SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 
 

Repr.

HINDUISMO
III. El camino de las obras

          
ANANDA K. COOMARASWAMY

El Sacrificio refleja al Mito; pero como todos los reflejos, lo invierte. Lo que ha sido un proceso de generación y división se convierte ahora en uno de regeneración y composición.122 De los dos "yoes" que habitan juntos en este cuerpo y se marchan juntos de éste, el primero nace de mujer, y el segundo del Fuego del sacrificio, de cuyo vientre divino la semilla del hombre ha de nacer nuevamente, distinto de lo que él era; y hasta que él haya renacido así, sólo tiene el "yo" único y mortal.123 "Ciertamente, como si aún no hubiera nacido es el hombre que no sacrifica."124 Asimismo, cuando el Progenitor, nuestro Padre, ha expresado y habita afectuosamente (prenâ, sneha vashena) sus hijos, no puede reunirse otra vez con ellos (punar sambhû)"125 y por ello proclama que "Florecerán quienes me construyan nuevamente (punar ci)126 desde aquí": los Dioses lo construyeron, y florecieron, y así, todavía el sacrificador florece hoy tanto aquí como de aquí en adelante.127 El sacrificador, en su edificación del (altar-de) Fuego128 "con toda su mente, con todo su yo"129 –"Este Fuego sabe que ha venido para darse a mí"–130 está "juntando" (samdhâ, samskri) a un mismo tiempo a la deidad desmembrada y a su propia naturaleza separada: pues se hallaría en un gran engaño y sería meramente un bruto si sostuviera que "El es uno, y yo soy otro".131

El Sacrificio es algo que hay que hacer; "Debemos hacer lo que los dioses hicieron otrora" (en el principio).132

De hecho, a menudo se habla simplemente de la "Obra" (el karma). Así, tal como en latín operare = sacra facere = hieropoiein (hacer sagrado), de igual modo en la India, en la que tan fuerte es el énfasis sobre la acción, obrar bien es hacer cosas sagradas, y el no hacer nada, o lo que haciéndose fuera de lugar equivale a nada (akritam), es vano y profano.133 Cuán estrictamente análoga es la operación a cualquier otra labor profesional será evidente si recordamos que sólo cuando los sacerdotes obran en nombre de otros, se los ha de remunerar, y que cuando los hombres sacrifican juntos en nombre propio, recibir regalos es impropio.134 El Rey, como Patrón Supremo del Sacrificio en nombre del reino, representa al sacrificador in divinis, y él mismo es el símbolo de todos los otros sacrificadores.135

Una de las más fuertes controversias en la historia del Orientalismo giró en torno del "origen de bhakti", como si la devoción hubiera sido en un momento dado una idea nueva y, de allí en adelante, de moda. Hubiera sido más sencillo observar que la palabra bhakti significa primeramente una porción que se da,136 y por lo tanto, también la devoción o el amor que toda generosidad presupone; y por ello, en la medida en que uno "da a Dios su parte (bhâgam)", o sea, sacrifica, uno es su bhakta.137 Por eso, en el himno, "Si tú me das mi parte" equivale a decir: "Si tú me amas".138 A menudo se ha señalado que al sacrificio se lo consideraba un comercio entre los dioses y los hombres:139 pero frecuentemente no se comprendió que, introduciendo en los conceptos tradicionales del comercio, nociones derivadas de nuestras mutuamente destructivas transacciones comerciales, hemos falsificado nuestra comprensión del sentido original de ese comercio, que en realidad era más del tipo potlatsh, una competencia en la que se da, que algo parecido a nuestras competencias, en las que se recibe. El sacrificador sabe que, sea lo que fuere que él dé, recibirá a cambio una cantidad abundante, o más bien, una cantidad más abundante, pues si bien su propio tesoro es limitado, el de la otra parte es inagotable.140 "El es (la sílaba) Imperecedera (Aum), pues se prodiga a todos estos seres, y porque no hay nadie que en prodigar lo supere."141 Dios da tanto como nosotros podemos recibir de él, y eso depende de a cuánto de "nosotros mismos" hayamos renunciado. Las lealtades feudales más que las obligaciones comerciales son las palabras implícitas de los himnos "Tú eres nuestro y nosotros somos tuyos"; "Oh Varuna, seamos tuyos, nuestro cariñosamente amado" y "Que seamos tuyos para darte el tesoro".142 Estas son las relaciones del caballero con el conde y del vasallo con el señor, no las de los cambistas. El lenguaje del comercio sobrevive incluso en los himnos recientes y profundamente devocionales como el de Mira Bai:

