SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 

SOBRE LA TRADUCCION:
MĀYĀ, DEVA, TAPAS *

ANANDA K. COOMARASWAMY

1ª Parte

Consideradas desde un punto de vista literario, y aún más con referencia a su valor original como sādhana, es decir, como medios de realización, las traducciones existentes de los textos védicos pueden describirse como equivalentes a poco más que a "traducciones literales", de uso real sólo como herramientas y en las manos de estudiantes que puedan y que quieran tomarse el trabajo de consultar los textos originales. Esto equivale a decir que los libros sagrados del este son inaccesibles todavía hoy para aquellos —y éstos son la vasta mayoría— que no pueden leer ni acudir a los textos originales. Si, como piensan muchos, el único acercamiento posible entre el este y el oeste debe efectuarse intelectualmente, aquí se encuentra el primer obstáculo para una comprensión mutua.

La traducción errónea no ha de atribuirse a una falta de asiduidad, ni a un dominio inadecuado de las lenguas orientales por parte de los eruditos, sino más bien a su uso inadecuado de su propio lenguaje. Sería un exceso de consideración negar que la traducción errónea ha sido en parte la consecuencia de una parcialidad religiosa inconsciente en las mentes, o más bien en los corazones, de los eruditos, que además de no tener ninguna facilidad de referencia con respecto a los principios primeros, a menudo son subconscientemente reacios a admitir que alguna otra doctrina no cristiana haya significado la misma cosa que ha significado para ellos mismos una doctrina cristiana aceptada, o si no para ellos individualmente, sí al menos para la tradición europea. Por otra parte, suponiendo una ausencia total de cualquier parcialidad religiosa en el erudito moderno, su perspectiva puramente científica y su educación especial le harán, inevitablemente, casi imposible el acceso a un conocimiento de la metafísica, de la teología y de la literatura mística cristianas, que es donde ha de encontrarse únicamente la terminología que se requiere para una traducción adecuada. Términos tales como interreno, inconocimiento, abismo, procesión, Espíritu, espiración, esencia, naturaleza, sustancia, hipóstasis, mirada, magia, ángel, consonancia o comprehensor son enteramente desconocidos para él en su significación técnica. Y puesto que los traductores orientales han adquirido su vocabulario y su punto de vista principalmente de las obras publicadas por los eruditos europeos, están limitados de una manera similar.

En ilustración de lo que se ha dicho ofrezco sugerencias razonadas en lo que concierne a la traducción de tres palabras sánscritas bien conocidas, a saber, Māyā, Deva, y Tapas, proponiendo que deben traducirse congruentemente por "Magia", "Ángel" e "Intensión", o que deben dejarse en sus formas originales sin traducir.

MĀYĀ

Māyā es uno de los nombres de Prakṛti, el poder o agencia formativo de la manifestación en Īśvara, es decir, en el Sí mismo Auto-determinado (ātman), Sí mismo en el que Puruṣa y Prakṛti subsisten como principios conyugados1. En otras palabras, en la contención del Sí mismo, Puruṣa es "eso de lo que", ākāśa2 es "eso en donde", y Māyā es "eso por lo que" puede haber manifestación, actualidad (satya), "vida".

