SYMBOLOS
Revista internacional de
Arte - Cultura - Gnosis
 
 
EL NOMBRE EMMANUEL A LA LUZ DE LA TRADICIÓN PERENNE
(A través de la palabra velada y la letra escondida) (3)
ANA EMILIA AGÜERO DE CHAZAL

Man, Maná, la porción, la medida y la estructura

Siguiendo la relación de la piedra y el pan contenida en Beit El y Beit Lejem, ahora vamos a hablar de esta relación en función de los constructores medievales.

Los constructores medievales toman a la piedra como uno de sus símbolos principales, por ser un elemento esencial en la construcción. Por un lado está la piedra fundamental que representa a Pedro, nombre que viene de Petrus (piedra), la piedra fundamental es como Pedro, sobre el cual se construye el edificio o la iglesia. Por otro lado está la piedra angular, esta representa a Cristo, porque la piedra angular es la que se coloca al último coronando el edificio, ella simboliza la cúspide del edificio. Esta piedra angular, que viene de arriba a coronar el edificio en algún punto se relaciona con la piedra caída del cielo[37], o el pan caído del cielo.

En este punto debemos retornar, al pan caído del cielo, el maná, que dijimos en hebreo es מן man (mem-nun), esta palabra está en íntima relación con מנה (mem-nun-hei) que se pronuncia mana y significa porción, parte, medida. Porque el pan, caído del cielo, cae en forma de hojuelas, como pequeñas porciones, Dios en el éxodo especifica a Moisés la medida, la porción, que debe recoger cada uno. De este modo el pan que cae del cielo, designa también una porción, una medida.

El maná, como símbolo de medida y porción entra en relación con la piedra, como símbolo de construcción. La piedra cúbica es también la medida, porción, relacionada con la proporción.

Estos conceptos nos aluden a su vez a la noción de estructura, que está ligada a la estructura del universo, donde están incluidas, esa medida, la porción y la proporción. Por ello en masonería se llama a Dios “el gran arquitecto”, porque es el constructor de la estructura que constituye el universo, en la cual está inherente la verdad. A medida que se descubra esa proporción, esa medida contenida en la estructura universal, se accede a una verdad superior de orden supra humano.

La simbología de los constructores medievales se basa en la leyenda de la construcción del templo del rey Salomón (Shlomo, viene de paz). Templo construido por Salomón a través de las instrucciones que le dio Dios a su padre David. En esta historia un personaje significativo es Hiram el rey de Tiro, hijo de una mujer viuda de Neftalí, experto fundidor de metales. Hiram realiza un pacto con Salomón ayudando en la construcción del templo al proporcionarle las maderas de Ciprés y de Cedro. Más tarde Hiram realizará las dos columnas de bronce[38] del templo, como otros elementos de bronce para su interior.

En la leyenda masónica el Templo de Salomón fue construido por el arquitecto Hiram, este es representado como un artista constructor, un arquitecto, y es el hijo de una mujer viuda. Por ello Hiram, es asociado en masonería a la frase “el hijo de la viuda”. Es curioso que la palabra viuda en hebreo sea אלמנה almanah, palabra compuesta por אל (Dios) y por מנה (mana), que es medida, porción, como también el pan caído del cielo.

Entonces en la frase con la que se designa a Hiram, el constructor como “hijo de la viuda”, tenemos también que esta frase significa “Hijo del Dios de la medida”, lo que nos conduce a la noción de hijo del “gran arquitecto” Dios. El gran arquitecto, es el Dios de la medida, de la proporción, donde está la raíz man, mana que vimos se relaciona con Manu en su origen.

En la leyenda masónica Hiram es asesinado y cuando muere se lleva consigo el secreto de la construcción del templo. También debemos agregar que cuando el arca de la Alianza en la leyenda bíblica es colocada en este templo construido por Shlomo, el Arca solo contiene las tablas del pacto, no así la vara florecida de Arón ni el maná, los que fueron retirados.

Es muy significativa la ausencia, la carencia de estos elementos (ligados a la tradición primordial y secreta), representa en algún punto una pérdida tradicional, que también es reflejada en la muerte de Hiram, quien se lleva con su muerte los secretos de la construcción del templo.