He comprado khan. El preguntó el precio, y se lo di.
Algunos gritan: "Esto es grande", y otros se burlan: "Es pequeño"...
Di por completo, pesé hasta el último grano,
Mi amor, mi vida, mi alma, mi todo.
143

Si también recordamos, lo que a poco será patente, que la vida de sacrificio es la vida activa, veremos que la conexión de la acción con la devoción está implícita en el concepto mismo de operación; y que cuanto se haya hecho perfectamente, debió hacerse con amor, y cuanto se haya hecho mal, se hizo con descuido.

El Sacrificio, como las palabras de la liturgia que son indispensables para él, deben comprenderse (erlebt) si aquél ha de ser completamente eficaz. Los actos meramente físicos, como cualquier otra labor, pueden asegurar ganancias temporales. De hecho, su celebración continua mantiene la interminable "corriente de riqueza" (vasor dhârâ) que cae del cielo como la lluvia fertilizante, pasa a través de las plantas y los animales, se convierte en nuestro alimento, y es devuelta a los cielos en el humo del Holocausto; esa lluvia y este humo son los regalos de bodas en el sagrado matrimonio del Cielo y la Tierra, Sacerdotium y Regnum que toda la operación implica.144 Pero se requieren más que meros actos si ha de realizarse su propósito último, del que los actos son solamente símbolos. Es explícito que "ni con acción ni con sacrificios podrá ser alcanzado" (nakishtham karmanâ nasad... na yajñaih),145 Aquél a quien conocerlo es nuestro bien supremo:146 y al mismo tiempo se afirma repetidas veces que el Sacrificio se celebra, no meramente en voz alta y de manera visible, sino también "intelectualmente" (manasâ),147 o sea, silenciosa e invisiblemente, dentro de uno. En otras palabras, la práctica es sólo el apoyo y la demostración externos de la teoría. Consiguientemente, se establece la diferencia entre verdadero sacrificador de sí mismo (sadyâjî, satisad, âtmayâjî) y quien está meramente presente en el sacrificio (sattrasad) y espera que la deidad haga todo el trabajo real (devayâjî).148 Incluso se afirma con muchas palabras que "Por ende, quienquiera que, siendo un Comprehensor realiza la buena obra, o es sencillamente un Comprehensor (sin celebrar literalmente rito alguno), vuelve a juntar a la deidad desmembrada, total y completa";149 Ese mundo es alcanzable con la gnosis, no con las obras.150 Tampoco puede pasarse por alto que el rito, en el que se prefigura el fin último del sacrificador, es un ejercicio en morir, y por lo tanto, una empresa peligrosa151 en la que el sacrificador puede realmente perder su vida de manera prematura; pero "el Comprehensor pasa de un deber a otro, como de una corriente a otra, o de un refugio a otro, para obtener su felicidad: el mundo celestial".152

No podemos describir pormenorizadamente los "yermos y los reinos" del Sacrificio, y sólo consideraremos la parte más significativa del Holocausto (agnihotra) en la que la oblación del Soma se derrama en el Fuego como si fuera en la boca de Dios. ¿Qué es el Soma? Exotéricamente, una bebida embriagadora, extraída de las partes jugosas de varias plantas, que se mezcla con leche y miel, y se filtra, y que corresponde al licor fermentado, el vino o la sangre de otras tradiciones. Sin embargo, este jugo no es el Soma hasta que "por medio del sacerdote, la iniciación y las fórmulas", y "mediante la fe", se hace que sea el Soma, transustancialmente;153 y "Aunque los hombres imaginan cuando machacan la planta que están bebiendo el mismo Soma, lo que los Brahmanas entienden por 'Soma' es que nadie que habita en la tierra lo degusta".154 Las plantas que se usan no son la verdadera planta del Soma, que crece en las rocas y las montañas (giri, ashman, adri), en las que está incorporada.155