Esta manifestación, a lo que nosotros llamamos erróneamente "naturaleza"3, y que es el Mundo fenoménico (jagat, loka), existe sólo en acto, y jamás se detiene a ser. La doctrina Māyā-vāda no afirma que el Mundo es Māyā, ni que el Mundo no deviene4, sino meramente que el Mundo deviene de una cierta manera, a saber, porque tiene a Māyā como su terreno (pradhāna) o como su medio de devenir. La doctrina Śūnya-vāda, que no puede divorciarse de la de Tathatā, "Talidad", ni de la de Yathābhūta, "Como es", no afirma que el Mundo no deviene; lo que afirma es que el Mundo es a la vez "Vacío"5 y "Talidad". Es decir, el Mundo es irreal en la medida en que nosotros lo consideramos como una Dualidad de principios autosubsistentes (svâvasthita) separados, pero real en su Talidad, "Como es"; lo cual es solo otra manera de expresar el punto de vista vedântico. Además de éstas, la única doctrina concebible6 podría llamarse la doctrina ātma-vāda, con referencia a la doctrina del ātman según se malinterpreta en el budismo primitivo, donde se suponía que los Vedas proponían el ātman (Sí mismo) como un Sujeto en relación a un Objeto; sólo necesita señalarse que, de hecho, el ātman es "no así" (neti, neti). Así pues, lo que niega el vedânta es que el conocedor y lo conocido, etc. (aunque concebibles separadamente desde nuestro punto de vista), "sean" entidades separadas y autosubsistentes (svâvasthita, svayambhū); lo que afirma es que el conocedor y lo conocido, etc., "son" aspectos conjuntos del Sí mismo (ātman), Sí mismo que se manifiesta en la Unidad del Acto Puro como el Devenir del Mundo7. En otras palabras, el Mundo es el Sí mismo (ātman) o la Talidad (Tathatā); sin embargo, nuestra comprensión empírica del Mundo es el Error (Avidyā).

"Por mi Māyā, yo (el Sí mismo) devengo (el Mundo)"8. De la misma manera que ni el agente ni la agencia son sinónimos de acto, así Māyā no es tampoco el Mundo (jagat, loka) de las existencias. A Māyā puede llamársele Moha, engaño o ilusión, es decir, eso por lo que el Mundo es engañado (mohita); pero aquellos seres engañados (muḍha) de naturaleza caída (asura-bhāva) cuya Inteligencia pura (prajñā) ha sido arrebatada por Māyā, no son ellos mismos ilusiones, y, por remota que pueda estar su Liberación (māyā-nivṛtti, Śvetâśvatara Upaniṣad I.10), incluso de éstos todavía puede decirse "Eso eres tú". ¿Por cuál red (jāla, kalila) es entonces engañado el Mundo, "de manera que no Me conoce (al Sí mismo)"?. Por las propiedades (los tres guṇas, a saber, energía, movilidad e inercia) que se perciben diversamente en los seres, de manera que ellos se distinguen mutuamente; y por los "pares" (dvandvāu), a saber, las nociones por las que el mundo se ve como tesis y antítesis. El engaño del ego consiste en su percepción errónea del mundo, percepción que incluye al ego mismo, como una pluralidad de unidades autosubsistentes, y en su consecuente apego o aversión a tales unidades como tales. Este "engaño", en su aspecto personal, abhimāna, egoidad, "yo-idad", "pecado original", es compartido por Dios mismo, en la medida en que Dios está en el mundo como el Puruṣa, la Persona, el Hombre Eterno; pero sería un aspecto del mismo engaño concebir a Dios mismo objetivamente, es decir, como teniendo en Sí mismo alguna potencialidad no completamente actualizada en la totalidad del devenir simultáneo, engaño que consiste en concebir-"Le" como otro que el mundo sub specie aeternitatis. Ahora bien, negar una autosubsistencia al mundo no es una negación de nada, en ningún otro sentido que en el que nosotros negamos la realidad de los cuernos de una liebre, o en el que negamos que la omnipotencia pueda hacer que lo que ha sido o puede ser en el tiempo (y que, por consiguiente, está más allá del tiempo), no haya sido o no devenga en el tiempo o no sea en la otra orilla del tiempo.

