DOCUMENTOS DE LA IGLESIA SECRETA III. Citas de El Simbolismo de la Rueda de Federico González Frías comentadas por La Colegiata. 2015. Tapa dura, 21 x 30 cm. 280 págs. 65 ils. b/n, 2 color.
Presentación en la Librería Alibri, Barcelona 3/4 Quisiera comenzar rememorando el célebre pasaje de la Anunciación que aparece en las sagradas escrituras y que dice: “Hágase en mí según tu palabra”.1 Y digo esto porque es así precisamente el modo en el que está concebido este libro que hoy sale a la luz, que junto con los otros dos –publicados en su debido momento–, forman una tríada que viene a dar testimonio de un viaje extraordinario en pos del Conocimiento que puede realizar todo aquél que de corazón, se entregue a ello. Se trata de conocerse a uno mismo,
Se trata de un conocimiento que el hombre porta en sí, aunque en estado latente.
Estados en los que se va revelando que los hechos y las cosas, lejos de ser insignificantes, representan otras realidades que estuvieron siempre presentes pero que habíamos olvidado. De ello se hace eco una tropa de actores-escritores (que han plasmado sus meditaciones en este libro), con el entusiasmo propio del dios del vino y el éxtasis, Dionisos. Un entusiasmo, un fuego interno, generado por la chispa divina supraesencial, que está en todo lo que existe, que es causa y renovación de todo y al decir esto, estoy hablando claramente, de viva voz, del hecho genésico, del Hágase la Luz, de la fecundación por la Palabra, por el Verbo espermático, concibiéndose de este modo la posibilidad de ser… ¡y eso somos! representantes de “la potencia en la virginidad de su origen”4, emanaciones coaguladas de ese principio, del Misterio, lo que nos lleva a creer, que precisamente lo que está teniendo lugar aquí y ahora, visto a la luz de esa nueva concepción, es una dramatización sin otro fin que rememorar y recrear ahora y en todo momento ese origen primordial que estoy nombrando, la idea de eternidad, como igualmente lo rememora la idea de Tiempo que nos evoca lo que está fuera de él, o sea, el no tiempo, lo eterno, el siempre presente. Visto así, todo es sagrado, y la vida entera, un rito que dramatizamos cumpliendo cada cual con el papel que nos toca representar. O sea, que somos actores en el gran teatro del mundo. Se ha dicho que “el arte, el teatro, imitan la realidad”5, “¿y qué es la realidad? Una sombra sin ningún complejo de inferioridad.”6 Vivimos en un mundo que se decanta por lo material y lo psicológico, y ello quizá signifique el tope de las posibilidades para una mentalidad acorde a esas aspiraciones, no las de aquél que reconoce la horizontalidad discursiva, como la imagen o el reflejo invertido de la verticalidad simultánea, es decir, que el tiempo lineal y sucesivo (circular mejor dicho, pues todo es curvo) es una imagen móvil de lo eterno, lo que geométricamente es análogo al símbolo del círculo o rueda que gira, y su punto central e inmóvil que la genera. Como se ve, este es un modo de ser y encarar las cosas, muy distinto al que estamos acostumbrados en la vida ordinaria, una manera de vivir aceptando que en realidad, no sabemos nada, que lo que creíamos saber, resulta que no es más que un conjunto de cosas aprendidas que sí nos valen para manejarnos en el medio en el que estamos, pero que en realidad, no responden a las preguntas que el hombre siempre se ha hecho: de donde vengo, quién soy y adónde voy. Desde el punto de vista individual, esas preguntas son incontestables. Tenemos nombre y apellidos, sí, y unas características psicofísicas determinadas, pero ¿eso es todo? Tenemos un papel que cumplir, nuestra función, es la de ser intermediarios entre lo de abajo y lo de arriba, o sea, reconocer que “lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba como lo de abajo para que se obren los milagros de una sola cosa”7, en esto se fundamenta la realización de la Unidad, aquí y ahora, se trata nada más y nada menos que de la comunión entre el cielo y la tierra, las bodas alquímicas, la cópula sagrada, la maravilla de reconocer el origen de la creación, en cada cosa dentro de ella. A la luz de esta novedad, no nos queda otra que asumir efectivamente que “todo lo que está en la tierra no es sino la representación de los mismos elementos que pueblan en los cielos”8, ¡eso es estar vivo! ¡Eso es manejarse con soltura en un mundo de señales que apuntan precisamente al origen primordial que estamos invocando! Eso es ser un hombre verdadero. Un Mago. “Aquél que se mueve libremente por el universo significativo”.9 Pico della Mirandola en su discurso sobre la dignidad del hombre nos dice que
Pues esta regeneración de la que tenemos noticia resulta que es prácticamente desconocida para la “civilización” en la que nos ha tocado vivir; parece que el hombre ha olvidado su verdadero origen, su idea de lo sagrado tiene más que ver con una beatitud envasada y lista para ser consumida, que con otra cosa… Cuando una sociedad, por desconocimiento o negación, deja efectiva y operativamente de poner en práctica los Ritos, que traen al presente el origen primordial, no se regenera el mundo y deviene el caos. Los actuales acontecimientos señalan que vivimos momentos inciertos de una realidad crudísima que hay que comerse, como “los sueños de uno mismo”10. No queda otra. Nada de mirar hacia otro lado disimulando como si no fuera con nosotros. “Estamos en el ritual del horror, aquí en el mundo moderno”.11
No obstante, lo que la gran mayoría desconoce es que “la Luz” (la Verdad) “está siempre presente; sólo nos separa de ella, un abismo psicológico de incomprensión”13. Se trata de ser, de concebir la existencia como lo que es: ¡un milagro! Estoy hablando de vivir en el presente encantándonos a nosotros mismos, reconociendo que todo es un constante asombro, que “aquí no hay otra cosa sino un ahora reiterado”14, “que no vamos ni venimos”15, sino que más bien somos, que cada día es el primero y el último de la creación, que “siempre hay una posibilidad con cada amanecer”16. Y todo ello simplemente viviendo al ritmo universal, sin pedir nada, agradeciendo en todo momento lo que se nos da, que es la Vida, la posibilidad de Ser, Y con ella, la posibilidad de salir de este sueño y engaño en el que estamos metidos. En relación a esto, el Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González Frías, dedica una entrada a la voz “Sueño”, que comienza como sigue:
Y nos indica la entrada “Despertar (Despertar de la Conciencia)” que dice:
No quisiera terminar sin nombrar la obra que ha ido iluminando día a día a todos aquellos que libremente se entregaron a ello, dando lugar a la posibilidad del hombre nuevo. Se trata de La Rueda. Una imagen Simbólica del Cosmos, de Federico González Frías, cuyos textos publicados diariamente en forma de citas en una página de Facebook llamada Miscelánea Hermética, son el centro en torno al cual gira este libro. Dice así:
Y finaliza la obra diciendo:
Carlos Alcolea |
NOTAS |
1 San Lucas 1, 38. 2 "Conócete a ti mismo". René Guénon. 3 Ibíd. 4 En el Vientre de la Ballena. Federico González Frías. 5 En el Tren. Id. 6 Lunas Indefinidas. Id. 7 Tabla de Esmeralda. Hermes Trismegisto. 8 En el Útero del Cosmos. Federico González Frías. 9 Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. “Mago”. Id. 10 En el Tren. Id. 11 Lunas Indefinidas. Id. 12 Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. “Horror”. Id. 13 En el Útero del Cosmos. Id. 14 Ibíd. 15 Ibíd. 16 Lunas Indefinidas. Federico González Frías. |
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