SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 
 
EL NOMBRE EMMANUEL A LA LUZ DE LA TRADICIÓN PERENNE
(A través de la palabra velada y la letra escondida) (4)
ANA EMILIA AGÜERO DE CHAZAL

La Crucifixión
Polo, Corazón irradiante y Rueda cósmica

Dijimos que Beit Lejem tiene un valor numérico de 13, que este número señala el centro íntimo del círculo, del círculo más sagrado representado por el número 12. Por ello 13 eran los doce apóstoles más su centro Jesús, como 13 son los 12 signos del zodíaco más su centro solar, como 13 los caballeros de la mesa redonda con el rey Arturo según Guénon. Entonces el número 13 en el lugar de nacimiento de Jesús hace referencia al centro sagrado, como el corazón, leb que contiene el nombre Beit Lejem, también representa el centro íntimo sagrado.

El número 13 que alude al centro sagrado, está en relación con la unidad, por ello uno, ejad אחד es 13:

א 1 + ח 8 + ד 4 = 13

Tanto el número que representa el centro sagrado y la unidad como el corazón están contenidos en el lugar del nacimiento de Cristo pero también en el lugar de la muerte.

Cristo en la cruz representa el axis mundi, cumple una condición de verticalidad axial de centro del mundo, de mediador entre el cielo y la tierra, un puente vertical, el polo supremo el cual es único como lo es el centro del círculo.

La noción de polo es mencionada por Ibn Arabi en el libro “EL MISTERIO DE LOS CUSTODIOS DEL MUNDO” menciona que “El alif, símbolo de eje por su forma, es de manera particular la letra polar (qutbâniyya). Ésta, al aplicar la Ciencia de las Letras se identifica con el Polo porque el valor numérico de su nombre (A+L+F = 1+30+80 = 111), es el mismo que el de la palabra qutb (Q+T+B= 100+9+2 = 111), y el número 111 representa la unidad expresada en los tres mundos, es decir, en la totalidad de la manifestación, lo que se corresponde con la función polar”.

También en hebreo la palabra polo corresponde a 111, קֺטב (ktb), como el nombre de la letra א  alef (אלף) de valor numérico 1, es igual a 111.

ק 100 + ט 9 + ב 2 = 111                 קֺטב

א 1 + ל 30 + ף 80 = 111                 אלף

El número 111 es un 1 que se repite como lo es el 11, once es el valor numérico de la palabra crucifixión en hebreo צליבה (tzliba), mientras que la palabra cruz, צלב (tzlab) es 122, o sea 111 + 11.

צ 90 + ל 30 + י 10 + ב 2 + ה 5 = 137 = 11

צ 90 + ל 30 + ב 2 = 122

El número 1 es el que corresponde por excelencia al centro mismo del círculo, a la unidad pura.

La posición de centro, axis mundi, cumple la función efectiva de mediación entre el cielo y la tierra que permite el doble movimiento del ascenso y descenso de los influjos tanto celestes como terrestres a través del eje vertical del mundo, el polo. Lo que permite la irradiación, a partir de un punto central donde confluye la unión de los influjos celestes y terrestres, produciendo la irradiación desde este punto central al exterior en todas las direcciones del espacio, el universo. Esto es lo que representa el punto central en la cruz donde el eje vertical se intercepta con el eje horizontal, marcando el punto de conjunción de esas fuerzas (las celestes y las terrestres) que vienen de arriba y de abajo respectivamente a través del mismo eje vertical. Punto a través del cual se produce la irradiación a partir de la unión de dichas fuerzas, irradiación desde el centro al exterior. En este punto de la cruz se suele representar al corazón, relacionándolo con el corazón irradiante.

Precisamente la palabra corazón לב (lb) leb que dijimos representa el centro del mundo y del ser, está contenida en la misma palabra cruz צלב tzlab, en las dos últimas letras, lamed y bet. Y también tanto la palabra corazón como cruz tienen un mismo valor numérico.