No hay necesidad de observar que lo que se llama acción, vida, cambio, y eufemísticamente "progreso", no representa en realidad nada más que una secuencia de las reacciones del ego a las cualidades y a los pares de opuestos, y que, desde el punto de vista védico, el conjunto de todas estas reacciones funcionales e inconscientes no representa la Vida, sino únicamente el "vivir". Por ejemplo, la adquisición de información no es "Vida", sino sólo una reacción del conocedor hacia el hecho que se conoce. Más específicamente, el conocimiento como Realización (o Verificación) es Vida, a saber, la Vida del Sí mismo, que no está en el conocedor ni en lo conocido, sino en sí misma, como adaequatio (sánscrito tadākāratā) rei et intellectus, como acto inmediato y eterno: de la misma manera, el arte es Vida, una Vida que no está en el veedor, ni en lo visto, que no está en el artista ni en la obra, sino en sí misma, como consonantia (sánscrito sādṛśya) diversorum; una devoción y un deseo (bhakti, prema, kāma) que no están en el amante ni en el amado, sino en el encuentro del amante y del amado en la caverna indimensionada del corazón, "Ciertamente, no por amor de ningún ángel, ni de marido, ni de esposa, ni de ser, ni de ninguna posesión querida, sino por el amor del Sí mismo", Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad II.4.5, y "El que se acerca9 a un ángel (otro que el Sí mismo), pensando ‘Él es uno y yo soy otro’, ese no sabe (na sa veda)", ídem L.4.10. Así pues, desde el punto de vista védico, sólo es "Vida" lo que se experimenta así inmediatamente en el corazón de "nuestra" consciencia, en el Sí mismo Trascendental; y exteriormente se manifiesta en una pura facilidad o espontaneidad (sánscrito sahaja, chino shŚn, islámico islām, cristiano resignación)10 sin ansiedad ni motivo (a-sakta), como acción que no es acción11. El "Evangelio" del Veda, aunque el Veda habla en los términos del conocimiento y no según la bhakti-vāda (religión), es la doctrina de que esta liberación y expansión, en el sentido más pleno de las palabras12, está en todo tiempo y siempre virtualmente realizada y que es en todo tiempo y siempre efectivamente realizable: "El Reino del Cielo está dentro de vosotros", "Este día tú estarás conmigo en el Paraíso"13.

Así pues, Māyā, es, estricta y técnicamente, la "naturaleza"; no la "Naturaleza" como el mundo, a la cual debe describirse propiamente como "naturada", prakṛti-ja o prākṛtâ 14; Māyā es el medio por el que se efectúa la manifestación. Al Creador (Prajāpati, etc., o Īśvara qua Prajāpati-Vāc, Padre y Palabra), como dispositor de este medio, se le llama Māyā-vin; el mundo es māyā-maya, "hecho de" o "en el modo de" māyā, es decir "mágico". Además, se hace la comparación de sus creaciones, producciones o manifestaciones con las del mago mortal, cuyo indra-jāla ("cuya red de Indra") es un engaño (moha-kalila) o un encantamiento (vaṣī-karaṇa) análogo al del mundo mismo como nosotros lo percibimos sensiblemente. En este sentido, la "magia" y el "mago" se ejemplifican en el "juego" (līlā) y la persona de Merlin, como se describe en la versión inglesa del siglo XV de un Roman de Merlin, que ya no existe completo: "Según Merlin… yo podía levantar aquí un Castillo, y podía hacerlo con una multitud de gente afuera que quería asaltarlo, y también con una multitud de gente adentro que quería defenderlo, y sin embargo yo quería hacerlo con una mayor maestría, pues yo podía ir sobre esta agua y no mojar mis pies, y también podía hacer un río donde nunca había habido agua", y todo esto lo llevaba a cabo haciendo que todas estas cosas procedieran desde el bosque (Brioke) y que se vieran en un círculo "en medio de la tierra", y cuando habían "durado mucho", al cierre del día, las devolvía adentro del bosque, donde desaparecían "súbitamente, de manera que todo volvía al lugar de donde había salido"15. Como dice Boehme, "El Mago tiene poder en este Misterio (el Mysterium Magnum, la emanación Divina) para actuar según su voluntad, y puede hacer lo que quiere", en la medida en que "cada misterio es el espejo y el modelo del otro", aunque "debe estar armado en ese elemento en el que quiere crear"16.

Nuevamente, es Boehme mismo quien explica el mundo como la creación del Mago Divino haciendo uso de la Magia Divina: "La Magia es la madre eterna, la madre del ser (existencia) de todos los seres… el estado original de la Naturaleza… una matriz sin substancia, pero que se manifiesta a sí misma en el ser substancial… tiene en sí misma el Fiat… en la Magia están todas las formas del Ser de todos los seres. Ella es una madre en los tres mundos, y hace a cada cosa según el modelo de la voluntad de esa cosa. Ella no es la comprensión, sino una creatriz acorde a la comprensión, y propende al bien o al mal… La Magia es la madre de donde viene la Naturaleza, y la comprensión es la madre que viene de la Naturaleza… En suma, la Magia es la actividad en la Voluntad del Espíritu"17.

