Contemplando Las Maravillas
escuché un Canto
Vi que no todos los pájaros de mi jardín
eran solamente pájaros
Algunos Seres Superiores toman esta Forma
para que nuestra minúscula comprensión
Pueda Vislumbrarlos
Pensé en las Aves
tienen Alas, se relacionan con el aire
con lo Etéreo y los Estados-Más-Sutiles-Del-Ser
con los Angeles, los Seres de Luz
con la Capacidad del Alma de Ascender a las Alturas
Tienen voces, lenguajes, cantos,
Muchas le cantan al Sol…
De los Pájaros en general
Todo símbolo es una puerta entreabierta a una realidad que lo trasciende, por él podemos entrever lo que está “más allá” del mundo sensible. Las aves como intermediarias entre cielo y tierra, como seres que conectan los mundos. Su canto como el sonido que atraviesa el abismo. Su lengua es el Lenguaje de los Ángeles. Hayyim Vital1 hablando de Su Maestro, Isaac Luria2, escribió: "… era experto en la conversación de los Árboles y de los Pájaros y la Lengua de los Ángeles…"3
Transcribo parte de un artículo de René Guénon, precisamente, El lenguaje de los pájaros:
“... La misma idea está, por lo demás, contenida en la palabra dhikr, que, en el esoterismo islámico, se aplica a fórmulas ritmadas correspondientes de modo exacto a los mantra hindúes, fórmulas cuya repetición, tiene por objeto producir una armonización de los diversos elementos del ser y determinar vibraciones capaces, por su repercusión a través de la serie de estados, en jerarquía indefinida, de abrir una comunicación con los estados superiores, lo cual constituye por otra parte, de modo general, la razón de ser esencial y primordial de todos los ritos.
………….“el lenguaje de los pájaros”, que podemos llamar también “lengua angélica”, y cuya imagen en el mundo humano es el lenguaje ritmado, pues sobre la “ciencia del ritmo” que comporta por lo demás múltiples aplicaciones, se basan en definitiva todos los medios que pueden utilizarse para entrar en comunicación con los estados superiores.”4
En ese artículo nombra a los pájaros como “destructores de los reptiles”, representación del combate entre los estados Superiores e Inferiores del Ser, que llevan a cabo los Ángeles Guerreros, manteniendo el Orden en el Mundo5.
En todas las culturas tradicionales, hay referencias a las aves como símbolo de otros estados del Ser. A modo de ejemplo, mencionaremos “El coloquio de los Pájaros” de Farid Ud- Din Attar.6
Asimilándolas al Alma, San Juan de la Cruz observa en sus Dichos de Luz y Amor:
“41. Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente. Las cuales ha de tener el alma contemplativa: que se ha de subir sobre las cosas transitorias, no haciendo más caso de ellas que si no fuesen; y ha de ser tan amiga de la soledad y silencio, que no sufra compañía de otra criatura; ha de poner el pico al aire del Espíritu Santo, correspondiendo a sus inspiraciones, para que, haciéndolo así, se haga más digna de su compañía; no ha de tener determinado color, no teniendo determinación en ninguna cosa, sino en lo que es voluntad de Dios; ha de cantar suavemente en la contemplación y amor de su Esposo.”
Del Fénix en particular
Citamos nuevamente a San Juan de La Cruz, en el comentario del verso 17 de su Cántico Espiritual dice: "...que se está el alma abrasando en fuego y llama de amor, tanto, que parece consumirse en aquella llama, y la hace salir fuera de sí y renovar toda y pasar a nueva manera de ser, así como el ave fénix, que se quema y renace de nuevo."7
Ave de hermoso canto8, de color rojo, que renace de sus cenizas, así es el mito del Fénix en todas las tradiciones en donde se lo encuentra: Egipto, Grecia, India, etc. Las diferentes leyendas son concordantes en varios aspectos: el ave es de plumaje rojizo, si no toda, al menos en parte; tiene una vida muy larga pero prefijada de antemano, pueden ser 500, 1000 o más años; pero siempre transcurrido ese plazo, construye una pira, en la que arde y se consume, para que luego nazca de sus cenizas un nuevo ser idéntico al anterior, el que a su vez repetirá exactamente el ciclo, así hasta el fin de los tiempos.
Es un símbolo de todo ciclo en general, de la resurrección en particular, y en ese sentido lo toma el cristianismo cuando lo acepta como representación de Cristo.
Por su color rojo se relaciona con el fuego y el sol, se la puede asociar con el oro que tanto se esforzaban por lograr los alquimistas. Encarnar, hacer carne, encarnado, de color rojo. Transmutar la carne, volverla etérea, incorruptible. Lograr la unión del ser humano con su Ángel. Materializar el Espíritu, espiritualizar la materia. El volver al origen, el segundo nacimiento. El oro del corazón del adepto, purificado, transmutado, vuelto inmortal.
El ciclo del Fénix representa por tanto, la muerte y resurrección del iniciado, las 3 fases del Trabajo Iniciático. En la terminología alquímica: el descenso al interior de la tierra, el nigredo. La purificación, el albedo. La ascensión, la resurrección, la conquista del espíritu, el rubedo.
En varios grabados alquímicos del S. XVI aparece el Ave Fénix como la representación de la fase última de la labor alquímica, el rubedo, la transmutación por el fuego, la coronación de la obra.9
El mito del Ave Fénix también está reflejado en la naturaleza vegetal, precisamente en la palmera llamada Fénix, de frutos color rojo, de la que se dice hace brotar sus retoños sólo luego de un incendio.10 Con su tronco recto y alto, sus grandes ramas de potencialidad desplegada, es una materialización del Árbol de la Vida Cabalístico. No importa de dónde partamos, toda reflexión nos conducirá indefectiblemente a la quintaesencia de la creación, a ese diagrama magnífico que todo lo incluye y que todo lo explica…………Axis Mundi, “que representa al eje que pasa por el centro de cada estado del ser y vincula todos los estados entre sí”.11 Hay una similitud fonética entre foinix que significa rama de palmera, palmón12, al mismo tiempo alude al color rojo purpúreo o escarlata. El vocablo griego foiníos (emparentado con el anterior) que indica el color rojo.
La palmera nos lleva a recordar la historia de Débora13, 4° Juez de Israel. Mujer que se sentaba a profetizar y a juzgar bajo una palmera. Única mujer juez del Antiguo Testamento, mencionada como “esset lapiddot”, traducido como “mujer de Lapidot”, que literalmente significa “mujer en llamas” (envuelta en llamas, como muere el Ave Fénix). O casada con el Espíritu de fuego. Llamada Madre de Israel, evidentemente poseía el grado superior de los Iniciados, simbolizado por el color rojo de la última fase del proceso alquímico.
Como los pájaros y los Ángeles, Débora poseía el don del canto. Cantaba los sucesos míticos y simbólicos de la historia de su pueblo. Cantó su propia historia personal, vivenciada como unida perfectamente a lo sagrado.
El poder de la palabra pronunciada, el poder creacional del Logos Divino. El “decir” de esa voz, ese sonido primordial que se estructura en letras, palabras, oraciones, canto. Y se concreta en todo aquello que vemos, intuimos, percibimos, conocemos, soñamos e imaginamos. Proferir, incantar, recitar, invocar los nombres divinos, los atributos de la divinidad. La oración permanente del corazón14. Ese es el rito cotidiano. El que encadena los Mundos. El que abre nuestro oído interior, capaz de escuchar la música de las esferas.
|
