SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 

LA PROSTITUCIÓN SAGRADA I

MIREIA VALLS

2ª parte

Y ahora volvamos a los testimonios de la presencia de estas heteras en la antigua Grecia:

Por el contrario, me he ocupado en mi discurso de heteras verdaderas, es decir, capaces de conservar una amistad sin engaño, a las que Cinulco se atreve a injuriar, aun siendo las únicas mujeres a las que se llama con el título de “amistad”, o que derivan sus nombres de la llamada entre los griegos “Compañera de Afrodita”. Acerca de ella afirma el ateniense Apolodoro en su obra Sobre los dioses: “La Compañera de Afrodita es la que reúne juntos a compañeros y compañeras; es decir, amigas”. En cualquier caso, incluso las mujeres libres, todavía hoy, y las muchachas llaman ‘compañeras’ a sus íntimas y amigas, como Safo: “Estas alegres canciones para mis compañeras cantaré ahora bellamente”. Y también: “Leto y Níobe eran compañeras muy amigas”. (…)

Antífanes en La jarra de agua: “Ése del que yo hablo vio a una hetera que habitaba en casa de unos vecinos y se enamoró de ella. Era ciudadana, privada de tutor y parientes, poseedora de un carácter de oro para la virtud, una verdadera hetera. Las demás mancillan con sus costumbres el nombre, que realmente es hermoso”. (…)

También otras heteras se mostraban muy orgullosas de sí mismas, persistiendo en los estudios y dedicando tiempo a aprender.9

Incluso se conoce el nombre propio de algunas de ellas y de los varones con los que se las relaciona, tanto políticos, como filósofos, escritores y artistas.




Marie Bouliard, Autorretrato caracterizada como Aspasia, 1794.
Musée des Beaux-Arts, Arras.


También Aspasia, la socrática, importaba gran cantidad de mujeres hermosas, y Grecia quedó llena de sus cortesanas, como el divertido Aristófanes señala de pasada, al decir de la guerra del Peloponeso que Pericles avivó su terrible carácter por su amor hacia Aspasia y las esclavas arrebatadas a ésta por los megarenses: “A la puta Simeta jóvenes que iban a Mégara la raptaron, borrachos por el juego del cótabo, luego los megarenses, rabiosos como gallos por el dolor, secuestraron a su vez a dos putas de Aspasia; y con ello estalló el comienzo de la guerra para todos los griegos, a causa de tres rameras”10.




Hector le Roux, Pericles y Aspasia en el estudio de Fidias, grabado.

A esta culta mujer procedente de Mileto se la consideró, además de expertísima hetera y desencadenadora de una guerra, amante del rey de Atenas, Pericles, y una reputada maestra en retórica, que conversaba frecuentemente con Sócrates, de lo que da cuenta el Menexeno de Platón. Y aunque en este diálogo más bien el sabio ironiza sobre el formalismo de los discursos que componía, –incluso se piensa que escribió varios para Pericles– sin embargo tanto él como otros filósofos no dejan de tenerla presente en sus conversaciones y de ponderarla.




André Monsiau, Aspasia conversa con Sócrates, 1800. Museo Pushkin.

Menexeno – ¿Acaso crees que tú mismo serías capaz de hablar, si fuera preciso y la elección del Consejo recayera en ti?
Sócrates – En efecto, Menexeno, nada de extraño tiene que yo también sea capaz de hablar, pues casualmente tengo por maestra a una mujer muy experta en retórica, que precisamente ha formado a muchos otros excelentes oradores y a uno en particular, que sobresale entre los de Grecia, Pericles, hijo de Jantipo.
Men. – ¿Quién es ella? Es evidente que te refieres a Aspasia, ¿no?
Soc. – A ella me refiero y a Conno, el hijo de Metrobio. Ellos son mis dos maestros, el uno de música, la otra de retórica. (…)11

Y como decíamos, medio burlándose de su maestra por fijarse más en el revestimiento de los discursos y en la repetición de unas ideas estereotipadas que poco revelan sobre el conocimiento interior del ser, sigue así el diálogo:

Men. – ¿Y podías recordar lo que decía Aspasia?
Soc. – Si no pudiera, me sentiría culpable. Lo aprendí de ella y poco me faltó que me golpeara porque me flaqueaba la memoria.
Men. – ¿Por qué, pues, no me lo expones?
Soc. – Pero que no vaya a enojarse conmigo mi preceptora, si divulgo su discurso.
Men. – No tengas cuidado, Sócrates, y habla. Mucho me complacerás, ya sea que quieras contarme el discurso de Aspasia, o de cualquier otro. Habla solamente.12




Jean León Gérôme, Sócrates buscando a Alcibíades en casa de Aspasia, 1861.

