SONG
OF THE COSMOS. An Introduction to Traditional Cosmology. Arthur
Versluis. Prism Press, Great Britain 1991. 141 págs.
Como el título lo indica, en "El Canto del Cosmos" el autor expone a través de diversas tradiciones cómo el ser humano siempre ha percibido ese canto, ese sonido universal, la manifestación entera, de la que el hombre como microcosmos, es un reflejo. Aunque las diversas tradiciones en apariencia se contradicen en ciertos aspectos, reitera que fundamentalmente se refieren a lo mismo, ya que todas se desprenden "como ramas reveladoras" de un único tronco central y primordial, cuyas raíces están en el cielo. Es un libro "reconstructivo", dice Versluis ya que "reconstituye hasta donde le es posible" aquello que el hombre moderno, totalmente alejado e ignorante de su origen, incapaz de percibir más allá de las apariencias de lo visible, ha olvidado; su papel central y unificador en el universo y a través de su comprensión y realización, por medio de la Tradición, reveladora de los diferentes estados o mundos jerarquizados del ser, emprender un ascenso hacia el Polo Superior y "los estados trascendentes y supra-humanos". Nos ha llamado la atención que siendo un libro sobre cosmogonía tradicional y metafísica, el autor se refiera a ésta como "tradición religiosa", cuando un término contradice al otro; el primero se refiere a la enseñanza esotérica y el otro a la exotérica. Dice en su nota 1: "Como 'tradicional' me refiero a lo recibido dentro de un linaje de enseñanzas que se extiende más allá de la lejana antigüedad, y como 'práctica' me refiero a esas formas de vida que se encuentran en las religiones Aborígenes, Budismo, Cristianismo, Hinduísmo, Islam, Judaísmo y Taoísmo". Esto es ambiguo y no podemos estar de acuerdo. El autor seguramente se refiere sin duda a distintos ritos, pero hay una diferencia entre ritos sagrados e iniciáticos y prácticas y ceremonias religiosas. Todo depende de la forma de encararlo, y en ese sentido el "espíritu religioso" tal cual el "arte religioso" no es sino una alegoría piadosa y sentimental de lo que verdaderamente los símbolos manifiestan. Esto no quiere decir que no existan dentro de las religiones organizaciones, grupos o individualidades esotéricas verdaderamente iniciáticas, aún vivas, y que dan sentido a todo el aparato religioso, del cual son el origen. Comprendemos que el autor utilice estos términos ya que el libro está dedicado a F. Schuon, quien en su obra habla de Religión Perenne, lo que confunde lo cosmogónico, y sobre todo lo metafísico, con lo meramente religioso, o devocional, cosa que Guénon, a quien también está dedicado el libro, ha rechazado como una equivocación. Fuera de las tres tradiciones con prácticas religiosas, o sea, las tradiciones Abrahámicas o del Libro -que por otra parte desembocan tarde o temprano en los fundamentalismos-, el Islam, el Judaísmo y el Cristianismo, las otras, encabezadas por el Taoísmo, Hinduísmo y Budismo, etc., no lo son, como tampoco el Chamanismo, la Tradición Hermética o la Masonería, que son tradiciones totalmente esotéricas relacionadas con lo iniciático, los ritos sagrados y el Conocimiento, en contraposición con los ritos piadosos y sentimentales de lo religioso. Aunque se comprende que el término aquí está siendo utilizado en su sentido amplio, general y etimológico de re-ligar, observamos que esto puede crear una gran confusión, y de hecho la produce en aquellos que tienen una visión religiosa, pues equiparan el Conocimiento a la simple devoción a un Dios personal. Para finalizar deseamos aclarar que la palabra religión suele utilizarse en los Estados Unidos, así como "misticismo", de una manera amplia y que significa lo contrapuesto a lo más material y grosero. No sabemos si tal vez este es el caso, o parte de él, pero insistimos, los ritos no son simplemente prácticas religiosas así como tampoco los símbolos son alegorías de sus significados. Por otra parte, el libro cuenta con extensas notas y citas de autores y textos sagrados de diversas tradiciones, además de interesantes grabados, lo que hace sumamente recomendable su lectura. F. G. |
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