ל 30 + ב 2 = 32 = 5

צ 90 + ל 30 + ב 2 = 122 = 5

El 5 es un 4 + 1 donde el cuatro representa las direcciones del espacio que señala la cruz, y el uno es el centro donde esos cuatro ejes confluyen, el centro del que parte la irradiación producto de la común-unión de las fuerzas celestes y terrestres hacia todo el universo a través de estas cuatro direcciones espaciales.

Jesús muere en el monte del Gólgota, monte del calvario, del hebreo Gulgoleth, que se interpreta como “lugar de la calavera”, quizás por la forma redondeada como cráneo humano del lugar. El cráneo es la parte ósea interior de la cabeza, la cabeza es un símbolo de centro también, de punto de partida. Pero muy significativo es que la palabra Gulgoleth גולגולת tiene la raíz de גלגל (galgal) “rueda” en hebreo.

Galgal rueda es 66[51], 66 es la repetición del 6 como lo es el número solar en la Cábala 666[51b] que representa el sol y la penetración de su irradiación. Al sexto día Dios creó al hombre, y 666 es el hombre que se expresa en la totalidad de la manifestación, como el sol.

Tanto el número 111 que representa el polo, el eje, de la rueda vimos que se manifiesta en la cruz y la crucifixión, símbolo mismo del eje de la rueda. Como también el número solar que representa la rueda cósmica, se manifiesta en el lugar donde se produce la crucifixión, el monte de calvario, Golgolet.

Es la Rueda precisamente el símbolo solar por excelencia, el eje de la rueda es el polo, el centro único donde se supera la “dualidad cósmica”, es el origen del cual parten los rayos irradiantes hacia el cosmos, eje que siendo inmóvil dirige el movimiento de la rueda. Es el símbolo de Manú por excelencia, quien se identifica con el eje inmóvil desde el cual parten los rayos de forma irradiante dirigiendo el movimiento de la rueda cósmica, los ciclos. Precisamente ese punto de la cruz en el que convergen los cuatro ejes, es el que representa el eje de la rueda, el polo.

La Crucifixión

En la simbología del cristianismo, la crucifixión se convierte en un punto culminante, y en ella confluyen todos estos temas citados antes.

La crucifixión de Cristo se da durante el tiempo de las pascuas judías, pesaj, fiesta en la que se conmemora la salida del pueblo judío de Egipto, comienzo del éxodo, el éxodo es el momento durante el cual el pueblo recibe el maná como pan del cielo. Durante pesaj un símbolo religioso importante de esta fiesta, es el pan sin leudar que se reparte en la mesa, la matza, este sería en parte el origen de la instauración de la eucaristía.

Durante la Última Cena Cristo estaba celebrando Pesaj con los apóstoles desde el valor más esotérico (interior) tradicional que envuelve esta celebración. La cual deviene en la ceremonia eucarística cristiana más tarde, donde el pan eucarístico, se relaciona a aquella matza, que a la vez conmemora en realidad aquel Maná original, recibido durante el momento de tránsito entre la salida de la tierra negra, Egipto, (donde se encontraba el pueblo prisionero) hasta la llegada a la tierra prometida. Cristo como pan del cielo, es el centro íntimo del círculo, toma el pan y dice este es mi cuerpo, y reparte el pan entre los doce apóstoles que se alimentan de el, el pan se ha multiplica en 12, como los panes de la presencia, porque a través de Cristo “Dios es con nosotros”, en la común-unión. Esa es la forma irradiante por la cual la luz de la Presencia Divina que corona a Cristo es con nosotros, a través de la común-unión.

El tránsito de 40 años en el desierto es como un puente, y es precisamente el momento en el cual el pueblo recibe el maná, el cual dijimos era un puente, entre el pueblo y Dios en el nombre Emmanuel. Ambos el pueblo y Dios representan también dos estados ontológicos diferentes, y el maná que los conecta simboliza en algún punto el tránsito de un estado a otro a través de la disolución y la muerte, que da lugar a un nuevo nacimiento, la resurrección (lo que observamos significa maná).

