RENE
GUENON. Les Dossiers H. L'Âge d'Homme, Lausanne. 1984.
Dirigido por Pierre-Marie Sigaud. SOMMAIRE:
Pierre-Marie Sigaud: Prologue; OVERTURE: Jean
Tourniac: Nouvelles réflexions sur l'oeuvre de René Guénon;
André Coyné: L'oeuvre de Guénon dans la seule
perspective qui l'explique; Frithjof Schuon: Quelques critiques;
ETUDES: Gérard de Sorval: Jalons pour situer
la tradition catholique face à l'oeuvre de René Guénon;
Jean Borella: Gnose et gnosticisme chez René Guénon;
Marie-Madeleine Davy: Remarques sur les notions d'ésotérisme,
de métaphysique et de tradition envisagées dans leur rapport
avec le christianisme; Jean Hani: La contribution de René
Guénon à l'intelligence de l'Art Sacré: l'exemple
de l'Icône de la Nativité; Alain Daniélou: René
Guénon et la tradition hindoue; Françoise Le Roux et
Christian-J. Guyonvarc'h: René Guénon et les études
celtiques; Marco Pallis: "Le Roi du Monde" et le probléme
des sources d'Ossendowski; CONTRE CULTURE: Walter
Heinrich: Guénon et la Méthode Traditionnelle; Francisco
García Bazán: Champ d'application de la doctrine métaphysique;
Victor Nguyen: Maistre, Maurras, Guénon: contre-revolution
et contre-culture; René Alleau: De Marx à Guénon:
d'une critique "radicale" à une critique "principielle" des sociétés
modernes; LECTURES: Frédérick Tristan:
Reflexions sur René Guénon (Extraits inédits du
Journal de Frédérick Tristan). Michel Le Bris: Pour
en finir avec les guerres de religion (notes); Eric Ollivier: La
porte du rêve; F.J. Ossang: Via Guénon, sous le signe
du feu; Philippe Trainar: Eloge; Bruno de Panafieu: René
Guénon, in memoriam; Aldo Ciccolini: Entretien; RECEPTIONS
CRITIQUES: León Daudet: Compte-rendu d'Orient et
Occident (1924); Roger Gilbert-Lecomte: Compte-rendu de La Crise
du Monde Moderne (1928); René Daumal: Encore sur les livres
de René Guénon (1929); André Bretón: René
Guénon jugé par le Surréalisme (1953); André
Gide: Extrait du Journal (1943); Henri Bosco: Entretiens en pays
d'Islâm (1951); Michel Deguy: Guénon et la "Science
Sacrée" (1963); CORRESPONDANCE: René
Guénon: Lettres a Pierre Germain, Nöelle Maurice-Denis,
R. Martínez Espinosa, F. G. Galvao, Eric Ollivier; CHRONOLOGIE;
BIBLIOGRAPHIE: Aymon de Lestrange; NOTES SUR LES AUTEURS.La
edición de este volumen (322 págs. en formato grande) es
sin duda un esfuerzo, aunque no ha sido bien acogida por distintos medios
guenonianos, pues según algunos más parece una crítica
al pensamiento de Guénon que un homenaje. Nosotros no participamos
de este criterio. A continuación señalamos algunas colaboraciones.
El dossier ha sido concebido por Pierre Marie Sigaud. En Français: .
Nouvelles réflexions sur
l'oeuvre de René Guénon. Jean Tourniac.
Debido a su conocimiento de la obra guenoniana, el autor
traza aquí una perfecta síntesis de ésta, en la que
observa la voz de la Doctrina Esotérica Universal, condensándola
de esta manera: Esoterismo= iniciación= centro= verdad metafísica
una. Se trata de la auténtica "cadena áurea", y sus representantes,
como el propio Guénon, han pertenecido, y pertenecen, a todas las
tradiciones desde tiempos inmemoriales. La "lengua de los símbolos"
es el vehículo de esa Doctrina, razón por la cual la obra
de Guénon ha rescatado los símbolos primordiales que despiertan
en el hombre la "intuición intelectual" que le conduce a la identidad
con el Principio Supremo. En esto consiste la realización metafísica,
que necesariamente ha de pasar por el conocimiento de la cosmogonía,
es decir del Ser, "que está comprendido en el No-ser, y ambos en
la Posibilidad Universal, idéntica al Infinito", es decir, a la
No-dualidad. Por todo ello, y según Tourniac, la obra de Guénon
se podría resumir en cinco puntos fundamentales: la metafísica
y el orden cosmológico; la profundización en la lengua de
los símbolos; la naturaleza y el papel de los ritos; los ciclos
cósmicos y el "sentido" de la historia; y finalmente los estados
múltiples del Ser.
