Portada facsímil de Atalanta fugiens
Oppenheim 1618
ATALANTA FUGIENS DE MICHAEL MAIER. En edición crítica de Santiago Sebastián, Tuero, 1989 Madrid. 324 págs.  
Con este libro, el mundo de habla castellana tiene acceso a una obra emblemática del siglo XVII, que representa bajo unas formas propias de ese tiempo llamadas "Emblemas", la antigua escritura de los signos sagrados o jeroglífica, vehículo de la Gran Obra Hermética que conduce a la conjunción de los opuestos y por ella a la reconstrucción del Andrógino Primordial.  

No obstante y antes de adentrarnos en el tema, veremos, por el examen del título completo de esta publicación editada en 1989, que Atalanta Fugiens de M. Maier es una cosa y otra la "edición crítica" de Santiago Sebastián.  

El texto original compuesto por Maier se encuentra en la tradición de los Liber Emblemata, como el de Alciato, que apareció en el siglo XVI, y de otros libros de emblemas de la época, como son: la Alchymia de A. Libavius, El Anfiteatro de la Eterna Sabiduría de H. Khunrath, La Cábala de S. Michelspacher o el Rosarium Philosophorum atribuído a Arnaldo de Vilanova; todos ellos a su vez antecedidos por la Hieroglyphica de Horapollo, manuscrito griego llegado a Florencia a través de los sabios de Bizancio.  

Figura 1
Atalanta Fugiens es una obra construida según una Portada y 50 planchas grabadas en cobre, impresas en el papel y coleccionadas como libro, lo que permite visualizar en páginas enfrentadas, en la cara de la derecha y de arriba abajo, el título o lema, que viene a ser como la representación sintética del grabado que viene a continuación, mientras que al pie se encuentra un epigrama en latín, clave de interpretación tanto del lema como de la figura dibujada. (Véase figura 1). Mientras que la página opuesta corresponde a la composición musical, en forma de fuga a tres voces, cada una de las cuales repite los dos primeros versos del epigrama. Además, esta composición textual, incluía en la obra de origen un discurso de dos páginas en latín, comentario a cada plancha según referentes mitológicos, filosóficos o científicos, que Sebastián desconoce, como parece ser su caso en general con respecto al símbolo, alquímico o no.  

Atalanta Fugiens, ordenada de ese modo, constituía tal y como señalara Maier en su introducción, un libro muy original, dirigido a los espíritus elevados nacidos para explorar las realidades más profundas; diciéndonos así:  

"con el fin de poseer de un solo golpe de vista y abrazar a la vez estos tres objetos de los sentidos más espirituales: la vista, el oído y la inteligencia misma y para hacer penetrar de una sola vez en los espíritus lo que debe ser comprendido, he aquí que hemos unido la óptica con la música y los sentidos con la inteligencia, es decir, las cosas preciosas de ver y entender con los emblemas químicos que son propios de esta ciencia. Recibe, pues, en una sola y única vez, en un solo libro, estos cuatro aspectos de las cosas: compositivos, ficticios, poéticos y alegóricos". Así pues, Atalanta Fugitiva es una obra completa, dirigida al ejercicio de la meditación en el arcano significado del texto, por sus imágenes esclarecedoras y al compás de un ritmo musical escuchado o interpretado, capaz de producir en el ánimo sereno del contemplador la revelación de su sentido simbólico.  

Por otra parte, como ya anticipamos, tenemos la edición "crítica" de S. Sebastián, que consiste en una obra de "investigación", compuesta por el profesor de Historia del Arte J. F. Moffit, por Pilar Pedraza, traductora de los epigramas del latín al castellano; por J. M. Sáenz, autor del estudio musicológico y por S. Sebastián, que aporta la introducción y el comentario a las láminas.  

Este trabajo colectivo se abre con un prólogo, firmado por el profesor Moffit, quien nos habla de la alquimia desde un punto de vista filosófico, de su poética alegórica tomada de la mitología clásica y de los orígenes de su iconografía, que revierte al Egipto helenístico.  

