Querido Federico,

No sé el tiempo que llevo intentando sin éxito escribir unas líneas con el fin de expresarte mi agradecimiento y amor, lo que me ha traído de cabeza durante una época en la que nada me resultaba acertado por parecerme demasiado poco con respecto al reconocimiento y consideración que creo merece quien lo da todo por Nada, siendo la propia Caridad, a mi entender, la que actuando a tu través manifiesta su cualidad.

Así que finalmente, con todos mis respetos y el permiso de Giordano Bruno a quien tú me presentaste en su momento y con el que me encuentro últimamente leyendo uno de sus libros, tomo estas palabras recogidas de una epístola que aparece al comienzo, dedicada a cierto Muy Ilustre y Excelente Caballero, al igual que tú mismo, otro amigo de siempre del que sé por sus escritos.

Puede parecer una osadía y tal vez lo sea, escribirte un mensaje de gratitud, y más que eso de plena adhesión, tejido con parte de un discurso proferido por otro y dirigido a otro. Me atrevo a ello en gran medida porque lo que expresa coincide plenamente con lo que has sido, eres y serás por siempre, Federico, Faro de occidente, guía Intelectual, Luz, Phoenix redimido, Príncipe de la Paz.

“Ciego quien no ve el sol, necio quien no lo conoce, ingrato quien no le da gracias, si tanta es la luz, tanto el bien, tanto el beneficio, con que resplandece, con que sobresale, con que nos favorece, maestro de los sentidos, padre de las sustancias, autor de la vida. Pues bien, no sé qué clase de hombre sería yo, excelente Señor, si no estimase vuestro ingenio, no honrase vuestras costumbres, no celebrase vuestros méritos, con los que os habéis mostrado abiertamente a mí desde el primer momento…, en la medida en que el tiempo os lo ha permitido. Os mostráis a muchos siempre que se os presenta la oportunidad y prestáis atención a todos por cuanto así os lo sugiere vuestra inclinación natural, verdaderamente heroica.”1

Bella es la luz de la Ciencia Sagrada, que no por desconocida o negada ha dejado de estar presente jamás, viva hoy y siempre en el Principio, a Dios gracias y a ti su Mensajero, eternamente bendito, eslabón de Oro en la cadena de unión con el Origen.

Esta cadena de unión, como has dejado dicho, “transmite el mensaje de la Philosophia Perennis, es decir de la Ciencia Sagrada, que por intemporal ha sido conocida por todos los pueblos de la Antigüedad, cuyos fragmentos aún mantienen y conservan vivo al propio hombre moderno (incluso al occidental y al habitante de las grandes ciudades) aunque éste lo niegue o lo desconozca, ya que las raíces culturales  de las artes y las ciencias derivan de Principios Metafísicos y de Ideas Eternas.”2

Lo sencillo, bello y poderoso, lo es porque nace del Corazón centro en el que se halla el Fuego del Amor como nos has hecho ver. Tus escritos son siempre sorprendentes y novedosos, el entusiasmo que hay en ellos se contagia, por aquí andamos ebrios, experimentando un rapto inexplicable con sus lecturas, absorbidos por Amor. ¡Benditos Mensajes! ¡Caen del Cielo!

Así es Federico. Gracias eternamente.

Tuyo,

Carlos Alcolea.

NOTAS

1   Expulsión de la Bestia Triunfante. Giordano Bruno.

2   Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Federico González Frías y col.