La "pacificación" o la muerte inferida al Rey Soma, el Dios, se llama acertadamente la Oblación Suprema. Empero, no se trata del Soma propiamente dicho, "sino solamente de su mal", al cual se mata:156 en realidad, el Soma se purifica como preparación para la entronización y soberanía de aquél;157 y este es un modelo que se sigue en los ritos de coronación (râjasûya) y en los que se describe la preparación del alma para su propia autonomía (svarâj). Pues nunca se debe olvidar que "Soma era el Dragón" y que, en el sacrificio, se lo extrae del cuerpo del Dragón, así como la savia viva (rasa) se extrae de un árbol al que se descorteza. La procesión del Soma es descripta de acuerdo con la norma de que los "Soles son Serpientes" que arrojaron y abandonaron sus muertas pieles de reptiles:158 "Así como la Serpiente fluye de su inveterada piel, de igual modo (de los tallos machacados) fluye el áureo chorro del Soma, como un corcel retozón".159 De igual manera, la procesión y la liberación de nuestro Yo inmortal respecto de sus envolturas (kosha; gr.: endumata = vestidos) es como salir del cuerpo,160 quitarle a una caña su envoltura, retirar la flecha de su aljaba para que vaya al encuentro de su blanco, o despojar a una víbora de su piel: "como la serpiente arroja su piel, de igual modo uno se desprende de su mal".161

Ahora podemos entender más fácilmente la identificación del zumo del Soma con el Agua de la Vida, la de nuestra alma elemental compuesta (bhûtâtman) con los tallos del Soma, de los que hay que extraer el elixir regio,162 y cómo y por quién "lo que los Brahmanes significan con Soma" es consumido en nuestros corazones (hritsu).163 Es la sangre de vida del alma draconiana que sus controladas facultades ofrecen ahora a su Señor.164 El Sacrificador hace un Holocausto de lo que es de él y de lo que él es, y se vacía de sí mismo,165 deviniendo Dios. Cuando se deja el rito, él retorna a sí mismo, de lo real a lo irreal.166 Pero aunque al regresar así, dice: "Ahora yo soy quien yo soy", la afirmación misma muestra que él sabe que esto no es verdad en realidad sino sólo temporalmente. Ha nacido nuevamente del Sacrificio, y en realidad no se engaña. "Habiendo matado a su propio Dragón",167 en realidad no es más persona alguna: el trabajo ha sido hecho, de una vez por todas; ha llegado al fin del camino y al fin del mundo, "donde el Cielo y la Tierra se abrazan", y de allí en adelante puede "trabajar" o "jugar" como quiera; para él se pronuncian estas palabras: Lo tuo piacere omai prende per duce... perch'io te sopra te corono e mitrio.168

Nosotros, que estábamos en guerra con nosotros mismos, estamos ahora reintegrados y sosegados: el rebelde ha sido domado (danta) y pacificado (shanta), y donde hubo un conflicto de voluntades, hay ahora unanimidad.169 Sólo podremos aludir muy brevemente a otro aspecto muy significativo del Sacrificio que se ha hecho, señalando que la reconciliación de las fuerzas en conflicto que el Sacrificio continuamente procura es también el matrimonio de ellas. Hay más de un modo de "matar" a un Dragón; y el rayo (vajra) del matador del Dragón es en realidad una flecha luminosa, "la luz de la fuerza progenitora"; su significado es no sólo militar sino también fálico.170 Es la batalla del amor que ha sido ganada cuando el Dragón "expira". Al Soma como Dragón se lo identifica con la Luna; como Elixir, la Luna se convierte en el alimento del Sol, por el cual es devorada171 en las noches de su cohabitación (amavasya), y "lo que se come recibe el nombre de quien lo come, no el suyo propio";172 en otras palabras, la ingestión implica la asimilación. Según las palabras del Maestro Eckhart: "Allí el alma se une con Dios, como el alimento con el hombre, que convierte en ojo al ojo, en oído al oído; así el alma en Dios se convierte en Dios"; pues "lo que me absorbe, eso soy yo, más bien que mi propio yo".173 Así como el Sol devora a la Aurora, o devora a la Luna, visible y externamente, diaria y mensualmente, ese es el "matrimonio divino" que se consuma dentro de uno cuando las Personas solar y lunar de los ojos derecho e izquierdo, Eros y Psyché, la Muerte y la Señora, entran en la cueva del corazón y allí se unen, tal como un hombre y una mujer se unen en humano connubio, y esa es su "bienaventuranza suprema".174 En esa arrobada síntesis (samadhi), el Yo ha recuperado su condición primordial, "como de un hombre y una mujer estrechamente abrazados",175 sin distinguir conscientemente entre un interior y un exterior.176 "Ese Yo eres tú."