Lo que no quita que fuera de las pocas mujeres que por su preparación y sentido penetrante en muchas materias, jugara un papel decisivo en su tiempo, y fuera ejemplo para otras hembras posteriores, sobre todo en lo tocante al tema de las bellas composiciones y un conocimiento directo del poder del amor como movilizador de todos los ámbitos de la vida, promotor de conquistas y logros, físicos, anímicos e intelectuales. Así lo atestiguan estos otros escritores:

Ahora, puesto que se cree que tomó la decisión [se refiere a Pericles] de enfrentarse a Samos para contentar a Aspasia, parece el momento de preguntar qué artes o qué poder tenía esta mujer, puesto que era capaz de dirigir a su antojo a los principales hombres del estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo.13




Michelle Corneille el joven, Aspasia rodeada de filósofos griegos, 1670. Palacio de Versailles.

Y Luciano en su libro Imágenes también apunta:

Ahora tengo que dibujar la sabiduría; y aquí tendré ocasión de utilizar varios modelos, la mayoría antiguos; uno viene, como la propia señora, de Jonia. Los artistas serán Esquines y Sócrates su maestro, los pintores más realistas, pues su corazón estaba en su trabajo. No podríamos elegir mejor modelo de sabiduría que Aspasia la milesia, la admirada del admirable "Olímpico"; su conocimiento político y visión, su agilidad de mente y su penetración, todo será transferido a nuestro lienzo en sus perfectas medidas. Aspasia, sin embargo, sólo se preserva para nosotros en miniatura: nuestras proporciones deben ser las de un coloso.14

Otra de las heteras conocidas de la antigua Grecia fue Frine, de la que se relata:

Frine era muy rica y prometía cercar con muros Tebas, a condición de que los tebanos escribieran la inscripción: “Alejandro las derribó y Frine, la hetera, las reconstruyó”, según cuenta Calístrato en su obra Sobre las cortesanas. (…)




Jean León Gérôme, El juicio de Frine, 1861.

Frine era de Tespias. Fue juzgada por Eutias y absuelta del cargo de pena capital; irritado por ello Eutias, ya no se ocupó de ningún otro caso, según dice Hermipo. Y es que Hiperides, cuando estaba defendiendo a Frine, como quiera que en nada lograba tener éxito en sus palabras y los jueces parecían estar dispuestos a condenarla, después de conducirla a donde todos pudieran verla, rasgar su ropa interior y dejar su pecho desnudo, pronunció los lamentos del epílogo y consiguió que los jueces sintieran temores supersticiosos y que, perdonándola con misericordia, no mataran a la intérprete y sacerdotisa de Afrodita.15




Henryk Siemiradzki, Frine en la fiesta de Poseidón en Eleusis, 1889. Museo Estatal Ruso.

A lo que sigue en lo que estamos citando este pasaje de las apariciones públicas de Frine en las fiestas de Poseidón celebradas en Eleusis, donde la bella se desnudaba a la vista de todo el mundo y se sumergía entre la espuma de las olas; verdadera escenificación del mito de la generación de Afrodita, lo que constituía un rito mágico simpático en el que a través de los encantos y la belleza de esta mujer se atraían los poderes de la diosa, capaces de arrebatar el alma a uno de los furores más altos, el del Amor, entendiendo por furor “el rapto o aspiración del alma hacia su principio”. Nada que ver con la etiqueta de exhibicionismo con que sería tildado este gesto hoy día.