Luz, Beit El y Beit Lejem

Antes que todo vamos a destacar que los tres elementos que confluyen en esta historia de Beit El a Beit Lejem son el almendro, la piedra y el pan y que estos tres mismos elementos están contenidos es el arca de la alianza situada en el kadosh hakadoshim, el lugar santísimo del tabernáculo porque allí se encontraba la vara de Arón que dio frutos de almendros, el maná y las tablas de la ley que eran de piedra.

En hebreo hay una palabra que nos remite a aquella luz oculta, escondida, secreta, esta palabra corresponde al nombre del almendro (en el hebreo antiguo), este nombre es לוּז, se pronuncia “Luz,” y a la vez esa misma palabra “Luz” es el nombre de la misteriosa ciudad donde se le manifiesta Dios en sueños a Iacob, (Génesis 28, 12) sueño donde ve una escalera (puente vertical) por la que subían y bajaban ángeles, este lugar es para Iacob verdaderamente la casa de Dios y puerta del cielo. Señala el lugar con una piedra ungida con aceite[39], para levantar luego un altar, llamando a ese sitio Beit El, casa de Dios.

La palabra לוּז Luz, aparece solamente dos veces en la Torá y las dos veces relacionada con Iacob, por un lado en el nombre de la ciudad donde Dios se le revela y también más tarde en Génesis 30, 37 “Tomó Iacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño[40], y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de sus varas”.

ויקח לו יעקב מקל לבנה לח ולוז וערמון ויפצל בהן פצלות לבנות מחשף הלבן אשר על המקלות

En este párrafo del texto hebreo aparece otra vez la misteriosa palabra לוּז Luz”, es traducida a las otras lenguas como avellana, pero es también el nombre del almendro en hebreo. En el párrafo además aparece la palabra לבן laban que significa blanco, y como afirma Guénon este color representa la idea de luminosidad, de luz, o sea que la idea de luz esta representada por estas dos palabras unidas en este párrafo del texto hebreo, por un lado el nombre de la rama que se pronuncia luz לוז y por otro לבן laban, el color blanco. Obsérvese además que en la palabra laban aparece otra vez la palabra לב corazón, señalando nuevamente la idea de la luz como centro oculto.

Al descortezar esas varas descubre lo blanco dentro de ellas, ese blanco debajo la corteza representa la luz que es interior, oculta, escondida bajo la corteza, que es precisamente lo que significa la palabra “luz” como nombre del almendro, de la almendra y la ciudad subterránea a la que se accede por el tronco de almendro, así como del hueso también llamado Luz de la tradición mística judía.

Entonces la palabra luz relacionada en el Génesis dos veces con Iacob tiene el mismo sentido de luz secreta sagrada y oculta como el nombre Luz de la ciudad subterránea y del hueso de la columna de la tradición mística judía

Guénon manifiesta que la palabra hebrea לוּז luz “tiene corrientemente el sentido de “almendra” (y también el almendro, designando por extensión tanto el árbol como a su fruto) o de “hueso”; ahora bien el hueso es lo que está en el interior y además escondido, y está completamente cerrado, de ahí la idea de “inviolabilidad”. “Tal como el hueso contiene la semilla y la médula, esta luz abarca los elementos virtuales necesarios para la restauración del ser…”.

La vara o la rama de לוּזluz”, de almendro (o avellana como se ha traducido en la biblia), es señal de una línea tradicional tomada por Iacob, porque la rama alude a una línea de descendencia, de pertenencia, y que sea de almendro significa que esa línea es de la luz secreta, oculta, sagrada, la línea tradicional primigenia.

Iacob toma la rama cuando está viviendo en el lugar al que lo envió Dios, donde va a conocer a su mujer quien es hija del hermano de su madre, Labán, hijo de Betuel. Nótese que el nombre Betuel tiene la raíz de Beit El (casa de Dios), de Betulah (virgen) y de Bat El (hija de Dios), y que el nombre de su hijo Labán, significa blanco, color que representa la idea de Luz y nótese que en la relación entre los nombres Betuel y Labán está la misma relación de luz sagrada y oculta en algo que la contiene como una casa, como la vimos en la letra בּ Bet, en los nombres Beit El, Beit Lejem y Betulah, como en la rama de Luz y en la imagen del corazón לב que está representado tanto en los nombres Beit El, como Beit Lejem, como el color blanco לבן laban de la rama y del nombre Labán hijo de Betuel y padre de su esposa. O sea que esta línea tradicional está también en relación a la línea materna de Iacob que es la misma línea de su esposa, ambas llamadas Raquel, que significa oveja de Dios. Oveja de Dios porque una Rebeca es hija de (Betuel) la Casa de Dios, o hija de Dios, y la otra Raquel es hija de Labán, o sea hija de Luz, de la luz que pertenece a la casa de Dios. Porque Betuel es hijo del hermano de Abraham.

