SYMBOLOS
Revista internacional de
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EL SIMBOLO DE LA CRUZ EN EL GENESIS
Y LA PALABRA BERISHIT (fin)

ANA EMILIA AGUERO DE CHAZAL

El centro de la Cruz y el Mesías

La Creación a través del matrimonio entre el aspecto activo y pasivo de la Divinidad, es expresada en la palabra Berishit; matrimonio del que nace la simiente divina de la Creación que corresponde con el retoño divino en el nivel de la Re-generación, el Mesías. El valor de la palabra Meshiaj (Mesías) 358 se reduce a 7 señalando el centro de la cruz. La relación entre los números 6 y 7 que aparecen en el primer capítulo del Génesis con los seis días de la Creación y el séptimo de descanso, vinculados a la misma imagen de la cruz tridimensional a través de la de la cual se describe el mismo Pardes, también se presenta con la palabra Mesías, cuyo valor 7 deviene de la suma de 1 más 6 (16), señalando las seis direcciones más el centro ligado al siete. Porque la cruz si bien es el símbolo que representa la Creación, es también el símbolo de la Salvación unido al Mesías, con el camino de retorno al inicio. Por esto no hay otro símbolo más íntimamente vinculado al Mesías que el símbolo de la cruz, ella está indisolublemente unida con él.

Por otro lado, la cruz tridimensional si bien es la estructura interna del octaedro que vimos presentado a través de la palabra Berishit, figura que representa al igual que la Estrella de David la unión del principio activo y el pasivo, también es la estructura interna del cubo, el cual es la representación tridimensional del cuadrado, y está compuesto por seis caras, y cuyo centro se relaciona con el siete.




Observemos que la estructura que compone la palabra Berishit, presentada antes como octaedro, también representa a un cubo (remarcamos el contorno para identificar mejor esta figura). En este caso las letras se ubicarían ahora el centro de cada cara, correspondiendo el alef al centro de la cara de superior y la tav en el centro de la base, de modo que marquen el eje vertical de la cruz tridimensional en el interior del cubo.




En este sentido recordemos el tema de la Jerusalén celeste y la cuadratura del círculo:

"La reconstitución debe obrarse al final del mismo ciclo; pero en ese caso, en la figura de la Jerusalem celeste, el círculo es reemplazado por un cuadrado, y este indica la realización de lo que los hermetistas designaban simbólicamente como la 'cuadratura del circulo': la esfera, que representa el desarrollo de las posibilidades por la expansión del punto primordial y central, se transforma en un cubo cuando este desarrollo está acabado y que el equilibrio final es alcanzado para el ciclo considerado".

La palabra Berishit “en el comienzo”, nos indica por un lado, el inicio del ciclo, inicio vinculado al la forma circular del Paraíso terrestre. Pero cuando esta palabra nos presenta la figura del cubo, entonces está señalando el final de este ciclo, final relacionado con el paso de la esfera al cubo y la fijación de la forma cúbica en la Jerusalem Celeste.

“Por otra parte, si ponemos las caras del cubo en el plano, se produce el símbolo de la cruz cristiana…” nos dice el Programa Agartha de Federico González.


La Cruz como estructura de los principales símbolos de tradición hebrea

El símbolo de la cruz es quizás el símbolo fundamental de la tradición hebrea. Los seis ejes que señalan las seis direcciones del espacio más su centro representado en el siete, constituye la estructura de los principales símbolos sagrados de esta tradición.

Este símbolo está presente en: la Estrella de David como vimos anteriormente, como también en la Menorah de siete brazos, con su centro entre los seis, cuya llama significa la presencia divina, la armonía y la paz (como el centro de la cruz), la llama eterna antiguamente era esta central en el medio de las otras seis.

Dentro del Génesis el símbolo está presente en la primera frase compuesta por seis palabras que parten de Berishit; también en los seis días de la Creación y el séptimo de descanso; como en la misma representación del Pardes; y además como mostramos en este texto en la misma palabra Berishit con la que comienza la Torá y el Génesis.