Frine era ciertamente más bella en las partes de su cuerpo no visible. Por ello precisamente no era fácil verla desnuda: en efecto, vestía una túnica que la ceñía y no acudía a los baños públicos. En las fiestas Eleusinas y en las de Poseidón a la vista de todos los llegados desde cualquier lugar de Grecia, quitándose el vestido y soltándose el cabello, se adentraba en el mar. Y tomándola como modelo, pintó Apeles su Afrodita surgiendo del mar.
También el escultor Praxíteles, enamorado de Frine, la tomó como modelo para modelar a su Afrodita Cnidia y en el pedestal de Eros que hay bajo la escena del teatro hizo escribir: “Praxíteles retrató con perfección el Eros que sufría, sacando el modelo de su propio corazón, a Frine entregándome como mi propio precio. Filtros de amor lanzo ya no como si lanzara dardos, sino fijando la mirada sobre mí mismo”. (…)

De la misma Frine los vecinos hicieron una estatua de oro y la erigieron en Delfos sobre una columna de mármol pentélico; de ello se encargó Praxíteles. (…)16




Venus Colonna inspirada
en la Afrodita Cnidia de Praxíteles (desaparecida).
Museo Pico-Clementino, Museos Vaticanos, Vaticano.


Heteras famosas y distinguidas por su belleza ha aportado también Náucratis. Por ejemplo, Dórica, a la que la bella Safo, siendo aquélla favorita de su hermano Caraxo, cuando partió a Náucratis para comprar, censura su poesía…También Arquédice era de Náucratis, y ella una bella hetera. De alguna manera Náucratis, como dice Herodoto, acostumbraba a tener heteras encantadoras.
Por su parte la hetera de Éreso, homónima de la poetisa Safo, era famosa como amante del bello Faón, según afirma Ninfodoro en su Periplo de Asia. Nicárete de Megara no era una hetera de origen innoble, sino que, tanto por sus progenitores como por su cultura, era encantadora, y había sido alumna del filósofo Estilpón. (…)17

Podríamos seguir engrosando esta lista de heteras con renombre, pero creemos que con lo dicho ya basta para hacerse una idea del papel que jugaron estas meretrices cultas, virtuosas, compañeras de los hombres y de sus amigas, cultoras de las artes, magas, vehiculadoras de la energía de Eros, el demon que religa lo más bajo con lo más alto, la realidad física con la espiritual.

Y esto nos conduce directamente al cuarto tipo de hetairas consagradas por entero a la diosa del Amor, que vivían en los templos y de las que apenas quedan algunas referencias dispersas, como ésta de Estrabón:

Eryx cuenta con un santuario de Afrodita especialmente venerado que, en el pasado, estaba repleto de esclavas sagradas, mujeres a las que entregaban como ofrenda los habitantes de Sicilia y muchos pueblos de fuera de la isla.18

Algunas eran obligadas a ingresar por la fuerza, otras libremente, y siempre los ritos de los que participaban han permanecido en el más absoluto secreto. Pero de nuevo Sócrates aparece en escena aportándonos una valiosísima experiencia. En el diálogo de El Banquete, donde diserta acerca del Amor con un pequeño grupo de contertulios, revela en un momento dado que todo lo que él conoce de la naturaleza del Amor le fue transmitido por Diotima de Mantinea. El texto solamente dice de esta misteriosa mujer que era sacerdotisa y adivina; no se sabe en qué templo oficiaba como teúrga, solamente la ciudad, mas penetrando a fondo lo que le va explicando a Sócrates, se conoce que era una experta en todo lo vinculado al Amor, a la diosa que lo simboliza, Afrodita, y a su demon principal, Eros.




Pompeo Girolamo Batoni, Venus y Cupido, 1787.
Arkhanelsk Cathedral Museum, Moscú.


