SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
CENTROS ESPIRITUALES *
BEATRIZ RAMADA

El título de esta conferencia es "Centros espirituales", creemos que sobre lo que esto significa cada uno tendrá sus ideas, dependiendo en gran medida de lo que uno pudiera haber leído, o escuchado. Nuestra ubicación para hablar de ello se adscribe a la enseñanza tradicional que hemos recibido en el ámbito del Centro de Estudios de Simbología, (fundado por Federico González en Barcelona en 1979 y posteriormente en Zaragoza en 2002) y que ya desde el principio diremos que puede considerarse como un Centro espiritual.

Comencemos hablando sobre la "localización" de estos centros espirituales, que se hallan situados en el Centro. Veamos una primera imagen, en la cual se representa un mapa que nos permite ubicarlos.

símbolo del círculo o la rueda

No es una broma, se trata de que consideremos la idea de Centro. Esta imagen se trata de un círculo: con su centro y su circunferencia destacados. Para su realización (por ejemplo utilizando un compás) se ha definido un centro que ha generado la circunferencia. Este punto, ahora revelado, es adimensional, (no tiene longitud, ni altura, ni profundidad) sin embargo es necesaria su determinación para configurar la circunferencia. Desde un punto de vista inverso, aunque complementario, la circunferencia es la expresión o manifestación de ese centro, que sin ésta está indeterminado, es por la circunferencia que sabemos de la existencia del Centro.

(Segunda imagen: página en blanco)


Que sea determinado o indeterminado, sólo afecta a la circunferencia, no al centro. Por otro lado es necesaria una voluntad de determinar el centro.

símbolo del círculo o la rueda

Desde el punto de vista creacional, este punto corresponde a la Unidad ontológica como primera manifestación de la Metafísica, es la afirmación del Ser, pero éste, es idéntico al No-Ser, y sólo cambia en su voluntad de ser manifiesto.

(Siguiente imagen: hoja en blanco).


Hay algo oscuro natural y perfecto,
existente antes que el cielo y la tierra,
inmóvil e insondable.

Permanece solo y sin modificación.
Está en todas partes y nunca se agota.

Se le puede considerar la Madre de todas las cosas.
No conociendo su nombre lo llamo Tao.

(Cita de Lao-Tzu, extraída del libro de Alan Watts: El camino del Tao).

La página en blanco es una imagen de "la Madre de todas las cosas", lo que se expresa en esta cita es la posibilidad infinita, pero al hablar de infinito, de aquello que no tiene principio ni fin, no hay dualidad posible, por lo tanto considerarlo en un aspecto femenino es sólo desde el punto de vista de la Creación. Es desde este punto de vista que establecemos la separación entre Ser y No-Ser, entre esencia y substancia, entre Cielo y Tierra, y entre centro y circunferencia. El punto de vista de la creatura.

símbolo del círculo o la rueda

Esta imagen primera, constituye uno de los símbolos primordiales al sintetizar el proceso creacional, bien sea en el plano macrocósmico o microcósmico. Es por ello que para nuestro tema indique un mapa arquetípico, interno, que tratamos de Reconocer.

Es la representación gráfica de la Rueda en el plano, mientras el punto central (o eje de la rueda) permanece fijo e inmutable, la periferia (la llanta) se mueve y gira alrededor de él. Este símbolo, al que Federico González ha dedicado todo un volumen, que creemos que es fundamental para nuestro trabajo, y desde luego también para el tema que hoy tratamos, haciéndose presente no sólo en las citas que de él hagamos:

En la pág. 36 de El Simbolismo de la Rueda:

Las modalidades especiales del símbolo de la rueda surgen por la irradiación, o por la "actualización", de las "potencialidades" del punto central, que se hace "presente" en el tiempo, creando un campo espacial.

Se ha visto que un punto genera un plano, es decir, un espacio. Ese punto central es un eje en la tridimensionalidad. Por lo tanto el símbolo de la rueda está estrechamente ligado con todo símbolo axial y vertical. Y asimismo con todas las proyecciones de la vertical, es decir, con la creación de planos o espacios horizontales, articulados a través de un eje al cual reflejan, siendo uno de ellos el perímetro limitado de nuestro mundo, ciclo, o cualquier campo definido en relación con las coordenadas espaciotemporales.

Con respecto a las coordenadas temporales este centro corresponde al presente, al presente eterno, por ser inmutable, del que el pasado y el futuro son expresiones o manifestaciones de las posibilidades contenidas en éste. Pero el presente es ese instante que se nos escapa constantemente, aunque es innegable que conforma el tiempo, al igual que una línea es una sucesión de puntos (estos sin dimensión). Desde el punto de vista tradicional el simbolismo del tiempo aúna el presente eterno (no tiempo) y su manifestación que puede ser percibida como: arquetípica (el principio del movimiento), como sucesión cíclica (expresada en los calendarios) y como lineal (la única que contempla el hombre actual, es sin embargo la más alejada de su esencia).