Entonces, no ha de asombrarnos descubrir que se diga: "Si uno sacrifica, sin conocer este Holocausto interior, es como si echase a un costado los tizones e hiciese la oblación en las cenizas";177 que éste "no es un rito que sólo haya de realizarse en estaciones fijas, sino en cada uno de los treinta y seis mil días de toda la vida nuestra de unos cien años;"178 y que "para el Comprehensor de esto, todas las facultades del alma construyen incesantemente este Fuego, incluso mientras está dormido."179

Este concepto del Sacrificio como una operación (Continuidad - Tau) incesante, y la suma del deber del hombre, hallan su plenitud en una serie de textos en los que todas y cada una de las funciones de la vida activa, hasta los hechos mismos de respirar, comer, beber y entretenerse, son interpretados sacramentalmente, y la muerte no es sino la katharsis final.180 Y ése es, finalmente, el famoso "Camino de las Obras" (karma marga) del Bhagavad Gîtâ, en el que el camino de la perfección (siddhi) es cumplir nuestra propia vocación, determinada por nuestra propia naturaleza (svakarma, svabhavatas = to heauton prattein, kata physin = atender a su propia práctica, de acuerdo con la naturaleza), con motivos referidos a uno mismo. Hemos completado el círculo, no en una "evolución del pensamiento" sino de nuestra propia comprensión, desde la posición de que la celebración perfecta de los ritos es nuestra tarea, hasta la posición de que el cumplimiento perfecto de nuestras tareas, cualesquiera que éstas sean, es ella misma la celebración del rito. El sacrificio, así entendido, no es ya una cuestión de hacer específicamente cosas sagradas solamente en ocasiones especiales, sino sacrificar (hacer sagrado) todo lo que hacemos y somos; es cuestión de santificar cuanto se hace naturalmente, mediante una reducción de todas las actividades a sus principios. Decimos adrede "naturalmente", con el propósito de implicar que cuanto se haga con naturalidad puede ser sagrado o profano, de acuerdo con nuestro propio grado de consciencia, pero que cuanto se hace innaturalmente es esencial e irrevocablemente profano.

 
 

 

IV. El Orden Social

 
NOTAS     Abreviaturas utilizadas
122

Shankarâchârya, Shatashloki 22: hûyate svaprabodhe vishvam brahmanya bhode jagati punaridam hûyate brahma... " Cuando se realiza al Yo, el universo se sacrifica en Brahman; y cuando no se realiza al Yo, este Brahman es sacrificado nuevamente en el universo."

En cuanto a Nacimiento del Sacrificio, ver Jub. III.14.8; KB. XV.3; y División del Sacrificio, cf. TS. VI.4.2.1; RV.X. 90.11.12; Volviendo a unir.

123

JB. I.17; SB. VII.2.1.6 con VII.3.1.12; BU. II.1.11; Sn. 160 e innumerables textos que establecen una diferencia entre los dos yoes. La doctrina que dice que "en nosotros hay dos" es universal, especialmente india, islámica, platónica, china y cristiana. Cf. "On Being in One's Right Mind", Review of Religion, VII. págs. 32 y siguientes.

