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En
1925 Guénon escribía en El hombre y su devenir según
el Vêdânta: "El exoterismo y el esoterismo, considerados
no como dos doctrinas distintas y más o menos opuestas (lo cual
sería una concepción totalmente errónea) sino como
dos aspectos de una misma doctrina, han existido en ciertas escuelas de
la antigüedad griega y se los vuelve a encontrar muy claramente en
el Islam, pero no ocurre lo mismo en las doctrinas orientales. Respecto
de ellas no se podría hablar sino de una especie de "esoterismo
natural" que existe inevitablemente en toda doctrina, y sobre todo en el
orden metafísico, donde siempre se debe hacer referencia a lo inexpresable,
que es asimismo lo que hay de más esencial, puesto que las palabras
y los símbolos no tienen en suma otra razón de ser que la
de ayudar a concebirlo en tanto que proveen de "soportes" para un trabajo
que no puede ser sino estrictamente personal. Desde este punto de vista,
la distinción entre exoterismo y esoterismo no sería diferente
de la que existe entre la "letra" y el "espíritu", y podría
también aplicarse a la pluralidad de sentidos más o menos
profundos que presentan los textos tradicionales o, si se prefiere, las
escrituras sagradas de todos los pueblos."
En ese mismo año en El esoterismo de Dante afirmaba: "... el verdadero esoterismo es algo muy diferente a cualquier característica de una religión externa y, si presenta algún tipo de relación con ésta, no puede ser sino mediante una consideración que supone a las formas religiosas como un modo de expresión simbólico. Poco importa, por lo demás, que esas formas correspondan a tal o cual religión, puesto que se trata de una unidad doctrinal esencial que se oculta detrás de una diversidad aparente. Por ello, los antiguos iniciados participaban de modo indistinto en todos los cultos exteriores, adheriéndose así a las costumbres establecidas en los países en donde circunstancialmente se encontraban." Las citas de este tipo pueden multiplicarse en la obra guenoniana y se pueden encontrar en distintos libros, entre ellos Aperçus sur l'initiation (1947): "la religión considera únicamente al ser en el estado humano individual y de ningún modo apunta a hacerlo salir de él, sino que por el contrario intenta asegurarle las condiciones más favorables en ese mismo estado, mientras que la iniciación tiene esencialmente como objetivo superar las posibilidades de este estado y lograr que sea efectivamente posible el pasaje a los estados superiores y hasta finalmente conducir al ser más allá de todo estado condicionado, sea cual fuere" y en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, en los dos tomos de sus Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, etc. en particular en el estudio denominado "Cristianismo e Iniciación" de Aperçus sur l'ésoterisme Chrétien, del que citaremos: "Finalmente, para concluir podemos decir esto: a pesar de los orígenes iniciáticos del Cristianismo, éste, en su estado actual, no es ciertamente nada más que una religión, es decir una tradición de orden exclusivamente exotérico, y no tiene en sí mismo otras posibilidades que las de todo exoterismo; no lo pretende además de ninguna forma puesto que no se ha propuesto nunca otra cosa que obtener la 'salvación'." Estas citas introductorias tienen importancia pues queremos referirnos aquí al capítulo de Guénon sobre "Necesidad del exoterismo" en su obra Initiation et Réalisation Spirituelle (que tanta confusión ha traído y que de hecho se contrapone con los cerca de veintisiete volúmenes de su obra completa, y que, por otra parte, se reduce a unas pocas frases disonantes dentro de un contexto habitual en su discurso), aparecido en Etudes Traditionnelles a finales de los años cuarenta. Pensamos que tal vez se debe a una situación de circunstancia temporal, de momento histórico; esto mismo sucede con numerosos escritos de Guénon, publicados en distintos tiempos, en medios diversos (muchos de ellos hasta opuestos entre sí, antagónicos), revistas y editoriales de muy distinto tipo, y por lo tanto dedicados a audiencias diferentes. Sin embargo, el meollo de su doctrina es el mismo y muchos de estos estudios han constituido parte de los libros que conforman su obra completa, como es el caso; esto, en gran medida, se debe a la doctrina del autor que, parte de una Tradición Primordial que se fragmenta y da lugar a numerosas formas tradicionales entre las cuales se encuentran las religiones conocidas, la masonería (incluso menciona a los indoamericanos), etc., y no vacila en ver en ellas esencialmente lo mismo, es decir los Principios Universales emanados de un solo Origen. Para nosotros esa adecuación a las formas niega precisamente la posibilidad de que cualquiera de ellas sea infalible, o única, tal cual es asegurado por los católicos, o los fundamentalistas de cualquier religión o movimiento -incluidos los francotiradores que tratan de utilizar la obra guenoniana para sus pequeños discursos de orden egótico personal-, pues son susceptibles de interpretaciones diversas; lo mismo sucede con la infalibilidad de cualquiera que trate o exprese los temas del Conocimiento, Guénon por ejemplo. En efecto, la Doctrina (vertical) es una, pero los