Allí en la ciudad original Guénon afirma “Cerca de Luz existe, se dice, un almendro (llamado también luz en hebreo) en cuya base hay un hueco por el que se penetra a un subterráneo; y ese subterráneo conduce a la ciudad misma, que está completamente oculta. La palabra Luz, en sus diversas acepciones, parece por otra parte derivada de una raíz que designa todo lo que está escondido, cubierto; y hay que tener en cuenta que las palabras que designan el cielo tienen originalmente ese mismo significado».

Esta palabra “Luz”, לוּז con la que se designa la ciudad y el almendro, es una palabra del hebreo antiguo (como luz en árabe es también el almendro). La palabra “Luz”, לוּז aparece relacionada con Iacob, tanto en el nombre de esta misteriosa ciudad לוּזLuz”, donde se revela Dios, como en la vara que él recoge, la cual descorteza para descubrir lo blanco de ella. Tanto “Luz” como nombre de la ciudad o como nombre de la rama de almendro están en relación a esta luz oculta secreta, tradición primordial de la cual Iacob va a ser partícipe en adelante; como fue su abuelo Abraham; al ser bendecido por Melkisedec; a quien entrega el diezmo. Melquisedec aquel soberano pontífice que representa la figura de Manú, el Rey del Mundo, rey de aquella ciudad sagrada, centro del mundo, que quedó oculta, velada, secreta y subterránea, nos recuerda a la imagen de aquella ciudad a la que se accede por el tronco del almendro.

Hay otra palabra en el hebreo menos antiguo con la que se designa al almendro, esta es shaked, שַקֵד palabra muy semejante a la raíz de “sagrado” קדוש kadosh”. La raíz primitiva de shaked (almendra) viene de shakad שַקַד velar, vigilar, esta palabra también como nombre del almendro vuelve a refleja lo que es sagrado, secreto y oculto.

El nombre “Luz”, לוז, la luz misteriosa, secreta, oculta representada tanto en el almendro, como en la ciudad secreta, y en la rama que Iacob toma en sus manos se relaciona con el maná. Porque “Luz” es el nombre original de la ciudad que Iacob llama Beit El, luego se convierte en Beit Lejem casa de pan, donde nació en mesías, “el pan del cielo”, en alusión al verdadero maná, término que tiene su raíz en la expresión Manhu, que relacionamos al nombre Manu, quien a su vez es el rey de la ciudad sagrada secreta y oculta, que un día devino subterránea e invisible.

La luz oculta, es aquella luz que ha quedado subterránea “la tradición que deja de manifestarse exterior y abiertamente al mundo ‘el mundo celestial’ que se vuelve entonces ‘el mundo subterráneo’”.

La localización subterránea del centro sagrado supremo se refiere al estado espiritual de la humanidad caída.

Del Cuadrado al Círculo

Dijimos que el en lugar santísimo del tabernáculo estaba el arca de la Alianza, ella contenía tres elementos, la vara de Arón que retoña, el maná y las tablas de la ley, sobre la cubierta el arca había dos representaciones de querubines de oro que la coronaban y entre sus alas se encontraba la presencia de Dios. En este lugar santísimo también había un incensario de oro, solo sumo sacerdote podía acceder al santísimo una vez al año. El lugar santísimo se encontraba separado con un velo del lugar santo, al cual podían acceder los sacerdotes para realizar los oficios diarios, allí se encontraba el candelabro de oro (menoráh) y la mesa del pan de la presencia, donde están colocados los 12 panes de la presencia ordenados en dos filas de 6 en la mesa rectangular, de este pan solo podían comer Arón y sus hijos, los sacerdotes.

