APROXIMACION AL CIRCULO ERANOS 

Gershom Scholem: Cábala y hermenéutica del sentido 
Podemos encontrar una rica cantidad de conexiones entre los mas egregios miembros del círculo Eranos y posturas filosóficas que denominamos existenciales y hermenéuticas. Una de esas relaciones privilegiadas está representada por Gershom Scholem y su dedicación al estudio de la Cábala. 

En efecto, en el caso de Scholem tenemos un ejemplo de aquella muy determinada actitud filosófica, pues el gran sabio judío, que dedicó toda su vida a la investigación de la Cábala, no llevó a cabo ese ímprobo trabajo por mor de un mero interés erudito (si es que en alguna parte existe eso de simple interés erudito), sino que su afán está motivado por unos profundos planteamientos vitales a los que, precisamente, daba respuesta el misticismo judío. En concreto, entre esos planteamientos radicales (porque se entroncan en la raíz de lo humano) se encuentra la cuestión del lenguaje y del sentido, a la que contesta la Cábala. Por ello dos aspectos se nos presentan ahora: uno estriba en la consideración de la propia Cábala como una hermenéutica del sentido; el otro consiste en el interés específico de Scholem por la Cábala y lo que eso denota, fundamentalmente la preocupación por la palabra en tanto que desvelamiento del sentido y manifestación de lo sagrado. Esta idea motriz que anima la investigación de Scholem no sólo nos dice mucho de éste sino también de la Cábala misma, pues en efecto lo que viene a mostrar la obra toda de Scholem es la esencia de la Cábala en cuanto que hermenéutica del sentido. La mirada de Scholem descubre la dimensión profunda y veraz de la Cábala. Ciertamente, ha tenido el precedente de Hamann, pero a la sazón este pensador romántico es también precursor de la hermenéutica y llamó a su Aestetica in nuce una "rapsodia en prosa cabalística", entendiendo que los rapsodas son hermenéon hermeneis. Hay por tanto una iluminación mutua: la Cábala manifiesta a Scholem los estratos más fundamentales, desde un punto de vista ontológico, del lenguaje; Scholem nos pone en claro el verdadero significado del fenómeno cabalístico. En una recíproca interpelación Scholem hace hermenéutica de lo que es hermenéutica por antonomasia (Scholem realiza respecto al misticismo lingüístico judío lo que Corbin realizó respecto al chiísmo), y en función de ello la Cábala se revela a nuestro autor antes que nada como presencia actuante del sentido revelado y enseñanza sobre el hacer presente el sentido mismo. Scholem descubre así en la Cábala las categorías fundamentales que respondían a su propia problemática personal. 

Se podrían resumir todas esas categorías diciendo que la Cábala (como exégesis que es) lo que pone en claro se cifra en el sentido y en la vivencia de ese sentido. Lo cual implica: la comprobación misma del sentido y del lenguaje como lugar privilegiado de mostración (revelación) de ese sentido; la recepción por parte del hombre de ese significado y su consecuente interpretación y restauración (ticún); la importancia esencial de la comunidad como "lugar" en el que se mantiene abierto y vivo el sentido (eso es precisamente cábala: tradición). No hace falta insistir en la prioridad que toma el lenguaje en todas estas cuestiones, ya que el lenguaje es de hecho no ya donde se revela el sentido sino el sentido mismo (privilegiadamente, la Torá). En síntesis: 

    a) La esencia de la realidad es logofánica, lingüística. 
    b) La revelación de esa esencia lingüística se realiza por la Naturaleza y por la Torá. 
    c) La esencia lingüística y logofánica es revelación de lo sagrado. 
    d) La Torá (el lenguaje en sentido esencial) está infinitamente abierta a la interpretación. 
    e) La Torá es ya la interpretación. La tradición (y la interpretación) es ya revelación. 
    f) La "fusión de horizontes" propiciada por la interpretación es considerada como experiencia fundamental (debecut).
¿No son estos puntos los que fundan no sólo la Cábala, sino también toda noción de hermenéutica restauradora? 

En definitiva, lo que se plantea la Cábala es la sacralidad del lenguaje (que es precisamente la problemática principal de Scholem) y a renglón seguido la posición del hombre respecto a ese lenguaje: cómo acogerlo, interpretarlo y restituirlo. Así pues, para Scholem la Cábala es ante todo respuesta viva, palabra que habla, interpretación que se abre ella misma a la interpretación; en fin, Scholem se acerca a aquélla con la motivación existencial de experimentar lo sagrado. En consecuencia con el espíritu de Eranos, el estudio de la Cábala consiste, para nuestro autor, en tratar hasta el presente el significado del lenguaje hablado por ella, ya que esta misma (en línea con la tradición midrástica) era también hermenéutica viva que hace presente los sentidos de la Torá. Por lo tanto, la constitución de la hermenéutica que Scholem. (como todo el círculo Eranos) lleva a cabo, se efectúa sobre una materia que es ya de hecho hermenéutica: la experiencia del sentido se experimenta sobre la experiencia del sentido. Hablando con profundidad, toda auténtica interpretación es cabalística, pues consistirá en hacer presente el lenguaje de la Presencia y en desvelar el texto que contiene el sentido. Por eso pensamos que la Cábala ha servido de modelo (desde un punto de vista no sólo histórico sino sobre todo fenomenológico) para la construcción de una hermenéutica restauradora en Scholem y en todos los animadores de las reuniones Eranos. 