Creemos que aquí estamos llegando al meollo alrededor del cual gira todo el tema de lo que hemos venido a llamar prostitución y los cuatro niveles apuntados, en consonancia con los cuatro mundos o planos en que se divide el orden cósmico; de pronto, lo del comercio con el cuerpo y la satisfacción de las pulsiones y deseos es una de las funciones más externas y lo que aflora es un conjunto de gestos encarnados por innumerables hembras de diferentes estratos, iniciadas en distintas modalidades de las artes amatorias, que participaban al unísono de una potenciación y vivificación de la poderosa energía unitiva de Eros y Afrodita. El alcance de estos ritos mágico-teúrgicos iba mucho más allá que el de la simple conjunción de los cuerpos y almas y/o los enamoramientos, que por supuesto quedaban incluidos; es muy curioso observar que en otras citas de Ateneo de Naúcratis, muchos de los que hablan sobre las heteras confiesan haberse enamorado de ellas, hasta el mismo Platón lo admite, pues ya se sabe que los matrimonios estaban acordados por intereses de continuidad de la familia, económicos, etc., motivo por el cual muchos amores se daban en el ámbito extra-conyugal. Pensamos que lo que se pone al descubierto es la participación de muchas mujeres, al margen del mundo familiar, en unos ritos de repercusiones cósmicas que abren las puertas a los más altos conocimientos, y en última instancia al conocimiento del Sí Mismo, del auténtico Yo supraindividual, a la par que se propicia que esa energía cósmica se siga prodigando y cohesionando todo lo que necesita ser ligado para mantener armado el universo.




Pierre-François Hugues d’Hancarville,
The complete collection of antiquities from the Cabinet of Sir William Hamilton,
Ed. Taschen.


Escuchemos esta conversación entre el sabio que se sabe ignorante y la de Mantinea que lo va conduciendo a ese espacio intermediario entre el cielo y la tierra donde todo está vinculado y armonizado por un gran demon, Eros, el que se mueve entre la sabiduría y la ignorancia. Engendrado en la fiesta celebrada por el nacimiento de Afrodita, es hijo de Penía o la Pobreza y de Poros, el rico en recursos; por eso Eros despierta en el ser humano la conciencia de sus carencias como ser caído y la necesidad de movilizar toda su voluntad para abandonar el estado de ignorancia y encaminarse hacia la conquista de la sabiduría a través de la poderosísima energía del Amor, pues al decir de Diotima, Eros:

–Interpreta y comunica a los dioses las cosas de los hombres y a los hombres las de los dioses, súplicas y sacrificios de los unos y de los otros órdenes y recompensas por los sacrificios. Al estar en medio de unos y otros llena el espacio entre ambos, de suerte que todo queda unido consigo mismo como un continuo. A través de él funciona toda la adivinación y el arte de los sacerdotes relativa tanto a los sacrificios como a los ritos, ensalmos, toda clase de mántica y la magia. La divinidad no tiene contacto con el hombre, sino que es a través de este demon como se produce todo contacto y diálogo entre dioses y hombres, tanto como si están despiertos como si están durmiendo.19




Ibíd.

Desde luego que recomendamos la lectura entera de este pasaje del diálogo, uno de los más bellos escritos por Platón, para paladear cada una de las ideas que se comunican en la intimidad y plena confianza esta pareja de compañeros, lo cual está aconteciendo en este mismo instante haciéndonos partícipes de algo que ya sabemos pero que sólo la fuerza del pensamiento amoroso puede despertar, pues el amor es,

– Amor de la generación y procreación en lo bello.20

… dice esta maga que ha recorrido la escala completa. Y así, cada ser según su naturaleza buscará perpetuarse mediante la generación, física o intelectual, es decir hará su acercamiento e identificación con la divinidad a través de distintas modalidades que repiten el gesto por el que se inicia el mundo, lo que constituye una primera iniciación en los misterios del amor…

– (…) Pero en los ritos finales y suprema revelación, por cuya causa existen aquéllos, si se procede correctamente, no sé si serías capaz de iniciarte [le dice Diotima a Sócrates]. Por consiguiente, yo misma te los diré y no escatimaré ningún esfuerzo.21

Y pasa a relatarle los pasos en vertical que conducen a la ciudadela del Amor, y que elevan el alma de tal manera que se va reconociendo en la jerarquía de lo bello, hasta descubrir lo que es bello en sí mismo.

(…) Pues ésta es justamente la manera correcta de acercarse a las cosas del amor o de ser conducido por otro: empezando por las cosas bellas de aquí y sirviéndose de ellas como de peldaños ir ascendiendo continuamente, en base a aquella belleza, de uno solo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y partiendo de éstos terminar en aquel conocimiento que es conocimiento no de otra cosa sino de aquella belleza absoluta, para que conozca al fin lo que es la belleza en sí. En este período de la vida, querido Sócrates –dijo la extranjera de Mantinea– más que en ningún otro, le merece la pena al hombre vivir: cuando contempla la belleza en sí.22




Ibíd.