Así pues, la Magia es la pericia o el arte de Dios por cuyo medio Él manifiesta o produce el devenir del mundo; y en los demás seres está por participación, o como "el espejo o el modelo del otro". No se requiere nada más en prueba de que el sánscrito "Māyā" debe traducirse por la palabra "Magia".

*
*   *

DEVA

Īśvara (es decir, el saguṇa Brahman, el ātman), y los nombres personales tales como Śiva o Viṣṇu, cuando se aplican a Īśvara, son sólo los equivalente sánscritos apropiados de "Dios" en el sentido cristiano; el nirguṇa Brahman es la Divinidad. Debido al hecho de que Īśvara es también un Deva, un Bhūta, un Yakṣa, un Asura, etc., aunque es el principal en cada una de estas clases (como a menudo lo denota el prefijo Mahā, "Grande", como en Mahādeva), y debido igualmente al hecho de que cada una de estas designaciones genéricas puede aplicarse a una indefinida variedad de estados del ser en los "Tres mundos", ha surgido la extendida noción de un politeísmo hindú; de la misma manera que desde el punto de vista islámico la Trinidad cristiana representa un politeísmo, aunque esto es una interpretación errónea18. Pero de la misma manera que un cristiano puede decir, y como el Maestro Eckhart lo dice de hecho, que Dios es "Ser", al mismo tiempo que debe hablar de otros "seres" de todo tipo sin entender que Dios es meramente un ser entre otros, quizás inferior o igual a otros, así, en los términos védicos Deva, etc., se da por establecida a la vez una unidad y una jerarquía. Incluso dentro del cristianismo ha habido discusión en cuanto a la propiedad de llamar a Dios un ángel, habiéndose llegado a la conclusión general de que esto es más bien una materia de conveniencia que de fe, puesto que el "Ángel del Gran Consejo" de Isaías 9:6, Versión de los Setenta, presumiblemente se refiere a Dios; cf. la expresión del Maestro Eckhart "primer ángel", y el "Único Ángel" de Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad I.2.7.

La traducción habitual e indiscriminada de Deva como "Dios" o "dios", aunque debe remitirse en parte a ideas fijas que presuponen un politeísmo pagano, tiene también una sanción etimológica, y proporciona un buen ejemplo del tipo de error que puede surgir de una dependencia inadvertida de lo que es una derivación científica correcta, puesto que, de hecho, la palabra Deva corresponde al latín deus, al inglés deidad, al español Dios, etc., aunque podría haberse tenido en cuenta que como el daeva avéstico el Deva sánscrito no siempre denota precisamente "Dios".

Deva es literalmente "el Brillante"; la traducción más apropiada es "Ángel", y los Devas más altos son principios o inteligencias puras o "Eones", cuyo "brillo" (prabhā, prakāśa), representado en el arte como un nimbo o como rayos, se refleja en las posibilidades de la existencia (Māyā o āpaḥ, las Aguas) como la actualidad, es decir, la existencia. Según su jerarquía, a los Devas y Devatas se les llama los "miembros" (aṅga) del Brahman, o los "atributos" (bhakti) o "poderes" (vibhūti ) del ātman —de la misma manera que los Ángeles cristianos, en sus jerarquías y órdenes, son los ministros, poderes, y mensajeros de Dios. La correspondencia se extiende tan lejos que, de la misma manera que encontramos en la tradición india, que las sedes y vehículos (āsana, vāhana) e incluso de los atributos y armas (āyudha puruṣa, etc.) de los Devas, incluido Īśvara, se describen y se representan iconográficamente igualmente como Devas, así también las jerarquías cristianas incluyen en el coro más alto un orden de "Tronos", y en el segundo un orden de "Potestades"; y de la misma manera que la virtud de las Potestades es "imponer el orden según la Voluntad de Dios sobre quienes están sujetos a ellos" para "coercionar a los malos espíritus", y así sucesivamente, así también los āyudha Puruṣas de los Devas indios aparecen a su comando, y son los medios por los que su voluntad se lleva a cabo. Los Ángeles y los Arcángeles son órdenes en el coro más bajo, cuyas funciones se relacionan más claramente con la vida humana, de donde que se les envíe como mensajeros a los hombres, o que actúen como guardianes regionales o individuales, para lo cual hay abundantes paralelos en la tradición india, paralelos que llegan hasta la existencia de guardianes individuales (ārakkha devatā ). La tradición védica y la tradición cristiana están de acuerdo también en lo que concierne a la independencia angélica del movimiento local. Y finalmente, aunque a menudo se dice que el número de los Devas es de treinta y tres mil, y que el de los ángeles es incalculable, las palabras de Santo Tomás "esto no se dice para dar a entender que éste es el número preciso de ángeles" pueden aplicarse en ambos casos19.