Quelques critiques. Frithjof
Schuon. Schuon, que se adhiere en un 90% al pensamiento
general de Guénon (aunque adulterándolo y manipulándolo),
que sin duda le ha precedido, trata de ocultar este hecho con una prosa
literaria con la que presume de explicar lo mismo de una manera supuestamente
más "artística", "filosófica", "poética" y
con nuevos ejemplos, en particular extraídos de escritores cristianos
esotéricos (M. Eckhardt, Dionisio Areopagita, etc.), y no pierde
ocasión, como es el caso, de oponer reparos al pensamiento del gran
metafísico francés, para así tratar de diferenciarse
de él y tener una aparente vida propia intelectual y espiritual,
incluso superior a la de Guénon, actitud que ha venido desarrollando
desde 1946 sin mayor resultado serio.
Su obra es de una uniformidad completa y haber leído
uno solo de sus capítulos es como haberlos leído todos puesto
que el elaborado estilo pretendidamente literario se repite una y otra
vez, apelando a idénticos trucos y subterfugios (por ejemplo el
de emplear constantemente la "inversión" de conceptos y frases y
los juegos de palabras con la pretensión de utilizar procedimientos
brillantes de tipo analógico). ¿Cómo podría
compararse una obra de la riqueza de la de Guénon con la que sólo
desarrolla algunos de sus conceptos de modo frívolo e interesado?
¿qué tiene que hacer el discurso monótono y lineal
de Schuon, que todo entero parece una recopilación de mensajes y
predicaciones filosóficas de los domingos, con un autor capaz de
escribir libros tan dispares como El error espírita, o El teosofismo, historia de una pseudo-religión, basados en documentación,
con respecto a El esoterismo de Dante, o El Rey del Mundo,
pasando por las extraordinarias exposiciones geométricas y aritméticas
de El simbolismo de la cruz, o Principios del cálculo
infinitesimal, sin seguir nombrando el resto de sus libros y artículos?
Volviendo al texto que comentamos, diremos que Schuon
no reconoce en el ser humano sino la posibilidad de estados individuales,
siendo los estados supraindividuales una simple aspiración humana,
y de allí la importancia atribuida a la religión, la moral
y la "santidad", porque él mismo no conoce otros estados, cosa curiosísima
si se tiene en cuenta la calidad y pretensión de sus libros, y confunde
la salida de Mâyâ, tan trabajosamente lograda, con los
fines cada vez más sutiles de la iniciación, o sea de la
realización en vida del Ser Universal, no ya de los estados del
No Ser, a los que niega, aferrándose a su papel egótico de
gurú, atrapado en las coordenadas de su personalidad; de
allí que su investigación espiritual sea una vía muerta,
un simple peldaño introductorio, un poco más destacado que
ciertos institutos yoga o sectas como "los Niños de Dios", en la
escalada del Conocimiento; de allí también su necesidad de
señalar "errores" y poner apostillas de tipo lógico y teológico
a una obra inspiradísima, a la que no ha podido llegar por sus propias
limitaciones intelectuales nacidas de un pequeño corazón
lleno de extraños rencores y envidias y de una psiqué enfermiza,
amanerada y compleja, que lo lleva a asumir un papel tiránico que
no le corresponde, como forma de ocultar o negar lo que no puede saber
sino de una manera chata, puesto que no ha recibido la gracia necesaria
para transponer esos límites que los hados tan generosamente otorgan
a otros más frescos e "ingenuos". Para Schuon no hay verdadero milagro,
ni poesía, ni conocimiento; sólo normas lógicas (teologizantes),
"prospectiva literaria", belleza de consumo y pequeña erudición;
es una forma de negar la gracia y malversar el término misterio,
vulgarizándolo, ya que se le otorga en su obra un carácter
alegórico-religioso, negándole a aquellos que están
en la Vía Simbólica la posibilidad del auténtico Conocimiento
y su identificación con él por medio de un control de tipo
dogmático que ejerce a raíz de sus propias deficiencias espirituales,
a las que otorga características universales, al igual que su concepción
personal de Dios. En términos corrientes: si no se puede acceder
a determinados estados se llena de objeciones lógico-formales a
aquellos que los revelan de la mejor manera mediante el lenguaje de los
símbolos e imágenes, o sea se les "serrucha el piso" por
su incapacidad metafísica, mediante argumentos mediocres y oficinescos