Así como el pueblo עַם (am) y Dios אל (El) que encontramos en ambas orillas del nombre Emmanuel representan dos estados ontológicos diferentes (por un lado el devenir y la multiplicidad y por el otro la unidad y la eternidad) simbolizados en la primera letra de pueblo y la primera letra de Dios, ע (ain) y א (alef). Donde (עין ( ע ain era el ojo, pero א (alef) era la luz האור (la haor), que le permite ver רואה (roeh) al ciego עִוֵר iver, donde la permutación de alef por ain convierte la oscuridad del ciego, עִוֵר (iver) en luz, אור (or). Donde la permutación de alef por ain convierte esa or que era la piel עור (la materia) en aquella or אור luz (el espíritu).

La tierra negra de Egipto y la tierra prometida representan también dos estados ontológicos diferentes, uno inferior y otro superior. El inferior está representado en el color negro de esta tierra, sería como el plomo, en la cual el pueblo es prisionero, mientras la tierra prometida se puede asociar al oro, la luz en el corazón del pueblo, la tierra de Canaán. El tránsito entre una y otra, el éxodo, es aquel estadio intermedio donde se produce la disolución del estado anterior, por ello era difícil, había en él una transformación, un nuevo nacimiento que se cristaliza con la llegada a la tierra prometida.

Durante ese éxodo, ese tránsito, ese puente, fueron alimentados con aquel maná que representa, como vimos en el nombre Emmanuel, el puente, como también, la muerte y la disolución que da paso a la resurrección, al nuevo nacimiento, aquello mismo que representa Cristo en la cruz.

La crucifixión es un momento culminante, porque allí se condensa todo, por eso, en ese momento deviene Jesús en polo, en centro, en axis mundi, en el puente vertical que permite a las fuerzas cósmicas descender a aquella otra orilla inferior del puente, el mundo, y a este mundo elevarse encontrando un punto de común-unión en la fusión de las fuerzas celestes que descienden y las terrestres que se elevan, a través del eje, logrando el acceso directo a Dios. Por ello el cuerpo de Cristo en la cruz deviene en maná, el pan vivo, el puente mismo, que da paso a la disolución y la muerte de un estado anterior abriendo la puerta al nuevo nacimiento. La nueva cristalización de la or luz (con alef) cuando la Luz de Dios desciende por Cristo y se solidifica en él a través de la resurrección venciendo la muerte. Deviniendo en sumo sacerdote eterno, según la orden de Melquisedec.

La crucifixión es el momento de condensación máximo de toda la simbología. Cuando Jesús toma en sus hombros todos los pecados de los hombres, como cordero pascual. Da su cuerpo, su sangre, su ser, para ser sacrificado, disuelto con la muerte, y con ella también los pecados de los hombres. Ese cuerpo disuelto en la unión de las fuerzas cósmicas, partido de deja ser uno, para multiplicarse, de forma irradiante, como el maná en el desierto, que cae como hojuelas de las que cada uno podía tomar una porción para alimentarse, como la hostia en la común-unión, donde esa porción de Cristo es el alimento vivo, el pan de vida, y a su vez el pan de la presencia de Dios que alimenta el espíritu porque entonces “Dios es con nosotros”. Porque él resucita en cada uno, para que la paz sea con nosotros, porque la paz es la que habita el centro sagrado íntimo, por ello Melquisedec es rey de Salem.

Cristo es trasmutado y en aquel sacrificio supremo retorna a la otra orilla con Dios, por eso Emmanuel es también, Im manu el, “con maná Dios”, con el retorno de Cristo a la otra orilla superior, donde Cristo es el maná con Dios.

La Circuncisión del Corazón y el núcleo de la Luz imperecedera

La localización subterránea y oculta del centro supremo está en relación con la condición caída de la humanidad. Pero no siempre este centro sagrado fue oculto y subterráneo, antes de la caída del hombre este era visible, manifiesto en la superficie “edad de oro de la humanidad” o Paraíso.