Una de las principales plegarias de la tradición judía también lo expresa, plegaria de seis palabras llamada Shemá Israel, que proclama la unidad de Dios. Está presente también en el tema de la séxtuple permutación del Nombre Divino que da origen a la Creación. Como en el matrimonio de Dios con la Shekinah, matrimonio representado en el centro de la cruz; también en la misma tradición del Shabat, el séptimo día de la semana de descanso, en el cual el marido se une a su esposa en bendición, y cuya unión es una representación simbólica de la unión de Dios con la Shekina. Y en relación al matrimonio, en la misma celebración de la boda judía, que se realiza en una cupá abierta en los cuatro costados, para que penetren las energías de los cuatro puntos cardinales, según lo indica la tradición; por otra parte la cupá señala la dirección arriba y abajo. Porque el matrimonio de Dios con la Shekinah, está representado en el centro mismo de la cruz, matrimonio que es un símbolo de la unidad entre el aspecto masculino y femenino de Dios, el cual representa la Unidad de Dios, que expresa la frase Dios es uno solo.

Entre otros símbolos podemos mencionar a “la copa de las bendiciones”, que representa el centro de las seis direcciones, por ello la comunidad de Israel es llamada también copa de las bendiciones, por estar bendita desde los cuatro puntos cardinales, de arriba y de abajo. Esta “copa de bendiciones” es la utilizada según las palabras de San Pablo en la última cena por Cristo, o sea que el símbolo de la cruz ya estaba presente en la última cena, y Cristo al sostener la copa de bendiciones se presenta como el centro de la cruz tridimensional, allí donde todo está en armonía, en Paz.

La muerte de Cristo en la cruz, es en parte una consecuencia del mismo valor simbólico de esta, Cristo la reconoce con el símbolo fundamental, conectada con la tradición primordial.

El doble atributo de Paz y Justicia del Mesías y su relación con el matrimonio de Dios y la Shekinah

El matrimonio del Esposo con la Matrona produce el enlace del Mundo de Arriba con el Mundo de Abajo, es decir, del Cielo con la Tierra. Cuando estos se unen la Misericordia de Dios desciende sobre nuestro mundo y disuelve los rigores desencadenados por la Justicia, entonces el mundo se llena de Paz.

A veces [la Equidad] es llamada Malki Sedeq, Rey de Salem (Gen. 14:18). Entonces, todos los rigores desencadenados por la Justicia se desvanecen; todo se llena de misericordia y todo está en paz. La Equidad está perfumada por él [Malki Sedeq], los rigores se apaciguan y descienden en la paz y la misericordia. Es el momento en que varón y hembra se unen y todos los mundos viven en el amor y en el gozo. Zohar (III, 91B).

Si el mundo fuese regido por el puro Rigor, entonces éste se perdería, como también si lo hiciera únicamente la Misericordia; solo la acción combinada de ambos asegura la permanencia del mundo, nos dice el Zohar.

Melquitsedek parece representar el equilibrio, la unión complementaria, entre el Rigor y la Misericordia. En este párrafo del Zohar la Misericordia está ligada a la Paz, mientras que el Rigor a la Justicia. La Justicia es un atributo relacionado con el orden real, el rey, en tanto que la Paz está ligado el orden sacerdotal, el sacerdote; Melquitsedek es rey y sacerdote, en él se presentan unidos la Justicia y la Paz.

Melki-Tsedek, es pues rey y sacerdote a la vez; su nombre significa “Rey de Justicia” y es al mismo tiempo rey de Salem, es decir, “de la Paz”; encontramos pues aquí, ante todo, la Justicia y la Paz, es decir, precisamente los dos atributos fundamentales del “Rey del Mundo”. (René Guénon, El Rey del Mundo. Madrid, Luis Cárcamo, pág. 59).