del que ha creído seguir la carrera de filósofo religioso,
o esoterista, originada en su programación pequeño burguesa
y sus prejuicios sociales, culturales y "piadosos" que no ha sido capaz
de dejar. Aunque llama la atención que estas críticas que
efectúa en algunos casos están muy de acuerdo con otras que
han sido hechas a la obra guenoniana, como si pretendiera congraciarse
con quienes las efectuaron y llevar "agua a su molino". Una de ellas, entre
varias otras, se refiere a que "Guénon parece tener una suerte de
alergia contra todo aquello que es propiamente humano"; desde luego en
la obra de Guénon, encaminada íntegramente a la efectivación
de los estados no-humanos del Ser, lo propiamente humano debe parecer como
menos, o dicho de otra manera: ya se sabe lo que es lo humano (a cualquier
nivel existencial) y se cuenta con ello, está incorporado a la ceremonia,
por lo que necesita ser traspasado, si no ¿para qué escribir
y dedicarse a ese oficio? ¿Cuál sería en ese caso
el sentido de la vida y la labor de Schuon? Adquirir simpatizantes aparte
de discípulos, para lo cual tendría que tratar de desprestigiar
a Guénon, el cual con toda sabiduría no quiso tener alumnos,
extraordinaria decisión que puede ser valorada en todo su amplitud
cuando se considera el rumbo que ha tomado su discurso después de
su muerte y los parásitos de su obra. ¿Es ésta la
misión de un santo? En todo caso no es la de un sabio. Los
lectores de Guénon no necesitamos que un secundón como Schuon
venga a defender a Guénon de sí mismo. ¡Por Dios, que
ridiculez tan pretenciosa y pedante disfrazada de "intelectualidad"! Da
la impresión de que estamos ante un travesti, con perdón
de los buenos ejecutores de la simulación sin más, muchos
de ellos verdaderos artistas.
Dicho esto en términos generales, analizaremos
algunos otros errores que Schuon achaca a Guénon y que parece haber
seleccionado a lo largo de su extensa vida a través de una pormenorización
de su obra. Sin embargo, antes de comenzar esta tarea, en la que no incluimos
la cuestión iniciación-catolicismo, asunto que nos es ajeno
y cuya polémica lleva más de cuarenta años, hemos
releído varias veces el artículo de Schuon, que parece creer
saberlo todo, y pensamos que sus objeciones son mucho más insustanciales
de lo que parecen a simple vista, tal cual él las presenta, puesto
que dependen de una concepción dialéctica y técnica
del esoterismo, de un nivel inferior a la que parecen tener los diversos
colaboradores de esa misma publicación, como los de otros homenajes
y obras al respecto, sin contar las enseñanzas generales del Esoterismo,
la Ciencia de los Símbolos, la Tradición Hermética,
las doctrinas orientales y el conocimiento de los pueblos arcaicos, que
poseen cientos de facetas, aparentemente muchas de ellas contradictorias,
y que no serían capaces de resistir un análisis lógico-dialéctico,
entre ellas el Hinduismo, el Budismo, el Judaísmo ¡y qué
decir del Islam!, contrapunto perenne, oscuridad y fanatismo a lo largo
de su historia, sin hablar de la Iglesia de Roma, o de la misma Masonería,
y lo que es mucho más, del discurso de cualquier texto sagrado,
antes de que el "suizo" descubriera la pólvora. Por lo que creemos
que lo dicho precedentemente basta y sobra dado el método que emplea
el crítico de Guénon, su nivel, así como la mala fe
y la falta de grandeza que manipula en sus análisis, e igualmente
el lenguaje irrespetuoso que utiliza con respecto a quien ha saqueado,
lo que obliga a tratarlo de igual manera. Sin embargo, la Historia del
esoterismo es tan vasta, compleja y contradictoria, para quien quiere verla
y no caiga en la parcialidad, como él, que también caben
en ella personalidades de su tipo y calaña.
Crearse una imagen de sí mismo es responder perpetuamente
a ella; ya no hay asombro, todo está desodorizado, domesticado y
consumible, lo cual es una traición a lo que es, puesto que siendo
la deidad un asombro constante, esta es una forma de negarla, y pasa entonces
la imagen fijada, perfecta y santa, o satánica, que tenemos de nosotros
mismos -o de la doctrina- a ser un dios, o un sucedáneo amistoso
de él, que niega la posibilidad del Eterno Presente por fijación
de un esquema horizontal ilusorio que abjura, por lo tanto, del auténtico
Ser, y toma la identidad por lo más bajo por la Suprema Identidad.