modos que toma (horizontales) y la manera de expresarse de acuerdo a circunstancias de tiempo y lugar, invalida esta pretensión extrema de precisión dogmática, propia por otra parte de Occidente y con orígenes aristotélicos, racionales, lógicos y pretendidamente sistemáticos, que son completamente ajenos a los textos sagrados de todos los pueblos, e incluso no está presente en Platón y el neoplatonismo. En ese sentido queremos hacer nuestras las palabras de René Alleau, pronunciadas en el coloquio de Cerissy-La-Salle en 1973, denominado René Guénon y la actualidad del pensamiento tradicional, organizado por él mismo y Marine Scriabine, uno de los más importantes coloquios en homenaje al metafísico francés, el guía intelectual de una gran corriente de pensamiento: "La noción de ortodoxia guenoniana me parece la más extraña a la obra y al pensamiento de René Guénon, así como al pensamiento de todo filósofo tradicional verdadero." En todo caso el hecho de que el pensamiento de Guénon, está vivo para todos aquellos que puedan acceder a él, demuestra la imposibilidad de encasillarlo y hacerlo consumible a un nivel interesado en ello. Pero volviendo al tema de lo esotérico y lo exotérico, o si se quiere de metafísica y religión, eso no quiere decir que lo horizontal no sea un reflejo de lo vertical, y que por lo tanto en lo horizontal no existan los medios de aprehender lo vertical, cuestión conocida por todas las gnosis. De allí que el rito exotérico sea un poderoso medio para vivificar lo esotérico, aunque lo esotérico ya nos sea conocido, por la misma necesidad de actualizarlo permanentemente. En este caso se trata de ritos religiosos (horizontales), pero se debe tener en cuenta que estos ritos están comprendidos en otro más amplio que es el rito de nuestro compromiso con el Conocimiento (vertical) que signa todos los actos y momentos sagrados de nuestra vida, como sucede en las sociedades tradicionales. Por lo que seguramente es aconsejable el rito exotérico que será efectivo si está comprendido dentro de la Gnosis. A este efecto recordaremos una cita de Guénon referida a Santo Tomás. Este decía: "Para un fin cualquiera, se dice que algo es necesario de dos modos: de uno, como aquello sin lo cual no puede ser, tal el alimento necesario para la conservación de la vida humana; de otro, como aquello por lo cual de modo mejor y más conveniente se alcanza ese fin, tal el caballo es necesario para el camino". Lo mismo sucede en este caso. El vehículo no es imprescindible pero sí útil y mal haríamos en no tomarlo si eso está a nuestro alcance. Esto ha sido considerado por algunos que poseen un rito esotérico, por ejemplo los masones, como una indicación de atenerse a algún exoterismo religioso, en particular el Católico, lo que ha dado lugar a la llamada doble pertenencia. En realidad nosotros pensamos que el artículo de Guénon sobre el exoterismo religioso está dirigido, precisamente en esta oportunidad, a Schuon, con el que Guénon mantenía graves diferencias por el hecho de no atenerse a la Tradición Islámica, es decir que pretendía dirigir una tarîqah sufí, sin siquiera ser musulmán. Lo que es verdaderamente importante en el exoterismo católico es la revivificación de la vida, pasión y muerte de Cristo en toda su magnificencia simbólica y trascendente y la lectura de los textos evangélicos incluidos los "apócrifos" y el resto del Nuevo Testamento y los del Antiguo Testamento a los que estos se refieren e incluso en los que se basan plenos de significado esotérico y que nada tienen que ver necesariamente con la lectura que de ellos hace la autoridad eclesiástica y el clero en general en estos días; lo cual no obsta para que este exoterismo religioso sea válido para la gran multitud de los que no pueden, por sus propias características intelectuales y anímicas comprender los grandes misterios de la cosmogonía, la ontología y la metafísica, y son completamente válidos en la medida en que de alguna manera establecen un orden en el devenir constante del tiempo y en las pasiones y en los comportamientos de los hombres, a la par que abren posibilidades de nuevas perspectivas de Conocimiento cuando lo literal, lo sentimental, piadoso y lo propiamente "religioso" y autocompasivo puede ser superado. El exoterismo ha sido necesario, y esa es precisamente la función de la Iglesia Católica según el mismo Guénon lo señala, pero otra cosa es la necesidad de practicar los ritos exotéricos para un iniciado. De hecho, esto es contradictorio, pues al hacer necesario a lo exotérico, lo esotérico aparece como no necesario, cuando imprescindiblemente es lo que se debe realizar, lo primordial, la identidad del sujeto del Conocimiento.1 Pero, ¿qué es exactamente lo que se entiende por exoterismo? ¿Asistir a alguna ceremonia religiosa los días de guardar o participar de los sacramentos de modo "social"? ¿O aceptar de una vez y para siempre los dogmas desde el concilio de Nicea hasta hoy, o los usos y costumbres de una religión? Si nos referimos al Catolicismo, la aceptación del dogma se refiere entre otros puntos a reconocer que Jesús es Dios, y no una manifestación de la Divinidad. Un Dios absoluto encarnado en la historia y del que fuera de él no hay salvación. La aceptación de este