La mesa del pan de la presencia es hecha a imagen del arca de la Alianza, son 12 los panes que hay en ella en el lugar santo, como 12 las tribus de Israel, número que se remonta a las 12 constelaciones zodiacales. El número 12 dijimos que representa el circulo sagrado más cercano al centro misterioso, centro representado por el número 13, 13 son precisamente los 12 panes más en maná, el pan caído del cielo, contenido en el arca de la alianza en el lugar santísimo, el cual sería el centro sagrado del templo. Porque si a este templo que es rectangular lo representamos de forma circular, el lugar santísimo ocuparía el centro íntimo del círculo, allí se encontraría el arca de la alianza que contiene el maná, la vara de Arón retoñada y las tablas del pacto. Las dimensiones del Arca aluden a la idea de centro íntimo, porque el arca medía: 2,5 codos de largo, 1,5 de ancho y 1,5 de alto es decir 111 cm por 67 cm por 67 cm. Donde el 111 es la acentuación del 1, expresa la unidad por excelencia, tanto la letra alef como la palabra polo en hebreo son 111. Mientras que el 6 + 7 = 13, número que dijimos expresa también el centro único del círculo sagrado, la unidad, por ello ejad (uno) es también 13. Recordemos que el Arca está coronada con la presencia de Dios.

El lugar santo con la mesa de los 12 panes, representaría es círculo sagrado más cercano al centro único (el santísimo con el Arca de la Alianza), aquí se encuentra también la menoráh que tiene seis brazos, tres brazos de un lado y tres del otro alrededor del tronco central, en la menoráh deben colocarse siete velas. Nótese que el número de panes de la presencia son doce como las constelaciones zodiacales, y el número de velas de la menoráh son 7 como los planetas que rigen los signos zodiacales. Los panes de la presencia como los brazos de la menoráh representan la irradiación de la luz desde el centro único misterioso. Y recordemos que el un símbolo por excelencia de Manu es la rueda, este se identifica con el eje inmóvil de la rueda, que siendo inmóvil rige el movimiento de los ciclos. Y recordemos que el maná que relacionamos al nombre Manu, es el que está en el arca, la cual contiene el número del polo 111, es decir el eje de la rueda.

La rueda zodiacal es precisamente representada en mosaico en la nave de algunas sinagogas antiguas, como esta imagen que podemos observar, de la sinagoga de Beit Alfa (siglo V), en Beit Shean, Haifa, Israel, donde se representa la imagen de la rueda zodiacal, con los 12 signos en torno al centro representado por el Dios del sol, Helios. Esta rueda zodiacal está representada sobre un cuadrado. Y sobre este mosaico en el piso de la nave habría originalmente una cúpula en el techo, donde estaba representada la misma imagen del zodíaco, cúpula que representaba la bóveda del cielo, que se proyecta a la vez en el cuadrado del piso del templo, el mundo terrenal. Allí se manifiesta la relación entre el cuadrado y el círculo.

Por ello la imagen del pan del cielo, en el arca coronada por la presencia de Dios en el lugar santísimo del templo, rodeado por los doce panes de la presencia de lugar santo del templo, es como el círculo sagrado que rodea al centro único e íntimo, a partir del cual se irradia la luz Divina de la presencia de Dios, los panes de la presencia representan esa irradiación de la luz divina, de la que participan los sacerdotes cuando comen de ellos, en una común-unión, como la menoráh representa con sus 6 brazos la irradiación de la luz, como la vara de almendro en el sentido de luz, representa el rayo de luz que nace del centro íntimo donde se encuentra la presencia de Dios.

El Retoño de la vara de Aarón y el Maná

La relación entre el almendro representado como luz sagrada, secreta, y el maná que citamos antes en la relación de Beit El y Beit Lejem, vimos que continúa en el Arca de la Alianza[41], la que es colocada en el kadosh hakadoshim, el sancto sanctorum, lugar más sagrado del tabernáculo, realizado según las instrucciones dadas por Dios a Moisés durante el éxodo. Allí en el Arca se colocan las tablas del pacto, la vara de Arón que reverdeció y el maná.

La vara de Aron hace referencia a la línea de descendencia de Arón, al sacerdocio de Arón, y el maná al sacerdocio de Melquisedec. Pero antes la vara de Aron estaba seca, esta retoña una noche[42], es colocada en el Arca de la Alianza. La palabra retoño, נצר netser, es un concepto ligado con el mesías[43] (también tiene la misma raíz de la palabra nazareno, נוצרי notzri, con la que se hacía referencia a Jesús por nacer en Nazaret).