Además, cuando se dice que en tanto que individuos los Devas son inmortales (amara), esto se refiere a su perpetuidad en un plano del ser dado (loka) no sujeto a ningún cambio de estado posterior (punar mṛtyu), es decir, no sujeto a ningún "morir de nuevo"20 en el curso del Tiempo, aunque esto no excluye el retorno natural de su ser al Brahman al final del Tiempo (kalpânta)21, lo que, ciertamente, es un tipo de muerte, pero en sentido absoluto, es decir, en el sentido de mors janua vitae 22. A los Devas también se les llama inmortales, no como individuos, sino como la estación (sthāna) que ocupan, y esto se refiere a su eternidad como principios, como cuando decimos que en otra edad algún otro individuo diferente del Indra presente ocupará el trono de Indra. Desde este punto de vista en el Pa­caviṁśa Brāhmaṇa VI.9.15 sigs. se habla de los Devas como una primera emanación (prathamam asṛgram), como una pronunciación permanente (sthita vyāhṛtiḥ), y en este sentido se contrastan con las existencias individuales (mānuṣyāḥ, los hombres", los "mortales") cuya existencia es "día a día" (svaḥ, svaḥ). De completo acuerdo con esto, San Gregorio y San Agustín afirman "angelus nomen est officii, non naturae"; y de la misma manera que a algunos de los Devas más altos no les afecta el final del tiempo, así también "los órdenes angélicos… según la diferencia de gracia y de naturaleza… permanecerán siempre… (pero) en cuanto a la ejecución de los oficios angélicos permanecerá hasta un cierto grado, y hasta un cierto grado cesará" el Día del Juicio (Santo Tomás, Summa Theologica I.Q.108, A.7). Y además, de la misma manera que de los decedidos se habla en parte como Devas (y ésta es una de las razones específicas por las que la traducción de Deva como "Dios" o "dios" es impropia), así también "los hombres pueden merecer la gloria en un grado tal que sean iguales a los ángeles, en cada uno de los grados angélicos; y esto implica que a los hombres se les eleva a los órdenes de los ángeles" (Santo Tomás, Summa Theologica I.Q.108, A-8).

Se ha demostrado suficientemente mediante un cotejo detallado de las nociones correspondientes a la naturaleza y funciones de los Devas y de los Ángeles, que la traducción de Deva como "Dios" o "dios"23 (de las cuales, la traducción como "dios", significa más o menos "dios falso") es sólo legítima cuando el Deva de que se trata, ya sea expresamente o ya sea implícitamente, es el Deva más alto, y que en todos, o en casi todos los demás casos debe emplearse la palabra "Ángel". Lo mismo será válido para Yakṣa en la mayoría de los contextos, con la distinción de que los Yakṣas, aunque son de una sola jerarquía, son de órdenes muy diversos, y algunos son hadas y elfos más que ángeles; así pues, en este caso, generalmente es mejor retener la palabra original. Cuando aparecen juntos Deva y Asura, debe aplicarse a ambos la misma designación genérica (de la misma manera que Miguel y Satán son igualmente "Ángeles"), y si ha de hacerse una distinción, entonces Asura debe traducirse como "Ángel Obscuro" o mejor como "Daimon". Nos queda señalar que los Viśve Devatāḥ, los "Distintos Ángeles", generalmente significan (e.g. Bṛhād Devatā I.69 sigs.) las tres Personas de la Trinidad (tridhā ). Pero como lo expresa el Maestro Eckhart (II, 153) "las huestes de los ángeles son incontables", pero "para el que conoce la distinción aparte del tiempo y del número un centenar sería lo mismo que uno".

