L'ESOTERISME.
Antoine Faivre. P. U. F.: Que sais-je?. 127 págs.
Desde el comienzo el autor
nos advierte de la dificultad de definir un término tan difuso como
el de esoterismo y la cantidad de equívocos que, por una y otra
razón, se han producido al respecto. En realidad, el mismo nombre
de esoterismo es de cuño reciente con orígenes en el Renacimiento
y los siglos posteriores, aunque cristalizado en el XIX. Por otra parte,
si quisiéramos aclarar el término conceptualmente sería
aún más confusa una definición a este respecto; en
efecto, pensamientos y disciplinas que tienen un fin común, difieren
en formas, y a veces se oponen diametralmente, lo cual, por otra parte
es el origen de las guerras intergalácticas y religiosas. Sin embargo
este conjunto de ideas tiene una realidad histórica que se ha dado
en el Occidente de conformación greco-latina, judeo-cristiana, aproximada
en su pensamiento a tradiciones del medio y lejano Oriente, y con antecedentes
en el Egipto, la Mesopotamia, y diversas civilizaciones y culturas, muchas
de ellas hoy llamadas arcaicas, o "primitivas" de la misma Europa y también
América; por lo tanto las tradiciones del medio y lejano Oriente,
quedan excluidas, y con razón, ya que estando vivas en sus ritos
y símbolos no existe en ellas algo que podría denominarse
como esotérico o exotérico sin caer en apreciaciones de tipo
occidental, cultura en donde se ha plasmado dicho término.
No obstante las dificultades para definir el tema, el
autor, reconociendo esta limitación, ensaya en su estudio una metodología
muy bien fundada y presenta algunas condiciones temáticas y culturales
que podrían ser utilizadas para fijar este concepto y asimismo el
de las diversas disciplinas y autores que se ocupan de una manera u otra
de "esoterismo". Recalcamos que el modelo que utiliza el autor es amplio,
correcto y arraigado en la naturaleza de lo que se investiga; por otra
parte afortunadamente A. Faivre no se evade de esta metodología
a lo largo de la obra. Aquí está sucintamente explicada:
Existen algunos elementos fundamentales capaces de reconocerse
que están en la base del pensamiento esotérico. 1. Las correspondencias
analógicas que ligan las distintas partes del mundo visible e invisible.
2. La naturaleza como viva y no inerte en un mundo en movimiento. 3. La
importancia del plano intermediario (imaginal) entre el Creador y la criatura,
lo cual da origen a los símbolos, los mitos y los ritos como componentes
del pensamiento esotérico. 4. La experiencia, que es la que corrobora
todos los trabajos del esoterismo, y sobre todo la experiencia de la propia
transmutación en el sujeto alquímico. Otras dos características
se agregan: 5. La concordancia que caracteriza este pensamiento por relacionar
distintas formas tradicionales o religiosas entre sí, y 6 la transmisión,
que supone la transmisión de boca a oído del Conocimiento,
o por medio de una Vía Tradicional y regular de realización
iniciática, que incluye las influencias intelectuales y espirituales.
Nos parece totalmente inútil señalar algunos
de los muchos nombres y tendencias que el autor cita, pues sería
escribir otro libro al respecto; bástenos decir que se encuentra
citado el meollo, lo más importante del esoterismo, según
la clasificación metódica del autor señalada más
arriba, lo cual es un logro extremo de síntesis y claridad histórica
y didáctica.
En cuanto a René Guénon, que el autor en
otros trabajos había destacado ya, se dice que representa una vía
impresionante de ascetismo intelectual, se señala su conocimiento
de la Tradición Hindú, entre otras formas a las que se refieren
sus libros, sus condiciones de polemista y sobre todo su vocación
de reformador, lo que le ha valido una posición de primer plano
entre los esoteristas de este siglo, aunque se hace también una
crítica con respecto a su desinterés en relación a
las ciencias de la naturaleza; igualmente se destacan algunos "guenonianos",
entre ellos algunos designados con razón como "filósofos
religiosos".
Sólo nos llama la atención que en un trabajo
tan riguroso y sintético como este se de lugar a la Gran Fraternidad
Universal, un equipo de vegetarianos que se disfrazan de Templarios (cuando
en otro lugar de la obra se nos advierte sobre este "mito") y cuyo guía,
de apellido Laferriere, ha publicado unos libros plagados de errores y
fantasías ocultistas de la peor especie, junto a constantes autoalabanzas
debidas al culto a su personalidad y que son tomados como libros sagrados
por sus seguidores. Se completa la obra de A. Faivre con una bibliografía
sucinta donde el lector podrá ampliar y profundizar su panorama
sobre el tema, y la mención de la
Bibliotheca Philosophica Hermetica, Joseph R. Ritman, de Amsterdam,
lo cual ameritaría un viaje a esa ciudad para algunos de nuestros
lectores, abierta al público y que ofrece más de 4.000 volúmenes
sobre alquimia, hermetismo, cábala, teosofía, etc. Debemos
festejar la aparición de este pequeño libro, ceñido
a las características de las ediciones de divulgación de
P. U. F., donde se pueden hallar coherentemente fijados la mayor parte
de los temas pertenecientes a una materia tan fluida, casi gaseosa, como
es el esoterismo. F. G.
E. Kelley, De lapide philosophorum, 1676
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