Entonces la imagen de vara de Arón hace referencia por un lado a la rama sacerdotal levítica, a la línea de Arón, mientras que el retoño hace referencia a un mesías que pertenece a esta línea. Que el retoño de la vara sean flores de almendro y almendras, manifiesta la naturaleza de este renacimiento, el cual está ligado a la tradición primigenia, representada en la luz secreta, oculta, velada, subterránea, o sea la almendra. Que el retoño de la vara de Arón sean flores de almendro y almendras, significa que ese mesías de la rama sacerdotal levítica es también portador de aquella tradición secreta, anterior, primordial, y por lo tanto superior. Es esa herencia tradicional superior del mesías lo que hace retoñar, florecer, dar nueva vida a la rama seca de Arón.

A su vez la rama de Arón al dar como retoño almendras[44], está ligada a aquella vara de almendro לוז (luz) que toma Iacob en sus manos, que lo hace partícipe de la línea tradicional primordial secreta, como lo era Abraham su abuelo a través de la bendición de Melquisedec. Esta línea tradicional primigenia es la que hace retoñar la rama seca de Arón a través del mesías. Porque el mesías es retoño a su vez del tronco de Isaí, es decir de la línea real de David quien desciende a su vez de Abraham y Iacob. Por ello el mesías traía consigo esta línea secreta que portaba su rama real, y con ella hace florecer la vara de Aron, la rama sacerdotal.

En Jesús confluían la rama sacerdotal levítica[45] y la real también, por descender de la línea de David[46].Por lo tanto en él confluyen tanto la vara de Aron que retoña, como el tronco de Isaí que retoña, porque era él un retoño de ambas líneas, como también era heredero de la línea primordial anterior, superior, secreta, representada en la figura de Melquisedec; quien trae el pan y el vino; para adorar a el Altísimo, y es quien bendice a Abraham. Esta tradición toma contacto con Iacob; a través de la rama de “luz” (avellana o almendra) que toma en sus manos. De Abraham y Iacob desciende David quien no debemos olvidar comió del pan de la presencia que estaba destinado solo a los sacerdotes, donde el pan se relaciona al culto de Melkisedec.

Vimos que otro elemento sagrado realizado para ser colocado en el tabernáculo, que relaciona al almendro con la luz sagrada, es la Menorá, el candelabro de oro, colocada en el lugar santo, donde se encuentra también la mesa del pan de la presencia (lejem hapanim) לחםה פנים .

La Menorá[47] representa la luz y también está ligada con el almendro, porque las copas de este candelabro de oro debían ser realizadas en forma de flor de almendro, según las instrucciones de Dios, entonces desde estas flores de almendro saldría la luz de la menoráh. Aquí hay una conexión otra vez con la luz oculta secreta de la tradición perenne, la menoráh representa la irradiación de la luz Divina.

Si contemplamos la palabra menoráh מנורה podemos observar que las tres primeras letras son מנו (mem-nun-vav), como en el centro del nombre עמנואל Emmanuel, donde encontramos la palabra Manu מנו (mem-nun-vav), que contiene a su vez la palabra man מן (mem-nun) “mana”, que lo relacionaba con el sacerdocio primordial de Melquisedec, quien representa la figura de Manú, y uno los significados contenidos en el nombre Manu, dice Guénon “indica precisamente reflexión de la luz divina”, y esta idea está presente en la menorah.

Tanto el retoño de la rama de Arón, como el retoño del tronco real de Isaí (Emmanuel), presentan cada uno el doble atributo de rey pontífice. Porque el retoño (la almendra) de la rama de Arón pone en contacto el sacerdocio de Arón con la orden de Melquisedec, quien es soberano y pontífice. Como el maná en el corazón de Emmanuel (retoño del tronco real de David, quien come el pan de la presencia), lo relaciona con el sacerdocio de Melquisedec. Lo que pone de manifiesto que el mesías de cada una de las ramas ya sea la sacerdotal o de la línea real tiene el doble atributo de reinado y pontificado. Este doble atributo confluye en Jesús, que era heredero de la rama de Arón, como de la línea real de David y de la primigenia de Melquisedec, que contenía ambos atributos a su vez.

