SYMBOLOS
Revista internacional de 
Arte - Cultura - Gnosis
 
CARTA EDITORIAL
Con este Nº 50, que además coincide con los 25 años de la Revista, da comienzo una nueva etapa en SYMBOLOS. Cincuenta es un número que evoca el “jubileo”, y esta “coincidencia” no es producto de la casualidad sino que nos está sugiriendo precisamente el momento que está viviendo nuestra Revista, y que se adecua muy bien a la antigua definición de la palabra “jubileo”,1 referida al cumplimiento de un ciclo, y por tanto también a su renovación. En este caso se trata del cumplimiento de un ciclo que está dentro de otro mayor donde se desarrolla la existencia misma de SYMBOLOS, y por consiguiente, al mismo tiempo que se renueva asegura la permanencia sin solución de continuidad de aquello que la ha definido desde siempre y que constituye sus señas de identidad, a saber: una revista de pensamiento vertebrada en torno a la Vía Simbólica y los vehículos y códigos de la Tradición Hermética (Alquimia, Árbol de la Vida sefirótico, Simbolismo constructivo, Aritmética y Geometría sagradas y el resto de Artes Liberales, etc.). Hacer otra cosa que no sea mantener esas señas de identidad sería desvirtuar la Revista y traicionar así la idea nuclear de su fundador y director, nuestro añorado maestro y amigo Federico González Frías.

En este sentido, consideramos que esa renovación no tiene nada que ver con “inventar” algo nuevo u “original”, sabiendo como sabemos que lo verdaderamente “original” es volver justamente a los orígenes, al instante fundacional donde se creó un mundo, un pueblo, una cultura, una civilización, o en nuestro caso una entidad cultural llamada SYMBOLOS, que tiene como logo esa punta de flecha maya que representa los cuatro mundos de la Cosmogonía penetrando uno en otro en ascenso vertical, hacia su principio increado y supracósmico. En términos alquímicos hablaríamos de un “regressus ad uterum”, de un volver a la matriz primigenia para nutrirse de su esencia. Por tanto, dicha renovación pasa necesariamente por recuperar algo que en realidad nunca se había perdido, pero que sí, y por circunstancias varias que no viene al caso especificar, había entrado en un estado de cierta latencia, como en ralentí, esperando la coyuntura favorable para resurgir con vigor renovado.

SYMBOLOS siempre ha sido para sus colaboradores y lectores un punto de referencia doctrinal, y para muchos también ha representado, y seguirá representando, ese “campo” en el que nos pusimos a labrar para fructificar los talentos que el Ser nos dio, y no para esconderlos debajo de tierra y dejar que se volvieran estériles y se pudrieran.

Pues bien, esa coyuntura favorable ha llegado y se trata de recuperar aquella “energía-fuerza” que cimentó a SYMBOLOS en sus inicios, como un fuego sacro que se fue perpetuando en el tiempo haciendo de ella un espacio cada vez más amplio y universal en concordancia con el contenido de los estudios que se vertían en sus páginas y que justificaban su nombre. SYMBOLOS siempre ha sido, y seguirá siendo, un eje de referencia capaz de “reunir lo disperso”, como aquella plaza pública de que habla Platón situada en el centro de la ciudad y a la cual acuden sus habitantes para compartir sus propias experiencias en el camino del Conocimiento, de la Gnosis. La Revista es por tanto un instrumento al servicio de las Ideas, y en ella no hay ni puede haber ningún tipo de barreras mentales que impidan que el pensamiento vuele libre subido en las alas de Hermes, el Intérprete divino.

Es sabido que uno de los mayores peligros en este camino es la rutina, el gesto infecundo, que es todo lo contrario del rito, del Orden cósmico aplicado en la obra humana, y que siendo inseparable del símbolo y del mito ejemplar, puede conducirnos a la transmutación. Nuestros trabajos siempre han formado parte del gran Rito cósmico, y tomar conciencia de esa realidad es colaborar fehacientemente en la Obra del Gran Arquitecto del Universo.

SYMBOLOS estuvo pensada por Federico González como un proyecto cultural de largo alcance, y debía proveerse de una estructura cuyos espacios fuesen la expresión de una jerarquía ordenada por la comprensión del propio Símbolo y la manera polivalente en que éste se manifiesta a nuestra inteligencia, que al revelarse a sí misma lo expresa. Si nuestra Revista se adaptó a las nuevas condiciones de la era digital lo hizo precisamente para no desaparecer y para continuar siendo esa “atalaya” desde donde se atestiguaba la “existencia de una Ciencia Sagrada, es decir de una Tradición Unánime, tan viva hoy día, y tan verdadera como sus orígenes increados”.2

Queremos recuperar aquellas secciones que fueron creadas para dar cauce a las diversas manifestaciones del Arte, la Cultura, la Filosofía, las Tradiciones comparadas, la Historia y la Geografía como simbólicas significativas, la Cosmogonía y la Metafísica de todos los pueblos y de todos los tiempos, incluido el nuestro. Los estudios y artículos generales sobre la Vía Simbólica, el Hermetismo y la Tradición Unánime, seguirán siendo el meollo doctrinal de la Revista. Pero junto a ellos, y además de la sección “Ensayo y Literatura” que Federico abrió especialmente para la versión telemática, recuperaremos las secciones “Notas y Noticias” (dentro de la cual estará el “Caleidoscopio Cultural”), “Cuaderno Iconográfico” y “Documentos”.

