CELEBRANDO LA MEMORIA DE NUESTRO DIRECTOR Y FUNDADOR: FEDERICO GONZALEZ (1933-2014) |
FEDERICO GONZALEZ IN MEMORIAM |
La obra de Federico González, para quienes compartimos su paso por esta tierra, no es sino el testimonio de una vida dedicada al amor a la Sabiduría. Por ello su presencia era, para cada uno que caminara a su lado, el recuerdo permanente y vivo de la identidad eterna. No hay mejor forma de desarrollar liderato que el darle a una persona una labor y permitirle realizarla. Así Federico sabía ver en lo más profundo de cada uno, su deseo más íntimo y ayudándole a descubrir la propia vía para llegar a él, le encomendaba una tarea que con seguridad realizaría con toda la dedicación necesaria, por el amor que suele despertar en uno su Verdadera Naturaleza.
Aún todavía muy joven, siendo estudiante de arte y filosofía, escuché de la boca del maestro Jean Guiraud el concepto de "espacio interior". Sin idea alguna de lo que eso pudiera significar, pero segura de que era allí donde había de buscar, preguntaba donde iba si alguien había escuchado sobre esto. La suerte, el destino, o la resonancia me llevaron a encontrarme con Federico González en el año 1976, época en la que vivió en México D.F. y donde impartía cursos de Simbología. Solía encomendarme todo tipo de tareas pero todas me daban la sensación de hacerlas para mí misma, y eran lo que más hubiera querido hacer, así que su guía fue una revelación continua de mi propio ser interior. En el año de 1987 me encargó un ensayo sobre Símbolo y Visión, mismo que me dio oportunidad de publicar en el No. 2 de la Revista Symbolos en 1991. El tema de la Visión iba a ocuparme el resto de mi vida. Pero hubiera caminado en la oscuridad, si el conocimiento no me hubiera sido transmitido mediante la experiencia, misma que permite saborear el agua de la fuente en este "espacio interno", la vivencia de lo no-dual, de la unión del conocedor y lo conocido, que no se puede enseñar con palabras, que hace realidad "la unión de lo de arriba con lo de abajo", trayendo la armonía de todos los mundos. Su obra escrita, responde a las características de toda Obra de Arte Tradicional, que es el de constituir una puerta, que si abrimos con la llave del amor al Conocimiento y la Sabiduría nos sigue permitiendo cruzar el Leteo (léthe-olvido)1 para beber del río Mnemósine (memoria) y que nos hace ir recordándolo todo. Develando la Verdad (alétheia)2 para alcanzar un día la Omniciencia o Transparencia (que todo lo sabe), porque la sabiduría del sabio es un saber que come el fruto de la vida y conoce su sabor, (sabor del latín sapere del que derivan las palabras sabor y saber). Y si la filosofía es la transmisión del pensamiento, o de la historia de lo pensado, la Sabiduría es el testimonio de lo experimentado. Si uno abre su obra en cualquier lugar, siempre encontrará una sola cosa pues
Su muerte no ha disminuido su presencia que será siempre un golpe de luz;
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NOTAS 1. Leteo (del latín Lethæus) es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Había dos ríos llamados Lete y Mnemósine (el olvido y la memoria) Léthe (griego antiguo: Λήθη, romanización: Lḗthē, pronunciación: clásica, lɛː́tʰɛː koiné, lˈeːtʰeː bizantina, lˈiθi, literalmente: "olvido". (Wikipedia). 2. Alêtheia (en griego ἀλήθεια, "Verdad"). Literalmente la palabra significa "aquello que no está oculto", "aquello que es evidente", lo que es verdadero. También hace referencia al "desocultamiento del ser". Si Lḗthē, es el olvido, el ocultamiento, A-léthe-ia (la verdad) es el desocultamiento. 3. Daniel XII, 2 (citado en el libro Presencia Viva de la Cábala. Federico González - Mireia Valls. Libros del Innombrable, España 2006. Cap. IV: La Cábala de Castilla). 4. Zohar (citado en ibíd. Cap. III: La Cábala de Provenza y Gerona, pág. 112). |
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