124
KB. XV.3: JUB. III.14.8; SB. I.6.4.21, III.9.4.23; Juan III:3-7.
125
TS. V.5.2.1; cf. SB. I.6.3.35-36; Sankaracharya, Br. Sûtra II.3.46.
126
SB. VI.1.2.16.21.
127

TS. V..5.2.1. Toda la creación participa de los beneficios del Sacrificio. SB. I..5.2.4; CU. V.24.3.

128
SB. X.2.4.8.
129
SB. III.8.1.2, etc.
130
SB. II.4.1.11, IX.15.53.
131
BU. I..4.10, IV.5.7. Cf. Maestro Eckhart.
132
SB. VII.2.1.4 etc.
133

Entre los tarahumaras de México, la palabra nolávoa significa "trabajar" y "bailar". Jane Harrison, Ancient Art and Ritual, 1918, pág. 31.

En relación con los indios tarahumaras, Preuss escribe lo siguiente: "Tanzen ist ihnen daher... gleich arbeite", en Der ursprung der Religion und Kunst, Globus 87, 1905, pág. 336. Ver también Ernst Cassirer: Language and Myth, 1946, pág. 40.

134

TS. VII.2.10.2. En esa "sesión", el Yo (el Espíritu) es el galardón y, en la medida en que los sacrificadores obtienen su recompensa, ellos van al cielo (âtma-dakshinam vai sattram, âtmânam eva nîtvâ suvargam lokam yanti, TS. VII.4.9.1., cf. PB. IV.9.19). KV. XV.1: "El sattra tiene al Yo como Dakshinâ (de dakshayati, 'da poder')... 'Permítaseme aquí tomar a mi Yo como dakshina en procura de justa fama, en procura del mundo de los cielos, en procura de la Inmortalidad'."

CU. III.17.4: Donde la vida toda es interpretada en términos de sacrificio.

SB. IX.5.2.12-16: condena la operación en la que se sacrifica por los demás en desmedro de uno mismo.

De lo contrario, dakshina se debe a los sacerdotes porque en el sacrificio ellos, como padres espirituales, hacen que el sacrificador renazca del vientre divino.

San Agustín, La Ciudad de Dios X.VI: "Un verdadero sacrificio es toda obra que hace que estemos unidos con Dios en santa asociación."

135

Orden dada a los mártires cristianos antes de condenarlos: Fac pro salute Imperatoris = Haz sacrificio por la salud del Emperador", y Hoc facite in meam commemorationem, puede significar: "Haced este sacrificio en memoria de mí".

136

El bhakta es el que da su parte a otro, y esta "dación", especialmente de uno mismo, implica amor (como en los versos de Mira Bai).

En cuanto a bhakti como "participación", remitirse a Betty Heimann, Facets of Indian Thought, Londres, 1964, pág. 86.

AV. 20: "pausista" (ver JAOS XV, Proceedings pág. V).

skandayâga, bhaktvâ devam (Skandakumura) visarjayet.

Nota: bhaksh = consumir, y bhiksh = desiderativo de bhaj = compartir, distribuir, repartir, y vocablo griego phagein = comer, devorar. Latín: fagus: la haya (árbol).

En cuanto a un más amplio tratamiento del concepto de bhakti como sacrificio, ver Spiritual Authority and Temporal Power, nota 75 en la edición de 1993. Pero hay otras fuentes: Liturgical Homilies of Narsai XXI, pág. 55: "Él puso en manos de ellos la plata de Su palabra a modo de aliciente para que comercien (y ganen) los bienes de la vida espiritual". Y Rumi, Shams-i-Tabriz, Oda 45.11: "¿Dónde está el afortunado mercader cuyo destino Júpiter controla para que yo (Dios) pueda comerciar afanosamente con él y comprar sus mercancías?"

San Mateo, VI:12: "Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos".

137

BU. VI.3.1: tebhyoham bhâgadheyam juhomi = "a todos esos dioses... ofrezco su parte."

RV. II.5.7: aram vanemâ rarimâ vayam; diciendo sambhajema... dademahi. Traducción de Griffith: "Hemos dado... obtengamos".

SB. II.3.1.19: tasmâd devâh santi... (otros seres).

anvâbhaktâh. De tal modo, se permite a los dioses que compartan el sacrificio con otros participantes.