Hay aquí una correspondencia entre lo macro y lo micro, porque el centro del mundo subterráneo, está en correlación con la localización de la luz en la parte inferior del cuerpo humano, representada por la serpiente dormida en la base de la columna vertebral, el kundalini, según la tradición hindú, fuerza que debe volver a elevarse a través de los diferentes chacras (de acuerdo a la tradición del Yoga) hasta alcanzar la localización original de esa luz representada en el “ojo de Shiva”, (el ojo frontal) lo que supone el retorno a la condición original.

Guénon hace una interesante analogía entre la caída de la localización de la luz de su centro original en el hombre primordial (ojo frontal), con la esmeralda que se desprende de la frente de Lucifer cuando este cae. Piedra de la cual los ángeles tallan la copa del Grial, grial confiado a Adam mientras habitaba en el Paraíso hasta el momento de su expulsión tras el pecado; con la consiguiente caída de su condición original; situación por la cual pierde a su vez el grial. La pérdida del Grial representa la pérdida de la tradición y todo lo que esto significa.

Manifiesta Guénon “En efecto, el hombre separado de su centro original se encontraba desde entonces encerrado en la esfera temporal”, porque “el tercer ojo de Shiva representa el sentido de la eternidad[52]”.

La búsqueda del grial representa a su vez ese camino de búsqueda de la restitución de la luz a su centro original (en el hombre), representada por la esmeralda en la frente, y el retorno a su centro original de la luz en el mundo. Porque “…la posesión del Grial representa la conservación integra de la tradición primordial en dicho centro espiritual”, el centro del mundo.

Vimos cómo el centro sagrado del mundo, es subterráneo y representado en el sentido de la palabra hebrea לוּז Luz”, nombre en hebreo del almendro y de la ciudad original donde se manifiesta Dios a Iacob, lugar que el bautiza luego Beit El (casa de Dios) y que luego pasa a llamarse Beit Lejem (casa del pan) Belén, la ciudad del nacimiento del mesías según las escrituras.

También dijimos que en el nombre בית לחם  Beit Lejem, la primera letra de Beit y la primera letra de Lejem forman la palabra (leb) לב (corazón). Señalamos que el corazón לב es un símbolo del centro sagrado del mundo, y así también del hombre, porque allí se encuentra el “núcleo de luz imperecedera”. Porque el corazón es como la caverna, es como la letra bet (בְּ) que contiene en su interior esa simiente primigenia, el núcleo luminoso. Por ello (lamed-bet) לב leb representa ese conocimiento de orden superior, que viene de arriba y que se comprende desde el corazón, que se realiza desde el corazón, por que allí se encuentra el núcleo de luz imperecedera, donde está el potencial de la restauración del ser. Por ello también dicen los cabalistas que la primera letra de la Torá es בְּ bet (con Berishit) y la última ל lamed (con Israel) que juntas forman la palabra leb, corazón, donde está comprendida toda la Torá, ley de Dios.

Por esta razón el nuevo pacto que quiere establecer Cristo es la “circuncisión del corazón”.

“No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en el interior y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios."

Circuncisión en hebreo es Brit Mila que significa “pacto de palabra”, entonces Circuncisión del corazón es “Pacto del Corazón”.

Mencionamos que la raíz de:

  בית לחם Beit Lejem (bt ljm - בת לחם), contiene las raíces de:

 לב חתום Leb Jatum (lb jtm - לב חתם) corazón firmado, o

חתימת לב Jatimat leb (jtm lb - חתם לב ) firma del corazón.

Corazón firmado o firma del corazón nos aluden a:

“Pacto del corazón”, este es el nuevo pacto con Dios.

Entre la circuncisión del prepucio y la circuncisión del corazón, hay una analogía con la localización de la luz en el hombre; la circuncisión del prepucio, está en relación a la luz subterránea en la base de la columna, y la búsqueda de la elevación de esta a su localización original nos conduce a la caverna del corazón donde habita el “núcleo”, “la luz imperecedera” también subterránea que es capaz de restaurar la antigua condición original.