Traducción: Pedro Rodea


Cristina de Pizán. El Camino del Largo Estudio 
2ª Parte.

NOTAS
*
Publicado por primera vez en Isis, (Cambridge, Mass.), XIX, Nṅ 55, 1933.
1
El sāṁkhya afirma una distinción eterna entre Puruṣa y Prakṛti, y esta distinción no requiere ninguna prueba mientras nos adhiramos al punto de vista de la lógica, implícito en el término sāṁkhya darṣaṇa, "punto de vista de la enumeración". El vedânta no está en oposición al sāṁkhya como tal, sino que asume otro punto de vista (darṣaṇa), a saber, el advāita (la no dualidad), en el que la dualidad, siempre existente, no se considera como aniquilada, sino como subsumida en una unidad eterna. Así pues, mientras el sāṁkhya trata por definición de la Existencia (Satya), el vedânta señala que las dos "Personas" conocidas en relación son de una única Esencia, a saber, el ātman.
2
El espacio elemental, el Terreno de juego del Espíritu (prâṇârāma), que es finito por definición, aunque es sin fin: "localizado" en el "loto del corazón".
3 "Naturaleza" podría haber sido una traducción legítima de "Māyā" si no fuera por nuestro error habitual de identificar a la Madre Naturaleza (natura naturans) con sus hijos, a saber, el Mundo, ens naturata.
4

Cuan lejos está el vedânta de una "negación del mundo" puede verse en las propias palabras de Śaṇkarâcārya con referencia al ātman como Felicidad: "En el vasto lienzo del Sí mismo, el Sí mismo pinta la pintura de los múltiples mundos, y el Sí mismo Supremo tiene una gran delectación en la presenciación de ello" (Svâtmanirūpaṇa, 95).

5

Śūnya, no el Espacio elemental (ākāśa), que es el sine qua non de la existencia, sino el Vacío Absoluto, que es un "aspecto" de la no-existencia.

Cuan lejos está el punto de vista del Mahāyāna de una negación del mundo (en el sentido en que nosotros negamos los "cuernos de una liebre" o el "hijo de mujer estéril") aparece claramente en la magnífica ecuación yas saṁsāras tat nirvāṇam, "la rueda del mundo es en sí misma la liberación".

6 Nosotros no podemos tomar en serio el punto de vista de "sentido común" de que las cosas "son lo que parecen", punto de vista suficientemente refutado por otra observación de "sentido común", a saber, "que no es oro todo lo que reluce", para no mencionar el ejemplo familiar de la cuerda que se confunde con una serpiente.
7 Muy a menudo el vedânta expresa esto directamente, sin referencia a los principios conjuntos Puruṣa y Prakṛti, Prajāpati y Vāc, etc., (la "Persona" y la "Naturaleza", el "Padre" y la "Palabra" cristianos) con una afirmación de la "no dualidad" (advāita) del Sí mismo (ātman), y con la fórmula "Eso eres tú".
8 Las referencias de este párrafo son a Bhagavad Gītā IV.6 y VII.13-15, y 27. Cf. Śvetâśvatara Upaniṣad I.10 y IV.8-10.
9 Upâsthe, que se emplea también con referencia a la unión carnal, cf. ídem VI.4.1-3.
10

Comprendida positivamente, es decir, sannyāsa como incentivo (Bhagavad Gītā III.30). Esto es una antítesis del fatalismo, cf. Boecio "Cuanto más alejada está una cosa de la Mente Primera, tanto más implicada está en la cadena del destino" (De Consolatione IV, citado por Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica I.Q.116, A.4). "Aunque el santo doctor evitaba el uso de esta palabra (destino), por causa de aquellos que relacionaban su aplicación a una cierta fuerza en la disposición de las estrellas", ídem A.2.

Puede observarse que los cuatro términos entre paréntesis en la explicación de "facilidad" no son completamente del mismo tipo, pues sahaja y shŚn representan el efecto, y el islām y la resignación cristiana la causa. Pero en la experiencia inmediata la causa y el efecto son lo mismo.