PB. VI.7: bhâgadheyena... ganando el favor de los dioses.... vâc se queja de ser abhâga.

138

SB.. I.9.3.8: "...Quien sacrifica complace con seguridad a los dioses. Al complacer a los dioses mediante ese sacrificio... adquiere una parte entre ellos; y habiendo adquirido una parte entre ellos, va hacia ellos".

Santo Tomas de Aquino, Supl. 95, 1 a 2: "El amor es la causa de toda dación".

Platón, Eutifron, 14 D: "¿La piedad es una ciencia de pedir y dar?"...¿Un arte que tienen los dioses y los hombres de comerciar unos con otros?"

Rumi, Mathnawi VI.8885: "Comercia con Dios".

139
TS. I.8.4.1, AV. 15.5.6.
140

Bhaj, la raíz de bhakti, etc., y de bhikshu (el mendigo religioso que espera que lo alimenten) es casi sinónimo de sev, upacâr, therapeuô (= asistir), e implica un servicio o una asistencia a algún receptor digno, humano o divino. En los contextos más antiguos es, habitualmente, la Deidad quien hace partícipes a los demás de gracias como, por ejemplo, la vida o la luz, y es por eso que se la llama Bhaga o Bhagavat, "Dispensador", y lo que se da es una "participación" o "dispensación" (bhâgham). Sin embargo, ya en el RV. VIII.100.1, Indra es manifiestamente el bhakta de Agni, y esta es la relación natural del Regnum con el Sacerdotium; y en RV. X.51.8., aquéllos a quienes Agni convoca para "que me den mi parte" (havisho datta bhâgam) han de ser sus bhaktas. Todo sacrificio implica dar la parte (bhâgam) que corresponde al receptor, y, en ese sentido, una devoción, en última instancia del sacrificador mismo, el devoto; esto implica amor, porque el amor es la causa de todo lo que se da, pero subsiste el hecho de que bhakti puede traducirse más literalmente como "participación" en algunos contextos, y como "devoción" en otros, que como "amor", que se expresa con la palabra prema.

141

AA. II.2.2. "El", el Aliento o Soplo (prâna) inmanente. Vama, deva, Indra. La cuestión es que la Sílaba (akshara = Aum) trascendental es la fuente de todos los sonidos que se expresan (CU. II.23.3; BG. X.25), permaneciendo ella misma inagotable (akshara), –derramándose pero sin vaciarse.

142

RV. VIII.92.32, VIII,54.8; V.85.8 y VII.19.7, Indra; RV. II.11.1; AA. II.1.4.18. Cf. Platón, Fedón, 62 B, D.

143

En cuanto a Krishna y las Gopis, permítaseme decir con Plotino que "debido a que el Amor pertenece a la naturaleza misma de la Psyché, tenemos el juego constante de Eros con Psyché en las imágenes y los mitos" (Enéadas 6.6.9), y recordemos también lo que dijera Peter Sterry, puritano seguidor de Platón: "¿el Señor Jesús tiene sus Concubinas, sus Reinas, sus Vírgenes... Santos que no se casaron con Forma alguna, los cuales se mantienen solteros en procura de los abrazos inmediatos de su Amor?"

Otras definiciones de Bhakti:

La de Shankarâcârya en Vivekachudâmani, 32.33: svasvarûpânusandhânam o svâtma-tattvânusandhânam.

La de Nârada, Bhaktisûtras 2: sâtvasmin paramapremarûpa.

La de Shândilya: Shândilyabhaktisûtra sâparamânuraktir îshvare.

El "comercio" pasó a ser un símbolo natural de las intenciones del hombre con Dios, precisamente porque "comercio" había sido, originalmente, "une pratique perfectionnée de l'éxchanges des cadeaux" (W.C.Hardy, L'art des illes Marquises, 1938): ¡esto resulta difícil de digerir para nosotros que consideramos que comercio es sinónimo de explotación!

Breviario Romano in fine: que expíe y al mismo tiempo sostenga nuestra vida mortal y obtengamos la felicidad eterna.