Y termina sus confidencias con estas preguntas:

– (…) ¿Acaso crees que es vana la vida de un hombre que mira en esa dirección, que contempla esa belleza con lo que es necesario contemplarla y vive en su compañía? ¿O crees –dijo– que sólo entonces, cuando vea la belleza con lo que es visible, le será posible engendrar, no ya imágenes de virtud, al no estar en contacto con una imagen, sino virtudes verdaderas, ya que está en contacto con la verdad? Y al que ha engendrado y criado una virtud verdadera, ¿no crees que le es posible hacerse amigo de los dioses y llegar a ser, si algún otro hombre puede serlo, inmortal él también?23

Esto lo dijo una mujer, sacerdotisa experta en las cosas del amor, que encaradas en todas sus extensiones pueden devenir un vehículo extraordinario para el conocimiento de la Identidad, lo que implica seguir un camino de deificación que consta de estadios jerárquicos, y a la vez simultáneos, análogos a los estados de conciencia; pero cabe advertir que a la inversa, pueden convertirse en los más abyectos vicios y desórdenes, por no hablar de aberraciones o perversiones, que es en lo que ha degenerado actualmente el tema que nos ocupa.

Ahora nos quedamos con lo dicho, para meditar en todo ello y no sobrecargar con nuevas aportaciones. Dejaremos para la próxima entrega el tema de la prostitución desde el Imperio romano en adelante y la incursión en todas estas artes amatorias que hemos apuntado, que incluyen además del conocimiento de las ciencias de la armonía y el número, la adición de toda una serie de conocimientos detentados por muchas mujeres acerca del embellecimiento con tintes, pinturas, perfumes y aromas, y la fabricación de ungüentos, filtros, etc., generadores de formas y ambientes propicios para abrir otros espacios de la conciencia.




Henryk Siemiradzki, Los hombres siguiendo el ejemplo de los dioses,1899.

Finalizamos la primera parte de este estudio con esta cancioncilla, esperando poder retomar estos otros temas sugeridos y también sus inversiones, tan en boga actualmente, y cuyo máximo exponente está simbolizado por la gran ramera de Babilonia que se nombra en el Apocalipsis, pues ya se sabe que el Amor por lo más alto es idéntico a la Unidad, y una puerta hacia la auténtica liberación más allá del Cosmos; aunque a la inversa, puede ser la cárcel más cerrada y aquello que mantiene al ser humano completamente esclavo de los antojos o malas artes de hembras manipuladoras y succionadoras. Personajes muy cercanos, tanto ayer como ahora.

Más ahora cantemos y dejémonos encantar por los dulces versos:

Jóvenes muchachas, ricas en hospitalidad,
servidoras de Persuasión en la opulenta Corinto,
quienes de fresco incienso rubias lágrimas quemáis,
que muchas veces hasta la madre de los Amores voláis en pensamiento,
hasta la celestial Afrodita.
A vosotras se otorgó sin reproche,
oh niñas, en dulces lechos
de la tierna juventud el fruto recoger.
Cuando hay necesidad todo es hermoso.

Nos quedamos con esta última frase, recordando que la trilogía Necesidad-Destino-Providencia, de Amor parte y a él vuelve.




Andrea di Niccolò, Caridad, 1495.
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NOTAS.
9 Ibíd.
10 Ibíd.
11 Platón, Diálogos, “Menexeno”. Ed. Gredos, Madrid, 2010.
12 Op. cit.
13 Plutarco, Pericles, XXIV.
14 Luciano, Estudio de un Retrato, XVII.
15 Ateneo de Náucratis, Ibíd.
16 Ibíd.
17 Ibíd.
18 Estrabón, Geografía, VI, 2, 6.
19 Platón, Diálogos, “El Banquete”. Ed. Gredos, Madrid, 2010.
20 Op. cit.
21 Ibíd.
22 Ibíd.
23 Ibíd.