Hasta aquí hemos intuido la localización del Centro: "aquí y ahora", (decimos aquí y ahora, que expresan cualidades del espacio y el tiempo, y sin embargo, en este punto estas cualidades están absorbidas por el principio que las genera).

El espacio, como el tiempo, es una determinación de este mundo y por lo tanto una determinación del ser humano y de todas las cosas que participan de este mundo. (Platón, Timeo).

Este Centro es uno, ya que hablando con propiedad sólo podemos utilizar el plural al hablar de sus manifestaciones. Decir que es Espiritual es reiterar la misma idea, pero en este caso es designar la función del Centro.

(Veamos otra imagen)

espíritu, alma y cuerpo

La interdependencia del centro y la circunferencia se expresa a través del radio, en una forma jerárquica que corresponde por analogía a tres principios, como vemos: espíritu, alma y cuerpo. Como la mentalidad actual ha creado una dicotomía irreductible entre cuerpo y alma, y en ocasiones ésta es identificada con el espíritu, diremos que éste no presenta división, (tampoco con respecto a lo macrocósmico y lo microcósmico).

Arbol de la Vida como puerta
De: El Simbolismo de la Rueda, cap. V. Federico González, Ed. Kier, 2005

La siguiente imagen corresponde al árbol de la vida cabalístico, del cual sólo haremos una descripción sucinta, las sefiroth corresponden a los diez números naturales, y se subdividen en cuatro planos o mundos, con los que se pueden establecer equivalencias con los tres principios nombrados: espíritu, alma, mundo, e igualmente con las cuatro lecturas de la Realidad posibles para la enseñanza tradicional.

En el judaísmo son igualmente cuatro los planos o niveles de lectura de los textos sagrados, en perfecta coincidencia con el modelo del Arbol de la Vida, y la Teoría de las Emanaciones. Se inscriben de abajo hacia arriba, de Asiyah a Atsiluth, y son correlativamente Peshat, Remez, Derash y Sod. Peshat es el sentido de la lectura literal, Remez el alegórico. Derash el sentido recto y Sod el sentido secreto. Podrá reconocerse que las letras iniciales de estos cuatro términos PRDS, configuran la palabra PaRDeS, que quiere decir Paraíso o Jardín, y se refiere a un lugar, o mejor, a un estado original que sólo se puede adquirir cuando se completa con la última letra (la "S" final) toda la palabra. Debe recordarse que esta letra "S" corresponde a Sod, cuya traducción es "secreto". (Programa Agartha, módulo III, acápite 57).

Hemos incluido esta cita ya que hace relación al Pardés, que es el Centro Espiritual arquetípico, (y que la cita anterior define más bien como un estado que un lugar). Con respecto a las cuatro lecturas posibles quedémonos con que el sentido "último" comprende o sintetiza a los otros tres, al igual que el mundo de Atsiluth a los otros tres planos (la posición central). Es hacia este sentido al que se dirige toda enseñanza de carácter iniciático, y es posible su aprehensión porque es el Ser el que se revela o se conoce a Sí mismo, y en este proceso conforma un orden inteligible por el que se manifiesta, es el acto creacional. (Recordemos que es por la circunferencia que sabemos de la existencia del centro, y que por otro lado es éste el que genera la circunferencia). Para la tradición hay una identidad entre el Ser y el Conocer, es decir, el proceso de conocer implica que objeto y sujeto de conocimiento sean una misma y única cosa. O sea, que hay una identidad entre el centro, el radio y la circunferencia, y esta identidad es la reintegración de todos los seres a su principio, de los que sólo han salido de forma ilusoria. (Esta reintegración de todos los seres a su Principio desde el plano temporal es percibida como el fin de los tiempos, o el final de un ciclo). La ilusión se produce porque lo que es simultáneo desde el punto de vista principial, es discursivo desde el punto de vista de la manifestación. En el relato de la manifestación de Dios a Moisés en la Zarza ardiente, Moisés le pregunta cuál es Su Nombre, y Él le responde Yo soy el que soy, esta es una traducción del hebreo, de la que René Guénon dice que es más exacto "El Ser es el Ser". Desde el punto de vista gramatical es una oración compuesta de sujeto, verbo y atributo (el centro, el radio y la circunferencia).


Continúa
NOTA
* Conferencia pronunciada el 8 de Marzo de 2011 en el C.E.S. de Zaragoza.
   

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