11 Bhagavad Gītā IV.17. Cf. Maestro Eckhart I.149, "El justo no busca nada en su trabajo; solo los serviles y los alquilados piden algo por su trabajo, o trabajan por algo… así pues, sin ningún propósito ulterior en tu trabajo… entra dentro de tu propio terreno y trabaja; los trabajos que tú haces ahí están todos vivos".
12 Mukti, mokṣa, nir-vāṇa, como an-āvṛtti, a-sākta, "expansión", "liberación", en el sentido más pleno de las palabras.
13 Según Santo Tomás: "en el ser puro (el Sí mismo como sujeto) el intelecto y la voluntad no tienden hacia nada externo, sino que permanecen en el sujeto o agente, y son el sujeto y agente, puesto que la naturaleza es una con la esencia. Entonces tiene lugar una procesión vital del intelecto y la voluntad, a saber, 1ṅ como el acto inteligible (a saber, conocimiento o arte) y 2ṅ como el amor efectivo (el "Cada uno es ambos" de Vidyāpati) respectivamente, es decir, de la misma manera "que el objeto amado está en el amante… así el objeto de que se habla o que se comprende está en el agente inteligente". La Vida "no procede desde la potencialidad al acto", sino que es toda acto (Summa Theologica I.Q.27, A.2 y A.4). Similarmente el Maestro Eckhart, casi en las mismas palabras de la Upaniṣad, "Dios está en todas las cosas auto-absorto" (I.380), "incansable en el trabajo como en el amor, y lo que él está amando es todo uno para él. Lo que muestra el amor es Dios… El hombre bueno… formado en la imagen de Dios… ama por amor de sí mismo, es decir, ama por amor del amor, trabaja por amor del trabajo, por la misma razón que Dios ama y trabaja sin cesar: la actividad divina es su naturaleza, su ser, su vida, y su felicidad… el hombre bueno se comporta lo mismo que Dios no sólo en el hecho de amar todo lo que ama y de hacer todo lo que hace en nombre de Dios, a quien ama en todo ello y por quien trabaja, sino también en amar (es decir, al mismo tiempo y por el mismo acto) y trabajar para sí mismo, el amante" (II.66-67), donde "Dios" y el "hombre bueno" son el Sí mismo.
14 Bhāva = (Māyā, Bhagavad Gītā VII.13.14) es "naturaleza" universalmente; sva-bhāva es naturaleza genérica o individualmente, como cuando hablamos de la "naturaleza equina" o de la "equinidad" por la que un caballo es un caballo, o de la naturaleza específica por la que un caballo dado es ese caballo y no otro.
15 Merlin II.309-311, Early English Text Society, vol. 21 (1899). No se pasará por alto la exactitud y la precisión del pasaje citado arriba, aunque bien pudiera ser que los autores arturianos posteriores ya no "comprendieran" su material. La mitología céltica, que incluye "Merlin" y la "Grail legend" (para lo cual, véase mi Yakṣas II.37 sigs.), representa una supervivencia de la antigua tradición referente a la Vida, tradición de la que se conservan paralelos en la doctrina ortodoxa.
16 Boehme, Sex Puncta Mystica VI.2-5 (A.D. 1620), en la versión de Earle. (Six Theosophic Points, and other writings, New York, 1920).
17 Boehme, Sex Puncta Mystica V.
18 Se puede comprender perfectamente por qué los doctores islámicos pudieron interpretar erróneamente como un politeísmo la doctrina de la Trinidad, si consideramos afirmaciones tales como la de Santo Tomás "Nosotros no decimos el ānico Dios, pues la Deidad es común a varios" (Summa Theologica I.Q.31, X.2). Y lo que es más destacable, "…a los santos se les llama dioses por participación", Santo Tomas, Summa Theologica I.Q.108, A.5. Los eruditos indios podrían haberse aconsejado aquí antes de hacer dado por sentado el "politeísmo" o de haber inventado el "kathenonismo".
19 Las autoridades para todas las afirmaciones del siguiente párrafo son: Yāska, Nirukta VII.5; Bṛhāddevatā I.70, 71, 73, 74 y 98; Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad III.9; Taittirīya Upaniṣad I.5, angānyanya devatāḥ; mi Yakṣas, parte I y II; Santo Tomas, Summa Theologica I.Q.107, A.4; ídem, Q.108, A.5-7; ídem, Q.112, A.4; e ídem Q.113, A.1.
20