También recordemos que “Luz” es el nombre de un pequeño hueso en la tradición judía situado en el extremo superior de la columna, detrás del cráneo, y según los sabios el es indestructible y se relaciona con la resurrección, porque a partir de el se puede regenerar todo el ser después de la muerte. Otro nombre de este hueso es Betuel[52b], que es la misma raíz de Beit El (casa de Dios) y betul (virgen). Otros ubican este hueso en la base de la columna el coxis, y este hueso está en relación con la serpiente por su forma, porque tiene forma de la cabeza de serpiente. Tanto la imagen de la serpiente que se relaciona a “la caída” (como la serpiente en la base de la columna) como la imagen de la “luz” el hueso incorruptible en la parte superior de la columna, hay una relación con la elevación de la luz a su centro original antes de la caída, por ello el hueso es la única partícula exenta del pecado original.

Recordemos que la causa de la caída de la condición original es la serpiente que tienta a Adán y Eva. Esta caída de la condición adánica es representada por la imagen de la serpiente enrollada en la base de la columna (en la tradición hindú). Serpiente נחש najash es 358, igual que la palabra משיח mesías 358.

Entonces así como la serpiente representa la causa de la caída de la luz de su centro original en el hombre, es el mesías que es 358 como la serpiente, el que va a conducir esa luz que se ha caído a su centro original, es decir, el que va a volver a elevarla hasta su localización original en el ojo frontal, a través del paso por la caverna del corazón, y alcanzando la parte superior de la columna vertebral donde está localizado el hueso llamado “luz”, que es incorruptible y que tiene la potencia de la regeneración de todo el ser.

Dijimos que otro nombre del hueso de la columna es Betuel, ambos nombres (Luz y Betuel) ponen en relación este hueso con la historia de Iacob, a quién repetimos muchas veces que se le presenta Dios en un sueño, en aquella ciudad Luz que el bautizará luego Beit El, sueño en el que el ve una escalera por la cual suben y bajan ángeles. Es la escalera una imagen analógica de la columna vertebral, ambas como un puente vertical comunican las fuerza de abajo con las de arriba, los ángeles que suben y bajan por la escalera son como dichas fuerzas que se comunican a través de la columna. La parte superior de la escalera que se pone en contacto con el cielo, es como el hueso luz en la parte superior de la columna.

Observemos además que este hueso Betuel, lleva el mismo nombre del padre de Rebeca (madre de Iacob) y de Laban, לבן nombre que dijimos ya significa blanco y por tanto representa la idea de luz. En la relación de los nombres Betuel como padre de Laban, dijimos está la idea de Luz contenida dentro de algo que la resguarda, como la bet letra con la que comienza Betuel, como el hueso de la almendra que también se llama Luz y como la imagen del לב corazón que está también contenida en el nombre לבן Laban, haciendo alusión a aquella luz interior y secreta. Betuel señalamos tiene la raíz de Beit El y de Betulah, aquella que da a luz al mesías en Beit Lejem, el que lleva consigo esa “Luz” secreta.

Jesús era el retoño de almendro de la vara de Aron, porque él era el representante de ese conocimiento, luz secreta, oculta y primordial, que hace florecer aquella vara seca de Arón, el sacerdocio de Arón. Pero esta vara retoñó una noche, es decir, durante la época oscura, “edad de hierro de la humanidad” o “kaly yuga”, es decir, cuando el centro sagrado del mundo es oculto y subterráneo. Como lo era aún durante la era de piscis (era final del Kaly Yuga), inaugurada por Cristo, por ello su símbolo era el pez.

El ojo entre nubes y el retorno de la luz a su centro original

Con respecto al retorno de Cristo el Apocalipsis manifiesta: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá”.

"הנה הוא בא עם העננים. כל עין תראה אותו"

En esta frase en hebreo observo que se repite una y otra y otra vez la palabra ojo.