Es importante destacar que en esta nueva etapa que comienza se irán incorporando personas que en su gran mayoría se han nutrido de la Enseñanza impartida por Federico González y por los distintos ámbitos desde donde dicha Enseñanza se impartía y se sigue impartiendo. No son ni serán las únicas, pues la Revista siempre ha estado abierta a “todo tipo de corriente de pensamiento tradicional y a todos los escritores cuya búsqueda en lo simbólico, cosmogónico, metafísico, esotérico y artístico, les ha llevado al encuentro de la Filosofía Perenne, a los cuales se les invita a participar en estas páginas”.3

SYMBOLOS es desde hace mucho tiempo una realidad en sí misma, y ella marca una diferencia cualitativa con respecto al panorama actual de las distintas corrientes esotéricas y tradicionales que pululan por los diversos ambientes (y no sólo de internet), y que, hay que decirlo, sufren una extraña mezcla de anquilosamiento y disolución al haber perdido todo vínculo con el Espíritu y su acción vivificadora. La realidad de este hecho no ha de sorprendernos pues forma parte de los “signos de los tiempos” y está en conformidad con lo anunciado por todas las Tradiciones desde antiguo y de la que no escapan ni siquiera aquellos que han sido “llamados”, e incluso “elegidos”, en algún momento de sus vidas, y que SYMBOLOS, con su director a la cabeza, ya advirtió hace varios años en los diferentes números monográficos dedicados a la Ciclología y al Fin de Ciclo.

Precisamente, conscientes de esa realidad y teniendo en cuenta la perspectiva que se desprende de ella, los colaboradores de SYMBOLOS “redoblaremos esfuerzos” sabiendo que no entregamos sino aquello que hemos recibido y aceptado de una Enseñanza cuyo origen está en la propia Sabiduría, “artífice de todas las cosas” al decir de Salomón, y que “domina a los astros”, como aseguraban los hermetistas rosacruces, al no estar sometida a sus designios y determinaciones, muy limitativas e incluso esclavizadoras si las comparamos con las cristalinas y transparentes luces del Mundo Inteligible, desprendidas de todo fervor que no sea el que nos lleve al encuentro con la Verdad, la única que nos “hará libres”.

En quienes participamos de esa Enseñanza reside la bendita responsabilidad de mantener vivo y operativo el espíritu de SYMBOLOS, en una apertura constante hacia lo Universal. Con alegría, fuerza, inteligencia y amor en los corazones.

Para esta actualización contamos con los siguientes estudios y artículos: Francisco Ariza nos habla del Inca Garcilaso de la Vega como un cronista de la Tradición Incaica y al mismo tiempo como un hombre del Renacimiento que bebió del neoplatonismo. Margherita Mangini pone en claro y no exento de rigor intelectual algunas tergiversaciones que de manera reiterada continúan existiendo en torno al mito. Mª Ángeles Díaz, que nos descubre a Margarita de Navarra como una reina que también fue autora de ciertos textos que entroncan con la corriente hermética del Renacimiento. Roberto Castro, por su parte, nos ilustra acerca del simbolismo de los juegos olímpicos, un tema siempre interesante y de actualidad, aunque su origen se remonte a la Grecia arcaica.

En “Notas y Noticias” tenemos la aportación de Sergio Sensat, que nos acerca a algunos aspectos del simbolismo del Águila. Raquel Tarruella contribuye con una nota sobre el fuego. Lucrecia Herrera reseña sobre “Mujeres de Roma”, que trata de una exposición celebrada en la Caixa Forum de Zaragoza. Y por último, Beatriz Ramada nos reseña las presentaciones (que tuvieron lugar en Barcelona y Zaragoza) de cuatro libros de Federico González reeditados por Libros del Innombrable en la primavera de este año. Presentaciones que estuvieron a cargo de algunos colaboradores de SYMBOLOS.

El consejo de redacción.

 
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NOTAS
1

Aunque como sabemos también indica un estado de serena alegría.

2

Federico González: Esoterismo Siglo XXI. En torno a René Guénon, Proemio.

3

Editorial del Nº 1 de SYMBOLOS.

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