El matrimonio de Dios con la Shekinah representa la conjunción de los principios activo masculino y pasivo femenino de la Divinidad, unión simbolizada en el centro de la cruz. Y además este matrimonio está ligado al equilibrio entre la Misericordia y el Rigor; porque la unión entre Dios y la Shekinah asegura que la misericordia de Dios descienda sobre el mundo y disuelva los rigores desencadenados por la Justicia, trayéndonos la Paz. En tanto que el alejamiento de Dios y la Shekinah ocasiona que el mundo caiga bajo el dominio del rigor.

Es el pecado de los hombres el que aleja al Esposo de la Matrona, y ocasiona que el rigor se desencadene en el mundo. El pecado representa la ruptura de la comunicación entre el cielo y la tierra a través de las acciones de los hombres que van contra del orden sutil y sagrado que une la tierra y el cielo.

En el árbol sefirótico la columna derecha, también llamada columna de la Misericordia, representa el principio masculino; en tanto que la columna izquierda, llamada del Rigor, al principio femenino; y por esto las dos primeras séfiras de cada columna, Hokma a la derecha y Binah a la izquierda, son llamadas el Padre y la Madre.

Si el principio femenino está relacionado con el Rigor, es porque este principio está ligado al mundo material, la materia, la cual está sometida a ciertas leyes que la rigen: el devenir, la corrupción, la muerte, etc. En tanto que el principio activo masculino representa al Mundo de Arriba, el Cielo, este principio está asociado a la Misericordia, la cual tiene el poder de disolver el rigor. Podríamos comparar la relación entre la Misericordia y el Rigor, con la relación alquímica entre el espíritu y la materia. Este es el principio bajo el cual Cristo realiza los llamados milagros; él tiene el poder de sanar los hombres acosados por la enfermedad, porque ella representa entre otros una forma de rigor al que está sometido el hombre y el mundo; es Cristo canal por donde desciende la Misericordia divina, que tiene el poder de atenuar o liberar al hombre y al mundo de los rigores que los encadenan.

Cuando ambos mundos (el de Arriba y el de Abajo) se separan y se rompe el puente entre ellos, entonces la Misericordia no puede descender hasta los hombres, quienes caen presos del dominio del puro Rigor37. Por esto cuando el hombre peca y aleja al Santo, Bendito sea, de la reina Shekinah, rompiendo el enlace entre el Cielo y la Tierra, y de alguna manera también alejando a la Shekinah de nuestro mundo, entonces el mundo cae bajo el dominio de los rigores desencadenados por la Justicia.

Tenemos entonces que la Misericordia relacionada con el principio masculino, está asociada a la Paz; y que el Rigor relacionado con el principio femenino, se vincula a la Justicia.

El árbol sefirótico posee una simetría en el sentido horizontal entre el principio activo y el pasivo, representados en la columna derecha e izquierda; como también una simetría vertical, donde el principio activo es representado en la parte superior del Árbol que se vincula al Cielo, el Mundo de Arriba; mientras que la parte inferior representa el Mundo de Abajo, la Tierra, simbolizada en la séfira Maljut, la cual es relacionada a la Shekinah en la cábala.

En El Rey del Mundo Guénon menciona que en la Cábala hebraica se dice que la Shekinah estaría representada en el “mundo inferior” por la última séfira, Malkuth, “Reino”, séfira que por otra parte es llamada también Tzedek, palabra que viene de Tzedakah y significa Justicia; vinculando el atributo real (que deviene de la palabra Reino) con la Justicia (que deviene de Tsedeq); y además el autor menciona, que esta misma relación se encuentra en el nombre Melquitsedek “Rey de Justicia”. Guénon diferencia dos clases de Justicia, por un lado la llamada en hebreo Tsedakah “Justicia distributiva y propiamente equilibrante”, relacionada a la columna del medio del árbol sefirótico; y por otro lado una “Justicia opuesta a la Misericordia e identificada con el Rigor” relacionada a la columna izquierda del árbol, llamada en hebreo Din. Siendo el primer concepto “…la Justicia en el sentido más estricto y completo a la vez…” aquella relacionada a la columna central, la que representa el equilibro, la armonía y que se encuentra “ligada indisolublemente a la Paz.”