exoterismo sería totalmente contraria a la idea del esoterismo en todas las tradiciones, e incluso una forma de negarlo, ya que la afirmación exotérica prescinde de la perenne manifestación divina, del Logos Eterno, materia que es la esencia de todo esoterismo, que trata de realizar la unión con el Principio, posibilidad entretejida en el ser mismo del hombre. Lo contrario sería aceptar que la letra es más que el espíritu o que la religión es superior a la metafísica. En ese sentido parecería que Guénon contradice toda su obra en algunas frases del artículo al que nos referimos; y de hecho se contrapone, según nuestro parecer, a esta cita de su Introducción General al Estudio de las Doctrinas Hindúes: "Para volver a la cuestión que nos ocupa, recordaremos que indicamos ya lo que distingue, de la manera más esencial, una doctrina metafísica de un dogma religioso: mientras que el punto de vista metafísico es puramente intelectual, el punto de vista religioso implica, como característica fundamental, la presencia de un elemento sentimental que influye sobre la misma doctrina y que no le permite conservar la actitud de una especulación puramente desinteresada; esto es, en efecto, lo que acontece con la teología, aunque de manera más o menos marcada según se considere una y otra de las diferentes ramas en que se la puede dividir." Sin embargo Guénon ha señalado alguna vez en su epistolario la conveniencia de seguir el rito exotérico, especialmente a muchos islámicos y cristianos, y a estos últimos también de modo particular aunque al mismo tiempo subrayando una y otra vez el carácter solamente exotérico del catolicismo en los tiempos actuales. Ver la correspondencia con Goffredo Pistoni, publicada en este mismo Nº de SYMBOLOS. Igualmente en carta a Rodolfo Martínez Espinosa, de familia argentina de raigambre católica practicante: "En cuanto a las dificultades que me presenta en su carta, me permito decirle con franqueza que ellas me parecen provenir sobre todo de que usted no hace una distinción suficientemente clara entre el punto de vista religioso, por un lado, y el punto de vista metafísico e iniciático, por otro. ... Cuanto es religioso, comprendido en ello el misticismo, toca a las posibilidades individuales, en la extensión indefinida de la que son susceptibles, y no va más allá. Tal es, por otra parte, su razón de ser, como, por el contrario, la de la realización metafísica consiste en ir más allá, ... Debo asimismo hacerle presente que la perspectiva religiosa está por necesidad relacionada a determinadas contingencias históricas, mientras que el punto de vista metafísico se refiere exclusivamente al orden principial." Tal vez nosotros pensamos que esta aparente contradicción que el guía intelectual de tantos introduce en su obra donde esto no está precisado y repetido como en el resto, pueda ser una prueba, una dificultad en su camino -como Guénon lo hace en otras partes de su obra a menudo- y suponga una contradicción a resolver, dejada en manos de sus lectores, los que no pueden leer su pensamiento -como tantos otros- de manera libresca, sino vivirlo, y resolver su problemática individual en la que debieran verse a sí mismos, como en un espejo. En cuanto a que el exoterismo correspondiera a los "misterios menores" y el esoterismo a los "mayores" está claro que eso no es así y siempre Guénon lo puntualiza, ya que son dos ámbitos absolutamente distintos y hasta opuestos, aunque eso no quita que la práctica religiosa y el exoterismo en general sea ampliamente recomendada para todos aquellos que de lo esotérico no tengan referencias directas. Por otra parte es obvio que Guénon no emplea la palabra Dios en sus escritos -salvo en alguna ocasión- como lo han hecho abusivamente sus "seguidores" y está claro que hay una intención en ello, pues ¿a qué dios se refieren los que lo nombran, como queriendo afirmar un sentimiento personal, individualizado, y contrario a la idea de La Suprema Identidad, el Sí Mismo, o la No-Dualidad? De hecho parecería ser, como se ha dicho, que los masones no necesitan de un exoterismo, y por el contrario, la Iglesia de Roma niega la posibilidad de un esoterismo. El Hombre Verdadero, habitante del Jardín del Paraíso, ¿tiene alguna necesidad de funciones religiosas? Y conste que sólo hablamos de los misterios menores. La verdad por si misma no tiene por que ser "consoladora", afirma Guénon, y nosotros nos preguntamos: ¿es necesario el consuelo para la sabiduría? Algunos creemos que el gran rito exotérico de Guénon es haber producido su obra, escrita y personal, reflejo de su pensamiento debido a la concentración interior, es decir el de una vida plenamente consagrada a todo ello. |
NOTA | |
1 | Aquellos que teniendo lo mayor creen absurdamente que necesitan de lo menor; lo menor necesita de lo mayor y cuando es auténtico deriva directamente de él, lo contrario sería decir que lo mayor depende de lo menor, con lo cual se acaba negándolo abiertamente, -tal el caso de Jean Reyor. Si lo exotérico depende de lo esotérico, y la iniciación está efectivizada o en vías de hacerlo, lo exotérico no es imprescindible, aunque fuese necesario o útil para algunos espíritus de tipo piadoso. |
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