Estamos en el centro del reino del Demiurgo, con el que nos identificamos,
acaso sin saberlo, pues no hay otro espacio para nosotros que este encandilamiento
que no se puede rebasar. "Si todo vale nada, el resto aún vale menos"
dijo alguna vez un poeta iracundo. Sin embargo, Schuon, de acuerdo a las
corrientes modernas, piensa que en sus escritos conviene ser un "humanista",
aunque no llega a nombrar a Erasmo de Rotterdam.
Para finalizar, señalaremos especialmente dos "posturas"
de Schuon en este trabajo respecto a la obra de Guénon. En la primera
dice que lo infinito no es nada más que lo que no es finito, desvirtuando
el énfasis que Guénon pone en ese término, por otra
parte cargado de significado. Para nosotros, secundando a Guénon,
esa palabra tiene una resonancia clara ligada, a un nivel, a la diferencia
entre infinito e indefinido, y lo mismo sucede con lo invisible, que no
es sólo lo que no se ve, pues en ese sentido lo que no vemos sería
lo invisible (por ejemplo lo que tiene en su armario el vecino), y no aquello
que no-es lo que se ve o pudiera verse; igualmente, lo infinito no es sólo
lo no finito como Schuon afirma, sino lo que no-es la idea o concepto de
definición, o mismo la forma, tomada esta palabra en el sentido
que le han dado los escolásticos, es decir ni siquiera el Arquetipo,
o sea algo, de ninguna manera ligado ni a las Ideas, o los Principios Universales,
al Origen, por tanto a la Unidad o al Ser, que de por sí es una
especificación de todo lo que No-es.
Con respecto a la segunda encontramos válida la
objeción de Schuon (por otra parte ya efectuada por J. Evola al
que citamos: "En el dominio de la iniciación, conviene igualmente
hacer reservas precisas -expresadas tiempo atrás en mi ensayo "Sobre
los límites de la 'regularidad iniciática' "- frente a la
concepción cuasi burocrática de la iniciación defendida
notoriamente por Guénon..." -ver homenaje 100 años Guénon
L'Âge d'Or) en cuanto a descalificar la vida o experiencia
personal en el Conocimiento de cualquier persona llamada a él, al
oponerla a la ejecución de determinados ritos, que cuando no son
vividos se trata sólo de ceremonias, o formalidades, que no tienen
de iniciáticas sino el nombre.
Schuon, que ha despreciado a la Tradición Hermética
y descalificado a la Masonería, tal vez ignora que en los Grados
superiores del Rito Escocés Antiguo y Aceptado los Maestros claman
por ¡Venganza!.
Gnose et gnosticisme chez René
Guénon. Jean Borella. El autor cree
que hasta 1912, fecha en que Guénon entra al Islam, lo escrito por
éste en la revista La Gnose y otros medios no es digno de
valor, incluido su magistral trabajo sobre el Demiurgo, y para demostrarlo
se basa en una larguísima disquisición teológico-filosófica
de una inútil erudición especulativa que pretende demostrar
lo que está claro en la restante obra de Guénon, especialmente
en Los Estados Múltiples del Ser y El Hombre y su Devenir
Según el Vêdânta, y escribe ciertas "anécdotas"
de su vida y obra, a las que, por otra parte, se le podrían oponer
otras igualmente efectivas y que no llevan a ningún lado. ¿Qué
se propone Borella con éste y otros escritos similares, donde haciendo
gala de conocimientos profesoriles y curialescos, sólo habla de
modo aparentemente brillante para concluir en nada? De otro lado, da la
impresión, a través de su terminología, que no creyera
en que los estados más elevados del ser fueran aprehensibles y vivenciables
por los humanos sino sólo categorías lógicas de un
sistema filosófico cerrado, meras abstracciones.
Con Borella nos sucede algo semejante a lo que nos acontece
con Schuon: admiramos la inteligencia y por momentos la profundidad del
pensamiento, y hasta hemos gozado alguna vez con su feliz expresión,
debemos decirlo, pero finalmente hay algo artificial en ello, demasiado
construído y habilidoso, como algo que ya conocemos, no sólo
por beber de una misma fuente, sino por una situación que nos es
familiar desde la juventud, un sabor de pequeño orgullo intelectual
consentido, admitido y ejercido, muy propio de ciertos espíritus
religiosos y universitarios que hemos conocido muy de cerca, y que Guénon
no tiene para nada, ya que su obra posee la belleza y la grandeza avasalladora
de un poeta rebelde, de un matemático reformador, mucho más
cerca de la contracultura que de la "cultureta", lo cual ha sido advertido
por autores tan dispares como André Gide, René Daumal, André
Breton y Antonin Artaud.