Guénon establece una analogía entre estas tres columnas del árbol sefirótico con el árbol de la vida ubicado en el centro del Pardes y el árbol del bien y del mal localizado junto a él; donde el árbol de la vida está simbolizado en la columna central, y el árbol del bien y del mal que representa la dualidad, en las columnas derecha de la Misericordia e izquierda del Rigor.

Tanto la derecha y la izquierda, como la parte superior e inferior del árbol, se unen en la columna central, que representa el axis mundi; la séfira central de esta columna es Tiferet (Belleza), el corazón del árbol, donde se realiza la comunión entre la Tierra y el Cielo. Esta columna central se apoya sobre la séfira Iesod (Fundamento) donde se equilibran la derecha y la izquierda (la Misericordia y el Rigor), y permite que las energías superiores desciendan y se pongan en contacto con las terrestres. Así como la décima séfira Malkuth “Reino” es llamada Tzedek (Justicia), Iesod “Fundamento” es llamada Tzadik “Justo”; observemos que la palabra Tzadik, tiene la misma raíz de Tzedek y Tzedekah, aludiendo a la misma clase de Justicia asociada al equilibrio, la armonía y ligada con la Paz, ésta es la Justicia de la columna central del árbol de la vida, cuya base es representada en Iesod.

El Zohar nos dice que el lugar de Iesod (fundamento) es el del hombre Justo, quien es el fundamento de mundo. El hombre justo es el que permite que la Misericordia de Dios descienda sobre los hombres, temple y disuelva los rigores asociados a la Justicia (Din); porque al ocupar el lugar de Iesod, el Justo representa el equilibrio entre la columna derecha y la izquierda, la Misericordia y el Rigor. Si los justos desaparecen del mundo entonces éste se perdería, porque ellos son su fundamento.

El lugar de Iesod, el Fundamento, es también el lugar del Mesías, quien sostiene el axis mundi que comunica el Cielo con la Tierra, representado en la columna central del árbol sefirótico, en cuya base se asientan la columna derecha como la izquierda y se armonizan. Esto nos está indicando que en el Mesías, como en Iesod, el Rigor y la Misericordia se equilibran y complementan en aquella Justicia equitativa ligada indisolublemente a la Paz.

Estas tres columnas del árbol sefirótico, que estaban relacionadas con el árbol de la vida y el árbol de bien y del mal, también están expresadas en la imagen de la Crucifixión, donde la columna central es representada por la cruz de Cristo, la que está entre las cruces del buen y el mal ladrón ubicados a la derecha y la izquierda respectivamente.

Ambos atributos, Justicia y Paz han de confluir en el Mesías. Estos son los atributos de Melquitzedek, el rey sacerdote. Por esto el Zohar nos dice: “La Equidad está perfumada por él (Malki Sedeq) los rigores se apaciguan y descienden la paz y la misericordia. Es el momento en que el varón y la hembra se unen y todos los mundos viven en el amor y en el gozo.”

El doble atributo de Justicia y Paz, relacionado con el Mesías38, significa además que éste no solo posee una cualidad real sino también sacerdotal, como Melquitzedek, el rey sacerdote, quien es considerado el precursor del sacerdocio.

En la tradición hebrea, se estima que el Mesías desciende de la línea de David, existiendo en éste únicamente una cualidad real; pero podemos decir que dentro de la línea real existe un cierto atributo sacerdotal, ya que algunos reyes han cumplido ciertas funciones religiosas:

En conclusión, el rey, santificado por la unción y adoptado por Yahveh, es una persona sagrada, con lo cual parece estar habilitado para ejercer funciones religiosas. Se habla fácilmente del sacerdocio real en Israel. Se suele aludir a que los reyes de Egipto, de Asiría, de Fenicia eran sacerdotes. En la Biblia, Melquisedec es a la vez rey de Salem y sacerdote de El-Elyón, Gen 14,18. Ahora bien, precisamente el salmo 110,4, que hemos interpretado como salmo de entronización, dice: «Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec.» De Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, ‘La Persona del Rey’, pág. 166.