No obstante, encontramos extraño que el profesor Moffit nos presente esta edición en lengua española como íntegra, cuando además de incluir separadamente a los textos y dibujos de las partituras musicales, no se respetan los comentarios originales del propio Maier a las planchas, los cuales aparte de haber servido para llamar la atención de un público diferente de los alquimistas, mero amante de los emblemas, tenían un franco sentido introductorio a la contemplación de cada emblema, de por sí capaz de iniciar de una sola vez en los secretos de la naturaleza a "los sentidos más espirituales que son la inteligencia, la vista y el oído". Comentarios sustituídos por los del profesor Sebastián quien dice seguir en ellos la línea de investigación de H. M. E. de Jong en cuanto a significado y fuentes de la emblemática alquímica de Atalanta. Comentarios estos, pensamos, que podrían haberse incluído al margen de los originales, como notas aclaratorias o bien en capítulo aparte como ensayo de interpretación de la obra de Maier.  

Después del prólogo, encontramos una introducción del profesor Sebastián, consistente en sendos estudios centrados en las circunstancias históricas que se dieron alrededor del llamado "iluminismo rosacruz" y en la biografía de Maier, que ocupando aproximadamente medio centenar de páginas incluyen un número parecido de grabados de la época, relativos al Palacio de Heidelberg, así como Portadas de las obras de Salomón de Caus, de Robert Fludd, John Dee, H. Khunrath, entre otras representaciones.  

A partir de esa introducción, S. Sebastián nos presenta un "estudio" de la portada y de las 50 láminas. En la primera están representados como rodeando y enmarcando al título, un conjunto de alegorías, figurando a niveles diferentes: arriba el mito del árbol de la Hespérides, más abajo y a un lado el obsequio de las manzanas de oro que hace Venus Citerea a Hipómenes y al otro lado a Hércules tomándolas del árbol; y abajo en un ámbito netamente delimitado de los superiores por un entrelazamiento de cuerdas, la carrera en la que se representa a Hipómenes venciendo a Atalanta, mientras que a la derecha el matrimonio alquímico o conjunción de ambos en el templo de Venus (Ver figura 2).  

El mito de Atalanta, que podemos hallar en el repertorio de Ovidio (Metamorfosis X), nos relata en sus rasgos esenciales, cómo Atalanta es vencida en carrera por Hipómenes, mientras éste invoca la ayuda celeste de Venus, quien le hace donación de las tres manzanas de oro.  

En cuanto a la Portada, podemos observar que es como una síntesis y guía del contenido de la obra, siendo su título completo el siguiente:  

"La Fuga de Atalanta, es decir, nuevos emblemas sobre los secretos de la naturaleza química, acomodados en parte a los ojos y al intelecto con figuras incisas en cobre, epigramas y notas: y en parte al oído y recreo del ánimo con unas cincuenta fugas musicales a tres voces, dos de las cuales se corresponden para ser cantadas en dísticos con una sola melodía, no sin alegría singular para la vista, la lectura, la meditación, el pensamiento, el juicio, el canto y el oído". Título comentado en un extenso epigrama por Maier:   "Llevó el diligente joven las tres manzanas del Huerto de Héspero que le había regalado la diosa Cipris, y las puso en el suelo ante la carrera de la virgen fugitiva para que se demorara recogiéndolas. Ahora brilla ésta, luego ésa, después aquélla, delante de la que va más rápida que los Euros, porque él ha esparcido los áureos dones por el suelo. Así demoró los pasos de la joven, a la que hacía detenerse, y luego reemprender la carrera de nuevo. Cuando el amante hubo repetido tres veces la añagaza, Atalanta se entregó como premio a su vencedor. Hipómenes es la virtud del azufre; ella la hembra vencida en la carrera por el macho, la del volátil Mercurio. Luego que éstos se abrazan por causa del deseo amoroso en el Santuario de Cibeles, encienden la ira de la diosa, que para castigarlos viste a ambos con piel de león, con lo que sus cuerpos enrojecen y se vuelven fieras. A fin de expresar fielmente las escenas de esta carrera mi Musa te ofrece una fuga a tres voces: una permanece única y pertenece a la voz de las manzanas; otra, a la que huye y la tercera, a quien sigue. Esto es para tus oídos, y hay unos emblemas para que los tengas ante los ojos, pero de ahí ha de sacar la razón las señales arcanas. Estos objetos son llevados a los sentidos para que utilizados como reclamos, el intelecto recoja las preciosidades ocultas en ellos. La superficie de la tierra tiene toda clase de riquezas, y la medicina posee la de la salud: el león doble puede proporcionarlo todo en abundancia". En el margen de cada uno de los comentarios a los 50 emblemas, cita sabios alquimistas de todos los tiempos como Diodoro Sículo, Basilio Valentín, Rhazés, Avicena, Lambsprink, Morieno, Alciato, Isaías, Estrabón, San Isidoro, Van Lennep, Andreae y Plinio entre otros y obras como Proverbios, Tabla Esmeraldina, Rosarium Philosophorum, Auriferae Artis, Teogonía de Hesíodo, Libro de Reyes, de donde proceden los lemas que sirven de títulos a cada lámina.  