El arquetipo del comercio humano-divino es prescripto por el BG. III.10.11: "...estimándonos unos a otros, ganaréis el bien supremo".

144

Vasor dhârâ, TS. V.4.8.1, V.7.3.2, SB. IX.3.2.3. AA. II.1.2, III.1.2; MU. VI. 37; BG. III.10 y siguientes, etc. Regalos de boda, PB. VII.1.2; AB. IV.27; JB. 1.145; SB. I.8.3.12, etc.

145

RV. VIII.70.3; AA.III.2.6; SB. X.5.4.16, y A.B. Keith en AA.pág. 257, nota 10.

146
AA. II.2.3; Kaus. Up. III.1.
147
RV passim; cf. TS. II.5.11.4-5; BU. IV.4.19; KB. XXVI.6.
148

SB. XI.2.6.13,14; SB. VIII.6.1.10; MU. VI.9. Ver también mi artículo titulado "Âtmayajña" en HJAS, 6, 1942.

149
SB. X.4.3.24 etc.
150
SB. X.5.4.16; un eco de RV. VIII.70.3.
151
SB. IX.1.1.32-33: el descenso después del ascenso.
152
SB. XII.2.3.12.
153
AB. VII.31; SB. III.4.3.13, XII.7.3.11
154
RV. X.8.34.
155

RV. V.43.4; SB. III.4.3.13; SB. XII.3.2.12; RV. VIII.48.3; RV. IX.113.1.11. Solamente en el reino de Yama, en el otro mundo, en el tercer cielo, se puede participar del Soma mismo; no obstante, el sacrificador, ritual y analógicamente "bebe del Soma en el simposio con los Dioses" (sadhamâdam devaih somam pibati), y puede decir: "hemos bebido Soma, nos hemos inmortalizado, hemos visto la Luz, hemos encontrado a los Dioses; ¿qué podrá hacernos la enemistad o la traición de un mortal, oh Tú Inmortal?"

TS. I.7.10; TS. III.2.5: "Hemos bebido el Soma, nos hemos inmortalizado...".

TS. II.5.5.5: sadhamâdam devaih somam pibati. Ver cuadro de los Sellos sumerios.

Es evidente el carácter Eucarístico del ritual. Cf. AB. I.22: "Que podamos comerte, oh Dios Gharma" y Mateo XXVI:26: "Tomad, comed, esto es mi cuerpo".

156
 SB. III.9.4.17-18.
157
SB. III.3.2.6.
158
PB. XXV.15.4.
159
RV. IX.86.44.
160

TS. VII.4.9; PB. IV.9.19-22; JUB. I.15.3 y siguientes, III.30.2; CU. VIII.13, cf. BU. III.3 y siguientes, CU. VIII.12.1. Es imposible alcanzar la inmortalidad en el cuerpo (SB. X.4.3.9; JUB. III.38.10, etc.). Cf. Fedón, 67 C: "Katharsis (= shuddha karana) es la separación del alma respecto del cuerpo, hasta donde eso es posible".

161
SB. II.5.2.47; BU. IV.7, y en otros pasajes.
162
MU. III.3 y siguientes.
163
RV. I.168.3, I.179.5, cf. RV. X.107.9 (antahpeyam).
164

Cf. Filón, LA. II.56: "derramar como una libación la sangre del alma y ofrendar como incienso toda la mente a Dios nuestro Salvador y Benefactor". Hamadhânî: "Encontrarse conmigo y contemplar mi belleza es lo que doy a cambio por la sangre de Mis amantes" (Ver BSOS. V.914).

165

SB. III.8.1.2; TS. I.7.5.2. Como fue en el principio, RV. X.90.5; SB. III.9.1.2.