El Arca de la Alianza es colocada después en el templo construido por el Rey Salomón, templo construido con la ayuda de Hiram. Cuando es colocada en este último templo, el Arca solo contiene las tablas del pacto de Moisés, porque la vara de Arón retoñada y el maná fueron retiradas de ella. La ausencia del maná y la rama retoñada de Arón, dan cuenta de una pérdida de aquello que es más secreto, oculto y sagrado del primer pacto con Dios en la tradición judía.

En la tradición judía se dice que la venida el mesías traerá consigo la aparición del arca de la alianza. Si el mesías es el retoño de la vara de Arón por ser el heredero de la tradición primordial que renueva la sacerdotal levítica, al ser el pan que descendió del cielo, el maná, convirtiéndose en el Verbo que se hace carne, o sea el pan que ha de remplazar a la piedra (las tablas de la ley) en este último pacto. Entonces es el mesías en sí mismo el propio contenido del Arca de la Alianza que estaba coronada con la presencia Divina, por ello de algún modo cuando este aparece, también se manifiesta en sí mismo el Arca.

Carta a Los Hebreos

La renovación que plantea Cristo a la luz del sacerdocio de Melquisedec, supera aún aquella del primer pacto.

Sobre Cristo dice Hebreos 8, 1 “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad de los cielos”. Esto está en relación con:

Hebreos 7, 17 y 7, 21 “Tú eres sacerdote eterno según la orden de Melquisedec”. Porque la diestra del trono de la majestad de los cielos es el sacerdocio de Melquisedec.

Hebreos 8, 2 “Ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó, el Señor y no el hombre”. Esto se refiere a un tabernáculo, un templo que es anterior incluso al del primer pacto. Es anterior y levantado por Dios, es decir un templo, un centro sagrado primordial, original, previo a la caída de la condición humana, de naturaleza suprahumana.

“Por ello da por viejo el primer pacto, el cual tenía ordenanzas de culto y un santuario todavía terrenal”, no original, no de origen celeste, como era aquel templo de origen suprahumano.

Continúa Hebreos 7,11 - 7,28:

7,11. Así, pues, si bien el sacerdocio de los levitas es el fundamento de las instituciones de Israel, no son capaces de llevar al pueblo a la religión perfecta. Si no, ¿qué necesidad habría de otro sacerdocio, no a semejanza de Aarón, sino a semejanza de Melquisedec?

7,12. Y si hay un cambio en el sacerdocio, necesariamente la Ley también ha de cambiar.

7, 13 .Jesús, al que se refiere todo esto, pertenecía a una tribu de la que nadie sirvió jamás al altar.

7,14. Pues es notorio que nuestro Señor salió de la tribu de Judá, de la que Moisés no habló cuando trató de los sacerdotes.

7,15. Todo esto se hace más claro si el sacerdote a semejanza de Melquisedec recibe su cargo

7,16. no por efecto de una ley humana, sino por el poder de la vida que no conoce ocaso.

7,17. Pues la Escritura dice: Tú eres sacerdote para siempre según la orden de Melquisedec.

7,18. Con esto se cancela la disposición anterior, que resultó insuficiente e ineficaz,

7,19. pues la Ley no trajo nada definitivo, y al mismo tiempo se nos abre una esperanza mucho mejor: la de tener acceso a Dios.

7,20. Y aquí tenemos un juramento, lo que no se dio cuando los otros fueron hechos sacerdotes.

7,21. El fue confirmado con este juramento: El Señor lo ha jurado y no se vuelve atrás: Tú eres sacerdote para siempre, según la orden de Melquisedec.

7,22. Esta es la prueba de que Jesús viene con una alianza mucho mejor.

7,23. Los sacerdotes anteriores se sucedían el uno al otro porque, siendo mortales, no podían permanecer.

7,24. Jesús, en cambio, permanece para siempre y no se le quitará el sacerdocio.

7,25. Por eso es capaz de salvar de una vez a los que por su medio se acercan a Dios. El sigue viviendo e intercediendo en favor de ellos.

7,26. Así había de ser nuestro Sumo Sacerdote: santo, sin ningún defecto ni pecado, apartado del mundo de los pecadores y elevado por encima de los cielos.