Finalmente se abre un capítulo que incluye el estudio musical de las partituras, que aparecen a continuación. Estas tienen forma de fuga a tres voces, o de dos sobre un bajo contínuo, que en clave de Sol Menor da el tono a toda la obra. Fuga o repetición a distintas alturas de un mismo tema, de modo que una voz huye de otra repitiendo la misma melodía, con lo que la composición adopta un carácter hierático como de himno.  

En conclusión, observamos que la Edición Crítica a la Atalanta Fugiens es una obra de investigación que hace énfasis en el estudio de los aspectos literarios, artísticos y musicales relacionados con la emblemática alquímica, todo ello bajo una orientación que es aclarada según palabras de S. Sebastián: "La presente edición tiene por objeto divulgar un texto de complejo contenido y bellas formas, para que nuestros universitarios se familiaricen con la emblemática, la alquimia y la mitología, abriendo así al mismo tiempo la historia del arte a nuevos horizontes".  

Sólo cabe recordar que Hipómenes invoca a Venus para vencer a Atalanta, a lo que aquélla responde donando las manzanas de oro, cuya virtud espiritual permite la volatilización del azufre a la vez que la fijación del mercurio, lo que conduce a las Bodas del Alma. Y ello según la vista, la inteligencia y el oído, también las tres manzanas del mismo árbol del conocimiento que permiten la conjunción de los opuestos en una operación simultánea que a la vez de elevar al alma espiritual fija a la psiqué.  

En cuanto al aspecto numerológico de Atalanta, clave esencial del conjunto, tenemos al 5 como número andrógino, habido entre la suma del tres y del dos, de lo masculino y de lo femenino, que es también el número del hombre o microcosmos, de cuya exaltación nos viene el 50, el que según la tradición de la Santa Cábala, corresponde al número de puertas de Binah, el Entendimiento.  

Atalanta Fugiens, es una obra centrada en tiempos del renacimiento Rosacruz, en cuyos telares y talleres confluyó la triple raíz de tradición Hermética, Cabalística y Cristiana, por medio de los libros de Emblemas. Tradición de Occidente en la que se restablecía el vínculo con el Esoterismo Universal y ello a través del Hermetismo neoplatónico transmitido por el Islam, como bien puede observarse en el viaje mítico de Christian Rosenkreutz.  

Así pues, Atalanta Fugiens no sólo es un bello libro de estampas, musicado y comentado; sino que se trata más bien de una obra de carácter iniciático, portadora en su correcta ejecución, de un rito de conocimiento, a través del lenguaje sagrado de la humanidad, que en sus mitos y símbolos, testimonios en todo tiempo de la Sabiduría Perenne, fluye ininterrumpidamente por aquella aurea cathena que desde el origen une a todos los mundos. José Mª Dolcet  

 
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