LA SABIDURIA GRIEGA, Dionisos, Apolo, Eleusis, Orfeo, Museo, Hiperbóreos, Enigma. Giorgio Colli. Ed. bilingüe griego-castellana. Ed. Trotta, Madrid 1995. 477 págs. 

Es esta una Antología de textos, que muestra la Sabiduría arcaica de la tradición griega, selección de escritos recogidos en el orbe mediterráneo, desde s. VI a. C. al s. VI d. de C. 

Textos, que a su vez, recogen una tradición oral anterior, que guarda memoria de los antiguos misterios de la iniciación, en sus mitos, ritos y símbolos; representados por los diversos nombres y formas que adopta la divinidad, como son los de Dionisos-Apolo, así como los de sus profetas, Orfeo y Museo. Diciéndose de éste último, que transmitió la enseñanza a Eumolpo, cuyos sacerdotes, de la casta de los Eumólpidas, oficiaban los misterios de Eleusis. 

Antigua Sabiduría cuyos mitos o ideas toman como vehículo de expresión los nombres de Dionysus, Apollo, Eleusinia, Orphica, Musaeus, Hyperborei, y Aenigmata que, a la vez que subtitulan este libro, marcan los diversos capítulos en que se subdividirá y que incluyen los fragmentos más significativos de aquella tradición, extraidos de las obras de historia, de filosofía, y de teatro, de Platón, Homero, Eurípides, Hesíodo, Aristóteles, Esquilo, Píndaro y Sócrates, como autores más citados, de entre una pléyade de representantes pitagóricos, platónicos, peripatéticos, estoicos, neoplatónicos y cristianos, entre los que se encuentran: Clemente de Alejandría, Tzetzes, Isócrates, Pseudo-Longino, Pausanias, Onomácrito, Filócoro, Teopompo, Licurgo. Cleóbulo de Lindo, Teognis. Simónides, Alcmán, Alceo, Baquílides, Ibico, Lucano, Pausanias, Cicerón, Estrabón, Plutarco, Apuleyo, Demóstenes, Diodoro de Sicilia, Atenágoras, Alejandro de Afrodisia, Siriano, Proclo, Plotino, Olimpiodoro, Porfirio, Damascio, Hermias, Simplicio, Juan Diácono, Juan Malalas, Diógenes Laercio, Cleóbulo de Lindo, Cleobulina y Teognis, entre otros. Así como algunas tablillas, epigramas y papiros. 

Las producciones de todos ellos, son clasificadas por el autor, según un criterio que distingue, en una primera sección, los contenidos que conservan con mayor nitidez el significado sapiencial, de aquellos otros más alejados del mismo y en el que se encontrarían autores más recientes. No coincidiendo siempre, el criterio cronológico, con el de su antigüedad en el ámbito de la sabiduría; hallándose por ejemplo, autores postaristotélicos incluidos por el contenido cualitativo de su discurso, en la primera sección; así como también pueden encontrarse autores presocráticos en la segunda. 

Por otra parte, los nombres más citados, aparte de los que nuclean el discurso, son los de Deméter, Cielo, Cronos, Fanes, Hades, Heracles, Koré, Mnemosine, Moiras, Musas, Noche, Océano, Tártaro, Tiempo, Tierra, Titanes, y Zeus, éste último el que más número de veces se repite. 

A continuación, proponemos algunas citas que a tenor de ejemplo, muestran la relación armónica y correspondiente entre la historia y geografía sagradas, la genealogía, la conservación y el intercambio de símbolos entre los dioses vehiculizados por el hermetismo. Entre ellos: 

El fragmento 142 de Alceo: "Zeus le envió a Delfos (y) a las corrientes de la fuente Castalia, para que desde allí profetizase a los griegos la justicia y la equidad. Pero él [Apolo] montó en su carroza y mandó a los cisnes que se dirigieran a [el país de] los hiperbóreos. Pero los habitantes de Delfos, al darse cuenta, compusieron un peán con música, organizaron danzas de jóvenes en torno al trípode e invocaron al dios para que regresase de [el país de] los hiperbóreos. Él, por su parte, después de un año entero de pronunciar oráculos a los habitantes de aquella tierra, cuando creyó oportuno que también los de Delfos tocasen sus trípodes, dio orden a los cisnes de regresar de [el país de] los hiperbóreos." 

