de la verdadera Iglesia. Asimismo una breve nota de la Gazette de Cyrano
da cuenta del nº 8 de SYMBOLOS. |