Henry Corbin y el personalismo 
Puestos a buscar una denominación que califique lo más certeramente posible a la filosofía de Henry Corbin, podríamos elegir la de personalismo. Naturalmente, esta noción debemos matizarla, pero de nuevo nos aparecen los miembros de las sesiones Eranos, de Ascona, (y no creo que nadie dude de que Corbin era la figura más representativa y activa de aquellas reuniones) como adelantados, si no creadores, de algunas de las más importantes tendencias filosóficas de nuestro tiempo. Pero dijimos que el término de personalismo había que matizarlo, pues en efecto a nadie se le oculta la diferencia que pueda existir entre ese personalismo que atribuimos a Corbin y el otro identificado con Mounier (aunque encontraríamos muy interesante un diálogo entre ambos). Resulta claro por otro lado la relación tan estrecha que existe entre personalismo y existencialismo, y de hecho también Corbin puede figurar, como Mircea Eliade, entre aquellos primeros existencialistas que luego evolucionan (por exigencias de su propio existencialismo) hacia posiciones que los caracterizan. De igual manera. el término de personalismo nos sirve para aplicarlo a Corbin porque, si no de forma expresa, es el que ha generado todo el despliegue del pensamiento corbiniano. Pues efectivamente, si vamos analizando una por una todas las categorías, tanto filosofemas como teologuemas, de la obra inmensa de Corbin, podremos ir comprobando cómo todos ellos pueden considerarse manifestaciones, explicaciones o concreaciones de la noción de personalismo. Mas digamos ya que la persona a la que hacemos referencia bajo tal término y que consideramos como constante de la obra toda de Corbin, es la persona esencial; o mejor, la constitución trascendental de la persona, su dimensión ontológica. No se trata de que nuestro autor descuide o desvalorice los aspectos ónticos de la persona (lo psíquico, lo histórico, la temporalidad cronológica ... ), sino precisamente de afirmar estos últimos en lo que tienen de dependencia de su condición de posibilidad metafísica. Si en el caso de Mircea Eliade las urgencias metafísicas de su primera militancia existencialista le llevan al estudio de la fenomenología religiosa, en el caso de Corbin (tan próximo al de Eliade por tantos conceptos) su primera militancia existencialista le conduce a esta clase de pensamiento trascendental, al que supedita todas las instancias y categorías de sus investigaciones. 

En realidad en Corbin (como en Eliade, en Scholem y en tantos otros asiduos de Eranos) la hermenéutica es el colorido de esa actitud personalista (y personalizadora), pues en definitiva la hermenéutica en esencia consiste en la posición de una relación comprensiva entre dos sujetos: el del texto o suceso cultural ("suceso del alma", lo llamaría Corbin) y el sujeto que interpreta haciendo suyo el contenido latente del texto: por tanto, diálogo, relación personal y personalizante (por eso la hermenéutica es la actitud específicamente humana). Así, pues, la hermenéutica no es sólo relación entre personas, sino desde un punto de vista trascendental es también fundación de la persona interpretadora por mor de la persona interpretada. Podemos entender así la conexión y coherencia de todas las instancias filosóficas usadas por Corbin en referencia a la noción de persona: todas redundan en el establecimiento de la persona y de la personalización en cuanto que categorías fundamentales de su pensamiento, que por ello mismo es inseparable de la vida y de la existencia (en ningún otro pensador como en Corbin resulta irrelevante la dualidad teoría-práctica). 

La sustancia personal de la filosofía corbiniana hace que ésta se plantee la problemática que suscita la afirmación de la pluralidad (la persona) frente a la Unidad abstracta (sea del tipo que sea). Y para resolver esta problemática se ponen en funcionamiento todos los filosofemas y teologuemas, todas las imágenes y figuras (tanto occidentales como orientales) que hacen tan peculiar al edificio teórico corbiniano. Así, Hamann, Sohravardi o Swedenborg; la gnosis ismaelita, la angelología o las discusiones sobre el Entendimiento Agente; el tawil, el Mundus Imaginalis, la hermenéutica espiritual del Libro... en fin, cualquier trabajo o investigación corbiniana tienen corno finalidad la dilucidación de la realidad personal. 

Si hubiera que resumir todas esas propuestas no dudaríamos en emplear un término caro a Corbin: nos referiríamos al de filosofía profética, pues encierra tanto un elemento conceptual y sistematizador (al que Corbin nunca renunció ni podía hacerlo en cuanto que dominador de la erudición científica en su ámbito de estudio) y un elemento personal y vital cual es el del profetismo, pues en efecto nada más pertinente a la relación dialogal, personal e individual que la noción de profetismo: toda hermenéutica del sentido (no sólo desde un punto de vista fenomenológico, sino también histórico) es deudora, directa o indirectamente, de la experiencia profética. 

Con esta breve aproximación al existencialismo personalista de Corbin hemos querido mostrar el papel precursor e impulsor que han tenido algunos miembros del círculo Eranos en lo que se refiere a los grandes temas de la filosofía contemporánea, y el particular sesgo que estos autores han proporcionado a estos temas: la hermenéutica, la fenomenología religiosa, el simbolismo en sus múltiples facetas, en definitiva todas las disciplinas que afectan a la dimensión más profunda del ser humano han tenido en estos autores (Corbin, Scholem, Eliade, Jung, Benz ... ) sus más preclaros representantes. Bajo la luz que proyectan estos pensadores, la alquimia, la gnosis, las filosofías orientales son integradas en nuestro horizonte vital y es entonces cuando existencialismo o personalismo toman un sentido más hondo, pues al mismo tiempo ofrecen un instrumento de interpretación de aquellos fenómenos (gnosis, alquimia ... ) como son ellos mismos alumbrados por tales fenómenos que se nos ofrecen y nos interpelan. 

Hemos hablado de hermenéutica respecto a Scholem, existencialismo respecto a Eliade, personalismo respecto a Corbin. En realidad todas estas clasificaciones son intercambiables entre los diferentes miembros del círculo Eranos, pues todos ellos respondían a una misma y fundamental actitud vital. José Antonio Antón

 
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