En Calímaco, fr. 643: "En Delfos se veneraba también a Dionisos, junto con Apolo, de esta manera: los Titanes, después de despedazar a Dionisos, echaron sus miembros en un caldero y se los presentaron a Apolo, su hermano. Este los recogió y los puso junto al trípode." 

En Esquilo, fr. 86: "Apolo coronado de hiedra, Baco, el adivino." 

Por otra parte, "En defensa de los cristianos" de Atenágoras leemos que Zeus, el primero de los Olímpicos, transformado en dragón, se une a Rea, representante de los dioses anteriores o Titanes, y símbolo de esta unión es el caduceo de Hermes (.) "Zeus se unió a su hija Perséfone, violándola en figura de dragón, y de ella nació Dionisos". 

Abundando en la línea genealógica de estos nombres divinos, leemos en el Papiro de Berlín 44: "Orfeo, inspirado y poseído por el rey de las Musas Apolo, compuso los himnos que Museo puso por escrito transmitiendo los sagrados ritos de iniciaciones, misterios, purificaciones y oráculos que habían de venerar griegos y bárbaros. Todo da comienzo con la hija de Zeus y Deméter, Perséfone." 

Dice Proclo, en el comentario al Timeo de Platón que "Como reyes de los dioses y responsables del mundo, Orfeo transmitió, según el número perfecto, a los siguientes: Fanes, Noche, Cielo, Cronos, Zeus, Dionisos." 

Y está escrito (Mármol de Paros, A 15): "Desde que Eumolpo, el hijo de aquel Museo que había recibido la iniciación de Orfeo, instituyó los misterios en Eleusis y divulgó las poesías de su padre Museo." 

Los Eumólpidas y los Céricos eran familias sacras que dirigían la celebración de los misterios, seleccionando previamente a los candidatos. La celebración de los mismos comprendía una etapa introductoria de instrucción, tras la cual y al cabo de seis meses, tenía lugar la iniciación en los misterios centrales, presididos por Deméter-Koré. Mientras que Orfeo conducía a los misterios de Dionisos, presididos por la epópteia o visión suprema, en la que se escenificaba su pasión, como hijo de Perséfone, un año después de haberse celebrado aquéllos. En Eudemo, Aristóteles dice: "Platón y Aristóteles llaman 'epóptica' a la parte de la filosofía de aquellos que ha tocado directamente la verdad pura, habiendo llegado al término de la filosofía, como en una iniciación". 

Subyacente a todas las formas de lo divino, está la idea de Hermes, en su función característica de vehículo intermediario, o mensajero; que en lo simultáneo, transporta la esencia que a todas comunica. Asimismo función también de Hermes es la de ser portavoz de los dioses hasta los hombres, así como de éstos a aquellos. 

El propio autor, Colli, en su introducción, se refiere a Hermes: "al propio dios nunca se le representaba itifálicamente; es decir la representación del falo acompaña a Dionisos, pero él mismo está separado de su propia representación. Aquí se alude, al parecer, a un significado profundo del simbolismo dionisíaco, en cuanto que son otros dioses, entre ellos uno tan primario como Hermes, los que son objeto de representación itifálica". 

Esta antigua sabiduría que transmite la enseñanza de Hermes, capaz de comunicar entre los dioses, es considerada también como una energía que lleva hasta los hombres, la "reminiscencia" de un saber otrora contemplado. Función de transmisión de la tradición, que corresponde a héroes civilizadores como Orfeo y Museo, que como todos los héroes, son hijos generados del amor, intermedios entre lo divino y lo humano o entre lo celeste e inmortal y lo mortal y terrestre. 

Dada la poca literatura que versa sobre los misterios de nuestros antepasados, acogemos con agrado un libro como éste, que restituye a la luz, aquello que parecía haberse perdido en el olvido del tiempo. J. M. Dolcet

 
 
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