Remarques sur les notions d'esotérisme,
de métaphysique et de tradition envisagées dans leur rapport
avec le christianisme. M. M. Davy. Excelente
trabajo de esta importante escritora cristiana, que desde su punto de vista
realiza una objetiva y equilibrada versión de la obra y el pensamiento
de Guénon. Acaba su estudio con estas palabras: "René Guénon
ha trazado una línea de la que no puede desestimarse el valor. Ella
conserva su esencialidad con respecto a una época dada. Hoy en día,
el hombre moderno tiende a liberarse del peso no sólo de las instituciones,
sino de ciertas maneras de ver y vivir las tradiciones. (...) Actualmente,
el hombre es invitado a dirigirse a su propio maestro interior en el misterio
de su dimensión de profundidad".
"Le Roi du Monde" et le problème
des sources d'Ossendowski. Marco Pallis.
Después de casi cuarenta años el autor sigue insistiendo
sobre la cuestión de los términos Agartha y Shambala,
seguramente con el propósito de disminuir la autoridad de Guénon.
De Marx à Guénon:
d'une critique "radicale" à une critique "principielle" des sociétés
modernes. René Alleau. Muy interesante
e inhabitual el planteo de este artículo que compara el pensamiento
de Guénon al de Marx, como dos formas de ver la Historia y la vida
en general, incluida la crítica del trabajo en la sociedad moderna.
Réflexions sur René
Guénon. Frédérick Tristan. Se trata de
extractos sacados del "Diario" personal del autor, y por lo tanto escritos
en un tono fresco y directo, al mismo tiempo que sintético y sugerente.
Reflexiones nacidas a lo largo de varios años acerca de la función
tradicional de Guénon (surgidas algunas de ellas en conversaciones
con H. Corbin, J. Tourniac, A. Abécassis y otros), y que giran en
torno a diferentes temas y cuestiones relacionados con la Tradición,
la Metafísica, la Masonería, el Cristianismo, la Cábala,
el Islam, etc. Entresacamos algunas de ellas, como por ejemplo las diferencias
fundamentales entre síntesis y sincretismo (asimilando ambos términos
al punto de vista central y periférico, respectivamente); la identidad
esencial entre las distintas vías iniciáticas (menciona,
por ejemplo, la importancia que tanto en el Taoísmo como en la Masonería
-y en el Hermetismo, añadimos nosotros- tienen el compás
y la escuadra, y que Guénon ya menciona abundantemente en La
Gran Tríada); el "anonimato" de la Tradición, hecho por
el cual Guénon no podía ser guenoniano, denunciando la "guenolatría"
como una especie de terrorismo intelectual; la cuestión de las "conversiones"
a otras formas tradicionales, las cuales en palabras de Guénon no
pueden aplicarse más que al cambio de exoterismo, no al esoterismo,
que es uno y central, y por lo tanto está más allá
de las formas; la idea de que la Cábala pudiera ser una ayuda para
la profundización de los misterios cristianos (de ahí el
por qué la existencia de la Cábala Cristiana, surgida entre
los maestros herméticos del Renacimiento); la convicción
de que la intuición tradicional de Guénon procedía
"de la notable proximidad de su conocimiento de la Ciencia Sagrada y del
Centro, no ciertamente de cualquier erudición"; la certeza, en fin,
de que la Masonería conserva en sus ritos y estructuras simbólicas
una vía de acceso a los misterios de la iniciación y su cumplimiento
efectivo, pero advirtiendo, al mismo tiempo, de los peligros que la acechan
hoy en día, por lo que recomienda a sus miembros las tres virtudes
mayores de su Orden: la fuerza, la prudencia y la discreción.
De estos "Dossiers" queremos destacar también la
relación bibliográfica de todas las obras en francés
de Guénon, así como las traducciones sobre algunas de éstas
realizadas en diversas lenguas -inglesa, alemana, portuguesa, española,
italiana y sueca. Asimismo se encuentran detalladas todas las obras que
diversos autores han escrito sobre Guénon, o que han hecho referencia
de alguna manera a su obra y vida, contabilizándose, hasta el año
en que fueron publicados estos Dossiers (1984), unas cincuenta y
cinco en total. Igualmente los números especiales de revistas, y
en fin los múltiples artículos que han ido apareciendo a
lo largo del tiempo dedicados al gran metafísico francés.
Destacar, por último, unas notas sobre los autores que han participado
en este volumen monográfico. |