1- En la palabra nubes עננים ananim (ain-nun-nun-iud-mem) está contenida la palabra ojo עין ain (ain-iud-nun) y su plural ענים enaim (ain-nun-iud-mem). Esta relación entre las palabras nubes y ojo se confirma porque ambas palabras equivalen a 780.

ע 70 + נ 50 + נ 50 + י 10 + ם 600 = 780
ע 70 + י 10 + ן 700 = 780

2- Ambas palabras, nubes עננים como ojo עין, comienzan con la letra ain ain letra llamada ojo.

3- La palabra ojo (literal) עין en la frase.

4- La letra iud י contenida en ojo עין, como en nubes עננים también representa al ojo[53], el ojo de Dios que todo lo ve.

5- Ambas letras י (iud) y ע (ain) representan cada una por sí misma el ojo, y son la primera y la última letra del nombre ישוע Yeshua (Jesús), aquel que viene con nubes.

Y continuando con la noción de Polo de Ibn Arabi, este manifiesta que el hombre universal, hombre perfecto aquel que ocupa la situación de centro del círculo, de polo, es a su vez custodio porque preserva y salvaguarda el mundo, y como tal él es el “Ojo de Dios”, es el lugar de la mirada de Dios sobre el mundo. Por ello la primera y la última letra del nombre de Jesús (ישוע) representan cada una el ojo de Dios que mira el mundo.

Observamos que se repite la palabra ojo varias veces de forma velada, en la frase “Jesús viene con nubes, y todo ojo lo verá”. Mencionamos que aparece la palabra ojo contenida en la palabra nubes, que es donde viene Jesús. Este ojo escondido en la palabra nubes representa el ojo superior, que viene del cielo, pero que está “nublado”, representando a aquel ojo superior “ojo frontal”, el cual está velado, por la condición caída de la localización de la luz en el hombre. Pero al decir, todo ojo “verá” (taráh) תראה (donde la palabra verá[54] תראה en hebreo contiene la raíz de la palabra “la luz” האור haor en las tres últimas letras, al revés), también incluye a este ojo superior que está oculto en la palabra nubes. Lo que significa una restauración de la localización de la luz a su centro original, el ojo frontal, aquel que es capaz de ver entre las nubes y los velos, como solo el rayo de sol puede atravesarlos, y esto hace referencia a la mirada solar del hombre verdadero.

A tal restauración de la luz a su localización original en el hombre, corresponde la restauración de la luz en el mundo, el centro sagrado del mundo que deja de ser subterráneo, oculto y secreto. Lo que supone un retorno a la “edad dorada” de la humanidad[55].

Esto significa aquello mismo que dicen las escrituras, que el retorno del Cristo trae consigo la restauración de la “edad de la luz o edad dorada”, representada en el paraíso, la Jerusalén Celeste. Esto es cuando el centro sagrado deja de ser subterráneo y es visible y accesible a todos los hombres.

Shmoneh 8

Este texto era originalmente solo un par de párrafos de otro que trataba del número 8. Número de las alianzas con Dios y del ciclo de redención, número alquímico de la muerte y la resurrección por excelencia. Está presente este número en el caduceo de Hermes Trismegisto, el 8 es una imagen holográfica de las dos serpientes en el caduceo.

También el 8 contiene en su propia forma el camino que hace el mesías, que desciende desde el punto más elevado donde está su padre, hacia el mundo y en este mundo hasta el punto más profundo, la muerte, para luego desde este lugar resucitar y retornar al padre.

La muerte y resurrección también están presentes en la casa 8 de la rueda zodiacal.

1+ 7 Representa la inauguración de un nuevo ciclo, uno más allá del ciclo anterior, por ello Yeshua como Emmanuel son igual a 17, uno más siete, ocho, el nuevo ciclo de redención.

Por eso también Jesús resucita al octavo día, es decir 1 + 7, resucitando el primer día (domingo) luego de la semana anterior.

Jesús en griego es 888[56], el 8 también se manifiesta en la palabra Meshiaj משיח en hebreo mesías es 358 donde la suma de las 2 primeras cifras da como resultado a la tercera repitiéndose doblemente el 8.