 En este sentido recordemos que David come el pan de la presencia destinado solo a los sacerdotes; y también que quién le sucede en el trono, es su hijo Salomón (Shlomo), cuyo nombre viene de Shalom (Paz), y cuyo atributo característico es la sabiduría que le permite ejercer aquella Justicia ligada al equilibrio y la Paz, la Justicia relacionada a la columna central del árbol sefirótico. Además podemos agregar que el Emmanuel, es entendido como el retoño del tronco de Jesé, es decir el Mesías de la línea real de David, y que este nombre posee una alusión a la eucaristía, y que ésta está ligada al sacerdocio de Melkitzedek.

La ciudad de la Paz (Salem) donde reina Melquitsedek, representaba el centro sagrado del mundo, aquello que simboliza el centro de la cruz, allí donde todos los contrarios se equilibran. Por esto el centro de la cruz representa al Mesías; dicho centro, simboliza además, el eje de la rueda cósmica, eje inmóvil donde todo está en equilibrio, en Paz; el eje de la rueda es símbolo de Manu, aquel representado en Melquitzedek dentro de la tradición hebrea.

Esto nos está indicando que el Mesías, aquel que une en matrimonio definitivamente a Dios y la Shekinah, el que sostiene el axis mundi que comunica el Cielo con la Tierra, está ligado a la orden de Melquitzedek, quien representa al “Rey del Mundo”, el Manu en la tradición hindú; y por lo tanto en él confluye el doble atributo del Justicia y Paz, real y sacerdotal, según la orden de Melkitzedek.

La crucifixión y el retorno al inicio

En ambas tríadas de letras (ב bet, א alef, י iud, y ר resh, ש shin, ת tav) que componen la palabra בְּרֵאשִׁית Berishit, y que representaban el ternario compuesto por los principios denominados Padre, Madre e Hijo, el tercer término de cada tríada (iud y tav) que simboliza al hijo divino, se vincula con la cruz, al corresponderse con el punto de unión de ambas perpendiculares, pero también se corresponde con el eje de la rueda cósmica, porque ese punto de la cruz representa el eje de la rueda. Y ambos valores, de ambas letras que representan al tercer término del ternario, por un lado el valor 10 de la iud, y por otro el 4 de la tav, nos señalan también esa vinculación del denario con el cuaternario, que unía la imagen de la cruz al círculo dándonos por resultado la rueda cósmica.

Esta relación entre el denario y el cuaternario también es expresada en la ley de la tetraktys pitagórica.


4 = 1 + 2 + 3 + 4 = 10

Como inversamente a la tetraktys, en la división del Manvántara:


10 = 4 + 3 + 2 + 1

De allí se desprende que el Mesías está relacionado con el símbolo de la Cruz, y al corresponderse al punto de conjunción de las perpendiculares se relaciona dentro de este simbolismo con el eje de la rueda cósmica, eje inmóvil que marca el movimiento de los ciclos, símbolo de Manu en la tradición hindú, el cual es representado en el Melquitzedek de la tradición hebrea. Este eje inmóvil donde todo está en armonía y equilibro representa el centro supremo del mundo ligado siempre a la Paz, y este es el significado del nombre Salem (Paz), la ciudad de Melquitzedek; pero el eje de la rueda también corresponde al punto supremo, origen de todo, en una escala más amplia del misterio.

Este tercer término del ternario desde el misterio de la Re-generación se corresponde con el Mesías, quien nos trae la “Salvación”, palabra que en hebreo es יְשׁוּעָה (ieshuah) y comienza con la letra iud que representa este tercer principio; lo que nos está anunciando el mismo nombre del Mesías יְשׁוּעָ Ieshua (Jesús) dentro de la palabra Berishit, como el símbolo ligado a éste, la cruz.