La tradición védica considera el viaje (yāna) del individuo después de la muerte como un paso desde un plano del ser a otro, con la posibilidad de la perpetuidad en un plano dado hasta el fin del tiempo, y con un retorno a la encarnación en otra edad, para aquellos que no han alcanzado una gnosis total o incluso parcial. Para la reciente doctrina de una reencarnación en la que la posibilidad de un retorno a un plano del ser anterior o más bajo parece representar las tendencias edificantes de las extensiones religiosas, donde se incorporan quizás elementos populares no védicos, cf. mi Yakṣas I, pág. 14, nota 1. La idea de un renacimiento efectivo en cualquier plano anterior en el caso de una "reencarnación especial" (avatāra) se evita expresamente, a saber, en el caso del Buddha, por la doctrina del nirmāṇa-kāya, doctrina que corresponde a la herejía docetista en el cristianismo (el Hijo del Hombre = nirmāṇakāya, Cristo en Gloria = sambhogakāya, Cristo como Logos = dharma-kāya).

La palabra karma no debe traducirse por "causalidad", sino simplemente por "obras", "acción", etc. En la medida en que nosotros podemos pensar en la causa y el efecto como separados en el tiempo, la palabra apūrva, "latencia", "no inmediatamente", representa el equivalente más próximo de la "causalidad"; la doctrina pūrva-kara-kṛta-vāda, "la doctrina de debido a una acción anterior" afirma que la acción antecedente determina el acontecimiento presente. Cf. Edgerton, Mīmāṁsā Nyāya Prakāśa, New Haven, 1920.

La "reencarnación", como la interpretan los budistas (y ahora los teosofistas), no es una doctrina védica. Incluso el descenso de los Pitṛs, "Padres" (un término colectivo) no es un retorno de individuos como tales a un estado de ser anterior, sino, de una manera mucho más general, la operación imprevisible (adṛṣÊa) de las causas antecedentes o "heredadas" en el efecto presente. El Devayāna y el Pitṛyāna son el ascenso y el descenso de la escala de Jacob.

21 [En su nota 21 el autor cita extensamente, palabra por palabra, su artículo "Mahā-Pralaya and Last Judgment"; el lector puede remitirse a él directamente].
22 A los Bodhisattvas se les considera como ājānaja-devāḥ "ángeles naturales" (Taittirīya Upaniṣad II.8) o como "ángeles engendrados"; o como habiendo tomado nacimiento, y después como karma-devāḥ (ídem), es decir, como "ángeles con respecto a las obras", cuya duración se mantiene después de la muerte como Salvadores o Intercesores hasta el final del Tiempo, o quizás siempre en el Tiempo del Tiempo, independientemente de que la despiración total (nirvāṇa) está siempre dentro de su alcance. Los Bodhisattvas de este tipo corresponden a los Apāntaratamas védicos y a otros, la posibilidad de cuya reencarnación (avataraṇa), a pesar del logro de la Gnosis Perfecta, es examinada por Śaṅkarâcārya, Comment. on Vedânta Sūtras III.3.30, 31. El pasaje siguiente se aplica muy especialmente al caso de un Bodhisattva: "En el caso de los seres de este tipo, que debiéndose a obras particulares han sido señalados para oficios particulares, el efecto de las obras que han surgido para el oficio no desaparecen antes de que esos oficios se hayan cumplido completamente". Un tal descenso implica una Pasión, de la que el Abhiniṣkramaṇa de Siddhārta proporciona un ejemplo específico.
23

Tanto "Dios" como "dios" deben excluirse de las traducciones de los textos palis, donde Brahmā no es la deidad suprema, sino sólo el más alto de los Ángeles, y donde el Buddha todavía no está "deificado".

A. K. Coomaraswamy
Home Page