Como dijimos que puente (guesher) era igual a 8, como arcoíris Keshet (puente celeste) 8, como la jet ח es la letra número 8, esta era también un puente. No voy a extenderme más en esto porque es un tema complejo, solo voy a mencionar una pequeña cosa, sobre la palabra ocho en hebreo Shmoneh: שמונה.

שמונה Shmoneh (shmn) tiene en su esencia, su raíz, la palabra שמן aceite, shemen (shmn) y la acción de aceitar, y mesías significa El ungido (ungido con aceite consagrado). O sea Shmoneh 8 lleva en sí el elemento asociado a la palabra mesías. Pero también está la palabra man מן (mn) de maná, en la raíz tanto de shmone 8 (shmn) como de aceite shemen (shmn) que es el elemento con el que se realiza el acto de ungir.

Si observamos שמונה Shmoneh, encontramos 2 palabras, שמו shmo, “su nombre”, y mone מונה que tiene la raíz de “mana”. O sea “su nombre es maná”.

Y aquí regresamos a Emmanuel como “Im manu el”, “Con maná Dios”, cuando Jesús retorna con Dios. Y recordando que Cristo es “el verdadero Maná”.

Entonces:

Yeshua = 8 shmone “su nombre es maná” y también ungido (porque shemen, aceite es elemento con el que se realiza el acto de ungir).

Como también Emmanuel = 8 shmone “su nombre es maná” y ungido.

Pero aquí no vamos a extendernos más en este gran misterio del alquímico número 8.

El Emmanuel de Isaías

Vamos a terminar recordando las palabras de Isaías 7, 14 “El señor mismo os dará señal: He aquí que la doncella concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel.” 7, 15 “Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.”

La palabra doncella (almah), עלמה, tiene por raíz עלם (alm) ain, lamed, mem, misma raíz de la palabra alom (alm), “ocultar”, “esconder”, que es la misma raíz de olam mundo. Tenemos en la frase “doncella concebirá y dará a luz”, “algo que está oculto, escondido y que será concebido y dado a luz, revelado”. Esta es otra de las características del conocimiento tradicional, aquella luz que nace de la oscuridad, en alusión, a la sabiduría perdida, que quedó oculta y será un día revelada, dejará de ser subterránea.

Allí en el nombre Emmanuel, están los rastros de aquella sabiduría, tradición perdida, por ello está velado el origen de la palabra maná, y también ella está oculta en el nombre Emmanuel. Por eso Maná es la palabra escondida, velada, pero que a la vez revela, como el velo.

“Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno”. Entonces con el maná (dentro de Emmanuel), mantequilla (leche) y miel, tenemos los tres alimentos simbólicos, típicos de la tradición Judía. Pero el maná, es aquel alimento que es interior en Emmanuel, es el alimento del espíritu, el Verdadero Alimento, el puente con Dios, el que puede restaurar la vida eterna, el que conecta con la tradición primordial.

Avatar Solar y Rey del Mundo

Podríamos entender simbólicamente la relación entre Emmanuel y Manu en su interior, como una relación entre “Príncipe de paz” y “Rey de paz y Justicia”, donde el primero viene a revivir, a renacer el antiguo reino del segundo, de aquel rey original cuyo reino ha quedado perdido, oculto, sumergido, olvidado. En una misma relación que plantean los conceptos hindúes entre avatar solar y rey del mundo[57], conceptos profundamente ligados entre sí que llegan a confundirse algunas veces, pero que son a la vez diferentes uno del otro.

Emmanuel es en algún punto el mesías, avatar solar que trae el renacimiento del perdido reino, de aquella olvidada y ocultada tradición primordial original, del antiguo Rey del Mundo. Relación manifestada en las antiguas leyendas como entre el Rey Arturo y Lancelot o Parcifal o el mismo Galahad, aquel caballero perfecto que rescata el Grial, aquel caballero para el cual estaba destinado el asiento vacío de la mesa redonda que únicamente solo podía ser ocupado por él, el restaurador del Grial.