7,27. A diferencia de los sumos sacerdotes, él no tiene necesidad de ofrecer diariamente sacrificios, primero por sus pecados, y luego por los del pueblo. Y para el pueblo no lo hizo sino una sola vez ofreciéndose a sí mismo.

7,28. Así, pues, todo es insuficiente en los sumos sacerdotes que la Ley establece, mientras que ahora, después de la Ley, Dios habla y pronuncia un juramento para establecer al Hijo eternamente perfecto.

Este capítulo 7 de la Epístola a los Hebreos refleja al sacerdocio de Aron como “una vara seca” y la necesidad de un cambio en él, un renacimiento a través de un sacerdocio de naturaleza superior, según la orden primordial de Melquisedec. Por ello la rama de Arón que retoña, florece y da frutos de almendras, que simbolizan aquella tradición secreta y original. El retoño de esta vara es un mesías portador de esta tradición primordial a través de la cual le da nueva vida, florecimiento.

También menciona que “aquel que dice esto es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar”. Porque quien plantea esta renovación a la luz del sacerdocio de Melquisedec, es Jesús quien viene también de la tribu de Judá, la lineal real de David (descendiente de Abraham y Iacob[48]). Esto nos demuestra ese doble atributo de justicia y de paz (reinado y pontificado) contenido en el propio retoño de la vara de Arón, no solo por estar relacionado a la orden de Melquisedec, sino también por ser heredero de la línea real de David.

Jesús es el sacerdote eterno, según la orden de Melquisedec. Por ello es un sumo sacerdote supremo, que permanece, y no necesita hacer sacrificios diarios, como los otros sacerdotes que se suceden unos a otros sin permanecer. Este sumo sacerdote realiza un sacrificio supremo, a través de su propia sangre, porque no hay otro cordero.

El sumo pontífice[49] se convierte realmente en puente entre Dios y los hombres, “abriendo la esperanza de un acceso a Dios”. Se convierte en el pan del cielo, el maná, que alimenta al pueblo, y a su vez es el pan de la presencia que antes era reservado a los sacerdotes. Ahora Cristo como sumo sacerdote se consubstancia con el pan de la presencia de Dios, porque a través de Cristo “Dios es con nosotros” Emmanuel, y este pan es dado a los hombres en una común-unión, “abriendo el acceso a Dios”.

Cristo se trasforma de puente mismo a través del sacrificio supremo que nace de la compasión y el amor más profundos, que solo puede realizar la aristocracia espiritual más elevada.

La rama seca de Arón representa el culto que se limita a una serie de normas, “ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto en cuanto a la conciencia, al que practica el culto” “ya que consiste solo en comidas y bebidas de diversas abluciones, y de ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas”. Que solo se limita a un aspecto formal, superficial, cuando no penetra en lo más interno, la esencia sagrada íntima del corazón del culto más antiguo.

El sacerdote supremo, eterno a semejanza de Melquisedec, es el que se convierte en puente vertical, eje, axis mundi, en polo. Esta es “la forma” para que las fuerzas celestes desciendan al mundo, a través de un eje. Fuerzas celestes y por tanto supra-humanas, lo que implica un sacrifico acorde a estas fuerzas, un sacrificio supra-humano, tal sacrificio solo puede realizar el elegido de Dios, no de los hombres, porque es un orden superior el que lo convierte en sacerdote.

El sacerdote supremo es también soberano[50], porque debe ser “un axis”, que supone la cúspide de la jerarquía (donde está la fuente de toda autoridad legítima). Eje al que deben atravesar las fuerzas celestes, para poder llegar al mundo, y que posibilita a la vez el ascenso de las fuerzas terrestres y el encuentro de la común-unión de ambas.


La Crucifixión
Polo, Corazón irradiante y Rueda cósmica

NOTAS

[37] La piedra caída del cielo también está en relación, con la piedra negra, la piedra que viene del cielo (meteorito), de origen celeste, que al caer para muchas culturas señala un lugar sagrado, sobre el cual luego se construye un templo, por ejemplo el Domo de la Roca, de Jerusalén.