En Berishit, la cruz aparece vinculada a la imagen del círculo, en la relación expresada entre el tercer término del ternario de ambas tríadas, como en la suma de la totalidad de ambos ternarios, que señala a la rueda cósmica y el movimiento de los ciclos. En este sentido observemos que la crucifixión de Cristo se lleva a cabo en la cima del monte Golgolet (Gólgota) “montaña miniatura simbólica” cuyo nombre significa cráneo, y cuya raíz es “galgal” rueda, marcando nuevamente la relación entre la cruz y la rueda como “en el principio”.

La crucifixión parece estar señalándonos un momento del ciclo cósmico, un momento vinculado con el retorno al inicio. Tengamos en cuenta que el Nacimiento de Cristo y la Crucifixión nos presentan un conjunto simbólico donde se manifiesta la estructura de la montaña, estructura compuesta por la cima, el axis y la caverna (matriz de la montaña).

Observemos que la montaña como el símbolo de la cruz representa el matrimonio entre el principio activo y el pasivo, matrimonio presentado en Berishit בְּרֵאשִׁית a través de la palabra rosh ראש “cabeza” (principio activo) y בית bait “casa” (principio pasivo), que juntas componen Berishit. Ambos principios el activo y el pasivo son representados: en la cima de la montaña el primero, que se corresponde con el Cielo o el Padre, y el segundo en la caverna que se corresponde con la Tierra o la Madre; mientras que el axis de la montaña, representa el puente que une la cúspide con la caverna, como el axis mundi que une el Cielo con la Tierra.

Siguiendo las correspondencias simbólicas, el Nacimiento de Cristo se corresponde con la primera venida; y la Crucifixión seguida de la muerte y la resurrección, se corresponde con la segunda venida de Cristo que marca el retorno al inicio del ciclo cósmico. En este sentido observemos que el Nacimiento de Cristo se produce en una gruta o caverna, y que la crucifixión se lleva a cabo en la cima del monte, que representa la cima de la montaña.

La montaña es un símbolo del centro del mundo, y la cima de la montaña representa la localización original de la luz en el mundo durante la época primordial de la humanidad, cuando la luz era visible y accesible a todos los hombres; en tanto que la caverna representa la localización de la luz en el mundo luego de la caída, cuando el centro sagrado del mundo se vuelve oculto y escondido, representado en el paraíso perdido de la tradición hebrea.

En el nivel del macrocosmo, el axis de la montaña que une la cúspide con la caverna, se corresponde con el axis mundi que une el cielo con la tierra; y con respecto al hombre, el microcosmo, se relaciona con la columna vertebral que une la cabeza con la parte inferior de la columna, allí donde la tradición hebrea ubica un pequeño huesecillo, llamado “luz”39, zona que se puede relacionar a la kundalini en la tradición hindú.

En este punto debemos hablar del misterio de la Caída presentado en la primera palabra del Génesis, entonces observemos que:

En la palabra Berishit בְּרֵאשִׁית “en el principio” entre la primera y la última letra (la ב bet y la ת tav) hay cuatro letras (resh, alef, shin, iud), ראשי , las tres primeras forman la palabra ראש (rosh) cabeza, y las dos últimas letras de la palabra cabeza forman la palabra (esh) אש fuego, mientras que estas dos últimas letras junto con la י iud forman la palara (ish) איש hombre, y en simetría espejo la palabra שיא (si) cúspide. El fuego es un símbolo de la luz, lo que parece indicar entonces, que la palabra Berishit nos señala que la cúspide del hombre, allí donde se localiza la luz primordial, es la zona superior, la cabeza. La palabra cúspide alude a la montaña, y vimos que la cúspide de la montaña en el hombre se corresponde con la cabeza, aquello que está señalando la palabra cúspide en Berishit. Observemos entonces que la letra Bet, así como representa el útero, la matriz, se corresponde en este nivel del sentido con la caverna, la matriz de la montaña.