Conclusión

NOTAS

[51] Galgal es 3 + 30 + 3 + 30 o sea 33 + 33. Es 33 la edad de Cristo cuando es crucificado, recordemos que crucifixión es 11, 33 es 3 veces 11. Rueda es 33 + 33 = 66. El 66 es la repetición del 6, como los es el 666, que es según la cábala el número solar, y representa el sol y la penetración de su irradiación.

[51b] Golgolet גולגולת es = 478 = 10, siendo el 10 un número del arcano del la rueda de la fortuna que representa la rueda cósmica. Ahora notemos algo interesante:
          Gólgota - Golgoleth גולגולת es = 478
          Rueda - Galgal גלגל es = 66
          Crucifixión - Tzliba צליבה es =122
          Entonces : 478 + 66 + 122 = 666

[52] “La posesión del sentido de eternidad está ligada a lo que todas las tradiciones denominan…como el ‘estado primordial’ en el que el restablecimiento constituye el primer estadio de la verdadera iniciación, siendo la condición previa a la conquista real de los estadios ‘suprahumanos’ ”.

[52b] Según la tradición este hueso llamado luz no se nutre de ninguna comida, salvo la comida con la que concluye el sábado, shabat. Por ello una razón de la incorruptibilidad de este hueso es que Adán comió del árbol prohibido el viernes, por lo cual este hueso “luz”, está exento del pecado original, es como la partícula de luz imperecedera,  a partir del cual es posible la regeneración del ser, la resurrección. Así como en la historia de la ciudad luz que Iacob llama Beit El, donde luego dará a luz la betulah virgen cuando esta ciudad es ya Beit Lejem, en el nombre de este hueso confluyen el nombre Luz y Betuel, que tiene la raíz de Beit El como de Betul (virgen).

Betuel es el nombre del padre de Rebeca esposa de Isac, madre de Esaú y Iacob, Betuel es de Paddan-aram, Paddan-aram significa fraude en arameo. Rebeca la hija de Betuel, es enterrada a su muerte en Beit El (la casa de Dios), lugar donde luego nacerá el mesías.

Este hueso por ello se llama Betuel el fraude y su forma tiene la forma de la cabeza de una serpiente, y está en relación con la serpiente en su forma, y porque ella realiza el primer fraude cuando dice a Eva que si come del árbol del bien y del mal “seguro no morirás”, ella la serpiente es la causa de la caída de la luz de su centro original en el hombre. Y en Beit El (casa de Dios), que es la antigua ciudad Luz, (como el hueso y como el almendro) y que luego se llamará Beit Lejem, es el lugar del nacimiento del mesías que es 358 como la serpiente.

[53] La iud en la pirámide, representa el ojo de Dios que todo lo ve.

[54] Taráh תארה es la tercera persona del tiempo futuro del verbo lirot, לראות ver. Antes vimos la palabra roéh, ראוה (que es al revés “la luz” haor האור), esta es la tercera persona del singular del verbo lirot, ver. La raíz de este verbo es (ראה), reish, alef, hei, que es también la tercera persona de ver del tiempo pasado. Esta raíz es la raíz de la luz al revés: האר .

[55] Teniendo en cuenta, los signos actuales del tiempo, y la condición espiritual de la humanidad, no estamos cerca de esta restauración original, pero esto desde la micro perspectiva del tiempo humano. No así según la perspectiva de los ciclos, porque desde esta macro perspectiva estamos en los albores del fin de la edad oscura.

[56] Ιηςους (Jesús en griego) = 888
יֵשׁוּעַ (Yeshua en hebreo) = 386 = 17,   1 + 7 = 8
עִמָּנוּאֵל Emmanuel = 197 = 17,   1 + 7 = 8
משיח (mesías) = 358. La tercera cifra es 8 como lo es la suma de las dos primeras que da el mismo número que la tercera. Manifestándose doblemente el 8.

[57] El concepto de Avatar y Rey del Mundo en la Cosmología hindú. Fabián Acosta Rico, Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.



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