[38] La columna es un elemento arquitectónico que relaciona la parte inferior del edificio con la parte superior, simbólicamente representa lo que comunica lo inferior con lo superior, como un puente vertical, que está sosteniendo por otro lado el techo del edificio. Nótese que Shlomo realiza un pacto con Hiram el que a cambio de alimentos para los suyos proporcionará la madera, que es parte del material para la construcción del templo. Más tarde Hiram es quien realiza estas dos columnas de bronce.

[39] Piedra en hebreo es eben, tiene valor numérico 8, número que representa las alianzas con Dios. Shmoneh es ocho en hebreo, שמונה, tiene en su raíz aquel mismo elemento con el que se consagra a la piedra, porque la raíz de shmoneh es שמן shemen aceite. Y a su vez tanto shmoneh como aceite contiene en su raíz la palabra man, מן maná.

[40] Todas estas especies de árboles que se designan en este pasaje, el álamo, el avellano, el castaño, son igual que el almendro, y representan la misma idea de לוז luz escondida, oculta, sellada.

Tanto el álamo, el castaño y el avellano responden al nombre hebreo genérico אגוּז aguz, nombre dado a todo tipo de fruto seco como la avellana, la almendra, la bellota, el fruto del nogal donde la semilla se encuentra en un carozo dentro del fruto, dentro del hueso. Semilla a la que es difícil acceder, está escondida en el carozo, el hueso, pero en ella se halla la esencia de la regeneración. Es como la palabra nuez en español que designa todos esos frutos. Igualmente la palabra לזּז luz tiene este sentido como nombre del almendro y la avellana, un nombre que designa esa semilla oculta dentro del carozo cerrado dentro de un fruto, escondido como hermético, pero en ese semilla está la posibilidad de la regeneración del ser.

[41] La construcción del arca de la Alianza, y la del tabernáculo, donde fue colocada, tienen origen en la misma época en que aparece el pan del cielo, el maná, es decir durante el éxodo.

[42] El retoño en la noche de la vara de Arón, simboliza el despertar de la herencia primordial secreta a través del mesías, durante la época oscura, época en que la tradición es todavía subterránea.

[43] La imagen del tronco que retoña es utilizada por Isaías cuando anuncia al mesías como un retoño del tronco de Isaí, o sea que el mesías vendría de la rama o la línea del Rey David, porque Isaí es el padre de David.

[44] La vara de Arón da frutos de almendros; la palabra utilizada en el texto hebreo con respecto a la vara de Arón como rama de almendro es שקד shaked que significa almendra, este es un término menos antiguo que לוז luz que también es el nombre del almendro, es el mismo nombre luz de la vara que recoge Iacob, y de la ciudad donde se le manifiesta Dios. Tanto shaked, como luz son nombres utilizados para el almendro y los dos se refieren a lo que es oculto, velado y sagrado.

[45] María Madre de Jesús, era prima de Isabel, sobre quien las escrituras se refieren como una “de las hijas de Aaron” (Luc 1,5). Por ser María su consanguínea (Luc 1,36), entonces ella también era descendiente de la línea de Aaron.

[46] David pertenecía, al pueblo de Judea, había nacido en Beit Lejem. Por ello dicen las profecías que el mesías nacería en Beit Lejem. José padre de Jesús era originario de Judea, lugar donde nace Cristo en Beit Lejem.

[47] La menoráh como el Arca de la Alianza, como el Tabernáculo y como el maná, todos ellos se presentan en el mismo tiempo, el momento del éxodo. Además la menoráh es un candelabro que se enciende con aceite, otro elemento sagrado, que también contiene la raíz man.

[48] David era descendiente de Abraham y Iacob, a través de los cuales mencionamos el contacto con la línea tradicional primordial, representada en la bendición de Melquisedec y en la vara de almendro que toma Iacob en sus manos.

[49] “El carácter ‘pontifical’, en el sentido más verdadero de la palabra, pertenece realmente y por excelencia al jefe de la jerarquía iniciática…” El pontífice (Pontifex) es el constructor de puentes, “el que cumple la función de mediador, estableciendo la comunicación entre este mundo y los superiores”. René Guénon, El Rey del Mundo, pág. 15.

[50] Porque la separación de la función sacerdotal y la real “puede considerarse como la señal de una organización incompleta, si se puede explicar así, ya que no se ve que aparezca allí el principio común del que proceden y del que dependen regularmente los dos poderes”. El Rey del Mundo, pág. 19.



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