Prestemos atención entonces a que existe una correspondencia analógica entre la estructura de la palabra caverna en hebreo y la letra בּ Bet, porque la palabra gruta o caverna מאורה (maorah) contiene en su interior la palabra אור (or) luz, como la letra בּ Bet contiene en su interior el punto luminoso del comienzo envuelto como en una matriz, de la misma forma que מאורה (maorah) envuelve entre la primera y última letra, oculta la אור (or) luz. Por ello, la palabra (maorah) caverna o gruta, nos está indicando que la luz está escondida y es secreta dentro de ella, pero esta caverna es al mismo tiempo la matriz donde la luz ha de re-nacer nuevamente. En este sentido la palabra Berishit nos está anunciando el lugar de nacimiento del Mesías, la caverna.

Así como la palabra Berishit nos indica que el Mesías nace de una Virgen (Betulah que representa como la Bet, la “casa de Dios”), también nos está indicando el lugar de nacimiento, la caverna. Porque él representa aquella luz primordial oculta que debe ser devuelta a su centro original, representado en la cima de la montaña (símbolo del centro sagrado del mundo); y en el microcosmos, el hombre, en la zona superior, la cabeza. En este sentido recordemos que Cristo es crucificado en la cima del Golgotah, que significa “Cráneo”, cima en donde fue enterrado el cráneo de Adán; otra vez la cima de la montaña se asocia con la cabeza, como en Berishit. Esto parece significar, que la luz primordial que ha sido ocultada a los hombres es devuelta con el Mesías a su centro original, tanto en el mundo (la cima de la montaña) como en el hombre (la cabeza).

Observemos que la muerte y resurrección de Cristo posee un conjunto simbólico que nos habla de la estructura de la montaña: la cúspide, el axis y la caverna. Porque la crucifixión se realiza en la cima del monte, pero Cristo es enterrado en una gruta funeraria, que representa el útero materno donde regresa luego de la muerte para ser re-generado, re-nacido, resucitado; mientras que el axis de la montaña es representado por la cruz, y el centro de la cruz, allí donde se une la vertical con la horizontal es símbolo del eje de la rueda cósmica, y recordemos nuevamente que la raíz de Golgolet (Golgotah) es justamente, galgal, rueda.

Este conjunto simbólico que une la cúspide de la montaña, la caverna, la cruz, la rueda, la muerte y la resurrección, parece estar indicándonos un momento determinado del ciclo cósmico. Aquel momento en el que se alcanza “el punto de detención”, el punto culminante donde el movimiento de la rueda deja de moverse en sentido descendente y comienza a moverse en sentido inverso, cuando la muerte se transforma en re-nacimiento, allí donde el fin de un ciclo se convierte en el principio del otro, con el retorno al inicio del ciclo cósmico. Por ello la Crucifixión con la muerte y resurrección, parece anunciarnos la segunda venida del Mesías, que se produce al final del ciclo; en la fase final del descenso, allí donde culmina el movimiento descendente y comienza nuevamente al movimiento ascendente de la rueda cósmica, con el retorno al principio, a la edad primordial de la humanidad donde la luz y la verdad es accesible y visible para todos los hombres.

Recordemos que dijimos que la palabra Berishit, posee tres grandes misterios: Creación, Caída y Salvación; estos tres misterios nos hablan del de la rueda cósmica, del movimiento de los ciclos y del retorno al inicio. Porque la Creación opera como movimiento que va desde el interior al exterior y que supone por lo tanto cierto alejamiento del principio, su consecuencia entonces es la Caída que representa el mayor distanciamiento de este principio. Cuando el movimiento de caída llega a su punto máximo de descenso, aquel punto de mayor alejamiento del principio, entonces es cuando se opera el movimiento en sentido contrario, en sentido al inicio, es decir, cuando comienza la fase de Regeneración representando el retorno al Principio de donde todo ha partido.