166

Los Dioses son verdaderos, o reales (satyam); los hombres son falsos o irreales (amritam), AB. 1.6; SB. I.1.1.4, III.9.4.1, etc. [los universales son reales, los particulares son irreales]. El sacrificador iniciado ha desaparecido temporalmente de este mundo, y es temporalmente un Dios, Agni o Indra (SB. III.3.3.10; SB. VI.4.410 con ritam = agni, y satyam = deus, agni significando ambas cosas). TS: V.1.6.7: ujam vai ritam, asau satyam. Cf. Heres 84; el sacerdote "no es un hombre mientras está en el Santo de los Santos. Si no se estipulara el regreso del sacrificador al mundo de los hombres, se expondría a morir prematuramente (TS. VII.3.10.4; PB. XVIII.10.10; AB. IV.21); y él dice al regresar al mundo humano de la irrealidad y la falsedad y convertirse en este hombre Fulano de Tal: "Ahora yo soy quien soy" (aham ya evâsmi so'smi, SB. I.9.3.23; AB. VII.24; S. III.25-26); esta es una trágica confesión de que él es "consciente, una vez más, de una vida más limitada, incluso corporal y terrena" (Macdonald, Phantastes, 1858, pág. 317). Porque no puede existir mayor dolor que pensar que todavía somos lo que somos (Cloud of Unknowing, Capítulo 44).

Shams-i-Tabriz p. 233: "No hay peor crimen que tu existencia".

167 TS. II.5.4.5.
168

Dante, Divina Comedia, Purgatorio, XXVII.131,142: "Guíate según te plazca, porque yo, sobre todo, te invisto soberano con corona y mitra".

169

BG.. VI.7: Jitâtmanah prashântasya paramâtmâ samâhitah: "El Yo Supremo del yo individual está 'constituido' (samâhitah = en samâdhi) cuando este último ha sido conquistado y pacificado". Obsérvese que "pacificar y, literalmente, dar el descanso, Shânti, "paz", no es para yo alguno que no muera. La raíz sham está también presente en shamayitr, el "matarife" que "aquieta" a la víctima del sacrificio en el ritual externo (RV. V.43.3; SB. III.8.3.4, etc.); el sacrificador "apaga" (shamayati) el fuego de la ira de Varuna (TS. V.1.6; SB. IX.1.2.1); dentro de uno, el Yo superior es el que "pacifica" al yo individual, apaga su fuego. Quien quiera estar "en paz consigo mismo" deberá haber muerto para sí. Cf. Dhammapada 103-105: ekam ca jeyya attânam sa ve sangâma-juttamo... attâ ha ve! jitam... n'eva devo apajitam kayivâ... bhâvil'attânam. Quien gana esta batalla (psicomaquia, jihâd) es el verdadero conquistador (jîna). Cf. Kashpal Mahsab pág. 364 sobre jihâd. La República, 556 E; Gorgias, 482 C: Timeo 47 D; y HJAS. VI.389, 1942 ("Sobre la Paz").

170

Cf. RV. I.32.5 vajrena = II.11.5 vîryena como en Manu I.8: vîryam/bîjam avâsrijat, y en el sentido del RV. X.95.4

171
SB. I.6.4.19 grasitvâ.
172
SB. X.6.2.1.
173

"Lo que se recibe dentro de algo, está ahí dentro según el modo del recipiente", Santo Tomás de Aquino, Supp. 92-1. Maestro Eckhart, traducción de Evans I.287,380. Nuestro más alto bien es pues ser devorado por "Noster Deus ignis consumens". Cf. Speculum, XI, 1936, pp. 332, 333 y, además, Dante, Paraíso XXVI.51: "Con cuántos colmillos este amor está sujeto a tu alma". Su beso, que es Amor y Muerte, nos despierta para que aquí devengamos y la mordedura de su amor para que allí seamos. Cf. mi "El beso del Sol" en JAOS 60, 1940.

174
SB. X.5.2.11,12.
175
SB. I.4.3.
176
BU. IV.3.21.
177

SA. X; cf. SB. II.2.4.7,8; M. 1.77; CU. V.24; SB. I.5.2.4; II.3.1.20, y Nirukta 10.26,27 en loor de Vishvakarman.

178
SB. X.5.3.3; AA. II.3.8.
179
SB. X.5.3.12.
180

SB. IX.5.1.42: Las oblaciones a Vishvakarman mediante agnicayana incluyen todos los ritos del sacrificio (vishvani karmani).

 
A. K. Coomaraswamy
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