En este sentido, también recordemos que la imagen de la rueda se presenta en la palabra Berishit a través de del tercer término del ternario relacionado con el Mesías (el hombre re-generado); representado en el tercer principio de ambas tríadas de letras (bet, alef, iud, y resh, shin, tav) que componen la palabra Berishit; iud se corresponde con el denario presentando la imagen del círculo con el punto en el interior, y tav con el cuaternario, representado en la cruz; la combinación de ambos nos muestra la imagen de la rueda cósmica:


+ =

 

Y por otro lado cuando consideramos toda la sumatoria de los ternarios completos: bet, alef, iud, nos daba un 4, el cuaternario; y la segunda tríada: resh, shin, tav, un 9, que responde a la circunferencia, otra vez la conjunción de ambos resultados nos mostraba la imagen del la rueda cósmica.

 

+ =

 

Este retorno al Inicio, al Principio, simbolizado en el centro de la Cruz, representa el retorno al centro sagrado del mundo, como al Adam primordial; pero también simboliza en un nivel más elevado, el retorno al Origen, representado en el Principio primordial del que todo ha partido, retorno vinculado a la realización integral de todos los grados y estados del ser, simbolizada en el Hombre Universal, cuyo símbolo es la cruz tridimensional que vimos representada tanto en el Génesis como en la palabra Berishit.

Observemos que esta cruz tridimensional presente en Berishit es la misma cruz del Crismón, el cual es la forma de representación más antigua de Cristo. El Crismón está compuesto por dos iniciales del nombre de Cristo en griego: la (chi) Χ y la (rho) Ρ, ambas letras enlazadas forman la imagen de la cruz tridimensional de seis ejes. Además de estas letras aparecen el А alfa y la Ω omega, que se corresponden con el א alef y la ת tav hebreas, la primera y la última letra del alfabeto hebreo, que simbolizan el principio y el fin de todas las cosas; pero en nuestra imagen estas letras están señalando el eje vertical de la cruz, que simboliza precisamente el árbol de la vida.


  Sarcófago paleocristiano. Roma. U. Foto: Universidad de La Coruña.
Sarcófago paleocristiano. Roma

 

El alef y la tav, vinculadas al alfa y la omega, como representación del principio y el fin de todas las cosas, y el árbol de la vida, son señalados también en las siguientes palabras de Cristo: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.…” Estas palabras parecen referirse a la cruz, donde el árbol de la vida es el eje vertical que señala el centro de cada plano horizontal, cada estado de existencia representado en la expresión “las vestiduras”; y cada centro marcado en cada grado de existencia por el árbol de la vida, supone una puerta a la ciudad, el centro sagrado supremo, principio y fin de todas las cosas.



Novedades

NOTAS

37 Esta relación entre la Misericordia y el Rigor, está ligada a la relación alquímica entre el Espíritu y la Materia, siendo la unión complementaria de ambos representada en la espiritualización de la materia una correspondencia con la relación complementaria de la misericordia como disolvente de los rigores a los cuales es sometida la materia.

38 El doble atributo de Justicia y Paz del Mesías, es decir real y sacerdotal, también está simbolizado en el contenido del Arca de la Alianza. Recordemos que así como el Arca de la Alianza se relaciona con la Virgen, su contenido entonces nos habla del Mesías; y los elementos simbólicos de este contenido parecen estar indicándonos este doble atributo y su relación con Melquitsedec, como el mismo nombre Emmanuel lo indica. Tema que hemos abordado en el texto “El nombre Emmanuel a la luz de la Tradición Perenne”.

39 Esta palabra hebrea, לוּז, que se pronuncia “luz”, así como es el nombre del pequeño hueso localizado en la base de la columna vertebral, es también el nombre original de la ciudad donde Iacob tiene el sueño de la escalera que unía la tierra con el cielo; como el nombre de la almendra. Guénon advierte, según ya hemos dicho, que esta palabra representa aquello que está oculto, escondido y que es secreto. Esta palabra parece relacionarse con la luz primordial devenida oculta.




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